Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain

sábado, 4 de julio de 2015

La tienda de los suicidas, Jean Teulé | Reseña

Sinopsis: Novela enormemente divertida, no exenta de humor negro, en la que el lector penetra en la tienda y en la vida de una familia dedicada a la venta de productos (sogas para ahorcarse, venenos de toda índole, armas, etc,) que cualquier suicida deber tener a mano para el momento en que decida abandonar este mundo. La familia se siente orgullosa de su trabajo y su reconocida eficacia profesional, hasta que en su seno nace una nueva criatura: un niño alegre al que entusiasma la risa.Es una novela muy divertida, ágil, bien escrita, con diálogos chispeantes.

¿Tu vida ha sido un fracaso? ¡En La tienda de los suicidas tu muerte será un éxito! 

No, no estoy bromeando. En la tienda de los suicidas puedes comprar lo necesario para ejecutar un suicidio, todo está garantizado porque, si no mueres, te devuelven el dinero. Desde cuerdas para ahorcarte, venemos y todo lo que se te ocurra. Para los más deportistas, el harakiri es una buena opción si es que quieren impresionar a los amigos... y si no tienen amigos, pues al forense. A todos los clientes se les dice "Adiós" y no "Hasta luego" porque de todos modos no los vas a volver a ver. Así es : la gente va a La tienda de los suicidas porque se quiere suicidar. Ya no quiere vivir ni un día más. 

La tienda, por supuesto, es regentada por una familia muy peculiar: los Tuvache. Lucrèce y Mishima, junto con sus tres hijos, son los encargados de que los suicidas tengan éxito, pues dicen las estadísticas que más de la mitad falla. Como guiño, han nombrado a sus hijos en honor a un suicida famoso: el mayor es Vincent por Van Gogh, la de en medio es Marilyn por Monroe y el más chico es Alan. Si adivinan en honor a quien, les regalo una manzana y un chocolate. 

Las cosas en la tienda transcurren con total normalidad, exceptuando por el pequeño detalle de que Alan sonríe todo el tiempo. Y ríe. Sus padres lo hacen ver el noticiario todos los días para ver si las malas noticias lo deprimen (como debería ser), pero Alan es incapaz de ver el lado malo de las cosas, siempre se concentra en el bueno. Por ejemplo, si se estrella un avión y se mueren casi todos los pasajeros, Alan considera que es una buena noticia que hayan sobrevivido unos pocos. Así es con todo y no es de extrañas que vuelva locos a sus padres, pues arruina el proyecto del parque de atracciones mortal de Vincent al sugerirle que debería unir los rieles de la montaña rusa pues así sus pasajeros serán más felices y se deshace de los caramelos con cianuro. 

En fin, si no han dejado de leer aun, quiero dejar en claro que está novela no es una broma. Existe. Alguien la escribió. Tiene un marcado humor negro y es bastante divertida. El autor la sitúa en una línea temporal sin definir —algún tiempo en el futuro—, en un lugar desconosido —probablemente, alguna zona de Francia—, cuando el mundo parece unificado y todo se paga en euro-yens. Nunca se explica nada de eso, pero no es necesario: eso se infiere, el verdadero contenido de la novela es la trama, esa aparenté trivialización del suicidio, en el que todo parece un mero trámite. ¿Quieres suicidarte? Ningún problema: en la tienda de los Tuvache hay cuerdas que ya tienen el nudo corredizo hecho, venenos, y hasta paquetes con maznabas envenenadas. Si no puedes suicidarte con eso es que eres lerdo.


El libro es muy rápido, por lo cortito que es, aunque a veces parece que divaga. Sobre todo en las primeras escenas, cuando apenas estás conociendo a los personajes. Sin embargo, todo aquello se le perdona porque la Tienda de los Suicidas es un lugar cautivador como escenario y ver todas las posibilidades que tiene alguien de suicidarse con semejante humor negro es algo increíble. Los "problemas" para la familia es cuando Alan empieza a contagiarles la sonrisa y el buen humor. ¿Cómo van a vender productos para suicidas con semejante alegría?

Bueno, sobre el libro, tengo poco más que decir. Se lee rápido por lo corto, es entretenido y una buena sátira. Eché de menos un poco de más profundidad en la narración, pues aunque conocía a los personajes, había momentos en los que, incluso para ser una sátira, me parecían demasiado caricaturescos, sin demasiada profundidad, pero aún así disfruté la lectura en conjunto. Los gags se repiten y algunos dejan de ser tan graciosos cuando los repites, claro; sin embargo, me parece que el autor no exprime todo el humor hasta que de verdad nada da risa.


El final no es una sorpresa, se anuncia desde capítulos antes, pero aun así el cambio es muy brusco, la evolución demasiado rápida y no tan natural. Quizá ese es el error del libro, que le debió dar un poco de más tiempo al final, en vez de hacerlo tan brusco; el problema es que, si lo hacía así, corría el riesgo de acabarse sin chistes o situaciones cómicas que explotar... Todo un dilema. Bueno, en conjunto, el libro es entretenido, aunque yo no lo calificaría la lectura del siglo, mucho menos el próximo premio Nobel. Se lee rápido por lo corto y porque las situaciones planteadas son ágiles, además de que utiliza un lenguaje realmente sencillo.

Pueden probar a darle una oportunidad, por supuesto

jueves, 2 de julio de 2015

Recuento de los daños | Junio 2015

Este recuento no viene completo, porque varios libros de este mes ya entraron en Lo que leí en vez de actualizar el blog (concretamente, los últimos tres: América, Rebelión en la granja y El otoño en Pekín) y no veo caso alguno en repetirlos, sinceramente, porque diría lo mismo de ellos.

El amante, Marguerite Duras


Me hubiera encantado que, siendo un clásico, como es, me gustara mucho más. Pero mi madre tenía razón sobre este libro: no es para todo el mundo. La manera de narrar me mareo, principalmente porque salta de un lado a otro, es muy difícil ubicarse en el tiempo o encontrar el hilo conductor de la historia. Apenas fui capaz de ubicarme en los escenarios apenas descritos con algunos detalles (el libro se ubica en Indochina) y la impersonalidad con la que el libro (prácticamente autobiográfico) está narrado, me volvió loca; no fui capaz de conectar con los personajes y de hecho, tampoco con las situaciones en general. Le reconozco la maestría al libro, pero a mí, a pesar de ser tan corto, me aburrió.

El aliento del cielo, Carson McCullers


Ya hablé sobre él en su reseña y sigo diciendo que Carson McCullers es maravillosa. El aliento del cielo es una compilación de prácticamente todos sus cuentos y tres de sus novelas cortas entre ellas, La Balada del café triste y Frankie y la boda. Los sentimientos que transmite McCullers me fascinaron, esa nostalgia por el pasado reflejada en alguno de sus cuentos, la obvia confusión adolescente y lo de sentirse muy poco entendida que refleja el personaje de Frankie (y me hizo recordar mi propia época de pubertad), la desolación de sus tres cuentos de matrimonios rotos por el alcohol, la madurez de la protagonista de Wunderkind... Vamos, si hubiera conocido y leído a McCullers hace cinco o seis años, me hubiera sentido entendida en muchos aspectos.

Extraños en un tren, Patricia Highsmith


Este fue el libro de este mes en el Club de Lectura de La noble y ancestral cada de los Black. Lo conocía de nombre por la película de Hithcock que no he visto, pero nunca me había detenido a leer la sinopsis. Debo decir que retrata estupendamente a dos personajes que son personajes detestables, pero ambos por diferentes razones. Mientras que Guy tiene perfectamente interiorizado que es un buen tipo y que sólo quiere por fin el divorcio de su ex mujer para poder casarse, Bruno odia a todas las mujeres, menos a su madre, quiere deshacerse de su padre y se pregunta constantemente si sería capaz de matar a alguien. Recomendable como libro de crímenes, aunque tiene pasajes que se hacen cuesta arriba.

Más allá del olvido, Patrick Modiano


Este libro lo empecé en mi sequía, en marzo. Lo volví a empezar hace pocos días porque me daba pena no acordarme de qué se trataba o donde me había quedado. Además, leyendo un libro de Modiano ya podía tacharlo de la lista de los premios Nobel. Bueno, la historia, narrada por un personaje treinta y después quince años más tarde tiene varias inexactitudes que achacamos, obviamente, al narrador; además, tiene partes que el narrador parece haber decidido no contar. En eso reside gran parte de encanto e la novela, pues en la mayoría de los casos, los personajes se quedan como un misterio sin develar completamente, porque los vemos a través de un tercero. ¿Recomendable? Por supuesto.

La tienda de los suicidas, Jean Teulé


Libro simplón, sencillo, sin más pretensiones que entretener y criticar... algo que tiene que ver con el suicido, la vida y la muerte y la sociedad actual. Divertido, con gags recurrentes cada tres segundos, eso sí; entretenido, la verdad, tengo que admitirlo, pero con un final muy sorpresivo y poco desarrollo en algunas partes. A pesar de todo eso (porque últimamente estoy muy obsesionada con que las cosas tengan buena calidad además de ser entretenidas), recomiendo el libro si te gusta el humor negro (¡hablamos de una tienda de suicidas!) y los personajes extravagantes. No tengo mucho que decir sobre él porque no fue de esa clase de libros que me dejó pensando demasiado al terminar, pero que sí me hizo pasar un buen rato.

La casa en Mango Street, Sandra Cisneros


Quizá, junto con El aliento del cielo, el mejor libro del mes. La casa en Mango Street es un libro pequeñito, de apenas 110 páginas, que por medio de cortas historias nos va contado la historia de una niña chicana (mexicano-americana) que reside en Mango Street y quiere una casa con jardín y que pueda llamar suya; sin embargo, por lo mientras, tiene a Mango Sreet. Las historias son cortas, el lenguaje es sencillo y el hecho de que hablara de cosas que conozco y con las que me puedo sentir lejanamente identificada, me agradó. Además, la inocencia impresa en la narración hace el libro una pequeña joya que retrata con sencillez diferentes situaciones crudas. Recomendable, sí, muchísimo.

El arte de no decir la verdad, Adam Soboczynski


Libro pretencioso donde los haya,  además con ligeros toques de misoginía por allí y por allá. Más que relatos inteligentes, cuentos que me agradaran, me encontré con una especie de libro de autoayuda que se jacta de sí mismo y pretende "enseñarte algo para ir caminando por la vida". Libro inútil y sin gracia que no es ninguna guía para sobrevivir al mundo y ni siquiera es entretenido. Se vuelve aburrido a la sexta historia y tiene una reutilización de personajes que más que original, parece cómo si el autor no quisiera inventarse más nombres. De verdad, a pesar de lo corto, intragable e infumable; no se lo recomiendo ni a mi mayor enemigo, porque leer este libro es como estar en la cabeza de la persona más pedante del mundo.

Aristotle and Dante discover the secrets of the universe, Benjamin Alire Sáenz


Un buen descubrimiento cuando hablamos de literatura juvenil, porque los buenos títulos empezaban a escasear. Fue el libro que me leí en inglés este mes, así que en cuanto a técnica no tengo mucha queja, en cuanto a trama muy poco, y en cuanto a desarrollo de personajes me parece perfecto. Otro mes menos prolífico probablemente se habría coronado como una de las mejores lecturas del mes, pero este mes le gano la Cisneros (con una mucho mejor representación de la realidad chicana en Estados Unidos que la este libro) y McCullers (que supera casi todo en desarrollo de personajes). Aún así, recomendado por su manera de tratar y desarrollar a un personaje gay en un lugar tan profundamente intolerante como El Paso, Texas, en los años en que está ambientada la novela. Muy buen libro.

Así que el Junio, el total de libros asciende a 12. La verdad, mi mes más prolífico en mucho tiempo, y si así llego lista para el Maratón de Julio, no cabe duda que soy perfectamente capaz de lograr los 10 libros en un mes (más, por supuesto, el extra que será Todas las hadas del reino, de Laura Gallego).

martes, 30 de junio de 2015

Maratón de Lectura del @ForoDeLosBlack

Cada cierto tiempo se organiza, en el foro La noble y ancestral casa de los Black, un maratón de lectura. ¿La meta? 10 libros al mes. Poca gente los acaba, por supuesto, pero en el intento nada se pierde. Este maratón, por supuesto, estoy apuntadísima.

Elegimos, entre setenta opciones (sí, porque así somos de geniales) las ocho categorías obligatorias que entrarían en el maratón (para darle dificultad, por supuesto) y las restantes quedaron como las opciones para las dos categorías libres en las cuales podremos elegir libros.

Así que la lista de libros que planeo leer el mes que viene es... ¡la siguiente!

  1. Un libro del fondo de tu lista de pendientes: En el camino, Jack Kerouac. Algo alrededor de tu cuello, Chimamanda Ngozi Adichie. TERMINADO
  2. Un libro prohibido: La metamorfosis, Franz Kafka. Todos los libros de Kafka fueron prohibidos durante el régimen nazi. TERMINADO
  3. Un libro que salió el año que naciste: Wicked, memorias de una bruja mala, Gregory Maguire. TERMINADO
  4. Un ganador del premio Pulitzer: La escapada (traducida originalmente Los rateros) de William Faulkner. Ganó en Pulitzer en 1963. TERMINADO
  5. Un libro clásico: Los miserables, Victor Hugo. 
  6. Un libro de un autor que nunca antes hayas leído: El curioso incidente del perro a medianoche, Mark Haddon. TERMINADO
  7. Un libro que se convirtió en película: El guardian entre el centeno, J. D. Salinger. TERMINADO
  8. Un libro de un autor de tu país: Pedro Páramo, Juan Rulfo. TERMINADO
  9. Un libro de un Nobel de Literatura: La náusea, de Jean-Paul Sartre. Sartre ganó el Nobel en 1964; lo rechazó, pero está en la lista de ganadores.
  10. Un libro de historias cortas: Las nieves del Kilimanjaro y otros cuentos, de Ernest Hemingway. TERMINADO
A finales del mes les cuento como me fue con mis intenciones de leer tantos libros. Ya lo he logrado antes (véase El recuento de los daños de enero, y el de febrero), pero esta vez tendré finales, así que ya veremos, ya veremos.