Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain

sábado, 31 de agosto de 2013

Now you see me...


Los ilusionistas. Admito que la fui a ver porque era eso o ver The Bling Ring y aunque ver a Emma Watson me seducía, mi madre eligió está porque la veía con más acción. No la culpo. Pronto dejará de estar en cartelera y yo no tengo ni idea de si me gustó o no. Así que volviendo el tiempo atrás voy a hacer un recuento de las cosas que me gustaron y las que no, para ponerlo todo en balance.

Lo que me gustó:

  1. Daniel Atlas. Más que por ser Daniel Atlas, por sus trucos de cartas al principio. He de decir que fue el que más se me quedo grabado en la mente, porque no me acuerdo del nombre de la chica pelirroja, y apenas me acuerdo de los otros dos.
  2. Los efectos especiales. Algunos.
  3. La persecución con los carros. Siempre me gustan las persecuciones, más si acaban con carros volteados. Pero no es que esta haya sido una persecución muy impresionante, hasta la de The Italian Job le gana.

Lo que no me gustó:

  1. Morgan Freeman dando vueltas. Morgan Freeman… bueno, siempre actua de Morgan Freeman y generalmente hace películas extraordinarias, sobre todo como Antes de partir. Aquí está el hecho de que toda la película esperé que hiciera algo y nada, simplemente una gran nada. ¿Su personaje desenmascara magos? Pues bien, los de la película le llevan ventaja siempre.
  2.  La francesa. ¿Qué hace allí?
  3. El final en general. Todo lo relacionado a El ojo. El final sorprende al espectador, sí, pero resulta forzando, increíble, una declaración completa del hecho de que los personajes no están construidos y que cambian abruptamente de personalidad. Toma las salidas fáciles, finalmente.


En general, la historia tenía una premisa arrolladora, interesante y un comienzo muy bueno. Después desinfla. No tengo nada más que decir. No sé qué más decir. Sinceramente, esperaba algo más que efectos y movimientos de cámara: esperaba una historia que me mantuviera pegada a la pantalla.

viernes, 5 de julio de 2013

Todos mis sueños, tuyos

Este libro lo conseguí gracias a eBook Tours (que lamentablemente se está tomando un descanso temporal, pero no duden en inscribirse cuando vuelvan) y vaya que me ha encantado. Sobre todo porque deseaba hincarle el diente desde que se anunció su salida.

Sinopsis: Hace más de seis meses que Alexis no ve a sus padres. Cansado de ocultar su homosexualidad y soportar las humillaciones de su madre, dejó su casa arrastrando la depresión acumulada durante más de veinte años. Ahora vive en el centro de Buenos Aires, a veinte minutos de la Facultad de Filosofía y Letras, con Martín, un joven bohemio estudiante de Historia, y Franco, encargado de una librería y amante de la literatura medieval. En el bar de la facultad, Alexis conoce a Daniel, un estudiante de intercambio recién llegado de Estados Unidos, con quien inicia una relación.

Alexis vive en Buenos Aires y estudia Letras en la UBA; proviene de una familia desestructurada: un padre borracho, una madre loca. Alexis se marcha de su casa, harto, y acaba viviendo con Martín, estudiante de Historia, y Franco, de Letras, también gay, por el que es bastante notorio que se siente atraído. La novela se mueve en círculo: empieza y termina con la muerte de su padre, y se mueve a lo largo de esa circunferencia, con la voz de Alexis, que no duda en narrarnos los detalles de su día a día, junto a sus dudas y miedos, que lo embargan al principio de la novela.

Alexis
La voz de Alexis es única y creo que es mi parte favorita de la novela: la narración. Esa narración que vuelve a «Ale» real y te deja con ganas de abrazarlo repetidas veces mientras él se esfuerza por superar sus miedos y conoce a Daniel, ese sol de hombre por el que nadie puede evitar tomar parte, aunque sea un poquito, e inicia una relación con él, aun cuando sus preferencias están bastante claras desde el principio.

Sin embargo, la novela va más allá de las relaciones de Alexis. Es la historia de Ale, son sus miedos, sus amistades, sus dificultades, sus anhelos y sus sueños. Es la historia de un chico que nunca ha estado con un chico y que anhela a un novio, que ama la lingüística y no le importa la barriga de Franco, cuyos ligues de internet disminuyen cada vez más, debido a su tendencia a engordar. Es la historia del chico que trabaja en el bar de la facultad, del chico que habla de la sociedad mientras viaja en el colectivo.


El libro es la voz de Alexis y la voz de Alexis es sin duda, maravillosa. 

domingo, 23 de junio de 2013

El estereotipo de la chica lectora

Lee. Quizá tiene pocos amigos, pero los libros la acompañan a todas partes. No le gustan las fiestas y los viernes no sale porque prefiere quedarse en casa leyendo el último libro que le compraron e insiste en que es «diferente». Comparte imágenes por Facebook para demostrar cual diferente es. No le gustan las chicas con cuerpo de Barbie, y dice que su cerebro la hace hermosa (a pesar de que la hermosura viene, directamente, de las proporciones). No tiene  novio y dice que cuando sea mayor va a vivir con muchos gatos porque no encuentra a su amor platónico. Sus únicos ideales de chicos son los galanes de los libros que están específicamente creados para la masturbación mentar de las chicas (acá entre nosotros: no existen ni en pintura). Aun así, denigra a las chicas que no pueden ver la «profundidad» de un libro puramente comercial y juvenil y lo único que hacen son fijarse en los personajes masculinos. Dice que no gasta su dinero en ropa (porque la moda no le apasiona), sino en libros.  Se considera a sí misma un error de fábrica y le encanta compartir el texto de “Cásate con una chica que escriba”. Llega a creerse culta porque sabe de qué trató Romeo y Julieta y está claro que no quiere un amor así porque duró pocos días y acabó con muchos muertos. A veces llega a declarar que es depresiva y casi siempre parece estar melancólica. Grita a los cuatro vientos que se «enamora» de todos los personajes que ve y se queja de que ningún chico de carne y hueso es así. Odia los estereotipos y lo más irónico, es que ella es uno.
                                   
¿Quién no conoce a una? ¿Quién no ha visto una en las redes sociales? Ponen toda su alma en demostrar que son buenas lectoras (¿según nos estándares de quién?) y algunas veces declaran a los cuatro vientos que sin tan pobres que tienen que leer en PDF’s (chica, si fueras tan pobre no tendrías el Smartphone ni me preguntarías como leer ePubs ahí), no como las gringas, que son como diosas, porque las gringas no tienen que esperar que la traducción salga (aprende a leer en inglés, o mejor, lee a hispanohablantes), las gringas obvio obvio no tienen por qué descargar PDF’s para leer (¿y tú qué sabes si lo hacen o no?, ¿les has preguntado?)… Publican las mismas frases en Twitter, las mismas fotos en Facebook, re bloguean las mismas cosas en Tumblr. Su mayor pasión —de casi todas— es el olor del papel, de un libro recién abierto. ¿Conoces a una? Quizá sí, quizá las has visto merodeando por ahí, intentando convencer al mundo de que son mejores personas por el hecho de leer y no ir a fiestas, ni salir con sus amigos. Pero, tristemente, leer no te hace culto, no te hace mejor persona, no te vuelve la madre Teresa de Calcuta.

Una chica lectora no puede ser aficionada a vestirse bien, ni a usar vestidos para gustarle a alguien. Es tachado de «superficial» al momento, como delito. Generalmente son ese mismo tipo de personas que denigran a otros lectores porque «sólo leen sagas de moda», «no ven más allá del personaje masculino», «no entendieron el verdadero mensaje del libro», y otro miles de ejemplos. Parece que lo que verdaderamente disfrutan es presumir los libros que han leído (que van desde sagas de moda hasta Marquéz y Shakespeare, no vaya a ser que no se vea una lo suficientemente culta), ya no el acto de leer verdaderamente, ya no el acto de angustia cuando le va a pasar algo a tu personaje preferido.

También son sensibles. A quien no llora con El Diario de Noah, Bajo la misma estrella, Tres metros sobre el cielo o cualquier libro parecido le dicen que es insensible, qué cómo puede ser, porque es imposible que eso pase. Prefieren el libro sobre la adaptación, obvio, y les cuesta entender que la adaptación es eso: una adaptación; y que los actores no están hechos a la medida de su imaginación. ¿Las has visto vagando por ahí? Dicen que los directores que dirigen las películas basadas en sus libros favoritos son unos idiotas porque borraron dos segundos del libro que obvio obvio son súper esenciales para entender la trama.  


Las he visto: pueblan el mundo como las barbies rubias, copia una de otra. Esgrimen el «soy diferente» como lema y Twittean frases «profundas», cada una más cliché que la otra, sacadas de Tumblr. Son el estereotipo de la chica lectora, poco sociable e incomprendida por una sociedad superficial.