Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain

martes, 12 de abril de 2016

20 series tag

Hay veces que me dan ganas, como hoy, de hacer tags y poner algo más relajado por aquí, en vez de reseñas y cosas complicadas. Aunque en realidad este tag que voy a hacer no es de libros y no lo voy a hacer completo porque me voy a saltar las preguntas ultra chorras del tipo: ¿tienes tu carpeta empapelada de cosas de tu serie favorita? o ¿en qué serie te gustaría salir? Eso más que nada porque no quiero desperdiciar espacio en cosas por el estilo. Por supuesto, el Tag tiene mis trampas habituales.

1. Serie favorita


Orange is the new black. La verdad es que dudé bastante qué poner aquí, pero sólo una serie tiene el poder de hacerme no dormir: el día que salió la tercera temporada dormí como tres horas. Orange is the New Black es de mis cosas favoritas en el mundo y tiene casi todo lo que me gusta: personajes femeninos diversos y variados, buenas tramas y drama, mucho drama con un toque de humor negro. Si no la he recomendado lo suficiente lo hago ahora.

2. Serie que te da vergüenza admitir que ves


The Vampire Diaries. En realidad no la sigo ya, estoy viendo las temporadas cuando las suben a Netflix o a veces hasta meses después y sólo por qué quiero saber qué demonios pasa, pero la verdad es que me da una vergüenza admitir que sigo viéndola. Y me gustaba un montón cuando la vi la primera vez (justo cuando terminó la primera temporada), pero es que ha degenerado mucho. Era una serie chorra, sí, adolescente, pero tenía ese no sé qué, qué sé yo que la hacía un gramo más original que otras y tenía algo muy importante: no te podías encariñar con nadie porque todo el maldito mundo se moría. Ahora se mueren y te preguntas más bien cuándo se van a tardar en resucitar los jodidos. Se volvió puro fanservice. 

3. Personaje favorito


Wolfgang (Sense8) - Donna Noble (Doctor Who) - Poussey Washington (Orange is the New Black)
Rosa Díaz (Brooklyn Nine-Nine) - April Ludgate (Parks & Rec) - Toph (The last airbender)

4. Serie a la que te has enganchado y no te lo esperabas


Daredevil. La verdad es que no soy tan fan de los superhéroes o de los cómics, aunque siempre he ido a ver películas de superhéroes (los que me agradan) para pasar el rato, pero Daredevil es otro asunto. me encanta lo oscura que es, los personajes, y lo poco sobrenatural que parece todo. Me ha encantado, sobre todo por el desarrollo que le han dado a los personajes y las tramas que han desarrollado en apenas dos temporadas. A ver qué más nos ofrece la serie. 

Grace & Frankie. La historia de dos mujeres muy diferentes entre sí que un día tienen que afrontar sus divorcios porque sus maridos llevan engañándolas veinte años, acaban de salir del clóset y quieren casarse no era de lo más atractivo para mí. Lily Tomlin y Jane Fonda encarnan a dos mujeres en sus setentas, pero no hay duda, la serie es maravillosa ¡y muy divertida!

5. ¿Con qué personaje cambias de canal? 


Rachel Berry (Glee). 

7. Serie de tu infancia


¡Charmed! Charmed es como mi Friends, esa serie a la que hago referencia a toda hora y que recuerdo todos los capítulos que pasaron. No por nombre, pero sí por lo que pasó. ¡Todavía me encanta! Alegarán que no es una serie para niños, pero yo la veía cuando estaba pequeña. 

8. Crush de TV


Chris Miles (Skins) - Freddy McClair (Skins) - Javier Peña (Narcos)
Alec Hardy (Broadchurch) - Matt Murdock (Daredevil) - Zuko (The last airbender)

9. Qué serie has abandonado después de muchas temporadas


Glee. Empecé a ver la cuarta temporada por curiosidad (mala curiosidad) y de repente me pregunté algo como: ¿por qué sigo viéndola? Ni siquiera me gustaba cuando inició. Sólo me gustaba Santana (y sus covers) y Brittany (menos los covers) y en la cuarta había un montón de personajes inútiles nuevos que ni siquiera me importaban. Así que corté por lo sano

13. Malo favorito


Consideré sólo a los malos malísimos de verdad. Lo que quiere decir que por mucho que quería poner a Pennsatucky de Orange is the New Black porque sólo tiene papel antagónico en la primera temporada y además no es "mala".

Kilgrave (Jessica Jones) - The Master (Doctor Who) - Kuvira (The Legend of Korra)

15. Mejor final de una serie


Parks & Recreation. Esta fue una serie que terminó en sus propios términos, sin fanservice innecesario, con situaciones igual de graciosas que todas las temporadas y que además no se marcó un How I Met Your Mother (el final de esa cosa es una leyenda, nunca existió). Parks & Rec tuvo uno de los mejores episodios finales que he visto y créanme: HE VISTO FRIENDS. Pero Parks & Rec termina aun mejor. 

16. Mejor piloto de una serie

Jessica Jones. Me costó decidirme, pero entre mis series favoritas, ninguna tiene pilotos especialmente maravillosos. Jessica Jones lo que tiene es el elemento sorpresa y el shock bien manejado, así que eso le hace ganar un millón de puntos. 

19. Pareja favorita OTP


Korrasami. Que sí, que no se dan ni un beso, pero creo que es bastante obvio el significado que tenía el final. Y en realidad todos los gestos que había entre las dos... y las conversaciones.  ¡Las adoro juntas!

domingo, 10 de abril de 2016

Dos velas para el diablo, Laura Gallego García | Reseña


"Si pones una vela para Dios, pon dos para el Diablo"
― dicho popular

Esta era la portada original.
Yo tengo mi libro así, de hecho.
Sinopsis: Hoy día, ya nadie cree en los ángeles. Sin embargo, hay gente que sí cree en los demonios. 
Pero los ángeles existen y han existido siempre. 
¿Qué cómo lo sé? Porque mi padre era uno de ellos. 
El problema es que, cuando los ángeles te dan la espalda, ¿en quién puedes confiar?

Era obvio que este libro pasaría tarde que temprano por mis reseñas. Es uno de los pocos libros que todavía puedo disfrutar de Laura Gallego sin fruncir demasiado el ceño ante su única voz narrativa y, probablemente sea por amor ciego, que me sigue gustando casi igual que la primera vez. Si siguen el blog saben que, a pesar de que Laura Gallego es una de las autoras más reseñadas aquí últimamente rara vez le tocan halagos. De hecho, el último libro que leí de ella fue una decepción tan profunda que no he tenido muchas ganas de ponerme a buscar su nuevo libro. Aun así, esta vez vengo a darle un poco de redención (o algo así) y a hablar de Dos Velas para el Diablo. 

Esta es la única vez que Laura Gallego ha narrado algo con una voz narrativa que no es esa tercera persona rara que pretende convencerte de que se puede adecuar a la voz de cualquier personaje y en vez de eso acaba pareciendo robótica. Ni esa voz que, tarde que temprano, desvela detalles importantes que tanto está intentando mantener en secreto... (sin demasiado esfuerzo, lo que vuelve los libros de Laura muy predecibles hasta cierto punto). No, aquí se decidió por la primera persona. Una primera persona horrorosamente explicativa, pero primera persona al fin y al cabo y además que le cuenta todo lo que sabe a los lectores: absolutamente todo. Y también nos cuenta lo que cree. Así que descubrimos las cosas a la misma velocidad que Cat, la protagonista. ¿Hablamos de ella? 

Me gustaba más la portada italiana.
Pero la alemana fue la que se quedó. 
Cat es una chiquilla, cabello castaño, normal, que lleva una espada angélica colgada al hombro y cara de malauva. Lo de la cara de malauva lo supongo porque no es exactamente el alma de la fiesta. Es una de esas protagonistas que, ¡gracias a Dios!, no se describen en la primera escena en la que se ven al espejo (escritores, ¿por qué lo hacen?, pregunta seria). Como personaje me gusta mucho, porque no es alguien con quien los lectores se puedan identificar (que alcen la mano las hijas de ángeles que quieran vengar a su padre, ¿nadie? Lo sabía) y además no es agradable. Al narrar tiene la actitud (o aparenta) de una persona bastante desagradable y muy passive-agressive. A la hora de actuar es tan contradictoria que seguirle la corriente o darle la razón (por mucho que en su narración parezca estar buscando la aprobación para lo que hace) es increíblemente difícil. Aun así, es un buen personaje. Bien construido (cosa que le reconozco a Laura Gallego: sabe construir personajes), con una personalidad definida que, sí, evoluciona a lo largo de la historia, lo que vuelve a Cat, sino menos malauva, si más reflexiva antes de hacer tonterías. 

La catalana también era buena opción,
de mis escenas favoritas en la novela.
¿Qué otros personajes hay? Bueno, Angelo, que sigue la estela infinita de la descendencia de Kirtash. Algo realmente lamentable. Podría ponerme a enumerar los Kirtash de Laura Gallego: el original, de Memorias de Idhún; el que era una copia literal, pero en un mundo futurista y hacker (Las hijas de Tara), el que no renunció a sus deberes por amor, pero era igual de creepy (Saevin, Crónicas de la Torre) y finalmente... Angelo, el co protagonista de esta historia y el mejor parado de todos los anteriores. Sigue esa secuencia de chico con sex-appeal, atractivo, pero no modelo de revista especialmente, medio sarcástico, curioso, etcétera. La diferencia entre él y los demás idiotas de arriba es que Angelo no es un adolescente en la edad del pavo. Y, ¡gracias al Dios en el que no creo!, se le nota. También bien construido, quizá con el propósito de hacer que se le caigan las bragas a las chicas, pero no a Cat y creado como algo más que un interés romántico. Eso sí, tiene el ego de todos los anteriores: tendencia a creerse la última chela del estadio y también para creerse superior por tener, ¿qué se yo?, ¡más de dos millones de años! 

Pero, como Cat, también evoluciona, todo hay que decirlo. Y lo hace bien, sin volverse puro cual ángel ni ninguna de esas tonterías cursis que, ¡es un demonio por Merlín!

Pero quedó esta y SM igual la afeó.
Con las cosas amarillas que le puso.
¿Trama? Pues. Existe una. Como es común en Laura, la trama avanza y parece que ella, como escritora, estuvo un rato dando palos de ciego. Al final, sin embargo, para mi gran alegría, se las arregla para unir casi todos los cabos sueltos, haciéndonos sentir que no estaba dando tantos palos ciego todo el tiempo. Lo único malo es que para que la trama vaya avanzado y entendamos a Cat, tenemos que sufrir un montón de cháchara sobre angeología y demonología. Las explicaciones son muchas, uno se puede pasar dos páginas esperando que la historia avance y entiendo que a muchas personas eso las desespere, porque no todos son unos ñoños de la demonología y la angeología como yo. ¿Texto explicativo? Sí. Mucho. ¿Acción? Gracias a Jehová (me dieron ganas de cambiar de Dios, caray), sí, bastante.  

Otro punto en favor del libro es que se aleja de todos los clichés de los ángeles y los demonios en la literatura juvenil más actual y trata de manera bastante acertada el tema religioso (si a mí que soy más atea que las rocas en mi jardín no me hizo alzar los ojos, todos los demás estarán bien, espero). El tema es original y los dilemas morales están muy bien tratados en el libro, sobre todo cuando se habla del bien y el mal, un tema increíblemente recurrente cuando se habla de ángeles y demonios.

Ya saben, este es, para variar, un libro que sí recomiendo de Laura.

   

miércoles, 6 de abril de 2016

When I was Puerto Rican, Esmeranda Santiago | Reseña


Sinopsis: Esmeralda Santiago's story begins in rural Puerto Rico, where her childhood was full of both tenderness and domestic strife, tropical sounds and sights as well as poverty. Growing up, she learned the proper way to eat a guava, the sound of tree frogs in the mango groves at night, the taste of the delectable sausage called morcilla, and the formula for ushering a dead baby's soul to heaven. As she enters school we see the clash, both hilarious and fierce, of Puerto Rican and Yankee culture. When her mother, Mami, a force of nature, takes off to New York with her seven, soon to be eleven children, Esmeralda, the oldest, must learn new rules, a new language, and eventually take on a new identity. In this first volume of her much-praised, bestselling trilogy, Santiago brilliantly recreates the idyllic landscape and tumultuous family life of her earliest years and her tremendous journey from the barrio to Brooklyn, from translating for her mother at the welfare office to high honors at Harvard.

No me gusta reseñar libros autobiográficos. No lo digo mucho porque últimamente pasan por mi estantería muchos libros de caracter autobiográfico. Sin embargo, defiendo el derecho a criticar los libros autobiográficos, como productos editoriales que son. Probablemente no puedo permitirme poner en duda la historia, ¿quién soy yo para decir que la historia está mal estructurada si así fue como pasaron las cosas? O, por ejemplo, tampoco se puede criticar demasiado a los personajes porque no se tiene ni una pista de si quien escribió el libro los capturó bien o no. Al menos, eso es loq ue me detiene a la hora de reseñar un libro autobiográfico. 

Tampoco me gusta mucho reseñarlos porque no sé qué decir de ellos cuando hablo de su núcleo. Me ha pasado muchas veces que un libro autobiográfico o carece de un núcleo porque sólo pretende ser una compilación de anécdotas o tiene un núcleo muy diferente al que encuentras un libro de ficción. Ya dije arriba que, hablando de cosas que realmente sucedieron, no soy capaz de tratar a los personajes como simples personajes y siempre tengo que recordar que son personas reales, que quizá aun viven. Así que para reseñar este libro me estoy armando de paciencia por todo lo que voy a soltar. Respiro hondo. Y ahora sí, como dijo Jack el Destripador, vamos por partes. 

Esmeralda "Negi" Santiago
Esmeralda Santiago nació en Puerto Rico y durante gran parte de su vida, vivió en Macún, un pueblito donde no llegaba el drenaje o la electricidad. Fue la más grande de una familia que, cuando se mudó a Nueva York con su madre, consistía de siete hermanos y, para el momento en el que entró a la universidad, era de once. Once personas, ¿se imaginan? La poca privacidad, la atención dividida de los padres, el ruido constante, las peleas, las comidas y los buenos momentos. A lo largo de todo el libro podemos ver a la madre de la escritora continuamente embarazada, dedicándose a sus hijos y educándolos como la habían educado a ella. 

A Esmeralda la llaman Negi y, a pesar de todas las carencias de su pueblo, en la escuela aprende unas cuantas palabras de inglés, porque Puerto Rico es un estado libre asociado de los Estados Unidos (si alguna vez se preguntan por qué los inmigrantes puertoriqueños no tienen problemas con la ciudadanía americana, ahí tienen su respuesta: ya la tienen). Fuera de eso, poco vemos de influencia estadounidense. Puerto Rico es un país latino y, aunque no lo crean, todos los países latinos se parecen un poco. Quizá por eso los extranjeros confunden tanto y creen que comemos chile de aquí a la patagonia cuando no podrían estar más equivocados o creen que todos son mexicanos o creen que la música es igual. Pero aunque las tradiciones y la cultura difieren, para mí, los valores que transmitían las familias del siglo pasado se parecen que casi parece que los hayan calcado

Si hay algo por lo que se caracterizan nuestras sociedades es por ser increíblemente sexistas. La discriminación por motivos de género está a la orden del día. Pero, como dice mi mamá, hoy no es como hace 40 años. Si lo comparamos, parece que hemos dado pasos de gigante (y eso es lo que me mantiene optimista con todo el tema del sexismo). Durante su infancia, Negi no tiene casi ningún problema con los chicos. A su madre no le hace ninguna gracia que le ayude a su padre en su trabajo, pero como su padre la deja, poco puede objetar ella. Sin embargo, más o menos a la mitad del libro, empezamos a oír las alusiones a como Negi se va a convertir en una señorita y cómo hombres empiezan a verla de otra manera, cómo su madre le empieza a prohibir salir y cómo le dicen que no juegue con los mismos chicos que jugaba antes. Me dijeron lo mismo, casi. Le cambiaron un poquito. No me prohibieron jugar con hombres, pero no les gustaba que la mayoría de mis amigos siempre fueran hombres. Asumieron que cualquier hombre que me hablara querría algo más. Me enseñaron a protegerme. Me dijeron que no saliera de noche. Todo eso, más de cuarenta años después que a la escritora de este libro y en un país completamente diferente


La madre de Negi sufre de lo mismo. Su padre y su madre están en un continúo estira y afloja porque el padre de Negi tiene otras mujeres, otros hijos y suele desentenderse muy fácil de sus hijos. Aun así, la madre de Negi vuelve con él incontables veces y vuelven a pelearse incontables veces. Pareciera que vive con el permanente miedo de dejarlo para evitar el "qué dirán". Y a pesar de todo, parece que los dos quieren a sus hijos, no hay maltrato, lo único que ocurre es que transmiten los mismos valores y costumbres que les transmitieron a ellos y no toda costumbre es buena, por más costumbre que sea. 

En fin, no quiero hacer esto enorme, pero creo que tengo que mencionar otro punto del libro. Pareciera que se enfoca mucho en la discriminación de género por todo lo que he puesto allá arriba, pero la verdad es que no habla de eso todo el tiempo. Más que nada, porque el problema más común que suele tener Negi es la discriminación: en la ciudad, por venir del campo; en los Estados Unidos, por ser puertoriqueña. Esmeralda Santiago nos muestra muchas diferentes sobre su educación, sobre su vida en Puerto Rico, sobre sus padres, sobre la sociedad en la que le tocó vivir.   


Lo único malo del libro es que salta de un tema a otro sin algo que parezca unir a todo. Lo hace de manera cronológica, sí, pero hay cosas que se olvidan entre las páginas y vuelven a aparecer tres o cuatro capítulos después sin explicación y como por arte de magia. Bueno, lo que intento decir es que lo único malo del libro es que parece que le falta cohesión, pero que a pesar de eso se sostiene muy bien. Por supuesto que lo recomiendo, sobre todo para los interesados en Puerto Rico o en América latina en general.