Pórtico es
la historia de una humanidad deshumanizada. No me queda la menor duda. Lo leí
porque Dann comentó bastante favorablemente en su blog. (Y no, no me arrepentí,
el libro me hizo pensar un poquito de hacia dónde carajos estamos llevando el
mundo).
Pórtico es
una novela de ciencia ficción, de Frederick Pohl. La primera de la Saga
Heechee.
Sinopsis:
Cuenta la historia del descubrimiento e inicios de explotación por parte de los
humanos de la tecnología alienígena encontrada dentro de una base espacial
abandonada dentro de un asteroide (bautizado Pórtico), en particular, naves
espaciales pequeñas capaces de transportar a grupos reducidos de humanos a
otros lugares del universo.
La historia
corre por dos cauces principales: las sesiones de Bob con Sigfrid, algunas muy
interesantes, otras de relleno para mí (que lo que quería era seguir
averiguando cosas de Pórtico) pero todas muy buenas. No puedo decir que sean
mis partes favoritas, porque a pesar del guiño que el autor le hace a Sigmund
Freud, Sigfrid me cae de la recontra patada. No se alarmen, no es mal personaje.
De hecho es un excelente personaje, pero a mí todos los psiquiatras, la gran
mayoría de ellos, me dan repelús. Díganselo a mis padres, por favor.
Ahora a lo
que iba: Pórtico, el planeta (casi un asteroide) donde los humanos encontraron
la gran mayoría de las naves Heechees, es un arma de doble filo. Te puede hacer
millonario. Y también te puede matar. Nadie sabe controlar las naves, ni los
destinos, ni nada. Las probabilidades de tener éxito son casi casi casi nulas
la mayoría de las veces.
Los humanos
de la novela son humanos deshumanizados. La mayoría quiere un golpe de suerte
para irse a Pórtico. Quiere hacerse rico.
En la tierra
hay veinticinco mil millones de personas. Se han visto obligados a migrar a
planetas como Venus o Marte. La tierra no es capaz de producir comida para tal
cantidad de habitantes y los que tienen bajos recursos se alimentan de comida
sintética hecha a base de combustibles fósiles… dicho de otro modo: comida
sintética de petróleo. Fin.
Un chico
incluso vende sus órganos para que su familia puede viajar a Pórtico. Su
familia simplemente lo aceptó (después de todo el chico tenía un pie en el hoyo…)
y al final su madre se acaba haciendo rica. Después de perder a un hijo más.+
—Lo siento.—¿Qué sientes? No tenemos esa suerte, Bob. Hat está muerto. Willa está muerta. Sólo Dios sabe dónde está mi marido, o la única hija que nos queda viva. Y yo estoy aquí, y Bob, hay veces en que deseo de todo corazón estar muerta yo también.
Como para preguntarse qué
carajos le estamos haciendo al mundo. O sí no al mundo, que estamos haciendo
con nosotros.
Nea