Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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miércoles, 1 de febrero de 2017

Loba, Verónica Murguía | Reseña

―¡¿Por qué no puedes disfrutar lo que lees?!
―Por feminista, por eso.
Yo, quejándome de que vivo en una sociedad patriarcal

Reseña: El rey Lobo gobierna con mano de hierro en Moriana, un país que basa su prosperidad en la esclavitud y la guerra. Angustiado por una maldición según la cual jamás podrá tener un hijo varón, Lobo desatiende a sus dos hijas, en especial a Soledad, la primogénita, que no logra el cariño de su padre por más que lo intenta entrenándose en cacerías y combates simulados. Cuando la noticia de una amenaza terrible —un dragón— llega a la corte, Soledad acepta la responsabilidad de partir a los confines del reino para ver cuánto hay de verdad en los rumores. Esa búsqueda la llevará a conocer la amistad, el amor, la magia y, en última instancia, la esencia de sí misma.

No sé exactamente por dónde empezar, perdón. Cuando conozco a una autora en persona ―o ya de menos la he visto hablar y la he visto expresarse y me ha caído bien― lo que más me gustaría a mí es decir que sus libros son igual de buenos que ella como persona. Pero no. No es así. Ahora me debato por dónde empezar a quejarme, porque soy una quejosa de mierda y, antes de que me salga un ilustrado por allí, no, no todo lo malo de este libro es porque yo soy feminista y le encuentro cinco pies al gato. No. Es simplemente porque es un libro malo y aburrido.

No es un libro malo en el sentido de After o Besos entre Líneas o el remake de Crepúsculo. A esos yo creo que les prendería fuego en youtube en directo sólo para probar mi punto, este es simplemente un libro tan anodino que ya se me olvidaron la mitad de los nombres de los personajes ―y sí, así estoy haciendo la reseña, porque me sale de los bajos fondos―. Loba es un libro que empieza bien. Al menos, las dos primeras dos páginas están narradas increíbles y su prosa te hace recuperar la fe en la humanidad. Luego, bueno, las cosas empiezan a bajar el ritmo.

Así que, cómo dijo Jack el Destripador, vamos por partes.

El ritmo del libro es malo. Lo digo yo porque me sale de los bajos fondos y porque era un libro que no me incitaba a seguir leyendo porque no pasaba nada. Creo que como el 20% del libro es de introducción. Te cuenta un poco de la historia del reino, de manera increíblemente aburrida y confusa por momentos, te presenta a los personajes hasta la saciedad y luego, cuando ya parece que tienes una historia… bueno, sigue sin pasar nada. Los personajes van de allí a allá, hablan y dicen cosas, pero nada evoluciona, el núcleo de la historia nunca jamás queda claro y no sabes si la trama tiene que ver con intrigas palaciegas, con un dragón, con magos o con un unicornio. O si ya a la mejor, es que no tiene nada que ver con todo eso y sólo es tu imaginación la que se está construyendo una historia mejor de la que hay entre las páginas del libro. (Siendo sinceros, probablemente sea lo último).

Pero dejando de lado lo poco interesante que es la primera mitad del libro, a lo mejor se lo perdono porque digo, bueno, es un libro que se tarda en cocinarse y luego se pone bueno. Pero no. Nunca me quedó claro si el núcleo era que había un dragón, que los magos tenían que colaborar con los mortales y se tenían que perdonar, si buscar el unicornio importaba para algo, si Soledad tenía que mejorar la relación con su padre de alguna manera porque estaba destinada a reinar o si simplemente el problema de todo el libro es que a los personajes les encantaba recordarte que Soledad era una mujer y por eso era excepcional ―u horrible― que fuera como era sin dejar que el personaje se desarrollara en paz.

Y hablando de esto… Aquí es cuando me brota lo feminista y todos ustedes ruedan los ojos hacia atrás y me dicen «pero, Andrea, ¿por qué carajos eres tan pinche feminista?» La historia sigue en que yo los ignoro y sigo con todo mi feminismo explicando mis quejas, si quieren spoilers. Bueno, bueno, hablemos de Soledad y en general de cómo está retratada la feminidad, las mujeres y todo aquello relacionado con nosotras. Haré una lista, si no les molesta.

1. Sí, entendemos que Soledad es mujer. Tiene chichis. Que padre. De hecho, me parece increíble que se escriba de mujeres ―sobre todo cuando quien escribe es una mujer―. También me encanta leer de mujeres de todo tipo, aquellas que se rebelan desde su feminidad, aquellas que rompen los esquemas y reclaman para ellas lo predominantemente masculino, como Soledad. De hecho, entiendo que las mujeres somos seres humanos ―y como seres humanos, tenemos fallas―, así que no me molesta ver mujeres malas, malvadas, con pensamientos prejuiciosos. Chale, qué hacerle, esas mujeres también existen, no pretendo que las mujeres en el arte se vuelvan seres intocables. Pero cuando todo el desarrollo de tu personaje consiste en recalcar hasta el cansancio que es mujer, como si todo se redujera a eso, como si no fuéramos seres tridimensionales, me aburro. Lo entiendo, Soledad es mujer. ¿Y qué? Por ser mujer la entiendo, pero como personaje no me causa empatía que me lo diga.

2. Soy tan original que voy a hacer un mundo fantástico medieval donde haya machismo hasta debajo de las piedras. Cuéntame más por favor, suena interesantísimo (pista: no). Tenemos de estos mundos hasta el cansancio y, de hecho, lo original sería que algún día alguien dijera que hará un mundo fantástico medieval donde las mujeres sean libres y mujeres y hombres estén en igualdad de condiciones, eso sería revolucionario. Esto no, esto es otra historia en un mundo así y, antes de que se me echen encima diré que no está mal. No, pueden hacerlo. Pero no pueden hacerlo por realismo ―por realismo, mira, podría decirte otras miles de cosas que podrías poner―, menos si están en un puto mundo inventado porque tú lo inventaste, de qué realismo de mierda me hablas. Bueno, ok, ya, tienes un mundo lleno de machismo. Las mujeres del mundo lo superaremos, los hombres que no están conscientes de la desigualdad lo verán como algo normal y a la larga todos viviremos felices. Excepto por el detalle de que el sistema patriarcal sigue muy feliz de que no hagas nada con ese mundo machista que creaste. ¿Denunciar el machismo a través de un libro de literatura juvenil? Qué flojera. Y por si acaso creyeron que este libro lo hacía, no, este libro perpetúa tópicos sexistas como los que mencionaré justo abajo.


3. Cero sororidad y desprecio a la feminidad. Soledad desprecia a las mujeres porque son «débiles» pero se asume ella misma como mujer. Chica, eso es echar basura a tu propio patio de atrás. Si las mujeres son débiles y tú no lo eres, ¿qué eres? ¿ALIEN? Bueno, como personaje podría entender que Soledad fuera una mujer alienada que despreciara la feminidad, pero no, ese desprecio a lo femenino, a lo rosa, se huele en más personajes, en la mitad del libro. Para alzar las cejas.

4. Un personaje femenino «fuerte» ―y masculinizado― es una excepción, no feminismo. Una excepción maravillosa, porque Soledad reclama su derecho a ser como es, pero igual, eso no es feminismo, es una excepción. Si Soledad es la única en un mundo de machos que sólo la tratan con respeto porque se asemeja a un hombre, ¿en dónde nos paramos las demás, entonces?


5. La virginidad de las mujeres sirve para algo o es importante; los hombres, claro, no le responden a nadie. Y esto es lo que más me molesta. La virginidad es una construcción social, no existe, son los padres, la inventaron los machos para no dejar a las mujeres vivir su sexualidad libre. Aun así, la última cuarta parte del libro gira en torno a la virginidad de Soledad y a la idea de que es «la virgen del unicornio» ―por lo que el dragón también la desea y todo parece un poco zoofílico además de misógino―. El libro, además nunca explica exactamente a que se refiere, deja un final todo mal hecho para evitar dar la más mísera explicación de que carajos acaba de pasar y contribuye a ese mito de que la virginidad es importante o nos cambia. Como que se mete en la dualidad «puta vs santa» y en vez de hacernos un favor a las mujeres, nos deja más embarradas.

Fuera de mi feminismo ―radical―, acabé odiando al personaje de Cuervo, porque no evoluciona, no cambia, no tiene núcleo ni propósito y acaba convertido en una clase de sombra pusilánime de lo que pretendía ser. Perdoné al Lobo ―pero no olvidé y eso es peor―, porque también acabó como una sombra de aquello que pretendía ser. Del Dragón y el Unicornio no entendí ni mierda porque el libro pasa de meterse en problemas y aunque sean la trama principal no solucionó nada realmente con ellos. De los demás, no sé nada, no me acuerdo.



Yo esperaba otra cosa y me encontré con un truño. Ay, debería dejar de esperar cosas, así a la mejor no me decepcionarían. Carajo.