Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain

martes, 21 de marzo de 2017

The education of Margot Sanchez, Lilliam Rivera | Reseña

Reseña: Pretty in Pink comes to the South Bronx in this bold and romantic coming-of-age novel about dysfunctional families, good and bad choices, and finding the courage to question everything you ever thought you wanted—from debut author Lilliam Rivera.
THINGS/PEOPLE MARGOT HATES:
Mami, for destroying my social life
Papi, for allowing Junior to become a Neanderthal
Junior, for becoming a Neanderthal
This supermarket
Everyone else
After “borrowing” her father's credit card to finance a more stylish wardrobe, Margot 
Sanchez suddenly finds herself grounded. And by grounded, she means working as an indentured servant in her family’s struggling grocery store to pay off her debts. 
With each order of deli meat she slices, Margot can feel her carefully cultivated prep school reputation slipping through her fingers, and she’s willing to do anything to get out of this punishment. Lie, cheat, and maybe even steal…
Margot’s invitation to the ultimate beach party is within reach and she has no intention of letting her family’s drama or Moises—the admittedly good looking but outspoken boy from the neighborhood—keep her from her goal.
(Si alguien necesita o quiere la traducción de la sinopsis, la pongo con gusto, sólo díganme aquí abajo).

Este libro se puede describir como un montón de oportunidades desaprovechadas... pero fuera de todo, no es un mal libro. Retrata a la comunidad puertoriqueña de Nueva York, en el Bronx, y trata con muchos de los estereotipos con los que se conoce a los latinos (lo cierto es que la cultura latinoamericana es tan variada que, excepto por algunas cosas, cambia de país a país). No sé exactamente por donde empezar, así que vamos parte por parte, ¿está bien? 


Primero, los personajes. Creo que es lo que encontré más interesante, porque me gustan sus contradicciones humanas. En especial las de la protagonista, que es una niña bien que a veces quiere defender la justicia, pero a la que en realidad lo que más le importa es ser aceptada socialmente en su escuela de niños ricos, pasar las vacaciones en los Hamptons y huir del supermercado de sus padres. Además, parece huir de su herencia latina, quitándose sus rizos naturales y básicamente ignorando sus costumbres y su cultura. Margot aspira a pasar por blanca o al menos, a tener sus privilegios; Margot es de una familia no mal acomodada gracias a que su padre tiene dos supermercados en el Bronx (aunque le da vergüenza admitir que vive en e Bronx), va a una escuela que la cuesta medio riñón a sus padres y se deja influir por sus amigas con tal de ser aceptada socialmente. Es una historia un poco triste la suya, aunque para ella parece que la felicidad significa estar un poco arriba en la cadena alimenticia social.  


Junior, por otro lado, es su hermano, siempre metido en problemas, algo violento, que nadie sabe exactamente lo que hace a veces y que perdió una beca en la universidad por lo que ahora trabaja con su padre. En el libro no se explora demasiado la extraña relación entre los dos, pues Margot muchas veces lo juzga sin saber (y otras tanto tiene fundamentadas sospechas en su hermano), pero admite que se preocupa por él y Junior la amenaza si la ve hablando con chicos y al día siguiente le dice que la quiere. Los padres de Margot, por otro lado, parecen una pareja normal. Su padre se hace el que no ve ante la violencia de Junior y su madre se hace la que no ve ante las infidelidades. Parecen una familia de tantas. 

Sin embargo, encontré muchas oportunidades desaprovechadas ya sólo de ver a la familia: 

1) Carecen de conciencia social y parece que han olvidado su origen humilde, pero esto no se trata no por la tangente. No digo que deban cambiar de opinión, porque la mayoría no lo hace en realidad y me pareció que la autora simplemente trataba de retratar las cosas tal cual eran, pero me hubiera gustado, aunque fuera, un comentario por allí sobre el clasismo de su familia, que se apresuraba a juzgar edificios y vecindarios enteros como vecindarios llenos de drug dealers y peligrosos. 


2) Hay muchas dinámicas de poder que se mencionan pero son abiertamente ignoradas por la narración. La historia de los latinos es la historia del macho men y la wonder woman. Leí un artículo que hacía una comparación así: las mujeres latinas han peleado hasta el cansancio por lo que es suyo y por poder verse cara a cara con los hombres, pero aunque las mujeres ganan terreno, los hombres no ceden el suyo, entonces vemos retratadas muchas dinámicas de poder y machismo a lo largo del libro, pero la narración las deshecha fácilmente a la mayoría (casi). Por ejemplo, Margot critica que su padre y su hermano siempre estén sobre ella para averiguar si le habla a chicos y que su hermano no tenga las mismas reglas; aunque las quejas son constantes, al final del libro parece que metieron todo el tema bajo una alfombra y ni se soluciona, ni se menciona. Por supuesto, está el tema de las infidelidades y cómo las mujeres se juzgan entre ellas aún (sin darse cuenta de que el cabrón es el hombre) y la falta de empatía hacia la mujer latina, wonder woman o no. Se retratan, pero Margot los ignora, entonces siento que aunque el libro no está mal, todas esas oportunidades desaprovechadas... dios.

3) Hizo falta una mejor crítica al rechazo de tu cultura simplemente por aspirar a lo que los blancos tienen. Margot hace a un lado su herencia latina cuando se trata de sus amigos blancos. Quiere ser como ellos en todo, incluso cuando eso implica mentirle a sus padres y robarles $600dlls por tomar una de sus tarjetas de crédito y comprar ropa sólo por pertenecer. Al final, por supuesto, Margot tiene que enfrentarse a todo lo que ha hecho y a la idea de que esa Margot no es la verdadera Margot, pero a pesar de que la cultura y la raza tienen mucho que ver en todo el asunto (Margot es latina pálida, puede pasar por blanca, mientras que su madre y su hermano son afrolatinos, se menciona que es la única latina en su escuela), al final no se menciona mucho el asunto y todo se trata como una búsqueda del ser bastante superficial, más que ligarla a la propia cultura y al asunto de la raza que es tan controvertido. 


Por otro lado, aun hablando de los dintitos personajes, tenemos a Moises (y a su omnipresente hermano que sale mencionado cada dos por tres). El chico no es muy privilegiado en cuanto a clase social se refiere, tiene un antiguo expediente delictivo del que se arrepiente y es tiene una gran pasión cuando se trata de defender a los más desfavorecidos. Para mí, Moises es el highlight de la novela, the real shit. Me gusta su pasión, que no se adelante a juzgar las cosas y con él, aunque vi oportunidades desaprovechadas, no vi demasiadas y la autora aprovecha su personaje en las pequeñas cosas, como por ejemplo: 

1) Habla de la gentrificación, de como obligas a salir a la gente de un vecindario cuando no la quieres allí y sólo dejas a la gente que valga la pena, según tus estándares, volver. Su lucha social no toma un papel muy importante en la novela, pero cuando lo hace, Moises siempre dice la verdad (y eso es, usualmente, lo que nadie quiere escuchar). 

2) Al hablar de su pasado delictivo, dice «era lo que todos esperaban de mí». Deja ver, con esa sola frase, las pocas oportunidades que tienen los más pobres o desfavorecidos ante los que sí pueden acceder a una educación sin problemas y cómo la gente simplemente espera que acaben metidos en problemas legales que generalmente tienen que ver con drogas. 


Con Moises, todo era win-win. Camille y Serena son las amigas ricas, superficiales las dos a simple vista, aunque revelan tener sus propios problemas familiares. Son privilegiadas y no hay más que decir. Nick es el chico que le gusta a Margot, pero está allí y a nadie le importa, realmente. Ella piensa constantemente en él, pero sus pensamientos sólo te dejan ver que se ha hecho una ilusión de él porque no lo conoce realmente (y queda todo bien aderezado con mucha contradicción humana). Jasmine, una de las cajeras del supermercado, agresiva, decidida, injustamente juzgada (pues está metida en relaciones de poder muy cabronas donde ellas siempre lleva las de perder y lo poco que le queda de libertad para decidir lo aprovecha), Elizabeth, antigua amiga de Margot que no le teme al ridículo y es una artista, además de otros dos o tres chicos que andan por allí dando vueltas y salen cuando la trama los necesita. 

La novela es un coming-of-age y es como si una película de Lindsay Lohan de las de antes se hubiera estrellado con el Bronx y la comunidad puertoriqueña que vive en él. La trama es sencilla: Margot está castigada y quiere y a los Hamptons y todo se revuelve alrededor de ese pequeño inconveniente y la maduración a trancazos de la chica. Tiene muchas palabras en español, por supuesto, cuando la lees en inglés y esa es una de las cosas que se pierden con las traducciones. De momento no está traducido al español, pero para quien quiera empezar a leer en inglés es perfecto porque es muy sencillo


A mí el libro me gustó, normal, ni lo recomiendo ni no lo recomiendo, creo que se pudo haber aprovechado de mejor manera sin perder su tono medio chick-lit película de Hillary Duff, pero ahondando en temas más complicados. Aun así, me gustó como para considerarlo decente. Si les interesa, no duden en leerlo. 

domingo, 19 de marzo de 2017

América Latina, el eurocentrismo y el tercer mundo

Hace unos días me dejaron un comentario en una entrada (Feminismo de antes vs Feminismo de ahora, ¿qué ha cambiado?) en la que me decían que quien más necesitaba las manifestaciones feministas era el tercer mundo, porque allí las mujeres eran más oprimidas, pero que justo en el tercer mundo no había visto una sola. Supuse, por los ejemplos y la manera de hablar, que quien escribía era una mujer Española (porque el nombre era femenino). No voy a exponer a la persona porque eso no viene al caso. Pero entonces me quedé pensando: ¿saben lo que es el tercer mundo?, ¿saben cómo es el tercer mundo? También, en el comentario, había una frase que parecía asumir que en el tercer mundo faltaba internet. Y me quedé de a cuadros y entonces empecé mi rant mental.


Siempre me ha parecido que todo es muy Eurocentrico o Estadosunidoscéntrico. O que se consideran el ombligo del mundo. Pero allí tenía yo, a una mujer española, enfrente de mí, diciéndome esas cosas del tercer mundo. A mí, una mujer en internet del tercer mundo. Porque México y toda América Latina es tercer mundo. Si es que no lo sabían, lo somos. Tenemos internet, no me imaginé las marchas feministas que hubo y tenemos uno de los movimientos feministas más grandes en el mundo en toda América Latina. 

Por supuesto, también soy clase media y no represento al tercer mundo. Pero viví en India mientras mi familia creía que estaba en un pueblo bárbaro, que sólo había lodo. Una vez me preguntaron en un foro que cómo me podía conectar a internet si estaba en la India (¿?). Alguna vez, estando en México, conté que se oyeron balazos en la colonia vecina y una amiga española se murió de miedo y me preguntó que como era posible que yo conviviera de esa manera con la violencia. En general, que la gente de por hecho que su estilo de vida es el único me desespera mucho. No todo es el mundo occidental, no todos vivimos de la misma manera. De todos modos, deja de asumir cosas sobre el tercer mundo.

Mujeres zapotecas

1) Hay internet (casi siempre) y servicios básicos


Tenemos internet en pueblos olvidados por dios. Por supuesto, el porcentaje de la gente que tiene acceso a internet es un sector más o menos privilegiado y varía de país a país. Pero si yo vi a mi compañera de cuarto en India que era del Sudán del Sur hablar en Facebook que su mamá que estaba en Sudán del Sur, no me van a decir a mí que en el tercer mundo no hay internet. Los apagones por parte del gobierno, que se han dado en muchos países africanos y algunos árabes, se han dado para detener descontentos y muchas organizaciones internacionales han dicho que violan los derechos humanos. Pero sí, hay internet en casi todas las esquinas del planeta (no, no en todas, eso es cierto). Pero hay internet en Egipto y lo hay en América Latina y lo hay en Sudán y lo hay en Libia. Lo hay en Arabia Saudí (¿no ven JanaVlogs, una chica Saudí genial que vlogea en inglés y en árabe, a veces desde Jeddah, su ciudad natal?) y lo hay hasta en Siria. Por favor, ¿qué creían que era el tercer mundo? ¿UN MUNDO SIN CIVILIZACIÓN AL QUE DEBÍAN SALVAR? Ya creyeron eso una vez y nos dejaron en la catástrofe, gracias por nada, gente blanca. (Quizá debería mirar a mis antepasados, debe de haber blancos españoles colonizadores por allí).

The most accurate thing in Pocahontas
Ahora, hablando de los servicios básicos, sí, los tenemos. Es más, en México, el servicio de salud es supuestamente gratuito. También tenemos carencias que te cagas en los servicios básicos. Hay comunidades donde el agua no llega, donde la electricidad no llega, donde no mira ni dios. En India, la electricidad se va siempre, más o menos una vez al día, hay racionamiento de agua porque tienen un problema enorme con la cantidad de gente y el agua disponible. Pero hay servicios básicos. También hay carencias. Hay pobreza y a veces es más que en los países del primer mundo. Pero, en serio, no somos un mundo sin civilización que deban salvar, en serio. Si algo nos ha jodido en este mundo es la colonización (debo hablar de ese tema alguna otra vez).

Mujer huichola

2) No sólo África y los países árabes son el tercer mundo.


Un amigo Libio decía que cada que decía que era Africano la gente creía que hacía rituales raros y vestía taparrabos y que en áfrica no había nada. Una vez, una chica de Nigeria, harta de las preguntas de si en África había esto o lo otro o aquello, le gritó a otra chica si creía que en África no había civilización o que África era toda igual. Y acto seguido se puso a enumerar las diferencias culturales entre tribus y países tan rápido que casi nadie le siguió la pista. Y una amiga que vive en los Emiratos Árabes, dijo como la mayoría de la gente creía que Arabia Saudí no era un país monstruosamente rico (como, de hecho, es). Todos esos estereotipos no le ayudan a nadie.

Mujer mixe
Sí, África es más pobre, pero si quieren saber por qué está jodida podrían mirar a la Europa de no hace tanto tiempo, que dibujó fronteras como quiso y se partió África como un pastel. Una de mis maestras de historia lo solía explicar así. El colonialismo separó y segregó, no sólo en África, sino en todo el mundo. El colonialismo dejó culturas extintas o al borde de la extinción. Pero bueno, menos creer que el tercer mundo es horrible y más, de hecho, aprender y escuchar.

3) La pregunta de si puedo vivir entre tanta violencia no tiene sentido


No vivo en medio de una guerra. Pero me la han hecho. Porque en México hay narco, porque hay muchos desaparecidos, porque a veces se oyen balazos en la colonia de atrás de mi casa (y decir, a veces, para una colonia más o menos popular, es que es tranquilo), porque hay muchos asaltos, porque no puedes caminar por la calle sin que te asaltes (curiosamente, en la India puedes sacar dinero a las 3am y no pasa nada. Pero no les preguntes por la violencia sexual). La pregunta no tiene sentido, es ridícula, no es que pueda, es que lo vivo. Y ya. No es como que tuviera muchas opciones, eh.

Mujer maya
Y voy a usar a mis amigos para ejemplificar el asunto en otros países, porque la verdad es que no puedo hablar por nadie: mis amigos Libios tenían tazas de Lybia Free, acababan de echar a un dictador, había disturbios. Y allí estaban. No concebían que les preguntaran cómo vivían con la violencia. Porque, para ellos, como decía uno, no es que hubiera muchas opciones. Discutían los problemas militares en África como quien discute de lo que va a cenar mañana. Había un chico de Chad a veces. Otro de Sudán. Hablaban de guerras, te contaban como había sido. Le echaban la culpa a sus ex dictadores o a sus dictadores, a que su independencia era muy reciente. Lo vivían, y ya. 

Una amiga afgana era capaz de decirte cómo era ser mujer el Afghanistán rural (no en Kabul) si preguntabas, pero la pregunta no le gustaba. No le gustaba hablar de ello. Me gustaría darles más ejemplos, pero creo que queda claro. Lo que se necesita no es que compadezcan al tercer mundo, sino que presten atención a las noticias (si es que les interesa) y sepan que pasa en él.

Los seris

Y la última cosa.

4) No somos culturas raras y exóticas que puedan usar


¿Necesita explicación? Porque yo fui a la India y si algo aprendí ahí es que se debe respetar la cultura del otro. Que muchos no van a tener problema en compartirla contigo (había una chica de Zambia que le hacía cornrows a todas sus amigas, cosa que me llamó la atención; pero sólo a ellas y a nadie más, odiaba que gente random le fuera a pedir y había otra que se enojaba con ella por hacer eso), que te van a invitar a sus festivales, te van a regalar de su ropa típica, a enseñar como se pone, se van a ofrecer a enseñarte como se pone un turbante en tu cabello, te van a dibujar mehandis mientras te explican qué significan y por qué se hacen y te enseñan las diferencias entre las formas árabes y las hindúes, que te van a invitar a ver sus ritos y te van a preguntar por los tuyos. Pero una cosa es que la compartan contigo y otra es usarla como Juan por tu casa. Ninguna cultura en el tercer mundo es algo exótico de la que la gente pueda apropiarse, fin.


[Todas las imágenes son de pueblos indígenas de México o elementos culturales del país adrede.]

viernes, 17 de marzo de 2017

Woman at Point Zero, Nawal El-Saadawi | Reseña

Sinopsis: Nawal El Saadawi’s highly acclaimed feminist novel, Woman at Point Zero, follows the life of Firdaus, an Egyptian peasant girl, from her childhood of incomprehensible cruelty and neglect to her end in a grimy Cairo prison cell.
From her earliest memories, Firdaus suffered at the hands of men—first her abusive father, then her violent, much older husband, to finally her deceitful boyfriend-turned-pimp. After a lifetime of abuse, she at last takes drastic action against the males ruling her life.
(Si alguien necesita o quiere que la traduzca, con gusto).

¿Recuerdan que en el Tag Feminista de hace dos días dije que quería leer esta novela? Bueno, como es cortita (tiene apenas 128 páginas), me puse a leerla y la acabé en un día. No podía soltarla. Las 128 páginas de la historia de Firdaus me mantuvieron completamente pegada a mi kindle durante como tres horas y sólo me detuve porque tenía que hacer un examen y no podía con el kindle en la mano. La leí en inglés y, de hecho, lo considero recomendable porque leí una traducción directa del árabe. La novela fue publicada originalmente en árabe en 1975 y esta edición que yo leí es más reciente, con un prólogo actualizado sobre la autora.

La autora de joven
Antes de la publicación de este libro, en 1972, la autora trabajaba como Directora General de Salud Pública del gobierno egipcio, pero al publicar un libro llamado Mujeres y Sexo perdió su trabajo. ¿Por qué? Denunciaba la mutilación genital femenina, una práctica bien vista en el Egipto de aquellos tiempos. Hoy, en Egipto, el gobierno la prohíbe y supuestamente la sanciona (aunque no muchos doctores han ido a la cárcel por practicarla) y han logrado recudir, en los últimos años, la mutilación genital femenina más de un 10%. Tienen un plan para reducirlo otro 10%. Hoy, esa terrible práctica se practica en el Nordeste de África principalmente y en Yemen. También en la zona subsahariana y, contrariamente a lo que la gente hoy en día parece creer, no nació con el Islam (hoy en día, además, no se practica en muchos países de mayoría musulmana). Hay registros que cuentan que ya existía mucho antes de ello y, en las zonas de África donde se practica, la práctica no distingue religión. Firdaus, la protagonista del libro, sufrió la mutilación genital femenina. También la autora y esa práctica ha marcado su obra.
Cuando tenía 6 años la daya (comadrona) vino con una cuchilla en la mano, me sacó el clítoris de entre los muslos y lo cortó. Dijo que era la voluntad de Dios y que ella había cumplido su deseo.
(Nawal Nawal El-Saadawi, La hija de Isis).

En la novela Mujer en Punto Zero, Firdaus describe esta experiencia en las primeras páginas diciendo que no comprendía lo que había pasado, como un placer perdido para siempre. Y es que en la época en que este libro se publicó, ser mujer en Egipto no era lo mejor que te podía pasar. Aun hoy, varias organizaciones internacionales califican a Egipto como el peor país árabe para ser mujer. Lo cierto es que alrededor de esas ideas hay muchos prejuicios, porque la gente se suele imaginar a Egipto como un país bárbaro y sin ley. No es cierto. En India tuve el placer de conocer a dos egipcias, una de ellas egipcia cristiana, de una familia acomodada porque estudiaba en una universidad privada (sí, el 99% de la gente que conocí en la India tenía mucha más solvencia económica que yo, eso pasa cuando vas a una unviersidad privada a estudiar). Me contó algunas cosas de egipto. Las buenas y las malas. También me contó que en Texas le habían hablado en español y bromeo con el hecho de que los rizos de nuestro cabello eran casi iguales (aunque ella tenía más) y el color de piel era casi el mismo. Me dijo que yo parecía árabe egipcia. Yo le dije que ella parecía latina. Sólo estuvo un mes en India y luego se fue. A mis compañeras les escandalizaba que saliera con blusas de tirantes, que se hiciera la cera, que siempre estuviera en shorts en el hostal y que su mejor amiga fuera una egipcia musulmana que usaba hijab, pero sólo cuando iba a comer (porque servían hombres) o salía. Habían elegido India juntas. Así que me contó cosas de Egipto.


Y me dio curiosidad y ahora estoy convencida de que debo pisar Egipto al menos una vez en mi vida y ver todas las maravillas que tiene. Nawal El-Saadawi hablando de Firdaus, por el contrario, es todo lo contrario a esa chica egipcia. Firdaus nació pobre y sólo obtuvo un certificado de escuela secundaria. Su padre la golpeaba y su tío abusaba de ella. Su madre nunca se ponía de su lado y, si no había suficiente comida, no le daba de comer. Cuando sus padres murieron, su tío la llevó a Cairo y le dio una educación, pero después la casó con un hombre mucho mayor que ella que la golpeaba y, al quejarse ella, su tío le dijo que todos los hombres golpeaban a sus esposas. Ella lo cuestionó, diciendo que un hombre que conocía la religión como él no podía golpear a su esposa, porque Dios no dicataba eso. Lo único que consiguió, frustrada, fue descubrir que los hombres que conocían la religión se creían con el derecho de golpear a sus esposas.


Entonces, Firdaus empezó a buscar su libertad desesperadamente. Cualquier libertad estaba bien. Firdaus no había conocido nunca ni la libertad ni el amor. Nadie nunca la había puesto a ella primero. Con sus padres, el cuarto más frío en invierno estaba destinado para ella; con su tío, ella ocupaba un duro sofá mientras su tío ocupaba la cama. Nawal El-Sadaawi describe la busca de libertad de una mujer de manera desesperada. Ella misma achaca la pérdida de libertad en su país y en gran parte del África árabe al colonialismo. Dice la autora en una entrevista: «Mi madre fue mucho más libre de lo que ahora es mi hija». Así es Firdaus, que busca la libertad como puede. Acaba en la prostitución, donde dice que al menos ella puede establecer el precio por su cuerpo. Hay una parte donde ella admite que, de cierto modo, creía que se estaba autoconvenciendo. 

Creo que este libro debe ser un must-read de la literatura africana, sobre todo de la literatura africana feminista. La autora ha sido una de las mujeres más prominentes en el feminismo, callando a todos los que dicen que ya sólo en los países árabes se oprime a las mujeres (recordándoles que es una opresión universal), dejando en claro que no apoya a ningún gobierno, porque ningún gobierno apoya a las mujeres (sino sólo a aquellas que están con él) y que fue presa política por criticar el gobierno en Egipto. De verdad, este libro es muy cortito, me dejó muy bien sabor de boca y lo deben de leer. Está traducido al español, aunque me parece que es complicado de encontrar. Lo recomiendo muchísimo.