Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain

jueves, 8 de marzo de 2018

Las mujeres llevan sobre su espalda la mitad del cielo y deben conquistarla

Siempre, cada 8 de marzo, publico algo especial y personal. A veces no tan personal, porque he escrito del origen del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, pero siempre tiene que ver con la lucha de las mujeres. De hecho, hace dos días estaba escribiendo a entrada para publicar antes, pero la verdad es que no me salía nada y dije que ya el mero día seguro se me ocurría algo. Se me ocurren muchas cosas. Las marchas de mujeres que le gritan al patriarcado siempre me hacen sentir acompañada y entendida, me hacen sentir que no soy la única que le está gritando a la nube. Total, entonces, les quiero contar un poco de este día.


Libros b4 Tipos, mi colectivo feminista, que pueden encontrar en facebook, twitter, instagram y hasta en goodreads, convocó a un contingente. Nos animamos a hacerlo para crear un espacio en el que muchas otras mujeres pudieran marchar y porque, ante todo, queremos sacar el colectivo a las calles y vamos de a poco, pero vamos. Se convocó a un contingente mixto, hicimos carteles con frases de escritoras que hablaran de la cuestión de la mujer. Hicimos una pancarta con una frase de Rosario Castellanos, una de las autoras que ya leímos en nuestra trayectoria de club de lectura y pues marchamos.

Les quiero contar varias cosas, pero bueno, vamos por partes. Éramos un contingente super plural, creo, por lo que alcancé a ver (la mayor parte del tiempo fui al frente). Literal no sé de cuantas corrientes feministas se nos unieron mujeres. La pluralidad me gusta, sobre todo porque frente a frente es mucho más fácil contrastar que tan diferente o que tan parecida eres a la otra y debatir todas las diferencias de ideología que existan. También había algunos hombres (pocos, realmente creo que me fijé sólo en uno), porque se convocó a contingente mixto por nuestros acuerdos. Me da gusto ver que parte del trabajo colectivo que me dedico a hacer llegue a las marchas y a la lucha de la calle lentamente, pero que llegue.

Haciendo los carteles, yo estoy en la orillita derecha.
Me da gusto porque para mí la liberación colectiva es lo más importante del mundo. No quiero ser libre yo sola, quiero que lo sean todas las mujeres. Quiero que mi trabajo llegue, cada día, poco a poco, a más mujeres de distintos ámbitos y en distintos lugares. Quiero que todo lo que hago por la emancipación de la mujer, por la difusión de la teoría feminista (y la de la mujer dentro del marxismo y todas las lecturas que pongo), por la difusión del trabajo intelectual de las mujeres, que se hace a diario, por... todo lo que trabajo, llegue más lejos. Y no sólo lo que yo hago como individuo, sino todo lo que hago por el trabajo del colectivo, para que Libros b4 Tipos sea algo más grande, algo que llegue a muchísimas mujeres en el mundo. En fin, eso me da gusto.

Les voy a contar sobre mi cartel. De hecho, quería poner una frase de Kollontai, porque Alexandra Kollontai es mi remedio para el dolor, la depresión, la tristeza y el desánimo, pero no encontré ninguna lo suficientemente corta como para que me cupiera en media cartulina que me gustara. También quería poner el significado de ser mujer de Broyelle, pero era demasiado largo, así que finalmente puse una frase que representa gran parte del movimiento de liberación de las mujeres chinas durante la revolución y que aparece en un libro que estoy leyendo, La mitad del cielo, de Claudie Broyelle. La frase se le atribuye en diversas versiones a Mao, la que yo utilicé es exactamente la que aparece en el libro. "Las mujeres llevan sobre sus espaldas la mitad del cielo y deben conquistarla", es la frase exacta, aquí les dejo la imagen de mi cartel.


Como conclusión, en la marcha gritamos muchos, nos sentimos acompañadas. La lucha feminista y por la liberación de la mujer, es larga, ardua y estresante; pero en colectivo siempre es mejor que sola. El colectivo acompaña, los grupos de mujeres se entienden, pueden hablar de sus problemáticas. La lucha feminista no es sólo el 8 de marzo, ni sólo el 25 de noviembre, ni sólo el día que se convoca a movilización, la lucha feminista y por todas las mujeres es todos los días. Sin embargo, cada 8 de marzo me puedo dar el lujo en voltear atrás y pensar que he logrado algunas cosas con un colectivo que amo y que algún día sean una pequeña parte de toda una lucha constante por la liberación de las mujeres. Aquí abajo les dejo más fotos del contingente y de los carteles que se vieron. Tengo pocas aún, pero las iré actualizando con el transcurso de los días.

La foto me la tomó mi mamá, que me acompañó a marchar.


Cartel que hizo Raquel

martes, 6 de marzo de 2018

Viento del este, viento del oeste, Pearl S. Buck | #WomenPNL

Sinopsis: Pearl S. Buck ha sabido describir en sus libros el punto justo en que se encuentran las civilizaciones oriental y occidental. Al trazarnos el retrato de una familia distinguida, apegada a tradiciones antiquísimas, nos muestra los conflictos que, de manera inevitable, surgen entre padres e hijos cuando las ideas occidentales penetran en los baluartes de la cultura china. En esta magnífica obra se amalgaman así el interés temático y la precisa definición de los caracteres y los personajes.
 
Antes de empezar con la reseña propiamente dicha, les voy a recordar que este 2018 estoy participando en el proyecto #WomenPNL, leer a todas las mujeres que han ganado el premio Nobel de Literatura. Lo organiza Diana del blog Todo mi ser y pueden unirse aunque ya hayan comenzado las lecturas. En marzo tocaba Pearl S. Buck (+ Grazia Deddeda, porque yo empecé el reto después) y escogí este libro porque es de sus primeros libros. Voy a serguir leyendo a Pearl S. Buck este año, entonces empezar por aquí parecía una buena idea para ir viendo la evolución de la autora. Les voy a contar un poquitín sobre ella para que la conozcan de a rápido y luego vamos a pasar a la reseña.

Pearl S. Buck nació en los Estados Unidos, pero pasó gran parte de su vida en China, donde fue llevada por sus padres misioneros. Yo tengo strong opinions sobre los misioneros (realmente fuertes, no me gustan, me parece una manera de colonización pacífica que de todos modos acaba arrancando partes de la cultura china), pero bueno, no diré nada de momento porque, esto es una reseña, no un artículo de por qué considero que los misioneros no sirven de mucho, dañan culturas porque quieren salvarlas, se sienten superiores por andar salvando gente e ignoran lo que la gente necesita (puros white saviors). Pearl vivió más o menos durante cuarenta años en China (no de un tirón, sino acumulados a lo largo de su vida) y gran parte de sus novelas y escritos hablan sobre mujeres y cutura china

Ahora sí, vamos a pasar a hablar del libro un poco más. Viento del este, viento del oeste es una novela narrada en primera persona por una mujer china. Ya había tenido experiencias leyendo este tipo de novelas testimoniales leyendo a Amy Tan, que se caracteriza por escribir historias de generaciones de mujeres chinas, basándose principalmente en su madre y su relación conflictiva con ella. No estoy mencionando a Amy Tan de manera gratuita, sino que quería hacer un contraste entre las mujeres de Amy Tan y la mujer que narra esta novela, porque a pesar de que son muy parecidas, hay cosas muy diferentes. Las de Amy Tan siempre son aguerridas, aunque sean tímidas o a simple vista sean pasivas, mientras que la protagonista de esta novela se caracteriza precisamente por su modo de ser pasivo ante los otros y hacer oír su voz demasiado poco. No dejo de preguntarme hasta que punto en esta novela se ve reflejada la manera en la que Pearl S. Buck ve a las mujeres chinas (después de todo, es hija de misioneros) como en las novelas de Amy Tan está reflejada cómo ve a las mujeres como su madre (les recomiendo que revisen la reseña de La esposa del dios del fuego). ¿Representamos a los personajes tal cómo los vemos? Ahí va el siguiente punto de esta reseña.


Aunque la novela me gustó mucho por su retrato a la cultura China y el choque con la cultura occidental, hay una parte de la novela que no deja de sonarme escrita desde el colonialismo puro. Siento que hay un cierto paternalismo que a veces no se nota demasiado, pero sale a relucir siempre que se habla de las ventajas de la cultura occidental, es un colonialismo tremendo. Aquí entra un debate que nos puede dar para hablar horas: ¿se vale mantener las tradiciones, por ser tradiciones, aunque sean dañinas para un sector de la población? Es un tema que se aborda desde la perspectiva latinoamericana en la compilación Feminismos y Poscolonialidad, donde se abordan precisamente costumbres y tradiciones con raíces patriarcales. Por supuesto que no toda tradición y costumbre de todas las civilizaciones del planeta tiene raíces patriarcales, pero muchas sí (el patriarcado no es occidental, si lo fuera, no cargaríamos un chingo de tradiciones no occidentales con raíces patriarcales en la vida); en el caso de china, lo más obvio de todo entre ese cúmulo de tradiciones que el mundo occidental fue a sustituir, son los pies vendados de las mujeres. El tema se aborda en la novela, por supuesto; la protagonista tiene los pies vendados, como manda la tradición, puesto que los pies más pequeños son venerados como más hermosos. Sin embargo, su marido, un hombre educado en Estados Unidos, encuentra esta tradición abominable/bárbara/lo que ustedes quieran. Y se lo dice. 
 
Sin embargo, creo que todos esos temas no están tratados como deberían estar tratados en la novela (de nuevo, siento que lo que los invade es un punto de vista sumamente colonial). De repente, siento que el mundo occidental se apresura demasiado a salvar a las mujeres de otros lados del mundo, pero a salvarlas porque sí, tratándolas como seres inferiores que no entienden que han sido víctimas de violencia durante toda su vida por ser mujeres (cuando eso es, en su mayor parte, mentira). Y nuestra protagonista es tratada justamente de esta manera. Aunque la historia me gusta, porque representa de manera muy clara y obvia el choque de dos culturas que no se llevan nada bien y en la que una adopta la clara supremacía (ah, el bello imperialismo occidental) y todo lo que se pierde y queda atrás al hacer una fusión. 
 

El marido de nuestra protagonista decide cortar prácticamente de tajo con todas las tradiciones antiguas, que le parecen atrasadas y medievales. Gracias a él, su esposa decide quitarse las vendas de los pies, aunque su instinto se rebela contra ello (recordemos que ha sido educada precisamente para creer que los hombres valoran los pies pequeños y que, además, un hombre nunca le debe ver los pies desnudos a una mujer); estamos viendo a una mujer que toda su vida ha sido educada para servir a los hombres. Sin embargo, hay otras cosas del libro que me dolieron. Los ritos para pedir por la salud de los niños se pierden y, aunque la medicina (occidental), que practica el marido de nuestra protagonista, es obviamente benéfica para la población, siempre podemos ver el rechazo hacia ella, precisamene porque nadie nunca le explica a nadie por qué es benéfico, por qué es diferente; en cambio, lo único que obtenemos es una actitud evangelizadora (muy propia de los misioneros) que causa rechazo, aboga por la supremacía de una cultura sobre otra (cuando la civilización occidental no es nada sin, precisamente, oriente) y da muy poco espacio al diálogo. La novela, al menos de manera indirecta (dudo que Pearl S. Buck lo haya hecho adrede), es perfecta para retrarar esa manera de colonialismo
 
 
Pasando a otra cosa mariposa, quiero hablar de por qué me gustó la novela. ¿Saben por qué? ¿Se atreven a imaginar? Bueno, precisamente me gusta porque retrata a distintas generaciones de mujeres en China y porque nos muestra a mujeres de distintas clases sociales. No tenemos un rango muy amplio de representación femenil (aunque esta rebasa a la masculina por mucho, he de decir), puesto que nuestra protagonista no tiene demasiadas relaciones ni ejemplos de los que valerse. Conocemos a su madre, una mujer criada con los valores tradicionales, que educó a sus hijos en los mismos valores que la educaron a ella y que al parecer tuvo una relación de más o menos respeto mutuo con su marido. Conocemos, también, a las concubinas de su padre, mujeres de estratos sociales más bajos, cuyos hijos no tienen derecho a la misma herencia y a las mismas atenciones que los de la primera esposa/primera dama de la casa y que le deben obediencia, no sólo a los hombres que "las compraron" (bueno, en realidad, que se unieron a ellas pagando una dote a sus familias para tomarlas como concubinas), sino también a la señora de la casa, que se encarga del orden doméstico. Las historias de las concubinas son a menudo tristes, puesto que una vez que pierden su belleza o su marido se fija en otra mujer, pierden todo poder que puedan haber tenido alguna vez, mientras que las primeras esposas mantienen, al menos, su poder dentro del orden doméstico.
 

También, por supuesto, vemos un poco a la suegra de nuestra protagonista, con la que tiene una relación un poco tirante (pues las tradiciones chinas dictaban que la nuera se encargaba de servir a su suegra, cosa que el marido de la protagonista no quiere que ocurra, puesto que él desea, dentro de lo posible, ver a su esposa como su amiga y su igual) y la esposa norteamericana de su hermano. Las mujeres son, más que nada, el motor que mueve a esta novela y eso me encanta.  

Les recomiendo la novela, es interesante, no es muy larga y les puede encantar si les gustan las novelas ambientadas en Asia, además de que me parece una buena manera de conocer a Pearl S. Buck, esta escritora súmamente prolífica que ganó el premio Nobel.

domingo, 4 de marzo de 2018

Nuevo boom femenino latinoamericano en Bookmate | Mini reseñas

Yo es que soy una máquina para recomendar bookmate, es una aplicación que me encanta por lo amplio de su catálogo y que les recomiendo a todos (nada más porque tiene libros increíbles que de otro modo no podría conseguir). Hoy traigo puros libros de mujeres, como es mi costumbre y porque, además, estamos en marzo. Eso significa que todo lo que no esté escrito por una mujer o tenga que ver directamente con la cuestión de la mujer, se va a esperar, de menos, hasta abril. Aquí, en este blog, marzo es el mes de la mujer todos los años, así que se van a hartar de ver como reseño libros de mujeres por aquí. 

Este mes traigo a escritoras latinoamericanas y, no sólo eso, traigo a escritoras enmarcadas dentro de un fenómeno llamado y conocido como "El nuevo boom latinoamericano femenino". Esto no me lo acabo de inventar yo (y porque si me lo hubiera inventado yo, hubiera omitido el femenino y lo hubiera cambiado por algo como de escritoras, o escritoras en el nuevo boom latinoamericano, o yo que sé, porque sólo lo femenino necesita distinguirse de lo masculino, lo masculino simplemente es). La primera idea de que el boom latinoamericano también es de las mujeres la vi yo en El País, que hablaba de una nueva generación de escritoras de toda América Latina que se está abriendo paso en la literatura. Pueden conocer a varias autoras aquí: El otro "boom latinoamericano" es femenino. Hoy traigo tres reseñas de autoras mencionadas dentro de este fenómeno, con libros que pueden encontrar fácilmente en Bookmate. 

¿Qué es Bookmate? Si todavía no saben, es una aplicación rusa que es maravillosa porque es como el Netflix de los libros. Altamente recomendable por mí, porque ahí he leído muchos libros y, además, tiene un gran catálogo de libros gratuitos. Los animo a probar la app, de verdad es que no se van a arrepentir. Ahora sí, vamos por las reseñas.

Siete casas vacías, Samanta Schewblin


Sinopsis: Las casas son siete, y están vacías. La narradora, según Rodrigo Fresán, es «una científica cuerda contemplando locos, o gente que está pensando seriamente en volverse loca». Y la cordura, como siempre, es superficial.
Samanta Schweblin nos arrastra hacia Siete casas vacías y, en torno a ellas, empuja a sus personajes a explorar terrores cotidianos, a diseccionar los miedos propios y ajenos, y a poner sobre la mesa los prejuicios de quienes, entre el extrañamiento y una «normalidad» enrarecida, contemplan a los demás y se contemplan.
La prosa afilada y precisa de Schweblin, su capacidad para crear atmósferas densas e inquietantes, y la estremecedora gama de sensaciones que recorren sus cuentos han hecho a este libro merecedor del IV Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero. 

El primero es también mi favorito de los libros que les traigo este día. No es por nada, pero Samanta Schewblin me encantó y ya quiero leer otros libros de ella. Los cuentos de este libro son siete y aunque reconozco que son un poco irregulares, me encantaron. Mi favorito es también el más largo porque ahí es donde se ve más obvio que Samanta está jugando con sus lectores a su antojo y de que lo hace perfectamente bien. Los narradores del libro son narradores en los que uno no puede ni debe confiar (esto es una advertencia) y que van contando las cosas a su antojo, como las perciben y como les conviene a ellos.


No es de extrañar que este libro sea mi favorito de los tres cuando este tipo de recursos literarios (los narradores no fiables) me fascinan y me encanta explotarlos. El cuento donde más que nunca uno sabe que no se debe fiar del narrador pero no sabe por qué (es como una intuición) es mi favorito, La respiración cavernaria; los personajes hacen cosas que no entendemos, hacen alusión a hechos que nunca prescenciamos, pero que allí están, cubriendo su pasado, y nadie hace bien en contarnos. Creo que durante todo el cuento hice mil y una teorías sobre lo que estaba pasando, a pesar de que no es un cuento de suspenso, no estaba leyendo un thriller donde hay que atrapar a un criminal.

No sé con que más palabras recomendarles el libro de Samantha Schewblin (una de las autoras que, curiosamente, me había propuesto leer este en el Booktag del maratón Guadalupe Reinas), porque la verdad es que me sorprendió bastante y me dejó a la expectativa de otras obras suyas. Como siempre, los cuentos son una excelente herramienta para conocer a un autor. Uno se hace de una primera impresión que lo lleva a decidir si quiere seguir o no quiere seguir leyendo. Por lo pronto, yo sólo les recomiendo a Samanta Schewblin y espero que, después de este libro, sigan leyéndola. El libro lo encuentran en este link.

El matrimonio de los peces rojos, Guadalupe Nettel


Sinopsis: En estas cinco narraciones intensas y de atmósfera delicada, Guadalupe Nettel nos propone un cruce de caminos entre el mundo animal y el universo humano para hablar de temas tan naturales como la ferocidad de la vida en pareja, la maternidad –cuando es deseada y cuando no lo es–, las crisis existenciales de la adolescencia o los lazos inimaginables que pueden establecerse entre dos enamorados. Su mirada proyecta lo subterráneo y lo secreto de sus personajes, lo anómalo, lo inconfesable.
Los cuentos de El matrimonio de los peces rojos son espacios magistralmente construidos en los que nos preguntamos cómo y en qué momento se fraguan en nosotros las decisiones más íntimas y soterradas, aquellas que, sin sospecharlo, marcarán de manera definitiva nuestra existencia.

Me llama la atención la necesidad del ser humano de humanizar a los animales para generar empatía. Por qué necesitamos encajarles a los animales nuestra concepción del género para entenderlos o explicarlos. Me explico: el género es un constructo social. Punto. Es artificial. Lo inventamos los seres humanos como una clase de opresión para la mitad del planeta (más o menos). Por eso el género es concebido como binario por casi todo el mundo y castiga a todo aquel que osa salirse del binarismo. En fin, mi pregunta es, ¿por qué tenemos que encajarle eso a los animales artificialmente para explicarlos, como ocurre en varios cuentos de El matrimonio de los peces rojos? Es un fenómeno que me interesa, sobre todo, por ejemplo, con las protectoras de animales. Los humanizan para generar empatía en la gente, por ejemplo.


En fin, esto ocurre en varios cuentos escritor por la mexicana, pues entre todos se habla de la relación de algo animal con las desventuras del ser humano. Usualmente amorosas, pero no siempre. Hay cuentos para todos los gustos en este libro. Hay cuentos más raros y más normales. Hace unos días (bastantes) estaba diciéndole a una amiga que todas las escritoras de este boom escriben muy raro o abordan sus temas de una manera muy extraña. Esto no es malo, no cuando es original, cuando te gustan los recursos que usan. De hecho, a mí varios cuentos de El matrimonio de los peces rojos me parecieron bastante buenos. 

Creo que sería un libro más sólido (en el sentido de que me hubiera gustado más también) si los cuentos no fueran tan irregulares. Hay varios muy buenos, alguno que otro mediocre. En general, entiendo que escribir una recopulación de cuentos donde todos sean obras maestras es casi imposible, pero me hubiera gustado más que los más mediocres no lo fueran tanto (el último, francamente, me pareció terrible por cliché). A pesar de todo, considero que Guadalupe Nettel es una escritora interesante y que este libro vale la pena a pesar de todo. Recomiendo mucho los cuentos para aquellos que leen poco o quieren hacerse una idea sobre algún escritor sin entrar de lleno a una novela. El libro lo encuentran en este link.

Nefando, Mónica Ojeda


Sinopsis: Nefando, Viaje a las entrañas de una habitación, fue un videojuego en línea poco conocido y pronto eliminado de la red a causa de su polémico contenido sensible. Las experiencias de sus jugadores son, ahora, el centro de los debates gamers en los foros más profundos de la deep web, pero sus usuarios no parecen ponerse de acuerdo: ¿era un juego de horror para frikis, una puesta en escena inmoral o un ejercicio poético? ¿Son tan hondas y retorcidas como parecen las entrañas de esa habitación?
Seis jóvenes comparten un piso en Barcelona y sus habitaciones vibran como colmenas. En cada una de ellas se cuecen actividades tan inquietantes y turbias como la escritura de una novela pornográfica, el deseo frustrado de autocastración o el desarrollo de diseños para la demoscene, subcultura informática artística. Sus espacios privados son arquitecturas blancas donde se explora el territorio de los cuerpos, de la mente y de la infancia. Mirillas hacia lo abyecto y hacia el decir, que los conecta al proceso de creación de un videojuego de culto.

Hay algo que quiero preguntarle a Mónica Ojeda (originaria de Ecuador) con este libro: ¿qué intentas probar? A ver, voy a elaborar un poco más, porque así igual no se entiende. La mayoría de la gente describe este libro como un libro incómodo, creo que porque no se puede describir de otra manera, no realmente. Es incómodo, pero no es incómodo con algún propósito específico. Nefando parece ser un experimento, tanto como lo es el videojuego dentro del libro, de a ver cuánto se puede escribir e incomodar a los lectores hablando de supuestos temas tabú. (Le decimos tabú a lo que no queremos mencionar o es demasiado escandaloso).

Bueno, a ver, entre la sinopsis y las reseñas que he leído, la mayoría dan vueltas en círculos para no mencionar el motivo de la incomodidad y los "temas tabú". Yo voy a ser una digna hija de la chingada y les voy a contar, porque no tengo otra forma de reseñar este libro. En Nefando hay menciones a pornografía infantil y algunos de los personajes son víctimas de. Creo que lo único que hace realmente bien el libro al darle vueltas al tema, además de incomodar al lector estupendamente, es hablar de como las reacciones de las víctimas no son lo que uno espera muchas veces y cada quien tiene sus métodos para soportar por lo que ha pasado. En fin, dejando del lado eso, no me parece que el libro tenga otro propósito que el de incomodar y hablar de como la humanidad es tan terrible. Usar un horror, como el abuso sexual infantil, simplemente para confrontarnos con los horrores humanos. No sé, yo hubiera usado otra cosa, al fin que horrores humanos hay muchos y para hablar de violencia sexual siempre he dicho que se debe de saber de qué se habla y por qué. Siempre prefiero cuando la denuncia es obvia (aunque no explícita) y no es sólo un elemento narrativo de shock.


Por otro lado, los protagonistas de la novela son de mis horrores preferidos. Una escritora pretenciosa, Kiki, (no la puedo calificar de otra manera) que cree escribir de las profundidades del ser humano cuando escribe porno (diría erótica, pero el mal gusto le da vueltas a sus narraciones) y me da un poco de cosa presentir de que alguna manera la autora se proyecta un poco en ella (sólo es un sentimiento). Un hacker que cree que se cambia el mundo desde el sillón y la pantalla de la computadora, sin idea de ética cuando se trata de retos informáticos. De los mejor formados fue el hacker, el Cuco. No critico la moral de los personajes porque son personas creadas en el papel, a veces, como en este caso presiento, con toda la intención de hacer casi posible la empatía. A veces la falta de empatía o el horror no es problema a la hora de escribir un libro (Lolita, Nabokov), a veces sí. En este libro la verdad dependía del personaje. Con Iván nunca logré conectar, ni horrorizarme. Con Kiki sentía rechazo, aburrimiento. El Cuco me daba horror, pero me parecía un bien personaje. 

En conclusión, diré que me quedé con ganas de entender un por más. ¿Para qué todo esto? ¿Para qué? ¿Por el placer de escribir un libro incómodo hablando de los horrores del ser humano? ¿Para eso, nada más? El libro lo encuentran en este link.

Si quieren probar Bookmate y leer algo de estos libros, les traigo un código por un mes gratis: NEAPOULAIN. Sólo lo tienen que hacer válido en este link y ya están bien puestos para leer. El código será válido hasta el 31 de julio, así que tienen tiempo pa' pensar, pero no se tarden mucho, ¡que el tiempo corre