Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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jueves, 2 de noviembre de 2017

Altar de Muertos | Booktag

Un altar de muertos se pone en siete niveles de manera tradicional. También los hay de tres y de cinco, pero el que nos ocupa hoy tiene siete niveles. Se pone un altar para recibir a los muertos que vienen de visita este Día de Muertos, el 2 de Noviembre. Y como no íbamos a quedarnos atrás, Ale, del Canal Sputnik en booktube, creó un Booktag sobre el Altar de muertos, que es el que me dispongo a hacer el día de hoy. Creo que ya saben lo mucho que me gusta este día y lo mucho que me gusta ver altares de muertos en este día, el cempasúchil, todos los festejos, las películas relacionadas con el asunto... bueno, creo que ya lo saben. He escribo a menos una entrada del asunto. Así que vamos a empezar el Booktag y, de paso, les enseño como armar un altar de muertos.


Primer nivel: escritor o libro que representa lo más sagrado para ti y que bendice tu librero

En el primer escalón del altar se suele poner al santo o virgen al que quienes ponen el altar son devotos (porque el Día de Muertos que celebramos hoy en día en México tiene orígenes en la evangelización de los pueblos nativos, así que en algunas partes contiene muchos elementos del catolicismo) y, también se suelen poner las fotos de aquellos que esperamos recibir visita. En el caso de los libros, pues ya vieron la consigna. 

Un libro que definitivamente me alegro tener en mi librero es... (redoble de tambores por favor): Diablo Guardián. Al menos uno de los que tengo. Leer las aventuras de Violetta R. Schmidt me cambió la vida, me hizo ver de manera diferente a la clase media aspiracional de México y me divirtió increíblemente. El libro es de Xavier Velasco y creo que es mi libro favorito en la vida. 


Sin embargo, no creo que sea el único libro que ponga allí. Tengo otros libros que también estimo demasiado, como El Segundo Sexo, de Simone de Beauvoir. Se considera una de las biblias del feminismo... lo cual es un poco raro, porque el feminismo no es dogma, pero bueno. Para mí no es una biblia (ya dije, el feminismo no es dogma), pero sí un libro muy importante para mí y es uno de mis libros feministas de cabecera. Se los recomiendo, por supuesto. 


Libros que iniciaste y nunca terminaste y que están en el purgatorio de los libros iniciados


El segundo escalón del altar es para las almas en el purgatorio, entonces creo que se entiende muy bien la consigna. Ahora mismo tengo dos libros en el purgatorio de los libros iniciados, así que aquí les van: primero, está la colección de Las Mil y Una Noches. Resulta que estoy leyendo la colección de tres tomos de Atalanta, pero voy lento. Antes leía una noche por noche, pero después de un tiempo me aburrí, quise descansar, después leí como cinco noches, después nada y ahora ahí sigo. Ya lo terminaré en algún momento.


Mi otro libro en el purgatorio no lleva tanto tiempo. Sólo como un mes, y está allí porque he tenido poco tiempo que dedicare y, definitivamente, El género en disputa no es un libro al que uno le dedique poco tiempo. Escrito por Judith Butler, también es un libro muy famoso dentro de teorías del género. Espero ya pronto poder acabarlo.


Libro infantil que todo adulto debería leer porque no parece para niños


El siguiente nivel del altar está dedicado a los niños. Los niños que mueren no vienen de visita el mismo día que los adultos, sino que ellos llegan el primero de noviembre, Día de Todos los Santos.

Bueno, aquí en realidad no me decido, tengo muchos. Así que intentaré no irme tanto por las ramas. Yo creo que los adultos deberían leer muchos libros que se venden como si fueran libros para niños, que deberían leerlos todos si hace falta. Pero bueno, empecemos por alguno. Primero, quiero mencionar el libro de una autora mexicana: se trata de Ella trae la lluvia de Martha Riva Palacio. Yo creo que todos deberían leer ese libro, que habla de discriminación a la otredad y de la situación de los refugiados en muchas partes del mundo, al mismo tiempo que está dirigido a un público infantil y juvenil. 


Otro libro que no me canso de decir que todos las personas deberían leer, porque trata del poder de nuestra imaginación y de como cada libro es una historia que nunca se acaba es La historia Interminable de Michael Ende. Las aventuras de Atreyu, Bastian Baltasar Bux y el dragón de la suerte me encantan y no puedo dejar de leerlas nunca. Creo que es un libro que sirve perfectamente para recordar al poder de nuestra imaginación. 


Y como tres recomendaciones son mejor que una, les voy a contar de Lilus Kikus de Elena Poniatowska, un libro que, además, fue ilustrado por Leonora Carrington y vendido como si fuera para niños cuando, en realidad, me parece que muchas personas pueden disfrutar la historia de Lilus Kikus y la idea de ser una niña hace varias décadas en México, en los plenos tiempos del qué dirán y la exigencia de ser una buena mujer. ¡No se lo deben perder!


Libro que te gustaría releer en un futuro y concluir ideas que no has terminado


En este nivel es en donde ponemos el tradicional pan de muerto, que es un pan que lleva unos bonitos huesitos y azúcar encima. Les juro, lo más delicioso que nunca van a comer. Miren, foto: 


Como siempre, no tengo uno. Y yo nunca sigo las reglas de los Booktags (¿es por eso que nunca me etiquetan en ninguno?), así que, sí, evidentemente, voy a elegir dos libros. Primero, creo que tengo muchos asuntos sin terminar con Milan Kundera en La insoportable levedad del ser. De hecho, siento que tengo muchos asuntos sin terminar con todos los libros de Kundera, pero la mayoría son con La insoportable levedad del ser. Es un libro que definitivamente los invito a leer a todos y decidir por ustedes mismos.


Por otro lado, también me gustaría leer, en un futuro, de nuevo, La dialéctica del sexo de Shulemith Firestone porque quiero seguir descubriéndolo. Para poder leer este libro, tuvo que pasar mucho tiempo y tuvieron que pasar muchas lecturas. Y, sin embargo, aún siento que leerlo en otro momento me ayudará un poco más a sacar más conclusiones y entenderlo un poco mejor. Aún así, totalmente recomendado a quien le interese. 



Libro al que siempre regresas porque te ayuda a alimentar tu alma.


En el quinto nivel ponemos la fruta y la comida que, en vida, fue la favorita del difunto. Por ejemplo, yo en mi altar puse mole, camote y calabaza en dulce, mandarinas, guayabas, unas galletas marías... Porque eso le gustaba a mis abuelos. Me falto poner otras cosas, pero mi espacio era reducido, así que ni modo. Aquí les pongo una foto de mi altar by the face.


En este booktag ya puse dos libros a los que yo siempre regreso, que son Diablo Guardián y La historia interminable. No quiero repetir, así que les voy a mencionar otro libro. Resulta que yo siempre acabo regresando a la historia de Anna y Abel en El cuentacuentos, libro que escribió Antonia Michaelis. Es un libro juvenil, pero que me ha hecho reflexionar tanto y tantas veces que no podía dejar de mencionarlo por aquí.


Autor o libro al que le pondrías un altar de muertos


El este nivel supuestamente se colocan las fotos de los difuntos. Pero al menos yo siempre las coloco hasta arriba o en donde quepan porque nunca me alcanza el espacio para poner altar de siete pisos. Bueno, primero que nada, creo que a muchos libros aquí mencionados les pondría un altar (Diablo Guardián, El Cuentacuentos, La historia interminable, Ella trae la lluvia, El segundo sexo...), pero como dije, no quiero repetir, buscaré entre algunos más de mis libros favoritos.

Entonces, evidentemente, le pondría un altar de muertos a Cumbres Borrascosas de Emily Brontë creo que es mi clásico favorito, es una de mis historias preferidas y no he encontrado ni una sola película que a mi gusto le haga toda la justicia que este libro necesita.


Libros que recomiendas para iniciar en la lectura


Se pone un rosario, pero yo no soy católica así que la neta no sé para que es, pero la consigna decía esto, así que ¡vamos a recomendar un libro para iniciar la lectura! La verdad no sé que se hace en estos casos, porque no recuerdo un momento de mi vida en el que no leyera. Así que me voy a ver muy basic y les voy a recomendar a J. K. Rowling y a Harry Potter. Por mi la saga hizo maravillas, así que si puede hacer maravillas por alguien más, ¿por qué no?


Por otro lado, no me queda más que desearles un buen Día de Muertos, que hagan fiesta, coman pan de muerto, recuerden a sus seres queridos, pongan ofrendas, festejen bonito. Ya casi se acabó el día y falta menos para que se acabe el año, pero todavía tienen tiempo de acordarse de los muertos.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Muerte a la mexicana

El día de muertos es uno de mis favoritos en el año (además, por supuesto, de mi cumpleaños).  Así que esta vez no vengo a hablar de libros, o de películas, o de poemas (bueno, eso quizá sí), o en realidad de nada específicamente literario, sino que vengo a hablar de México, de su día de Muertos, de la muerte a  la mexicana, hasta del Mictlán y de una pequeña parte de mí si me dejan.

Pedazo de ofrenda
El día de muertos, como tal, tiene un origen más antiguo a la llegada de los españoles a costas mexicanas. Con el tiempo se volvió una celebración en la que también participaban las iglesias, pero, en mi propia experiencia, jamás he visto que se le dé demasiada importancia a la religión. Aquí los importantes son los muertos que vienen a visitar. Para la gran mayoría de las culturas indígenas en México, la muerte no tenía la misma connotación que para los católicos. Se podría decir, incluso, que los mexicas (o aztecas) le rendían culto a la muerte, pues consideraban un honor el morir en batalla o morir en sacrificio. Pero esta no es una clase de historia o de antropología (aunque me gustaría), sino simplemente la muerte a la mexicana

Tengo diecinueve años y en diecinueve años nunca he visto que la muerte sea tan fatalista como en algunos libros, nunca he visto que sea tan definitiva, ni tan trágica. La he visto triste y con lágrimas. Sí. He visto a personas de luto y a personas que eligen no seguirlo. La he visto injusta, como acto de justicia y hasta como tragedia nacional. Pero la muerte siempre vuelve, los primeros días de noviembre, y nos recuerda lo mexicanos que somos, ese sentido del humor para acogerla que tenemos y la manera en la que se vuelve una celebración y un fiesta. Supongo que nunca tuvo más sentido decir que aquí, todo lo volvemos fiesta.

Tenemos ofrendas (altares), catrinas, calaveritas, papel picado, pan de muerto (con champurrado o con chocolate), en resumen, tenemos fiesta. Y por supuesto, flor de cempazuchitl para guiar a los muertos en su camino. Hay quien no lo celebra, quien visita Mixquic o Xochimilco o cualquier otro lugar donde las celebraciones son incluso icónicas, hay quien come pan de muerto, pone su ofrenda y recuerda a sus muertos (y a la mejor a los ajenos), hay quien va a ver todas las ofrendas que puede, hay quien hace velaciones (en Oaxaca creo que son comunes), hay quien va al panteón y hay quien se deprime. El día de muertos, a fin cuentas, es para todo el mundo


Usamos a las calaveritas el día de muertos para reírnos de la muerte y de nosotros mismos. Mi maestra de historia en la prepa nos dejaba escribir una cada año y nunca faltaba el profesor ofendido porque lo mencionaban, pero tampoco faltaba nunca el que iba, las leía, y se reía de los chistes hechos a su costa (y a costa, por su puesto, de su muerte). De su origen, se dice que algunos escritores empezaron a usar como burla los largos y ostentosos epitafios utilizados por los nobles y poderosos de la época virreinal, realizando su propia versión, la cual por lo general se trataba de una crítica social dedicada a algún miembro del estado burlándose o bien reclamando a la persona hechos en favor de la comunidad. Después, en el México independiente, empezaron a volverse una tradición y ahora, las calaveritas están en todos lados. 

Quien diga que la costumbre se pierde, no ha visto los concursos de las editoriales, de la cineteca y de muchos espacios culturales, no ha visto la tarea de los estudiantes de prepa, de secundaria, de primaria y hasta de kínder. Las calaveritas siguen tan vivas y aquí mejor les pongo un ejemplo antes de que me empiecen a preguntar de cuál me fumé. 



Pedro Páramo
por Mary Carmen Sánchez Ambriz

Juan Rulfo creó a un tal Juan
personaje muy preciado
que no andaba tan norteado
buscando a un Pedro truhán.

Los muertos alborotados
querían del páramo huir,
aunque se les vio cansados
no lo podían resistir:

medio siglo ha que rumian
en esa ardiente Comala
con el cacique patán
que les da comida mala.

(Original en Tres calaveras literarias)

Quiero hablarles de todo un poco, pero sé que al final los voy a acabar aburriendo. Sé que probablemente no entiendan lo extraños que podemos llegar a ser con la muerte, o lo optimistas, según se vea el caso. Que quizá no sepan porqué en mi lista de cosas que hacer antes de morir, ir a Mixquic y a Xochimilco un día de muertos es algo que me muero por hacer. A los muertos les puedes llorar, pero siempre me ha parecido increíble lo que hacemos nosotros, que los recordamos de esta manera. Alguien me dijo, y a estas alturas ya no sé si tenía razón, que en ningún otro lugar del mundo el culto a la muerte era como aquí. 


"Nuestra muerte ilumina nuestra vida. Si nuestra muerte carece de sentido, tampoco lo tuvo nuestra vida. Por eso cuando alguien muere de muerte violenta, solemos decir: "se la buscó". Y es cierto, cada quien tiene la muerte que se busca, la muerte que se [...] Si la muerte nos traiciona y morimos de mala manera, todos se lamentan: hay que morir como se vive. La muerte es intransferible, como la vida. Si no morimos como vivimos es porque realmente no fue nuestra vida que vivimos: no nos pertenecía como no nos pertenece la mala suerte que nos mata. Dime cómo mueres y te diré quién eres."
Octavio Paz, El laberinto de la soledad.
"Hay categorías de muertes y hombres en la categoría de muertos en su cama, con todos los auxilios de los muertos espirituales. Derechito para el cielo."
Rafael Bernal, El complot mongol
“Me muera cuando me muera quiero que mi tumba huela como tu cuerpo ahorita.”
Angeles Mastretta, Arráncame la vida.
Hay quien dice que tenerle miedo a la muerte es inútil, porque de todos modos nos vamos a morir. No sé que tanto sentido tenga, pero a veces parece que nadie piensa en ella a fuerzas, porque la simple perspectiva de no existir es demasiado grande. Cuando era niña me daba miedo, ahora no sé. No pienso en eso. Pero me gusta pensar en esa muerte a la mexicana, en la que los muertos regresan cada año a la fiesta y a la ofrenda. En la que sus familiares se preocupan por ellos, aunque sea una vez al año. No sé. Me gusta esa muerte. Muerte a la mexicana. Así suena menos fatalista, menos definitiva y hasta menos triste.
“La muerte no se reparte como si fuera un bien. Nadie anda en busca de tristezas.”
Juan Rulfo, Pedro Páramo.
La primera ofrenda que se puso en mi casa.
No teníamos sala, o mesa, o nada. Pero teníamos una ofrenda