Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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sábado, 20 de abril de 2019

Una botella al mar de Gaza, Valérie Zenatti | Reseña

Sinopsis: Para entender qué pasa del otro lado, cómo piensan y sienten los palestinos, Tal decide lanzar una botella al mar y establecer un contacto, un diálogo que le permita vislumbrar la realidad palestina. Naïm responde a su mensaje de manera hosca y burlona; sin embargo, poco a poco su ironía se irá transformando en confianza y a través de sus cartas podemos ver los dos lados del conflicto. 

Creo que todos sabemos la historia del conflicto Israel-Palestina, ¿no? Al menos las generalidades: llegó Israel, quiso un país, todos se opusieron, le declararon la guerra, Palestina se quedó sin Estado y en control israelí, Israel hizo unas cuantas barbaridades por ahí en los cincuentas en Palestina... de hecho sigue la cosa. En resumen: la gente inocente muere. Y cuando digo inocente quiero decir la clase trabajadora en general. Valérie Zenatti es francesa aunque vive/vivió en Israel e hizo su servicio militar en Israel (por favor no me pregunten qué opino de él) y escribió un libro sobre ello y por eso es conocida un poco. Aquí el Fondo de Cultura Económica tradujo su libro Una botella al mar de Gaza, que es una historia de correspondencia entre Tal y Naïm, una israelí y un palestino.


Toda la literatura es política. Y quiero dejar esto bien claro. Bueno, no sólo la literatura, todo el arte. Y no sólo el arte, todo. Todo. Hasta ir a cagar, si quieren. Pero hablando de las historias, todas parten de la cabeza de alguien, de la ideología de alguien. Entonces, por ejemplo, yo escribo algo y me dicen "es que parece que odias al capitalismo" y sí, probablemente se note. Eso pasa con todos. Muchas veces se adivina en el subtexto o se ve claramente, cuando el punto es ese, la ideología de una persona. Por ejemplo, los últimos libros de la saga de la sombra de Orson Scott Card están atascados de cosas que él piensa y en el subtexto, de cosas que piensa de las mujeres. Los libros de Ayn Rand..., ni qué decir: vive en un mundo de pedo donde los empresarios son buenas personas, pagan sueldos justos y no hay capitalistas estúpidos. Hasta los superhéroes: nacieron con el propósito de ser propaganda bélica en favor de los Estados Unidos y por eso muchos de sus enemigos están o estaban vinculados a los nazis. Así que un libro que habla de la franja de Gaza es obvio que trae una ideología y una agenda detrás: en este caso, habla de la paz.


Tal es una joven que vive en Jerusalén y sueña con que, un día, haya paz. La verdad es que no lo tiene muy claro (hasta Naïm se lo dice) y es idealista a más no poder. Adolescente que sueña cambiar el mundo, finalmente. Me pareció un personaje muy adecuado para ser el pivote de la historia, porque precisamente es de alguien como Tal que te crees que quiera echar una botella al mar de Gaza para comunicarse con alguien en Palestina. Lo dije: idealismo. Mi favorito, sin embargo, es Naïm. Más resentido, más irónico, más directo al punto, más realista, pero también más agudo en sus análisis. Me gusta porque en cada frase mete la política y me recuerda a mí. La comunicación entre ambos funciona por lo diferentes que son y hacen a una historia en la que parece que no pasan demasiadas cosas, mucho más dinámica de lo que parece de lejos.

El único problema de esta novela creo que es su estructura. Hay una introducción, hay algo que hace que Tal decida enviar un mensaje y algo que hace que Naïm lo responda. ¿Y luego? Luego hay que agotar la fórmula hasta el infinito, meter un par de atentados (uno de cada lado, que quede la cosa igual), no saber resolver la tensión de la novela, meter una subtrama romántica que no va a ninguna parte y crear un final más anticlimático imposible. Ese es un problema. No hay final, hay más bien un corte. Valérie Zenatti parece no saber como resolver nada y lo que queda es algo parecido lejanamente a un deux-ex-machina que no lo es del todo, pero se le acerca. Les confesaré que no fue mi parte favorita y, para mí, le restó muchísimo a la novela.


Es como si se hubiera dado cuenta de que el tema que estaba tratando (un conflicto internacional que siempre se cobra vidas) era demasiado peligroso y lo cortara de un tajo. Tal cual. Me gusta más, por ejemplo, como habla Joe Sacco de Israel y de Palestina. Es más frío y más realista, pero me gusta su visión. Joe Sacco es un periodista que ha cubierto varias cosas en la franja de Gaza y que publicó una novela gráfica sobre muchos asesinatos de hombres palestinos que cometió el ejército israelí en los 50 que se llama Footnotes in Gaza. Es un trabajo periodístico pero en el menciona que lo hace para que todos esos asesinatos no sean sólo un pie de página de algo que pasó, sino que exista algo documentando. Aquí, parece que mientras Valérie Zenatti tiene que acercarse más al conflicto, más se va hacia atrás. Le mete la reversa muy rápido, así que, fuera de que es obvio que quería escribir este libro para hablar de la paz y de lo bonito que sería que la hubiera en este conflicto, no me quedó claro el punto de nada.


Por otro lado, los personajes secundarios apenas si están perfilados, no existe ninguna clase de desarrollo en ellos. Tienen nombre. A veces se me olvidaba quienes eran. O sea, no tenían característica alguna que hiciera que se quedaran guardados en mi mente.

Creo que de todo eso, el punto positivo es que ahonda un poco (muy superficialmente, pero lo toca) en las consecuencias psicológicas que tiene vivir cerca de un conflicto y ver la muerte de cerca. Le pasa por encima al tema, pero lo toca. Y eso en la LIJ me parece algo muy valioso en estos tiempos.

Fuera de eso, el libro me pareció un libro promedio. Ni bueno, ni malo; nada demasiado positivo, nada demasiado negativo. Recomendado si quieren alguna lectura sobre el tema, pero no creo que, literariamente, sea lo mejor del mundo. Lo vi bastante normal. Esa es mi conclusión sobre el libro: normal, nada extraordinario. Lo edita el Fondo de Cultura Económica en su colección A través del espejo, que es juvenil, por si les interesa conocerlo. Después de todo, no es una mala lectura. ¡Nos vemos en la siguiente reseña!

martes, 26 de enero de 2016

Skandalon, Julie Maroh | Reseña

Sinopsis: Julie's follow-up graphic novel, "Skandalon," marks a startling change of pace: a fiery, intense story about the recklessness of fame. "Skandalon," found in the Gospels, refers to a persistent trap or obstacle, such as the one that confounds the mesmerizing, Jim Morrison-like lead character Tazane. He is a true rock icon: passionate, arrogant, selfish, and sometimes violent, the charismatic singer is a beacon for controversy and scandal. But the public that worships him and the media that lavishes attention on him are waiting for him to fall from grace. At times shocking, "Skandalon" is a powerful and relentless meditation on the high cost of fame, and the demons awaiting anyone who refuses to be wary of them.
Julie Maroh is an author and illustrator originally from northern France. She studied comic art at the Institute Saint-Luc in Brussels and lithography and engraving at the Royal Academy of Arts in Brussels.

Mi primera (y segunda y tercera y cuarta y...) reacción al acabar de leer esta novela gráfica fue algo más o menos así:


Lo siento, no sabía como empezar la reseña. De hecho, sólo estoy escribiendo esto con la esperanza de encontrarle sentido a la novela gráfica que publicó Julie Maroh. Ya había leído uno de sus trabajos anteriores, Le bleu ets une couleur chaude (Blue is the warmest color) y la había reseñado diciendo, en breve, que me había gustado bastante y que el dibujo era de lo mejor que había visto en novelas gráficas. En su momento, me pareció muy íntimo y no hay ninguna duda de que, con Skandalon, Maroh siguió sobre la misma línea. El dibujo es profundamente personal, íntimo e incluso introspectivo. Invita a pensar o a analizar las actitudes de los personajes, a preguntarnos el por qué. Ahora bien, no todo son rosas. 

Tazane, de 27 años, es el protagonista de Skandalon. Un ícono del rock de su país, que escribe sus canciones y que, por alguna razón, siempre arruina las cosas dando declaraciones controvertidas, insultando a sus fans y prácticamente autodestruyéndose. Su imagen inicial es casi perfecta. Narra la historia y también es un protagonista desagradable, de esos a los que les darías una buena cachetada por cada pendejada que dicen. Es altanero con la prensa (cosa entendible, pues no parecen dejar de hacer preguntas fuera de lugar), con sus fans, con su equipo, con su grupo y básicamente con todo el mundo. Parece estar deprimido, aunque nunca está realmente confirmado, sin embargo, desde el primer cuadro donde podemos observarlo, notamos que algo le falta. Julie Maroh tenía todo, ¡todo!, para hacer a un protagonista desagradable con una excelente construcción. Tazane es un personaje que incluso nos lleva al límite del asco y que, como a la gente que lo ve, nos insulta


Es un personaje que queda perfectamente con el título, Skandalon. Según una página muy útil llamada la Hispanoteca de la lengua, nuestra palabra escándalo, viene precisamente de este vocablo griego: 
La palabra escándalo viene del latín scandalum, del griego scándalon (σκάνδαλον) que etimológicamente significaba una especie de cepo, lazo o trampa para cazar animales, derivado del griego skandálethron, mecanismo de desenganche o dispositivo de lanzamiento de un artefacto que sirve para cazar animales mediante un dispositivo que se cierra aprisionando al animal cuando este lo toca. [...] Más tarde pasó a significar lo que repele, es decir, la conducta que hace daño, engaña, decepciona y repele a quien la contempla. La conducta escandalosa hacer perder la confianza en la persona. Es una acción o situación que se considera intolerable y provoca indignación.
El escándalo es un concepto central del Viejo Testamento y se emplea para designar el mal que seduce al hombre a alejarse de Dios. Este concepto se empleaba para mantener unida moralmente la comunidad en su fidelidad a Dios. [...] El que no se aceptaba las reglas se había decidido por la falsa vía del Skandalon, se había desviado de la verdadera fe.
En un pequeño apartado al final del libro, la misma autora explora el origen de la palabra y la razón por la cual llamó así a esa novela gráfica, dándonos la definición biblioca de la  palabra. Le queda perfecta a Tazane, él repele, hace daño, su conducta hace que los demás pierdan confianza, su actitud provoca indignación. Y la primera construcción del personaje es simplemente genial porque, como un ícono del rock, más bien parece un ídolo religioso, se acerca a la imagen de Jesús, de Mahoma, de cualquier profeta, en lugar de la del diablo o hereje. Sus fanáticos están dispuestos a aceptar cualquier burrada que diga, desde que su inspiración podría ser Hitler o Beethoven; están dispuestos a aplaudir todo tipo de actitudes, intolerantes, si hace falta, sólo por su ídolo (nunca mejor usada esa palabra). Han puesto a Tazane en un pedestal del que realmente no lo pueden bajar. Al lector, por supuesto, eso puede llegar incluso a ofender. La primera mitad del libro realmente da un puñetazo en la cara y nos recuerda ese fenómeno desagradable que hoy en día se llama fanatismo ciego y lo mucho que se parece a la religión. 


El dibujo le ayuda a la novela en el que es, supongo, el viaje hacia su objetivo. La novela gráfica se divide entre tonos azules fríos y rojos. La diferencia parece siempre ser que en donde más azul hay, el protagonista está acompañado, y en el rojo, es donde más vemos su autodestrucción, sobre todo en sus conciertos. Tazane se autodestruye, lentamente, no importa como: drogas, alcohol, se gana el repudio de muchos. Sus propios fans le dan asco por el nulo criterio que parecen tener, dispuestos a aplaudirle todo. Llega incluso a hacer sentir incómodos a los lectores, lo cual supongo que es su propósito. Y después, en la cumbre, justo al lado del clímax, se derrumba todo. Absolutamente todo. Su desarrollo se estrella contra el pavimento, se deshace. Julie, la escritora, no parece ser capaz de sostener a su propio personaje, ni la trama. Lo único que sigue haciendo es incomodar al lector. 

Y, cuando Tazane cae, el resto de la novela lo hace. No tenía ni un otro pilar en el que sostenerse, debido a que todos los secundarios son meros adornos que flotan alrededor de Tazane y cuyo único propósito es servir como recursos argumentales en el camino de la autodesttrucción del protagonista. Así que ahora, si me disculpan, como aun estoy tratando de procesar todo lo que acabo de leer, intentaré hacerle un análisis un poquito más a fondo: 


SPOILERS MAYORES, ANTE AVISO, NO HAY ENGAÑO

El clímax llega cuando Tazane viola a una chica. Ese tipo de escenas siempre me hacen sentir incómoda, directamente. No me desagradan per se, pero nunca me ha gustado la violación "literaria" que existe sólo porque sí. En la reseña de Life and Death, el genderbender de Crepúsculo, ya había hablado de lo mucho que me molesta cuando las violaciones están allí simplemente porque el personaje era una mujer. En este caso no ocurre así, sino que la violación sólo impacta, incomoda y le sirve a un hombre, en este caso, al agresor, como un trigger (gatillo, literalmente) para que llegue casi al fondo de su autodestrucción. A la chica no la volvemos a ver. Incluso, quien la venga es otro hombre

La chica carece de relevancia, de desarrollo, de personalidad. Sólo está ahí puesta para que Tazane la viole y, de ese modo, dejarlo sólo y aislado cuando su banda, después del juicio, lo abandona. No me gustan ese tipo de escenas porque siento que sólo están allí por la incomodidad y el mal cuerpo que causan. Me gustan menos cuando la víctima en cuestión, en este caso una chica, es sólo un recurso argumental. Me incomoda mucho escribir tramas que involucren violencia sexual y he escrito únicamente dos en mi vida primero porque a pesar de la incomodidad, siento que es un tema que no vale la pena callarse como si fuera un tabú y porque creo que son temas que merecen ser tratados con respecto, sobre todo con respeto hacia las víctimas y no ser simples recursos argumentales.


Lo que Julie Maroh sí retrata bien es el fanatismo ciego que lleva a los fanáticos de Tezane a culpar directamente a la chica, su modo de vestir, cuestionar por qué estaba allí, sugerir que incluso lo había disfrutado. En casos tan mediáticos como el que retrata Tezane, el victim blaming (culpabilizar a la víctima) es lo normal. Cuando se trata de mujeres que demandan nunca falta el que sugiere que en realidad sólo es difamación porque quiere dinero o que sólo se está inventando la historia. Si no me creen sólo pueden buscar diversas opiniones sobre el caso de Bill Cosby. En fin

No sé que decir. Sólo que si no les gusta que un libro los ofenda, no lean este. De hecho, a menos de que estén muy interesados en él, aléjense. Valoro que un libro me haga sentir incómoda y que me haga cuestionarme cosas, pero no lo valoro cuando la incomodidad que me causa está ahí simplemente por placer y no hay un desarrollo y, sobre todo, cuando se llega al límite usando la violencia sexual sólo por usarla. 

sábado, 4 de julio de 2015

La tienda de los suicidas, Jean Teulé | Reseña

Sinopsis: Novela enormemente divertida, no exenta de humor negro, en la que el lector penetra en la tienda y en la vida de una familia dedicada a la venta de productos (sogas para ahorcarse, venenos de toda índole, armas, etc,) que cualquier suicida deber tener a mano para el momento en que decida abandonar este mundo. La familia se siente orgullosa de su trabajo y su reconocida eficacia profesional, hasta que en su seno nace una nueva criatura: un niño alegre al que entusiasma la risa.Es una novela muy divertida, ágil, bien escrita, con diálogos chispeantes.

¿Tu vida ha sido un fracaso? ¡En La tienda de los suicidas tu muerte será un éxito! 

No, no estoy bromeando. En la tienda de los suicidas puedes comprar lo necesario para ejecutar un suicidio, todo está garantizado porque, si no mueres, te devuelven el dinero. Desde cuerdas para ahorcarte, venemos y todo lo que se te ocurra. Para los más deportistas, el harakiri es una buena opción si es que quieren impresionar a los amigos... y si no tienen amigos, pues al forense. A todos los clientes se les dice "Adiós" y no "Hasta luego" porque de todos modos no los vas a volver a ver. Así es : la gente va a La tienda de los suicidas porque se quiere suicidar. Ya no quiere vivir ni un día más. 

La tienda, por supuesto, es regentada por una familia muy peculiar: los Tuvache. Lucrèce y Mishima, junto con sus tres hijos, son los encargados de que los suicidas tengan éxito, pues dicen las estadísticas que más de la mitad falla. Como guiño, han nombrado a sus hijos en honor a un suicida famoso: el mayor es Vincent por Van Gogh, la de en medio es Marilyn por Monroe y el más chico es Alan. Si adivinan en honor a quien, les regalo una manzana y un chocolate. 

Las cosas en la tienda transcurren con total normalidad, exceptuando por el pequeño detalle de que Alan sonríe todo el tiempo. Y ríe. Sus padres lo hacen ver el noticiario todos los días para ver si las malas noticias lo deprimen (como debería ser), pero Alan es incapaz de ver el lado malo de las cosas, siempre se concentra en el bueno. Por ejemplo, si se estrella un avión y se mueren casi todos los pasajeros, Alan considera que es una buena noticia que hayan sobrevivido unos pocos. Así es con todo y no es de extrañas que vuelva locos a sus padres, pues arruina el proyecto del parque de atracciones mortal de Vincent al sugerirle que debería unir los rieles de la montaña rusa pues así sus pasajeros serán más felices y se deshace de los caramelos con cianuro. 

En fin, si no han dejado de leer aun, quiero dejar en claro que está novela no es una broma. Existe. Alguien la escribió. Tiene un marcado humor negro y es bastante divertida. El autor la sitúa en una línea temporal sin definir —algún tiempo en el futuro—, en un lugar desconosido —probablemente, alguna zona de Francia—, cuando el mundo parece unificado y todo se paga en euro-yens. Nunca se explica nada de eso, pero no es necesario: eso se infiere, el verdadero contenido de la novela es la trama, esa aparenté trivialización del suicidio, en el que todo parece un mero trámite. ¿Quieres suicidarte? Ningún problema: en la tienda de los Tuvache hay cuerdas que ya tienen el nudo corredizo hecho, venenos, y hasta paquetes con maznabas envenenadas. Si no puedes suicidarte con eso es que eres lerdo.


El libro es muy rápido, por lo cortito que es, aunque a veces parece que divaga. Sobre todo en las primeras escenas, cuando apenas estás conociendo a los personajes. Sin embargo, todo aquello se le perdona porque la Tienda de los Suicidas es un lugar cautivador como escenario y ver todas las posibilidades que tiene alguien de suicidarse con semejante humor negro es algo increíble. Los "problemas" para la familia es cuando Alan empieza a contagiarles la sonrisa y el buen humor. ¿Cómo van a vender productos para suicidas con semejante alegría?

Bueno, sobre el libro, tengo poco más que decir. Se lee rápido por lo corto, es entretenido y una buena sátira. Eché de menos un poco de más profundidad en la narración, pues aunque conocía a los personajes, había momentos en los que, incluso para ser una sátira, me parecían demasiado caricaturescos, sin demasiada profundidad, pero aún así disfruté la lectura en conjunto. Los gags se repiten y algunos dejan de ser tan graciosos cuando los repites, claro; sin embargo, me parece que el autor no exprime todo el humor hasta que de verdad nada da risa.


El final no es una sorpresa, se anuncia desde capítulos antes, pero aun así el cambio es muy brusco, la evolución demasiado rápida y no tan natural. Quizá ese es el error del libro, que le debió dar un poco de más tiempo al final, en vez de hacerlo tan brusco; el problema es que, si lo hacía así, corría el riesgo de acabarse sin chistes o situaciones cómicas que explotar... Todo un dilema. Bueno, en conjunto, el libro es entretenido, aunque yo no lo calificaría la lectura del siglo, mucho menos el próximo premio Nobel. Se lee rápido por lo corto y porque las situaciones planteadas son ágiles, además de que utiliza un lenguaje realmente sencillo.

Pueden probar a darle una oportunidad, por supuesto

jueves, 2 de julio de 2015

Recuento de los daños | Junio 2015

Este recuento no viene completo, porque varios libros de este mes ya entraron en Lo que leí en vez de actualizar el blog (concretamente, los últimos tres: América, Rebelión en la granja y El otoño en Pekín) y no veo caso alguno en repetirlos, sinceramente, porque diría lo mismo de ellos.

El amante, Marguerite Duras


Me hubiera encantado que, siendo un clásico, como es, me gustara mucho más. Pero mi madre tenía razón sobre este libro: no es para todo el mundo. La manera de narrar me mareo, principalmente porque salta de un lado a otro, es muy difícil ubicarse en el tiempo o encontrar el hilo conductor de la historia. Apenas fui capaz de ubicarme en los escenarios apenas descritos con algunos detalles (el libro se ubica en Indochina) y la impersonalidad con la que el libro (prácticamente autobiográfico) está narrado, me volvió loca; no fui capaz de conectar con los personajes y de hecho, tampoco con las situaciones en general. Le reconozco la maestría al libro, pero a mí, a pesar de ser tan corto, me aburrió.

El aliento del cielo, Carson McCullers


Ya hablé sobre él en su reseña y sigo diciendo que Carson McCullers es maravillosa. El aliento del cielo es una compilación de prácticamente todos sus cuentos y tres de sus novelas cortas entre ellas, La Balada del café triste y Frankie y la boda. Los sentimientos que transmite McCullers me fascinaron, esa nostalgia por el pasado reflejada en alguno de sus cuentos, la obvia confusión adolescente y lo de sentirse muy poco entendida que refleja el personaje de Frankie (y me hizo recordar mi propia época de pubertad), la desolación de sus tres cuentos de matrimonios rotos por el alcohol, la madurez de la protagonista de Wunderkind... Vamos, si hubiera conocido y leído a McCullers hace cinco o seis años, me hubiera sentido entendida en muchos aspectos.

Extraños en un tren, Patricia Highsmith


Este fue el libro de este mes en el Club de Lectura de La noble y ancestral cada de los Black. Lo conocía de nombre por la película de Hithcock que no he visto, pero nunca me había detenido a leer la sinopsis. Debo decir que retrata estupendamente a dos personajes que son personajes detestables, pero ambos por diferentes razones. Mientras que Guy tiene perfectamente interiorizado que es un buen tipo y que sólo quiere por fin el divorcio de su ex mujer para poder casarse, Bruno odia a todas las mujeres, menos a su madre, quiere deshacerse de su padre y se pregunta constantemente si sería capaz de matar a alguien. Recomendable como libro de crímenes, aunque tiene pasajes que se hacen cuesta arriba.

Más allá del olvido, Patrick Modiano


Este libro lo empecé en mi sequía, en marzo. Lo volví a empezar hace pocos días porque me daba pena no acordarme de qué se trataba o donde me había quedado. Además, leyendo un libro de Modiano ya podía tacharlo de la lista de los premios Nobel. Bueno, la historia, narrada por un personaje treinta y después quince años más tarde tiene varias inexactitudes que achacamos, obviamente, al narrador; además, tiene partes que el narrador parece haber decidido no contar. En eso reside gran parte de encanto e la novela, pues en la mayoría de los casos, los personajes se quedan como un misterio sin develar completamente, porque los vemos a través de un tercero. ¿Recomendable? Por supuesto.

La tienda de los suicidas, Jean Teulé


Libro simplón, sencillo, sin más pretensiones que entretener y criticar... algo que tiene que ver con el suicido, la vida y la muerte y la sociedad actual. Divertido, con gags recurrentes cada tres segundos, eso sí; entretenido, la verdad, tengo que admitirlo, pero con un final muy sorpresivo y poco desarrollo en algunas partes. A pesar de todo eso (porque últimamente estoy muy obsesionada con que las cosas tengan buena calidad además de ser entretenidas), recomiendo el libro si te gusta el humor negro (¡hablamos de una tienda de suicidas!) y los personajes extravagantes. No tengo mucho que decir sobre él porque no fue de esa clase de libros que me dejó pensando demasiado al terminar, pero que sí me hizo pasar un buen rato.

La casa en Mango Street, Sandra Cisneros


Quizá, junto con El aliento del cielo, el mejor libro del mes. La casa en Mango Street es un libro pequeñito, de apenas 110 páginas, que por medio de cortas historias nos va contado la historia de una niña chicana (mexicano-americana) que reside en Mango Street y quiere una casa con jardín y que pueda llamar suya; sin embargo, por lo mientras, tiene a Mango Sreet. Las historias son cortas, el lenguaje es sencillo y el hecho de que hablara de cosas que conozco y con las que me puedo sentir lejanamente identificada, me agradó. Además, la inocencia impresa en la narración hace el libro una pequeña joya que retrata con sencillez diferentes situaciones crudas. Recomendable, sí, muchísimo.

El arte de no decir la verdad, Adam Soboczynski


Libro pretencioso donde los haya,  además con ligeros toques de misoginía por allí y por allá. Más que relatos inteligentes, cuentos que me agradaran, me encontré con una especie de libro de autoayuda que se jacta de sí mismo y pretende "enseñarte algo para ir caminando por la vida". Libro inútil y sin gracia que no es ninguna guía para sobrevivir al mundo y ni siquiera es entretenido. Se vuelve aburrido a la sexta historia y tiene una reutilización de personajes que más que original, parece cómo si el autor no quisiera inventarse más nombres. De verdad, a pesar de lo corto, intragable e infumable; no se lo recomiendo ni a mi mayor enemigo, porque leer este libro es como estar en la cabeza de la persona más pedante del mundo.

Aristotle and Dante discover the secrets of the universe, Benjamin Alire Sáenz


Un buen descubrimiento cuando hablamos de literatura juvenil, porque los buenos títulos empezaban a escasear. Fue el libro que me leí en inglés este mes, así que en cuanto a técnica no tengo mucha queja, en cuanto a trama muy poco, y en cuanto a desarrollo de personajes me parece perfecto. Otro mes menos prolífico probablemente se habría coronado como una de las mejores lecturas del mes, pero este mes le gano la Cisneros (con una mucho mejor representación de la realidad chicana en Estados Unidos que la este libro) y McCullers (que supera casi todo en desarrollo de personajes). Aún así, recomendado por su manera de tratar y desarrollar a un personaje gay en un lugar tan profundamente intolerante como El Paso, Texas, en los años en que está ambientada la novela. Muy buen libro.

Así que el Junio, el total de libros asciende a 12. La verdad, mi mes más prolífico en mucho tiempo, y si así llego lista para el Maratón de Julio, no cabe duda que soy perfectamente capaz de lograr los 10 libros en un mes (más, por supuesto, el extra que será Todas las hadas del reino, de Laura Gallego).

lunes, 8 de junio de 2015

Lo que leí en vez de actualizar el blog

A mí la constancia no se me da, lo admito por todo lo alto. Sin embargo, leer sí que se me da y vengo con unas cuantas recomendaciones —o no— de los libros que leí y jamás mencioné por aquí porque decidí volver a desaparecer. No son muchos, apenas cuatro. 

El extranjero, de Albert Camus


Libro recomendable si lo que quieres es encontrarte con un protagonista con absoluta falta de empatía o sentido común. Digamos que yo estudiaría un curso de Literatura Francesa si lo basaran en Camus y, aun más, en este libro. Tiene algunas interesantes reflexiones ya al final, que me hicieron adorarlo todavía más. No creo hacerle una reseña realmente en condiciones porque tendría que releerlo y, con todo lo que me pondría analizar, seguro la reseña no la leería nadie por lo larga que me quedaría, así que mejor prefiero recomendarlo así, jurándoles que está bueno y que es un libro que todo el mundo debería leer al menos una vez en su vida. En goodreads, aunque no me gustan los puntajes, este se llevó sus 5 estrellas más que merecidas.

El graduado, de Charles Webb


Célebre película, sí. Como libro, tiene pocos méritos. Más que material de novela, todo el libro parece un largo guion cinematográfico con personajes acartonados y de personalidad dudosa. Trama interesante y desarrollo vertiginoso que evitan que uno caiga dormido y arreglan varios de los muchos problemas del libro, pero parece que le falta algo: alma. Por lo demás, la historia es buena, y para quién quiera conocer, lo recomiendo. No es uno de los mejores libros que he leído, pero tampoco se encuentra entre los peores. Libro para pasar el rato, sin embargo, si lo que cuentan es cierto, yo tengo que ver la película pronto. 

Ordeno y mando, de Amélie Nothomb


Por qué tradujeron así un libro que en francés se titula Le fait du prince (El hacer/deber del príncipe, me parece) es todo un misterio para mí. Sin embargo, la pluma de Nothomb se nota y sólo ese pequeño detalle me hizo acabarlo. Un inicio fuerte, con buen planteamiento, que se desinfla porque hay un clímax que nunca parece llegar. Habiendo leído ya Ni de Eva ni de Adán, esperaba algo mejor de una novela tan cortita, pero acabe decepcionada por la manera de llevar la trama. Eso sí, dentro de las cosas buenas, el final es imperdible. Recomendado con muchas reservas, porque a fin de cuentas, la escritora belga tiene una manera muy entretenida de contar hasta los libros aburridos.

Rebelión en la granja, de George Orwell


Increíble, ante todo. Es increíble que un libro tan cortito y protagonizado por animales te haga pensar de la manera en que este libro lo logra. Los animales se rebelan contra sus patrones, decidiendo que van a manejar ellos la granja. Sin embargo, la fiebre del poder pronto se apodera de los cerdos y las cosas comienzan a cambiar. Es una de las maneras más honestas que he visto de retratar casi todas las revoluciones del mundo. Rebelión en la granja trata, en particular, sobre la Revolución Rusa y todos los personahes que se vieron involucrados en ella, pero ya analizaré más eso en la reseña, antes de que les de flojera terminar de leer mi entrada.

América, de Franz Kafka


Kafka nunca visitó América y es por eso que su estatua de la libertad tiene una espada y San Fransisco está en la costa este. Las descripciones de este libro son delirantes porque es obvio que están basadas en unos Estados Unidos ficticios, sacados de  los periódicos que leía Kafka y lo poco que sabía. El protagonista recorre América en busca del sueño americano, encontrándose con unos personajes interesantes en el camino y sufriendo todo tipo de percances porque, todo hay que decirlo, Karl Rossman no es la persona con más luces del mundo. En américa conoce a un tío, toca el piano, se convierte en elevadorista y más tarde es perseguido por la policía. Narrado de manera divertida, evidentemente recomendado, aunque muchos dicen que no es lo mejor de Kafka.

El otoño en Pekín, de Boris Vian



Conocido por sus trabajos surrealistas, en El otoño en Pekín, una serie de personajes variopintos y extraños se reúnen en el desierto de Exopotamia, donde ha nacido el loco proyecto de construir un ferrocarril. Por supuesto, hablando de Vian y de surrealismo, ni el otoño, ni Pekín tienen que ver con todo el libro. De hecho casi nada tiene que ver con nada, como bien lo anuncia la contraportada. Sin embargo, aun surrealista, Vian nos habla del amor, del deseo y un poco de la explotación. Un libro entretenido, aunque me temo que no a la altura del libro anterior de Vian que leí, La espuma de los días. Interesante y vertiginoso. Lo recomiendo, por supuesto, a menos de que no toleres el surrealismo. Entonces, ni siquiera cometas el error de acercarte a él.