Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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miércoles, 4 de enero de 2012

Menú de libros (IX)




Primer tiempo
El Castillo Ambulante de Diana Wyne Jones
—Espera un momento —dijo Sophie—. Si vas al funeral como un setter, ¿para qué te has molestado en vestirte todo de negro?
Howl levantó la barbilla y puso una expresión noble.
—Por respeto a la señora Pentstemmon —dijo, abriendo la puerta—. Le gustaba que pensáramos en cada detalle.

Segundo tiempo
El Coleccionista de Relojes Extraordinarios de Laura Gallego
—Estrella número 87.432.004.556.342 —dijo—. Nombre… —chupó el extremo de la pluma, pensativo; después, su mirada se detuvo en Jonathan que retrocedió un paso, instintivamente—. Sí, ¿por qué no? Jonathan —murmuró y escribió el nombre de Jonathan en su libro—. Aunque, espera… si no me equivoco, así se llamaba también la número 49.876.326.899. Hum, que dilema… Aunque tal vez, cambiando una letra… —volvió a escribir en su libro—. Eso es: Estrella número 87.432.004.556.342, nombre… Jenathan. Llega un momento en el que se acaban los nombres y una estrella es algo demasiado hermoso como para ser bautizado con un frío número, ¿no crees?

Tercer tiempo
El Mago de Michael Scott
—No —reconoció finalmente Scatty—. Jamás he mantenido una relación una relación íntima o especial con alguien —continúo con una tímida sonrisa—. Los Inmemoriales me temen y evitan. E intento no encariñarme con los humanos. Es muy duro ver cómo envejecen y mueren. Esa es la desgracia de la inmortalidad, ver cómo cambia el mundo, cómo odo lo que conoces se marchita y se pudre. Sophie, recuerda esto si alguna vez alguien te ofrece a inmortalidad. —Scathach pronunció esta palabra como si fuera una madición.

Postre
Cumbres Borrascosas de Emily Brontë
—[…] Tanto interés tengo en casarme con Edgar Linton como en estar en el cielo, y si el malvado de mi hermano no hubiera condenado a tantas bajeza a Heathcliff, nunca se me hubiera ocurrido. Ahora me envilecería casarme con Heathcliff, de modo que no sabrá cuánto le amo  y eso no por ser guapo, Nelly, sino porque es como una parte de mí misma. No sé de qué están hechas las almas; pero la suya y la mía son iguales y la de Linton tan distinta como un rayo de luna de un relámpago o como el hielo del fuego.