Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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domingo, 24 de julio de 2022

La compañía amable, Rocío Vega (o de historias que se contradicen a sí mismas)

Sinopsis: No hay nadie que no haya oído hablar de la Compañía Amable y sus hazañas, desde Salazim al reino de Aimar. De aventureras se convirtieron en leyendas, pero las canas no perdonan y el tiempo las ha separado. Y aunque los achaques y las viejas heridas aún duelan, aunque apenas se vean, aunque ni siquiera hayan sobrevivido todas, siempre serán un equipo. Por eso se lanzan al ataque sin dudar un momento. Por eso acuden a la llamada sin importar el peligro. Porque son amigas. Y por una amiga es distinto.

Fue una pésima experiencia, no lo voy a negar. Creo que quizá me debí de haber planteado qué buscaba antes de entrar al libro porque al haberlo agarrado con poca expectativa, simplemente porque era un libro de fantasía que se desmarcaba un poco de lo que hoy es el mainstream contemporáneo que han impuesto, sobre todo, los gringos, encontré poco y nada de lo que parecía ser desde su sinopsis. Veo el libro, con sus relatos y me cuesta saber por dónde empezar a reseñar. Creo que aplicaré la idea de hacer una lista porque no tengo un tema concreto (pero sí mucho incisos que como lectora me gustaría remarcar) salvo que La compañía amable es un texto que se contradice así mismo y hasta parece que narrativamente se miente a sí mismo constantemente y es, por lo menos, frustrante. Se le asoman las costuras todo el tiempo. 

En fin, allá vamos. 

Dos notas antes, no más: la reseña es para los lectores nada más y me baso en mi derecho en opinar lo que se me da la gana de cualquier libro publicado que leo. Dicho eso, vamos por partes, como dijo Jack, el destripador (aviso de que algunos spoilers hay):

Al-Andalus, Pablo Mendoza Peces

1. Hay una insistencia de parte de varias reseñas y del libro mismo en contarte que es una novela con una estructura particular. A mí me gustan las estructuras no lineales, pero creo que tenerlas claras ayuda a desarrollarlas. El poner el hilo conductor con flashbacks relacionados intercalados no es descubrir el hilo negro de las historias no lineales, tengo que decir (por ahí si lograra su cometido me gustaría porque me resulta interesante pero yo no lo llamaría innovador). El problema es que más bien que novela es una colección de cuentos que va dando tumbos por allí y por allá y referencia a los anteriores queriéndote convencer de su estructura de novela, pero no dejan de ser cuentos que no comparten más que personajes. Sólo el penúltimo hace un intento por unir el rompecabezas y no sé yo si ya para entonces era demasiado tarde. 

2. La descripciones no fueron lo mío. No puedo decir nada positivo ni negativo de ellas porque a mí no me gusta el tono medio grotesco que tienen, aunque reconozco que no es la primera vez que las leo del tipo en el pulp o en espada y brujería (género al que obvio hace alusión la historia, que es muy rolera de por sí). Así que ese punto lo dejaré descansar.

3. Los personajes no tienen voces distinguibles, especialmente en su versión más adulta. A algunas se las puede distinguir entre jóvenes y viejas (pero mientras son jóvenes todas tienen voces y tonos parecidos y si no hubiera acotaciones sería imposible distinguir de alguna manera quién habla) y a otras, como Trig, no. Otros personajes no le importan ni a la autora, como Ava, así que no veo porque me tengan que importar a mí.

Córdoba, Ananda C. Arán

4. Se agradece la diversidad pero también se siente como una lista taxidérmica en la que uno va tachando cosas: listo, ya hay una mujer trans, una persona en el espectro no binario, listo, mujeres sáficas, etc. Es más orgánica que en muchas cosas más mainstream porque está por todas partes, pero también es víctima de su propia trampa. Por ejemplo: a pesar de que nos encontramos en un mundo en donde se hace referencia a distintas ciudades con distingas costumbres y, sospecho, formas del habla, la única vez que se hace una diferencia es usando acentos y siento que es muy patronizing al respecto (las protagonistas, después de escuchar hablar al chico que hablan con acento se ponen a exotizarlo en plan "es que habla muy mono"). A mí directo me incomoda que cualquier persona, sobre todo del primer mundo o en un estrato social por arriba del mío llegue y me diga "ay, que mono acento". Siento que ese tipo de detalles le hacen poco favor al libro, porque usualmente los personajes se enfrentan a las ideas preconcebidas que cargan... siempre y cuando la pluma de la autora las note y acabas en esta sensación de volver a estrellarse con una realidad cuyas reglas se desdibujan. (Como nota, que al final el acento sea sólo un recurso burdo para que las protagonistas brillen es... extraño). 

5. Hablando de diversidad aún más: está muy bien no dejar pasar la transfobia, pero con la acefobia te voy a poner excusas, dijo el texto del libro. Hay una escena en la que un personaje, por desconocimiento y porque es muy bruta al hablar, le dice algo a una mujer trans aludiendo a que quizá necesita transicionar completamente para ser una "mujer de verdad". El libro luego habla de que la transición es un proceso delicado (similar al mundo real, aunque allá hablemos de magia) y que no necesita cambiar sus genitales de esa manera para ser una mujer de verdad. Es una de las primeras escenas de ese personaje y dejando de lado que a mí no me gusta que los personajes trans siempre tienen que ser un mecanismo en el que los autores (especialmente fuera de lo trans) dan lecciones de esa manera (haciéndolos reafirmar su género mediante consignas para que el texto nos diga "mira, quien escribió esto sí es woke") es medio tramposo (no hay esa clase de escena en The Order of the Pure Moon Reflected in Water: el protagonista es un hombre y ya está y explica su historia con las palabras y la terminología que conoce pero nunca te rompe la cuarta pared para decir: soy un hombre de verdad).

En fin, aprendemos algo, la personaja que dijo las cosas entiende que debe disculparse y ni dos escenas más adelante leemos como alguien dentro del mismo grupo la agrede porque es asexual a sus espaldas. Considerando cómo trata el texto las palabras hirientes pasadas, esperas que llegue el momento en el que también hable de eso, pero no. Lo único que conseguimos es una disculpa de mala gana y una excusa de mierda: "es que ya sabes cómo somos, así nos llevamos, somos pesadas". (Se puede ser pesado sin hacer gaslighting, pero no se lo contaron a las personajas de este libro). Hay una disonancia tremenda porque el subtexto te dice que son buenas personas con una desesperación terrible, pero luego pasan esas cosas (que son una oportunidad para mostrar errores y matices) y el subtexto, subido en su burro de que son muy buenas personas todo el tiempo, en todo momento y en todo lugar, se contradice a sí mismo, peca de lo mismo que condena a otros y te saca del mundo en el que te metió

Córdoba, Ananda C. Arán

6. Sobre el mismo punto: ser woke o consciente socialmente en el subtexto y que el texto refleje otras cosas o se contradiga es... común. El mundo en el que viven las protagonistas es un mundo donde hay esclavitud. No me voy a poner a disertar sobre si era o no necesario (yo creo que si no vas a tocar al tema directamente y tú estás inventando el mundo completamente, a la mejor no es neceseario, pero ahí lo valora cada quien) porque todos los textos están escritos como deben ser (aunque se contradigan), pero sí quiero resaltar un punto que me pareció molesto. La esclavitud se cuestiona sólo cuando le viene bien a las protagonistas, sólo cuando las toca directamente o las amenaza directamente. Esto no me parece de entrada mal porque es algo que pasa en el mundo, pero el texto lo vuelve directamente incómodo al llegar a la historia de Nadeeha, quien se reencuentra con su antigua amante (ambas de familias ricas, la segunda venida a menos) quien le dice que tuvieron que venderlo todo: los muebles, sus pertenencias, los esclavos..., menos a una porque ya estaba vieja y nadie la iba a querer. Así. Tan deshumanizante. Yo dije: uhm, quizá deberíamos volver sobre esto (porque el tema ya había aparecido dos veces antes en el libro), quizá la deshumanización no sea tan gratuita. No: lo era. Y el subtexto convenciéndote de que la que la había hecho era una pobre desgraciada que merecía ayuda y empatía y yo ya estaba en el punto de u can choke

En mi comentario en goodreads dije que toda España debería plantearse como toca este tema (hello, colonialismo, my old friend) y si tuviera que ajustarlo diría que todo el primer mundo debería hacerlo. Sobre todo cuando las instituciones monárquicas (países con monarquías, let me laugh) lloran por que la gente les dice oye igual y pedir disculpas no es tan difícil, eh. Al final, es una cultura que sale desde más arriba y llega hasta lo más abajo y ni cuenta nos damos a veces, pero las deshumanizaciones siguen allí y siguen siendo incómodas.

The Meditation Garden, Eddie Mendoza

7. La compañía amable quiere convencerte activamente de que sacrificar a un tu propio nieto por una amiga es un acto de sororidad. No tengo comentarios. El falso dilema moral que el libro te quiere asegurar que existe es despreciable (y en lo personal, odio al personaje de Dalika y no creo que tenga que perdonarse ella misma, creo que su hijo es el único que puede determinar si merece perdón de ningún tipo). 

8. Me parece productivo que el libro exista como ejemplo del uso del lenguaje inclusivo (en el caso del libro, se usa la e) en la literatura. Ya por lo demás que lástima que sea tan malo, pero desde un punto de vista lingüistico seguro es interesante. 

9. ¿Lo recomiendo? Así personalmente, creo que es claro que no. Pero cada lector tiene su viaje y sus análisis y si creen que como lectores les puede reportar algo, pues a leerlo. 

Nos vemos en la que sigue. Prometo cosas más positivas.

PD: A todas las reseñas de goodreads que decían que era imposible encontrar fantasía así en España, que no se veía fantasía épica, que los gringos y los ingleses todos, les sugiero asomarse a Olvidado Rey Gudú de Ana María Matute para reconocer que SÍ hay fantasía épica en España y que, aunque sea más invisible que en otras partes (las razones las explica Silvia Plató en Breve Historia de la Fantasía), sí existe. Esto como invitación a conocer el género que reseñamos, sobre todo si vamos a hablar de él tan categóricamente. Yo no podría, leo un libro y todavía me faltan cinco más.

lunes, 4 de abril de 2022

Siempre con mis amigos, Ana María Machado | Reseña

Portada de Siempre con mis amigos de Ana María Machado; se asemeja a un libro de idiomas.
Sinopsis:  ¡Qué difícil es encontrar amigos de verdad! Cuando parece que Tatiana ha encontrado una buena amiga, los celos y otras personas intentan estropearlo todo. Se siente perdida y traicionada. Menos mal que aparece Diego, con el que comparte aficiones y algo más. 

Lo detesto, gracias.

Fin de la reseña.

No es cierto, sí tengo una parrafada para justificar esto. 

Siempre con mis amigos es la segunda lectura conjunta de Librosb4tipos en la dinámica #CaminarelCuerpo en 2022 y cubre la temática de la adolescencia. Ana María Machado es una reconocida escritora brasileña que seguro han leído si tuvieron en sus manos un libro de la SEP, pues es la autora de Niña Bonita. En el Fondo de Cultura Económica ha publicado además libros como Bisa Bea, Bisa Bel (que me gusta bastante), Historia medio al revés ('ta botanero) y un Pajarito me contó (eh, bueno, es un libro que existe). Este fue publicado en SM, primero con una portada que parece de libro de idiomas que jura ser inclusivo (eso no era necesario, SM, pero creo que sí es muy adecuado al tono del libro). Es terrible. Haré una lista para abordar varios temas de mis pensamientos sobre el libro.

Fotografía de Ana María Machado

1. No reconocí en él casi nada del estilo que le conozco a Ana María Machado. Es cierto que sí, se puede describir como una redacción accesible en el sentido en el que es: plana como un valle seco, como los libros que se traducen sin alma alguna (y quizá parte de la culpa la tenga la traducción potugués-español, pero dudo que la tenga toda), redacción como diálogo de telenovela para niños moralina. Si creemos que los adolescentes sólo pueden leer esa clase de redacción, donde los mensajes tienen que ser sobreexplicados hasta la saciedad, no vaya a ser que no se entiendan, entonces sí, la prosa de este libro es perfecta. No sé si Ana María pecó de subestimar a los mismos jóvenes que son los lectores, si la editorial creyó que ese era el tono adecuado, plano como meseta abandonada o qué fue. Pero tengo otra teoría. 

2. El libro, narrado en primera persona, es como un diario/manuscrito de Tatiana, la misma protagonista. Tiene sus reflexiones, sus vivencias y sus sentires. Hay tanta diversidad entre las adolescentes que yo puedo creer que una adolescente piense sobre básicamente cualquier cosa. Si me quieres poner el cliché con patas que es una chica que se ve por horas al espejo en busca de imperfecciones (como lo hace Tatiana en el primer capítulo) me preguntaré por qué sería necesario volver a rescatar hasta la saciedad a la misma imagen adolescente de Hollywood que vemos todo el tiempo; pero lo entiendo, porque ese cliché existe, aunque no haya sido yo. Así pues, la que escribe es Tatiana. Una adolescente, insiste el libro y hay momentos en los que parece que por eso la prosa es como es. ¿Así creemos que escriben los adolescentes? Llevo toda mi vida viendo a adolescentes escribir: bien, mal, malísimo, buenísimo. Con potencial, pero necesidad de pulir, a veces. Los adolescentes escriben (escribimos, porque también lo hice) experimentando; sugerir que sólo pueden hacerlo como este fest de morir de literalidad que es la redacción de todo este libro es, como poco, ingenuo

3. No hay diferencias de tono. Los diálogos suenan igual, no importa si habla un chico, una chica, cuál chica, un adulto, un maestro. Todos ellos suenan igual, sin personalidad alguna. Tatiana dice que Adriana es su mejor amiga (pero mejor mejor amiga, con un concepto que entiendo aunque no me identifico) y es como si me estuviera diciendo el el pasto es verde, el cielo es azul y el agua moja. Tiene el tono de un listening de inglés (o cualquier idioma) de conversasiones "super naturales que seguro va a ocurrir en Londres" que nunca jamás nadie que hable el idioma ha protagonizado. Tengo evidencia. Una amiga hizo esto:

4. Qué es lo que según los adultos debe ser la amistad. Qué son las mejores amigas. Este libro parece tener una idea de lo que es la amistad. Y qué es. Cómo la definimos. Qué dice la sociedad qué son los amigos y qué decimos nosotros. No he conocido a dos mujeres (límitandome a las mujeres) que tengan el miso concepto de lo que son las mejores amigas. Sobre este tema, el libro es tremendamente adultocéntrico (aun cuando pretende que creamos que lo escribe una chica adolescente): los amigos son esto, tienen que ser esto, los amigos se portan así y si no se portan así no son amigos. No hay algo en el libro que cuestione el concepto de amistad y las maneras de vivirla y enfrentarla. Sí: reconoce que no hay que ser amigo de todos (un punto bueno cuando estamos llenos de libros cuyo mensaje es SÉ AMIGO DE TODOS), que las relaciones de amistad pueden romperse y reconstruirse (otro punto que sí pienso que es bueno porque no estamos acostumbrados a pensar en esos términos), pero nunca hay una verdadera problematización del concepto de qué es la amistad y como muta para cada quien. Simplemente ciertas partes se sienten como un adulto que alecciona (desde un banco de superioridad moral) sobre lo qué debe ser la amistad sin dejar que nosotros mismos tengamos oportunidad de decir esta boca es mía sobre nuestras propias relaciones.

4.5. En ese sentido, siento que también es un libro de lo que los neurotípicos piensan qué es siempre la amistad.

5. Llegó un punto en el que no entiendo la necesidad de hacer contenidos tan moralinos para los jóvenes en el sentido en que las historias quedan en segundo plano y las moralejas nos agarran del brazo sin soltarnos. Lo importante, parece, es que el mensaje se entienda y no importa si nos morimos de literalidad o acabamos creyendo que un libro nos está tratando como estúpidos. De repente importan los mensajes de cómo seremos mejores personas (según el libro de turno) que las propias historias

Portada de otra edición de Siempre con mis amigos

6. Es un libro sin final, como lo que yo escribía cuando me cansaba de una historia (y Ana María Machado probablemente no se haya cansado). No hay nada abierto. Hay cabos sueltos. Supongo que suena posible siendo que es como un diario y representa lo que Tatiana cree que podría ser el final de una etapa de su vida (aunque no llegamos a saberlo, lo cual acentúa el sentimiento de que no es final). En cierto modo, tiene cara de final abierto, pero me parece engañoso decir que lo es, porque no hay resolución de absolutamente nada. Es más, parece que el libro termina justo en el medio del conflicto. No-final.  

En conclusión: me parece un libro muy malo, que subestima a los jóvenes, sobreexplica sus ideas y tiene ideas muy fijas sobre la amistad. Creo que nos merecemos complejidad en nuestras relaciones y, aunque le reconozco que sí es muy incisivo en que no hay que ser amigo de todos, sí creo que la amistad se construye de muchas diferentes maneras y cada quien puede hablar sobre sus límites, sobre lo que necesita a niveles afectivos y que el decir "y todo eso porque somos amigas" no me produce nada si no lo sostienes con algo más que con creencias sociales de lo que deben ser los amigos (nótese: lo que los neurotípicos creen que es la amistad). (Si me preguntan personalmente, creo que hay muchos animes y mangas que abordan la complejidad del concepto de maneras increíbles). 

Mic Drop

Vamos a discutir el libro el 9 de abril a la 1pm en el canal de Librosb4tipos y los invito a escucharme si quieren escucharme abordar más asuntos sobre el libro y de paso escuchar más opiniones del asunto. Si me preguntaran a mí si se los recomiendo: la respuesta es no; pero como con todas las lecturas, decidan ustedes para formarse una opinión propia.

viernes, 8 de mayo de 2020

Crítica a Acoso de Marta Lamas

Sinopsis: Ante la urgencia ética para enfrentar el acoso, Marta Lamas realiza una profunda reflexión de las diferentes corrientes teóricas del feminismo, así como de las actitudes sociales en relación a éste. La autora busca, para ello, abrir el debate para definir aquellos actos que pueden ser considerados como acoso, de otros que no lo son y que encaminan, por otro lado, a la persecución y la difamación. En este proceso de crear una sociedad más justa e igualitaria, es necesario reflexionar críticamente entorno a aquellas prácticas que resultan emancipadoras, así como aquellas otras que son más bien, un tropiezo.

Sí, bueno, esto no es una reseña. Si eso es lo que vienen buscando, quizá esta no sea la entrada. Está es más bien una crítica donde voy a hacer papilla este libro porque me pareció penoso y tendencioso. No se preocupen, tengo argumentos para sostener todo mi desmadre. Empecemos con un poco de contexto. Lo leí porque el FCE lo puso gratis durante quince días (calculo que lo van a poner encontrar gratis todavía esta semana acá) y siempre había tenido una curiosidad que rayaba en el morbo por leerlo. El libro se escribió en al calor del movimiento mediático que fue el #MeToo en Estados Unidos y que aquí se replicó de distintas maneras. Es muy obvio, el propio libro lo menciona y de ahí obtiene sus ejemplos.

El siguiente contexto que necesitan: yo tengo desacuerdos teóricos muy cañones con Marta Lamas. Dejémoslo en que considero que no existe emancipación posible allá donde la sexualidad es una mercancía y quienes son explotadas por ello (en su gran mayoría) son mujeres proletarias. No nos hagamos: la sexualidad es una mercancía cuando no debería serlo. No hay libertad allá donde todo se puede convertir en una operación mercantil. En fin, sobre el tema tengo una lista de lecturas en Sexualidad y capitalismo por si gustan checarla.


Ahora sí, ¿por dónde empezar con este libro? Creo que es un intento de Marta Lamas de que nos hagamos la pregunta ¿todo es acoso? y de abogar por un debate matizado. Excelentes intenciones de no ser porque este libro metió el acelerador a fondo y se despeñó por la barranca (cosa que, sinceramente, no me extraña en lo más mínimo). Muy bien, para hablar de acoso, de misoginia y de machismo en México (o en cualquier parte) se me hace súper importante tener un contexto y hablar dentro de él. La realidad del oriente medio no es la misma a la de Europa y la de Europa no es la misma a la de América Latina y en América Latina en cada país varía todo y en México una cosa es el contexto urbano y otra el rural y una cosa es el contexto de la periferia y otra el del centro de la ciudad. Por eso, cuando al principio del libro menciona que, aunque el contexto violento y machista de México es escandaloso, quiere dejarlo de lado, no pude evitar alzar una ceja. Porque sí, podemos analizar el #MeToo mil veces, analizar qué mujeres son las que tienen más posibilidades de denunciar públicamente (que no legal) a sus agresores, pero eso no quiere decir que estemos hablando de algo que repercute en nuestra realidad. Las actrices de Hollywood, fuera de tener la posibilidad de volver sus denuncias mediáticas (para bien y para mal: se vuelven más visibles, pero el escrutinio público es mucho mayor), no influyen realmente en la realidad de las mujeres trabajadoras que sufren, también, acoso diariamente. Es más mediático, sí. Puede, en muchos casos, poner el tema del acoso sexual en el centro de la mesa. ¿Ofrece soluciones? No realmente. ¿Por qué no contextualizar en México y centrarnos en la lucha contra el acoso y el machismo aquí?

Pero bueno, también da la impresión que Marta Lamas habla sólo de mujeres de una clase muy particular, pero sobre eso más adelante.

Lamas hace una crítica a McKinnon y Dworkin, ambas feministas radicales abolicionistas (McKinnon además, abogada, aunque tengo pendiente leerla) y aunque si entiendo a done van las críticas, se me hacen mal enfocadas. Preferiría ejecutar una crítica desde el marxismo (pero eso cuando hablemos de ellas en el blog), pero bueno, lo que tenemos es la de Lamas, que insiste, como muchas personas en este mundo, en hablar de abolicionismo como puritanismo o prohibicionismo. Usualmente para clarificar diferencias en torno a lo que distintos movimientos por la liberación de la mujer tienen como visión respecto a la prostitución suelo usar las explicaciones del informe Cumbia, Copeteo y Lágrimas, de Lohana Berkins (argentina, comunista). Son explicaciones super accesibles que se encuentran en el libro que encuentran acá.

Además me gusta ese material porque hace notar que es un debate mucho más grande que la típica dicotomía liberación vs. puritanismo; de verdad, si tienen oportunidad, chéquenlo. Además que el abolicionismo y los temas en torno a la sexualidad no son abordados de la misma manera dentro del feminismo radical y del marxismo. En fin, yo sólo dejo la pregunta de: ¿de verdad es posible la liberación sexual en el capitalismo que la explota y la tiene como mercancía? Porque digo, muchos y muchas parecen creer que sí (y, una pista: quienes aseguran que sí con más vehemencia suelen ser aquellos y aquellas que se benefician de esa explotación).

Bueno, pasando a otro punto: me parece lamentable que el libro esté lleno de obviedades. En los capítulos introductorios hay demasiado énfasis en demostrar que no todas las mujeres son víctimas de acoso (sí, okey, al definir acoso según lo legal o según una serie de actitudes de una persona hacia otra, es obvio que no todas en el mismo momento van a ser víctimas de acoso) y también en reconocer que existen hombres que son víctimas (creo que nunca nadie lo ha dudado) y que existen mujeres victimarias (de nuevo, las mujeres no son tiernas y angelicales por ser mujeres y creerlo me resulta bastante misógino). Sí, todas las mujeres (y todos los hombres, si es que por algún milagro del señor en el que no creo necesito recalcarlo) vivimos en el machismo de una sociedad de clases. Y sí, hay acoso. Mi pregunta aquí sería, ¿por qué la necesidad de recalcar que NO TODOS LOS HOMBRES? Además de que me parece que muchas personas son capaces de entender una generalización, ¿cuál es el punto?


Porque para empezar me suena a esas cosas que dicen los libros y textos y la gente que no quiere que otra gente que no sabe ni de feminismo ni de otros movimientos de emancipación de la mujer se asuste, pero este libro no parece estar dirigido a esas personas. En fin, eso son conjeturas. ¿Saben que sería interesante? Contextualizar esas afirmaciones. Sí, sabemos que hay hombres víctimas: ¿cuántos?, ¿en qué contextos?; lo mismo para las mujeres que son victimarias. Pero si las estadísticas son complicadas para lo que es más evidente (mujeres que son acosadas por hombres) y está de manera insultante enfrente de nosotros, pues... bueno..., ya me imagino para lo demás. Pero contextualizar eso se me hace tremendamente necesario. No son fenómenos que se den de la misma manera. Y si el acoso ya varía de una región a otra..., pues no podemos pretender de hablar de la experiencia de hombres y mujeres de manera universal. (Digo, ya sólo empezando porque si el genero nos une, la clase bien que nos separa).

Hay un capítulo dedicado al tema en Estados Unidos y en las universidades donde entre otras cosas aboga por el debate matizado (sí, buena idea, ajá) para después condenar al escrache "y otras acciones terroristas". No me lo inventé, está en el libro. ¿NO HABLÁBAMOS DE MATIZAR EL DEBATE? Ningún comentario más. Mi realidad no es EU y a mí me interesa este tema en México. (Bueno, quizá que aunque es obvio que un comentario machista al aire no es lo mismo que tocar a alguien sin consentimiento, no son acciones que existan en contextos separados, todos son producto de las mismas relaciones sociales).


Entonces, ¡por fin!, entramos a México. Sin son de México y son tuiteros, seguro les suena el caso de Tamara de Anda (aka plaqueta). Lejos de mis opiniones personajes sobre el caso (un taxista le grito guapa y creo que todos entendemos que pa' qué chingados te gritan en la calle sin ir a cuento), me sorprende que en una nota al pie de página Marta Lamas se pregunte si hubiera sido diferente si hubiera sido blanco y güerito. El mismo argumento de los machos del tuiter. Felicidades. (Y es que lejos de que a mí el sistema legal de la burguesía me valga pitos con toda su larga historia de servirle a una sola clase, qué son esas maneras de conjeturar sobre la incomodidad de las mujeres). El segundo caso que menciona acaba peor. Con el contexto del MeToo gringo y Karla Souza hablando de cómo fue acosada, habla de una denuncia pública de Sofía Niño de Rivera hacia Ricardo Rocha. Dejando de lado mi opinión personal sobre semejantes personajes (nada bueno, se los aseguro), Marta Lamas añade que en la grabación se podía ver que era un gesto amistoso (¿quién chingados juzga eso con objetividad? La idea de matizar un debate también pasa por admitir que las mujeres se pueden sentir incómodas cuando otras personas invaden su espacio personal sin venir al caso) y que, en todo caso, lo más productivo hubiera sido que la acusaran de difamación para esclarecer las cosas (WTF, en qué chingados ayuda la justicia aquí). Bueno, son los dos grandes casos de los que habla. Mediáticos a más no poder, el último que involucraba a gente de una muy específica esfera social... ¿Saben algo? México no es ni el mundo del espectáculo, ni los tuiteros. Hablamos de acoso, pero sin hablar de lo que ocurre, ya sin salirnos mucho de la CDMX, en la periferia (hablo del edomex porque de aquí soy), hablando de mujeres con poder mediático, ignorando que hay otras 40000 voces que no se escuchan. ¿Para qué o qué hacerlo así?

Además, mil veces se ha dicho cuando se trata de exponer casos públicamente (y no hay denuncias legales que en muchos casos no proceden) que lo que se busca es hacer visible el problema; muchas veces se hace incluso de manera anónima para todas las partes (otras no). Mil veces va a haber alguien que insista que la única manera de arreglarlo es acudiendo a la justicia del Estado. Miren, no juzgo a quienes creen en ella. Qué bueno. ¿Cuándo chingados le ha ayudado la justicia del Estado a las mujeres del proletariado? ¡¿No es obvio por qué no se acude a ella en estos casos?! ¡¿No podemos tener un sólo debate que no acabe como única solución en reformar el sistema existente?! Bueno, ya me adelante. Sigo.


Marta Lamas también pregunta que, si en un puesto de trabajo, es acoso cuando un jefe pide favores sexuales a cambio de un ascenso, la mujer lo rechaza y ahí queda la cosa (utópico lo último, considerando que lo que suele pasar después es que hacen un infierno la vida de las mujeres hasta que renuncian o las despiden, pero vamos a seguir en el escenario de Lamas). Sí, siguiente pregunte. Bueno, matizando: si es o no es acoso sexual en términos legales no quita que sea una acción de mierda que no DEBERÍA (insisto, debería, pero ocurre) ocurrir. ¿Listo? Sigue Lamas: si la mujer acepta, ¿es acoso? Sí, siguiente pregunta. Súbitamente el hecho de que haya mujeres que hagan cosas que nos parecen mal en nuestra ética para vivir (sobrevivir) en el capitalismo parece que hace válido que los hombres sean una mierda. "¡PERO ES QUE HAY CONSENTIMIENTO!" ¿Y ESO BORRA EL CHANTAJE? (Por eso, además de hablar de consentimiento, es muy buena idea hablar de deseo y de que es un poco mierda que el sexo sea una mercancía en el capitalismo y que no debería de ser, pero... oh... boy... así estamos). (Más tarde Lamas insiste en que el quid pro quo en que las mujeres cambian su sexualidad por "ventajas" es algo legítimo; no sé si crea que es una ventaja, pero no se queda lejos de afirmarlo).


Pasando a otro tema, por ahí Lamas cita a dos hombres con el argumento de demostrar que no sólo las mujeres están interesadas en esos temas. Sí, ya lo sabíamos (o sea, existe Engels y El origen de la familia, la propiedad privada y el estado nada más por poner un ejemplo que acabo de releer), ¿algún aporte nuevo? El "aporte" que menciona Lamas se limita a decir que "los hombres también sufren desventajas". ¿Suena ridículo? Es que lo es. No puedo agregar nada. Para esos aportes (y sin tener un enfoque de clase), mejor nada.

En el epílogo, además, pone la tablita de los homicidios violentos en México y afirma: "a los hombres los matan más que a las mujeres". Sí, cómo explico yo esto: es obvio para cualquier persona con ojos que vea la tabla. Lo que no es obvio es el contexto: ¿quiénes son los asesinos? (si se sabe), ¿en qué circunstancias mueren unas y otros? (En México la delincuencia organizada tiene mucho que ver con esto, la guerra fallida contra el narco, pero también la violencia intrafamiliar, sexual, etc.). Porque afirmarlo así nada más pues... qué chido. Y luego decir que la sociedad no se escandaliza por la muerte de los hombres... ¿hablamos de la burbuja de Marta Lamas o de qué? ¿De qué sector? ¿En qué país vive? ¿En cuál burbuja? (Porque resulta una fantasía que a muchos les gusta la de que las mujeres sólo nos preocupamos por el feminicidio, pero no sé a dónde están volteando, en serio, respóndanme; a la gente que una cosa le vale madres, la otra también; y quienes protestan por los feminicidios también se indignan con las olas de violencia).


En fin, el único punto medio interesante (y medio interesante es un halago) es que Marta Lamas sí intenta hacer ver como el neoliberalismo usa sectores del feminismo para justificar el punitivismo. No es una crítica que aterrice muy bien (una lástima, porque ese sí es un tema interesante) y yo la hubiera agarrado desde una perspectiva, qué se yo, marxista *shocking* pero bueno. Un intento fue hecho (no funcionó).

En conclusión, me parece un libro simplista, lleno de obviedades estúpidas para el público al que "parece" estar dirigido, sin contextualización de nada (pero eso sí, una tendencia tremenda a hablar de matizar el debate porque falta la congruencia) y que parece hablar de mujeres y ejemplos que no son de mi clase. Hay otros textos mejores que abordan la violencia y el acoso mucho mejor. Diría que este parece hecho para calmar a los hombres, pero para qué hacer conjeturas cuando tengo argumentos más sólidos (¡¿EN DÓNDE METIERON EL CONTEXTO?! LOS ACTOS DE VIOLENCIA NO OCURREN ASÍ NADA MÁS AISLADOS DE LA SOCIEDAD). En fin, al final incluye un texto como anexo y... voy a dejar que hable por sí sólo. Ni vale la pena que yo hable mal de esto:


Ahí la dejamos, ya ni para qué seguir. Sí les recomiendo ahorrarse este libro.

jueves, 19 de marzo de 2020

Releyendo Memorias de Idhún: La resistencia

Sinopsis: El día en que se produjo en Idhún la conjunción astral de los tres soles y las tres lunas, Ashran el Nigromante se hizo con el poder allí. En nuestro mundo, un guerrero y un mago exiliados de Idhún han formado la Resistencia, a la que pertenecen también Jack y Victoria, dos adolescentes nacidos en la Tierra. El objetivo del grupo es acabar con el reinado de las serpientes aladas, pero Kirtash, un joven y despiadado asesino, enviado por Ashran a la Tierra, no se lo va a permitir…

Esta no es una reseña. Es más bien una entrada con muchos chistes, quejas y alguno que otro meme. Es algo que parece una reseña de lejos. Si no se fijan mucho. Bueno, vamos a dar un poco de contexto primero. Memorias de Idhún es la trilogía más famosa de Laura Gallego (bueno, lo era cuando yo la leí, ya no sé que les gusta a los niños en esta época) y era un referente de la literatura fantástica juvenil en español porque era un best-seller y todo el mundo más o menos la conocía. Lo protagonizaba un trío de adolescentes medio pendejos (que a mí me parecían maravillosos y listísimos en esa época), los tres muy guapos. Además el mundo en esos entonces era muy heterosexual todavía y la gente se la pasaba que si Team Kirtash o Team Jack (prefiero a Kirtash, si quieren saber). La historia trataba de que Idhún era un mundo fantástico en donde un nigromante aprovechó una conjunción astral y se hizo con el poder. Mató a dragones y a unicornios, pero quedaron dos supervivientes que fueron enviados a la tierra y luego la resistencia a buscarlos para que puedan cumplir la profecía de derrotar a Ashran. Y ahí empieza el libro. Les juro que pensé muchísimas cosas mientras lo leía.

Cuando tenía trece años decía que eran mis libros favoritos (tenía el gusto en el culo, no me critiquen demasiado) porque obviamente no veía todos sus defectos. Ahora lo leí y puedo decir que tiene cosas muy innovadoras para su época pero que la narrativa de Laura Gallego es criminal en muchos casos, que hay varias oportunidades desperdiciadas y que, bueno, me divertí muchísimo porque hice muchos memes sobre la historia. Acá les va una lista de todo lo que pensé. Aviso de spoilers no muy grandes, tengan en cuenta que esta saga se publicó hace añísimos y todos en tuiter España (especialmente) la han comentado y desmenuzado.


1. Me parece una lástima que Victoria sea tan carente de... todo. No es su culpa, pero para ser un personaje tan importante como dice el libro, la voz narrativa la trata muy mal. Es más un aluminio en el que se reflejan Jack y Kirtash, la healer del equipo y la chica compasiva. Lo último no es un problema si no fuera porque fuera de unos pocos momentos (sobre todo cuando se relaciona con Shail) no existe fuera de lo que significa para Jack y para Kirtash (o de lo que ellos significan para ella). Es frustrante porque es un personaje con un potencial super OP y verla sólo danzar entre dos chicos muy pendejos es ver a la narración desperdiciar su potencial (que no me lo tomen a mal, me encanta el romance en estos libros, pero quiero más).

2. Jack me cae mal. Lo recuerdo muy vívidamente. Lo odio. Le hago bullying a cada oportunidad. Es más, en el chat de la lectura conjunta ya me conocen porque odio a Jack. El caso es que cuando estaba en la secundaria era muy visceral mi odio y ya por fin pude ponerle razones: es que es un idiota. La resistencia se compone de un paladín, un mago, una healer y un pendejo. Adivinen cuál es el papel de Jack. Eso es culpa de la narración, por supuesto. Fuera de ser una cara bonita, Jack siempre toma las peores decisiones de la vida y aunque algunas le explotan en la cara de manera muy satisfactoria, otras nunca lo hacen y de repente la gente le dice que es listo. PERO QUE NO ESTÁN VIENDO LO QUE YO, SI ES QUE LA NARRACIÓN LO TRATA COMO IMBÉCIL. Ya, ya me calmo.



3. Kirtash es un adolescente emo rebelde lleno de bullshit que se dedicaría a shitpostear en tumblr si no tuviera que matar idhunitas. Es algo ridículo, se los juro. Lo quiero mucho, pero el niño me hace preguntarme demasiado seguido si no es demasiado edgy. Entiendo la idea de hacerlo como es y por qué me fascinó tanto a los trece años, pero ahora además de todo me hace reír. Soy incapaz de tomármelo en serio, a pesar de lo en serio que se toma él y eso es un punto bueno a favor del libro. Me hace reír muchísimo porque lo reconozco como el adolescente que es y no como el mini adulto que cree que es. En fin, eso de los tres protagonistas.

4. A Laura le pasa un poco lo que a los escritores de shonen frustrados por lo gay de sus mangas. Las interacciones entre sus personajes masculinos, amigos o enemigos, son tan pero tan pero tan pero tan profundas y viscerales y más desarrolladas que otras (que las que tienen con las mujeres, especialmente si no son Victoria, porque los personajes femeninos relevantes de La Resistencia los cuento con los dedos de una mano y me sobran) que yo me dediqué a shippearlos a todos para desgracia de los señores que se quejan de que lo hago. Lo cual me lleva a que es muy cobarde no haber hecho al trío realmente un trío, si Laura tenía el material ahí. El fanfic Jack/Kirtash se escribe solo. (A pesar de todo, Memorias de Idhún sigue siendo una saga juvenil que presentó otras formas de romance lejos de la monogamia y más o menos le funcionó, puntos de innovación ahí).


5. Laura Gallego no sabe usar los puntos suspensivos. No es su único problema narrativo, pero es el que más odio. Me cagan los puntos suspensivos. Yo tengo un odio especial contra ellos porque la gente no sabe usarlos en la voz narrativa (y es que, si tienes un narrador omnisciente y luego lo haces dudar con puntos suspensivos y lo cortas, pues no queda muy omnisciente, funciona mejor para testidos o narradores con un sólo punto de vista). Yo no los uso nunca con mis narradores, no me gusta, pero sí me resultan muy útiles para los diálogos y las peleas, pero es que Laura Gallego ni allí. Sus diálogos suenan forzadísimos, cero naturales y las pausas que marca con los puntos suspensivos están mal. Les prometo que voy a hacer una entrada sólo sobre ellos porque me la pasé el libro gritando que estaban mal puestos todos.



6. Si lo leyera ahora mismo por primera vez, no me gustaría. Me haría reír (como me hace reír Hush Hush u otros libros malos que me entretienen pero no me enojan) pero fuera de eso nada. Me encantaría la tensión sexual entre Jack y Kirtash de la que Laura Gallego nunca parece darse cuenta. Pero no más. Creo que haberlos leído en la adolescencia fue una experiencia totalmente diferente porque, en parte, me abrieron los ojos a otro tipo de relaciones fuera de la monogramia (y los fanfics se encargaron de enseñarme otras cosas sobre representación). Así que si ahora lo leo por las risas y me divierto es porque lo conocí de adolescente.

7. Shail y Alsan están casadísimos. El segundo, por otro lado, me cae mal. Sin explicaciones, sólo no me da buena espina.

8. Allegra d'Ascolli y Gerde merecen más atención. Sé que en el siguiente libro se las dan, pero si en este apenas hubo espacio para Allegra, lo de Gerde es penoso. Lo único que sé de ella es que es una cabrona seductora y es una hechicera poderosa a la que le gusta Kirtash, pero nada más. De nuevo, me da un poco de rabia que tantas mujeres en estos libros empiecen definiéndose con base en sus relaciones con los protas masculinos (que lo de Gerde luego es maravilloso, evoluciona increíblemente, pero de todos modos como empieza no deja de hacerme rodar los ojos porque a los veinticuatro años ya no tengo tiempo para estas tonterías). En fin, sobre las mujeres de Idhún hablaremos un poco en Triada y en Panteón, donde tienen más espacio para desarrollarse según recuerdo. Aquí sólo dejo ese apunte.

9. La resistencia está lleno de milagros convenientes para la trama. Tantos que al quinto yo sólo estaba rodando los ojos al infinito. No me queda claro como funciona la magia porque cambia según la conveniencia de Laura (detalles menores, pero que de todas maneras me irritan porque es muy obvio que es a conveniencia de la traman y costaría menos de dos líneas poner cualquier explicación pendeja de por qué funciona así).


Nos vemos en la lectura de Triada. En un mesesito y algo, no sé. Vamos de a tres o cuatro capítulos por semana y lo agradezco porque la verdad es que no tengo muchas ganas de soplarme estos libros a velocidad. Mejor con calma para ir admirando su ridiculez.

miércoles, 22 de enero de 2020

Anoche en las trincheras, Alberto Villarreal | Reseña

Sinopsis: Soñar era lo que mejor sabíamos hacer, quién diría que nuestros sueños terminarían por consumirnos.
En esos días desconocía lo mucho que me costaría dejar de vivir con miedo. Quisiera regresar a temerles a las ratas y a los monstruos bajo la cama.
Necesito salir de esta trinchera.
Anoche en las trincheras es una explosión de las emociones que se experimentan al crecer: el miedo a no ser suficiente, a amar, a no querer salir de nuestra zona de confort, a arriesgar todo por nuestros sueños. Encontrarse a uno mismo requiere valentía, pero también dejarse llevar por los latidos del corazón.

Este es el peor trabajo editorial que he visto en México (tuve que acotarlo porque lamentablemente existe Canciones para Paula en España) y eso que leí Persona Normal (libro que gusta de hacerte creer que eres superior por leer y namedropear autores clásicos cada dos párrafos). (Llegado a este punto de la reseña hice una pausa de tres horas, vi cuatro capítulos de anime y me senté a reflexionar sobre mis elecciones de vida). La conclusión a la que llegué es que no sé por qué chingados me gusta tanto leer la basura, oigan. Pero bueno, vamos por el principio. Un día una amiga compró este libro y le dije medio de broma medio muy en serio que ahí lo rolara para leerlo porque yo tenía una curiosidad morbosa por saber qué había escrito Alberto Villarreal. Se me hizo verdad más de un año después, pero aquí estoy. Leí esta cosa. No sé si estoy arrepentida, si las risas valieron la pena o qué. Pero de lo que estoy segura es de que Planeta publica esto porque le reporta ganancias. No hay forma de que una cosa con un nulo trabajo editorial llegue a las librerías tan campante.


O sea, imagínense ser árboles viviendo vidas plenas y felices, que los talen, los conviertan en papel y acabar con este libro impreso. ¿No me creen? Vamos por partes. Anoche en las trincheras es un título bonito (que planeo robarme sólo para demostrar que se puede escribir algo bueno con ese título) y las luciérnagas de la portada se ven muy cutes. Se supone porque en cada uno de los cuatro relatos de este libro hay cosas que hacen referencia a ellas. Se supone. Porque la realidad es que las luciérnagas están metidas con calzador, pegadas con resistol del 5000, sus apariciones resultan hasta chocantes porque es obvio que están ahí como un chicle pegado. Parece que Alberto quiso unir los cuentos con cinta adhesiva de la más barata y de peor calidad: eso son las luciérnagas. No pasan de concepto fallido en un libro flojo y en cuentos que son mediocres (por dedicarles un halago).


¿Los cuentos? Obras mediocres, mal redactadas, llenas de lugares comunes y received text (léase: esas figuras literarias tan usadas y reusadas que ya carecen de poder para sorprendernos). Lo mejor que hacen es apelar al sentimentalismo barato. Se supone que la literatura te hace sentir cosas, no por nada decía Kafka que un libro debía de ser un hacha que rompiera el mal helado dentro de nosotros. Este no se acerca ni a alfiler. Y no me produce nada. Si acaso lástima por la gente que tenga que leerlo
 
Hablando de los relatos. El primero empieza mediocre y va en picada. No tiene núcleo narrativo ni un propósito para existir. Nunca entendí que era lo que me quería contar el autor. Además, tanto este como los otros tres carecen de final. Un libro de Kafka que acaba a medio párrafo tiene más conclusión que estas cosas. Se cortan, como si nada. ¿La redacción? Mediocre. Atascada de sentimentalismo barato, enseñanzas pendejas que no saben esconderse bien entre las líneas, voz narrativa monótona y aburrida. Es más, me costó darme cuenta de que había cambiado del cuento uno al cuento dos porque, a pesar de que los personajes son diferentes (muy diferentes) no hay ningún cambio en la voz (ni Laura Gallego, que es conocida por tener una de las voces narrativas menos versátiles de la vida, oigan). No tengo nada más que decir: no hay palabras que describan a algo tan carente de contenido y sustancia.

¿Quiero hacer cenizas este libro? SÍ
Sí es cierto que la gente dice que lo mejor de este libro son las descripciones. Y le concedo que cumplen su propósito mínimo: soy capaz de imaginarme un lugar. Soy incapaz, por el contrario, de imaginarme el ambiente o de sentir algo; pero de verlo, lo veo. También es cierto que me comentaron que este era el trabajo más maduro de Alberto Villarreal. Si este es el más maduro, puta, no quiero saber como son los otros. ¿Los aventamos a la hoguera y ya está?

De los cuentos, el mejor (sí es que hay algo que pueda ser llamado mejor) es el primero, los más insulsos los dos de en medio y el peor, con ganas, el último. El último es digno de análisis: habla de un personaje escritor carente de talento o hábito para escribir (escribir es 1% talento, 99% hábito y práctica, se los digo con autoridad de quien escribe diario y mejora siempre) que en su tiempo libre es un fuckboi que se liga a mujeres por tinder porque como no puede imaginarse una sola historia tiene que usar a las mujeres (y enamorarlas) para poder escribir. Es asqueroso y, además, lamentable. Si van a escribir de personajes mierda, no sé, háganlo y fucking commit. Esto es sólo un intento de retratar a un imbécil sin propósito claro.
 
  
No sé que más decir, en serio. No recomiendo este libro, más bien les deseo que se mantengan a una distancia prudente. Si esto se publica es porque las editoriales creen que va a vender. No se crean el mito de que quien publica es porque tiene talento, no. Este es un sistema en el que los escritores compiten en mesa de novedades y ganan los que venden. Alberto Villarreal, sin duda, vende. Productos de calidad de mierda, pero supongo que a la editorial le funciona, ¿no? Porque además el problema no es sólo que Alberto Villarreal escriba mal (que lo hace); el problema es que su propia editorial lo aviente al vacío con estas mierdas, sin frenos, sin paracaídas, sin nada. ¿Quién editó esto? ¿Quién lo leyó y consideró que eran cuentos dignos de publicarse? ¿Por qué nadie dijo que nada aquí tiene un núcleo narrativo? ¿Es que no aspiran a nada más que al sentimentalismo de mierda y barato?

He ahí mi crítica. Aléjense del libro.
  
  
Breve aclaración: si no menciono nada sobre Alberto siendo booktuber/youtuber es porque no creo que eso sea relevante al criticar un libro. Todos los mido con la misma vara y publicar videos ni te da el talento de la escritura, ni te lo quita. Pero si es un poco desalentador que las editoriales los avienten así, al vacío.

domingo, 7 de julio de 2019

La aprendiz (Crónicas del mago negro #2), Trudi Canavan | Reseña

Sinopsis: Sonea es la única aprendiz del gremio de los magos que no proviene de una familia rica y poderosa, pero eso no le supone ningún problema mientras cuente con la protección de Rothen y Dannyl. Sin embargo, cuando empiezan a circular ciertos rumores malintencionados sobre Sonea que obligan al Gran Lord Akkarin a intervenir, la intrépida aprendiz se encuentra ante una difícil disyuntiva: ¿debe mantener oculto el oscuro secreto del Gran Lord o, al contrario, ha llegado el momento de sacar a la luz una terrible verdad?


Después de leer el primer libro tuve una sospecha. Ahora que acabé de leer el segundo libro, la confirmé: esta trilogía no debería ser una trilogía, sino un libro solito. Un tochaco, pero un libro sólo, al fin y al cabo. Noto que la trama relacionada con el mago negro es la principal y que todo lo demás es accesorio para rellenar espacio. La aprendiz es un libro muy largo para la trama que tiene (El gremio de lo magos, por otro lado, ya dije que se sintió desaprovechado en algunas cosas porque el descenlace pudo ser mejor y la relación entre las clases de Kyralia pudo haberse explotado más). Hasta ahora, la trama individual de cada libro no merece todas las páginas que le dan, parece que se va arrastrando como puede mientras el resto del libro se dedica, sí, al mago negro y al misterio que esconde. Lorlen, el administrador, Rothen (por momentos) y Dannyl, todos, están inmersos en la trama que concierne al mago negro y Sonea... bueno, Sonea está ahí. Es tan triste lo accesorio que es que por más que le han buscado que hacer, queda muy opacado por los demás. Pero a ver, como dijo Jack el destripador, vamos por partes. 
 
Sonea en este libro
Cosas que se me hubieran ocurrido a mí para que Sonea no fuera sólo un accesorio durante el libro: que se empezara o se intentara resolver el misterio de dónde viene su magia (porque es lógico que alguien se lo pregunte, especialmente ella), que su investigación sobre los pasadizos de la universidad tuviera mucho más peso, porque al final queda en nada, que se explorara más su relación con el Gran Lord Akkarin (o que investigara aunque fuera infructuosamente sobre él). Lo triste de la trama de Sonea es que se reduce al bullying. Regin, el antagonista del libro, es, al igual que Fergun, en el libro pasado, un antagonista penoso. No es que esté mal construido, porque sus motivos son muy claros (existe mucha gente como él en el mundo real, decidida a hacer que los que considera inferiores lo pasen mal) y es entendible su forma de ser, pero no pasa ser ser un reflector para que veamos lo buena persona que es Sonea. Regin es literalmente El Aluminio (¡hay un tipo de personaje que se llama así y yo no lo sabía! Lo aprendí en un video ensayo sobre Mr. Peanutbutter de Bojack Horseman), cosa que se explica acá (El Aluminio es ese personaje que existe para resaltar las características de otro, ya sea positivas o negativas; por ejemplo, Draco Malfoy es un personaje de ese tipo hasta antes del sexto libro de Harry Potter). Regin y Sonea comparten algunas características (son magos fuertes, son inteligentes, estudiosos y dedicados) y contrastan en muchas otras (Sonea viene de las barriadas, es losde y no encaja entre los magos; Regin es todo lo contrario). La presencia y actitud de Regin nos recuerda que Sonea es buena persona, que no es cruel y que desencaja en el Gremio. Como si fuera un aluminio puesto detrás de una piedra preciosa para hacer destacar un poco más sus características (y he de ahí el nombre del tipo personaje). ¿Entonces, de dónde viene mi queja?



A ver, Regin me parece un villano patético. De todo el juego que podría dar, es un personaje mayormente plano (y a ver, esto per se no es malo, que un personaje sea plano significa que no evoluciona o cambia) con motivaciones demasiado simples. Me hubiera gustado que, o fuera alguien que evolucionara (para mal habría sido muy interesante, ¿hasta dónde sería capaz de llegar para demostrarle a Sonea que no pertenece?) o que sus motivos hubieran sido más complicados y contradictorios como los seres humanos (por ejemplo, que hubiera sido más explicito el conflicto que le causa que Sonea sea buena en la magia al mismo tiempo que está convencido de que es inferior, porque así funciona el mundo). El primer libro mostraba mucho esta clase de cosas, aunque sutiles, estos conflictos interiores. Aquí es todo más blanco o negro y no hay matiz alguno (aunque bueno, yo voto porque las barriadas armen su ejército revolucionario, dinamiten el gremio y pongan a los magos verdaderamente al servicio del pueblo y no del rey) y, por eso, Regin no pasa de un villano patético y de relleno. Es relleno porque el verdadero villano (o no, quien sabe, todo es muy misterioso) es otro. La trama principal de la trilogía brilla mucho más, aunque este libro sólo se dedique al desarrollo, sin cerrar ni un sólo hilo argumentativo (por eso digo que hubiera sido mejor que toda la historia fuera un libro autoconclusivo, porque la estructura narrativa da para eso).

Yo a Regin

Bueno. Hablando de la trama principal, ahora quiero tratar cosas que mejoraron con respecto al primer libro. Dannyl tiene mucho más espacio de brillar (y Rothen queda opacado, una lástima). A través de sus ojos conocemos el resto del mundo que ha creado Trudi Canavan (que la verdad es que no invirtió demasiado en matices con las descripciones de sus reinos, pero bueno, no diré nada de eso todavía, quiero esperar a la conclusión). El personaje que acompaña a Dannyl, Tayend of Tremmelin es tremendo personaje, me encanta el desarrollo que tiene (aunque la verdad es que Trudi Canavan no sabe escribir slowburns amorosos, uno se huele desde el principio lo que está pasando, pero no hay tensión alguna y los diálogos en esas cuestiones siempre salen forzados, no sé que le impide ser más natural). Debo confesar además que me sorprendió encontrar alguna clase de representación LGBT en este libro porque no es algo común en la fantasía y me parece que Canavan tuvo mucho cuidado con como la introducía. El libro se publicó originalmente en el 2002 y en ese entonces que yo recuerde, la fantasía siempre se promovía como algo de chicos (muy muy fuertemente), todavía estábamos oyendo de cómo los libros de fantasía eran satánicos (especialmente, este tipo de libros, que hablaban de magia negra y esas cosas) y los libros con contenido LGBT nunca eran para jóvenes. La trama que toca esos temas es interesantes y creo que da para el debate y, sobre todo, nos muestra un panorama diferente en la literatura fantástica al que conocemos ahora (donde existen libros como The Priory of the Orange Tree, por ejemplo). 

Por otro lado, Dannyl es el personaje por medio del cual exploramos cosas que tienen que ver con la magia y el pasado del Gran Lord Akkarin, lo cual vuelve su trama de lo más interesante. Agrega cosas al mundo que ya conocemos y pues, todo bien por ese lado. Akkarin es un misterio y un personaje muy críptico, necesito saber mucho más de él. Y cuando digo mucho es mucho. Justo si el tercer libro me da mucho material me encantará. Pero necesito información, estoy así:

  
Bueno, ese es el libro, un extraño desastre narrativo lleno de relleno, que arrastra sus tramas como puede. Voy a acabar la saga porque pues ya sólo me falta un libro y no pierdo nada. Pero que quede claro que yo dinamitaba Kyralia porque es un sociedad con todo lo malo que tiene una sociedad de clases (o sea, Canavan la armó muy bien) y eso es justamente lo que me gusta. En el fondo se puede adivinar alguna crítica, aunque por como la esritora maneja el tema, no espero un cambio muy significativo para el final de la saga, a ver con qué me sorprende. Esta vez no se si recomendarles el libro porque admito que hay cosas que tienen potencial, pero les juro que se me hizo super cuesta arriba leerlo todo y sufrí un poco porque sentía que la trama de Sonea no servía para prácticamente nada (no me equivoqué, aunque fue un alivio ver que le ayudaba aunque fuera a desarrollarse un poco como personaje) y porque todo el mundo iba dando tumbos por ahí con la excepción Dannyl. Por cierto, hay un misterio de asesinatos, pero ni lo menciono porque no tiene prácticamente ninguna relevancia en el libro (considerando el tiempo y las páginas que les dan), supongo y espero que serán para la secuela.

Nos vemos en la próxima reseña. 

jueves, 30 de mayo de 2019

The Killing Joke, Alan Moore & Brian Bolland | Reseña

Sinopsis:  El legendario escritor Alan Moore redefinió la figura del superhéroe con Watchmen y V de Vendetta. En Batman: La broma asesina, aborda los orígenes del mejor supervillano del cómic, el Joker... y con ello cambia el mundo del Hombre Murciélago para siempre. Impresionantemente ilustrada, esta edición de lujo de Batman: La broma asesina goza de un deslumbrante nuevo coloreado del propio dibujante, Brian Bolland, que es fiel a la versión original que él tenía en mente para este clásico moderno de la historieta.

Pues mi reviú en Goodreads dice que leyendo esta historia no es difícil adivinar por qué The Killing Joke le mama a los vatos promedio. Yo, por otro lado, tengo una colección de opiniones. Encontradas, claro, porque finalmente es una historia bien escrita en lo técnico, con un arte muy chido, pero que aún así, no acaba de ser mi favorita. Eso porque me encanta verle 50 pies al gato, todos lo sabemos. (Y que bueno, porque por eso me leen). Voy a dividir todo este asunto por temas, porque así me es más fácil explicarme..., empezando, primero que nada, por el trato que se le da a las mujeres en el libro. Porque, oh, sí, todas mis quejas, como siempre, nacen de allí.

El sufrimiento de las mujeres en favor del character development de los hombres: las mujeres en los refrigeradores


Es un tema del que ya he hablado mucho en muchas reseñas. Lo toqué con un poco de calma en la reseña de After (libro que ya sabemos que además de ser una pena de redacción también es una colección de ideas misóginas). En esa reseña menciono algo que desarrollo Maggie Stiefvater en un post que hizo que se llama, literalmente, This is a post about literary rape y que habla de la representación del abuso sexual en la literatura como nada más que un recurso para crear shock o para desarrollar la trama de un hombre o simplemente porque creyeron que era la única manera de darle un trauma a una mujer (y, disculpen, el trauma no es un prop para las tramas, a estas tramas hay que saber llevarlas y contarlas). En fin, pueden leer el post entero, pero yo quiero destacar el mismo fragmento de toda la vida:
I’m talking about novels where the rape scene could just as easily be any other sort of violent scene and it only becomes about sex because there’s a woman involved. If the genders were swapped, a rape scene wouldn’t have happened. The author would’ve come up with a different sort of scenario/ backstory/ defining moment for a male character. Really, this sort of rape is such a medieval, classical way to tell a story.
Traducción (hecha por mí): Estoy hablando de novelas donde la violación puede ser cualquier otra clase de violencia y sólo se convierte en algo acerca de sexo porque hay una mujer envuelta. Si los géneros estuvieran cambiados, la violación no habría ocurrido. El autor podría haber creado un escenario/backstory/clímax diferente para un personaje masculino. Realmente, esta clase de violación es una manera demasiado medieval de contar una historia.
 ¿Ya saben de qué estoy hablando? Oh, sí, seguro que lo saben si es que tienen idea de lo que pasa en este cómic: de Barbara Gordon. El personaje se había retirado de su papel de Batgirl en la época de The Killing Joke y aquí sus apariciones son esporádicas. Como si no importara ella, sino lo que le pasa y el efecto que eso tiene en los hombres alrededor. El Joker le dispara en la columna, la deja paralítica y no queda claro si abusa de alguna manera de ella (aunque sí la desnuda y le toma fotografías, por lo que la mayoría de la gente parece inclinarse al hecho de que sí hubo alguna clase de abuso; de todos modos, el tema sigue siendo pregunta de hoy y aunque al parecer Moore dijo que no pasó, sí me parece que al menos una clase de abuso/acoso hubo ahí desde el momento en el que Barbara es encontrada sin ropa). Después de eso hace una aparición en una escena en el hospital, con Batman, donde queda claro que se ha quedado paralítica y finalmente, las únicas imágenes que salen de ella son imágenes el Joker le muestra a Jim Gordon para intentar que se vuelva loco. O sea, al final, Barbara es reducida a una especie de shock. Lo que ocurre con ella (el recibir un balazo, quedar paralítica, posiblemente haber sido abusada) no es más que finalmente un recurso para hacer que su padre se vuelva loco. Pareciera que lo que importa no es ella, sino lo que importa es si Jim se vuelve o no se vuelve loco con esas imágenes


Bueno, mis quejas no son nuevas, no crean que descubrí el hilo negro. Gail Simone hace ya unos añitos habló de la manera en la que las mujeres eran tratadas en los comics: abusadas, perdían sus poderes, eran torturadas, todo esto con el propósito de hacer que un hombre protagonista tenga una razón para buscar venganza o que se busque cierta reacción de un personaje... que es un hombre. A este fenómeno lo llamó "Women in refrigerators". El nombre nació de una escena de un cómic donde Green Lantern Kyle Raynor regresa a casa y encontra a su novia, Alexandra DeWitt, asesinada en el refrigerador (por el villano Major Force). O sea, muchos personajes femeninos, en el caso de The Killing Joke, Barbara Gordon específicamente, acaban siendo mujeres en los refrigeradores. Sus tragedias importan porque hacen que un héroe busque venganza o que el villano intente desestabilizar a un héroe. No importan por sí mismas. Por cierto, pueden consultar la web original de Women in Refrigerators creada por Gail Simone.

(De todos modos, el personaje de Barbara Gordon en otras historias, con otros guiones y otros escritores, demostró que no era sólo el trauma que le había ocurrido y se convirtió en el oráculo, pero bueno, nada de eso fue gracias a The Killing Joke ni a Alan Moore ni a Brian Bolland, así que es historia para otra ocasión). 


En fin, sin embargo, creo que el caso de Barbara Gordon tampoco es el único. En la historia de origen que eligieron darle al Joker en el comic, hay una mujer que muere. Se muere y no importa. El chiste es darle un mal día al Joker, no que la mujer muera. El chiste es demostrar que un mal día es todo lo que necesita Un Hombre para volverse loco. No importa la mujer muerta, podría ser cualquier cosa, cualquier otra tragedia, el chiste es un mal día, no la mujer. Me desespera este fenómeno en los cómics. Ya lo mencioné hablando de Watchmen: les juro que por más que me guste una historia, no tengo interés de leer sobre violencia contra las mujeres si sólo va a ser shock value y sólo va a ser el recurso para que un hombre haga algo o le pase algo. Esa narrativa me da pereza. Si vamos a hablar de estos temas, hay que hablar de las consecuencias para las mujeres, demostrar que su personalidad no es sólo la violencia que le ocurrió a sus cuerpos, que sus personajes son más que eso. Pero no, en vez de eso, tenemos mujeres en refrigeradores.

The Killing Joke está muy mitificado


Entiendo el mito. Lo leí, lo cerré y dije: "ok, por esto le mama a la gente". Está bien escrito. Tiene una premisa más o menos interesante ("lo único que nos separa de la locura es un mal día"). Sin embargo, creo que es una historia que de todos modos se queda corta (sobre todo por el hecho de las mujeres en los refrigeradores que ya mencioné arriba) y donde, me parece, Batman no tiene tanta oportunidad de brillar fuera de la conversación que tiene al principio con el Joker y la que se desarrolla al final. No sé, esa es más o menos mi percepción. El Joker brilla mucho más y es más el impacto que tienen sus acciones (especialmente el sufrimiento de los Gordon, tanto de Jim como de Barbara). Sí hay varios momentos icónicos y si es interesante leer su origen porque finalmente es el building up para el punto que está intentando probar: sólo basta un mal día para que un hombre se vuelva loco.


Sin embargo, toda la historia me sigue llevando al mismo punto: el Joker y Batman acaban frente a frente y de repente siento que sólo están ahí, listos para matarse el uno al otro, por el sufrimiento de otros, por las mujeres en el refrigerador. No sé, hubiera querido que los detonantes fueran otros para disfrutar la historia de otra manera, que los Gordon tuvieran más agencia y no fueran sólo las víctimas que condujeran a Batman y al Joker a un enfrentamiento. Es algo complicado de manejar, pero creo que a estas alturas de la vida puedo pedirlo: no quiero mujeres en los refrigeradores ni víctimas que sólo existan por shock value y luego sean olvidadas.


Dentro de los puntos buenos, creo que también agregaría el arte de la historia, Bolland hace bien su trabajo y pues no me queda más que reconocerle ese asunto y reconozco que el guión tiene varios puntos muy interesantes. Lástima mis quejas, porque les juro que hubiera disfrutado más la historia si fuera de otra manera. Y bueno, ya sé que mi rant no es popular, pero es que estoy muy harta últimamente de esta clase de historias: ya pinches chole con ellas, escriban de nuevas dinámicas. De todos modos, yo ni quería ser popular.

Nos vemos en la siguiente reseña (que, creo, ya no va a ser un rant, aunque ya se sabe que yo los rants los tengo siempre en la punta de la lengua: no me gusta ser popular).