Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain

jueves, 23 de junio de 2016

Este que ves, Xavier Velasco | Reseña

Sinopsis: «El de la pintura es un niño desesperado. Necesita salvarse y no imagina de qué. Quiere salir de ahí, no sabe cómo.»
Ser niño es entender que el que lleva al infierno es un camino corto. Se llega sin saber, se escapa sin pensar, se vuelve sin querer.
El niño de esta historia se resiste a contarla. Antes que darle un sitio en su memoria, preferiría darle sepultura. Cuando menos lo espera, ya está inmerso en un juego trepidante que le permite todo... menos dejar morir una historia. Se trata de salvarla, ése es el juego.
No es que la infancia sea en sí difícil, sino que sus fantasmas resultan invencibles y sus muros -horror- inexpugnables. En un proceso inverso al exorcismo, el autor se transforma en personaje, el retrato en fantasma, la cicatriz en tinta: «Se escribe, igual que se ama o que se vive, porque no queda más alternativa, ni se ve escapatoria tolerable.»

Xavier Velasco y yo fuimos niños (y adolescentes) muy diferentes. Yo era tranquila y bien portada en general, aunque cuando los mayores no miraban y tenía influencia de otros niños era capaz de hacer bastantes burradas. Y las hice (con la ventaja de que, como era bien portada, siempre regañaban a todos los demás primero antes de fijarse en mí). Lo que Velasco y yo compartimos, así, lejanamente, son los pedos mentales que te deja el ser hijo único. De veras lo entiendo porque yo también aprendí a jugar sola y cuando jugaba con alguien me tenían que explicar todo mil veces, hasta que entendía. Sabía entretenerme sola, que era imposible para casi todo el mundo; hasta hablaba sola, fingiendo conversaciones. En serio, niños, ser hijo único te deja tocado. (También tener medios hermanos demasiado mayores para vivir contigo y crecer como hija única, que es mi caso).


¿Qué demonios es este libro? No tenía demasiado chiste porque ya me sé el final. O sea, que este libro es como algo anterior a La edad de la punzada (mismo autor, obvio) y La edad de la punzada es más o menos mi biblia de la adolescencia (con todo y lo diferentes que somos Velasco y yo). Pero igual, el asunto del libro no es saberse el final sino lo que está en el medio, junto con todos los pedos mentales de Velasco. Cuando yo era niña era igual de insufrible que Velasco, sólo que de manera diferente. En mi casa no había dinero para tener moto, pero sí para libros y para que yo escribiera historias sin final. (Aunque con el tiempo mejoré en ese asunto).

Probablemente este libro sólo sea de interés para los fanáticos de Velasco. Mi papá empezó a insistir que yo lo leyera casi el año que salió, pero tuve que pasar por Diablo Guardián primero. Si no, quien sabe qué hubiera pasado. Xavier me hubiera parecido insufrible, mimado. Al final, resulta que leer Diablo Guardián primero tiene sus ventajas. Es la historia de su infancia y como la vida no tiene estructura de novela (introducción, desarrollo, clímax y desenlace) este libro tampoco la tiene. Es corto porque no necesita más páginas. Es la historia de la infancia y se corta en cuanto esta acaba. Es la infancia sin aderezarla con nostalgia, es infancia, simplemente. Todas esas horas muertas y aburridas, el suplicio de ir al colegio y de estar en un grupo donde no te quieren,

Al final este libro me gustó porque puedo identificarme un poco con el protagonista, o sea, con Xavier. No en la parte de malcriado, mimado y desordenado del salón, pero si en todo lo demás. Sobre todo cuando hablamos de la soledad y de escribir. Suelo estar muy en paz yo sola porque siempre lo estuve cuando era chiquita. Tenía amigas en mi calle e iba a jugar, pero la mayor parte del tiempo lo pasaba yo sola con diez barbies y tres kens.


¿Que si recomiendo este libro? Claro que sí. Aunque sepa que no a todo el mundo le va a gustar como a mí porque espero que alguien lo encuentre y se sienta como yo, o le guste o recuerde su propia infancia. Qué se yo. Lo recomiendo.

martes, 21 de junio de 2016

Ella trae la lluvia, Martha Riva Palacio | Reseña

Sinopsis: Calipso llegó a la isla en el peor momento. El calor avanzaba enloqueciendo a los pescadores y lo único que hacía falta era el pretexto para desatar un conflicto. Tras su primer encuentro con ella, en la playa, Teo se ve lanzado todas las noches a otro mundo. Ahí, el amor, la guerra, los sueños y la muerte cobran un matiz diferente. Conforme va descifrando cuál es la historia de su nueva amiga, el chico de doce años cae en cuenta de que en la superficie hay monstruos más peligrosos que los que habitan en las profundidades del océano. Esta es una historia sobre una voz perdida, una bruja de cabello azul que cree saberlo todo y cómo seguir nadando en medio de la sequía.

¿Alguna vez sienten que un libro los llama desde el estante en que está exhibido? Esa es una de las pocas cosas típicas lectoras que me pasan ―los libros nuevos apestan a pegamento según yo, me da igual rayarlos y escribirles en los márgenes y ciertamente no los trato como nada que sea sagrado― en mi vida y eso fue lo que me pasó con este pequeño libro de exactamente 99 páginas ―bueno, quizá unas dos más, pero ahí se detiene la numeración― de la autora mexicana Martha Riva Palacio, con ilustraciones de Roger Ycaza y perfecta edición de el Naranjo, con texto azul, como el mar; si fue a propósito o no, yo ya asumí que sí. No me contradigan, déjenme vivir el sueño.


En la isla las personas se dividen en dos grupos, uno de los cuales culpa al otro por la falta de peces, la sequía y básicamente toda tragedia que les pueda acontecer para demostrar que no los quieren. Los isleños son los oriundos de la isla y llaman criollos a los de afuera; los criollos se llaman a sí mismos la gente del mar y por lo que muestra el libro, son migrantes que se han visto desplazados de sus tierras hacia la isla. Teo es una mezcla entre ambos y le parece que no es bien aceptado en la isla, en donde vive con su tío desde que sus padres murieron, pero tampoco abiertamente rechazado. Como quien dijera, está en un vacío legal. La historia empieza con la llegada de Calipso de la mano de su abuelo, ambos criollos a la isla, mientras Teo nos empieza a explicar sus aventuras junto con la forma de vida en la isla.

Yo soy una optimista de la vida y estoy del lado de Teo: él no entiende por qué los isleños tratan mal a los criollos y yo... bueno, yo ya hubiera empezado a hacer campaña social por sus derechos, pero no estoy en el libro ―¡lástima! Pero si lo estuviera, no sería este libro tan infantil―. Sin embargo, hay quien intenta racionalizar el rechazo y a veces, hasta el odio, por los criollos y admite su discriminación como si cualquier cosa fuera ―cuando, después de incontables libros, películas y noticias deberíamos aprender que no es cualquier cosa y que más bien causa muchos problemas―; hay personajes que sólo repiten lo que otros han dicho ―por encajar―, algunos que intentan cambiar la situación ―pero no se atreven a mucho―, otros que atacan a los criollos directamente y finalmente, los más peligrosos de todos, los indiferentes. 

Teo es un niño y no ha venido al mundo con los prejuicios de los adultos y, como es un poco extranjero, tampoco entiende las peleas. Por eso no tiene ningún problema en relacionarse con Calipso, una niña que no habla, o con su abuelo. Y tampoco, desde que agarró un collar en la playa, encuentra nada extraño soñar con una niña de cabellos azules y ojos dorados, porque desde que murieron sus padres no soñaba. 

Por alguna razón que desconozco, la mayoría de los escritores... no, no esperen, la mayoría de los artistas, tiene alguna clase de fascinación con el mar. Como alguien que apenas recuerda el mar, lo puedo entender. Dicen que sus olas son impresionantes y el mar, por sí sólo, es una de las mayores maravillas de la naturaleza que podemos ver más fácilmente. El sueño de casi todo niño que no nació en una ciudad costera es conocer el mar y de adulto, aunque puedes odiar la playa, el mar sigue teniendo algo: hay a quien le produce calma, a quien le da paz, quien simplemente quiero verlo en los vídeos y de lejos y a quien le produce un rechazo tan profundo que en vez de ser indiferente a él, lo odia con pasión. El mar tiene algo para cada quien y en este libro, el mar y sus peces son como si fueran un personaje más

Las ilustraciones son de Roger Ycaza y el color que predomina es el azul, seguido del naranja, haciendo un tremendo contraste que hace que las ilustraciones sean preciosas. El libro en conjunto es una historia preciosa que involucra temas como la discriminación, a pesar de no llamarla así nunca. Pero nos muestra sus efectos y, como muchos otros libros, nos deja claro que la discriminación no lleva a ningún lado y más bien sólo produce más problema. Algo que haríamos bien en recordar siempre. El Naranjo no deja de sorprenderme con sus libros (para bien) y recomiendo muchísimo este libro. Es la primera vez que tengo el placer de leer a Martha Riva Palacio y estoy segura de que seguiré haciéndolo en un futuro.


domingo, 19 de junio de 2016

Lo bueno, lo malo y lo absurdo de Torchwood

Advertencia: Esta entrada puede o no puede tener spoilers de Torchwood... No, la verdad es que los tiene. Todas las de lo bueno, lo malo y lo absurdo los tienen.

Bienvenidos a la sección que casi nunca nadie comenta de blog pero que yo me divierto como niña escribiendo. La parte en la destripo y critico series que he visto, además de recomendárselas. ¿Hoy? Toca Torchwood. Para quien no conozca Torchwood ―es un spin-off de Doctor Who― les tengo unas cuantas definiciones que saqué de Tumblr y que son especialmente divertidas: 
  1. Esa serie sci-fi donde todos son gays. 
  2. La serie con el alien que se alimenta de orgasmos.
  3. Doctor Who para hipsters.

Bueno, a ver, una mejor explicación. En un capítulo de Doctor Who, la reina Victoria es atacada por un hombre-lobo... digo, un alien con forma de lobo que se esconde en el cuerpo de un niño y decide crear el Torchwood Institute para defender a su país de los aliens (y del Doctor, lo cual no tiene sentido, porque el Doctor los salva de las amenazas alienígenas siempre). Torchwood siguió a lo largo del tiempo con métodos que incluían muchas armas y muchos muertos y su sede en Londres hizo la gran cagada y fue destruida y así es como llegamos a Torchwood Three, en Cardiff, Gales, donde la gente tiene un acento chistoso que yo no conocía. Quedan cinco personas en todo el equipo de Torchwood y se dedican a perseguir aliens que aparecen a través de una grieta en el espacio-tiempo... wibbly-wobbly timey-wimey stuff. La verdad es que es una serie que se puede ver sin saber absolutamente nada de Doctor Who (excepto por un par de datos) y tiene aliens y sexo y personajes LGBTI+ y cosas geniales. 

Lo bueno


Tiene relaciones LGTBI+ y literalmente, a nadie le importa. ¿Saben qué es maravilloso? Que literalmente nadie meta homofobia en una serie por convivir y que además muestres un pequeño universo donde a todo el mundo le de igual la orientación sexual de todo el mundo y nadie hace comentarios discriminatorios hacia nadie. En teoría así debería ser el mundo en el que vivimos, pero todos sabemos que no es así. Como quien dice, las etiquetas serán necesarias hasta el día que no lo sean, pero mientras tanto tenemos Torchwood (y a Jack y a Ianto).

Con este gif convencí a alguien de ver la serie
Hay aliens, pero los más terroríficos son siempre los humanos. Por supuesto que hay aliens y por supuesto que los hay dispuestos a asesinar a la raza humana entera (aunque hay unos que se conforman con alimentarse de orgasmos, true story), pero los más aterradores siempre resultamos los humanos. No se puede culpar al espacio exterior. Torchwood tiene desde caníbales (en su, quiza, episodio más terrorífico), todos completamente humanos; científicos que hacen atrocidades con los extraterrestres en nombre de la ciencia; explotadores que mutilan a aliens vivos para ganar un poco de dinero y... tengo más ejemplos, pero no quiero contarles toda la serie. Los humanos en sí son terroríficos.

Sus finales de temporada no incluyen Daleks siendo ridiculizados (como Doctor Who). Todos sabemos que después de The Parting of the Ways ganarle a los Daleks era muy fácil, no importaba que tan bueno estuviera el resto del capítulo, era demasiado fácil y apestaba a deux-ex-machina porque... bueno... parecía que se acababan los minutos.


Los protagonistas son geniales. Todos, casi. A mí al menos me gustan todos (especialmente Ianto, mi bebé), pero cada quien tiene lo suyo. Hay sexo, todo el mundo liga (es Jack Harkness, por supuesto que todo el mundo iba a ligar en la serie). Hay amor, hay relaciones complicadas, personajes complicados. Hay contradicciones humanas, personajes que nos recuerdan que son buenas personas a pesar de hacer cosas horribles, personajes que son personas horribles que nos enseñan que son capaces de hacer cosas buenas... Y hay dilemas morales. ¿Qué pasa cuando la única manera de salvar a alguien es matando a otro aunque no tenga la culpa?  ¿A quién elijes? Y, además, ya que no estamos en Doctor Who, hay armas, muchas y muy grandes.

Lo malo


Todo el mundo muere, a veces incluso repetidas veces. Menos Jack Harkness, claro. Y Gwen, que parece tener un increíble talento para salir viva de todos lados. Me gustan las escenas de las muertes porque te rompen el corazón porque son como una muerte debería ser, rápidas y sin tiempo para decir casi nada (más que lo que importa o ni eso).

Te hace extrañar al cast antiguo a base de pésimos personajes.
(Excepto Vera Juarez, ella era genial).
La cuarta temporada, Miracle Day, apesta a producción yanqui y es absurda y es mala y es aburrida. Todo el planteamiento me desquició totalmente y ver a la CIA metida con Torchwood, más. Además, no salen casi aliens, no sale Ianto (se aplica lo de "Save the coffee boy, save Torchwood", porque sin él es una mierda), los nuevos personajes son terribles y ehm... el final es decepcionante. Ni de donde cogerlo. Por suerte los audios de Big Finish han estado solucionando el desastre que dejaron.

Que Ianto no revive jamás. No debo explicar esto, ¿verdad?

You, precious cinnamon roll.
Hay una cyberwoman por ahí y bueno... en realidad no es cyberwoman como tal, sólo está a la mitad del proceso, pero por alguna razón, lo único que tiene cubierto son los pechos y la vagina, en el resto del cuerpo hay pedazos de metal y piel y está... no sé... demasiado sexualizada. Así no eran los cybermen. Su capítulo es de los mejores de la primera temporada, pero aún así, ese aspecto me hace alzar la ceja.

Lo absurdo


Hay un alien que es gas. Y ese gas, se mete en las personas para poder vivir. Bueno, además, ese alien se alimenta de orgasmos humanos. Si ven las entrevistas, nadie parece saber de dónde salió la idea, pero cada que les digan que Torchwood es una serie... seria, recuerden: sex gas. Hay más aliens raros pero creo que nada superará el sex gas.

A Barrowman se me empezaba a ver la edad.
La última temporada y su final. ¿Qué la inmortalidad de Jack se transmite por su sangre? El Bad Wolf se está revolcando en un universo paralelo. ¿Qué no sé que de los polos de la tierra? ¿Y mientras escarbaban no se encontraron a los Racnoss? ¿Qué eran las familias? Ah, ¿no nos van a explicar nunca? ¿Y Angelo Colasanto al final no tuvo nada interesante qué ver? ¿Sólo fue relleno? ¿Y la familia de Esther? Ah, es que como está muerta ya la olvidaron. Ay. Tiene unos cuantos momentos buenos que incluyen Gwen y armas (con una bazooka y un bebé en brazos, es épico), a Gwen y a Jack discutiendo y a Gwen y a Jack mirando a los dos de la CIA con cara de "pero qué estúpidos son".