Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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viernes, 6 de marzo de 2020

"No voy a volver a leer" | Booktag

¡Hola! Hacía tiempo que no traía un booktag porque no sabía cuál hacer. Sin embargo, mi querida Ati de Conejo Literario me etiquetó en este y como me encanta hablar mal de libros y a ustedes les gusta que además de recomendarles que leer, destroce libros en horario primetime, vamos a esto. Pero primero, una advertencia obligada: todo lo que yo diga aquí es mi opinión (esto es obvio, pero luego se nos olvida) y como lector tengo derecho a decir todo lo que no me gusta; me meto con los libros, no con sus lectores. Ahora sí, empezamos.

Saga que no voy a continuar


 
Primero que nada, Hush Hush de Becca Fitzpatrick. La leí porque salió de las cosas más votadas en un Qué leo, qué reseño (prohíbanme repetir eso de nuevo, por favor) y destrocé el libro en pedazos porque está mal escrito, los personajes están más planos que una hoja de papel y normaliza las relaciones abusivas presentándolas como "grandes historias de amor". Pure bullshit. Lo que no quiere decir que no me la haya pasado super divertida leyendo. Lo absurdo del libro siempre me sacaba risas dentro del sufrimiento y la idea de que Patch tuviera alas me entretenía porque me gustan los personajes con alas (soy una mujer de gustos simples y superficiales). Pero eso sí, me niego a rizar el rizo y continuar con el sufrimiento. Ya sé que van a estar malos y que no van a mejorar, ¿para qué seguir? 


También leí el primero de After de Anna Todd, una cosa lamentable. Jamás seguiré la saga en mi vida. Lo leí para destrozarlo con conocimiento de causa y lo hice. Me divertí. Le hubiera prendido fuego de tenerlo en físico. Pero como no le iba a dar dinero a fenómenos tan dañinos y de mierda, pues no lo tenía. En más sagas lamentables que empecé sólo por los lols para criticar está La Reina Roja de Victoria Aveyard y tengan por seguro que no la voy a seguir.

Tampoco voy a seguir nunca Una corte de rosas y espinas de Sarah J. Maas porque el primer libro me aburrió como ostra y me pareció malo. Además de eso me spoilee el endgame y la verdad es que no me interesaba ni saber cómo los personajes llegaron allí. Ni para qué sufrir. En el mismo rubro de sagas que me aburrieron como ostra y casi me dormí leyéndolas está Hija de Humo y Hueso de Laini Taylor (leí dos y en el segundo casi se me curó el insomnio para siempre) y Multiverso de Leonardo Patrignani. El resto de las sagas que tengo inacabadas (que son muchas porque yo nunca tengo prisa por terminar nada) no descarto acabarlas en algún momento.

Escritor que no volveré a leer


Tengo muchos porque si algo hice en mi adolescencia fue leer a puro pendejo lamentable. Para empezar, tengo ceromil cerocientas cero ganas de volver a leer a Arturo Pérez-Reverte (leí La reina del sur y El club Dumas y lo único que saqué en claro es que le gustan las femme fatale fantasías sexuales y ya). De hecho, el señor me tiene bloqueada en tuiter, lo cual es una fantasía completa porque nunca jamás me entero de las tonterías machistas y racistas que se le salen 24/7. Recomiendo mucho. Tampoco tengo ganas de volver a tocar un libro de Paulo Coelho ni con un palo en llamas a cien metro de mí. Leí Brida y Veronika decide morir y no me gustaron. Lo hice porque era una adolescente impresionable y el gran defecto de Laura Gallego es que usa epígrafes de ese señor en sus libros. 


También odio a Blue Jeans con pasión porque alguna vez dijo que todos en Latinoamérica eran unos ladrones porque alguien intentó que le firmaran un libro pirata y me quedé como what the fuck? Para empezar porque el señor es un best-seller y un libro pirata no le va a afectar en la vida (ni muchos), especialmente cuando la accesibilidad a los libros es pésima, las bibliotecas no tienen muchos ejemplares de todo, conseguir un libro en servicios legales como Amazon o Scridb requiere conexión a internet (que no tiene todo el mundo). Y es que mucho hablamos de libros piratas pero poco entendemos qué causa ese fenómeno. Se los resumo: es la poca accesibilidad a los libros, los precios absurdos que las editoriales grandes le ponen a los ebooks (cuando autopublicados los ponen cuarentamil veces más accesibles). Benjamin Alire Sáenz tampoco quiero tocarlo porque no respeta el fandom de sus libros (llegó a decir basura de los fanarts de sus obras) y no creo que tenga una calidad super buena como para volver a levantar un libro suyo por el morbo (en esta misma categoría de personas que no respetan el fandom podría meter a Anne Rice, pero sus libros parecen escritos en un viaje en ácidos últimamente, así que no prometo que el morbo no se va a llevar lo mejor de mí).

Libros que no releería jamás


Nunca más volvería a leer horrores como Canciones para Paula de Blue Jeans (no tiene núcleo, trama pendeja, redacción horrible, corrección de estilo inexistente, edición mediocre y además un cúmulo de actitudes machistas presentadas como una gran historia de amor en vez de como la misoginia que representan), Besos entre Líneas de May R. Ayamonte y Esmeralda Verdú (mismo caso que el anterior), Los sueños se cumplen de Rachel Galsan (de nuevo, lo mismo) y After de Anna Todd


Otros que tampoco releería son Enigma asiático de Carolin Philipps y El viento se llevará nuestras palabras de Doris Lessing (si quiero propaganda anticomunista mal hecha mejor me busco nuevas cosas para criticar, qué ganas de sufrir esas pendejadas por segunda vez). Teoría King Kong de Virginie Despentes lo leí dos veces (sí, dos veces) y no quiero volver a sufrirlo; la primera fue para la lectura conjunta de Librosb4tipos (no me pregunten por qué lo leímos, creo que a nadie le gustó demasiado) y la segunda para hacerle una crítica bien merecida. En ese mismo rubro de libros feministas liberales lamentables está Machismo, 8 pasos para quitártelo de encima de Barbijaputa que no quiero volver a leer, una vez fue suficiente. 

Autor que nunca voy a leer


Nobuhiro Watsuki. Sin duda alguna. nunca lo he leído, nunca lo voy a tocar. Sigue vivo, así que me niego si quiera a leerlo en pirata. Es un mangaka al que le encontraron un chingo de videos de pornografía infantil y salió del asunto con una multa y un zape (en serio, ni siquiera está en la cárcel). Pero ni ganas de tocar algo que haya escrito, me da asco total. Ahora mismo no me viene ningún otro a la mente porque no le sé muchos trapos sucios a los que no he leído y lamentablemente he leído a un montón de costales de mierda que se hacen llamar escritores o poetas (léase, Neruda aka violador confeso).

Libros que no volveré a retomar


Casi no he abandonado libros en mi vida. Recuerdo que abandoné uno de Poppy Z. Brite porque el gore casi me hizo vomitar. Ya había leído cosas de él como la música de los vampiros y me gustaba lo obscure y edgy que era, pero esto me superó a niveles extraordinarios. No me acuerdo ni del título. Esperen que lo busco. *Dos minutos en google y tres en goodreads* Se llama El arte más íntimo. Habla de asesinos seriales. Tiene muchas cosas fucked up que en general no me molesta leer pero el límite está en cuando están a punto de hacerme vomitar y ahí sí, jamás vuelvo.


También he abandonado series de manga. Ni siquiera me acuerdo en qué tomo de Vampire Night de Matsuri Hino, pero no planeo retormarlo. Me aburrí como una ostra con el triángulo amoroso y ahí fue cuando decidí que si tenía que leer otro triángulo tan soso iba a lanzar libros por la ventana. De todos los personajes sólo me interesaba el rubio emo edgy de Zero, pero el aburrimiento pudo más que nada y ni tengo ni ganas de retomar esa serie en la vida.

Bestsellers que no voy a leer


Pues aquí no me atrevería a decir de esta agua no beberé tan categóricamente porque como se han podido dar cuenta hasta el momento he leído muchas cosas que considero basura sólo por hacerles una crítica. Por lo pronto, puedo asegurar que no leeré ningún best-seller de Pérez-Reverte. Y no sé más porque les digo que estoy en la desconexión total de lo que se está publicando. Les fallo con esta respuesta.

Libros que en su momento recomendé pero no lo haría más

 
 
Probablemente Battle Royale de Koshoun Takami. A ver, no hay que ir muy lejos con este libro: nadie lo leyó por lo profundo de la trama, todos lo leímos por el gore, el morbo y unos cuantos porque era una premisa parecida a Los juegos del hambre, que estaba de moda, y este libro era más antiguo. Yo apenas si recuerdo cosas positivas de él, fuera que me gustaban un par de personajes, que quería ver cosidos a tiros a otros y que aprendí muchísimo vocabulario gore en inglés. Se lo recomendé a algunas personas con el interés por el tema en mi vida, pero después lo olvidé y no volví a hablar de él y creo que ya no lo haría más.

Y no pude pensar en ningún otro que haya dejado de recomendar completamente. Pero este lo hice porque bajó el furor, me olvidé de él y volvió al cajón de la irrelevancia en el que estuvo siempre. 


Ha llegado la hora de taggear gente. Voy a intentar hacerlo por una vez en mi vida a ver si les gusta el tag. Yo me entretuve mucho haciéndolo así que acá va: nomino a Rapsodia Literaria y El Guardián de las palabras. Diviértanse con el tag. Y si no los nominé e igual quieren hacerlo, háganlo.

sábado, 11 de junio de 2016

Recuento de los daños | Abril 2016

Sí, leyeron bien, estamos hablando de... ¡abril! En mayo no hubo blog (pequeña tradición que yo apreció como unas vacaciones merecidas) y además leí la sorprendente cantidad de cero libros. Sí, si tuviera que escribir un recuento de los daños de mayo, sería el wrap up más penoso que se haya visto alguna vez en la blogósfera. Pero bueno, concentrémonos en abril que fue, de hecho, un mes interesante. Ya saben que no tengo giratiempos y que si lo tuviera no hubiera vivido un mayo horroroso.


When I Was Puerto Rican, Esmeralda Santiago


Este libro me recordó que todas las familias latinas del siglo pasado se parecen. Vengan de pequeñas islas en el Caribe, como Puerto Rico, o de Sudamérica o de México. Todas son parecidas en el fondo aunque no hablan igual, no coman igual y no festejen las mismas fiestas. Si acaso nos parecemos en que hablamos español, pero los ritos familiares se mantienen en todas partes. When I was Puerto Rican (Cuando era puertoriqueña) de Esmeralda Santiago es una novela autobiográfica donde tira de su memoria y desnuda a su familia sin tapujos. Su madre, que una y otra vez aceptó las infidelidades de su padre; su padre, al que quería profundamente, pero olvidaba que tenía hijos cuando cambiaba de mujer; sus hermanos, de los que ella era la mayor. Un libro muy interesante, que habla de una transición (de la infancia a la pubertad y de Puerto Rico a Estados Unidos) y retrata a una familia normal, como muchos hemos visto. Ya lo hablé en la reseña.

The Secret Diary of Lizzie Bennet, Bernie Su & Kate Roderick


Este fue el libro que leí para ver si me sacaba un rato de la cabeza el siguiente, que me produjo bastantes quebraderos (pero fueron agradables). Es ligerito, si por ligerito se puede entender que es de prosa muy sencilla y por consecuencia se lee muy rápido, más si eres una fangirl de Orgullo y Prejuicio y por extensión de The Lizzie Bennet Diaries. Es un libro, por supuesto, hecho para los fans, sin demasiados quebraderos de cabeza. Me encantó porque pude ver más escenas del señor y la señora Bennet en primer plano, aunque constantemente me imaginaba a Lizzie interpretando a su madre y a Charlotte al padre... La webserie tiene la culpa. No es un libro demasiado arriesgado... de hecho, ¡recicla las escenas románticas con Darcy! Sí, Lizzie es floja y pega las transcripciones de dos videos. En fin, libro bonito y recomendable, no tengo mucho más que decir sobre él.

La inmortalidad, Milan Kundera


Este libro me dio un montón de quebraderos de cabeza, básicamente porque no sabía a qué chingado punto estaba intentando llegar Kundera. Por cierto, si un día los critican por hacerse self-insert en sus propios libros, señalen este y san se acabó. Pero volviendo al libro... esta es la historia de la inmortalidad y Kundera distingue entre tipos de inmortalidad y los ilustra todos. Como es habitual en sus libros... al menos los últimos que he leído, el libro se asemeja más a un ensayo filosófico donde da la casualidad que hay personajes involucrados que dicen y hacen cosas sólo para que Kundera pueda explicar a dónde quiere llegar. También tiene una historia de amor que no me llegó tanto como la de La insoportable levedad del ser (no sé por qué digo esto, pero ya que no voy a reseñar al señor Kundera en un futuro próximo, este parecía el sitio adecuado). Pero bueno, libro recomendable y eso.

Frankenstein, Mary Shelley


Me topé con una serie curiosa llamada Frankenstein, M. D. en Youtube producida por Pemberley Digital, la misma productora de The Lizzie Bennet Diaries y me puse a verla. Me spoilee medio libro sin saberlo porque no conocía a los personajes pero, finalmente, fue la historia que me convenció que yo tenía que leer Frankenstein un Mary Shelley en algún momento de mi vida y que a ese momento más bien le valía ser pronto. No me arrepiento en lo más absoluto. La cultura popular le ha hecho a Frankenstein un flaco favor; lo ha mantenido vivo, sí, pero a costa de hacernos creer que el nombre del monstruo es el del creador (Frankenstein) y que además la criatura es verde con unos clavos en el cuello. Esa no es la historia del monstruo y definitivamente no al razón por la que da miedo. Si quieren conocer la verdad tras el mito que se ha ido formando de Frankenstein los invito, sin duda, a darle una buena oportunidad al libro.

Persuasión, Jane Austen


Libro para cursis que aun creen en el amor. Leerse bajo los influjos del enamoramiento aumenta el efecto de este libro. Se dice que también puede restaurar la fe en los amores perdidos, pero se tiene que leer en el estado de ánimo adecuado. Si me conocen sabrán que no soy la mayor fan de Austen. La encuentro más complicada de seguir con su humor y prefiero la tragedia de Emily Brontë. Pero a pesar de todo, a lo largo de los años, he leído a Austen con resultados variados: Orgullo y prejuicio me encantó, Sentido y sensibilidad me hizo permanecer indiferente y Mansfield Park me resultó sumamente frustrante (tanto, que sigo sin acabarlo). Persuasión es diferente. Me encantó, pero además, creo que por leerlo en mi etapa cursi, me hizo despertar esa parte más rosa de mí por un momento. Definitivamente, un libro que recomiendo. Si no se convencen, su reseña está en Plusbits.

Besos entre líneas, May R. Ayamonte & Esmeralda Verdú


Ya he aprendido que, por unas o por otras, todo mes tiene malas lecturas. Esta fue adrede. Lo hice con total conocimiento de causa porque la primera frase del primer capítulo de todo el libro me pareció tan innecesariamente pretenciosa y de principiante, que dije que yo tenía que leer el resto. El resultado es malo, por donde se quiera ver y la culpa es, mayormente, de la editorial. No puedo llamar editores a los que supuestamente lo son (de este libro) porque no hay trabajo de corrección por ninguna parte. Hay mala puntuación, frases mal formadas, errores de sintaxis... y eso es sólo lo estético. La historia adolece de contarnos un cliché sin interés narrativo alguno, situaciones problemáticas, micromachismos en cada esquina y además una versión estereotipada y racista de los mexicanos. Hice una pequeña biblia en forma de reseña y me quedé a gusto.

Americanah, Chimamanda Ngozi Adichie


Probablemente el mejor libro del mes, del año, de la vida. Americanah es EL libro de Chimamanda porque allí se queda a gusto y nos estampa en la cara, queramos o no, todas sus opiniones sobre raza, feminismo color de piel y hasta lo político que resulta el cabello para las mujeres negras (por favor, para entender este punto, pregúntense si saben cómo es el cabello de Michelle Obama al natural, sin planchar). Americanah nos presenta a Ifemelu, una nigeriana que llega a Estados Unidos y se descubre negra (porque de donde viene la raza no es un asunto como en los Estados Unidos); en el proceso crea un blog para hablar sobre racismo porque tiene una opinión sobre todo y todos y es incapaz de quedarse callada. No hay ninguna duda de que yo adoré a Ifem, ¿verdad? Entre capítulos nos cuenta la historia de su antiguo novio que no consiguió una visa americana y acabo en Inglaterra como inmigrante. Libro de sobra recomendado, si no me creen, vean la reseña

Everything, Everything, Nicola Yoon


Este libro lo leí para una lectura conjunta. No tenía previsto leerlo porque la literatura juvenil gringa me decepciona últimamente de manera constante, pero este libro fue una buena sorpresa. No es un libro perfecto pero, para empezar, es un libro diverso. Nicola Yoon es de Jamaica y su esposo tiene rasgos asiáticos. Ambos tienen una hija que es una mezcla y esa hija parece que le prestó los rasgos a Maggie que también es medio afroamericana, medio asiática (y pecosa). Además, es un libro con una estructura curiosa en algunas partes ¡y tiene ilustraciones! Yo adoro las ilustraciones. En fin, el libro tiene sus partes buenas y sus partes malas y me hizo reflexionar mucho sobre las diferencias entre inglés y español. Lo recomiendo si tienen curiosidad y si aún tienen dudas, está la reseña.

El perfume de la faraona, Kyra Galván


Este es un libro de mi editorial preferida por la vida (aunque a veces le pongo los cuernos con otra) que se llama Ediciones el Naranjo. Es uno de sus libros más antiguos y trata de una aventura de una niña francesa en Egipto que tiene que ver con el perfume de cierta reina-faraón (dato curioso, el título de faraona no existía, las mujeres que reinaban solas eran faraón, así, tal cual) llamada Hatshepsut. Uno no puede simplemente decir Hatshepsut y esperar que yo no compre el libro. Además es ilustrado (inserte aquí mi amor por los libros ilustrados) e infantil y todas esas cosas que me encantan. Me llevé una pequeña decepción porque el libro era demasiado explicativo y eso, pero no me dejó con mal sabor de boca ―con todo y lo poco que salía Hatshepsut en realidad.

Siete esqueletos decapitados, Antonio Malpica


Este libro fue una buena sorpresa del mes. Ya había leído #MásGordoElAmor de Antonio Malpica y este libro, fuera de tener la misma prosa y el mismo estilo, es completamente diferente al anterior, pero igual de emocionante, si es que se puede. Siete esqueletos decapitados es una historia tétrica en la ciudad de México y que sea algo tan cercano es algo que me fascina, me encanta, ¡quiero! El protagonista es Sergio Mendhoza, un niño ―ya no tan niño― sin una pierna, que usa una prótesis, tiene una amiga que habla con una estatua y otro que vive castigado; de repente, se ve envuelto en toda una investigación de asesinato y no una normal, no: están buscando a un asesino en serie particularmente sádico. Recomiendo mucho el libro, ya pudieron leer la reseña, así que probablemente ya saben que me encantó.  

Mujer que sabe latín..., Rosario Castellanos


«Mujer que sabe latín, no consigue marido ni tiene buen fin», dice un dicho. Rosario Castellanos decidió usar esa frase para titular su libro que, en un principio nos pone en el panorama de la mujer en México y entonces nos da un recorrido por todas esas mujeres que «sabían latín»: escritoras. Recorre sus obras, sus motivaciones y sus vidas, hace conjeturas sobre lo que pudieron haber sido y nos da una probada de cada una. El libro es vertiginoso y a menudo, a fuera de saltar de una escritora a otra, una siente que le falta el rumbo o más bien, que le falla el rumbo. O que el libro empezó como una sola rama a la que ya le han salido un montón de ramitas. Un libro interesante, pequeño, barato, publicado por el Fondo de Cultura Económica, sobre todo si quieren leer acerca de escritoras y de mujeres que saben latín (y que probablemente no consiguieron marido ni tuvieron buen fin).

lunes, 18 de abril de 2016

Besos entre líneas, May R. Ayamonte, & Esmeralda Verdú | Reseña

Derecho del lector número 69: Derecho a leer lo que te salga de los bajos fondos por las razones que te salgan de los bajos fondos.
―Declaración de intenciones.

Sinopsis: Emma es una joven cuya vida no es nada fácil. Cuando tenía seis años, su madre murió en un accidente de coche y su padre, al que tiene que cuidar los fines de semana, sufrió grandes secuelas físicas e intelectuales. Entre los estudios y sus responsabilidades familiares, Emma no tiene mucho tiempo para hacer lo propio de su edad. Pero por suerte hay algo que anima sus días: la literatura. Los libros, su blog y su nuevo canal de Youtube son su refugio, y mientras todas las personas de su entorno tienen vida social, Emma prefiere pasar las horas en la biblioteca.Todo cambia cuando Eric, el chico que acaba de llegar al pueblo, entra en su vida. Eric es guapísimo y arrollador, pero también esconde muchos secretos y un pasado oscuro por el que tiene que cumplir condena haciendo trabajo comunitario.¿Podrá Eric sacar a Emma de la burbuja en la que vive? ¿Por qué la relación con Eric es tan complicada y confusa? ¿Por qué es tan hermético y enigmático? ¿Qué oculta?

En teoría debería ser bonito cuando dos bloggers (o vloggers) publican una novela y cuando dos aspirantes a escritoras logran poner su libro en las librerías. O mejor dicho, eso todavía es bonito. Lo malo viene cuando al abrir un libro te encuentras una sarta de clichés y errores que no perdonas en ninguna clase de libro. Cuando abro un libro, lo valoro con la misma vara con la que valoro a todos mis libros. Nunca bajo mi escala si el libro es infantil o juvenil (porque eso además sería insultar a los consumidores de esos libros, atreviéndome a decir que quizá sus libros sean menos inteligentes) o por cuestiones del género: romance y ciencia ficción, mi vara mide igual todo. Personajes, trama, redacción... al menos. Pero bueno, vamos a cortar el choro porque si no nunca acabo la reseña. Como dijo Jack el destripador, vamos por partes (a destripar la novela).

Empecemos por la construcción... o más bien no construcción de los personajes (porque como Emma dice, hay personajes y personajes). La más vistosa es Emma, por supuesto, que es la protagonista y la narradora. Bueno, les aseguro que una bacteria sin chiste es más graciosa que ella, más profunda y con el doble de conflictos morales. Emma no genera empatía, no es un personaje que de menos parezca humana (diría que es alien, pero estoy segura de que los alienígenas son más listos, sólo tienen que ver a al Doctor). Es plana, sin chiste y con un trasfondo trágico que se nos recuerda para haber si así nos da más lastima. Tiene una falta de congruencia grave con su personaje y una doble moral de cuidado... lo cual sería interesante si se abordara y le diera un conflicto. Pero no. Eso era demasiado complicado.

Emma es esa clase de personajes frikis de los libros que parece que fue creada para agradar a su público específico: el estereotipo de la chica lectora. Es bloguera, adora los libros y la mitad de las cosas que dicen parecen sacadas de una cuenta de twitter que podría llamarse @commonbookworm. ¿Oler los libros? ¿Adorar portadas? ¿Pensar en ponerle nombres de libros a sus sobrinos? Lo cumple todo. Al final, lo único que Emma y yo tenemos en común es que leemos mucho (no compartimos demasiados gustos, eso sí) y tenemos un blog. Por el resto, somos diametralmente diferentes. ¿Por qué insisten en crear un personaje que represente todo un estereotipo? Emma es el de la chica lectora. ¡Reconozcan la diversidad! Hay muchos tipos de lectores, hay muchos gustos, dénse una vuelta por la blogósfera y lo descubrirán.


Su familia flota alrededor de ella. Su tía Anne parece tener una personalidad que cambia según la escena o las necesidades de la trama y tiene momentos que se parecen demasiado a Itati Cantoral haciendo de Soraya Montenegro gritándole a la lisiada que hacía besando a su Nandito. El resto del tiempo parece una persona normal, un personaje que está allí sólo porque Emma es menor de edad y, evidentemente, necesitaba un tutor. David, la pareja de Anne, se limita a estar allí. A veces dice cosas. No estoy muy segura de cuál es su punto en la novela. 

El padre y la hermana de Emma son adornos que las autoras usan para recordarnos su trágica vida. También entra en ese punto la madre de Eric. No sirven para nada más. Las amigas de Emma también son accesorios que escriben whatsapps especialmente incomprensibles (sobre todo Esther, alguien regálele un diccionario, por amor a Merlín) que sirven para distintas cosas, como decirle que Eric es guapo, que Eric es un idiota o ser sus fans número uno de blogger. A veces tienen otras pequeñas utilidades. Con el resto de los personajes es así: compañeros de clase que consideran leer "un peñazo" (sea lo que sea eso, no estoy tan versada en españolismos), maestras contra las que puede defender la literatura juvenil... Y por supuesto, Eric.


Eric no es el único guaperas del libro. También está Gabriel. Pero disculpen que lo ponga en un paréntesis, porque Gabriel y yo tenemos un tema pendiente que vamos a tratar más abajo. Así que, pues, vamos con Eric. Es guapo. Perdí la cuenta de todas las veces que lo menciona Emma, pero si beben un trago de la bebida alchólica de su preferencia cada que Emma o cualquier otro personaje diga que está guapo (cuenta cualquier expresión que se use para decirlo). Antes de la décima página, van a andar happy y al final probablemente sufran un coma etílico. Pero ser guapo no es la única cualidad de Eric. No. También es el cliché de protagonista malote, está poco desarrollado y una ameba tiene más sentimientos y profundidad. Eric ―o el pasado que querían darme May y Esme― se prestaba para conflictos internos, personajes que no son lógicos, conflictos morales y una clara crítica social. Pero eso todo se desperdicia por escribir un romance mal desarrollado y hasta problemático. 

¿Romance? Sí. Las situaciones problemáticas no están al nivel de After, quizá. Pero eso no las disculpa. Más bien, este libro lo que tiene es micromachismo para aventar como confeti para arriba y es por eso que quizá sus autoras creyeron que no había nada mal. Quizá no lo notaron. Pero este libro se rige por algo así que podríamos llamar... la heteronorma. Vamos, algo parecido. Los comentarios de los personajes, más algunos cuantos de Emma haciendo de narradora, dejan un mal sabor de boca. Todo el mundo asume que si Emma va a ver a Eric es porque es su novio, aunque ella repita varias veces que es un amigo, todo el mundo asume que entre Gabriel y Emma pasa algo porque pasan tiempo juntos y solos. O sea, parece que para al menos el 90% de los personajes de este libro, un hombre y una mujer no pueden estar solos sin que «pase algo». También aparecen leves insinuaciones a que las mujeres deberían cuidarse porque los chicos no son de fiar y otras cosas.  A mí no me venden esas ideas, pero pónganse a pensar un poco, ¿a las chicas adolescentes que apenas se están formando un criterio? ¿Esas qué? 

Ya he repetido hasta la saciedad que se pueden escribir todas las situaciones, problemáticas o no, que se quieran, pero idealizarlas o romantizarlas no. Y hablando de eso, hay algo en el primer capítulo que me dejó fría y no me hizo reír demasiado a pesar de todo el chiste que le hice para que, bajita la mano, se diera cuenta de lo pendejo que era. Eric acaba de conocer a Emma, ni siquiera sabe su nombre, no sabe nada de ella, pero ella está allí, así que él la pone contra la pared y la besa contra su voluntad. No sé Emma, pero si un tipo me hace eso, me quedó congelada... o lo pateó en los huevos o me resisto. La joya del pastel llega cuando un policía nota la escena y se acerca. Le pregunta a Emma: «¿Te está molestando [Eric]?» Y ella como si nada dice que no. Bajita la mano parece un insulto porque a mucha gente si le gritan cosas desagradables en la calle, a muchas mujeres si las tocan en el transporte público. Muchas veces esos casos llegan a los medios (como el de Andrea Noel, que incluso recibió amenazas de muerte), pero por alguna razón que se me escapa, Esmeralda y May, las dos autoras, decidieron que era... ¿romántico? Porque así lo da entender Emma. Romántico, los huevos que no tengo, porque además todo es una treta para que Eric le plante mariguana a Emma. Maravilloso. Y luego las amigas de Emma diciéndole que a ellas les gustaría que lo besara alguien tan guapo y Emma diciendo que «le parecía gracioso, pero lo de la mariguana había sido mucho». 

No me jodan. Es que se me sale lo feminista exaltada, la que no puede creer que esas situaciones todavía lleguen a los libros juveniles. Chale. Que los libros juveniles ya no tengan ese tipo de mierda romantizada entre las páginas. Urge legislar. Acá les dejo otro ejemplo de lo que estoy hablando
Siguiendo con mi vena feminista, para no perder el norte, vamos a otro asunto problemático. Eric y Emma recalcan muchas veces que «ella no es como las demás chicas». Primero, la frase carece de sentido porque yo tampoco soy como las demás chicas, nadie es como las demás chicas. Todas las chicas somos diferentes, no vinimos al mundo con un manual que nos enseñara a «ser chicas». Y segundo, porque... vamos: qué horror ser como las demás chicas, sí. Un horror. Como las chicas somos horribles y estamos alienadas con el sistema y jugamos con muñecas... Que horror. No promuevan esa clase de cosas, por favor.

¿Con qué seguimos? Siento si ya los aburrí, pero es que hay tantas cosas que decir sobre el libro que no sé por donde, ya no empezar, seguir. Pero bueno, ya que estábamos hablando del romance más arriba, vamos a hablar del triángulo amoroso. Como decía Ale (del canal sputnik) hace unos días: que ya no haya novelas juveniles con triángulos amoroso, urge legislar. Es un cliché gastadísimo que ya ni gracia hace, ya ni expectativa genera. ¿A quién le pasó eso en la prepa? ¿Cuándo se tuvo que decidir entre dos chicos esculturales, guapos y carismáticos? Yo no. ¿O es que sólo vende por la masturbación mental que produce?

El triángulo amoroso en cuestión se llama Gabriel, tiene un canal de BookTube y es mexicano. No shit. Es un canal relativamente famoso y a Emma se le caen las bragas por él desde la primera vez que lo ve. Su historia no pasa de unos besos, porque los lectores sabemos que la relación no tiene futuro (y hasta Emma lo dice), pero en un corto espacio de tiempo Emma me hizo preguntarme, con su visión de Gabriel, si así es como May y Esme ven a todos los mexicanos. Es una caracterización muy pobre, que casi hace que me de un síncope. Al parecer, según este libro, los mexicanos decimos mucho neta y chido. Por ahí también se les fue un wey. Nuestro vocabulario entero tiene esos modismos repetidos hasta la saciedad, según el libro; la neta es que neta que nunca había visto tantas veces neta en frases tan cortas. Neta. Neta que está chido decir neta aunque suenes con un fresa mirrey, pero neta si quieren otros modismos hay mil más: pendejo, morro, vale verga (la vida), pinche, desmadre, cómo chingas, a la chingada, vato (en algunas partes), pistear, chupar, madrazo, hasta la madre, ni madres, cabrón.

Pero ¡dejen ustedes que sea sólo un problema de vocabulario! Gabriel es un personaje como todos los demás: tan anodino que hasta el cereal que me tomé de desayuno tenía más personalidad. Pero también es algo profundamente desagradable y por momentos hasta insultante. Dejen busco el momento en el que casi aviento el libro por la ventana (lo cual habría sido triste, porque estaba en mi kindle, y patético, porque vivo en una planta baja).


¿SANGRE CALIENTE? ¡Emma debe tener la sangre muy fría, entonces! Y los mexicanos, bueno, latinoaméricanos, somos unos locos con la sangre caliente que vamos repartiendo besos por doquier. Parece que las dos autoras se vieron una novela o Nosotros los nobles o algo así y decidieron crear a Gabriel porque era algo exótico. Hay muchas menciones a su acento y a lo bien que se oye; ¿disculpa? ¿Mi acento te parece exótico, pendeja [Emma]? No me chingues. ¿La gente quiere que hable porque mi acento es muy bonito? Uy, perdón, creí que era porque tenías interés en lo que tengo que decir. Los acentos son bonitos. Sí. Se te puede caer las bragas por alguno (hola, acento escocés), nadie dice que no. Pero nunca jamás le digas a alguien que si no puede hablar porque quieres oír su acento. Su acento y su voz no están ahí para complacerte. Gracias. 

Dicho eso, lo próximo que voy a hacer será crear un personaje español que baile flamenco y diga coño y cojones todo el día. También tengo una idea para un argentino vestido de gaucho que sólo diga che y boludo y un italiano de acento gracioso, bigote y de profesión, mafioso. ¿Ven por donde van los tiros? No hagan personajes así, los estereotipos pueden ser ciertos, pueden no serlo, pero una persona es siempre mucho más que un estereotipo.


Y hablando de eso... vamos a hablar largo y tendido (quizá no tanto) del padre y de la hermana de Emma, Sebastián y Lys, respectivamente. Lys sufrió anorexia y depresión (se nota que las dos autoras no investigaron de una cosa ni de otra) y se le curó mágicamente porque Emma le dijo unas palabras mágicas. La protagonista de Segunda estrella a la derecha está llorando en este momento (¡miren! ¡yo también sé hacer referencias literatias!). La cosa con Lys es que cada que aparece se menciona su anorexia, lo duro que fue para Emma o para la familia o lo triste que fue. Lys, antes que ser la hermana de Emma, es un accesorio que nos recuerda sus tragedias, lo triste que es su vida y que, antes de ser una persona, es una enfermedad. Y una mierda.

Con su padre ocurre lo mismo. Sólo que su enfermedad o condición no tiene nombre, síntomas que tengan sentido o nada coherente. Emma dice al principio del libro que, a pesar de que su padre está discapacitado, es una persona como cualquier otra. Si Emma se iba a poner educativa, a lo mejor debería saber que discapacitado es una palabra que últimamente no es muy popular y hay términos más correctos y no sé... haber sido congruente con eso. Pero durante todo el libro, el padre de Emma sólo existe para recordarnos la trágica vida de nuestra no tan querida protagonista, ser un estorbo o proveer la excusa para que Emma vea a Eric. ¿Crítica social? Ni sus luces. Esa me la perdí.  


Ah, también como en novela juvenil promedio hay un personaje del colectivo LGBTI+ para demostrarnos que Emma es inclusiva y no tiene prejuicios. Eso a todos nos parece genial, pero desde el momento en que sale el tema, en cada aparición que hace el personaje se hace aunque sea una mención a su orientación sexual (comos si eso nos definiera como personas) y hay algo aun más problemático todavía. Emma asume que, como a su amiga le gustaban más las protas femeninas, era obvio que era lesbiana. Bajo esa lógica, como a mí se me caen las bragas por Hermione Granger y Violetta, obvio también soy lesbiana; van a ver la cara que ponga mi novio cuando se lo diga. Pero,¡ey!, esperen: también me gusta mucho Angelo, de Dos Velas para el Diablo. Claro. Es que soy bisexual. La comparación puede caer en el montón de todas las cosas desafortunadas del libro, pero no deja de ser un intento de decir: «¡ey, somos inclusivas!». Por favor no hagan eso. Demuéstrenlo sin hacer todo un revuelo de eso o sin intentar educar a la gente metiendo una escena totalmente innecesaria en la que Emma nos da un discursito pedorro con voz en off. ¿Por qué no lo dejan caer de una manera completamente natural? No es que yo le fuera a dar galletitas a Emma por ser una buena persona y aceptar a su amiga.


¿Trama? Pues vamos a hacer como que hay una. Sin comentarios. Ni núcleo, ni chicha, ni nada de na'. Sólo a veces pasan cosas. Algunas tienen que ver con Eric, otras con Emma y su trágico pasado, otras con blogs y booktubers. ¿Qué hacen todas las escenas juntas? Una masa sin forma, porque no tienen ningún propósito en común. 

La redacción da pena. Cosas sintácticamente imposibles, frases que tienen un sentido completamente diferente al que pretendían y una absurda falta y exceso de comas en todas partes. Falta, porque muchos sustantivos tienen adjetivos de lo más raros y extraños por no tenerlas (como nombres inseguros, donde el inseguro debería haber sido para Eric, no para el nombre), y exceso porque hay un montón de enumeraciones que tienen las comas justo donde no van. Cuando me venden un libro, considero una total falta de respeto que parezca tan falto de edición. Si a las autoras se les pasaron todos los errores, ¿por qué no hubo correctores de estilo, editores, alguien? Además, el libro tienen una cantidad grosera de explicaciones innecesarias y relleno. A veces se convierte en un manual de cómo bloguear o como grabar videos. ¡Show, don't tell, carajo! ¡¿Quién les hizo tanto daño que no siguen ese consejo!?

Tengo la loca teoría de que las autoras buscaron una cuenta en twitter que se llamara @commonbookworm y otra que se llamara @commonwhitegirl y sacaron el 90% de las frases pendejas de su novela de ahí.


Referencias literarias hay un montón. Bueno, no sólo literarias, a toda clase de cultura pop. A veces hay hasta cinco libros mencionados por páginas y textos que dicen porque a Emma le gustó. Tantas referencias me hicieron pensar que a la mejor era sólo un experimento social de Planeta para meter toda la publicidad posible a libros a ver cuanta gente caía y los compraba. Son tantas referencias que se puede beber un trago de la bebida alcohólica de su preferencia y terminar con un coma etílico de bastante gravedad. Casi como Persona Normal de Benito Taibo (¡qué también aparece nombrado!), pero con libros YA y Jane Austen (autora no. 1 para referenciar en novelas románticas y sonar mamador; cómo se ha de estar la pobre retorciendo en la tumba...). Ah, y Bukowski, que es Bukowski y es trash fiction y parece que sólo está ahí para hacer profundo, único y especial a Eric.

Ya me quedó esto como biblia, así que aquí le paro. Que quede claro que no recomiendo el libro por todas las razones expuestas arriba, que me gustó rantear con él (sí, me gusta rantear, es mi único superpoder), que lo leí porque me salió de los bajos fondos y que a pesar de todo, me divertí criticándolo. Que quede claro, también, por si hay desubicados, que las dos autoras me dan exactamente igual, que les deseo que les vaya bien en su carrera y que, por favor, mejoren. Que para eso están las críticas. A los editores del libro son a los que no les deseo nada, porque se nota de manera muy evidente que este libro no lo corrigió nadie y que ni siquiera se preocuparon por el contenido. Hasta el próximo libro malo, queridos.