Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain

viernes, 21 de diciembre de 2018

Las reseñas que rescaté del olvido

Estas dos reseñas fui a rescatarlas del olvido de una página que ya no existe (Plusbits.mx) para republicarlas. Son viejas y apenas si están editadas, pero no quería que se perdieran en la eternidad del internet.

Algo alrededor de tu cuello, Chimamanda Ngozi Adichie

Sinopsis: Conmovedores y profundos, estos relatos cuentan historias humanamente cercanas y geográficamente remotas: historias de mujeres que sufren lejos de su país de origen, historias de emigrantes que se encuentran a sí mismos en América, la tierra prometida. Chimamanda Ngozi Adichie, autora nigeriana, sabe hablar de África alejándose de los titulares manidos sobre ese continente, pero sin dejar de lado la historia de su país.
Es una escritora interesada en cómo los asuntos públicos afectan a los individuos, interesada en analizar desde la ficción el choque entre la modernidad y la tradición, las expectativas familiares y los sueños de las nuevas generaciones.
África… ese continente que a menudo parece demasiado lejano, siempre retratado con gente pobre de piel oscura, increíbles paisajes, animales salvajes y en donde siempre hay guerra. Al menos, la mayoría de las personas ven así a África. Sin embargo, Chimamanda Ngozi Adichie, escritoria nigeriana, igbo, femeninista, se encarga de enseñarnos la otra cara de la moneda en Nigeria y sus inmigrantes. A lo largo de una serie de cuentos en el libro Algo alrededor de tu cuello, va retratando distintas realidades en Nigeria, distintas historias, tan diferentes unas de las otras, que a veces cuesta recordar que los protagonistas siempre con igbo, una de las tribus de Nigeria. 


Desde esposas de peces gordos Nigerianos a las que llevan a vivir a Estados Unidos, sin quedarse ellos allí, porque allí no los reconocen como los peces gordos que son, hasta ganadoras de una visa que acaban huyendo de quien las llevó a Estados Unidos y aceptan cualquier trabajo en el cual les paguen en negro para poder substitir, hasta Nigerianos desesperados por pasar por un Norteamericano más, perdiendo en el camino raíces, costumbres, idioma y hasta nombre, como la historia de la mujer con una boda concertada por sus tíos a quien su esposo obliga a llamarse Agatha, en lugar de Chinaza.
Te explicó que había estado en Ghana, Uganda y Tanzania, que le gustaba s la poesía de Okot Bitek y las novelas de Amos Tutuola, que había leído mucho sobre los países africanos subsaharianos, su historia, sus complejidades. Querías sentir desdén y demostrarlo, porque son igual de condescendientes los blancos que sienten demasiado entusiasmo por África que los que no sienten ninguno.
(Extracto del cuelo Algo alrededor de tu cuello, que le da el título al libro).
Ya lo dijo alguna vez al autora en su conferencia The Danger Of A Single Story: no podemos retratar a África como una sola cosa, y sólo una, porque entonces, en eso se convertirá. Por eso sus historias son todas distintas y los problemas que sus personajes tienen que enfrentar son distintos, desde religiosos hasta familiares. Nos muestra la África que ya conocemos junto con una nueva, que quizá nos resulte extraña porque no estamos acostumbrados a ver el continente desde esa perspectiva. 

Las historias transcurren entre Nigeria y Estados Unidos, dos ambientes que la escritora conoce perfectamente; ese ambiente que podemos calificar como africano nunca deja de estar presente a lo largo de todo el libro y se hace aún más marcado cuando nuestros protagonistas (siempre nigerianos), comparan lo que conocen con Estados Unidos. Se marca sobre todo en una de las historias donde un pez gordo nigeriano a mandado a su esposa a tener a sus hijos a Estados Unidos y a vivir allí. Y la mujer se encuentra con que, aunque el estilo de vida le parece extraño, es algo que de algún modo quiere para sus hijos: una vida en un mundo donde, si se cae la comida, no haya que recogerla para tener algo que comer.

Así que, para todos los que tengan un poco de curiosidad sobre Nigeria, visto desde el punto de vista de una africana, este es su libro. Quizá las historias no calcen con lo que conocen o con lo se imaginan de Nigeria y del continente, pero, después de todo, se pueden escribir mil historias diferentes de un sólo lugar.

Carol, Patricia Highsmith


Sinopsis: Claire Morgan, una autora desconocida y que eligió permanecer en el más absoluto anonimato, publicó en 1952 una novela, El precio de la sal, notablemente audaz para la época. Los críticos trataron el libro con una mezcla de desconcierto y respeto, pero el éxito de público fue inmediato, y se vendieron más de un millón de ejemplares de la edición de bolsillo. La novela no volvió a editarse, y ahora reaparece con el título Carol, que originalmente le había dado su autora, y firmada por ésta con su verdadero nombre.Carol es una novela de amor entre mujeres –de ahí la decisión de Patricia Highsmith de publicarla bajo un seudónimo, para no ser clasificada como una «escritora lesbiana»–, que se lee con la misma fascinada atención que despiertan las novelas «policíacas» de su autora. Highsmith concibió Carol en 1948, cuando tenía veintisiete años y había terminado su primera novela, Extraños en un tren. Se encontraba sin dinero, y se empleó durante una temporada en la sección de juguetes de unos grandes almacenes. Un día, una elegante mujer rubia envuelta en visones entró a comprar una muñeca, dio un nombre y una dirección para que se la enviaran y se marchó. Patricia Highsmith se fue a casa y escribió de un tirón un primer borrador de Carol, que comienza precisamente con el encuentro entre Therese, una joven escenógrafa que trabaja accidentalmente como dependienta, y Carol, la elegante y sofisticada mujer, recientemente divorciada, que entra a comprar una muñeca para su hija y cambia para siempre el curso de la vida de la joven vendedora.


No mentiré. Conocí este libro por su película y por qué fue nominada a varios Óscares. El libro fue publicado en los años 50 y en el afterword, Patricia Highsmith habla de como en esa época los libros con relaciones homosexuales empezaban a aparecer de manera tímida en las librerías. Habla también, de como solían tener finales trágicos, llenos de suicidios o de separaciones en las que uno de los personajes protagonistas ―hombre o mujer― volvía a vivir su vida de manera «normal» como si «hubiera entendido» que mantener relaciones amorosas con alguien de su mismo sexo estaba mal. Patricia Highsmith dice que cree que Carol fue la primera novela ―o de las primeras― en romper ese molde. Años 50, Estados Unidos, publicada bajo pseudónimo porque su editora la disuadió una y otra vez de publicar esta novela…; no fuera a quedar encasillada como «escritora homosexual». Desde entonces han cambiado unas cuantas cosas.

Patricia Highsmith también cuenta sobre las miles de cartas que recibió tras la publicación del libro, muchas de ellas de gente dándole las gracias. Chicos y grandes, hombres y mujeres. Cuenta como eran tantas cartas que era imposible responderlas a todas. Cuenta como muchos estaban solos y no conocían a nadie «como ellos» y como ella, a su manera, se encargó de unirlos. ¿Pero de qué va el libro? Es la historia de Carol y Therese, una mujer pasando por un proceso de divorcio en el que su marido está dispuesto a cualquier cosa con tal de quitarse a su hija y una joven escenógrafa que intenta entrar en el sindicato y conseguir trabajo.


Se conocen la semana de navidad, mientras Therese trabaja de manera temporal en un gran almacén. La primera vez que ve a Carol y la atiende, se queda cautivada por la mujer y poco a poco ocupa todos sus pensamientos. Quiere estar con Carol, acompañarla, disfrutar de su compañía, su plática. Poco a poco empieza a preguntarse exactamente qué es lo que siente por Carol. Aún así, la vida sigue. Vemos los problemas de Therese en su intento de ser reconocida como escenógrafa, como poco a poco comprende que Richard, el joven con el que sale, no la ama en realidad y ella no le corresponde. De repente, simplemente está orbitando alrededor de Carol, como si no hubiera nada más.

Llevaba tiempo sin ver ese tipo de relación: de amor a primera vista, pero sin amor desde el primer momento. Junta la experiencia y lo enigmático de Carol con la inocencia de Therese y la fórmula funciona de manera increíble. Ahora ponlas en un carro y mándalas de road trip y lo tienes todo. Su relación es complicada, porque aunque Therese orbita alrededor de Carol y tiene pocas ataduras con otra gente, para Carol lo primero es su hija y obtener un acuerdo favorable para poder mantenerla a su lado con el divorcio. Y en los años que transcurre la novela, tener una relación con otra mujer no era exactamente la mejor manera de que te permitieran quedarte con la custodia de tu hija.


Un libro recomendable y que además me permito remarcar porque dentro de la literatura LGBT (las etiquetas serán necesarias hasta el día que no lo sean… o sea, el día que no se tenga que luchar por la representación), las relaciones gays son las más frecuentes. Las mujeres, las lesbianas, suelen ser un poco más ignoradas y muchas veces no pasan de personajes secundarios. Pero aquí son las indudables protagonistas. Therese y Carol son producto de su época y de una manera de pensar anterior, llenas de dudas sobre la moral de lo que están haciendo, pero aún así, dispuestas a intentarlo. Quizá hoy para una chica como Therese conocer a alguien ya no sea tan complicado (o quizá sí, depende de en qué entorno nos encontremos) y las cosas han cambiado. Los libros LGBT están floreciendo en todas partes y la mayoría ya no tiene finales innecesariamente trágicos; pero los libros de hoy no se hubieran publicado sin libros como este, que marcaron un hito en la historia y no se hubieran escrito sin personas como Patricia Highsmith. No olviden eso. 

sábado, 15 de diciembre de 2018

Las vírgenes terrestres, o el caso de los libros descatalogados

Las vírgenes terrestres es un libro de Alicia Delaval que se publicó en 1969 (según reza la edición que tengo, prestada, más rota que entera) atrás no trae una sinopsis clara, sólo un par de frases que dejan claro que es una novela sobre mujeres que se atreven (o no) a desafiar lo establecido. Y ya. Meter el título el google arroja una canción célebre de Enriqueta Ochoa, una poeta mexicana oriunda de Coahuila. No, no es Alicia Delaval. Por suerte, al menos, Alicia Delaval sí tiene una página de wikipedia (cosa que muchas escritoras no). Googleas su nombre, primer o segundo resultado es Wikipedia (curiosamente, el que a primera vista parece tener la información recopilada, la Enciclopedia de la Literatura de México (segundo resultado) apenas si tiene una semblanza y una lista de obras. Así me enteré que Alicia Delaval no se llamaba Alicia Delaval, sino María del Pilar del Espíritu Santo Torruco, que nació en Tabasco, que fue docente y poeta. En la lista de obras aparece, al principio, Las vírgenes terrestres, novela. Todo lo demás es poesía, ensayo o teatro. Si le creo a esa lista (que es lo único que tengo de momento), Las vírgenes terrestres es su única novela y no hay ni rastro de ella. Tener un ejemplar en las manos me parece ya un milagro.  

Así que aquí estoy sentada, preguntándome por qué voy a escribir una reseña de un libro que casi nadie ha leído (sé que lo ha leído mi mujer, no lo saqué de la nada, no se me apareció como la rosa de Guadalupe) y que prácticamente nadie va a tener oportunidad de leer. Ya lo sé porque ya alguien, buscando otro ejemplar, recorrió todo Donceles buscándola. Las vírgenes terrestres de Alicia Delaval. No hay ni un ejemplar en ningún lado. Ediciones Oasis publicó su última obra en 1996, según la Enciclopedia de la Literatura en México; de la mitad no quedó no guardada la portada, lo cual me lleva a asumir que casi todo (o todo) está descatalogado y sólo sobrevive lo que hayan rescatado otras editoriales. Ningún resultado de google me dice que exista Ediciones Oasis en México. Tampoco me preocupo demasiado, total, si ya no existe...

La cosa es que aquí estoy, hablando de un libro que nadie ha leído y probablemente casi nadie va a leer (la solución es escanearlo, ya lo haremos, por supuesto). 

Las vírgenes terrestres sigue la vida de las mujeres de Bellaisla, desesperadas por llegar al altar. O no desesperadas ellas, desesperada la sociedad diciéndoles que si no llegan al altar, quedarán para vestir santos o serán viejas ridículas ancladas para siempre en una juventud que ya no existe. De esa desesperación, cuenta el libro, se aprovechan los hombres para hacer con ellas lo que quieren. Total, sólo tienen que emocionarlas un poquito, medio convencerlas de que les van a pedir matrimonio... total, si están en una sociedad donde la única salida para la mujer es el casamiento o volverse monja. A las solteras las ven mal o con lástima. Pobres mujeres, solas, frustradas, es el mensaje que vuela por todo el pueblo
 
Portales de Madero en Tabasco
Las mayores y las jovencitas, cada una se va enredando en su historia y cada una sale más o menos airosa. O no. Los hombres, mientras tanto, hacen su santa y terrible voluntad. De este libro saqué la conclusión de que todos los hombres que en él aparecen, con la excepción del doctor, son una basura; diría que son un despojo de ser humano, pero la clase de hombres del libro son la regla, no la excepción. La clase de hombres que te convencen de tener relaciones sexuales con ellos por primera vez (en un contexto donde la virginidad de las mujeres importa más que nada) y luego empiezan a salir con una de tus amigas, la clase de hombres que hacen apuestas estratosféricas sobre que te dejarán plantados en el altar, la clase de hombres que creen que les debes algo (sexual) por subirte a su carro, la clase de hombres que están casados pero insisten en ser tus "amigos". Esos. Muchos y muy variados, desperdigados por todas las páginas del libro. Y, a pesar de todo, este libro que se publicó hace poco menos de cincuenta años, sigue terriblemente vigente. Quizá parezca que no, pero las similitudes están allí. 
 
 
Una cosa que me llama la atención es el estado de hipervigilancia en el que viven las mujeres. Bueno, quizá hipervigilancia no es la palabra correcta, pero me refiero a ese estado en el que se encuentran cuando todo el mundo (o al menos bastantes personas como para que se entere todo el pueblo de lo que uno hace) vigila qué hacen, a dónde van, con quién se juntan, dónde se vieron y con quién se vieron. Todo. Se parece a las redes sociales y al internet y a la gente rara que busca tuits tuyos de hace siete años para desacreditarte. Pero bueno, no les cuento más. Sólo quiero decirles que si un día ven un ejemplar de Las vírgenes terrestres de Alicia Delaval, lo compren, esté en el estado en el que esté. Y si ven dos, me mandan uno a mí.
 

La historia de los libros descatalogados es muy triste. En el mejor caso, alguna editorial los reescata y los reedita (si hay a quién pedirle los derechos, por ejemplo), en el peor, se pierden en el olvido para siempre. Y, aunque no lo parezca, eso pasa con muchos libros año con año con año con año. Por eso el archive.org lucha contra ello y digitaliza libros de bibliotecas, por eso se hacen recopilaciones de libros en digital. Pero es imposible digitalizar todos los libros en un mundo en el que sólo una minoría de la población tiene acceso a internet. Algunos se pierden entre los saldos de las editoriales desaparecidas y las librerías de viejo. Languidecen en colecciones personales con gente que no los relee nunca, o florecen con gente que siempre los revisa (yo tengo una historia con los libros descatalogados, compré muchas sagas fantásticas así) y algunos los prestan y algunos los comparten. Aunque no importa como, su historia me parece triste.
 
Por eso, si ven este, léanlo, vale la pena. Yo sólo escribo esto para que el libro luche contra el olvido y no se quede perdido por allí

jueves, 13 de diciembre de 2018

Temporada de Huracanes, Fernanda Melchor | #Librosb4Tipos

Sinopsis: Con un ritmo y un lenguaje magistrales, Fernanda Melchor, autora de Falsa liebre explora en esta obra las sinrazones que subyacen a los actos más desesperados de barbarie pasional.Una novela cruda y desgarradora en la que el lector quedará envuelto, atrapado por las palabras y la atmósfera de terrible, aunque gozosa, fatalidad. Un grupo de niños encuentra un cadáver flotando en las aguas turbias de un canal de riego cercano a la ranchería de La Matosa. El cuerpo resulta ser de la Bruja, una mujer que heredó dicho oficio de su madre fallecida, y a quienes los pobladores de esa zona rural respetaban y temían. Tras el macabro hallazgo, las sospechas y habladurías recaerán sobre un grupo de muchachos del pueblo, a quienes días antes una vecina vio mientras huían de casa de la hechicera, cargando lo que parecía ser un cuerpo inerte. A partir de ahí, los personajes involucrados en el crimen nos contarán su historia mientras los lectores nos sumergimos en la vida de este lugar acosado por la miseria y el abandono, y donde convergen la violencia del erotismo más oscuro y las sórdidas relaciones de poder.

Temporada de huaracanes fue la lectura de septiembre de Libros b4 Tipos, el mes que paramos en México, yo lo leí un poco antes que eso, así que podrán imaginar con cuanta tardanza estoy subiendo esta reseña. Lo que me hizo dejar de postergar el escribirla fue, precisamente, ver que este libro es uno de los que más se ha repetido en las listas por leer del maratón Guadalupe Reinas (del que ya les hice recomendaciones y les dejé mi propia lista de lectura, en la que también incluí a Fernanda Melchor). Así que por eso me decidí a escribir mis impresiones sobre el libro. Pero bueno, como dijo Jack el Destripador, vamos por partes.


Temporada de huracanes es un libro que me gustó y aunque no tengo conflicto con decir que me gustó, porque siempre me estoy refiriendo a la obra literaria, entiendo que exista cierto conflicto al decirlo, por el contenido de la historia. Temporada de huracanes es un libro duro y es una historia llena de morbo. Es la historia que te cuenta tu tía que le pasó al amigo del vecino y, no inventes, estuvo terrible, por favor no le cuentes a nadie. Es una historia que se nutre de los chismes de un pueblo, los mismos chismes que uno tiene que ir desentrañado para averiguar todas las piezas de la historia. Temporada de huracanes es de repente un poco rompecabezas. hay que ir uniendo los hechos, poco a poco, conociendo a los personajes, dejar que cuenten su versión y escucharlos para, entre una multitud de historias, encontrar La Historia que los une a todos: el asesinato de la bruja.

A la bruja nunca la conocemos del todo bien. Conocemos lo que los demás piensas de ella, lo que dicen de ella, lo que creen de ella. Las habladurías sobre ella se extienden y, como todos los muertos, y sobre todo las muertas,  no puede aparecer a contarnos quién era ella. La vemos desde afuera, como vemos a todas las víctimas de feminicidio del país. Oímos lo que otros nos cuentan sobre ellas, mientras ellas no pueden defenderse o darles la razón. Escuchamos mil versiones de todo lo que fueron, no fuera, pudieron haber sido. Así pasa con la bruja. Es un misterio que el libro va desentrañando poco a poquito y con cierta fatalidad porque, después de todo, la bruja está muerta y los puntos de vista que van apareciendo son los de los vivos, que entrelazan el asesinato a su propia historia.


La verdad es que no puedo decir que los personajes me cayeran bien como personas y justamente por eso es que reconozco que están muy bien construidos, llenos de claroscuros, deseosos de explicar sus motivaciones o su vida. Algunos (sobre todo algunas) me dan lástima, enterrados (enterradas, sobre todo) en la vida que les tocó vivir. La historia se desarrolla siempre en Veracruz, en la zona rural y ahí vemos retratada toda la injusticia que existe. Los pobres que se hacen más pobres y más pobres y más pobres, enterrados en trabajos de mierda o con vínculos con el crimen. Las mujeres que no tienen futuro, porque ni el mismo sistema quiere dárselos (y luego las jode, si se atreven a tener agencia sobre su propio cuerpo, a decidir que quieren). Nada de eso está explicito en la historia, sino que está enterrado entre las raíces del escenario que se nos presenta. Está ahí. Existe. Tenemos que verlo, porque es imposible leer la novela y pasarlo de largo.

Además, algo que me encanta de la novela es el lenguaje coloquial con el que está escrita. Para mí es una cuestión de principios escribir en español mexicano hasta el fanfiction (yo, intentando ser alguien serio que reseña libros pero habla de fanfiction también) entonces me fascina que Fernanda Melchor use la jerga de Veracruz en Temporada de huracanes, con todas sus expresiones, porque de algún modo me sumerjo más en la historia. Además que siempre es divertido ver sus tuits de cuando sus traductores le preguntan sobre sus expresiones.

Por lo demás, es un libro que recomiendo ampliamente y que pueden encontrar de manera gratuita (aunque con una lista de espera tremenda) en la plataforma mexicana digitalee.mx. O sea, que no tienen excusa para no conseguirlo (aunque pedirlo de la biblioteca digital es una cosa de paciencia). Abajo además les dejo el video del hangout que hicimos en Libros b4 Tipos, en el que participó la misma Fernanda Melchor y que les recomiendo ver aunque sea largo, porque oírla hablar es algo que vale muchísimo la pena (y además salgo yo, por favor, seguro quieren oír mi maravillosa voz).