Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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lunes, 22 de junio de 2015

Distopías que valen la pena

Ya que al parecer hay una avalancha de distopías que no parece que vaya a terminarse pronto, vengo a recomendar lo que yo considero mejor dentro del género. Distopías que le dan tres mil vueltas a Los juegos del hambre y que se ríen de Divergente, mundos que sí de verdad son pesadillas vivientes y que considero que todo el mundo debe intentar leer al menos una vez en su vida. Bueno, ¿empezamos?

1984 de George Orwell


Qué Panem ni que Presidente Snow, Snow se caga nada más de vivir aquí. Aquí el Gran Hermano hace temblar a Snow. Una crítica al régimen soviético de Stalin y en general a todo socialismo mal enfocado de la URSS. Pero el libro es mucho más que un libro político, nos habla de la manipulación de los medios, de la gente, de la credulidad y de los rebeldes. Desde el principio queda muy claro: "ustedes no van a liberar al mundo, sólo van a ayudar y a morir en el intento." Es uno de los libros cuyo final me pareció increíble, con un desarrollo que te va llevando allí sin que te des cuenta. 1984 está en un mundo donde el Ministerio de la Verdad dice mentiras y el Ministerio del amor destruye el alma, tortura y encarcela.

Pórtico de Frederik Pohl


Quizá la calidad literaria de este libro no sea lo mejor: su prosa es tan árida como estepa y tan plana como sabana africana. El estilo es muy parco y el desarrollo de los personajes no es lo mejor que he visto porque prácticamente no existe. Sin embargo, a la hora de ver a la humanidad como un colectivo, lo que nos muestra es desgarrador: gente desesperada por obtener un poco de notoriedad, de éxito, buscando los artefactos que una raza alienígena, de la que poco se sabe. El protagonista se traslada a Pórtico, un pequeño cuerpo celeste donde los Heechees, una antigua raza que estuvo en todo el universo, y desde allí nos empieza a contar de qué es capaz la gente para conseguir un poco de éxito en un mundos sobrepoblado.

Máquinas mortales de Philipp Reeve


O comes, o eres comido. Este es el más juvenil de los libros que pondré aquí. Tiene tres secuelas, de las cuales la realmente buena es la segunda y las demás... bueno, no me llaman demasiado la atención. Sin embargo, este libro es de lo mejor a la hora de mostrar un mundo completamente despiadado. Lleva su planteamiento inicial al límite: o comes, o eres comido. En este caso, las ciudades móviles se comen unas a otras y la población de las ciudades comidas pasa a la esclavitud. En esto, tenemos a un habitante promedio de Londres, Tom, un aprendiz de historiador, que se cruza con una asesina demasiado joven, Hester, en busca de vengaza. Ambos caen de Londres y se ven obligados a moverse por la tierra firme: un mundo desolado, fangoso, y con apenas recursos.

Un mundo feliz de Adolf Huxley


A pesar de lo aclamada, no es mi favorita. Reconozco que tiene un brutal éxito en probar su punto, pero los personajes del libro siempre se me hicieron demasiado lejanos para que pudiera empatizar con ellos y lleva lo fantasioso a un límite que no me hizo demasiada gracia. Sin embargo, la idea del pre condicionamiento humano, esa teoría de que puedes condicionar a que cada quien esté feliz con aquello que tiene, con su clase social y crear un mundo donde el entretenimiento sea vano y la cultura esté prácticamente erradicada. Es justamente lo contrario a 1984 y si acaso, para mí, lo que logró probarme es que cualquier extremo es malo. En este caso, lleva el consumismo y el capitalismo al extremo y nos muestra un mundo que me da miedo.

Farhenheit 451 de Ray Bradbury


Mi favorito, sin duda alguna. Mi peor pesadilla, también. Un mundo donde la gente ya no acostumbra caminar, ni mirar el cielo, ni mirar alrededor. Un mundo donde los libros se queman y el protagonista es un bombero, que no está del todo seguro si lo que está haciendo está bien. El conflicto empieza cuando roba un libro y descubre por qué, precisamente, los libros han sido condenados a la quema. El libro tiene uno de esos finales abiertos de los que algunos se quejan, pero a esta historia no hay otro final que le vaya bien.

Bueno, ya saben mis recomendaciones en distopía, al menos por ahora. Me quedé muy en lo clásico, claro que sí, pero es que realmente no hay tantas cosas en el género que me causen tantos escalofríos como estas historias. Así que ya saben, ¡A LEER!


jueves, 15 de marzo de 2012

Pórtico, de Frederik Pohl


Pórtico es la historia de una humanidad deshumanizada. No me queda la menor duda. Lo leí porque Dann comentó bastante favorablemente en su blog. (Y no, no me arrepentí, el libro me hizo pensar un poquito de hacia dónde carajos estamos llevando el mundo).

Pórtico es una novela de ciencia ficción, de Frederick Pohl. La primera de la Saga Heechee.

Sinopsis: Cuenta la historia del descubrimiento e inicios de explotación por parte de los humanos de la tecnología alienígena encontrada dentro de una base espacial abandonada dentro de un asteroide (bautizado Pórtico), en particular, naves espaciales pequeñas capaces de transportar a grupos reducidos de humanos a otros lugares del universo.

La historia corre por dos cauces principales: las sesiones de Bob con Sigfrid, algunas muy interesantes, otras de relleno para mí (que lo que quería era seguir averiguando cosas de Pórtico) pero todas muy buenas. No puedo decir que sean mis partes favoritas, porque a pesar del guiño que el autor le hace a Sigmund Freud, Sigfrid me cae de la recontra patada. No se alarmen, no es mal personaje. De hecho es un excelente personaje, pero a mí todos los psiquiatras, la gran mayoría de ellos, me dan repelús. Díganselo a mis padres, por favor.

Ahora a lo que iba: Pórtico, el planeta (casi un asteroide) donde los humanos encontraron la gran mayoría de las naves Heechees, es un arma de doble filo. Te puede hacer millonario. Y también te puede matar. Nadie sabe controlar las naves, ni los destinos, ni nada. Las probabilidades de tener éxito son casi casi casi nulas la mayoría de las veces.

Los humanos de la novela son humanos deshumanizados. La mayoría quiere un golpe de suerte para irse a Pórtico. Quiere hacerse rico.

En la tierra hay veinticinco mil millones de personas. Se han visto obligados a migrar a planetas como Venus o Marte. La tierra no es capaz de producir comida para tal cantidad de habitantes y los que tienen bajos recursos se alimentan de comida sintética hecha a base de combustibles fósiles… dicho de otro modo: comida sintética de petróleo. Fin.
Un chico incluso vende sus órganos para que su familia puede viajar a Pórtico. Su familia simplemente lo aceptó (después de todo el chico tenía un pie en el hoyo…) y al final su madre se acaba haciendo rica. Después de perder a un hijo más.+

—Lo siento.—¿Qué sientes? No tenemos esa suerte, Bob. Hat está muerto. Willa está muerta. Sólo Dios sabe dónde está mi marido, o la única hija que nos queda viva. Y yo estoy aquí, y Bob, hay veces en que deseo de todo corazón estar muerta yo también.
Como para preguntarse qué carajos le estamos haciendo al mundo. O sí no al mundo, que estamos haciendo con nosotros.

Nea