Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain

viernes, 10 de abril de 2015

Cumbres Borrascosas, Emily Brontë | Reseña

Sinopsis: La épica historia de Catherine y Heathcliff, situada en los sombríos y desolados páramos de Yorkshire, constituye una asombrosa visión metafísica del destino, la obsesión, la pasión y la venganza. Publicada por primera vez en 1847, un año antes de morir su autora, esta obra rompía por completo con los cánones del ”decoro” que la Inglaterra victoriana exigía a toda novela -tanto en el tema escogido como en la descripción de los personajes- y con la conducción autor-lector impuesta por las obras serializadas. Diversas extrañas la calificaron de ”burda, desagradable y alarmante”, pero en ningún momento se dudó de la singularidad de su estructura narrativa y de la fuerza de su lenguaje. Son estos valores los que con posterioridad crearon escuela y convirtieron la novela de Emily Brönte en una de las obras maestras de la literatura universal.

Antes de empezar la reseña, quiero dejar algo claro: esto no es una historia de amor bonita. Si eso es lo que esperan, den media vuelta.

Ahora, sí, hará más o menos cinco años, cuando yo iba por el tercer libro de Crepúsculo y mi desencanto estaba creciendo a pasos agigantados con esa saga (el primero me había gustado sin pretensiones, pero debo decir que tenía trece años y había leído pocas cosas buenas), me sorprendió que Edward se comparara con Heathcliff en cierto pasaje de Eclipse y el libro cayó en mis manos una semana después. Cuando lo acabé de leer me pregunté si Edward —y por extensión, Meyer—, había leído el mismo libro que yo. Cumbres Borrascosas, es, ante todo, una historia pasional entre dos generaciones en la que casi ninguno de los personajes sale bien librado.


Catherine y Heathcliff se presentan como los dos protagonistas de la serie, envueltos en una turbulenta historia en la que ella lo considera indigno de casarse con ella, pero aún así declara que su alma y la suya son iguales, enreda a todos en su caprichos, que lleva al límite y se convierte en la niña mimada. Heathcliff, con quien el ingenuo de Edward Cullen se comparaba, no es mucho mejor. A muchas chicas, por lo que he visto, les suele gustar. Muy bien, si su ideal de hombre en la vida es Heathcliff les sugiero que se miren el amor propio, porque estamos ante un hombre caprichoso, vengativo, profundamente rencoroso y bastante violento en ocasiones. La única persona a la que no le hace daño es a Catherine, pero pasa encima de todos los demás. Es uno de los personajes despreciables mejor construidos que he visto nunca.

La historia, por supuesto, al ser contado desde un punto de vista parcial intenta endulzarnos a Catherine y a Heathcliff, cuando este es del agrado de Nelly. En primera persona, toda la narración se vuelve subjetiva, de manos de un narrador no demasiado confiable, porque a Nelly la mueven sus afectos y sus amores. Disculpa los errores de aquellos que le caen bien y condena aún más los de aquellos que no se ganaron su afecto. Como muestra de la personalidad del personaje, es excelente, pero como lector uno debe de aprender a no confiar tan rápido en sus juicios: hay que aprender a cuestionarla una y otra vez, a intentar ver todo desde otro punto de vista. Darnos cuenta de que estamos ante una de las múltiples versiones de la historia y que, precisamente, eso es lo que en cierto modo, vuelve mágico el libro.


Creo que ya hable suficiente de los personajes y de la narración, así que no quiero aburrirlos. Tengo que decirles que es una historia que vale muchísimo la pena si se le aprecia por lo que es. Es una historia pasional, con personajes fuertes, sí, perfectamente formados, pero también con errores, con defectos tan profundos como ellos. No se parece nada a lo que escribe la hermana de Emily, Charlotte, que siempre se queda en lo políticamente correcto, que intenta mostrar personajes que sean un ejemplo. Quiero recomendar el libro, nunca dejaría de hacerlo. Siempre me sorprendió la manera en que hablaban del amor los personajes, incluso Hareton, que, desde el punto de vista ha sido maltratado por Heathcliff declara que le quiere porque, bien que mal, Heathcliff le ha criado. Los personajes son racionales, simplemente tienen emociones y todo el libro se dejan lleva por ellas.

miércoles, 8 de abril de 2015

Willow, Julia Hoban | Reseña

"No sé si es uno de los libros más creepys que he leído nunca o qué."
-Yo, justo al acabarlo.


Sinopsis: Los padres de Willow murieron en un trágico accidente de coche, dejándola no solo con el dolor que supone enfrentarse a una pérdida sino también con el peso de la culpabilidad, ya que era ella quien conducía. Ocho meses después, su hermano mayor casi no le habla, cree que sus compañeros de clase le culpan por lo ocurrido y Willow se evade del sufrimiento con el que carga marcando todo su cuerpo con las heridas del pasado. Pero cuando un chico llamado Guy descubra su secreto, nacerá una intensa relación que conseguirá sacarla de ese mundo extraño que ella misma se ha formado.

Llegué con este libro sin un sólo prejuicio. En serio, sin uno sólo. No me molestan los dramones interminables y estaba dispuesta a perdonarle gran cosa, pero me encontré con una edición bastante mala (sin espacios correctamente marcados, muchas faltas) y además de eso con una historia de esas que me hacen enojar en dos segundos..., creo que no la hubiera leído si no fuera porque salió en el sorteo del Club de Lectura. Así que, como el que avisa no es traidor: tengo muchas cosas en contra de este libro. Muchísimas. Eso no quiere decir que juzgue a nadie que se corte, es un asunto muy serio y si no debería estar tratado con mayor seriedad en el libro, mínimo si con más realismo. Los spoilers estarán debidamente marcados. Donde los haya.

¿Por dónde empezamos? Ah, sí, por Willow. Entiendo que mucha gente encuentre terriblemente difícil simpatizar con ella, tenerle un poco de empatía es terrible cuando lo único que hace es inventarse historias, cerrarse a la gente y, obviamente, cree que no hay peor drama que el suyo. Entiendo que a veces lo que uno desea es estamparle la cara contra la pared. Es lo más normal del mundo. Pero me vi obligada a entenderla, en especial porque al menos la mitad de las cosas que planteaba tenían sentido. Lo único que me irritaba de verdad y de mala manera era su monólogo interno, porque era terriblemente repetitivo.

Ahora, bien, hablemos de mis problemas con el libro. Son muchos y el primero de ellos se llama Guy (¿a qué no se lo esperaban?).

Bien, Guy es creepy. Al principio puedes creer que es sólo un chico que se mete en lo que no le importa porque quiere ayudar a Willow. Y lo que yo pensaba era lo siguiente: ¡Si quieres ayudar a Willow ve y dile a su hermano lo que se está haciendo a sí misma para que su hermano reaccione! Pero como sin eso no había libro, se lo perdoné. Sólo un poco. Sólo un poco. La cosa se sale de madre porque... 

SPOILER
(el que avisa no es traidor)

La. Escena. De. Sexo. Esa escena. Vale, en realidad no tiene sexo, pero el momento y las circusntancias en las que se da me dio... no sé, no sé cómo describir lo que me hizo sentir, o lo que me hizo opinar del libro. De hecho, creo que cierto panda me puede ayudar más: 


Sí, exactamente a eso me refería, gracias, panda. La plática de "desde cuando tienes un condón en la cartera/bolsillo/en tu vida" y él responde: "desde la primera vez que nos vimos." Obviamente de una manera que intenta ser mucho más romántica pero lo único que revela es que Guy es un chico tremendamente creepy (la escena donde le agarra los brazos y hace que sangre era ya una pista, pero esto fue el acabose). ¿En serio alguien encuentra romántico que le digan al poco tiempo de conocerse que lleva un condón desde que la vio por si necesitaba protegerla de... "esa" manera? (Sí, además el uso desconsiderado de eufemismos es desesperante).

Además, al final (no, todavía hay spoilers) la autora insinua que Willow podría dejar de cortarse gracias a Guy. No. Perdón. No. Nunca. Jamás. No. No... No. ¡NO!

¡SIMPLEMENTE NO DEJAS DE CORTARTE PORQUE TE CONSIGUES UN NOVIO!


En serio, Willow necesita ir a un psicólogo, una consejera, un psiquiatra. No un novio. Puede tener un novio, nadie dice que no, pero eso no es lo que la va a sacar de su problema. Lo que la va a sacar es el apoyo de su familia y terapia. Así que no me chingen. Novio, mis huevos. 

FIN DE LOS SPOILERS

Entonces, ¿el libro tiene cosas buenas? Sí. David, en general, fue un personaje que, en el momento en el que se sincera, se convierte en un personaje más real que cualquiera en todo el libro. Y ya. No hay más, todo lo demás era un continuo rodar los ojos porque no podía creer que un tema como este se tratara con un grado de desinformación que ya parece el mío. No quiero, ni pido, cosas políticamente correctas, pido realismo e información. Si quiera que se note que abrió la wikipedia. De verdad. me conformo con poco si hablamos de juvenil. Todo es tan malo que mis estándares están por los suelos y nada los pasa

En fin, no recomiendo el libro, para nada. No es sólo un dramón. Es un dramón que transmite ideas que me parecen pésimas. Sáquenselo de la cabeza: 

Tener una pareja no te solucione los problemas. Dejen de vender esa idea y dejen de apoyarla.

lunes, 6 de abril de 2015

Novia que te vea, Rosa Nissán | Reseña

Sinopsis: Si no nos tomáramos tan en serio podríamos pintar nuestra infancia, nuestra juventud como un jubiloso descubrimiento. Pero he aquí que no tenemos la capacidad nissaniana de enamoramiento, tampoco sabemos cuán cachonda es la tierra, ni oímos el lento paso del tiempo en las campanas de la iglesia, ni caminamos en los meses de lluvia en las veredas del Desierto de los Leones, porque queremos domar a los leones para poderles asestar nuestra obra. Rosa quiere que la posean y va diciendo: "Señor León, ¿sería tan amable de tomarme entre sus garras?" Con tal de que el león fuera judío los padres de Rosita estarían de acuerdo, porque el judaísmo lo traen en la médula de los huesos y a Rosita siempre la alumbraron con el candelabro de siete brazos y no vio más estrella que la de David. Hasta que pronto, y con todo y su numerosa prole, se convirtió en puras astillas de estrellas y el judaísmo fue una astilla más en el espacio sideral.

Yo aprendí de los judíos con este libro. Bueno, de los sefardí recién llegados a México desde Palestica e Israel y sabrá Dios dónde más en los años cuarenta. Al principio me daba curiosidad la manera en que estaba escrito, con muchas palabras sefardíes. Me tarde en encontrarle sentido a algunas de las largas parrafadas del abuelo de Oshinica, eso tengo que reconocerlo, porque era todo un personaje. Y no quería a su nuera, no mucho, al menos. 

En fin, la historia es el diario de Oshi, como decidí ponerle de cariño a la protagonista, que al principio no está muy convencida de eso de ser judía y después, conforme crece, lo único que quiere es evitar a toda costa el altar. No quiere vestirse de blanco y mucho menos que le encuentren novio. Hace rabiar a su mamá porque quiere seguir estudiando —y no para hasta que lo consigue—, mientras su hermano, destinado a hacerse un hombre de bien, quiere olvidarse de la carrera a la primera de cambio —lo que hace a sus padres rabiar, también—. Total como dice Oshi, si la que no quisiera estudiar fuera ella, le montaban una fiesta. 

Lo leí hace mucho y recuerdo que de más chica me daba curiosidad la vida de Oshinica. Y aunque el libro me gusta, tengo que decir que no la envidio en lo más absoluto: ella vive en una sociedad donde para la mujer conseguir marido es lo más importante. Mientras sea judío, todo bien. Su mamá no es que tenga urgencia por verla bien casada, pero no quiere verla de quedada. Y para alguien como Oshi, los veinte años son ya para las quedadas. 

El libro es, en sí, una gran crítica hacia todas aquellas costumbres que a la protagonista no le gustan o no le convencen. Todo visto desde los ojos inocentes de una niña, primero, y después desde los de una adolescente. Y como adolescente también se enamora y se dedica a besar sapos verdes. Algunos se convierten en príncipes, pero no pueden mantenerla, otros más no le agradan a la mamá. Todo lo vemos desde el punto de vista parcial de Oshinica, por supuesto, por lo que no tenemos ninguna otra opinión para contrastar, sin embargo Oshi tiene la voz fuerte y se queja: ¿por qué las mujeres no pueden aspirar a algo más que a ser fábricas de hijos?

Oshinica, aunque no parezca, me parece uno de los personajes más feministas que he visto en mi vida. De ideas claras y fuertes, pero encerrada en una sociedad. Un libro que ni se proclama feminista, ni nada por el estilo, y, aunque trata de una carrera desesperada porque Oshinica encuentre marido desde que sale de la secundaria, cumple el Test de Bechdel con creces. En serio. Quizá por eso lo recomuendo y lo releo una y otra, y otra, y otra vez. Me gustaría encontrar gente que hoy, pensara un poquito como Oshi. Nada más, para variar.