Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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lunes, 8 de junio de 2015

Lo que leí en vez de actualizar el blog

A mí la constancia no se me da, lo admito por todo lo alto. Sin embargo, leer sí que se me da y vengo con unas cuantas recomendaciones —o no— de los libros que leí y jamás mencioné por aquí porque decidí volver a desaparecer. No son muchos, apenas cuatro. 

El extranjero, de Albert Camus


Libro recomendable si lo que quieres es encontrarte con un protagonista con absoluta falta de empatía o sentido común. Digamos que yo estudiaría un curso de Literatura Francesa si lo basaran en Camus y, aun más, en este libro. Tiene algunas interesantes reflexiones ya al final, que me hicieron adorarlo todavía más. No creo hacerle una reseña realmente en condiciones porque tendría que releerlo y, con todo lo que me pondría analizar, seguro la reseña no la leería nadie por lo larga que me quedaría, así que mejor prefiero recomendarlo así, jurándoles que está bueno y que es un libro que todo el mundo debería leer al menos una vez en su vida. En goodreads, aunque no me gustan los puntajes, este se llevó sus 5 estrellas más que merecidas.

El graduado, de Charles Webb


Célebre película, sí. Como libro, tiene pocos méritos. Más que material de novela, todo el libro parece un largo guion cinematográfico con personajes acartonados y de personalidad dudosa. Trama interesante y desarrollo vertiginoso que evitan que uno caiga dormido y arreglan varios de los muchos problemas del libro, pero parece que le falta algo: alma. Por lo demás, la historia es buena, y para quién quiera conocer, lo recomiendo. No es uno de los mejores libros que he leído, pero tampoco se encuentra entre los peores. Libro para pasar el rato, sin embargo, si lo que cuentan es cierto, yo tengo que ver la película pronto. 

Ordeno y mando, de Amélie Nothomb


Por qué tradujeron así un libro que en francés se titula Le fait du prince (El hacer/deber del príncipe, me parece) es todo un misterio para mí. Sin embargo, la pluma de Nothomb se nota y sólo ese pequeño detalle me hizo acabarlo. Un inicio fuerte, con buen planteamiento, que se desinfla porque hay un clímax que nunca parece llegar. Habiendo leído ya Ni de Eva ni de Adán, esperaba algo mejor de una novela tan cortita, pero acabe decepcionada por la manera de llevar la trama. Eso sí, dentro de las cosas buenas, el final es imperdible. Recomendado con muchas reservas, porque a fin de cuentas, la escritora belga tiene una manera muy entretenida de contar hasta los libros aburridos.

Rebelión en la granja, de George Orwell


Increíble, ante todo. Es increíble que un libro tan cortito y protagonizado por animales te haga pensar de la manera en que este libro lo logra. Los animales se rebelan contra sus patrones, decidiendo que van a manejar ellos la granja. Sin embargo, la fiebre del poder pronto se apodera de los cerdos y las cosas comienzan a cambiar. Es una de las maneras más honestas que he visto de retratar casi todas las revoluciones del mundo. Rebelión en la granja trata, en particular, sobre la Revolución Rusa y todos los personahes que se vieron involucrados en ella, pero ya analizaré más eso en la reseña, antes de que les de flojera terminar de leer mi entrada.

América, de Franz Kafka


Kafka nunca visitó América y es por eso que su estatua de la libertad tiene una espada y San Fransisco está en la costa este. Las descripciones de este libro son delirantes porque es obvio que están basadas en unos Estados Unidos ficticios, sacados de  los periódicos que leía Kafka y lo poco que sabía. El protagonista recorre América en busca del sueño americano, encontrándose con unos personajes interesantes en el camino y sufriendo todo tipo de percances porque, todo hay que decirlo, Karl Rossman no es la persona con más luces del mundo. En américa conoce a un tío, toca el piano, se convierte en elevadorista y más tarde es perseguido por la policía. Narrado de manera divertida, evidentemente recomendado, aunque muchos dicen que no es lo mejor de Kafka.

El otoño en Pekín, de Boris Vian



Conocido por sus trabajos surrealistas, en El otoño en Pekín, una serie de personajes variopintos y extraños se reúnen en el desierto de Exopotamia, donde ha nacido el loco proyecto de construir un ferrocarril. Por supuesto, hablando de Vian y de surrealismo, ni el otoño, ni Pekín tienen que ver con todo el libro. De hecho casi nada tiene que ver con nada, como bien lo anuncia la contraportada. Sin embargo, aun surrealista, Vian nos habla del amor, del deseo y un poco de la explotación. Un libro entretenido, aunque me temo que no a la altura del libro anterior de Vian que leí, La espuma de los días. Interesante y vertiginoso. Lo recomiendo, por supuesto, a menos de que no toleres el surrealismo. Entonces, ni siquiera cometas el error de acercarte a él.