Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
Mostrando entradas con la etiqueta Literatura belga. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Literatura belga. Mostrar todas las entradas

miércoles, 14 de marzo de 2018

Amelie Nothomb | Mini reseñas

Hace nada les estaba hablando de esta autora belga en mis recomendaciones para la #TravesíaFeminista de Libros b4 Tipos y aunque este mes ya no esté dedicado a Europa Occidental, sino a Norteamerica (que también tiene unas escritoras increíbles, al final del mes haré mi lista de recomendaciones), pensé que bien podía traer estas reseñas. En realidad, la primera ya ha sido publicada en internet, pero la página en la que fue publicada (Plusbits) ha cesado de existir forever and ever así que la voy a repostear por aquí.  


Como me pareció muy poca cosa releyéndola, pensé en agregarle contenido nuevo hablando de otro libro con el que Estupor y Temblores está muy relacionado. Así que hoy, además de hablar de Estupor y Temblores, vamos a aprovechar también para reseñar Ni de Eva, ni de Adán. Si ustedes supieran hace cuanto leí este libro y hace cuanto estoy diciendo que lo voy a reseñar (no tenía ni kindle, es más, no había ni empezado la carrera), se ríen de mí. Pero bueno, no hay plazo que no se cumpla y hoy por fin traigo esta reseña.

Estupor y temblores


Sinopsis: Esta novela con declarada carga autobiográfica, que ha obtenido un éxito impresionante en Francia, cuenta la historia de una joven belga de 22 años, Amélie, que empieza a trabajar en Tokio en una de las mayores compañías mundiales, Yumimoto, quintaesencia de las empresas japonesas. Con «Estupor y temblores»: así es como el emperador del Sol Naciente exigía que sus súbditos se presentaran ante él. En el Japón actual, fuertemente jerarquizado (en el que cada superior es, antes que nada, el inferior de otro), Amélie, afligida por el doble handicap de ser a la vez occidental y mujer –extraviada en un hormiguero de burócratas, subyugada además por la muy japonesa belleza de su superior directa, con la cual tiene unas relaciones de franca perversidad–, sufre una cascada de humillaciones. Trabajos absurdos, órdenes dementes, tareas repetitivas, humillaciones grotescas, misiones ingratas, ineptas o delirantes, superiores sádicos, la joven Amélie empieza en contabilidad, luego a servir cafés, pasa a la fotocopiadora y, descendiendo los escalones de la dignidad (aunque con un despego muy zen), acaba ocupándose de los lavabos... masculinos.

Siempre he dicho que todo el mundo debería conocer a esta magnífica escritora belga. Creo que este, Estupor y temblores, uno de sus primeros libros, es el libro perfecto para conocer a Amélie Nothomb y conocer también su peculiar sentido del humor. Estupor y temblores es una novela autobiográfica en la que Amélie narra sus aventuras trabajando en una empresa japonesa, intentando adaptarse a un ambiente muy diferente al que conoce.  Para ponerlos en contexto, Amélie nació en Japón (en la ciudad de Kobe, más concretamente) puesto que su padre era diplomático. A los cinco años, abandonó el país y no volvió hasta 1989 para perfeccionar su japonés y conocer, de verdad, al país de sus amores.


Esta historia comienza en enero de 1990, Amélie acaba de conseguir empleo en una empresa japonesa muy tradicional donde Amélie empieza a ganarse enemigos desde el primer día. Su inmediata superior, Mori Fubuki, empieza primero como una aliada que parece entenderla en su desconcierto de cómo se maneja una empresa japonesa. Y en la larga cadena de sus superiores, el señor Omochi le hará la vida especialmente imposible. Entre sus tareas están sacar mil veces fotocopias del reglamento del club de golf del señor Omochi (y repetirlas, porque la primera vez no están correctamente centradas según él), escribir cartas adivinando asunto, contenido e intenciones y servir cafés. Todo aderezado con la peculiar visión de Amélie, que lo cuenta todo de manera muy amena e interesante.

Estupor y temblores es un libro muy cortito: apenas pasa de las 120 páginas. Además, se va volando. Amélie adora la cultura japonesa y adora Japón (es el país de sus amores), sin embargo, no se tienta el corazón para hacer una crítica de las empresas japonesas y la manera en que exprimen a sus empleados y mucho menos se tienta el corazón a la hora de intentar analizar la vida de una mujer japonesa y con qué roles se supone que debe de cumplir. Amélie se centra en los trabajos que le encomiendan y los líos en los que se mete por tener iniciativa, uno de los peores crímenes en la empresa.


El libro, escrito con el agudo sentido del humor de Amélie, hace que el libro sea muy divertido (¿quién pensaría que un libro sobre abusos laborales sería entretenido?). Para mí, es el mejor libro para conocer a la escritora belga, además de que sirve para conocer más del sistema jerárquico japonés y entender un poco su filosofía de trabajo. En resumen, es un libro cortito, entretenido, de trama y premisa muy sencilla que es muy recomendable si tienen interés en la cultura japonesa o en la escritora.

Ni de Eva ni de Adán


Sinopsis: Amélie Nothomb se sube en Tokio a la montaña rusa de una hilarante educación sentimental en brazos del muy delgado y muy oriental Rinri, un ávido lector que sueña con entrar en la orden del Temple. Amélie, decidida a aprender japonés enseñando francés a los autóctonos, conoce a Rinri en un bar. Pero, pocos días después, la relación entre maestra y alumno dará paso a una hermosa historia de amor. Distintos episodios nos sitúan, una vez más, ante una rica y peculiar visión de Japón, la de alguien nacido allí pero cuyos orígenes son occidentales, y donde la percepción de la alteridad cobra los más variopintos matices. Nothomb analiza sus experiencias desde una perspectiva casi antropológica, nunca exenta de ironía. La diversión está asegurada, pero también la ternu-ra e incluso la melancolía…, porque cuando Nothomb escribe en primera persona fascina, divierte, hace pensar y hace reír.

La sinopsis es mentirosa. No le crean. Eso no es una bellísima historia de amor. Creo que el afán de catalogar este libro dentro del género romántico es porque, sí, tiene una relación entre sus páginas y nuestra obsesión con las relaciones románticas. Esta es una novela autobiográfica y más que nada, es una historia sobre Amélie Nothomb. La belga está decidida a perfeccionar su japonés y, bastante frustrada con las clases de japonés a las que asiste y el sistema educativo japonés, al que no duda en criticar, se dedica a enseñar francés entre los japoneses. Así es como conoce a Rinri, un universitario, empieza a darle clases y acaba teniendo una relación con él.

Así, de la nada, chance y si parezca una novela romántica. A mí me van a perdonar, pero dejando de lado que sí tiene romance, se me hizo una novela bastante introspectiva de Amélie. La escritora se cuestiona una y otra vez el amor y su manera de sentirlo. Habla de las clasificaciones del amor según las ve ella y como las siente. Analiza su relación con Rinri mientras habla de la cultura japonesa (y qué cultura) y vive en el país de sus amores. Amélie ama a Japón más a que casi todo en el mundo y se nota por como habla del país. Lo critica, lo expone, nos cuenta todo. Creo que sé más cosas de Japón que de Rinri, la verdad (que no es mal protagonista y de hecho es un chico bastante tierno, pero again, creo que aunque es una pieza muy importa del libro, el libro no es de él ni de su relación). Este libro es anterior a Estupor y Temblores. Antes de que Amélie entrara a trabajar en una empresa salida directamente de los círculos del infierno. 

Monte Fuji
De Amélie Norhomb uno puede esperar casi cualquier cosa. Este libro a veces es pesado porque sus divagaciones parecen irse por las ramas en todo momento. A pesar de todo, su prosa al hablar de Japón es hermosa y una de las partes más impresionantes del libro es la excursión al Monte Fuji, que todos los japoneses deben realizar al menos una vez en su vida. Les juro, me pareció hermoso. Es un buen libro para complementar el anterior, aunque la verdad es que no lo considero por encima de la obra magistral que me parece Estupor y Temblores (e incluso la Metafísica de los tubos, que aún tengo pendiente reseñar).

miércoles, 24 de febrero de 2016

2x1: Amélie Nothomb | Reseñas

Estoy intentando ponerme al corriente con las reseñas y fracasando, porque tengo muchísimas pendientes, pero bueno, por lo mientras, voy con una de mis escritoras predilectas. La única advertencia es que tengo estas reseñas tan atrasadas que son libros que leí el año pasado, pero que igual recomiendo. Por algún lado tengo que empezar a ponerme al corriente, ¿no?


La nostalgia feliz


Sinopsis: «Todo lo que amamos se convierte en una ficción. De las mías, la primera fue Japón.» Con esta estimulante frase Amélie Nothombabre La nostalgia feliz. Anuncia una nueva entrega de sus ficciones autobiográficas. En la novela la belga retoma el hilo de Ni de Eva ni de Adán, la narración de un idilio de juventud de su sosias literaria con Rinri. Dieciséis años más tarde, Nothomb acepta la invitación de una televisión francesa de regresar a su país natal. Allí no sólo se reencontrará con Rinri, sino también con su niñera, Nishio-san. El Japón de Nothomb son sus orígenes y un Shangri-La literario. Un país al que pertenece pero que le es extranjero: o sea, un oxímoron, como también parece serlo el título de la novela. El lugar en el que nació, y en el que se crió durante sus primeros cinco años, pero en el que, como hija del embajador belga, crecería inmersa y traspasada por una peculiar mixtura cultural. Y esto dota a su vital y melancólica prosa de una descacharrante lucidez. «Lo que has vivido», escribe Nothomb en el delicioso arranque de su nueva novela, «te deja una melodía en el interior del pecho: ésa es la melodía que, a través del relato, nos esforzamos en escuchar.» Gocemos con esta nueva partitura, pues sin duda suena muy bien.

Este libro marca la vuelta a Japón de Amélie. La verdad es que no lo recomiendo si no han leído antes Estupor y Temblores, que es la historia de sus peripecias trabajando en una empresa japonesa y Ni de Eva ni de Adán, que es su historia de amor muy particular. Este libro evoca continuamente a esos y es muy fácil que se pierdan si no los han leído. Además de que traba de la nostalgia que Amélie siente por japón y que yo encontraría imposible de entender si no hubiera leído primero los otros dos. Estupor y Temblores lo leí tan sólo unas semanas antes de este, pero mis aventuras con Ni de Eva ni de Adán ya son viejas, como de hace tres años y este libro, para mí, significó irme acordando poco a poco de todo lo que ya había leído.

Es un libro divertido, donde Amélie se encuentra con sus raíces y se sorprende de lo diferente que es el lugar donde nació y creció. Esa frase que abre el libro,  «Todo lo que amamos se convierte en una ficción. De las mías, la primera fue Japón», deja muy claro con lo que nos vamos a encontrar después: un intento de remembranza, a veces casi desesperado, todo un esfuerzo de Amélie para recordar cosas, como ese jardín de infancia que no le suena conocido pero en el que sabe que estudió. De las cosas que más me gustan de la escritora es, precisamente, que en su amor a Japón, no lo idealiza ni lo vuelve algo perfecto. Al contrario, lo critica. Critica sus amores, al mismo tiempo que nos deja ver el profundo amor que le tiene a Japón, sobre todo al Japón de sus recuerdos. 

Muy recomendado. De lo que me ha parecido mejor de esta autora son sus libros autobiográficos y este, por supuesto, no se queda atrás. 

Higiene del asesino


Sinopsis: Al anciano Prétextat Tach, premio Nobel de Literatura y acérrimo enemigo de las entrevistas, sólo le quedan dos meses de vida. Al hacerse pública la noticia de su próximo fallecimiento, en plena guerra del Golfo, periodistas de todo el mundo solicitan un encuentro con el novelista. Sólo cinco lograrán su propósito; los cuatro primeros serán víctimas de la arrogancia y capacidad destructiva de un genio decidido a vengarse del mundo despreciándoles y sometiéndoles a toda clase de humillaciones. La última entrevista, plagada de sorpresas, resolverá el enigma de tanta amargura con un violento y despiadado interrogatorio por parte de los dos duelistas dialécticos. El descubrimiento de un terrible secreto y un desenlace espeluznante, constituyen el colofón de esta historia sombría que se fundamenta en la magis­tral brillantez de los diálogos. Primera obra de Amélie Nothomb,Higiene del asesino dio a conocer el talento de su autora al manejar la crueldad, el cinismo y la ambigüedad para construir una atmósfera tan irrespi­rable como literaria.

Prétextat Tach es una persona, en todos sentido, horrible. De esas personas que nos escandalizamos en la vida real sólo por su existencia. Es un obeso mórbido cuyos hábitos alimenticios le causan arcadas a casi cualquiera, un escritor que está convencido que nadie lo ha leído de verdad, porque si lo hubieran hecho ya todos se hubieran suicidado, que se cree más inteligente que todo el mundo, pedante, que odia a los periodistas, a las mujeres (sus cuerpos, su existencia, todo) y que por alguna razón ha decidido dar cinco entrevistas antes de morir. Ya lo dije, es una persona horrible, asquerosa. Pero como personaje salido de la pluma de Amélie, es increíble, perfectamente formado.

El libro es un libro divertido, sí, pero necesitas armarte de paciencia. Tiene un humor bastante cínico y además, hasta antes de la quinta entrevista, la estructura es muy parecida. Las entrevistas empiezan parecido, con cada periodista convencido de que logrará lo que los anteriores no lograron, lo que nadie ha logrado y se cubrirá de gloria por ser capaz de entrevistar a semejante... engendro. No tengo otra palabra para describirlo. Pero todos, allí y allá, cometen errores: dejan ver sus vulnerabilidades, hacen preguntas que no deberían haber hecho, se escandalizan. Y Prétextat Tach aprovecha eso para humillarlos una y otra vez. 

Hasta la quinta entrevista. No les voy a desvelar más para no desvelar el libro, pero si diré que es un libro que, ante todo, se basa en los diálogos y en la rapidez para contestar que tiene el escritor, en su cinismo, su arrogancia y su odio hacia prácticamente todo lo que existe en el mundo. Incluidos sus lectores. Un libro pequeñito, recomendado, evidentemente


martes, 13 de octubre de 2015

Sé lo que (no) hiciste el verano pasado

Yo sí se lo que no hice: leer. 

Agosto y septiembre fueron meses de sequía total, extrema y absoluta en lo que a lecturas respecta. Me leí dos libros los primeros días de agosto y no volví a tocar un libro hasta este viernes pasado que decidí que mi bloqueo lector (o simple desgana) tenían que terminar ya. Así que este es el recuento del verano entre dos libros y otras cosas que hice. Disfruten. 

El complot mongol de Rafael Bernal


Lo leí por mi papá. Que porque era LA novela negra mexicana. ¿Decepciones? Unas cuantas. El libro ni me gustó ni me disgustó, pero detesté ese aire machista que carga cuando he encontrado mejores modelos de relaciones y mejor representación femenina en libros ambientados en sociedades más retrógradas y en libros mucho más antiguos. Mira tú. Además el complot como tal es digno de película gringa, pero con típico pistolero mexicano. Novela entretenida y excelente ejemplo de lo que es y fue la novela negra en México. Buscando eso, no decepciona. Tiene una curiosa forma de narrar, pero la verdad es que es una novela bastante olvidada para ser considerada todo un exponente en el género. Es algo deprimente si lo ponemos así, pero creo que en realidad es algo justo: la historia es demasiado sencilla para un complot, con demasiadas americanadas en muy pocas páginas y un racismo y un clasismo insoportables que nos hablan de la época en la que se escribió. No es mal libro, pero no lo pondría en un altar.

Estupor y temblores de Amélie Nothomb


Este libro sí se llevó, creo recordar, un merecido 5/5. ¿Cómo una historia sobre explotación laboral, abuso laboral y un retrato de la sociedad japonesa puede ser tan entretenido? Da risa, no hay otra manera que ponerlo. Las aventuras de Amélie en una empresa japonesa es algo que parece delirante para cualquier persona occidental y que sin embargo para los japoneses son cosas del día a día. Desde sus aventuras en las fotocopias, sirviendo café, descubriendo que el peor crimen en una empresa japonesa es tener un poco de iniciativa. Retrata de manera increíble a los japoneses, con un cariño impresionante, pero también sin auto censurarse. Me gusta mucho esta escritora belga y creo que la voy a seguir leyendo mucho tiempo más. 

Doctor Who



No sé como pasé tanto tiempo sin ver Doctor Who. O como me dejaron que pasara tanto tiempo sin verla, vaya. Me ventilé la serie moderna en unas tres semanas y un par de seriales antiguos (bueno, The Aztecs, pero es que no puedo dejar de reír en todo ese serial). Voy en el primer capítulo de la novena temporada, así que no soltaré spoilers de lo nuevo, pero sólo voy a decir que con Doctor Who no sé si los guionistas son unos genios o a veces se les mueren todas las neuronas. Desde la temporada cinco he sufrido unas decepciones que ni Love and Monsters (el peor capítulo que jamás haya visto sólo seguido de cerca por Kill the moon y cualquier capítulo en el que salgan los Weeping Angels que no sea Blink). Sin embargo, aquí sigo, porque no hay duda de que entre algunas decepciones, hay joyas y actores excepcionales.


¿Mi doctor favorito? Tennant. Si el décimo no tuviera la cara de Tennant entonces tendría problemas, porque adoro también a Eccleston y a Capaldi (a Smith, no, se tardó una temporada y media en convencerme y aún así no me convenció completamente), pero lo mío con Tennant es cuestión de principios. Me he visto casi toda su filmografía (exceptuando Hamlet, algo de terror y alguna miniserie) para oír su acento y ver su cara. Además tiene la ventaja de que todos sus acompañantes me gustaron (sí, defiendo a Martha Jones, incluso) y con Amy Pond y con Clara Oswald tengo severos problemas a veces. 

En fin. Por qué me dejaron vivir sin ver Doctor Who.

Broadchurch


¿Recuerdan que hace dos párrafos dije que yo veía todo aquello donde apareciera Tennant sólo por su linda cara? Pues así fue como caí en Broadchurch: sin leer ni la mísera sinopsis. Ahora, temporada y media después, soy fan. Típica serie inglesa, con ese aire de un pueblo inglés donde nunca pasa nada y el misterio está a la orden del día, nada que ver con esas americanadas del tamaño de CSI o La ley y el orden. Me encantan casi todos los personajes, o por el contrario, los odio con pasión. Están tan bien construidos que nunca sabes quién es el bueno, quién el malo y quién es sólo un idiota. La relación entre Hardy y Miller, los dos protagónicos, es increíble.

Y Tennant, claro, es Tennant. Olivia Colman hace además un papelazo como protagonista, me encanta. Entre otros papeles, me encanta ver a Darvill como el reverendo y me encanta el creepy niño mejor amigo del niño muerto, hijo de la DS Miller. Me queda media temporada por ver y luego a esperar una tercera para saber quién demonios acaba feliz en ese drama. 

How to get away with murder


Un asesinato inteligente, personajes por los que más o menos me preocupo, ninguno muy bueno moralmente y una trama que se sostiene. Por eso vi una serie que se mantiene en pie sobre casos de derecho penal simplemente absurdos (no lo digo yo, lo dice mi mejor amiga, abogada). Viola Davis hace un papel excepcional, ni quien lo niegue. La serie es entretenida, Alfred Enoch está buenísimo y por si fuera poco, para mí es un personaje de lo más interesante. Por primera vez veo a una latina (Laurel Castillo) retratada fuera del estereotipo y además es increíble ver a Karla Souza lejos de las malas telenovelas mexicanas. El asesinato que conduce la trama toda la temporada es interensante y está todo bien escrito. El resto, es sólo absurdo. Pero la serie es buena.