Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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jueves, 17 de marzo de 2016

Borderlands/La Frontera, Gloria E. Anzaldúa | Reseña

Sinopsis: First published in 1987, "Borderlands" has become a classic in Chicano border studies, feminist theory, gay and lesbian studies, and cultural studies. Anzaldua, a Chicana native of Texas, explores in prose and poetry the murky, precarious existence of those living on the frontier between cultures and languages. Writing in a lyrical mixture of Spanish and English that is her unique heritage, she meditates on the condition of Chicanos in Anglo culture, women in Hispanic culture, and lesbians in the straight world. Her essays and poems range over broad territory, moving from the plight of undocumented migrant workers to memories of her grandmother, from Aztec religion to the agony of writing. Anzaldua is a rebellious and willful talent who recognizes that life on the border,"life in the shadows,"is vital territory for both literature and civilization. Venting her anger on all oppressors of people who are culturally or sexually different, the author has produced a powerful document that belongs in all collections with emphasis on Hispanic American or feminist issues.

Desde que leí a Sandra Cisneros (Caramelo y La casa en Mango Street) he estado buscando desesperadamente literatura chicana. No mexicana. No, chicana, escrita en inglés y publicada en inglés por inmigrantes en Estados Unidos. Preferentemente de chicanos, mexicanos, pero cualquier inmigrante está bien o hijos de migrantes, me da exactamente igual. Gloria E. Anzaldúa es Texana de sexta generación, dice el libro; su familia ya estaba allí cuando Texas era aun territorio mexicano, antes de que declarara su independencia en uno de los gobiernos de Santa Ana, antes de que se anexara a Estados Unidos y los blancos arrasaron con las tierras de los mexicanos, relegándolos para siempre. Nació siendo mexicana y americana a la vez, de una cultura que ya no era la mexicana que habían conocido sus antepasados, pero que tampoco es estadounidense. Ella misma lo dice en las primeras páginas del libro:
This land was Mexican once,
was Indian always
and is.
And will be again. [...]
The U.S-Mexican border es una herida abierta where the Third World grates against the first and bleeds. And before a scab forms it hemorrhages again, the lifeblood of two worlds merging to form a third country — a border culture.
Gloria E. Anzaldúa
Borderlands/La frontera es un libro de identidad, la pérdida de ella y su búsqueda. Está dividido en varias partes, pero al menos yo lo dividí en mi cabeza en dos grandes pedazos. La primera mitad, más o menos, son ensayos. Todo el resto son poemas de Gloria E. Anzaldúa. El libro entero está escrito en spanglish y hay muchas cosas que no tienen traducción (aunque pequeños pedazos en los poemas sí que tienen una traducción al final) lo que da una pista al público al que va dirigido: a los mismos chicanos y mexicanos. De todo el libro, prefiero a la Gloria ensayista y, de los poemas, prefiero a la Gloria que los escribe en español. Sin embargo, tengo que decir que a pesar de los altos y bajos del libro, es magnífico. 

¿Por dónde empiezo? Gloria se usa a sí misma (y a sus conocidos) para analizar la cultura de la frontera, la de Texas. De como no son ni mexicanos ni americanos. De como su español tiene acento y su inglés también y toda su vida han escondido uno u otro según con quien hablan o a quien se dirigen. Habla de como sus maestros los castigaban por ser demasiado mexicanos: hablar español. De como su madre sufría cada que hablaba inglés como inmigrante porque decía que nunca encontraría trabajo y de cómo se ha visto discriminada por los mismos mexicanos al usar su acento chicano. 

Coatlicue
Anzaldúa dice cómo los mexicanos son más espirituales que los estadounidenses, cosa en la que sinceramente no estoy tan de acuerdo. Creo que cada quien es diferente y es un mundo y nosotros como cultura no nos escapamos de eso. Pero aprovecha esa espiritualidad para analizar la identidad que llevamos los mexicanos, con la influencia de Coatlicue, la madre tierra de los Aztecas que dio a luz a Huitzilopochtli (el dios de la guerra) después de embarazarse con una pluma, de la Malinche, una de las esclavas que le regalaron los tlaxcaltecas a Hernán Cortés y que fue una pieza importante en la conquista y, finalmente, como mexicanos, de la Virgen de Guadalupe, la otra cara de Tonantzin, un título azteca que significa Nuesstra Madre Verdadera y que se le daba principalmente a Coatlicue y a Cihuacoatl (la Mujer Serpiente). Quizá me sentí identificada porque así atea como soy he oído a la gente renegar de la Malinche toda la vida y he presenciado la veneración que se le tiene a la virgen de Guadalupe.

Es una lástima que siento que Anzaldúa teme dar conclusiones certeras, pero me gusta el análisis que hace. Usa todo para analizar su propia cultura, a la que llama "a border culture" (una cultura de la frontera) y a situarse a sí misma en ella, como mexicana, lesbiana, como chicana, como estadounidense. Lo mismo hace con su lengua y sus raíces. Más arriba ya dije que Gloria menciona en cierta parte del libro que su mamá se horrorizaba al oírla hablar inglés con acento mexicano porque decía que le sería imposible conseguir trabajo. Tiene una cultura que siempre se ve forzada a caminar entre dos idiomas y ninguno es de ellos: el inglés lo hablan con acento, el español también. 
Deslenguadas. Somos las del español deficiente. We are your linguistic nightmare, your linguistic aberration, your linguistic mestisaje, the subject of your burla. Because we speak with tongues of fire we are culturally crucified. Racially, culturally and linguistically somos huérfanos —we speak an orphan tongue
La cultura, la lengua y la identidad son una gran parte de lo que escribe y presenta Anzaldúa en este libro. Es casi todo el libro, aunque también aprovecha para hablar de ella misma y su escritura y de su sorpresa la primera vez que vio a un Chicano publicado y se convenció de que ella también podía lograrlo. Sus poemas siguen la misma línea y ocupan poco más de la mitad del libro. Pero si no les gustara la poesía y aun así les interesara el tema del libro, les aseguro que el libro lo vale todo sólo por sus ensayos y sus análisis. 

Desfile del Cinco de Mayo en Houston, Texas. 2013.
Anzaldúa, sin glorificar su cultura, también hace notar el machismo existente entre los mexicanos y lo que les han enseñado: "calladita te ves más bonita". También, ¡por fin!, hace notar que la palabra machismo viene del inglés, al menos para ellos, y que para sus padres, ser macho no era algo malo: significaba ser fuerte para poder proteger a sus esposas y a sus hijas. La connotación negativa llega después, con el feminismo y los movimientos de liberación. Deja claro que las mujeres ya no quieren ser protegidas, sino andar a la par de los hombres

Libro recomendado, sobre todo para los mexicanos. lo leí en inglés (desconozco su el libro está traducido), pero el libro entero está en spanglish: tiene expresiones mexicanas (norteñas en su mayoría) en todas y cada una de las páginas, recordándonos que, antes que cualquier otra cosa, Gloria es Chicana. Muy recomendado. Aquí abajo dejo la versión de Ensable Youak de La llorona, la canción que da comienzo a la segunda parte del libro.

domingo, 23 de junio de 2013

El estereotipo de la chica lectora

Lee. Quizá tiene pocos amigos, pero los libros la acompañan a todas partes. No le gustan las fiestas y los viernes no sale porque prefiere quedarse en casa leyendo el último libro que le compraron e insiste en que es «diferente». Comparte imágenes por Facebook para demostrar cual diferente es. No le gustan las chicas con cuerpo de Barbie, y dice que su cerebro la hace hermosa (a pesar de que la hermosura viene, directamente, de las proporciones). No tiene  novio y dice que cuando sea mayor va a vivir con muchos gatos porque no encuentra a su amor platónico. Sus únicos ideales de chicos son los galanes de los libros que están específicamente creados para la masturbación mentar de las chicas (acá entre nosotros: no existen ni en pintura). Aun así, denigra a las chicas que no pueden ver la «profundidad» de un libro puramente comercial y juvenil y lo único que hacen son fijarse en los personajes masculinos. Dice que no gasta su dinero en ropa (porque la moda no le apasiona), sino en libros.  Se considera a sí misma un error de fábrica y le encanta compartir el texto de “Cásate con una chica que escriba”. Llega a creerse culta porque sabe de qué trató Romeo y Julieta y está claro que no quiere un amor así porque duró pocos días y acabó con muchos muertos. A veces llega a declarar que es depresiva y casi siempre parece estar melancólica. Grita a los cuatro vientos que se «enamora» de todos los personajes que ve y se queja de que ningún chico de carne y hueso es así. Odia los estereotipos y lo más irónico, es que ella es uno.
                                   
¿Quién no conoce a una? ¿Quién no ha visto una en las redes sociales? Ponen toda su alma en demostrar que son buenas lectoras (¿según nos estándares de quién?) y algunas veces declaran a los cuatro vientos que sin tan pobres que tienen que leer en PDF’s (chica, si fueras tan pobre no tendrías el Smartphone ni me preguntarías como leer ePubs ahí), no como las gringas, que son como diosas, porque las gringas no tienen que esperar que la traducción salga (aprende a leer en inglés, o mejor, lee a hispanohablantes), las gringas obvio obvio no tienen por qué descargar PDF’s para leer (¿y tú qué sabes si lo hacen o no?, ¿les has preguntado?)… Publican las mismas frases en Twitter, las mismas fotos en Facebook, re bloguean las mismas cosas en Tumblr. Su mayor pasión —de casi todas— es el olor del papel, de un libro recién abierto. ¿Conoces a una? Quizá sí, quizá las has visto merodeando por ahí, intentando convencer al mundo de que son mejores personas por el hecho de leer y no ir a fiestas, ni salir con sus amigos. Pero, tristemente, leer no te hace culto, no te hace mejor persona, no te vuelve la madre Teresa de Calcuta.

Una chica lectora no puede ser aficionada a vestirse bien, ni a usar vestidos para gustarle a alguien. Es tachado de «superficial» al momento, como delito. Generalmente son ese mismo tipo de personas que denigran a otros lectores porque «sólo leen sagas de moda», «no ven más allá del personaje masculino», «no entendieron el verdadero mensaje del libro», y otro miles de ejemplos. Parece que lo que verdaderamente disfrutan es presumir los libros que han leído (que van desde sagas de moda hasta Marquéz y Shakespeare, no vaya a ser que no se vea una lo suficientemente culta), ya no el acto de leer verdaderamente, ya no el acto de angustia cuando le va a pasar algo a tu personaje preferido.

También son sensibles. A quien no llora con El Diario de Noah, Bajo la misma estrella, Tres metros sobre el cielo o cualquier libro parecido le dicen que es insensible, qué cómo puede ser, porque es imposible que eso pase. Prefieren el libro sobre la adaptación, obvio, y les cuesta entender que la adaptación es eso: una adaptación; y que los actores no están hechos a la medida de su imaginación. ¿Las has visto vagando por ahí? Dicen que los directores que dirigen las películas basadas en sus libros favoritos son unos idiotas porque borraron dos segundos del libro que obvio obvio son súper esenciales para entender la trama.  


Las he visto: pueblan el mundo como las barbies rubias, copia una de otra. Esgrimen el «soy diferente» como lema y Twittean frases «profundas», cada una más cliché que la otra, sacadas de Tumblr. Son el estereotipo de la chica lectora, poco sociable e incomprendida por una sociedad superficial. 

jueves, 20 de junio de 2013

Todos somos lectores

Ya van a empezar otra vez. Que sí el que lee «Cien años de soledad» es más lector que el que lee «Crepúsculo», y que si tiene más valor leer «La región más transparente» que leer «Hermosas Criaturas» y a le revés. Que si sólo leen las sagas de moda por curiosidad, que si no son cultos si no leen a Borges a Shakespeare, a García Márquez o a Vargas Llosa. Que si lo único que conocen de libros es a Suzanne Collins con «Los juegos del hambre», o que si la literatura juvenil es menor literatura por ser para jóvenes. Hace poco vi que una chica decía «ya se creen que han leído todos los clásicos porque han leído Romeo y Julieta». Me dieron ganas de preguntarle si lo había leído ella, cuántos supuestos «clásicos» había leído. Porque hace doscientos años también existían los refritos: Jane Austen escribía telenovelas (bien escritas), Louisa May Alcott intentos de lecciones morales y Salgari libros de aventuras bastante entretenidos de dudosa calidad literaria para los puristas de la literatura.

Y empiezan a chillar como cerdos sus distinciones, quién es lector y quién no. Si te gusta Crepúsculo (una novela bastante plana con una bonita redacción) debes ser estúpido (porque obvio no puedes ser inteligente con semejantes gustos) y si ya leíste a García Marqués obvio, obvio, tienes que ser cultísimo. A los hipsters les gusta Battle Royale y no Los juegos del hambre, porque la segunda es una copia de la primera y no entienden que cada una aborda el mismo tema de maneras completamente diferentes.  Y luego vienen los que no pueden imaginar que un adulto pueda disfrutar la fantasía como se debe, porque eso es para chicos. «Eso son tonterías y un adulto con un mínimo de inteligencia no lo puede disfrutar».

Cacarean siempre sus distinciones (tú sí eres lector, tú no, tú no puedes serlo; es como un club de niños de primaria en el que el jefe decide quién puede entrar y quién no) al mismo tiempo que despotrican contra la RAE y sus cambios (fascistas de la lengua, que no se imaginan que la lengua cambia, y que hace mil años se estarían horrorizando de cómo hablamos ahora). A ninguno se le ocurre ir y abrir un diccionario (y hasta el básico funciona), para averiguar que carajos es un «lector» según su preciado español, que defienden, según ellos, hasta de la misma RAE.  

Lector, ra.
(Del lat. lector, -ōris).
adj. Que lee o tiene el hábito de leer.

Ahí está el significado según la RAE, para quien pregunte y para quien no se le haya ocurrido. Y leer va desde leer el periódico hasta leer las novelas de Nicholas Sparks y las de Blue Jeans, las novelas eróticas, los clásicos, Isabel Allende (a quien llaman imitadora de García Marqués), a los premios nobel, a Danielle Steel, a Fuentes y a Juan Rulfo. Leer lo engloba todo, sin distinciones o discriminaciones. Para distinguir y discriminar ya está la raza humana bastante sobrada.

Así que sí. Todos somos lectores si tenemos el hábito de leer. A los puristas de la lengua, lo fascistas que quieren decidir qué te hace culto o qué no, que vaya y lea a sus clásicos y a su buena literatura y deje de molestar. Que los demás leemos. A secas.


Que cada quien lea lo que le dé la gana. Que para eso tenemos libre albedrío, mal que nos pese y no vamos a llegar a ningún lado si a los ocho años nos dicen que leemos basura, que deberíamos leer Guerra y Paz (y luego que preguntan por qué odio a Tolstoi). 

Qué tipo de lector sea cada quien, eso ya es otra cosa. Pero dejen de intentar meternos sus opiniones (tanto si son fans de Meyer como de Borges) por las narices como gallinas que cacarean siempre las mismas palabras.

miércoles, 10 de abril de 2013

No hay que ser wikipedia andante

Digamos que ya no me emociona ser
 Potterhead

Como últimamente no me da por reseñar, si no por ver qué tan podrido va el mundo (que los humanos vamos a tiempo record, unos milenios más y no queda nada vivo), o ya para el casi sólo Twitter, plataforma web para perder el tiempo por excelencia y decir tonterías que muchos leerán y que pocos recordarán (sí, lo tengo perfectamente asumido cuando lo uso, créanme).

El meollo del asunto es de ese fenómeno que lleva un tiempo gestándose en todas esas llamadas fanbases (llenas de niñas pre pubertas cargadas de hormonas intentando meterle su opinión por las narices al mundo sin saber que muy probablemente el resto del mundo ya tiene una opinión propia y esta es muy respetable, aunque nos pese…).

Sí, las opiniones de todos son respetables, aunque para ti Christian Grey sea el dios del sexo o tu último amor sea Edward Cullen o te quieras violar a Jon Nieve, o pienses que Green Day es lo mejor del mundo, o digas odiar a la gente que ve anime, o estés enamorada de C.C. (cofcof) o para ti Los Juegos del Hambre sea la mejor distopía. Se vale todo.

Con esa premisa pasemos a lo que sigue:

Partamos del punto de que tú, persona, eres fan de algo (pongamos, por ejemplo, una saga —que es el tema de moda en mi twitter, tengo que sobreexplotarlo—) y como te has leído todos los libros muchísimas veces, y además de eso has leído la Wikipedia, las páginas oficiales y cuánta información resulta ser confiable de tu adoración (léase, tu saga preferida ever), eres algo así como… Una Wikipedia andante, una enciclopedia que va por el mundo como si tal cosa.

Dah, que no, que no está mal. Que así la saga sea Twlight eres libre de aprendértela de memoria. Faltaba más. Desde que existe el mundo existe la libre expresión, o pretende existir y no me vas a caer mal o bien por saberte Twilight de memoria.

El problema es cuando, tú, persona, consideras que para ser verdadero fan (porque ya no se puede disfrutar por gusto, no, se tiene que ser un verdadero fan porque si no eres un falso y te insultan como sí el mundo se estuviera cayendo a pedazos y tú fueras el responsable) debe de saber tanto como tú. Tachas de “falso” a cualquiera que no es una Wikipedia andante.

Que sí, que he caído en eso. Pero aprendí que puedes exponer tus opiniones siempre y cuando no insultes las de los demás. Se les va la vida en insultar a los “falsos” como a Cersei Lannister viendo a Tyrion en los rincones (y a mí de paso se me va escribiendo estás patochadas, pero me da igual) y se olvidan que existen argumentos. Que uno puede discutir si le da la gana, pero queda muy mal cuando lo deja todo en un “pues está es mi opinión y te callas”. Argumentos, argumentos ¡existen!, no se olviden de ellos, porque la frase anterior sólo denota creencias de superioridad e inmadurez (para mí).

Así que antes de insultar a alguien, en este caso un mal fan “por no saberse todos los nombres de todos los personajes que aparecen en cada una de las páginas de la saga Harry Potter” o “por no saberse la fecha de nacimiento ni los nombres de los integrantes de Coldplay” o “por no saber cuándo fue la última vez que Justin Bieber fue al baño”, recuerden:

Para que te guste algo (seas fan de algo) no hay que ser una wikipedia andante.  

Nea