Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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sábado, 28 de enero de 2017

Oscars Literarios (VI)

Ya tuvieron un vistazo de lo peor del año, pero hoy toca lo mejor del año que es más y mucho más interesante. Hay una o dos categorías más que el año pasado porque no sabía dónde poner tanto libro bueno. Lo único que me queda por decirles es que todos estos libros los recomiendo y que, por supuesto, todos estos libros son leídos en 2016. ¡Disfruten!



Mejor trama


Elhilo de oro de Cornelia Funke porque es absolutamente genial. No quiero hablar demasiado del libro porque es el tercero de una saga y eso es un poco complicado así que no sé que decir. En realidad, hablemos de como Funke teje sus tramas en general, a ver si les doy una idea de por qué deben leer El hilo de oro ―y sus libros anteriores para entenderle―: Funke no parece que te monte una historia complicada. De hecho, te pone uno o dos personajes, un mundo e inicia de sopetón. Te estrella la cara contra el problema. Y todo parece muy sencillo… hasta que Funke te va enredando en más problemas, con más personajes, más variables y un millón de complicaciones más. Llega un punto que dices que no habrá manera de que salga viva ella misma de todo ello, pero lo hace y con una gracia que no cualquiera. Por eso El Hilo de Oro se encuentra entre lo mejor.

Mejor escritor



A Jane Austen, porque este fue el año que me di cuenta de que hace dick jokes. No es que Austen le tenga que probar, a estas alturas de la vida, nada a nadie. Pero más reconocimiento no le viene mal, sobre todo cuando la ponen como una simple escritora de romances: no, Austen es un poco más que eso. El universo de Austen es escencialmente feminino, siempre está lleno de mujeres; todas producto de sus épocas, quizá, sí, pero todas, de una manera u otra buscaban ser libres. ¿Y qué significaba ser libre para una mujer en los tiempos de Austen? Poder elegir su amor libremente. En fin, este fue el año que descubrí que Austen hacía dick jokes y además descubrí que, además, Persuasión es probablemente mi Austen favorito.

Mejor protagonista femenina


Ifemelu, del libro Americanah de Chimamanda Ngozi Adichie, porque tiene una opinión sobre absolutamente todo y, además, las escribe todas en internet. Americanah es un libro que habla de feminismo, racismo y la visión de una mujer africana que declara que ella no era «negra» hasta el día que pisó los Estados Unidos porque en Nigeria su raza no era un problema. Es uno de los mejores libros del mundo, evidentemente, según la opinión que me salió de los bajos fondos y creo que merece que más gente lo lea. Chimamanda crea un mundo femenino ante todo, lleno de reflexiones, de comentarios sobre cabello ―cuando en las mujeres negras es algo tan político―. Ifemelu es el centro de ese mundo y es, de verdad, una de las mejores protagonistas que me he encontrado.

Mejor protagonista masculino


Molina de El beso de la Mujer Araña de Manuel Puig. Dudé si ponerlo aquí. La mayoría lo describe como un hombre homosexual, pero leyendo el libro me salió la duda si realmente Molina se identificaba con el género masculino, porque hay veces que afirma o parece afirmar, de una manera u otra, sentirse mujer. ¿Por qué lo pongo aquí? Primero, por la habilidad de Manuel Puig de retratar a un personaje sólo poniendo los diálogos y nada más y de crear todo un perfil para él: al finalizar el libro sientes que lo conoces y que lo entiendes a la perfección. Segundo, porque es realmente un excelente personaje, uno de esos que me enternecen, me encantan. Molina es un personaje que me da ganas de meterme en el libro y abrazarlo y decirle que todo estará bien, aunque sea una mentira. 

Mejor cómic, manga o novela gráfica



Ms. Marvel de G. Willow Wilson. Ms. Marvel narra la historia de una jovencita medio estadounidense medio pakistaní y ha recibido críticas por la manera en que retrata a su familia. Chicos, G. Willow Wilson no está contando mentiras, quizá, simplemente, no ha tenido oportunidad de contar el otro lado de la moneda, porque las chicas que tienen familias como Kamala existen, definitivamente. Conozco unas cuantas. Pero bueno, ahora vamos a hablar de cómo es increíble que Kamala sea una super heroína y sea musulmana y sea una mujer. En un mundo donde los hombres tienen el noventa por ciento de la representación, muchas veces siguen encontrando que una mujer tome algún lugar de importancia como amenazante. Y Ms. Marvel es increíble porque además de hablar de todo el mundo de los super héroes, tiene tiempo para ocuparse de la vida de Kamala.

Mejor biografía o autobiografía


Infidel de Ayaan Hirsi Ali. No siempre estoy de acuerdo con esta mujer. Y de hecho, aquí me tenté a poner la autobiografía de Ishmael Beah, un niño soldado de Sierra Leona, o la de Malala, esa chica pakistaní que todos conocen. Pero Ayaan me ganó al final. Infidel me hizo entender muchas cosas sobre ella, especialmente su visión sobre la religión musulmana ―que difiere muchísimo de la de Malala o la de Marjane Satrapi, que tuvieron otra educación y acercamiento con la religión y, sobre todo, un ambiente más tolerante―. Ayaan conoce ―y condena― la peor parte del islam: la que le tocó vivir, la que hoy en día se encuentra en Somalia. Se queja, también, del racismo de Arabia Saudita y la segregación tan desesperante que le tocó vivir. Expone su vida, la parte buena y la parte mala y creo que lo hace sin demasiado resentimiento. Yo, que me la he pasado el año pasado leyendo de muchas mujeres de diferentes partes del mundo, algunas de ellas árabes, reconozco la opinión de Ayaan y entiendo un poco de dónde viene y hacia dónde va dirigida. Ayaan critica un poco que las musulmanas que viven en el primer mundo y han tenido oportunidades como las que ella ―y muchas más― nunca tuvo porque sus familias no eran demasiado abiertas, entonces, entiendo un poco a donde se dirige. Pero bueno, sus opiniones, tan duras como suele exponerlas, nunca dejan de ser controvertidas. 

Mejor personaje secundario masculino


El Pollo de #MásGordoElAmor de Toño Malpica, cuando hablamos de amistad y de lo que significa, la relación entre este personaje y el protagonista es perfecta. Yo pondría a El Pollo en la definición de «amigo» en el diccionario de la RAE porque nadie más se lanza a buscar a la chava que te gustaba en la secundaria dejando todo atrás. Por eso se ha llevado este premio, el mejor personaje secundario masculino, que además creció en la misma colonia que yo… casi. No es la misma, pero casi. Están a un minuto de distancia en carro, ¿eso cuenta? En fin, El Pollo se lleva el premio por ser un buen amigo, de esos que duran toda la vida, a los que les hablas cuando tu vida se está yendo bien despacito a la mierda y que no se asustan de todos los problemas en los que te metes. Por eso es el mejor personaje secundario masculino de este año.

Mejor personaje secundario femenino


Gita, de El Cuentacuentos de Antonia Michaelis. Por ser la voz de la razón de Anna. Porque cuando está en su peor punto, Anna piensa en ella y en lo que diría y definitivamente, en ese momento, Gita me cayó muy bien, aunque fuera sólo una voz en la cabeza de Anna. Creo que ya se dieron cuenta, pero este año parece que los secundarios se los están llevando los buenos amigos. Creo que es un momento bueno para hacerle un buen homenaje a la amistad en estos premios, porque los buenos amigos la merecen. Y en este caso, la amistad entre dos mujeres es aún más importante… ¿por qué? Porque las mujeres suelen retratarse como contrincantes ―por el amor de un hombre, porque son «competitivas» por naturaleza, por «chismosas», por «retorcidas»― y que una mujer apoye a otra, incluso en sus puntos más bajos ―pues este es un libro impregnado de melancolía― es siempre un acto de rebelión.

Mejor libro no-ficción


También lo encuentran con ese título
Una habitación propia de Virginia Woolf, por animar a las mujeres a escribir, por hablar de la escritura femenina y hacer tan evidente la poca que había en la época de Woolf y las artimañas a las que tenían que recurrir las mujeres para escribir ―y la rabia con la que algunas lo hacían― y, finalmente, hacerse la pregunta más importante de todas para el libro: ¿qué necesitaba una mujer para escribir tranquila? De ahí viene el título del libro: una mujer necesita una habitación propia donde pueda trabajar, un lugar que sea de ella y, por supuesto, un ingreso que le permita dedicar su vida a aquello que le apasiona: la escritura. Por esas cosas, este pequeño ensayo se lleva el premio de este año a la no-ficción.

Mejor libro infantil


Hermano Lobo de Carla Maia de Almeida porque básicamente me salió de los bajos fondos. Tuve serios problemas para decidir cuál poner (Martha Riva Palacio se quedó cerca) pero siempre supe que, quien se  lo llevaría sería la editorial El Naranjo porque siento predilección por sus títulos y me encantan los temas que tratan. Finalmente, ¿por qué Hermano Lobo? Porque habla de la decadencia y eso me encanta, porque trata temas que muchos podrían considerar complicados para los niños y lo hace perfectamente, porque la edición está muy cuidada, porque la historia es en apariencia sencilla pero esconde muchos detalles y porque me gustó muchísimo y es un libro que se merece más atención.

Mejor libro


El eterno femenino de Rosario Castellanos. Como mi año estuvo lleno de feminismo ―como espero que siempre este mi vida―, era justo que el mejor libro fuera uno feminista. ¿Y qué mejor que uno que usa la sátira para burlarse de la posición de las mujeres en la sociedad mexicana de la época en la que fue escrito? Este libro es la prueba viva de que puedes hacer humor sin ser machista y que puedes hacer sátira sin ser un idiota. Castellanos entiende la pesadilla de las mujeres, porque no tenían muchas opciones en la vida; se mete con la historia, que dice que la Malinche se enamoró de Cortés, pero ¿cómo nos podemos fiar de ello cuando la historia la escribió un hombre? Castellanos escribe de los únicos roles que podía tener la mujer y lo que pasaba cuando se salía de ellos y lo hace con humor, usando de escenario muchos sueños y un salón de belleza.

jueves, 3 de marzo de 2016

El cuentacuentos, Antonia Michaelis | Reseña

Sinopsis: Anna y Abel no podrían ser más diferentes. Ambos tienen diecisiete años y están en su último año de secundaria, pero mientras que Anna vive en una bonita casa vieja de la ciudad y proviene de una familia acomodada, Abel, el traficante de drogas de la escuela, vive en un gran edificio de concreto, similar a la torre de una cárcel en las afueras de la ciudad.

Leí algo en una reseña en goodreads cuando acabé el libro que me hizo darme cuenta hasta que punto este era un libro triste e iba más o menos así: "Hay historias sobre gente que se sobrepuso a tragedias y superó sus traumas. Esta no es una de ellas. También hay historias sobre como el amor lo puede todo. Tampoco es una de ellas." Digo que iba más o menos así porque estaba en inglés y ahora no recuerdo exactamente las palabras que usaba, pero es completamente cierto. Este es un libro que destroza completamente esa tesis que dice que el amor lo puede todo y nos demuestra que como humanos somos mil veces más complicados que el blanco y el negro, porque entre el blanco y el negro hay muchos grises, razones y por qués y a veces nos cuesta racionalizar las cosas. En fin, me estoy echando esta parrafada porque antes de que lo empezara a leer Alejandra (del canal Sputnik), ya me había dicho que quería comentar una escena conmigo, sobre todo desde una perspectiva de género. Me dio curiosidad y lo leí también porque había hablado muy bien de él. Así que lo compré en un impulso y a los cinco días lo había terminado (o antes, realmente no me fijé).

Bueno, voy a empezar y como dijo Jack el Destripador, vamos por partes.

Esta vez, en vez de empezar por los personajes como siempre, voy a partir de la prosa de Antonia Michaelis. El libro tiene una atmósfera que desde el primer momento se siente melancólica y de algún modo, nostálgica. El inicio involucra a un muerto, así que eso te da la pista del ritmo de la novela, el tema y la constante atmósfera trágica que rodea a los protagonistas. Todo esto está perfectamente manejado porque Michaelis combina la realidad con los cuentos y en los dos, hay algo melancólico presente la mayor parte del tiempo. Aun cuando la mayoría de las situaciones no son trágicas, tenemos la constante idea de que los personajes están viviendo la tragedia de su vida y que el cuento que cuenta Abel no es un cuento con final feliz, sino con un final totalmente funesto. Las metáforas no son esas metáforas gastadas y re gastadas que ya nos sabemos de memoria y Michaelis imprime algo poético en sus palabras.

Así van a acabar cuando lo terminen
Si sigo hablando de cómo está narrado el libro me dirán que me pagaron para hacerlo, seguro. O quedaré como una reseñadora totalmente ridícula. Una de dos y como no quiero que ninguna de las dos pase, iré directamente a mi parte favorita de casi toda reseña y de analizar los libros y re analizar los libros: los personajes. Tenemos un elenco muy grande y empezaré, por supuesto, por los protagonistas. Sin duda, humanos. Tienen conflictos morales, algunos muy complicados que trataré más abajo y son contradictorios, como humanos, aunque quizá a un nivel bastante lejos de lo aceptable. Sin embargo, Michaelis no los juzga, me pareció a mí, ni para bien, ni para mal. Los deja ser, contar su historia, justificarse o no hacerlo y los deja cometer errores.

Ese alejamiento que tiene la escritora de sus personajes le suma al libro porque obliga irremediablemente a pensar. Siempre he defendido la idea de que las cosas no están en los libros porque sean buenas, correctas o ejemplos a seguir. Y este es uno de esos libros con los que hay que tener mucho cuidado porque nadie pinta la línea de lo moralmente correcto y creo que muchas críticas le cayeron a este libro porque se cree que todo lo que nos presenta y nos arroja a la cara es, justamente, algo "correcto" o "justificable"; entre comillas, porque, como digo, la moralidad de los personajes es gris completamente.

Antonia Michaelis
Entre los secundarios tenemos a Micha, la hermana de Abel, una niña. Algo que me ocurre muchas veces cuando veo a personajes de tan corta edad que tienen tanta importancia en la trama de un libro es que los escritores tienen muchos problemas para construirlos de manera creíble. Micha no es perfecta, pero aparenta la edad que tiene. Obviamente, al ser criada casi enteramente por Abel y vivir el entorno en el que vive, esa mentalidad  despierta que tiene resulta muy creíble.

Gita, de entre los amigos de Anna, es mi favorita. Para Anna, es la voz de la razón (y que razón tiene casi todo el tiempo), pero también esconde algo que no debería y lo hace para proteger a Anna. Esa lealtad es increíble. Muchos escritores no se fijan tanto en las relaciones de amistad de sus personajes, relaciones que muchas veces que en nuestra vida son mil veces más duraderas que el romance (y que todo buen romance está basado en una buena amistad) y Gita es precisamente una buena amiga. Hannes se desdibuja un poco entre el resto de los personajes y Bertil, el último, definitivamente, no lo consideraría yo un amigo. Hay una dinámica entre él y Anna que me dejó bastante mal sabor de boca, porque Bertil me causó miedo casi desde su segunda o tercera aparición: tiene conductas controladoras y suele creer que Anna debería quererlo porque él le ayuda y se preocupa por ella. Bertil es justamente esa persona que cree que los favores se pagan con amor y es tan real que seguramente mucha gente lo encontrará terriblemente real.

Los padres de Anna son extraños, distintos... No parecían padres, quizá. Pero los vemos siempre desde la perspectiva de Anna que está en una época complicada, así que no me pareció tan mal. Después tenemos a los antagonistas que no son realmente antagonistas, sino que para Abel representan todos los obstáculos que tiene que sortear para poder quedarse con Micha. Abel tiene diecisiete años y no puede mantener a su hermana, pero así no la quiere en las manos de una familia de acogida como la que tiene su vecina, que sólo se dedica a acoger niños por el dinero que le da el estado o en las manos de su padre biológico o la casa de sus familiares lejanos a los que, literalmente, el destino de Micha les da igual. Eso vuelve antagonista a un trabajador social que sólo intenta hacer su trabajo. Anna, desde su propia visión, es mucho más indulgente, pero Abel lo condena sin ninguna clase de perdón en sus cuentos y es allí donde nos damos cuenta de que los dos personajes son diferentes piensan diferente con base en sus circunstancias y que Micahelis, distanciándose de ellos, lo muestra muy bien.


La trama es muy simple: Micha tiene que abandonar su isla, sortear mil peligros para proteger su corazón de diamante y llegar a tierra firme. Al menos, ese es el cuento que le cuenta su hermano. Abel quiere quedarse con ella, protegerla de todos los peligros pero tiene diecisiete años y muchos problemas para llegar a fin de mes. Tiene un poco de dinero gracias a lo que los servicios sociales le dan a su mamá, la única materia que se le da bien es Alemán y en la escuela le llaman el mercader polaco porque vende drogas. Por lo demás, Anna no tiene ni idea de qué hace, pero sí mucha curiosidad. Anna es el contrario: buena chica, buena alumna, vive dentro de una burbuja y quiere desesperadamente salir de ella, así que Abel es su manera de salir de la burbuja y tropezarse con el mundo real. La trama parte del cliché (o parece partir de él): chica buena e inocente y chico malo, pero como dicen, mejor que parta de un cliché a que llegue a él y en este caso lo destroza. El amor no lo puede todo y nos damos cuenta en una parte cuando Abel le dice a Anna "no trates de hacer de mí lo que no soy". Y es cierto: las cosas realmente jodidas no se arreglan con amor de dos días.

Abel Tannatek me recordó a uno de mis personajes (Randall Bennett en Acónito y Verbena) porque los dos tienen a alguien a quien proteger cueste lo que cueste. Y la cantidad de cosas que están dispuestos a hacer son casi infinitas. Me recordó lejanamente, porque hay algo en lo que definitivamente no se parecen, pero la verdad es que los dos están jodidos y corriendo de sus errores hasta que estos los alcancen. Siempre me llamó la tensión que la gente que leía la historia apoyaba a Randall mientras que yo me dedicaba a tejer la telaraña de sus errores que iban a acabar alcanzándolo quisiera o no. Y un poco así es Abel Tannatek: hay momentos en los que sientes que no puedes evitar apoyarlo, sobre todo al principio, pero no puede huir eternamente de todo lo que ha hecho.

Definitivamente recomiendo el libro, sé que no a todo el mundo le va a gustar, pero lo recomiendo. Porque me hizo pensar y pensar tanto que voy justo a la parte que sólo pongo en unas cuantas reseñas: la de los spoilers. En este caso, me voy a spoilear muy chungamente todo así que de verdad les recomiendo que huyan ahora. si tienen interés en leer el libro.


SPOILERS. INTENTÉ USAR BOTÓN DE SPOILERS PERO NO FUNCIONÓ ASÍ QUE QUIEN AVISA NO ES TRAIDOR.

En la historia, la violencia sexual es una constante. Abel asegura que Rainer, el pare biológico de Micha, es un pederasta. No lo dice tan cual: lo da a entender sutilmente, lo más sutilmente que puede. Durante muchas páginas nos puede parecer que es sólo producto de su imaginación, pero él está totalmente seguro y esa es de hecho, su excusa para mantener a Micha alejada de él. Volveré sobre el tema un poco más adelante, pero bueno, por hacer un punto y empezar en alguna parte, esto parecía lo adecuado.

Hay un momento en la novela que representa un punto de inflexión para Anna y para nosotros como lectores. Ella lleva tiempo pensando que a la mejor es Abel quien ha perpetrado los asesinatos (el de Rainer y el del trabajador social) y llega un punto donde se dice algo así:
«[...] Un disparo en la nuca y una dentellada mortal en el cuello. Todo coincide. ¿Y si estoy besando a un asesino? Y qué si es así. Un asesino, un lobo, un padre, un inocente, un cuentacuentos.»
Siempre que empieza a dudar de Abel, acaba aterrizando en su fase de cuentacuentos, porque es la que menos miedo da, pero también la que le cuenta toda la verdad escondida en los cuentos. Quizá porque es la parte de Abel que más se puede entender y con la que más puede empatizar. Sin embargo, el punto de inflexión es un punto de shock, cuando van a la playa a ver si el asesino del trabajador social vuelve sobre sus pasos y Anna empieza a intimar con él. Empieza. Lo remarco en negritas porque Anna volverá sobre ese punto una y mil veces, justificándose y justificándolo (a Abel), intentando encontrar una explicación a cosas que sencillamente no la requieren. Abel se niega, le advierte cosas. Sin embargo, hay un punto que Anna misma se da cuenta que hay algo que en Abel hace click. Y lo que empieza como una interacción totalmente normal acaba en una violación.


Odio las violaciones gratuitas. Esta no lo parece. No se siente así. te deja preguntándote por qué Abel es de esa manera o por qué le advirtió a Anna. Irremediablemente, te hace preguntarte si ha pasado antes. Antonia Michaelis, como autora, no dice ni pío. Se limita a dejarnos con los pelos de punta, porque jamás romantiza la violación y nos describe perfectamente el estado de Anna y lo hace de manera tan sutil que no suena vulgar nada. Es ya después que Anna vuelve sobre sus pasos una y otra vez que nos damos cuenta que hay algo mal en Anna, también. No sé que piense la autora. No sé si piense como Anna, me da igual. Porque Anna vuelve sobre sus pasos intentando explicarse e intentando perdonar lo imperdonable, explicar lo inexplicable. La voz de su conciencia que toma la forma de Gita le dice una y otra vez que ella no tiene ninguna culpa, que lo que hizo Abel es imperdonable. Y lo es. Sin embargo, pasamos un capítulo entero viendo a Anna explicándose e, indirectamente, culpándose. 

Hasta que lo perdona porque ella cree que lo ama. No se puede amar a nadie en tan poco tiempo, pero ella, como personaje, está convencida de que lo que está haciendo está bien. Es un tema delicado porque podría dar la sensación de que se está justificando una violación. Anna sin duda lo está haciendo (porque es algo que Abel ni siquiera se atreve a hacer) pero... ¿el libro? No parece. El libro lo pone así, tal cual, pero no nos dice que ese sea un comportamiento deseable, ni siquiera entre líneas. Ni siquiera lo justifica.

Después, mientras la historia sigue, acabamos descubriendo porque Abel merodea en los bares y parece que en realidad no vende droga o por qué estaba tan seguro de que Ranier era pederasta. Bertil es quien se encarga de destaparlo todo ante toda la escuela, cometiendo un error y descubriendo el secreto que Gita no dijo desde un principio para no lastima a Anna. Abel necesita dinero y si ni siquiera las drogas le dejan ese dinero, se dedica a apretar los dientes, o dicho vulgarmente: de prostituto con hombres mayores. No tiene nada que ver con su orientación sexual, simplemente lo hace porque necesita dinero y porque, como ya dije arriba, esta dispuesto a todo con tal de proteger a Micha y darle la vida que él no tuvo. 

A Anna se lo explica, al menos como lo entiende él. Anna es, finalmente la única a la que le cuenta la verdad. Ranier, el padre de Micha no parece haberle hecho daño a su madre. Pero a Abel sí lo encontró sólo y, como dice Abel, si Ranier nunca le hubiera hecho eso, años más tarde, a los quince, no se le habría ocurrido apretar los dientes. Cuando dije allá arriba que había historias de gente que había sufrido tragedias y se había sobrepuesto a ellas, pero que este libro no era uno de ellos, me refería a Abel, a Anna. Porque Abel convive directamente con sus demonios sin buscar ayuda y Anna hasta los perdona en la creencia de que está haciendo lo correcto. Los dos son tan contradictorios y tan humanos que llega un punto en que los entiendes, pero no quieres ser como ellos.  

Como dije arriba, Abel le dice toda la verdad a Anna, aunque sea en medio de cuentos. Le dice donde está su madre, que lleva semanas "de viaje": en el bosque donde florecen las anémonas. Y efectivamente, allí está Michelle y descubrimos por fin el principio del libro. Michelle está muerta porque se cortó las venas sin preocuparse por sus hijos y Abel sólo la mantiene viva para cobrar el dinero, para que no lo molesten demasiado. Cuando Anna descubre esa pequeña verdad, también se da cuenta de otra: dónde está el arma. Abel también se lo dijo. Finalmente, Abel es un asesino, un lobo, también ha violado a Anna y él mismo se ha sometido a vejaciones por mantener a Micha; es, además, un perfecto hermano mayor para Micha y un cuentacuentos. ¿Cómo es posible que sea la misma persona? Es una persona dañina, que acabará dañando todo a su alrededor y creo que incluso él lo sabe. Anna no, Anna siempre intenta separarlo. Al final le dice que elije quedarse no con el asesino, sino con el cuentacuentos, pero es imposible separarlos: son la misma persona. 

Creo que Abel lo sabía. Y por eso se dispara antes de que puedan ponerle la mano encima. La última frase que Anna le dirige es algo así como: "Lo amó hasta el final". Pero el amor no lo puede todo: lo que está jodido, jodido está y no se va a arreglar. El cuentacuentos es, finalmente, un libro con la moralidad turbia, que no se puede aceptar así como va y que, finalmente yo acabé analizando hasta la saciedad como se han dado ya cuenta en esta biblia. Muchas gracias por leer. Este libro me destrozó el kokoro.



martes, 1 de marzo de 2016

Recuento de los daños | Febrero 2016

Este mes leí menos. En mi caso no quiere decir que leí poco, sólo quiere decir que leí menos que otros meses. Como todos los meses, diré que no tengo un giratiempos ni una TARDIS, pero que me encantaría tenerlos porque me ahorraría mucho tiempo e incluso podría dormir más las noches que me desvelo. Todo ventajas con los giratiempos y las TARDIS. Así que sin más, paso a contarles de lo que leí este mes.

Como entrenar a tu dragón, Cressida Cowell


Lo leí/escuché en inglés. El libro es bastante infantil y muy poco parecido a la película, pero que el audiolibro lo haya grabado David Tennant con ese acento suyo tan escocés (y luego ponga acento vikingo cuando hablan los personajes) le suma muchos puntos, además de que el final es precioso, perfecto y bastante poético... y a pesar del tono de todo el libro, bastante poco infantil. Eso sí, Astrid aquí no existe, Toothless no es exactamente el Toothless que conocemos y Hiccup es... bueno... se parece al de la película, pero tampoco tanto. Si lo van a leer porque vieron la película tienen que mentalizarse a lo siguiente: la película que le hizo Dreamworks es un fanfic. A pesar de todo, es entretenido y recomendable. Si acabo la saga, le haré una reseña, que ahora mismo no creo. 

Men Explain Things To Me, Rebecca Solnit


El libro no ficción del mes. En este caso fue un libro bastante corto cuyo valor más importante radica en el  ensayo que le da título al libro y, además, uno que habla de la violación normalizada. El resto realmente no son tan interesantes y en conjunto, aunque todo tiene su valor, parece que pegaron el libro muy a fuerza o lo unieron, vaya. No me acabó de convencer en conjunto, pero algunas cosas sí me sorprendieron y me parecieron increíblemente acertadas, sobre todo, como ya dije, al principio. No le he hecho reseña aún porque no sé de donde sacarme la reseña, pero planeo, si no una reseña, si escribir algo relacionado con este libro en el blog donde colaboro, La hora del té.

Footnotes in Gaza, Joe Sacco


No sé ni cómo realmente leí este tochaco. No suelo contar los comics ni las novelas gráficas en los recuentos de lectura, pero este, por su tema y sus más de cuatrocientas páginas narra el día a día en Gaza mientras Joe Sacco va buscando una historia que ha pasado desapercibida hasta ahora que ocurrió en 1956, cuando varios soldados israelís mataron a hombres palestinos. Pueden ser sólo nombres en una lista de muertos, pero Joe Sacco quiere la historia entera, de alguna manera decirnos que las listas de muertos tienen historias detrás y que los daños colaterales no son tan colaterales para algunos. Los palestinos, sin embargo, aunque comparten su historia, reaccionan con incredulidad, le piden que en vez de ese incidente casi olvidado cuente otra historia, la que está pasando en ese momento. Pero Joe Sacco es persistente. Si les queda alguna duda de que lo recomiendo, les pongo aquí la reseña.

La más densa tiniebla, Antonio Malpica


Este libro es más una excusa para re interpretar los cuentos de Hans Christian Andersen que otra cosa, pero la verdad es que es una perfecta excusa y se le perdona por lo bueno que resulta. Algunos cuentos son reconocibles si conoces aunque sea un poco a Hans Christian Andersen... y otros no. La verdad es que me faltan muchos de sus cuentos por leer, porque yo soy más de los hermanos Grimm y de Perrault, pero la verdad es que estos son perfectos. La re interpretación que les da Malpica es más retorcida y oscura, a la que las ilustraciones le ayudan perfectamente. Puede parecer un libro para niños... no, de hecho, es un libro para niños publicado por el Naranjo. Pero lo vale. Lo vale completamente. Y además todo adulto debería leer libros para niños alguna vez en su vida para recordar lo bonitos (o no, como en este caso) que son los cuentos de hadas.

Illuminae, Amie Kaufman & Jay Kristoff


Decepción del mes. Y el mes pintaba tan bien... pero bueno, supongo que no se puede evitar que a veces los libros te decepcionen. En este caso, la culpa más bien fue de la maquetación del ebook que está hecha con las patas y el final, porque todo el resto tenía un potencial impresionante, tanto que el libro podía haber sido épico y no lo fue. Hay quien dice que podría ser épico si tan sólo no fuera young adult, pero creo que no es exactamente lo correcto: podría haber sido épico si no acabara callendo en los tópicos young adult. Me da mucha pena por el libro, pero bueno, ya veremos cuando salga el siguiente si me decido a darle una oportunidad... quizá mejore, quizá no. Pero la historia tiene un terrible potencial desaprovechado. Para las dudas, la reseña, por supuesto.

El Cuentacuentos, Antonia Michaelis


Creo que tendré que decir, sin temor, que este fue el mejor libro de todo el mes. Me queda pendiente el análisis porque como en casi todo libro hay cosas que me chirrían y la moralidad en este es demasiado gris, turbia como chapopote. Sin embargo, para ser una historia que parte del cliché de la chica buena y curiosa y el chico aparentemente malo, es un libro que golpea en la cara a todos los que usan y abusan de ese cliché, destroza la frase "el amor lo puede todo", nos demuestra que no podemos arreglar a la gente ni con cariño y que, por supuesto, Anastacia Steele y Christian Grey no existen. Los personajes son increíblemente reales, humanos, creíbles a pesar de la historia. La narración de Michaelis es muy poética en algunas partes y sobre todo, tiene un tinte de melancolía, como si estuviera anunciando que algo no va a salir bien. Tengo la reseña pendiente, ya ahondaré en el asunto cuando la escriba. 

Colaboraciones


En PlusbitsMx:
En La hora del té: