Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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domingo, 9 de agosto de 2020

Kalpa Imperial, Angélica Gorodischer | Librosb4tipos

Sinopsis: Kalpa imperial reúne once relatos, once fragmentos de la historia del Imperio Más Vasto que Nunca Existió. Por el narrador sabemos que el Imperio fue destruido y reconstruido infinidad de veces y que su historia vuelve a empezar con cada nueva dinastía de emperadores y emperatrices.

El escenario es siempre el mismo: el montañoso norte, el sur selvático y las ciudades capitales. Las historias son múltiples y diversas. Como la de Bib, el chico esmirriado que pretende refundar el Imperio e inventar un nuevo orden; la del último príncipe de la dinastía de los Orioles y su extraña muerte; la de la huérfana que asciende desde los bajos fondos hasta el trono; la del Emperador Cuarto en las dinastía de los Kiautonor, que manda a construir una ciudad en honor de su amante.

Angélica Gorodischer crea un universo ficcional portentoso, absolutamente propio, donde la distopía se cruza con el realismo, la novela con el cuento, la metáfora sobre el poder con el pequeño drama humano. Publicado por primera vez en 1983, Kalpa imperial marcó un hito en la obra de esta gran autora argentina y la convirtió en una referente ineludible de la ciencia ficción universal.

Quiero empezar esta reseña hablándoles un poco de #ALImaginaria (si ya siguen a la maravillosa colectiva Librosb4tipos seguro saben de que hablo). Este año nuestra dinámica de lectura aborda toda la literatura de la imaginación (fantasía, ciencia ficción, etc) centrada en AMÉRICA LATINA. He repetido ya varias veces en este blog que América Latina tiene muchísimas cosas que ofrecer en cuestión de libros y autoras por conocer y justo esta dinámica ha sido de mis favoritas de lectura precisamente por ello. (Además que por ahí en entradas pasadas hemos discutido que al parecer lo único que nos une como América Latina es que España insiste en saber cómo funcionamos o que Estados Unidos quiera cagarse nuestros gobiernos). Hemos leído a Elena Garro, a Liliaba Bodoc, a Sol Ceh Moo, a Liliana Colanzi, vamos, autoras que han visto ya en este blog. Este mes toca Angélica Gorosdischer y esta reseña busca animarlos a que se unan a la lectura conjunta del mes. ¡Están a tiempo; el libro no es muy largo!


Algo que todavía me arde cuando veo muchas reseñas de cosas del continente (dígamos: México para abajo) es que a veces me encuentro con las frasesitas "no es exactamente ciencia ficción de verdad", "no es fantasía de verdad". Si lo estoy mencionando, pueden asumir que por supuesto que me pasó con Kalpa Imperial. Obviamente la ciencia ficción y la fantasía tienen sus categorías, subgéneros, muchísima gente ha intentado hacer distinciones a la hora de hacer análisis literario o simplemente vender (el alta vs baja fantasía, la épica vs la urbana, la ciencia ficción dura vs la ciencia ficción blanda), pero pasa mucho que de repente hay un desprecio hacia ciertas obras de los géneros. Pasa mucho con autoras y muchísimo con autoras de este continente.

[Llegado a este punto hice una pausa de dos días en la reseña porque nunca escribo de corrido, doy muchas vueltas y a veces eso causa un caos en mi cabeza]. Hablando de lo que estaba hablando arriba. Géneros, subgéneros. ¿Saben algo que me vuelve loca? La necesidad del mercado de etiquetar a la perfección una obra como un producto. Entiendo que las editoriales lo hacen porque son empresas (que luego se nos olvida que lo que quieren es vender y aunque detrás de ellas haya sueños románticos de publicar libros tienen que vender para sobrevivir al capitalismo que hizo de todo el arte un producto). Me deja dando vueltas como esto que hacen las editoriales de meter los libros en una demografía es algo que hacen los escritores después: conciben la escritura como una mercancía desde antes que haya letras en la página. Entiendo que lo hacen porque el sistema editorial (tan basado en los monopolios) ha convencido al mundo de que son unos cuando elegidos los que merecen publicar que la gente lo ve como un fin y no como un medio. ¿A qué va tanta vuelta? (perdón, ojalá poder hablar de todos los temas que tengo en la cabeza todo el tiempo). Pues a que toda esa sobre categorización de repente nos detiene cuando nos encontramos con cosas como ¡Kalpa Imperial!

Meter a Kalpa Imperial en una cajita que nos dijeron que tiene unas características equis es imposible. A mí me parece que es una obra enorme. ¡Enorme! Le doy tantas vueltas que no sé como explicarles lo magnífica que me pareció en una sola reseña. Podría estar aquí horas, dar mil vueltas sobre mi misma y no acabaría nunca.

Primero, quiero resaltar que la narración me transportó al mundo de Las Mil y Una Noches (un día acabaré de leer sus 3000 y tantas páginas, pero voy lento y de repente me acuerdo que lo estoy leyendo y vuelvo a esos relatos orales tan magníficos) y en general a las tradición oral. A veces no lo tenemos muy presente (por toda este elitismo, por todo este culto al libro como objeto, que deja a la historia en segundo plano), pero hay muchas maneras de contar historias. Se cuentan historias con elementos gráficos (todavía tengo pesadillas con papás que, viendo libros para niños me decían: "es que tiene muchos dibujitos"), se cuentan historias con la palabra y la voz. Los cuentos clásicos que conocemos hoy (recopilados por Perrault o los Grimm, por ejemplo) fueron todos contados en la tradición oral. Nuestros mitos y leyendas. El lore que nos rodea. Todo. Y Kalpa Imperial rescata esto con sus narradores. Los contadores de cuentos, los archivistas. Incluso la misma Angélica, que se reserva el tomar la voz ella misma hasta el final (el único cuento narrado desde la vista de lo que diríamos un narrador omnisciente es el último: la voz de la misma autora). Aparecen las reflexiones de un contador de historias en medio de la historia, las interrupciones propias de la oralidad, los saltos. ¡Eso me maravilló!

Kalpa Imperial, a través de varios cuentos, rescata la historia del Imperio Más Vasto. Nos presenta guerras, dinastías, emperadores, simples habitantes, profetas, el norte, el selvático sur, algunos rituales. Y a pesar de ser enmarcada como eso, la historia de un imperio, es un cúmulo de cuentos sobre lo humano. Tiene partes que me maravillaron. Sobre formas de entender el mundo, la Historia (esa que escribimos con mayúsculas). Como dice uno de los subtítulos de la edición que tengo (la original, argentina, publicada en dos tomos): "... el imperio más vasto y poderoso que ha conocido el hombre: un imperio atemporal y ubicuo, y por lo tanto inmediato y actual". Es la mejor manera de describir estas historias. En las páginas de Kalpa Imperial y ese imperio ficticio encontramos

Y esas invenciones, desgraciadamente, se asentaron en crónicas que se escribieron en libros a los que todo el mundo respetó y por lo tanto creyó, solamente porque eran gruesos, difíciles de manejar, aburridos y viejos. También figuraron en leyendas que son esos recitados en los que todo el mundo dice que no cree porque son poco serios y en los que todo el mundo cree precisamente porque son poco serios.
[...]
Yo soy el que les va a contar cómo sucedieron las cosas, porque es a los contadores de cuentos a quienes toca decir la verdad aunque la verdad no tenga el libro de lo inventado, sino otra belleza, a la que los tontos califican de miserable o mezquina.

En la prosa de Gorodischer me encontré una agudeza que llevaba tiempo sin ver en algún libro. Ya me había sorprendido de buena manera con su cuenta Una mujer notable que me encontré en Insólitas (y resultó ser de mis favoritos en esa antología), pero esto me voló el cerebro. ¿Ven ese emoji con una explosión en la cabeza? Eso era yo a cada cuento. Tengo mis favoritos (el de la emperatriz, el de los hurones, el último, el del sur) por motivos totalmente biased, pero realmente es que me parece que todos todos los cuentos tienen cosas muy especiales y que son una excelente colección. Cuentan una historia muy redonda que te abre la curiosidad de una manera increíble. Admiro los libros que hacen eso y despiertan tu creatividad: lo único que yo quería hacer cuando acabé Kalpa Imperial era sentarme a escribir porque mi cerebro no se quedaba en paz (no dejaba de gritar el maldito).

En fin, los invito a leerlo y a participar en la lectura de Librosb4tipos. Nosotras, como colectiva, defendemos que la lectura no tiene por qué ser solitaria, leer en comunidad es muy muy interesante y luego sentarnos a discutir los libros es algo super interesante. La transmisión en vivo será el 30 de agosto a las 5PM en el canal de Hitzuji Books, hora central de México. Los espero por allí.

También sabía que los hombres no piensan. No, no te rías, no piensan. De vez en cuando alguno piensa, es cierto, y lo dice o lo escribe, y eso es tan extraordinario que nadie lo olvida. 

viernes, 17 de julio de 2020

Insólitas: Narradoras de lo fantástico en Latinoamérica y España | Reseña

Sinopsis: Dice el diccionario que lo insólito es lo raro, lo extraño, lo desacostumbrado. Lo insólito nos permite observar el mundo desde el otro lado del espejo y deformar las imágenes de la realidad para mostrar su verdadero rostro. En esta antología, lo insólito es todo aquello que resulta extraordinario. Lo que se sale de lo común: lo inusual, lo fabuloso o lo inexplicable. Lo que aspira a ir más allá de la realidad.
Pero quizá lo verdaderamente insólito es que no se hubiera publicado antes ninguna antología de género fantástico escrita por mujeres en Latinoamérica y España. Y era necesario. Importante. Por eso reunimos a casi una treintena de autoras de al menos dos tercios de los países hispanohablantes, de diferentes generaciones y temáticas, con la representación de sus mejores relatos. Insólitas serán las lecturas que se agazapan entre estas páginas.

Lo leí por las latinoamericanas, no me escondo. El resto fue un bonus. No escondo nunca jamás mis preferencias lectoras. Las mujeres tienen preferencia en casi todos los ámbitos (no las leo exclusivamente, pero me tiro temporadas largas sin agarrar ficción de algún vato) y de allí, prefiero leer a las de este lado del planeta, de México para abajo. Digo, seguro ya están acostumbrados, considerando la lata que doy con el tema, pero por si acaso.

Y hablando de las narrativas de lo insólito, la introducción aborda como en América Latina no son corrientes al margen de la literatura general. Aquí lo insólito siempre ha formado parte de nuestro canon. Por otro lado, se reconoce a diversidad de narrativas en América Latina porque:
Son diecinueve los países latinoamericanos en los que se habla español, y cada uno está caracterizado por procesos histórico-políticos, raciales económicos y culturales de diferente índole, por lo que estaríamos hablando de una gran heterogeneidad entre las zonas del Cono Sur, la zona Norte o el Caribe.
Si tuvieran que definir lo que es ser latinoaméricano, ¿podrían? Es un asunto muy complicado. Latinoamérica comparte el pasado colonial y, como bromeaba una amiga, la tendencia a tener gobiernos bananeros; además de, por supuesto, la necesidad de Estados Unidos de meterse en nuestros problemas. Los latinos en Estados Unidos también pasan por procesos diferentes (y el color de su piel y su clase influyen mucho ahí) que los hacen ser o no ser parte del status quo. Lo mismo con el exterior. La identidad chicana ha sido explorada por muchas escritoras, los inmigrantes. En latinoamérica hay quien pretende borrar el racismo con "todos somos mestizos/latinos", fuera de aquí hay quien asocia latino a ciertos fenotipos (la piel morena, por supuesto). ¿Qué nos hace latinos? Voy a acabar creyendo que lo que nos vuelve latinos es que España nos explique que vinieron a civilizar como si no supiéramos historia y que Estados sea incapaz de dejarnos en paz.
 
Mariana Enriquez
Cuando publiqué en Infiltradas (ese libro de ensayos donde hay un ensayo mío), hable de cómo en Latinoamérica las escritoras usaban la literatura de género (entiéndase: fantasía, ciencia ficción y terror) para hablar de las realidades de América Latina (tan variadas como el continente); si les interesa saber yo analicé La saga de los confines de Liliana Bodoc (respecto a colonialismo), Frecuencia Júpiter de Martha Riva Palacio (respecto a feminidicio; en México hay diez al día) y el cuento Las cosas que perdimos en el fuego de Mariana Enríquez (respecto a violencia doméstica), escritora que también aparece en esta antología. Los cuentos de las autoras que aparecen en Insólitas hacen lo mismo. Rescato mucho este pedazo del prólogo (que sigue casi inmediatamente a lo anteriormente citado):
La prescencia indígena en los países andinos, la violencia de las dictaduras, así como las consecuencias del proceso colonial, hacen de panorama cultural latinoamericano un crisol mestizo con grandes variantes y diferencias, tanto en los procesos comercial editoriales como en la tradición de la prescencia de escritoras en el canon latinoamericano [...]. Lo mismo ocurre en cuanto a la narrativa testimonial, la representación de la violencia y el conflicto armado, la pobreza y la represión política, la preocupación por el medio ambiente (característico de algunas zonas de América Central) o la preseencia del conflicto con Norteamérica [...]. Las modalidades de lo insólito en el continente americano son proteicas y en su mayoría están caracterizadas por mensajes políticos y de crítica social [...].
¿Por qué menciono esto? Se me quedó muy grabado por dos cosas. Leí este libro con un club de lectura y al analizarlo alguien dijo que no le había parecido a simple vista que reflejara la realidad de las mujeres, cuando para mí había cosas muy obvias, sobre todo en los relatos de este lado del charco. Me pareció un comentario curioso pero definitivamente válido porque todos tenemos procesos de lectura diferentes y lo que ocurre entre el libro y nosotros es nuestro pedo, pero sí me di cuenta de que en España quizá puede ser no tan común como aquí (aunque no falta, tampoco, el cuento de Elia Barceló es prueba). La segunda cosa es por la cantidad de veces que he oído a alguien de otro lado del charco decir: "entiendo perfectamente la situación de Latinoamérica". No, para, ahí, pon el freno. Ni nosotros la entendemos porque no somos un cúmulo homogéneo de gente. Tenemos burguesía, gente privilegiada. Pueblos originarios (cuyas realidades dependen mucho de dónde estén ubicados). No es lo mismo hablar de México que de Argentina y dentro de México no es lo mismo hablar del centro que del sureste. Cuando me dicen que entienden la situación de latam, ¿de dónde me están hablando? ¿México, Venezuela, Colombia, El Salvador, Honduras, Cuba, Rep. Dominicana, Puerto Rico (que como colonia Americana tiene otra realidad concreta), Argentina, Chile y todos los países que se me están olvidando? Los cuentos de esta antología muestran todas esas diferencias a través de lo insólito, son la prueba viviente de que no somos una masa toda igual. Y por eso quiero tanto a esta antología.

Antes de meterme de lleno con los cuentos, quiero mencionar otro detalle que me pareció muy importante, esta cita:
Es importante mencionar que un factor fundamental para que se produjera esa normalización de lo fantástico en España durante los ochenta fue la llegada del boom de la narrativa latinoamericana a Barcelona en los sesenta y setenta.
Nada más que comentar su señoría, nuestra narrativa rifa.

Ahora sí, los cuentos. Me encantaría mencionarlos uno por uno, pero no acabamos nunca, así que voy a resaltar algunos y luego a hablar de varios temas que me parece importante resaltar. Para darle algún sentido a la reseña y que no se me saquen de onda.

Jacinta Escudos
La antología abre con Yo, Cocodrilo, de Jacinta Escudos (El Salvador), que aborda la mutilación genital femenina desde la perspectiva de una niña que se convierte en cocodrilo. "Me pareció curioso. Ser animal y ser persona. No me preocupaba, me parecía divertido". No lo he visto nunca como el cuento favorito de nadie, pero me llamó mucho la atención y me gustó. Sobre todo por la frase del final. Léanlo y me chismean que piensan. De Mariana Enríquez (Argentina) viene La casa de Adela; a mí no me parece su cuento más terrorífico, tratándose de ella, pero mientras comentaba el libro en internet hubo varios comentarios de que da miedo (como nota aparte, mis favoritos de los que he leído de ella son Las cosas que perdimos en el fuego y Chico sucio). La casa de Adela me gusta mucho por cómo recupera la narrativa de las casas encantadas y, de nuevo, acude a las voces de las niñas (pre adolescentes) para contar historias. Creo que esos dos cuentos, si bien no son mis favoritos, son muy representativos.

Ana María Shua (Argentina) es una de las autoras más renombradas cuando se habla de fantasía en América Latina. Vida de perros es un relato divertidísimo donde el protagonista (Juan Domingo Benjamín, nombrado así en honor a Perón y porque es el séptimo hijo y es el mejor) se convierte en un lobisón todos los viernes a la noche y algunos martes. De la talla de la anterior autora también viene el cuento El huésped de Amparo Dávila (México) que es uno de mis cuentos fantásticos favoritos de la vida. Todavía hoy escucho respuestas originales e ingeniosas cuando alguien pregunta "¿y quién era el huésped?", creo que es un cuento que nunca va a dejar de dar de que hablar. Además de que retrata la vida de una mujer casada, ama de casa, de cierta posición en México.
Llevábamos entonces cerca de tres años de matrimonio, teníamos dos niños  y yo no era feliz. Representaba para mi marido algo así como un mueble, que se acostumbra uno a ver en determinado sitio, pero que no causa la menor impresión.

Amparo Dávila
Siguiendo más o menos por los mismos temas quiero mencionar el cuento de Angélica Gorodischer (Argentina): Una mujer notable. La autora es una de las indispensables de la ciencia ficción y la fantasía en América Latina (¡al inglés fue traducida por Ursula K. LeGuin); yo acabo de leer Kalpa Imperial y lo único que puedo decir al respecto es que es maravilloso. Pero vamos a hablar de Una mujer notable. Es un cuento espectacular. Desde ya me fascina meter elementos fantásticos en relatos de la vida doméstica de las mujeres, como es este caso; las historias domésticas suelen ser encasilladas en "cosas aburridas" y este cuento demuestra que no tiene por qué ser así.

Angélica Gorodischer
Quiero reconocer también a Cristina Peri Rossi (Uruguay) con su cuento Un ángel caído. Tiene una prosa que abraza y me encantó. Se me quedó bien grabada la frase: "Lo que no ocurre en millones de años ocurre en un día, decía mi madre. Y fue a ocurrirte precisamente a ti". Ella completa esta pequeña lista de autoras que creo que uno se va a topar tarde o temprano cuando se habla de fantasía en América Latina.

Bueno, ya me fui suficiente en desorden. Así que vamos con más cosas que quiero mencionar. Siempre me ha parecido magnífico la manera en la que las autoras de este lado del charco hablan de la migración. El cuento de Anabel Enríquez (Cuba), Nada que declarar, es uno de esos que rompe el corazón. En medio de una odisea espacial nos cuenta una historia como muchas otras que se oyen en este continente día a día.
La Tierra, nostalgia delirante del bisabuelo, la que abandonó por una quimera de prosperidad. A nosotros solo nos quedó por herencia la continua lucha por sobrevivir en un mundo que se deshace constantemente bajo los pies. Y la misma nostalgia.
Liliana Colanzi
Alfredito lo leí originalmente en Nuestro Mundo Muerto. Es el cuento de Liliana Colanzi (Bolivia); fue un libro que leí con Librosb4tipos y en la transmisión en vivo muchas personas coincidieron con que fue de sus favoritos. Se mencionó varias veces que toda la atmósfera de los funerales muchas veces nos conducía a experiencias propias o experiencias que tenían muchas similitudes. (Además de que tengo la idea de que en México la narrativa de la muerte y los fantasmas y las apariciones atrae mucho y por eso nos jala).

Quiero tomarme el tiempo también de mencionar La densidad de las palabras de Luisa Valenzuela (Argentina), que imagina la continuación posible de un cuento clásico que yo conocí como Las hadas de Perrault. La historia de dos hermanas en la que la menor, odiada por su madre, recibe el don de a cada palabra escupir una piedra preciosa y, la mayor, escupe reptiles. Espero que más o menos sepan de qué cuento hablo ya porque no sé explicarme. Perdón. El caso es que me gustó este cuento porque adoro el reimaginar las historias clásicas (el mundo de posibilidades...) y las historias que hablan del lenguaje mismo (usar la lengua y la ficción para hablar de ella misma: me tienen comprada); también porque está historia habla de la libertar de una mujer al hablar. Por ejemplo, este fragmento:
Las palabras son mías, soy su dueña, las digo sin tapujos, emito todas las que me estaban vedadas; las grito, las esparzo por el bosque porque se aleja de mí saltando o reptando como deben, todas con vida propia. 
Y justo lo usa para hablar del silencio de las mujeres. Me encanta:
Antes de mandarme al exilio en el bosque debo reconocer que hicieron lo imposible por domarme. Calla, calla, me imploraban. El mejor adorno de la mujer es el silencio. En boca cerrada no entran moscas. ¿No entran? ¿Entonces con qué alimento a mis sapos?, pregunté alarmada, indignada más bien sin admitir que mis sapos no existen antes de ser pronunciados. Triste es reconocer que tampoco existiría yo son pronunciarlos.
Luisa Valenzuela
De verdad que me quito el sombrero ante ese cuento. Me encanta como cualquier tema es buen pretexto para habar a la invisibilidad que muchas veces se condena a las mujeres (porque "en boca cerrada no entran moscas" y "calladitas nos vemos más bonitas"). A todo aquel que diga que en a fantasía no caben los mensajes políticos (suelen ser vatOs) le voy a lanzar este libro a la cabeza. Igual si no aprenden nada pues ya leyeron un libro chingón.

Ya no quiero extenderme tanto pero sí hay otro cuento que quiero rescatar que es La dama del ciervo de Daína Chaviano (Cuba). Es un híbrido muy bueno entre la ciencia ficción y la fantasía, tiene ese momento "oh" en el que te das cuenta de lo que está pasando y sí se lo lanzaría a la cabeza de quien me dijera que no existe un híbrido de los dos géneros. (No soy agresiva en la vida real, sólo que de repente veo esas categorizaciones muy cañonas y gatekeeping de lo que es la literatura de género y pues me entra el instinto).

Daína Chaviano
Otras menciones de cuentos que me gustaron es La coleccionista de Tanya Tynjälä (Perú), es un cuento con muy buen ritmo y misterio; Savitri de Lola Robles (España), porque recupera cosas de la mitología de la India y esos temas siempre me llaman la atención y El libro pequeñito de Sofía Rhei (España) porque me encantan las historias con muñecas. ¿A qué tienes miedo? de Raquel Castro (México) me llevó a escenarios conocidos, cosa que destaco mucho, además de que su prosa me gusta mucho; Sin reclamo de Cecilia Eudave (México) me hizo reír y La segunda muerte de Cristina Jurado (España) me pareció muy interesante. Me gustaría detenerme aún más en cada cuento pero haría la reseña inmensa y no creo que ustedes se queden tanto tiempo para leerla.

Sí, no todos los cuentos me gustaron. Aprecio la idea detrás de Loca de Elia Barceló (España), pero el cuento me incomodo (por la manera de escribir o de tratarlo, no sé, con ese tipo de violencia siempre que leo a las latinoamericanas me parece que escribimos de la violencia sexual de otra manera, no necesariamente menos cruda, sólo... diferente), Balneario de Pilar Pedraza (España) me dejó medio aburrida y Paulina de Laura Ponce (Argentina) me pareció muy común, no malo, sólo..., quizá tenía más expectativas. Eso es mi culpa. Pero a pesar de todo, creo que es una compilación muy buena de las narrativas de lo insólito en español y que leer este libro ayuda a conocer un poco el panorama literario en el género. No sólo en la parte mal llamada "literatura femenina", como si lo que escriben las mujeres fuera cosa aparte y fuera menor a lo que escriben los escritoros, no, al género fantástico en general.

Gracias por leer la reseña y aguantarme hasta acá. Lean Insólitas.