Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain

domingo, 19 de junio de 2016

Lo bueno, lo malo y lo absurdo de Torchwood

Advertencia: Esta entrada puede o no puede tener spoilers de Torchwood... No, la verdad es que los tiene. Todas las de lo bueno, lo malo y lo absurdo los tienen.

Bienvenidos a la sección que casi nunca nadie comenta de blog pero que yo me divierto como niña escribiendo. La parte en la destripo y critico series que he visto, además de recomendárselas. ¿Hoy? Toca Torchwood. Para quien no conozca Torchwood ―es un spin-off de Doctor Who― les tengo unas cuantas definiciones que saqué de Tumblr y que son especialmente divertidas: 
  1. Esa serie sci-fi donde todos son gays. 
  2. La serie con el alien que se alimenta de orgasmos.
  3. Doctor Who para hipsters.

Bueno, a ver, una mejor explicación. En un capítulo de Doctor Who, la reina Victoria es atacada por un hombre-lobo... digo, un alien con forma de lobo que se esconde en el cuerpo de un niño y decide crear el Torchwood Institute para defender a su país de los aliens (y del Doctor, lo cual no tiene sentido, porque el Doctor los salva de las amenazas alienígenas siempre). Torchwood siguió a lo largo del tiempo con métodos que incluían muchas armas y muchos muertos y su sede en Londres hizo la gran cagada y fue destruida y así es como llegamos a Torchwood Three, en Cardiff, Gales, donde la gente tiene un acento chistoso que yo no conocía. Quedan cinco personas en todo el equipo de Torchwood y se dedican a perseguir aliens que aparecen a través de una grieta en el espacio-tiempo... wibbly-wobbly timey-wimey stuff. La verdad es que es una serie que se puede ver sin saber absolutamente nada de Doctor Who (excepto por un par de datos) y tiene aliens y sexo y personajes LGBTI+ y cosas geniales. 

Lo bueno


Tiene relaciones LGTBI+ y literalmente, a nadie le importa. ¿Saben qué es maravilloso? Que literalmente nadie meta homofobia en una serie por convivir y que además muestres un pequeño universo donde a todo el mundo le de igual la orientación sexual de todo el mundo y nadie hace comentarios discriminatorios hacia nadie. En teoría así debería ser el mundo en el que vivimos, pero todos sabemos que no es así. Como quien dice, las etiquetas serán necesarias hasta el día que no lo sean, pero mientras tanto tenemos Torchwood (y a Jack y a Ianto).

Con este gif convencí a alguien de ver la serie
Hay aliens, pero los más terroríficos son siempre los humanos. Por supuesto que hay aliens y por supuesto que los hay dispuestos a asesinar a la raza humana entera (aunque hay unos que se conforman con alimentarse de orgasmos, true story), pero los más aterradores siempre resultamos los humanos. No se puede culpar al espacio exterior. Torchwood tiene desde caníbales (en su, quiza, episodio más terrorífico), todos completamente humanos; científicos que hacen atrocidades con los extraterrestres en nombre de la ciencia; explotadores que mutilan a aliens vivos para ganar un poco de dinero y... tengo más ejemplos, pero no quiero contarles toda la serie. Los humanos en sí son terroríficos.

Sus finales de temporada no incluyen Daleks siendo ridiculizados (como Doctor Who). Todos sabemos que después de The Parting of the Ways ganarle a los Daleks era muy fácil, no importaba que tan bueno estuviera el resto del capítulo, era demasiado fácil y apestaba a deux-ex-machina porque... bueno... parecía que se acababan los minutos.


Los protagonistas son geniales. Todos, casi. A mí al menos me gustan todos (especialmente Ianto, mi bebé), pero cada quien tiene lo suyo. Hay sexo, todo el mundo liga (es Jack Harkness, por supuesto que todo el mundo iba a ligar en la serie). Hay amor, hay relaciones complicadas, personajes complicados. Hay contradicciones humanas, personajes que nos recuerdan que son buenas personas a pesar de hacer cosas horribles, personajes que son personas horribles que nos enseñan que son capaces de hacer cosas buenas... Y hay dilemas morales. ¿Qué pasa cuando la única manera de salvar a alguien es matando a otro aunque no tenga la culpa?  ¿A quién elijes? Y, además, ya que no estamos en Doctor Who, hay armas, muchas y muy grandes.

Lo malo


Todo el mundo muere, a veces incluso repetidas veces. Menos Jack Harkness, claro. Y Gwen, que parece tener un increíble talento para salir viva de todos lados. Me gustan las escenas de las muertes porque te rompen el corazón porque son como una muerte debería ser, rápidas y sin tiempo para decir casi nada (más que lo que importa o ni eso).

Te hace extrañar al cast antiguo a base de pésimos personajes.
(Excepto Vera Juarez, ella era genial).
La cuarta temporada, Miracle Day, apesta a producción yanqui y es absurda y es mala y es aburrida. Todo el planteamiento me desquició totalmente y ver a la CIA metida con Torchwood, más. Además, no salen casi aliens, no sale Ianto (se aplica lo de "Save the coffee boy, save Torchwood", porque sin él es una mierda), los nuevos personajes son terribles y ehm... el final es decepcionante. Ni de donde cogerlo. Por suerte los audios de Big Finish han estado solucionando el desastre que dejaron.

Que Ianto no revive jamás. No debo explicar esto, ¿verdad?

You, precious cinnamon roll.
Hay una cyberwoman por ahí y bueno... en realidad no es cyberwoman como tal, sólo está a la mitad del proceso, pero por alguna razón, lo único que tiene cubierto son los pechos y la vagina, en el resto del cuerpo hay pedazos de metal y piel y está... no sé... demasiado sexualizada. Así no eran los cybermen. Su capítulo es de los mejores de la primera temporada, pero aún así, ese aspecto me hace alzar la ceja.

Lo absurdo


Hay un alien que es gas. Y ese gas, se mete en las personas para poder vivir. Bueno, además, ese alien se alimenta de orgasmos humanos. Si ven las entrevistas, nadie parece saber de dónde salió la idea, pero cada que les digan que Torchwood es una serie... seria, recuerden: sex gas. Hay más aliens raros pero creo que nada superará el sex gas.

A Barrowman se me empezaba a ver la edad.
La última temporada y su final. ¿Qué la inmortalidad de Jack se transmite por su sangre? El Bad Wolf se está revolcando en un universo paralelo. ¿Qué no sé que de los polos de la tierra? ¿Y mientras escarbaban no se encontraron a los Racnoss? ¿Qué eran las familias? Ah, ¿no nos van a explicar nunca? ¿Y Angelo Colasanto al final no tuvo nada interesante qué ver? ¿Sólo fue relleno? ¿Y la familia de Esther? Ah, es que como está muerta ya la olvidaron. Ay. Tiene unos cuantos momentos buenos que incluyen Gwen y armas (con una bazooka y un bebé en brazos, es épico), a Gwen y a Jack discutiendo y a Gwen y a Jack mirando a los dos de la CIA con cara de "pero qué estúpidos son".


viernes, 17 de junio de 2016

Hermano Lobo, Carla Maia de Almeida | Reseña

Sinopsis: En un relato a dos voces, Hermano Lobo muestra la historia de una vida familiar destrozada y un viaje a través de un país que se cae a pedazos. Está narrada por la voz de Bellota, una niña de ocho años, cuando emprende con su padre la expedición hacia el Desierto de la Muerte. Nace de las imágenes de una adolescente cuando recuerda la extraña y última aventura de su infancia. Conmovedora historia de la relación entrañable entre un padre y su hija. Esta obra fue seleccionada por la lista Arcadia como uno de los mejores libros en 2014.

Por alguna razón siento que la gente debería estar hablando más de este libro. Mucho más. Muchísimo más. De hecho, voy a cargar este libro conmigo a todas partes para que cada que alguien diga que algún tema es muy complicado para niños, le voy a estampar este libro en su cara con todas mis fuerzas. Es muy padre que la gente se de cuenta de que los niños no son unos estúpidos (en serio, los niños se dan cuenta de las cosas; quizá no las entiendan del todo, pero las notan) y escriban este tipo de libros. Además, Carla Maia de Almeida no intenta sobre explicar nada; simplemente se pone en los zapatos de una niña y en lo que pensaba y se pone a narrar una historia. 

No sé por dónde empezar a hablar de este libro en sí en realidad. Todo tiene algo importante que ver en la trama. ¡Todo! Es un libro tan bien editado y tan bien escrito (sobre todo bien editado, la edición está de lujo) que realmente este es uno de esos libros que sí se merece un 10. Bueno, o en la escala Goodreads, cinco estrellas. Pero nunca me ha gustado calificar los libros con números y por eso jamás verán una calificación de ese tipo en este blog. Siento que los números son demasiado fríos para valorar un libro y, aunque finalmente es práctico a la hora de catalogarlos (Goodreads) y llevar la cuenta de lo que he leído, siento que un número no le va a hacer justicia como juicio de valor a un libro. Por eso, sí, este libro se merece esas cinco estrellas, pero decir eso no basta para recomendarles el libro, así que... ¿por dónde empezar? 

(Estoy oyendo a alguien en el fondo que dice que deje de escribir paja, mejor le hago caso). 

Here we go...
Bueno, el trabajo de edición le ayuda al libro porque es un libro que está contado a dos voces y a dos tiempos. Y, aunque no lo crean, la historia puede leerse líneal. Primero, tenemos a Bellota de ocho años, en las páginas blancas, contándonos su presente, la expedición hacia el desierto de la muerte. Y  las páginas azules, son de Bellota a los quince años contándonos de su pasado, ese pasado antes de la última expedición y lo que llevó hasta ella. Ve a su familia como una manada de lobos y la explica como si fuera una manada. 

Bellota va contado como poco a poco su familia se hace pedazos en medio de problemas económicos y mudanzas. Su padre va perdiendo la esperanza ―y con ello el buen humor― poco a poco y su madre cada vez se cansa más entre tantos trabajos. De una casa con jardín pasan a un departamento y después a un departamento cada vez más pequeño. Cada vez, el espacio para la manada se va haciendo más pequeño y ellos dejan de salir juntos en las fotos y Malik, el perro, desaparece. Bellota, la menor, alguna vez oye que nació «fuera de tiempo»; uno se da cuenta por qué cuando aparecen sus hermanos en escena. A Fósil no le dice Fósil por nada y Miss Kitty tiene las maneras de una asolescente en plena edad de la punzada (y las dietas vegetarianas, los chamanes y todo ese tipo de cosas). 

Bellota a veces parece más una mera espectadora de los problemas en su casa, pero podemos percibir que está en el ojo del huracán. Es la niña, la pequeña, la bebé. Quizá no entienda del todo que pase ―se puede deducir por su manera de contar la historia― pero entiende algunas cosas y sobre todo, observa a su alrededor y cómo han cambiado las cosas. Para ella, el detonante es la pérdida de Malik, su perro. El ambiente de vuelve tenso, las peleas frecuentes. Y este nunca de ser un libro juvenil con aires infantiles.  


Una cosa muy curiosa sobre el libro son las ilustraciones, obra de Antonio Jorge Gonçalves, que muestran siempre el entorno en el que se desarrollan las escenas, el escenario, pero casi nunca a los personajes (y si los muestra, son desdibujados, al fondo, como simples siluetas). Realmente un detalle curioso que me apetecía mencionar porque las ilustraciones calzan perfectamente con el libro.

Ahora, como rápida conclusión, diré de que es un libro muy bonito, pero más que eso, es una buena historia muy bien escrita que vale la pena. Me da gusto que se traten estos temas en libros infantiles y juveniles y sobre todo, que se haga de esta manera. Creo que es el único libro de Carla Maia de Almeida que ha sido traducido al español, pero sin duda es muy bueno. Ojalá la vuelvan a traducir en el futuro. Mientras tanto, está este pequeño libro

miércoles, 15 de junio de 2016

El fuego en el que ardo, Mike Lightwood | Reseña

Pregunta: ¿Por qué leo los libros que leo?
Respuesta: Porque me salió de los bajos fondos.
― Declaración de intenciones.

Sinopsis: Ser gay puede complicarte mucho la vida.
¿Todas esas películas y series que te cuentan lo maravilloso que es ser gay? ¿Estar rodeado de compañeros modernos en el instituto que te quieren como eres? ¿Padres que te apoyan incondicionalmente?
Todo mentira. La realidad no es esa. Al menos, no la del protagonista de esta historia, que vive un auténtico infierno por culpa de aquellos que no lo aceptan como es.
Pero, cuando las cosas se complican de verdad, conoce a un chico de ciudad con una visión del mundo completamente distinta. Con su ayuda, deberá escoger entre dejarse consumir por las llamas de quienes lo odian o renacer de sus propias cenizas.

Admito que me da un poco de pena reseñar este libro porque lo voy a dejar hecho trizas y me hubiera gustado diferente. Que todas esas reseñas que incluso rayaban la homofobia que decían que que Oscar era tonto por no enfrentarse a sus bullies ―todos los que dicen eso no han sufrido bullying en su vida, espero ya hicieron lo mismo que yo. La única diferencia es que yo no planeo perder el piso ni desacreditar esta novela por lo que no es o con argumentos hasta anti literarios. Sin embargo, tengo muchas cosas que decir sobre ella y tampoco podía ir por la vida sin decirlas. Así que, como dijo Jack, el destripador ―el chiste malo is alive!―: vamos por partes. He decidido dividir esta reseña en los subtítulos de los tópicos que planeo tocar para que nadie se pierda, de momento.

El apartado técnico (o cómo no puntuar y otras historias)


La puntuación del libro no es un desastre ―no tamaño Besos entre líneas, al menos―, pero sí tiene varios errores. Me he dado cuenta de que mucha gente hace pausas demás y quizá por eso no notan el exceso de comas que ponen, especialmente delante de «y», «e», «ni», «o» y «u». Este libro es uno de ellos que constantemente separa con comas cosas que no, especialmente numeraciones. Las comas sólo van delante o detrás de una de las palabras que puse allá arriba en casos especiales: que haya un vocativo, que haya una aclaración u otro elemento entre comas o, de manera opcional, cuando la primera frase es muy larga y la segunda, ligada a esa misma, cambia de sujeto. A la hora de la verdad, si algo está bien o mal puntuado se descubre cuando lees en voz alta: si haces demasiadas pausas (como cuando yo lo intenté con este libro), le hace falta una revisión y menos comas; si se te acaba el aire, por favor, considera que las comas no son para comer.

Quizá los editores creyeron que este era un libro con ventas seguras (nadie puede negar que Mike Lightwood tiene un chingo y medio de seguidores) y se ahorraron al corrector de estilo mandándolo de vacaciones todo pagado a Hawai. Son puras suposiciones, eh. Pero a este libro le hace falta una buena editada para ser más leíble. Especialmente con el asunto de los chingados paréntesis.


Cada cierto tiempo hay un paréntesis que corta párrafos y oraciones enteras en dos e interrumpe el curso de la lectura. Buscaría ejemplos, pero perdí los tweets y no tengo ganas de escarbar. Pero se hacen a la idea, ¿no? Antes de empezar a meterme con ellos quiero decir que son un recurso completa y absolutamente válido, no una aberración de la maquetación, tampoco un error y mucho menos un horror de la naturaleza. Stephen King usa algo como eso en Carrie, igual cortando oraciones a la mitad. Y es válido, supongo. Pero la diferencia entre como lo hace Stephen King y Mike Lightwood es que el primero no me corta el hilo de lo que estoy leyendo (o sea, puedo seguir leyendo sin tener que regresar a asegurarme de que no leí mal) y el segundo sí (o sea, tengo que regresarme para ver en qué íbamos). Creo que entiendo el punto de los chingados paréntesis: son cosas que Oscar dice en off porque no se atreve casi ni que a pensarlas, pero aún así, cortan el hilo de todo, la inspiración y hasta las ganas de seguir leyendo.

Siguendo con el apartado técnico, debo decir que la prosa es generalmente lo que un montón de intelectuales a los que no les sigo mucho el hilo ―me pierden en el lenguaje académico― es lo que se conocer como prosa pobre o poor prose. Yo más bien a lo que pasa con este libro es que es redundante hasta las chanclas, explica y sobre explica y vuelve a explicar, hace demasiado resumen narrativo y corta escenas para poner más explicaciones. O sea, que con más palabras dice menos en vez de decir más con menos. ¿Se entendió o saco las manzanitas? 

Yo le daría una buena revisada, de todos modos.

Sobre Óscar, ser gay y el drama de su vida


Si Óscar fuera una mujer, su vida sería un capítulo ―muy cliché de Lo que callamos las mujeres (TV Azteca) o Mujer, casos de la vida real (Televisa). Lo tiene todo, así que voy a hacer una lista de qué me pareció cada cosa de este asunto, porque es algo que vale la pena tratar.


  • Bullying: Bastante creíble (sólo la parte del bullying, nada de las lesiones), aunque por momentos podría parecer exagerada. Pero si les parece exagerado, los invito a revisar las noticias y buscar a todos los adolescentes que se han suicidado por casos como estos. Quizá tú, yo o el vecino podamos opinar que Óscar debe hacerle frente a sus agresores, pero la verdad es que hace falta mucho valor hacerlo (no es por idiota).
  • Violencia intrafamiliar: Me resulta insultante. Real, sí. Pero insultante. Para tratar temas de estos más que sensibilidad hay que tener respeto y un poquito de conocimiento del tema. Ya si quieren experiencia (aunque no se lo deseo a nadie). Y, siendo un libro moralista como este libro pretende ser, debería incluir una denuncia bien puesta, cosa que no hace.
  • Tímidez, inseguridad y ¿quizá ansiedad?: Vuelven un poco soso al personaje, pero normal y hasta cierto punto realista.
  • Autolesiones: Total completa y absoluta falta de sensibilidad, respeto y sinceramente, un desconocimiento total del tema. No vale que a mí me digan que tenían amigos que pasaron por ello y así se les pasó porque esos amigos son casos aislados. Me parece francamente insultante que a Óscar se le pasen a veces como por arte de magia las ganas de cortarse por andar con el novio (no, eso no pasa en el mundo real a largo plazo, chicos) y me parece pésimo que este, como libro con moraleja que pretende ser, no haya ni un triste psicólogo presente al final. ¡Incluso la madre le dice que lo llevará al psicólogo la siguiente vez que lo descubra cortándose! ¡Señora, no es la siguiente! ¡ES AHORA! Esto es como tener un Willow 2.0 y ya saben que casi le lanzo el libro a la cara a Hoban por ser tan pinche insensible.
  • Homofobia: Real. Bastante real. Lástima que la prosa no le ayude en nada a mostrar el punto 
Supongo que el libro pretendía que yo acabara así.
Sí, fracasó.
El fuego en el que ardo, es, como verán, un festín de drama. Y para escribir drama hay que transmitir sentimientos y hacer que el lector se encoja y lo sienta por los personajes. ¿Saben por qué falló para mí? Porque entre Óscar y el mango que me estaba comiendo hace media hora, el mango tenía más sentimientos y me importaba más. Los personajes que no son los protagonistas son sosos y planos como hojas de papel en su mayoría, además; la madre es La Madre Sumisa (con todo el cliché que ello implica), su padre es El Padre Abusador (está ahí sólo para hacerte enojar como lector, no cumple otro propósito), Fer es El Amigo (sin profundidad, siempre está ahí apoyando a Óscar) y Darío es El Hijo de Puta que no lo Es en el Fondo (cliché incluido). 

Conclusiones (o por qué soy masoquista leyendo)


En sí el libro es anodino y las reseñas que ya leyeron por todos lados ya les dijeron todo y yo no quiero repetir porque no ofrecería nada nuevo. La conclusión es que no les recomiendo nada este libro. Y que si este libro es El Libro LGBTI+, mejor apaga y vámonos. Sí, nos falta literatura LGBTI+ y nos falta mucho, pero eso no quiere decir que nos vayamos a conformar con cualquier librito que salga al mercado. Y sí hay muchos libros LGBTI+ por ahí como para andar perdiendo el tiempo con este, como yo. Será que le estoy perdiendo el gusto a las historias de salir del armario y ligar y lo que quiero es un inmortal del siglo LI pansexual con un novio bisexual que persiga aliens... (ah, no perdón, eso es Torchwood); pero bueno, sí quiero historias de ese tipo. Una chava lesbiana que además es bruja, por ejemplo; quiero a un chico gay descubriendo una oscura conspiración de hace mil años, también; quiero a un cazafantasmas pansexual; quiero a un demonio, que sé yo, asexual para variar. Vamos, quiero que las historias del colectivo sean mucho más que historias de salir del armario

Y si quieren libros LGBTI+ con los que sí perder su tiempo con mucho gusto, aquí les van varios: Carol de Patricia Highsmith (temática lésbica), Two Boys Kissing de David Levithan (temática gay y transexual), Noches de Luna Roja de Sofía Olguín (temática gay), Todos muy sueños, tuyos de Sofía Olguín (temática gay). Hay muchos más, pero lo dejaré allí de momento. El fuego en el que ardo ya tuvo bastante de mi tiempo y sinceramente, no creo dedicarle un segundo más.