Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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viernes, 16 de abril de 2021

Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio, Andrea Chapela | Reseña

Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio

Sinopsis: En los futuros donde suceden estos diez relatos, una colección de dispositivos como pings, ansibles, lentillas, perfiladores o telones sensoriales –algunos de ellos instalados dentro del cuerpo humano– permiten a las personas conectar sus mentes en una nube digital, compartir sus pensamientos y memorias, ponerles filtros a sus percepciones o calcular el éxito de un romance, mientras comen tacos de canasta o navegan sobre las calles de una Ciudad de México totalmente cubierta por el agua. Con una inteligencia arrasadora, Andrea Chapela enfrenta a las protagonistas a realidades donde el conocimiento científico, la tecnología de punta y la vida cotidiana interactúan de forma cada vez más intrincada e inevitable, de modo que incluso en la intimidad de la mente ya no reina la voz de la propia conciencia. La tecnología deja de ser un fetiche técnico para mostrar su capacidad de moldear los afectos y los vínculos humanos. ¿Cómo transformarán estas máquinas de ingenio las experiencias del amor, la amistad, la culpa, el envejecimiento o la muerte? Nada nos dice tanto del presente como el ejercicio de especular sobre el futuro, sobre todo cuando este parece habernos alcanzado. Si desde la ciencia ficción suelen florecer las escrituras más innovadoras, con esta colección de cuentos Andrea Chapela se revela como una extraordinaria cultora del género. 

Yo no tenía pensado como tal escribir una reseña de este libro. Me gustó mucho (lo leí para el Guadalupe Reinas en diciembre pasado), pero no sabía exactamente cómo o sobre qué temas enfocar una reseña. Tenía algunos puntos críticos de los que quería hablar, pero eso no me parecía cómo tal suficiente como para enfocar toda una larga entrada en la que hablara de los relatos. Y entonces empecé a leer las reseñas. Ale, mi amiga, escribió en goodreads que a veces se tiende a pensar en la ciencia ficicón como la complicada relación del ser humano y la tecnología (es cierto que, quizá, cuando nos bombardean con obras mainstream que poco se preocupan del lenguaje y usan a la tecnología como un decorado más para esconder los hilos que faltan en la narración, esta concepción es la más normal). Toda la ficción no mimética o imaginativa, como lo es la ciencia ficción, la fantasía, el terror y todas las varientes que se les ocurran hablan también de cosas humanas que nos atañen. Hoy me enfocaré (cosa rara para mí) en la ciencia ficción un poco.

Old man yells at cloud, meme

Muchas de las reseñas señalaban sorpresa al encontrarse con lo que llamaban una ciencia ficción "diferente", "inusual" porque sí hablaba de lo humano. En algunos casos era sorpresa sincera, porque se trataba de lectores que no acostumbraban acercarse a la ciencia ficción y se adentran en ella. En otros es grosera ignorancia: decir que la ciencia ficción trata de temas que nos atañen porque son también humanos es como decir que el pasto es verde y el agua moja. No, no voy a cambiar de opinión. 2020, los normies descubren la ciencia ficción. Me resulta increíble que sea 2020 año de Dios Nuestro Señor en quien no creo y apenas estemos con estas obviedades... pero bueno, quizá no debería sorprenderme tanto, considerando el desprecio desde el realismo, lo "serio" y lo académico a la ciencia ficción. Cada que veía una reseña que decía "es más que sólo ciencia ficción" (el desprecio no falta) o alguna cosa parecida quería arrancarme los ojos. 

Sólo por eso me senté a escribir seriamente esta. Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio, reseña; subtítulo: Nea reacciona a las barbaridades dichas por otros sobre la ciencia ficción. Pásele a lo barrido, nos vamos a entretener un muy buen rato hablando de cosas que pienso sobre la ciencia ficción escrita en México (o en un espacio más amplio, América Latina), las maneras en que nos imaginamos el futuro y cómo hablar de las relaciones humanas puede ser algo muy interesante.

Andrea Chapela
Andrea Chapela

Primero, un poco de contexto: conozco a Andrea Chapela desde hace tiempo. Había una red en español para fans de Harry Potter (que ahora está dando sus últimos coletazos de vida en muchas de sus plataformas, por el cansancio de los fans, el resentimiento colectivo hacia la autora que se ha cultivado desde hace años) y recuerdo que el nombre de Andrea Chapela llegó a ser el de una pequeña celebridad. Yo sé que escribía fanfiction de Harry Potter (qué, ni idea, nunca me di a la tarea de averigüar, si es que queda un rastro) y que había publicado algo a lo que muchos, en ese entonces, aspirábamos: ¡un libro!, ¡una novela de fantasía llamada La heredera! Hoy yo, por ejemplo, ya no estoy segura de querer entrar al mundo editorial sin tomar mis precauciones antes de tiempo, pero en ese entonces Andrea Chapela era algo que todos queríamos ser. Y luego le perdí la pista hasta que muchos años después el destino me puso sus cuentos enfrente y luego salió el libro y muchas personas conocidas a mí estaban hablando de él. Las lecturas siempre tienen formas curiosas de encontrarnos.

Hablando ya exclusivamente del libro y sus lecturas, tengo varios temas qué tratar

La Ciudad de México como escenario

Mientras leía comentarios muy variados sobre el libro vi que muchos se habían sentido identificados con el hecho de que los cuentos en la Ciudad de México. Comentarios que decían haberlo sentido más cercano, por ejemplo. Para mí hubiera dado lo mismo que me lo hubiera contado en Tokio o en Dehli, salvo que quizá me hubiera tardado un poco más en cachar los lugares (bueno, en Dehli no, Dehli me dediqué a recorrerla un mes de mi vida). Cosas de ser de la periferia. Me resuena más el norte/norte de la ciudad, la zona de Zacatenco que el centro y el sur, donde siempre soy una extraña. Las veces que he escrito ciencia ficción lo he ambientado casi todo (con excepciones) en Tlalnepantla, por ejemplo. Pero sí creo que, cuando estamos acostumbrados a sólo conocer lo que viene del norte, del primer mundo o de las europas, ver ciencia ficción creada en México con este escenario abre un poco la perspectiva de que de este lado también se pueden escribir estos géneros

(Nota aparte alguien comentaba que no entendía por qué la Ciudad de México si de todos modos no todos se iban a sentir identificados y creo que aquí firmemente no es de a huevo sentirse identificado, sino entender un poco lo que hizo que Andrea Chapela, que ha pasado muchos años en esta ciudad, la eligiera como escenario de muchos de sus cuentos).

Madero, Ciudad de México
Madero, Centro de la CDMX

Hay cuentos que la utilizan como escenario mejor que otros. Por ejemplo, 90% real me frustró porque sentí que la ciudad quedaba, al final, de adorno. Me pareció interesante el planteamiento: una mujer tiene una falla con el filtro que le permite ver la "realidad" y se toma el día libre para explorar la ciudad y, de paso, su ruptura. (Nota que cada que veo un comentario de "ay, sólo es un cuento de una ruptura, ni es ciéntifico" quiero lanzar sillas). El problema es que creo que se quedó a medias en la manera en que exploró los sentimientos o quizá fue muy superficial. Me hubiera gustado sentir un poco más de viscelaridad en la narración como tal (no en las reacciones de la protagonista, que está bien que se lo vaya tomando todo con calma). El filtro roto de la realidad era muy buen elemento, pero sentí que no se había usado con todo su potencial. O quizá fui sólo yo. Pero me imagino todo explotado a su mayor potencial y creo que los juegos con el lenguaje que hubiera dado eso hubieran sido muy buenos.

En cambio, en Como quien oye llover me encantó el uso de la ciudad inundada (la vi descrita como una Ciudad de México Veneciana en algún comentario y me dio risa, lo admito, porque no entendí la necesidad de remitirse a Europa cuando, al menos por el lado de Tenochtitlán, los canales de agua y las chinampas no son nada nuevo para el Valle de México). El cuento aborda la relación entre dos adolescentes, sus deseos y la incertidumbre del futuro mientras pinta con una muy buena pluma los paisajes de una ciudad inundada por el cambio climático. Sin embargo, no estamos abordando el cambio climático y su tragedia, sino las consecuencias en la vida de las personas, la manera en la que se han adaptado (bien dicen que podemos adaptarnos a cualquier cosa); abordamos lo humano, las consecuencias y los fallos de la ciencia. (Nota aparte, anotaría este cuento en una lista de obras cli-fi, climate fiction).

Tenochtitlan
Canales de Tenochtitlan

Esos son solo dos ejemplos de los usos de la Ciudad de México en la historia. Aparece en muchos otros cuentos: desde menciones a lugares concretos que significan algo o elementos que hemos vivido en a ciudad (los mercados, el tráfico, la vida apabullante). Es una propuesta interesante como escenario y nos recuerda que el sur global y América Latina también es escenario de ciencia ficción. No soy muy partidaria de pedirles a los autores que escriban siempre sobre su identidad o los lugares que conocen (como una exigencia de, porque somos autores nacidos en contextos del sur global, tenemos que escribir siempre nuestras historias enmarcadas en sus escenarios), cuando el contexto en el que escribimos no se desprende ni cuando escribimos de otros planetas o de mundos inventados. Ahí está Liliana Colanzi con marte en Nuestro mundo muerto, Verónica Murguía con Broncelandia en El fuego verde, Liliana Bodoc en La saga de los confines. Puedo apreciar todas esas capas en su prosa que les da el ser mujeres latinoamericanas en distintos contextos y también apreciar que muchas veces se habla de temas que nos atañen a todos, estemos donde estemos.

Se tiende a pensar que la ciencia ficción universal es aquella que escribieron hombres blancos en otros nortes. Es un prejuicio que inunda creo que a todos los géneros del mundo. Las mujeres escriben para las mujeres solamente, el colectivo LGBT+ para el colectivo LGBT+, las personas de Latinoamerica para las personas de Latinoamérica. Es un prejuicio medio estúpido, pero está super arraigado, incluso hasta donde no nos damos cuenta. No nos imaginamos que la gente de las europas lea el cuento de Chapela titulado La persona que busca no está disponible, aunque el tema de los ancianos que desean una muerte digna no es algo exclusivo de México y de su sistema de salud (al que más o menos retrata), sino que es universal y podría comprenderlo cualquier persona en cualquier parte del mundo. Sí, la ciencia ficción de Andrea Chapela podrá ser latinoamericana, mexicana, chilanga, pero también es universal

Que la ciencia ficción sea más científica

Muchas veces tendemos a dividir los géneros imaginativos, en un intento de entenderlos en mucha categorías taxonómicas. Sirve para entender quizá algunas diferencias o distintas aproximaciones, sí, pero hay quien se clava demasiado en ellas. Baja fantasía vs alta fantasía. Ciencia ficción dura vs ciencia ficción suave. Y entre toda la taxonomía: los prejuicios. "La alta fantasía es la buena", "sólo la ciencia ficción dura es seria". Muchos quieren un cuento lleno de datos científicos, más que de sentimientos humanos. Y miren, que cada quien pida lo que quiera, pero hay que entender que estamo leyendo literatura y no un manual de uso o un informe científico. Por más datos duros que nos dé un texto, debe haber algo que nos haga sentir, una conexión con quienes somos, una patita con la realidad a través de nuestros sentimientos y nuestras pasiones. 

Andrea Chapela

Incluso Asimov lo hace, por favor

Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio lleva en su título varios aparatos creados por el género que sirven para la comunicación entre distintas criaturas. La palabra ansible fue acuñada por Ursula K. LeGuin en  El mundo de Rocannon, por ejemplo. Todos los cuentos, de alguna manera, lidian con la comunicación entre las personas. Todos. Con comunicar sentimientos, con asirse a alguien en medio de un mundo solitario y desolado, con buscar conexiones, con crear escenarios de relaciones hipotéticas (por ejemplo Calculando, Recalcuando, donde la protagonista hace uso de un algoritmo basado en IA para decidir si quiere o no continuar con una cita).

Ursula K. LeGuin
Ursula K. LeGuin

Para mí uno de los grandes valores del libro es explorar esa comunicación y como la tecnología que propone Andrea Chapela lo limita o lo ayuda. Conectarse desde planetas lejanos, desde otros lados del mundo, compartir cada momento de tu vida, cambiar tus memorias, insertar sentimientos que antes no estaban (como ocurre en Ahora lo sientes, un cuento que no me gusta especialmente, pero cuyo planteamiento es muy interesante). Se me hizo muy curioso revisar comentarios del libro y encontrar a quien deseaba que fuera más ciéntifico, más serio, mencionando "la seriedad debida", diciendo que un cuento era "solo una historia de una ruptura", "solo un romance entre dos adolescentes. ¿Es que, acaso, para que la ciencia ficción sea válida, tiene que hablar de datos duros científicos y no sobre relaciones, despechos y sentimientos? ¿Cómo es eso o qué? (si intentan adivinar el género de a quién le leí eso, no se van a sorprender). 

Se olvida que por más científica o menos científica que sea (cuál es la escala, por dios, quién hace el cientificómetro), la ciencia ficción es humana.

A través del ansible (conclusiones)

Finalmente, quiero decir que sí les recomiendo el libro. No todos los cuentos fueron de mi total agrado, es cierto, pero también reconozco que la mayoría de ellos tienen propuestas interesantes que a ustedes les pueden gustar más que a mí (o menos, pero ese es el arriesgue). Léanlo y no olviden nunca que la ciencia ficción es humana también y es literatura. Especular el futuro es un ejercicio muy interesante (hace mucho que no escribo del género porque prefiero la fantasía personalmente para escribir, pero de todos modos). 

Espero seguir leyendo a Andrea Chapela en el futuro. Me dejó con ganas de seguir explorando sus cuentos, definitivamente. Creo que se lo estamparé en la cara a quien me diga que en México no se hace buena ciencia ficción. Propuestas hay; creer a estas alturas que los géneros imaginativos sólo surgen en otros lugares y no en el país es necio. ¿Son géneros que necesitan apoyo? Sí, son constantemente despreaciados. Pero al menos la ciencia ficción empieza a hacerse un lugar.

Este libro está editado por Almadía. Yo lo leí en bookmate en su edición digital (nota aparte, esa edición digital es muy cara en Amazon, ¿vuela o qué chingados?, ¿se lee sola? Pregunta seria). El libro también está disponible en scribd y si quieren 60 días gratis para leerlo denle a este link.

jueves, 12 de noviembre de 2020

This Is How You Lose the Time War, Amal El-Mohtar & Max Gladstone | Reseña

Sinopsis: Among the ashes of a dying world, an agent of the Commandant finds a letter. It reads: Burn before reading. Thus begins an unlikely correspondence between two rival agents hellbent on securing the best possible future for their warring factions. Now, what began as a taunt, a battlefield boast, grows into something more. Something epic. Something romantic. Something that could change the past and the future. Except the discovery of their bond would mean death for each of them. There's still a war going on, after all. And someone has to win that war.

(Si alguien necesita traducción de la sinopsis, pídala en los comentarios).

Words can wound—but they're bridges, too.

Creo que este año he tenido muy buenas lecturas en lo que respecta a la literatura de la imaginación: la ciencia ficción, la fantasía y el terror (sobre todo las dos primeras). No han sido mis únicas lecturas porque se sabe que soy un todo terreno que lee de todo y al que le gusta experimentar de todo, pero definitivamente han tenido cierta prioridad este año. Especialmente porque estoy en una búsqueda de referentes y porque estoy haciendo muchos proyectos que involucran estos géneros, así que considero muy importante leerlos. 

This is How You Lose the Time War es un libro corto, escrito a cuatro manos entre la escritora Amal El-Mohtar y el escritor Max Gladstone. Amal es una escritora canadiense de ficción especulativa (según la wikipedia, a mi no me encanta el término, pero creo que al hablar de ciencia ficción es muy adecuado) y Max Gladstone es un escritor americano. Cuando yo empecé a leer el libro no sabía por qué el nombre de Amal me sonaba tanto y luego me di cuenta que en Infiltradas (ese libro donde publiqué) se había publicado una traducción de su discurso en la Wiscon de 2017 (con traducción de Cristina Jurado). Ya no se consigue el libro, lo cual es una lástima (pero mi ensayo sí, momento descarado de autopromoción). Total, que ya conocía a Amal y ni siquiera lo sabía (a Max Gladstone no porque no oculto que a los hombres los leo mucho más lento).

Amal El-Mohtar

La agentes Red y Blue (ambas mujeres) viajan a través del tiempo en el libro, cada una peleando para su propia facción, mientras se dejan mensajes secretos y eventualmente, empiezan a enamorarse. La idea de historias narradas de esa manera, en las que los protagonistas pueden viajar en el tiempo es una de las cosas que más me gustan de la ciencia ficción. Una de mis novelas favoritas de romance es justamente La mujer del viajero en el tiempo, que aborda las aventuras de Henry, el viajero en el tiempo y a su mujer, Claire, que lo conoce desde siempre (debido a sus viajes) y está siempre esperándolo o preguntándose en qué época andará. El libro es de la norteamericana Audrey Nieffenegger y no lo he visto catalogado como ciencia ficción casi nunca (aunque para mí no hay duda de que lo es), sino más bien como romance (un genero más mainstream pero también estigmatizado si quienes lo abordan son autoras). También, en mi opinión, el gran acierto de Moffat como showrunner de Doctor Who (y como guionista) fue la historia del Doctor y River Song. Me quejo de muchísimas cosas de su tiempo en la serie, pero para mí sus mejores episodios son justamente aquellos en los que introduce a River Song, todavía cuando David Tennant era el Doctor y el especial de Navidad de Capaldi, The Husbands of River Song (y otros momentos). La idea de dos amantes que viajan en el tiempo y no se encuentran nunca en orden me parecía maravillosa para explorarla. Ya me fui un poco por las ramas, pero creo que toda esta verborrea aborda por qué la trama del libro de Amal y Max me encantó.

Max Gladstone

Las cartas de Red y Blue son maravillosas. Sus referencias, sus juegos, sus anhelos y deseos. Leí este libro con una amiga y lo primero que pudimos comentar sobre las cartas es que eran "intensas". Luego ya le di más vueltas al asunto y encontré otras mil razones por las que me gustaron. Un detalle sobre el libro es que todas las cartas que escribe Red fueron enteramente escritas por Max Gladstone, mientras que las de Blue fueron escritas por Amal El-Mohtar. Aunque ambos escritores tenían la estructura general de la historia, las reacciones de sus personajes a las cartas tenían un elemento genuino de sorpresa al recibirlas. También, la manera de entregar las cartas es algo que me pareció maravilloso. Mi carta favorita es, sin duda, una escrita en los anillos del tronco de un árbol, aunque también me encanta una de las últimas (la manzana) y esa que está en la lava de un volcán. Escribiendo de fantasía y ciencia ficción me parece majestuoso aprovechar que no existen los límites en la imaginación. Repito eso como merolico pero a veces parece que no entra. 

Red y Blue hablan sobre el hambre (no sólo de comida, sino de todo), cosa que me recordó mucho a la Biografía del hambre de Amélie Nothomb (algún día le haré su reseña, prometido), pero también a mi sed infinita al leer y beberme todas las letras en la página. Es posible enamorarse de alguien al leerlo y no solo eso, la escritura es constantemente una conversación (muchas veces con un interlocutor invisible) y las protagonistas de este libro lo recuerdan una y otra y otra vez a lo largo de la historia. 

Sometimes when you write, you say things I stopped myself from saying. [...] I wanted to say, words hurt, but metaphors go between, like bridges, and words are like stone to build bridges, hewn from the earth in agony but making a new thing, a shared thing, a thing that is ore than one Shift.
But I didn't, and you spoke of wounds.

El libro aborda mucho el lenguaje y miles de maneras de decir las cosas. Blue y Red buscan todo lo rojo, todo lo azul, juegan con las palabras para referirse a la otra, hablan y se explican anhelos usando sólo la palabra escrita. Son enemigas persiguiéndose en el tiempo, pero también son la interlocutora más íntima de la otra. De repente entre las reseñas me encontraba algunas que me frustraban porque decían que la historia era confusa o que sólo eran palabras bonitas; por supuesto, cada lector tiene derecho a tener la opinión que quiera y a que no le guste un libro (¡faltaría más!), pero de repente me frustra en lo más hondo de mi ser esta búsqueda de los libros sean fáciles o sencillos. This Is How You Lose the Time War es un libro que exige tu atención para leerlo, pero no es un libro que tengas que entender en todo momento. El mismo libro te va contando sobre Red y Blue, poco a poco, pero no lo da todo mascado (¿de dónde salió esta obsesión por recibirlo todo mascadito, a ver?). Así que sí, les diré que a pesar de que es corto, exige de la atención de uno pero realmente vale la pena dársela.

Max Gladstone y Amal El-Mohtar construyeron un mundo muy especial con sus palabras.También me gusta que las personajas, inicialmente enemigas, vayan poco a poco intercambiando pareceres dándose cuenta de que no son tan diferentes. A veces, en la ciencia ficción, hay muchos hombres escribiendo de muchas armas y mucha guerra, mucha violencia en naves espaciales o mundos distópicos y... no es que haya nada de malo, al final cada quien escribe de lo que quiere, pero me llama la atención que se escriba desde tanto amor a la guerra (tan terrible en la realidad, como bien señala Verónica Murguía en El fuego verde: las batallas de los poetas no se parecen a las batallas de la realidad). Rechazar la guerra por el amor y el cuidado me parece una idea que pocas veces exploramos y ver a dos personajes que no conocen otra cosa más que esa guerra que están peleando y van desarrollándose desde allí me pareció muy interesante.

I would have fought you forever. I would have wrestled you through time. I would have turned you, and been turned. I would do anything. I have done so much, and would have done as much again, and more. And yet here I am, a fool, writing you one last time, and here you are, a fool, reading me. We're one, at least, in folly. 

¿Les recomiendo este libro? Por supuesto. Si les gusta el romance y la ciencia ficción, desde luego. Si les gustan las novelas epistolares, también. Si les gusta ver como los escritores mueven y deshacer el lenguaje a su antojo. Si les gustan los romances entre mujeres (y esta es una perfecta muestra de que todos los romances LGBT tienen mucho más lugar en el mundo que sólo ser relegados al coming of age y a salir del clóset sin darle oportunidad a otro tipo de historias), también recomiendo con toda violencia. Si les gustan los viajeros en el tiempo, otra más. Espero que en algún momento este pedazo de novela sea traducida al español (los traductores tendrán un gran trabajo frente a ellos) porque me encantaría recomendarla y que fuera mucho más accesible para todos los que me leen..., pero por lo mientras aquí estamos, esperando pacientemente.

Cuando vean aparecer a este libro entre mis mejores lecturas del año, no se extrañen.

viernes, 4 de septiembre de 2020

La rueda celeste, Ursula K. LeGuin | Reseña

Sinopsis: En un futuro castigado por la violencia y las catástrofes medioambientales, George Orr descubre que sus sueños tienen la capacidad de alterar la realidad. George buscará la ayuda del doctor William Haber, un psiquiatra que no dudará en aprovecharse de su poder. Cuando el doctor Haber empiece a manipular sus sueños en beneficio propio George deberá luchar para proteger la realidad.
La rueda celeste es una novela siniestramente profética en la que Ursula K. Le Guin aborda de forma magistral los peligros del poder absoluto y la capacidad de autodestrucción del ser humano, a la vez que se cuestiona la naturaleza de la propia realidad.

LeGuin siempre ha sido una autora eternamente pendiente en mis listas. No porque no la lea (que lo hago) sino porque su obra es extensísima e increíble y de repente no sé a donde moverme. Admiro mucho a esta escritora (se nota, se nota) y fue de las primeras mujeres que leí dentro del territorio de la ciencia ficción (aunque, por supuesto, también la conozco en fantasía). Me maravilla su sensibilidad y sus aproximaciones a estos temas. 

Pues bueno, yo no me hubiera topado con La rueda celeste tan pronto si no hubiera salido como libro elegido en un Club de lectura supersecreto (okey, no, sólo es cerrado). Sin embargo, desde que leí la sinopsis supe que era un libro que me iba a gustar o que, al menos iba a apreciar mucho. Ya les conté en mi anterior reseña de Ursula, la del El nombre del mundo es bosque, mucho tiempo estuve peleada con escribir cosas que tuvieran relación con los sueños, lo onírico y ese mundo al que vamos al dormir. No tenía problema en leerlo, sólo era algo que me trababa al escribir; vamos, un asunto al que no tenía ni idea de cómo aproximarme (por culpa de señoros de la literatura realista diciendo en libros de consejos de cómo escribir libros que mi pobre ser agarró a los catorce años que decían que no había que escribir sueños, que no servía de nada). El caso es que, con Úrsula, al menos en la gran mayoría de los libros suyos que he leído, los sueños son algo importatísimo, vital. En este son el centro de la historia.

George Orr sueña y lo que sueña se vuelve realidad. Quiere dejar de hacerlo: le tiene miedo a sus sueños. No puede controlarlos y quién sabe qué podría ocurrir si le da vida a todas sus pesadillas. El doctor Haber, médico que le es asignado después de que acceda a medicamentos a los que no debería haber accedido, es de la opinión que los sueños de Orr pueden ser usados para el bien de la humanidad, así que, tal y como dice la sinopsis, empieza a intentar manipularlos a su antojo. Sólo que se olvida de algo muy importante: la imaginación de Orr.

La imaginación es, probablemente, una de las cosas que tienen más poder dentro de toda la ficción especulativa. Es la fuerza que mueve todas estas historias (si quieren, uno de sus pilares, jé). Ya ocurría en La historia interminable, en la que el mayor poder de Bastián Baltasar Bux era justamente eso: ¡la imaginación! Para salvar a la emperatriz infantil y a toda Fantasia, usó ese enorme poder. En la palabra escrita, la imaginación mueve fronteras. Lo mismo ocurre dentro de los sueños de Ursula: el único límite que existe es ese.

Entonces, volvamos al doctor Haber. Viendo el tremendo poder que tiene Orr, que más bien lo que quiere es que lo dejen en paz con el mundo que tiene (que hay cosas qué hacer, lugares donde estar y cosas que no cambiar), empieza a aprovecharse de sus sueños para mejorar la realidad. Eso lleva a cuestionarnos qué es mejorarla y por qué Haber puede decidirlo por sí mismo. ¿Quién le dio esa clase de poder de actuar individualmente? ¡Porque muy pronto queda claro que los sueños de Orr no ocurren exactamente como el los planea! Especialmente si las directrices que le da cuando usa la hipnosis sin vagas y, en el mejor de los casos, utópicas.

Hay dos partes ahí que me llaman mucho la atención: cuando, aprovechándose del estrés que causa a Orr el exceso de gente en todas partes le propone a sus sueños "arreglar" la sobrepoblación y Orr sueña con la peste. Y, después, cuando le pide que sueñe con la paz, pues esa tierra en la que viven está golpeada por la guerra. Esa parte me recordó mucho a lo que ocurre con muchas otras obras de ciencia ficción en la que la única manera que se les ocurre a los autores de conseguir que todo el mundo esté en paz es crear una amenaza más grande... o historias donde el mundo ya está en paz porque hay una amenaza más grande. (Como Watchmen, por ejemplo..., incluso El juego de Ender). ¿De verdad imaginar un mundo sin guerra (algo que hoy definitivamente es utópico) es tan imposible que siempre tendemos a imaginar que hay una guerra más grande que nos obliga a trabajar en conjunto? Porque a eso me recuerda esa parte de la novela: Orr nunca cumple al pie de la letra las indicaciones de Haber porque estás son demasiado vagas y él rellena con su imaginación.

Pero usted manera algo que se escapa a la razón. Intenta alcanzar objetivos progresistas, humanitarios, por medio de una herramienta que no es adecuada para el trabajo. ¿Quién tiene sueños humanitarios?

Me gusta mucho la manera en la que Ursula se aproxima a lo que puebla los sueños: todas esas cosas inverosímiles que se vuelven posibles en otro mundo totalmente distintos. Además, me gusta ese desbaratar constante de la realidad que vive Orr y los que están a su alrededor. Lo que existía ayer quizá nunca existió porque Orr soñó que las cosas fueron distintas. Y uno pensaría que algo así puede ser confuso, pero Ursula K. LeGuin nunca lo es; es un detalle que me encanta de su narración, su habilidad para hacer parecer sencillas cosas tan complejas, como el desdoblar la realidad una vez por cada sueño y traer los sueños al mundo. Su prosa es muy bonita y quien sea que haya traducido este libro la verdad es que hizo un gran trabajo. 

—Me hago pedazos —dijo—. Ya se habrá dado cuenta. Usted es psiquiatra. ¿No ve que me hago pedazos? ¡Alienígenas del espacio exterior atacando la Tierra! Mire, si me pide otra vez que sueñe, ¿qué obtendrá? Quizá un mundo totalmente absurdo, fruto de un demente. Monstruos, fantasmas, brujas, dragones, transformaciones, todo lo que llevamos dentro, todos los horrores de cuando éramos pequeños, los terrores nocturnos, las pesadillas.

Como conclusión, no me queda más que recomendarles este libro. Si su área de interés es la ficción especulativa, definitivamente es uno que les pondría encima, especialmente para demostrar que la ciencia ficción o la fantasía que desdeña la imaginación, aunque de ahí parte, se queda terriblemente limitada. ¡Es nuestro poder! ¡Especialmente para aquellos que escribimos! Ursula K. LeGuin es además muy sensible a todo lo humano (el querer cambiarlo todo, el querer vivir en tranquilidad, el miedo, la incertidumbre) y eso sólo hace de este libro una obra impresionante. Definitivamente: recomendado. (Por cierto, por si les interesa: lo edita Minotauro).