Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain

sábado, 18 de julio de 2015

El libro de los portales, Laura Gallego | Reseña

Advertencia: Hay spoilers menores (algunos más grandes) todos marcados dentro de la reseña. Si quieren leerla y pasarlos por alto, no hay problema. 

Sinopsis: Los pintores de la Academia de los Portales son los únicos que saben cómo dibujar los extraordinarios portales de viaje que constituyen la red de comunicación y transporte más importante de Darusia. Sus rígidas normas y su exhaustiva formación garantizan una impecable profesionalidad y perfección técnica en todos sus trabajos.
Cuando Tabit, estudiante de último año en la Academia, recibe el encargo de pintar un portal para un humilde campesino, no imagina que está a punto de verse involucrado en una trama de intrigas y secretos que podría sacudir los mismos cimientos de la institución.

Leí este libro hace bastante porque me lo compré en una FIL Zócalo, teniendo aún fe en Laura Gallego. Este libro es la muestra total de por qué sus libros más cortos me parecen magistrales y no he querido volver a abrir Memorias de Idhún para encontrarme con que una parte más crítica de mí les encuentra errores. No es el mejor libro de Laura Gallego y de hecho me dejó sin saber que pensar. Tiene puntos fuertes, pero los puntos débiles acaban rebasado el libro por todos lados y es casi imposible encontrarle algo que lo rescate. Pero bueno, ¿por dónde empezamos? 

La sinopsis que puse arriba es un poco mentirosa, debo aclarar. Al menos al final. Quizá el propósito de Laura Gallego era que en su libro se mostrara como se tambaleaba una institución, pero realmente no vi eso en ninguna parte. Sin embargo, no planeo ponerme a spoilear el libro en el segundo párrafo de la reseña, así que vamos en orden. 

Uno de los puntos fuertes es la construcción de un Reino que vive a base e portales. Laura Gallego sabe construir mundos fantásticos y este, aunque más flojo que otros que he conocido, no es la excepción. Toda su teoría con base en los portales es maravillosa y la trata como ciencia, no como magia. Muchos podrán decir que no es ciencia, es magia, pero creo que deben recordar que no lo vemos desde el punto de vista de nuestro mundo, sino del mundo en el que habitan los personajes. Toda la institución de la Academia está bien montada, aunque tiene detalles que se tambalean si los sobre analizas. Algunas cosas, como el hecho de que se nieguen a innovar en las formas de los portales probablemente se deba a lo arcaico de la institución. En fin, un punto por la construcción del mundo.

En el área personajil hay de todo. Tabit es un personaje sólido, pero eso es porque no tenemos oportunidad de ver un gran trasfondo de él hasta más o menos la mitad de la novela y no nos explica su pasado hasta prácticamente el final (y se empieza a tambalear por allí mismo). Pude, más o menos, identificarme con algunas partes de su poca personalidad, lo que me dice que Laura Gallego fue capaz de hacerlo tridimensional, pero que le faltó mucho al personaje para que me lo creyera, pues al momento de verlo en una escena más dramática, todo se cae a pedazos. Es sacar a Tabit del ambiente general de la novela y arrojarlo al drama cuando el personaje pierde demasiada fuerza.


Sus amigos no aparecen mucho y están caracterizados según detalles obvios: como el chico que le cuesta trabajo aprobar todo, la chica medio rica medio estudiosa... Parecen sacados de película adolescente y metidos en un mundo medieval en una Academia de Portales. Los arquetipos son medianamente perdonables a su poca participación en la novela. 

Caliandra es otro asunto. Mujer fuerte, femenina, inteligente y con un instinto realmente artístico. Cuestiona las normas más antiguas de la Academia... pero tampoco sabemos nada más allá. Sólo conocemos su faceta como alumna gran parte de la novela. Tiene algún interés amoroso que nunca llega a consumarse, pero esa trama parece cortada de tajo, como si Laura hubiera cambiado de idea a medio libro. Al final, somos capaces de verla más humana, sí, pero también roza lo Mary Sue durante unos momentos, cuando resulta ser la estudiante más joven que nunca entró a la Academia de los portales (SPOILER pues entró a los trece años, y no a los quince, después de aprobar el examen que le hacen a aquellos que quieren obtener una beca FIN SPOILER). 

Los cuidados antagonistas dicen ¡hola!
Cali y Tabit son contrarios en el ámbito académico, contrastan, así se nos presentan y es por eso que creo que su relación amistosa se pudo enfocar de otra forma diferente, pues una vez que empiezan a colaborar, parecen no tener ningún desacuerdo demasiado grande nunca, algo que me suena sumamente inverosímil. En fin, pero yo no soy la autora, sólo doy mi opinión. 

Yunek, en cambio, es uno de los personajes más sólidos que se han visto. Capaz de hacer de todo por su familia, hasta el final, es fiel a ella y a nada más. Cometió un error en el pasado y desde entonces trata de arreglarlo, pero realmente no sabe cómo y empieza a navegar en un océano de soluciones fáciles que no lo va a llevar a ningún lado. Es un persona sólido, fiel a sí mismo y que en general no está desaprovechado en la novela; me pareció el más humano (con todas sus contradicciones), pero no fue mi favorito. Sentía que le faltaba algo. 

Tash y Rodak son los dos personajes faltantes del cuadro, más inútiles que nada. Tash es una chica que se viste de chico porque su papá no pudo tener hijos y sólo es útil por el asunto de la bodarita azul (el material que usan para pintar los portales) y Rodak... Bueno, para que vean la inutilidad, tuve que ir a consultar al libro para acordarme del libro. Repitan detrás de mí: No crees personajes inútiles y, si ya los creaste, al menos que no salgan haciendo bulto en toda la novela. Rodak se suponía que era toda una transgresión, porque al chico le gustan los chicos... Se trata con normalidad y todo, pero en serio, no aporta nada a la trama

Los antagonistas son un chiste, una caricatura de sí mismos, apenas consiguen escenas y parecen antagónicos poco creíbles, realmente no aportan nada... Fin

Ahora, vamos a la parte peliaguda de la novela: la trama. La trama que se arma en el libro es un conjunto de demasiadas cosas. Laura Gallego quiso abarcar mucho en muy poco (sí, casi 500 páginas se quedan cortas con este libro) y al final no le funcionó. Hubiera funcionado en un libro de 500 páginas más, mucho más desarrollado, pero también mucho más aburrido, porque la mitad de las cosas no tienen el suficiente interés,


¿Cuáles son las variables que entran en toda la trama? Viajes en el tiempo (terriblemente desaprovechados, mal enfocados), una conspiración que todos creen que es un mito (trama apresurada, que requiere de deducciones más agudas que las de Sherlock Holmes), una crisis institucional porque la bodarita se está acabando (así como aquí el dilema con el petroleo y que hubiera sido mucho más interesante si se hubiera enfocado bien y se hubiera hecho una crítica real a la institución de los pintores de portales, pero que acaba siendo sólo relleno aburrido con una fácil resolución porque ya se le había acabado el libro a Laura), portales que van a otros mundos/universos (igualmente, apenas relleno desaprovechado), traiciones (interesante, pero irrelevante también), un asesinato que ocurrió más de veinte años atrás que a nadie le importa, ni a la autora, porque aunque se resuelve, es tan poco importante y relevante para el cuadro completo que es perfectamente olvidable. 

Ahora, ¿de qué se trata el libro en realidad? De dos estudiantes, Tabit y Caliandra, buscando a un desaparecido Maese Belban (ella porque era su aprendiz, él porque... sí). ¿Qué tiene que ver esto con todo lo que mencioné arriba? Todo, absolutamente. Todo está vinculado a la desaparición de manera bastante complicada y a menudo muy poco creíble; Tabit relaciona cosas que otro no sería capaz de relacionar y nos sale mejor que Shelock Holmes. Yo lo diagnosticaría paranoide. Es un error difícil de ver porque los que vemos el cuadro completo somos los lectores y a menudo tendemos a creer que también los personajes lo hacen, pero no. Tabit sólo tiene una pequeña vista al cuadro, saca conclusiones que sólo los lectores sacarían... o que ni ellos sacarían. 


Así que tenemos un rompecabezas amorfo, en general aburrido, porque los personajes pasan más tiempo hablando que haciendo cosas gran parte del libro, un montón de relleno y una voz narrativa que invita a dormir. Laura Gallego tiene sólo una voz narrativa que no ha cambiado nunca (más que en Dos velas para el diablo, narrado en primera persona en presenta) que le ha funcionado con más o menos éxito otras veces (Finis mundi, El Coleccionista de relojes extraordinarios, ambos libros que me agradan), pero aquí no. ¿Cuál es el problema? El narrador omnipresente que nos acompaña durante toda la novela intenta adecuarse al personaje que tiene el punto de vista principal en la escena y fracasa, así que todos los personajes suenan igual y tu mente grita "¡ABURRIDO!"

Rapidez con la que se resuelve todo.
Añada un toque de absurdo.
¿Después de toda esta tesis de por qué el libro no es realmente tan bueno? Bueno, la naturalidad en los diálogos se suicidó, la elocuencia de los personajes no para por elocuencia, sino por pendejez, el final es apresurado en narración y en ejecución, los personajes sufren de OOC (Out Of Character) de parte de la propia autora y... al no tener tiempo para explicar qué pasa con todos sus personajes relleno al final, hace que Tabit se lo cuente a otro personaje algunos años en el futuro. Nada más que ese epílogo parece narrado y actuado por robots

Ahora, un pequeño apunte al margen... 

Los cimientos de la institución de los pintores (Maeses) de portales nunca se ven realmente afectados. Las cosas que los amenazaban durante la trama nunca tienen una relevancia real. Por ejemplo, si hubiera estado en mi mano, hubiera criticado más fuertemente la institución, pero Tabit se conforma, acepta las reglas. Cali ve un poco más los errores, pero no los cuestiona realmente. Por ejemplo, SPOILER cuando un maese traiciona a la Academia y enseña a alguien que no pertenece a ella a pintar un portal le cortan los tendones de las manos para que no pueda volver a pintar y la lengua, para que no transmita el secreto. Eso es altamente criticable, pero simplemente se ve normal. Lo hubiera aceptado, porque estamos en otro mundo, con otras reglas, si la conspiración que ocurre durante medio libro no hubiera atacado justamente ese punto con argumentos perfectamente razonables. FIN SPOILERS


Así que, en resumen, ¿qué tenemos? Un libro interesante en su planteamiento, fallido en su ejecución, con un par de frases y escenas buenas, que se quedan en eso, sin realmente ir más allá. La trama en general es un rompecabezas amorfo mal resulto y mal pegado. A pesar de todo ello, creo que quienes disfruten del género fantástico, podrán encontrar que el mundo está bien planteado y las explicaciones técnicas sobre los portales de Laura son mínimamente interesantes. Sin embargo, los puntos malos rebasan a los buenos y no sé si recomendarlo

jueves, 16 de julio de 2015

Fantástica Juvenil que vale la pena

¡Hola! Bueno, hace poco publiqué la entrada Distopías que valen la pena y por alguna razón tuvo bastante éxito y a mucha gente le gusto. Así que me dije, ¿por qué no hacer otro más? Bueno, esta vez voy a hablar de Fantástica, en especial Juvenil (Fantástica en general lo dejaré para después). ¿Listos? La única aclaración es que aquí habrá muy pocos libros actuales, en especial porque no he leído casi nada de Fantástica Juvenil actual y que fenómenos del tamaño de Harry Potter no entran aquí, esos ya todo el mundo los conoce (y en serio, lean Harry Potter, me cambio la vida).

Stravaganza, Mary Hoffman



Destino los descontinúo hace tiempo, antes de publicar el tercero. Otra editorial en español tomó el relevo de la historia, pero no sé como estará ahora. Los primeros aún se pueden conseguir en español, lamentablemente, el resto, que yo sepa no. La saga, protagonizada por adolescentes normales de Inglaterra que se convierten en Stravagantes (capaces de viajar a otra dimensión) y descubren Talia, una versión extraña de Italia, cada libro ambientado en una ciudad diferente, que tiene su contraparte en el mundo real. Romula y Roma, Remora y Siena, Bellezza y Venecia... y así. Cada stravagante se tiene que enfrentar a diversos problemas cuando viaja, pues la Talia de ese entonces está llena de familias que quieren disputarse el poder. 

Finis Mundi, Laura Gallego


Últimamente Laura Gallego no acierta demasiado bien en cuanto a libros, pero este, el primero que publicó, ganador del Premio El Barco de Vapor, es uno de los mejores en cuánto al fin del mundo he leído. Un joven monje, Michel, huye de su monasterio después de haber encontrado unos extraños manuscritos que dicen que el mundo terminará justo con la llegada del año 1000 d.C. Estamos en 997, en pleno auge de la Edad Media, y Michel, que después de haber pasado toda su vida en el monasterio no sabe exactamente a donde ir (además de que habrá multitud de obstáculos para él), busca desesperadamente la ayuda de alguien que tenga más conocimiento del mundo que él y es así como se encuentra con Mattius, el juglar, que lo arrastra por todo tipo de lugares, lo mete en casas de judíos, y lo lleva a cuestas allá a donde los manuscritos dicen que hay que ir. Ayuda nunca les falta, pero problemas tampoco. Es un libro cortito, entretenido, con la fantasía justa, protagonizado por tres personajes muy diferentes, que evidentemente hacen contraste. De mis cosas favoritas de Laura Gallego, realmente, dejando de lado sus libros mucho más vendidos. 

El guardián de los dragones, Carole Wilkinson


Antaño,en china, la posición de Guardián de los dragones era respetada. Sólo aquellos que habían nacido con él don de hablar con un dragón y podían entenderlo, aspiraban a obtenerla. Sin embargo, ahora los dragones, descuidados, moribundos, dependen de los cuidados de una pequeña esclava sin nombre y de un hombre que no sabe lo que es cuidar a un dragón. Descubrí estos libros más pequeña y no pude resistirme a leerlos porque tenía dragones. Al principio el dragón viejo es causa de toda la desesperación de la joven niña esclava, Ping, porque es un dragón viejo y sabio, como el abuelo que te sermonea que nunca has tenido. Poco a poco, Ping y él se van entendiendo, huyendo de un cazador, de los agentes del emperador y del mismo emperador, que aspira a convertirse en inmortal.

Este libro es parte de una trilogía (ahora tetralogía, me parece, aunque no leí el cuatro), siendo la segunda parte El jardín del dragón púrpura y la tercera, La luna del dragón.  

Corazón de tinta, Cornelia Funke


¿Alguna vez has soñado con sacar a los personajes de los libros mientras lees en voz alta? Seguramente es el sueño de mucha gente, sin embargo, la cosa nunca puede salir tan bien: podrías sacar a los villanos más crueles. O peor aún: por cada cosa que sale, una entra. ¿Qué te arriesgarías a perder entre las páginas de un libro con un mundo cruel? Meggie, la hija de Mo, no entiende por qué la única copia que su padre tiene de un libro desconocido, llamado Corazón de Tinta es tan importante, hasta que aparece un hombre llamado Dedos Polvorientos (nombre curioso), a advertirles que Capricornio los está buscando. Nombres curiosos, se dice Meggie, pero antes de que pueda preguntar quién es esa gente tan rara Mo la ha metido en el carro y se ha marchado cual fugitivo hasta la casa de la Tía Elinor, una mujer a la que no le hacen demasiada gracia los niños. 

Esta es la primer parte de una trilogía (que lamentablemente, va de más a menos y por eso me limito a recomendar sólo su primera parte), y, aunque los personajes a veces pecan de excesivamente inocentes, no temo decir que este es un libro buenísimo, con apariciones estelares de Rapunzel, uno de los cuarenta ladrones (al que sus compañeros no van a extrañar) de Las mil y una noches y Toto, de el Mago de Oz.

La saga de los confines, Liliana Bodoc



Creo que si han revisado el blog aunque sea un poquito, ya sabrán que amo completamente esta trilogía. Es como el amor de mi vida en forma de libros, porque es de una autora latinoamericana (y ya sabemos la poca juvenil latina que hay disponible), porque es fantasía épica en todo sentido y porque es fantasía épica inspirada en las culturas latinas antiguas. Incas, mapuches, aztecas, mayas inspiran a los zitzahay, los husihuilkes, los señores del sol... Quizá, la única crítica que podría marcarle es la pobre división de escenas que hay en el libro, pero por lo demás, incluso el lenguaje profundamente poético me gustó. La historia esta muy bien planteada y tiene grandes paralelismos con la Conquista de América (con marcadas diferencias, por supuesto) y criaturas como lamellos en vez de caballos, y penachos y religiones antiguas.

Bueno, ahora, ya lo saben, ¡a leer!

martes, 14 de julio de 2015

El teorema Katherine, John Green | Reseña

Sinopsis: Según Colin Singleton existen dos tipos de persona: los que dejan y los que son dejados. Él, sin duda, pertenece al segundo. Su última ex, Katherine XIX, no es una reina, sino la Katherine número diecinueve que le ha roto el corazón.Para escapar de su mal de amores, y con el propósito de hallar un teorema que explique su maldición de las Katherines, Colin emprende junto a su amigo Hassan una aventura que le llevará a Gutshot, un pueblecito de Tennessee, y a la sospecha de que en la vida la inteligencia no siempre es la mejor compañera de viaje.

Si usted odia:
a) los anagramas.
b) las preguntas tontas que se hacen las personas a las que dejan sus novios/as.
c) los datos curiosos.
d) los pies de página.
e) dos o más de las anteriores.

Este no es un libro para usted. Durante las páginas del teorema Katherine tenemos un abuso de todos esos elementos enlistados arriba que dejan de parecer graciosos como a la página diez. Considero este el libro peor logrado de John Green y a Buscando a Alaska y a Bajo la misma estrella no les dediqué palabras especialmente halagadoras (Bajo la misma estrella se llevó un comentario bueno en cuanto a la construcción de algunos personajes, Buscando a Alaska sólo por ciertos pasajes). Creo que no hay nada que quiera rescatar de este libro.

Como por algún lado tengo que empezar la crítica, vamos a empezar por Colin Singleton. El niño es un niño prodigio cuya utilidad para la vida es nula, sabe once idiomas (envidia), lee cuatrocientas páginas al día (ni yo sé como, que me acabo de marcar récords personajes leyendo 250), hace relaciones raras con datos en su cabeza, usa palabras raras y pedantes, no sabe que es realmente interesante en una conversación normal (un esfínter pupilar, no) y, bueno, no está especialmente arriba en la escala social. No es muy difícil comprender por qué. Sólo es bueno memorizando cosas, la verdad, así que no le encontré la verdadera inteligencia y además se marca el teorema matemático menos fundamentado del mundo.


Me pareció tierno que cuando era pequeño le gustara jugar a ser un robot sabelotodo (que era realmente lo único a lo que sabía jugar), pero poco más. Colin es muy inseguro y es ese el rasgo que está mejor mostrado sobre él en el libro (siempre preguntándose si gusta, si lo que va a decir es correcto, si es buen novio, si es buen amigo...), porque bueno, está intentando demostrar que sus relaciones tienen una representación matemática. ¿Dato curioso inútil? Ha tenido diecinueve novias en distintas etapas de su vida, todas llamadas Katherine (no Catherine) y todas lo han dejado a él.

Tenemos también a Lindsay, un personaje que vive la vida actuando: ella misma lo dice, con los viejitos tiene acento sureño, con su novio es la chica popular, con Colin una aficionada a las gráficas que cuentan historias. No es un personaje demasiado bien armado, pero se defiende relativamente. Hassan, el mejor amigo de Colin, es, por el contrario, el graciosete de turno y la mayor parte del libro da risa, sí. Me hubiera gustado conocerlo un poco más, pero en general como personaje me ha gustado y sólo he creído que le ha faltado un poco de más protagonismo para que no viéramos sólo la parte graciosa. Es musulmán, no tiene demasiadas ganas de ir a la universidad, ni de besar chicas con las que no se va a casar, usa muchas palabras en árabe y... bueno, en general está bien. Es un poco bueno para nada y a lo largo del libro eso no cambia, por lo que el personaje no evoluciona demasiado, lamentablemente. Nos da una sorpresa al final, pero no más.

Para el resto de los personajes... pues, tenemos al novio de Lindsay, El Otro Colin (EOC), unos cuantos tíos cuyo nombre no recuerda y Katrina, una chica buena, sexy y popular. Algo así como el estereotipo de las porristas en las películas de instituto gringas. Tenemos a los padres de Colin y a los de Hassan, pero a John Green parece que le estorban, así que no tienen realmente un papel importante en la novela, simplemente se dedican a... no, ni a estar allí. El único papel que tienen es que Colin les llame por teléfono. La madre de Lindsay, Hollis, es, básicamente, la rica del pueblo, le da trabajo a todo el mundo. Y no hay más personajes con verdadera relevancia, además de que los protagonistas a menudo suenan forzados o no muy naturales.

Ahora vamos con la trama. Es una trama sencilla, introducción (a Colin lo han dejado diecinueve chicas llamadas Katherine), desarrollo (Colin se va de viaje en carretera y acaba en Gutshot, Tenneesse), nudo y desenlace. En el camino, obsesionado por que diecinueve chicas lo hayan dejado, empieza a trabajar en un teorema matemático que exprese sus relaciones en una gráfica. La gráfica apunta hacia abajo cuando es la chica quien deja al chico, y la gráfica apunta hacia arriba cuando es el chico quien lo hace. ¿Tiene sentido? Por supuesto que no, como la mitad de las cosas que pasan en matemáticas. Sin embargo, mis problemas con las matemáticas de John Green empieza cuando, al parecer, incapaz de hacer funcionar el teorema, va metiendo más variables (hasta allí, todo bien todavía) de las cosas que influyen en la relación: popularidad, aspecto físico, etcétera. Sin embargo, la fórmula no es producto de un análisis, ni de nada, o no lo parece. Básicamente Colin se dedica a meter todo al azar a ver si funciona y, obviamente, después de mil intentos, algo funciona. La fórmula es larga, tiene un seno, muchas cosas, no recuerdo más (no, no es bonita, Juan Verde, una fórmula así causa pesadillas). 

Hay un apéndice de matemáticas en el libro que se me hizo exageradamente básico, pero hablo por mí, no me atrevo a decir nada más porque bueno, en mi carrera hay gente que no sabe graficar una parábola (¡una parábola!). 

Por lo demás, sí, esa es la trama, pasan cosas mientras Colin hace su teorema y piensa en las Katherines. Por supuesto, las cosas que pasan son mucho más interesantes que Colin haciendo su teorema. Trabajan para Hollis, grabando los testimonios de mucha gente que vive en el pueblo, sobre si cambiarían de pueblo, si vivirían en otra parte, qué hacen... Vamos, es un testimonio que Hollis quiere dejar para sus nietos. Me pareció algo tierno de parte de Hollis y así nos da tiempo para conocer algunas caras curiosas en Gutshot. Durante esos días Lindsay huye del trabajo para estar con su novio, Hassan hace nuevos amigos que a Colin no le gusta y Colin está preguntándose por enésima vez por qué Katherin XIX lo dejó. Un chico muy entretenido, nuestro Colin. 

Tenemos vistazos al pasado de Colin (algunos tan extraños como increíbles), siendo de los mejores, su relación con Katherine I, La Grande (una relación de dos minutos y medio) y sus experiencias como niño anormal. Hay cosas que lo hacen prácticamente estar a un paso de la categoría de Gary Stu, al menos tratándose de intelecto, pero siempre tenemos su inseguridad (que es molesta, no mentiré) como recordatorio constante de que no es muy perfecto que digamos. Eso John Green lo desarrolló bastante bien, le daré el mérito, pero hay un pequeño problema. 

Pequeñísimo, de hecho. La narración de John Green. Voz narrativa... no es muy agradable, es como tener a Colin en nuestra cabeza y al mismo tiempo a un pedante sabelotodo que todo el rato está soltándonos datos curiosos inútiles (en su gran mayoría) y tenemos el recuerdo constante de que Colin es inteligente: ¡ya lo muestras, Green, o al menos lo intentas, deja de decírnoslo con esas palabras! Pero bueno, la mitad de las notas al pie nada más te causan la impresión de que John Green estaba tal que así: 


Así que en general, lamentablemente, el libro es bastante aburrido, el final predecible más o menos desde la mitad (con detalles de más o de menos) y la moraleja final, estúpida con todas sus letras. Tres libros y sigo confirmando que de verdad, Juan Verde y yo no nos llevamos. Me gusta su sentido del humor alguna veces, sus vlogs, pero sus libros no. Exceptuando a los protagonistas de Bajo la misma estrella, todos los demás son los mismos arquetipos una y otra vez y las tramas se parecen. Los clichés repetidos son los mismos, aquí sólo cambiamos de la obsesión por las últimas palabras de la gente famosa (creo recordar) por los anagramas y al Coronel por Hassan y listo. Tanta originalidad no mata, en serio.

En general la novela está llena de relleno, con pasajes inútiles y poco entretenidos, y acaba convertida (muy lejos de sus pretensiones iniciales) en una plasta adolescente común y corriente que no se distingue en lo absoluto del resto. Vamos, que muy original no es, el planteamiento matemático no se sostiene por muchos lados (porque más bien parece una fórmula hecha al azar en muchos sentidos), los personajes no son exageradamente agradables, Colin en general desespera y no evoluciona lo suficiente como para convertirse en alguien del todo agradable. Y, por supuesto, mi queja normal ya que hablamos de John Green: ¡no tienes naturalidad en los diálogos! Juan Verde parece entender a los adolescentes, pero no su manera de hablar y le acaban saliendo un montón de pedantes traumados complicados con problemas existenciales que se arreglarían de sólo ir al psicólogo. En su mayoría.

Así que el veredicto final sobre esta novela es: