Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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domingo, 4 de febrero de 2018

El carretero de la muerte, Selma Lagerlöf | #WomenPNL

Sinopsis: En el carretero de la muerte, un joven se encuentra moribundo luego de ser agredido por dos vagabundos que solo minutos antes eran sus compañeros de borracheras. Tiene una hemorragia interna. No hay prácticamente esperanzas de ser salvado. Es de noche, se encuentra oculto en el jardín de la iglesia, y a pesar de que hay mucha gente en la calle por ser la noche de San Silvestre y estar sonando las campanas que dejan atrás el año viejo, nadie penetra en el jardín.
Apenas el reloj ha lanzado la última campanada de la media noche, un rechinamiento se deja oír, como provocado por una rueda mal engrasada. No tardó mucho en darse cuenta que el sonido no es otro que la carreta de la muerte, la cual esta dirigida por el carretero, y aquí lo invade el miedo al recordar que el conductor no es siempre el mismo, sino el último hombre que muere en el año, aquel que entrega su alma al sonar la última campanada de las 12 de la noche. El reloj lanza la última campanada.

Selma Lagerlöf estaba calendarizada para noviembre, en el reto #WomenPNL (organizado por Todos mi ser), para leer a todas las mujeres que han ganado el Nobel de Literatura, pero como yo apenas me enteré que existía el reto este enero, pues decidí unirme y leer a las dos que ya habían pasado también. En enero, además de leer a Selma, también recordarán que leí a Sigrid Undset e hice una reseña de Santa Catalina de Siena. Pero bueno, hablemos un poco de Selma, antes de pasar a desmenuzar este libro. La escritora nació en Suecia en 1858 y fue galardonada con el premio Nobel de Literatura en 1909; provemiente de una familia de clase media donde la economía no era muy buena, fue maestra. Un periódico cultural sueco ofreció un premio de 500 coronas a la mejor novela, que ella ganó por haber enviado los primeros capítulos de La saga de Gösta Berling. Cuando le concedieron el Nobel fue por «en reconocimiento al altivo idealismo, la vívida imaginación y la percepción espiritual que caracterizan a todas sus obras», lo que la convirtió en la primera mujer en el mundo en recibir semejante distinción (y si lo piensan, es un poco triste que tantos años después sólo sean 14 mujeres las que lo han ganado). 

Bueno, a mis manos llegó El carretero de la muerte por un juego del azar y lo único que quiero decir es que estoy interesada en leer otro libro de ella esperando que sea diferente. No, no me gustó El carretero de la muerte. Con la historia del carretero que tiene de fondo, esperaba algo mucho mejor y con menos hombres terribles. Pero me estoy adelantando y quiero desmenuzar este libro, es algo que me interesa mucho para que comprendan por qué mi opinión. Cuidado, que quizá deje un poco de sangre en el resto de la reseña, ahora sí, como dijo Jack el destripador: vamos por partes.

 

Una enfermera del ejército de salvación, Sor Edit, está muriendo. Su última voluntad es que quienes la acompañan vayan a buscar a David Holm y se lo lleven. A todos les extraña, porque David Holm es lo que yo defino como un hombre terrible merecedor de todos los horrores del infierno. Por otro lado, David Holm también está al borde de la muerte, prácticamente muerto y se encuentra con que la historia del carretero de la muerte es verdad. Y así, poco a poco, se entrelazan las historias de estos dos personajes. Cada segundo del libro que las mujeres tienen el foco de atención es glorioso, cada segundo que lo tiene David Holm me pareció la muerte y me quitó ganas de vivir. Vamos a hablar de por qué.

A mí la miseria de los hombres (hombres, varones, género masculino) me produce en general mucha hueva si no la escribe Kafka (pero yo amo a Kafka) y otros cuantos escritores (Steinbeck y Camus pueden encontrarse entre las honorables excepciones). ¿Por qué? Porque me la produce y ya. Pero bueno, ahora a la miseria de los varones le podemos sumar que el varón en cuestión merece menos que nada en cosas buenas y que deseas pasarle encima con una pickup (David Holm, te estoy hablando) y tienen mi cara de fastidio cuando notas que todo en el libro apunta a una historia de redención. Los hombres terribles no merecen ni una historia redentora más. Ni media. Ni una hoja. Merecen ser lanzados a las llamas del olvido y que nadie nunca más se acuerde de ellos y que todos los que sufrieron a su alrededor sean felices de una buena ves. ¿Sueno drástica? Perdón, es que me da flojera pensar la cantidad de historias que giran en torno a ello.


David Holm es un borracho que maltrata a su mujer y a sus hijos. Viven en la misería porque el cabrón ni trabaja ni deja que su mujer lo haga mucho y además de todo es un maleducado que se la pasa tratando mal a Sor Edit, que sólo intenta sacarle lo bueno que hay en su interior (la cantidad de esfuerzo y trabajo emocional que requiere intentar sacarle algo bueno a ese ser merece un premio, pero es un trabajo inútil). Durante todo el libro juro que me imaginé diversos escenarios en los cuales uno podía pasarle con una pickup por encima (aunque eso sea anacrónico, porque el libro es de 1912, más o menos), hacerle mal de ojo, condenarlo al infierno... y así hasta el infinito. Además aunque uno lo puede dudar porque los personajes no dudan en hablar mal de él, la historia intenta darle redención y justificación. En fin, hasta una novela que girara en torno a las  mujeres que giran alrededor de David Holm y las consecuencias de sus actos hubiera sido mil veces más interesante.

 
Pero bueno, a veces pienso que tengo que ponerme un poco en el contexto histórico en el que la novela fue escrita. Lo intenté. Pero después pensé que en el siglo XII, Eloísa estaba hablando pestes de la iglesia (a pesar de ser monja obligada) por oprimir a la mujer y en el siglo XV estaba Christine de Pizan escribiendo un libro de cómo una ciudad de mujeres prosperaría (porque los hombres eran unos inútiles) y me acordé de Olympe de Gouges, que exigió que se reconociera a las mujeres como ciudadanas, lo que la llevó al patíbulo, y de Mary Wollotsencraft y su Vindicación de los derechos de la mujer. Y me acordé de Jane Austen y lo femenino de su universo y sus heroínas. Y me acordé de Charlotte Brontë y de Anne Brontë y de Emily Brontë, especialmente de ella, porque escribió una historia llena de personajes terribles que no consiguieron tanta redención gratuita como David Holm.

Quiero desmenuzar más partes de esta novela, así que, sin ir más lejos, voy a poner el anunció de SPOILERS. El que avisa no es traidor. De todos modos, son sólo hechos aislados de la novela que vale analizar con un poco de perspectiva de género.


SPOILERS, QUIEN AVISA NO ES TRAIDOR

1. La mujer de David Holm es un personaje desaprovechado. Se dice que abandona a su esposo y más tarde aparece en el asilo de sor Edit hablándole de él. A todo esto, Sor Edit la hace ver que ha sido desagradecida (¿?) por abandonarlo y los vuelve a juntar. Obviamente eso no funciona y al final de su vida, Sor Edit se da cuenta de que le ha causado un gran daño a la mujer de David Holm, maltratada y vejada por su marido. Esa parte, donde habla y reconoce eso, es magistral por una parte y frustrante por la otra, porque insiste ver a David Holm para sacarle lo poco bueno que tenga, sin llegar a reconocer a la mujer de David Holm como un ente separado de David Holm. Y esa es una de las cosas frustrantes en general del libro: la mujer me causa lástima, terror del que hace llorar y sólo quiero abrazarla y decirle que se marche y que se salve y salve a sus hijos, siento que también esperaba que la narraciónlo hiciera o que se mantuviera neutral, contando una historia. Pero incluso la voz narrativa no reconoce a la mujer de David Holm como un ente y un sujeto separado de David Holm. Es terriblemente frustrante, porque nunca deja de ser un recurso narrativo subordinado a las desgracias de David Holm.

Más o menos las palabras que quería dedicarle a David Holm
2. Kinf of un personaje intenta justificar el odio de David Holm a su mujer. Cuando sor Edit reconoce que la mujer ha sufrido un poco por su culpa y que lo siente y quiere arreglarlo, hay otro personaje que le dice más o menos que todo ello tiene un motivo, que no conoce la historia completa y procede a contar como estando en la cárcel David Holm imaginaba que al salir su mujer lo estaría esperando con sus hijos y tendrían una buena vida. Eso no pasa, porque cuando llega se encuentra la casa vacía. Se habla de que es una venganza de David Holm, todo el maltraro a su mujer, por haberlo abandonado. Ahí me quedé pensando si sólo lo pensaba el personaje en cuestión o la voz narrativa de la escritora. No sé. Puedo soportar a los personajes hijos de la verga, pero las voces narrativas me sacan de quicio cuando parece que se asoman las opiniones de mierda de los autores (y son muy difíciles de esconder).

3. Al final del libro, la mujer de David Holm decide envenenarse junto al resto de sus hijos para salvarse. Es un momento poderoso y desgarrador imaginar que la ha llevado a ese estado y por primera vez se asoma un poco como sujeto de su propia historia dentro de la narración. Sin embargo, David Holm no podía soportar que dos segundos de la novela no fueran sobre él. El personaje irrumpe el momento, ya arrepentido de todo, pensando que sólo desea que su esposa sea feliz después de todo lo que ha sufrido (sin admitir mucho su responsabilidad de hombre pendejo que le pegaba golpizas) y acaba el libro cuando el pobrecito (sarcasmo) hombre triste (sarcasmo) ha convencido a su mujer de que quiere ser bueno (típico movimiento de manipulador) porque llora. Al final, incluso el momento que parecía no ser sobre David Holm, se vuelve suyo. Y ya les dije la hueva que me dan las redenciones de los hombres terribles.


FIN DE LOS SPOILERS

Concluyendo ya este asunto, creo que el libro no me gustó porque yo tengo un bias muy fuerte contra este tipo de historias. No me gustan y no me gusta que tengan fuerza, ni que sigan siendo reconocidas fuera de que están bien escritas. Con esta reseña doy por terminado a enero en el reto #WomenPNL, que definitivamente me ha dejado sorpresas curiosas y los espero en febrero, donde estaré leyendo a Pearl S. Buck y a Grazia Deledda.