Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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viernes, 19 de abril de 2013

Love of lesbian


Volví a ese lugar, allí donde solíamos gritar. Y te recordé. Corría 1999 y ya éramos oniria e insomnia, besándonos en los portales ajenos, buscando los colores de una sombra. Me enamoré en tu segundo asalto de besos y caricias, caí rendida mientras me contabas la historia de una hache que no quería ser muda. Corríamos por Madrid, encendiendo incendios de nieve, abrazándonos para luchar contra un frío que se metía hasta debajo de los huesos…
Andábamos de la mano, un día en el parque y al siguiente en el cine, improvisando nuestras maniobras de escapismo, huyendo del mundo y de la realidad, para meternos en esos universos infinitos que no nos pertenecían. Andábamos abrazados, enseñándole el dedo corazón al mundo mientras nos besábamos y mientras decías «te hiero mucho» en vez de «te quiero mucho».

Han pasado diez años y voy a romper las ventanas para recordarte y hacer del caos un arte. Estás clínicamente muerto y no volverás a cantarme la orden de desahucio en mi menor nunca más. Y ando como alma en pena, lamentando los días no vividos a tu lado, preguntándome si vendrá a reclamarte la noche eterna de una vez por todas. Y si salimos de ésta ya nunca seremos los mismos…, no seremos aquellos amantes de 1999. ¿Dónde quedará nuestro domingo astromántico, mirando al cielo, contando estrellas infinitas?  ¿Dónde se irá ese Houston, tenemos un poema, seguido de tu voz recitándome a Sabines y a Chumacera, a Neruda y Paz, a Benedetti?
Pero amor, sin tu magia, ¿cómo voy a continuar?


Pueden intentar encontrar todas las referencias a uno de mis grupos favoritos, escritas un día de aburrimiento crónico y ponérmelo en comentarios. O simplemente leerlo sin pretensiones y decirme qué les pareció (y qué le entendieron).  Sea lo que sea que prefieran, la caja de comentarios está allá abajo y hace mucho que nadie completa una C.C. ¿Quién se anima? 

sábado, 2 de febrero de 2013

Sabina

Y te tiraste a la orilla de la chimenea y me miraste como miran los enamorados mientras sonaba la canción más hermosa del mundo, la que habíamos hecho nuestra, en la radio. Y era abril y teníamos más de cien mentiras para enamorarnos las dos, como si no hubiera mañana. Y allí, al lado de la chimenea que no estaba encendida, nos dieron las diez, mientras te quitabas las medias negras y la minifalda azul… y nos quisimos esa noche, y la que siguió… y la que siguió. Y entonces se acabó abril, y pasó mayo, con sus aguaceros y te fuiste dando un portazo que sonó a venganza. Y aquí estoy, en donde habita el olvido, como tonta, recordando tus besos y tus mentiras piadosas…; recuerdo tu cigarro a las dos de la mañana, princesa (porque todavía me gusta llamarte princesa, ¿sabes?). Y ahora estoy aquí, como si estuviera en la calle melancolía, sin esperanzas para largarme al barrio de la alegría…
Y a nosotras dos nos sobran los motivos para hacernos daño…, pero después de pasar por bares y por besos anónimos, aparados por la noche y el alcohol, borrachos de necesidad, te he acabado dando por perdida. Y a veces todavía me pregunto quién me robó el mes de abril, en el que fuimos tan felices; tú estabas conmigo, yo contigo…, y no queríamos nada más. Me he tardado en aprender a olvidarte diecinueve días y quinientas noches, atascadas todas de insomnio y de pastillas para no soñar, a las que les ruego que me hagan olvidar la perfección de tus besos.
Porque amor se llama el juego en el que jugamos a hacernos daño, desde la soledad del olvido. A veces me pregunto dónde estarás y por qué te fuiste dejándome el corazón en los huesos. Y a pesar de todo lo que me has hecho sufrir… a pesar del insomnio, de mi corazón cerrado por derribo… Y sin embargo, te quiero. Esta es la canción de las noches perdidas, ésas que perdí intentando olvidarte mientras te grababas a fuego en mi piel.
Andrea Vega
a 29 de enero de 2013
Si encontraron todas las canciones de Sabina, además de otras referencias a este genio, me caen muy bien (y déjenlas en comentarios, digo, si ya lo leyeron, entreténganse buscando). Sólo decía.

Por otro lado, ¡el blog ha vuelto!

sábado, 24 de noviembre de 2012

23 de Noviembre de 2012


Él era todo nervios y yo toda preguntas. Cuando me besó juro que nos olvidamos de todo: él de sus nervios y yo de mis preguntas

lunes, 23 de abril de 2012

Día de libro


Hoy es el día del libro y realmente no tengo una entrada como desearía para publicarla. Así que me limito a desearle un muy feliz día del libro y compartirles un microcuento que escribí en febrero.
                  
¡Feliz día del libro a todos!

Fantastic Flying Books, corto ganador del Óscar

Me pediste que escribiera algo para ti, así como le he escrito a todas mis novias, a todas mis amantes. Te quejaste de que nunca había escrito algo para ti. Pues aquí te va:

«Te amo»

Si piensas que es poco, imagina que te lo digo en todas las lenguas existentes (que no son pocas). No sé qué más decirte que no te haya dicho. Todas las frases de amor existentes han pasado por mi boca dirigidas a tus oídos. No tiene caso volver a escribirlas. Sólo puedo decirte eso.

«Te amo, te amo, te amo»

Imagina que esos te amo contienen todas las frases que te he dicho. En todas las lenguas. Y cuando leas esto, que tanto pediste que te escribiera, imagina que estoy a tu lado, acariciándote la mejilla como suelo hacer. Que te abrazo y que pego mis labios a tu oído y son ellos los que te dicen lo mismo, una y otra vez.

«Te amo, te amo, te amo»

Andrea Poulain

Nea

martes, 20 de marzo de 2012

Dos microcuentos



Hace días estaba pensando en participar en la convocatoria de la revista chilena “Un pelo perdido” (si son escritores, o aficionados o les interesa el tema, pueden ir a este link, e informarse, o directamente a la página de Facebook de la revista) con algun microcuento que escribiera y a esa hora ya van seis. Ninguno me convence para enviarlo, pero dos me han parecido lo suficientemente buenos como para compartírselos, ambos carecen de título.

El primero es muy curioso: habla de cuentos de hadas. Pero no de cuentos de hadas tal y como los conocemos…
Cuentan que en realidad, el cazador nunca encontró al lobo y que Caperucita Roja se quedó para siempre en su estómago. Dicen las malas lenguas que el príncipe era tan cobarde que no se atrevió a sortear un bosque de espinas y la Bella Durmiente se quedó durmiendo para siempre, sin que nadie se atreviera a despertarla. También dicen, por allí, que los enanitos no dejaron que el príncipe se acercara a Blanca Nieves, y que después de comer la manzana, nunca revivió. Cuentan que a la Cenicienta se le olvidó que debía volver a las doce, y el príncipe al ver roto el hechizo pensó que ya no era tan bonita y nunca se casó con ella después de verla vestida como una vil criada. Dicen que el príncipe murió ahogado porque la sirenita no pudo llegar a tiempo. Cuentan que ninguna historia termina bien...
Nea Poulain
Y el segundo es más común (principalmente, hace tiempo que escribo una novela —ahora en hiatus— títulada provisionalmente Thirteen y todo este microcuento lo imagino como un diálogo de Ranjiv —uno de los personajes— a su amada, Nefer):
—Tengo miedo. Te lo digo… o lo intento, pero siempre sales huyendo, nunca te quedas más de tres segundos para oírme. ¿Por qué?, ¿acaso no quieres oírlo? Me lo pregunto cada vez que lo intento, ¿sabes? Pareces ser la única mujer a la que no le gusta que le digan que la aman. 
Nea Poulain 
¡Espero sus comentarios!
Nea