Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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miércoles, 23 de diciembre de 2015

Crónicas de la Torre, a quince años | Reseña


Sinopsis de El valle de los lobos: La llamaron Dana y creció junto a sus hermanos y hermanas como una más. Nunca la trataron de forma especial y, sin embargo, todos podían ver que era diferente. Sigilosa como un gato, apenas hablaba. Su vida cambió para siempre el día en que el Maestro la llevó con él a la Torre, en pleno Valle de los lobos. Allí le serán desvelados los secretos de la magia más ancestral.

Esa sinopsis no revela en realidad nada de lo que es Crónicas de la Torre, cuenta los primeros capítulos del libro, que resultan de todo menos interesantes y me perdonarán que me ahorre las de los demás libros, porque vienen cargadas de spoilers. Y quiero ahorrarme los spoilers porque quiero recomendarles esta saga (o no recomendárselas, ya verán en el transcurso de la reseña, porque planeo rescatar lo bueno y lo malo).

Para empezar, Laura Gallego nos presenta un mundo medieval bastante simple en el primer libro, El valle de los lobos, y ni siquiera necesitamos un mapa para ubicarnos. Dirán lo que quieran, pero para mí eso es, de hecho, un buen punto en esta saga. La historia es demasiado simple como para que empiecen bombardeándonos con información (ya si estuviéramos ante El Señor de los Anillos, entonces hablamos). Además, la historia es demasiado predecible. Todas las grandes revelaciones se ven venir desde capítulos atrás y los plot twists se huelen de lejos. Laura, si quieres hacer una gran revelación, no nos dejes pistas demasiado obvias en todos los capítulos anteriores.


A pesar de todo eso, el libro es entretenido y los personajes hasta cierto punto agradables. Eso sí, si ya han leído otros libros de Laura (los suficientes), se darán cuenta de que sus prototipos de personajes son siempre los mismos y a veces ni se molesta en disimularlo. ¡Imaginación, m'ija! En la dedicatoria nos dice sin tapujos que Kai es Jack de Memorias de Idhún, Dana de algún modo nos recuerda a Victoria (aunque tiene sus diferencias), el Maestro nos recuerda a gran parte de los antagonistas de Laura (que no suelen variar ni un ápice) y finalmente lo único original resulta ser Fenris, un elfo buenorro a lo Tolkien que es medio estirado y cuyo misterio se huele desde la segunda escena en la que aparece. Pero en su mayor parte son agradables y hay momentos en los que, de hecho, uno de preocupa por ellos.

Mi primer Girl Crush fue ella.
Salamandra.
En los siguientes libros los personajes mejoran bastante. De hecho, en el segundo, nos presenta a lo mejor de toda la saga: Jonás, un mago un poco inseguro, muy normal, sin habilidades realmente especiales; Conrado, el nerd del grupo cuyo único poder es... saber leer; Morderek, que tiene facilidad para la magia de Tierra, y por último Salamandra, una bruja a la que casi queman que tiene un don para la magia de fuego. Son un poco más originales que los personajes del primer libro y siguen teniendo papeles principales en el tercero, La llamada de los muertos.  Laura Gallego en el mayor de los casos sí desarrolla a los personajes, les das motivaciones y hace que, al final de la saga, veas el camino que recorrieron. Hay excepciones (Iris y Saevin, por ejemplo, que aparecen sólo en el tercer libro en su mayor parte como relleno), pero en la mayoría de los casos quedé bastante satisfecha con el asunto.

Ahora... las tramas. Ya dije que los Plot Twists se ven venir de lejos y sin necesidad de binoculares. Puedes divertirte intentando adivinar para ver si aciertas (y acertarás, yo lo sé), porque si no la verdad es que te aburres un poco. Al final lo que resulta más interesante es ver como se solucionan los problemas de los personajes. La historia no es pretenciosa, los finales tampoco (una evidente mejora con respecto a Memorias de Idhún).

La prosa es plana. Plana cual prosa de Laura Gallego, su voz narrativa es idéntica a  la de sus demás libros con la excepción de Dos Velas para el Diablo. El narrados intenta adecuarse al punto de vista del personaje desde el que está narrando, pero hay un pequeño problema: al final todas acaban pareciendo la misma porque el narrador fracasa de manera brutal. No te invita a seguir leyendo la historia en ningún punto, no sabe mantener el misterio y si los personajes y la historia per se no me hubieran resultado interesantes, no sé que habría hecho. Suerte que al menos sí hay cosas que te animen a seguir.


De hecho, la inutilidad del narrador de los libros para conseguir mantener el misterio es cosa de risa. Por que sí, se nota que Laura quiere mantenerlo, pero yo no paraba de adivinar cosas. La cosa era un poco soportable los tres primeros, antes de la precuela de Fenris, el elfo, donde, como ya sabíamos los capítulos más importantes de la vida de Fenris, no había misterio alguno y el papel antagónico, que recaía sobre el cazador, era más relleno que otra cosa. Se notaba que ese libro, pese a lo decentemente escrito y lo interesante del personaje, era un libro que no se había planeado en el primer esquema y carecía de un conflicto que lo mantuviera, así que me imagino que por eso apareció un cazador por allí, de la nada. La mayoría de las personas adora ese libro porque habla del persona favorito de casi todo el mundo, Fenris, pero, en serio, es relleno, se los juro y firmo ante notario y miren que yo también me entretuve con él.

Bueno, en general, creo que eso es casi todo lo que tengo que decir. Hace quince años se publicó El Valle de los Lobos y sigue existiendo mucha gente que lo lee. Además, creo que lo acaban de traducir al inglés y no creo que deje de ser popular en los próximos años. Yo recuerdo los libros con cariño, pero cuando los releí les hice un montón de anotaciones sobre las fallas que tenían y ahora vine a exponerlas casi todas, pero también a decirles que si les gusta la fantasía de este tipo, estos libros probablemente les gusten. No creo que les vayan a cambiar la vida en ningún caso (en serio, no), pero contienen historias sencillas con personajes sencillos que pueden hacer que se entretengan un rato.

Sin más que decir, les deseo unas felices fiestas, porque dudo seriamente volver a publicar antes del veintiocho o veintinueve de diciembre. ¡Nos vemos