Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain

lunes, 31 de diciembre de 2018

Recuento de los daños del 2018

Digamos que para mí fue un buen año. Un año raro, pero un buen año, al fin y al cabo. Sobre todo cuando se trata de lectura y cosas relacionadas con los libros. No sé por dónde empezar, pero bueno, acá va el recuento de todo el año y un poco de sneak peek para el que viene. Tengo planes para el próximo año porque es el año en el que esté blog, este pequeño espacio, cumple diez años. ¡No puedo creer que lleve casi diez años gritándole a la nube en un blog!


1. Este año volví a escribir fanfiction y escribí varias cosas. Desde adaptaciones de películas de Bollywood (una adaptación de Dil Se y otra de Veer - Zaara) hasta canciones inspiradas en canciones de reggaetón para un reto que organizó mi esposa llamado Reggaetón Mágico en la siguiente compilación: Nunca quise bailar con nadie. Todavía no acabo la compilación, pero espero hacerlo pronto. Además de eso, vale la pena mencionar Maldito, porque lo escribí en el Camp NaNoWriMo de junio y Las cosas que perdimos en el fuego, nada más porque me gustó mucho. 

2. Recuperando lo de arriba, este año fracasé de manera rotunda en el NaNoWriMo por motivos ajenos a mí (trabajo, entrevistas, vida privada y personal), pero sí logré completar el Camp de junio con las 50K palabras, entonces eso lo consideró un éxito. Ahora estoy trabajando en otros proyectos, tanto fanfiction como originales.

3. Pasando de la escritura a los libros, este año trabajé en FIL Minería y en FILIJ. Minería me dejó mentalmente acabada y con los pies hechos un desastre porque el piso del palacio es horrible; además de que descubrí que es una feria un poco más desgraciada porque acuden pocos niños y jóvenes (es  mi área) y los comentarios que desdeñan la LIJ son más. A pesar de eso, tengo buenos momentos. FILIJ estuve la feria completa, me congelé de frío, pero estuvo ligeramente mejor. De todos modos, creo que no volveré a trabajar otra feria completa porque eso en general impide disfrutarlas bastante. De todos modos, en la FILIJ tuve el placer de toparme con varias autoras que admiro como María García Esperón, Yolanda Reyes, Isol y Alicia Molina (además de que conseguí una firma de Oliver Jeffers).  






4. Ya que estamos hablando de ferias del libro, debo decir que este año viajé a la FIL de la Universidad de San Luis Potosí con las morras de Libros b4 Tipos y también a la Fiesta del Libro y la Rosa de la UNAM en Morelia con ellas. Dimos pláticas sobre mujeres escritoras, trabajo colectivo de mujeres y algunas otras cosas más. También participamos en el club de lectura de El libro cegatón leyendo Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes 2.




5. Además de todo, fui de nuevo a la FIL Guadalajara, cosa que estuvo increíble en todo sentido, con todo y que había demasiada gente. Compré bastantes libros a buen precio o libros que es casi imposible conseguir en México. Y además, Libros b4 Tipos estuvo presente en el Encuentro Booktube en el que dimos una plática sobre nuestro trabajo y recomendamos bastantes escritoras. Tuve la oportunidad de estar en la mesa y la verdad es que fue algo increíble. Acá abajo les dejo las fotos de la FIL Guadalajara.




6. Hablando de cosas relacionadas con los libros, además conocí a Fernanda Melchor en una presentación de Aquí no es Miami (es increíble escucharla hablar de verdad) y a Agustín Cadena presentando El príncipe de los tejados (que aun no he tenido oportunidad de leer). Creo que fue lo más importante en cuestión de autores y libros.




7. Cumplí de sobra mi reto de Goodreads este año, aunque he aprendido que, en los últimos años, debo poner una cifra elevada para que el reto aguante el ritmo al que consumo comics (aunque sólo marco como leídos los compilados) y los libros infantiles. Pero bueno, aquí les dejo la última actualización de mi año en libros (aunque quien sabe si cambie de aquí a que sea oficialmente primero de enero).

8. Como pueden ver en mi año en libros de Goodreads, este año releí Harry Potter. Releí la saga completa, que era algo que ya tenía pendiente y en planes con Raquel, al que después se sumó Abril y nos pidió que la esperáramos hasta septiembre y que después, platicando en su círculo de literatura Juvenil se convirtió en un círculo de lectura llamado #VolveraHogwarts y una actividad en línea (tenemos cuenta de twitter, instagram y página de facebook). Gracias al círculo de lectura conocí gente increíble con la que ahora comento fanfics si es necesario como excusa para seguir viéndonos y porque, seamos sinceros, Mortífago de Metanfetamina es genial.






9. Además hice mucho cosplay con Raquel (@hitzuji), que tiene un proyecto increíble de rp en tumblr. Acá abajo les dejo a Hermione y a Pansy.




10. De mi vida personal, lo único que van a saber es que me gradué.


11. ¿Qué viene? Más retos, por suspuesto. Pueden ver como me fue en mis retos generales en esta entrada y como me fue en el Tour Latinoamericano en esta otra. Estoy trabajando en otro reto que se trate de diversificar lecturas, entonces ya lo verán los primeros días de enero. Por supuesto, más planes con Libros b4 Tipos, todavía le quedan días al maratón Guadalupe Reinas, aunque yo soy una desquiciada que ya casi lo acaba. Y, además, por supuesto, los planes de aniversario.

¡FELIZ AÑO NUEVO!

sábado, 29 de diciembre de 2018

Kabu-Kabu, Nnedi Okorafor | #GuadalupeReinas2018

Sinopsis: Kabu Kabu - unregistered, illegal Nigerian taxis - generally get you where you need to go, but Nnedi Okorafor's Kabu Kabu takes the reader to exciting, fantastic, magical, occasionally dangerous, and always imaginative locations. This debut short story collection by award-winning author Nnedi Okorafor includes notable previously-published short work, a new novella co-written with New York Times bestselling author Alan Dean Foster, and a brief forward by Whoopi Goldberg.

Kabu-Kabu es una expresión comúnmente usada en Nigeria para referirse a taxis sin registro e ilegales. Nnedi Okorafor dice que te llevan allá a donde necesitas ir y este libro hace lo mismo. Este libro hace un viaje por la mitolofía y el folclore nigeriano y te los pone enfrente, te los presenta, te muestra otra manera. Pero bueno, vamos por partes y empecemos por el principio (y perdonen el pleonasmo). 

Resulta que este libro lo leí para el maratón #GuadalupeReinas2018 que organizamos en Libros b4 Tipos al que deberían anotarse porque es el mejor maratón del año y no pueden perdérselo. Lo leí para la consigna de "una autora racializada". Aunque no soy precisamente fanática del término racializada, porque la "raza" es finalmente algo que se ha usado desde las clases dominantes para establecer quién es superior y quién no. Se usó para decir que algunos merecían ser esclavizados y vendidos. Se usó para arrebatarle sus tierras a mucha gente. Ahora se usa para referirse a toda persona que no sea considerada blanca (que sigue siendo todo un debate) y, dado que este año en Libros b4 Tipos llevamos a cabo la #TravesíaFeminista, que consistía en leer a autoras de todo el mundo, nos pareció una consigna interesante. 


También existe la creencia de que en esa consigna el libro que uno eligiera tendría que sí o sí hablar de raza de manera explícita. Y no. Kabu-Kabu es un libro que no habla del tema de manera explícita, no tanto, pero de todos modos lo hace. Cada página impregnada con el folclore nigeriano y las leyendas nigerianas nos lo recuerda. Es una cultura distinta, un modo de vida distinto. Distintas leyendas y distintas costumbres. Lo intuímos a cada página porque es imposible no hacerlo. Nnedi Okorafor no es condescendiente con sus lectores. Si quieres saber de los mitos y de las leyendas que habla, más te vale buscarlas tú. Ella habla de los buscadores del viento (¿cómo se traduce windseeker?), de taxis que viajan en otras dimensiones, de alfombras mágicas. Mis cuentos favoritos son, sin duda, aquellos que hablan de los windseekers.

 

También es notable el cuento (más bien novella) que le da título al libro, Kabu-Kabu, de una mujer que necesita llegar al aeropuerto de manera desesperada para poder llegar a Nigeria a la boda de su hermana y toma un taxi sin registro, que atiende un hombre Nigeriano que le dice que quizá no llegue a donde quiere, pero sí a donde necesita estar. Toda clase de clientes extraños se suben al taxi y la mujer, al principio escéptica, se encuentra en el medio de un popurrí de criaturas fantásticas. Además de eso, a mí me hizo bastante gracia un cuento de una alfombra voladora bastante protectora

Este es mi segunda acercamiento a Nnedi Okorafor y definitivamente es una autora que recomiendo. La primera vez que la leí fue durante el maratón pasado, cuando leí Akata Witch. Sus cuentos también son muy buenos y no puedo esperar para seguir leyéndola en adelante. Ojalá sea siempre tan satisfactorio adentrarme en sus historias y, además, ojalá pronto traduzcan Kabu-Kabu al español, porque aun no existe una traducción disponible (aunque es buena idea para practicar inglés nivel intermedio, bastante recomendado). 


Otra historia que me gustó bastante, para seguir picándoles la curiosidad, es una historia que transcurre al mismo tiempo que la guerra de Biafra, que aconteció por allí de los años sesenta/setenta. Es un episodio bastante importante en la historia de Nigeria que, sin embargo, no tiene mucho lugar en la Historia con mayúscula del mundo occidental (otro libro que trata el tema, si les interesa, es Medio sol amarillo de Chimamanda Ngozi Adichie). Además de ese, el primer cuento es una aguda crítica al cliché del Magical Negro, que también les recomiendo mucho: es corto, divertido y hace una buena crítica sobre el espacio que ocupan muchas veces los negros en la literatura o el cine.

Otro de mis cuentos favoritos es el de Tumaki, que es un romance entre un rainmaker (hacedor de lluvia) y una chica musulmana. Tiene varios fragmentos que me gustaría citarles, pero la mayoría de ellos son spoilers, sin embargo, hay uno que me gusta mucho y que les voy a poner acá abajo a ver si así los convenzo de darle una oportunidad a este libro: 
The first time I ever kissed a girl was accompanied by a chorus of simultaneous lightning, thunder, and a torrential rain and tasted like the wind and aquatic roses.
The moment was poetry.

jueves, 27 de diciembre de 2018

El vagón de las mujeres, Anita Nair | #GuadalupeReinas2018

Sinopsis: En la estación de Bangalore, en la India, Akhila, una mujer soltera de cuarenta y tantos años está a punto de realizar su gran sueño: subirse sola a un tren hacia un lugar lejano. Con ella viajan cinco mujeres con quienes comparte pronto intimidad: una madre confundida, una profesora de química casada con un hombre tiránico, una perfecta ama de casa que busca su identidad, una mujer cuyos sueños e inocencia se rompieron y una adolescente que parece comprender mejor que nadie lo que ellas buscan. Al calor de las confidencias susurradas durante la noche, Akhila intenta encontrar respuesta a lo que le ha preocupado desde siempre, los mismos dilemas que definen el viaje que cada mujer emprende en la vida.

La verdad es que le debo mucha atención a las novelistas de la India, sobre todo porque las dos que he leído este año tienen sendos puestos en las mejores lecturas que he realizado este año. La primera es Arundhati Roy, de quien leí El ministerio de la felicidad suprema y El dios de las pequeñas cosas y la segunda es Anita Nair, que acabo de conocer gracias al maratón Guadalupe Reinas que hacemos en Libros b4 Tipos (y que espero se convierta en tradición). Bueno, este libro es bastante largo para meterlo en un maratón de lectura (en goodreads me sale que su edición en español con Alfaguara tiene poco más de 400 páginas), sin embargo, el libro apenas me duró poco menos de tres días. Pero bueno, vamos por partes, el libro empieza con la siguiente nota: 
Hasta principios de 1998 había una taquilla especial para las señoras, los ancianos y los minúsválidos en la estación distrito de Bangalore. Y en la mayor parte de los trenes nocturnos de la India con compartimientos de segunda clase había un vagón especial para mujeres.
Desde entonces, se ha abolido la ventanilla de las mujeres en todas las estaciones de tren. También me han informado varios empleados de los ferrocarriles, en particular jefes de estación y revisores, de que el vagón de las mujeres ya no existe y que los vagones nuevos se fabrican sin este compartimiento.
En general, para mí las estaciones de tren en la India son una pequeña pesadilla. Conocí la más grande de Dehli y puedo decir que, si tuviera que viajar sola en ese lugar, no llegaría a ninguna parte. Todo está escrito en hindi. De todos modos, la única vez que viajé en tren, lo hice desde una estación más pequeña de Dehli, rumbo a Agra, en una clase de segunda, sleeper. Los boletos más baratos de mi vida. Usualmente prefería el autobús porque llegué a entender cómo funcionaban las ventanillas y dónde buscar los precios y destinos. Y cómo pelearme por los boletos. En las estaciones de autobús casi siempre hay fila de mujeres, sobre todo cuando hay mucha gente. Te formas en la ventanilla del destino y, con un billete en la mano, casi gritas cuantos boletos quieres para que te hagan caso (cuando hay mucha gente). Si no te sabes los números en hindi o ellos no los entienden en inglés, las señas. Como siempre había menos mujeres que viajaban solas, me mandaban a mí por los boletos en algunas estaciones. 


Y eso también funciona en muchos otras partes: hay fila de mujeres en la ventanilla de los bancos (en la demotización, solía ser yo la primera en pasar a ventanilla a cambiar billetes que habían sacado de circulación), hay fila de mujeres en los cajeros cuando están llenos (llegué a entrar con casi cuatro tarjetas y cuatro pines porque en la época de la demotización los cajeros duraban con dinero unas tres horas, si no sacabas en ese intervalo, no sacabas, y era más fácil que pasara yo más rápido). En los autobuses hay asientos de mujeres. Mientras no haya ninguna mujer parada en el autobús, no importa quien se siente en esas filas. Cuando hay, depende de la ruta, pero usualmente los revisores paran a alguien para que las mujeres puedan sentarse. Me pasó una vez en el trayecto de Noida a Greater Noida (un trayecto como de cuarenta minutos, que un revisor paró a gritos a un hombre para que yo pudiera sentarme). Y en los museos o templos o sitios arqueológicos donde hay revisión, siempre hay una fila de mujeres y otra de hombres (en el Taj Mahal incluso dividen entre locales y extranjeros porque vigilan bastante bien que ningún extranjero entre con boleto de local, que es más de diez veces más barato). En fin, ya que terminamos mis aventuras en la India como introducción a este libro, sólo quiero decir que lo sentí muy cercano. Entendí las referencias, la comida, los festivales y las costumbres, a pesar de que el libro esté ambientado en el sur de la India y yo haya vivido al norte, en Punjab. 


En fin, después de toda esa perorata sobre la India, me dispongo a contarles sobre el libro. El vagón de las mujeres es un libro coral que cuenta la historia de seis mujeres muy diferentes, de distintos estratos sociales en su relación a la vida social, el matrimonio, los hombres y el amor. La protagonista, Akhila, es una mujer que no se casó nunca, puesto que se tuvo que hacer cargo de su familia cuando su padre murió, decide perdirle consejo a las mujeres que viajan con ella. ¿Es difícil vivir sola?, se pregunta, puesto que desea hacer (aun vive con su hermana, que se pegó a ella). ¿Podrá todavía encontrar el amor? Las mujeres les responden contándole sus historias. Las más viejas, las más jóvenes, todas historias diferentes. Una mujer que desea aprender a nadar más que nada. Una nieta que se encarga de su abuela enferma. Una mujer que sí conoció el amor en su matrimonio, otra que no. Las historias son diferentes entre sí y abordan multitud de temas que tienen que ver con las mujeres: el matrimonio (que en la India es prácticamente una obligación, las que no se casan son solteronas), el aborto, los hijos, la falta de independencia. Una a una, las mujeres van contando poco a poco sus historias mientras Akhila le cuenta la suya al lector. Prácticamente todas ahondan en su relación con el amor. De todos los relatos hay cosas que rescatarles.


Sheela, la más joven de todas las que van en el vagón, se encarga de su abuela moribunda (hay una escena bastante especial donde su abuela, indefensa, sin maquillaje y sin arreglar, se niega a bajar de la ambulancia porque no quieren que la vean así y Sheela la ayuda, a su manera, para hacerla feliz) y pelea constantemente con su familia. Pelea usualmente con su padre, que la encuentra descarada. Hay una escena donde se imagina que le diría a uno de sus tíos que se porta con su primera menor igual que recordaba que su padre se comportaba con ella cuando era descarada y más pequeña (le hace gracia) y la verdad es que subrayaría ese pedazo millones de veces:
Mi padre hacía lo mismo. Le parecía muy divertido que yo fuera una descarada. Pero ahora lo llama mala educación y lo pone furioso. Por favor, no le haga lo mismo a ella. Crecerá convencida de que hay que ser así. Mejor enséñela a tragarse las palabras, enséñela a proferir cosas agradables, bonitas e inocuas. Mate su espíritu y domestique su lengua. Para que cuando crezca no se encuentre como yo, preguntándome que es lo que he dicho de malo o qué disparate voy a decir la próxima vez que abra la boca.
De verdad me gustó mucho esa parte. Sheela es una adolescente que no se atiene aún a las convenciones sociales y no entiende qué es lo que esperan de ella. Nunca han domado su espíritu. Mis historias favoritas, sin embargo, son la de Margaret y la de Mari. Margaret está en medio de un matrimonio infeliz con un hombre que es director de una escuela y no tiene el más mínimo amor por la pedagogía. Mari ha tenido una vida muy complicada, siempre buscando cómo sacar adelante a su familia mientras que a ella ni siquiera le tocó estudiar. 

Me gustaron mucho todas las historias. De verdad recomiendo el libro y sin duda considero que es un buen libro que poner en la lista de pendientes. Sobre todo si quieren conocer un poco más de la India, es un libro que tiene un pequeño bonus: al final trae recetar de cocina del sur de la India. Todo es delicioso.

viernes, 21 de diciembre de 2018

Las reseñas que rescaté del olvido

Estas dos reseñas fui a rescatarlas del olvido de una página que ya no existe (Plusbits.mx) para republicarlas. Son viejas y apenas si están editadas, pero no quería que se perdieran en la eternidad del internet.

Algo alrededor de tu cuello, Chimamanda Ngozi Adichie

Sinopsis: Conmovedores y profundos, estos relatos cuentan historias humanamente cercanas y geográficamente remotas: historias de mujeres que sufren lejos de su país de origen, historias de emigrantes que se encuentran a sí mismos en América, la tierra prometida. Chimamanda Ngozi Adichie, autora nigeriana, sabe hablar de África alejándose de los titulares manidos sobre ese continente, pero sin dejar de lado la historia de su país.
Es una escritora interesada en cómo los asuntos públicos afectan a los individuos, interesada en analizar desde la ficción el choque entre la modernidad y la tradición, las expectativas familiares y los sueños de las nuevas generaciones.
África… ese continente que a menudo parece demasiado lejano, siempre retratado con gente pobre de piel oscura, increíbles paisajes, animales salvajes y en donde siempre hay guerra. Al menos, la mayoría de las personas ven así a África. Sin embargo, Chimamanda Ngozi Adichie, escritoria nigeriana, igbo, femeninista, se encarga de enseñarnos la otra cara de la moneda en Nigeria y sus inmigrantes. A lo largo de una serie de cuentos en el libro Algo alrededor de tu cuello, va retratando distintas realidades en Nigeria, distintas historias, tan diferentes unas de las otras, que a veces cuesta recordar que los protagonistas siempre con igbo, una de las tribus de Nigeria. 


Desde esposas de peces gordos Nigerianos a las que llevan a vivir a Estados Unidos, sin quedarse ellos allí, porque allí no los reconocen como los peces gordos que son, hasta ganadoras de una visa que acaban huyendo de quien las llevó a Estados Unidos y aceptan cualquier trabajo en el cual les paguen en negro para poder substitir, hasta Nigerianos desesperados por pasar por un Norteamericano más, perdiendo en el camino raíces, costumbres, idioma y hasta nombre, como la historia de la mujer con una boda concertada por sus tíos a quien su esposo obliga a llamarse Agatha, en lugar de Chinaza.
Te explicó que había estado en Ghana, Uganda y Tanzania, que le gustaba s la poesía de Okot Bitek y las novelas de Amos Tutuola, que había leído mucho sobre los países africanos subsaharianos, su historia, sus complejidades. Querías sentir desdén y demostrarlo, porque son igual de condescendientes los blancos que sienten demasiado entusiasmo por África que los que no sienten ninguno.
(Extracto del cuelo Algo alrededor de tu cuello, que le da el título al libro).
Ya lo dijo alguna vez al autora en su conferencia The Danger Of A Single Story: no podemos retratar a África como una sola cosa, y sólo una, porque entonces, en eso se convertirá. Por eso sus historias son todas distintas y los problemas que sus personajes tienen que enfrentar son distintos, desde religiosos hasta familiares. Nos muestra la África que ya conocemos junto con una nueva, que quizá nos resulte extraña porque no estamos acostumbrados a ver el continente desde esa perspectiva. 

Las historias transcurren entre Nigeria y Estados Unidos, dos ambientes que la escritora conoce perfectamente; ese ambiente que podemos calificar como africano nunca deja de estar presente a lo largo de todo el libro y se hace aún más marcado cuando nuestros protagonistas (siempre nigerianos), comparan lo que conocen con Estados Unidos. Se marca sobre todo en una de las historias donde un pez gordo nigeriano a mandado a su esposa a tener a sus hijos a Estados Unidos y a vivir allí. Y la mujer se encuentra con que, aunque el estilo de vida le parece extraño, es algo que de algún modo quiere para sus hijos: una vida en un mundo donde, si se cae la comida, no haya que recogerla para tener algo que comer.

Así que, para todos los que tengan un poco de curiosidad sobre Nigeria, visto desde el punto de vista de una africana, este es su libro. Quizá las historias no calcen con lo que conocen o con lo se imaginan de Nigeria y del continente, pero, después de todo, se pueden escribir mil historias diferentes de un sólo lugar.

Carol, Patricia Highsmith


Sinopsis: Claire Morgan, una autora desconocida y que eligió permanecer en el más absoluto anonimato, publicó en 1952 una novela, El precio de la sal, notablemente audaz para la época. Los críticos trataron el libro con una mezcla de desconcierto y respeto, pero el éxito de público fue inmediato, y se vendieron más de un millón de ejemplares de la edición de bolsillo. La novela no volvió a editarse, y ahora reaparece con el título Carol, que originalmente le había dado su autora, y firmada por ésta con su verdadero nombre.Carol es una novela de amor entre mujeres –de ahí la decisión de Patricia Highsmith de publicarla bajo un seudónimo, para no ser clasificada como una «escritora lesbiana»–, que se lee con la misma fascinada atención que despiertan las novelas «policíacas» de su autora. Highsmith concibió Carol en 1948, cuando tenía veintisiete años y había terminado su primera novela, Extraños en un tren. Se encontraba sin dinero, y se empleó durante una temporada en la sección de juguetes de unos grandes almacenes. Un día, una elegante mujer rubia envuelta en visones entró a comprar una muñeca, dio un nombre y una dirección para que se la enviaran y se marchó. Patricia Highsmith se fue a casa y escribió de un tirón un primer borrador de Carol, que comienza precisamente con el encuentro entre Therese, una joven escenógrafa que trabaja accidentalmente como dependienta, y Carol, la elegante y sofisticada mujer, recientemente divorciada, que entra a comprar una muñeca para su hija y cambia para siempre el curso de la vida de la joven vendedora.


No mentiré. Conocí este libro por su película y por qué fue nominada a varios Óscares. El libro fue publicado en los años 50 y en el afterword, Patricia Highsmith habla de como en esa época los libros con relaciones homosexuales empezaban a aparecer de manera tímida en las librerías. Habla también, de como solían tener finales trágicos, llenos de suicidios o de separaciones en las que uno de los personajes protagonistas ―hombre o mujer― volvía a vivir su vida de manera «normal» como si «hubiera entendido» que mantener relaciones amorosas con alguien de su mismo sexo estaba mal. Patricia Highsmith dice que cree que Carol fue la primera novela ―o de las primeras― en romper ese molde. Años 50, Estados Unidos, publicada bajo pseudónimo porque su editora la disuadió una y otra vez de publicar esta novela…; no fuera a quedar encasillada como «escritora homosexual». Desde entonces han cambiado unas cuantas cosas.

Patricia Highsmith también cuenta sobre las miles de cartas que recibió tras la publicación del libro, muchas de ellas de gente dándole las gracias. Chicos y grandes, hombres y mujeres. Cuenta como eran tantas cartas que era imposible responderlas a todas. Cuenta como muchos estaban solos y no conocían a nadie «como ellos» y como ella, a su manera, se encargó de unirlos. ¿Pero de qué va el libro? Es la historia de Carol y Therese, una mujer pasando por un proceso de divorcio en el que su marido está dispuesto a cualquier cosa con tal de quitarse a su hija y una joven escenógrafa que intenta entrar en el sindicato y conseguir trabajo.


Se conocen la semana de navidad, mientras Therese trabaja de manera temporal en un gran almacén. La primera vez que ve a Carol y la atiende, se queda cautivada por la mujer y poco a poco ocupa todos sus pensamientos. Quiere estar con Carol, acompañarla, disfrutar de su compañía, su plática. Poco a poco empieza a preguntarse exactamente qué es lo que siente por Carol. Aún así, la vida sigue. Vemos los problemas de Therese en su intento de ser reconocida como escenógrafa, como poco a poco comprende que Richard, el joven con el que sale, no la ama en realidad y ella no le corresponde. De repente, simplemente está orbitando alrededor de Carol, como si no hubiera nada más.

Llevaba tiempo sin ver ese tipo de relación: de amor a primera vista, pero sin amor desde el primer momento. Junta la experiencia y lo enigmático de Carol con la inocencia de Therese y la fórmula funciona de manera increíble. Ahora ponlas en un carro y mándalas de road trip y lo tienes todo. Su relación es complicada, porque aunque Therese orbita alrededor de Carol y tiene pocas ataduras con otra gente, para Carol lo primero es su hija y obtener un acuerdo favorable para poder mantenerla a su lado con el divorcio. Y en los años que transcurre la novela, tener una relación con otra mujer no era exactamente la mejor manera de que te permitieran quedarte con la custodia de tu hija.


Un libro recomendable y que además me permito remarcar porque dentro de la literatura LGBT (las etiquetas serán necesarias hasta el día que no lo sean… o sea, el día que no se tenga que luchar por la representación), las relaciones gays son las más frecuentes. Las mujeres, las lesbianas, suelen ser un poco más ignoradas y muchas veces no pasan de personajes secundarios. Pero aquí son las indudables protagonistas. Therese y Carol son producto de su época y de una manera de pensar anterior, llenas de dudas sobre la moral de lo que están haciendo, pero aún así, dispuestas a intentarlo. Quizá hoy para una chica como Therese conocer a alguien ya no sea tan complicado (o quizá sí, depende de en qué entorno nos encontremos) y las cosas han cambiado. Los libros LGBT están floreciendo en todas partes y la mayoría ya no tiene finales innecesariamente trágicos; pero los libros de hoy no se hubieran publicado sin libros como este, que marcaron un hito en la historia y no se hubieran escrito sin personas como Patricia Highsmith. No olviden eso. 

sábado, 15 de diciembre de 2018

Las vírgenes terrestres, o el caso de los libros descatalogados

Las vírgenes terrestres es un libro de Alicia Delaval que se publicó en 1969 (según reza la edición que tengo, prestada, más rota que entera) atrás no trae una sinopsis clara, sólo un par de frases que dejan claro que es una novela sobre mujeres que se atreven (o no) a desafiar lo establecido. Y ya. Meter el título el google arroja una canción célebre de Enriqueta Ochoa, una poeta mexicana oriunda de Coahuila. No, no es Alicia Delaval. Por suerte, al menos, Alicia Delaval sí tiene una página de wikipedia (cosa que muchas escritoras no). Googleas su nombre, primer o segundo resultado es Wikipedia (curiosamente, el que a primera vista parece tener la información recopilada, la Enciclopedia de la Literatura de México (segundo resultado) apenas si tiene una semblanza y una lista de obras. Así me enteré que Alicia Delaval no se llamaba Alicia Delaval, sino María del Pilar del Espíritu Santo Torruco, que nació en Tabasco, que fue docente y poeta. En la lista de obras aparece, al principio, Las vírgenes terrestres, novela. Todo lo demás es poesía, ensayo o teatro. Si le creo a esa lista (que es lo único que tengo de momento), Las vírgenes terrestres es su única novela y no hay ni rastro de ella. Tener un ejemplar en las manos me parece ya un milagro.  

Así que aquí estoy sentada, preguntándome por qué voy a escribir una reseña de un libro que casi nadie ha leído (sé que lo ha leído mi mujer, no lo saqué de la nada, no se me apareció como la rosa de Guadalupe) y que prácticamente nadie va a tener oportunidad de leer. Ya lo sé porque ya alguien, buscando otro ejemplar, recorrió todo Donceles buscándola. Las vírgenes terrestres de Alicia Delaval. No hay ni un ejemplar en ningún lado. Ediciones Oasis publicó su última obra en 1996, según la Enciclopedia de la Literatura en México; de la mitad no quedó no guardada la portada, lo cual me lleva a asumir que casi todo (o todo) está descatalogado y sólo sobrevive lo que hayan rescatado otras editoriales. Ningún resultado de google me dice que exista Ediciones Oasis en México. Tampoco me preocupo demasiado, total, si ya no existe...

La cosa es que aquí estoy, hablando de un libro que nadie ha leído y probablemente casi nadie va a leer (la solución es escanearlo, ya lo haremos, por supuesto). 

Las vírgenes terrestres sigue la vida de las mujeres de Bellaisla, desesperadas por llegar al altar. O no desesperadas ellas, desesperada la sociedad diciéndoles que si no llegan al altar, quedarán para vestir santos o serán viejas ridículas ancladas para siempre en una juventud que ya no existe. De esa desesperación, cuenta el libro, se aprovechan los hombres para hacer con ellas lo que quieren. Total, sólo tienen que emocionarlas un poquito, medio convencerlas de que les van a pedir matrimonio... total, si están en una sociedad donde la única salida para la mujer es el casamiento o volverse monja. A las solteras las ven mal o con lástima. Pobres mujeres, solas, frustradas, es el mensaje que vuela por todo el pueblo
 
Portales de Madero en Tabasco
Las mayores y las jovencitas, cada una se va enredando en su historia y cada una sale más o menos airosa. O no. Los hombres, mientras tanto, hacen su santa y terrible voluntad. De este libro saqué la conclusión de que todos los hombres que en él aparecen, con la excepción del doctor, son una basura; diría que son un despojo de ser humano, pero la clase de hombres del libro son la regla, no la excepción. La clase de hombres que te convencen de tener relaciones sexuales con ellos por primera vez (en un contexto donde la virginidad de las mujeres importa más que nada) y luego empiezan a salir con una de tus amigas, la clase de hombres que hacen apuestas estratosféricas sobre que te dejarán plantados en el altar, la clase de hombres que creen que les debes algo (sexual) por subirte a su carro, la clase de hombres que están casados pero insisten en ser tus "amigos". Esos. Muchos y muy variados, desperdigados por todas las páginas del libro. Y, a pesar de todo, este libro que se publicó hace poco menos de cincuenta años, sigue terriblemente vigente. Quizá parezca que no, pero las similitudes están allí. 
 
 
Una cosa que me llama la atención es el estado de hipervigilancia en el que viven las mujeres. Bueno, quizá hipervigilancia no es la palabra correcta, pero me refiero a ese estado en el que se encuentran cuando todo el mundo (o al menos bastantes personas como para que se entere todo el pueblo de lo que uno hace) vigila qué hacen, a dónde van, con quién se juntan, dónde se vieron y con quién se vieron. Todo. Se parece a las redes sociales y al internet y a la gente rara que busca tuits tuyos de hace siete años para desacreditarte. Pero bueno, no les cuento más. Sólo quiero decirles que si un día ven un ejemplar de Las vírgenes terrestres de Alicia Delaval, lo compren, esté en el estado en el que esté. Y si ven dos, me mandan uno a mí.
 

La historia de los libros descatalogados es muy triste. En el mejor caso, alguna editorial los reescata y los reedita (si hay a quién pedirle los derechos, por ejemplo), en el peor, se pierden en el olvido para siempre. Y, aunque no lo parezca, eso pasa con muchos libros año con año con año con año. Por eso el archive.org lucha contra ello y digitaliza libros de bibliotecas, por eso se hacen recopilaciones de libros en digital. Pero es imposible digitalizar todos los libros en un mundo en el que sólo una minoría de la población tiene acceso a internet. Algunos se pierden entre los saldos de las editoriales desaparecidas y las librerías de viejo. Languidecen en colecciones personales con gente que no los relee nunca, o florecen con gente que siempre los revisa (yo tengo una historia con los libros descatalogados, compré muchas sagas fantásticas así) y algunos los prestan y algunos los comparten. Aunque no importa como, su historia me parece triste.
 
Por eso, si ven este, léanlo, vale la pena. Yo sólo escribo esto para que el libro luche contra el olvido y no se quede perdido por allí

jueves, 13 de diciembre de 2018

Temporada de Huracanes, Fernanda Melchor | #Librosb4Tipos

Sinopsis: Con un ritmo y un lenguaje magistrales, Fernanda Melchor, autora de Falsa liebre explora en esta obra las sinrazones que subyacen a los actos más desesperados de barbarie pasional.Una novela cruda y desgarradora en la que el lector quedará envuelto, atrapado por las palabras y la atmósfera de terrible, aunque gozosa, fatalidad. Un grupo de niños encuentra un cadáver flotando en las aguas turbias de un canal de riego cercano a la ranchería de La Matosa. El cuerpo resulta ser de la Bruja, una mujer que heredó dicho oficio de su madre fallecida, y a quienes los pobladores de esa zona rural respetaban y temían. Tras el macabro hallazgo, las sospechas y habladurías recaerán sobre un grupo de muchachos del pueblo, a quienes días antes una vecina vio mientras huían de casa de la hechicera, cargando lo que parecía ser un cuerpo inerte. A partir de ahí, los personajes involucrados en el crimen nos contarán su historia mientras los lectores nos sumergimos en la vida de este lugar acosado por la miseria y el abandono, y donde convergen la violencia del erotismo más oscuro y las sórdidas relaciones de poder.

Temporada de huaracanes fue la lectura de septiembre de Libros b4 Tipos, el mes que paramos en México, yo lo leí un poco antes que eso, así que podrán imaginar con cuanta tardanza estoy subiendo esta reseña. Lo que me hizo dejar de postergar el escribirla fue, precisamente, ver que este libro es uno de los que más se ha repetido en las listas por leer del maratón Guadalupe Reinas (del que ya les hice recomendaciones y les dejé mi propia lista de lectura, en la que también incluí a Fernanda Melchor). Así que por eso me decidí a escribir mis impresiones sobre el libro. Pero bueno, como dijo Jack el Destripador, vamos por partes.


Temporada de huracanes es un libro que me gustó y aunque no tengo conflicto con decir que me gustó, porque siempre me estoy refiriendo a la obra literaria, entiendo que exista cierto conflicto al decirlo, por el contenido de la historia. Temporada de huracanes es un libro duro y es una historia llena de morbo. Es la historia que te cuenta tu tía que le pasó al amigo del vecino y, no inventes, estuvo terrible, por favor no le cuentes a nadie. Es una historia que se nutre de los chismes de un pueblo, los mismos chismes que uno tiene que ir desentrañado para averiguar todas las piezas de la historia. Temporada de huracanes es de repente un poco rompecabezas. hay que ir uniendo los hechos, poco a poco, conociendo a los personajes, dejar que cuenten su versión y escucharlos para, entre una multitud de historias, encontrar La Historia que los une a todos: el asesinato de la bruja.

A la bruja nunca la conocemos del todo bien. Conocemos lo que los demás piensas de ella, lo que dicen de ella, lo que creen de ella. Las habladurías sobre ella se extienden y, como todos los muertos, y sobre todo las muertas,  no puede aparecer a contarnos quién era ella. La vemos desde afuera, como vemos a todas las víctimas de feminicidio del país. Oímos lo que otros nos cuentan sobre ellas, mientras ellas no pueden defenderse o darles la razón. Escuchamos mil versiones de todo lo que fueron, no fuera, pudieron haber sido. Así pasa con la bruja. Es un misterio que el libro va desentrañando poco a poquito y con cierta fatalidad porque, después de todo, la bruja está muerta y los puntos de vista que van apareciendo son los de los vivos, que entrelazan el asesinato a su propia historia.


La verdad es que no puedo decir que los personajes me cayeran bien como personas y justamente por eso es que reconozco que están muy bien construidos, llenos de claroscuros, deseosos de explicar sus motivaciones o su vida. Algunos (sobre todo algunas) me dan lástima, enterrados (enterradas, sobre todo) en la vida que les tocó vivir. La historia se desarrolla siempre en Veracruz, en la zona rural y ahí vemos retratada toda la injusticia que existe. Los pobres que se hacen más pobres y más pobres y más pobres, enterrados en trabajos de mierda o con vínculos con el crimen. Las mujeres que no tienen futuro, porque ni el mismo sistema quiere dárselos (y luego las jode, si se atreven a tener agencia sobre su propio cuerpo, a decidir que quieren). Nada de eso está explicito en la historia, sino que está enterrado entre las raíces del escenario que se nos presenta. Está ahí. Existe. Tenemos que verlo, porque es imposible leer la novela y pasarlo de largo.

Además, algo que me encanta de la novela es el lenguaje coloquial con el que está escrita. Para mí es una cuestión de principios escribir en español mexicano hasta el fanfiction (yo, intentando ser alguien serio que reseña libros pero habla de fanfiction también) entonces me fascina que Fernanda Melchor use la jerga de Veracruz en Temporada de huracanes, con todas sus expresiones, porque de algún modo me sumerjo más en la historia. Además que siempre es divertido ver sus tuits de cuando sus traductores le preguntan sobre sus expresiones.

Por lo demás, es un libro que recomiendo ampliamente y que pueden encontrar de manera gratuita (aunque con una lista de espera tremenda) en la plataforma mexicana digitalee.mx. O sea, que no tienen excusa para no conseguirlo (aunque pedirlo de la biblioteca digital es una cosa de paciencia). Abajo además les dejo el video del hangout que hicimos en Libros b4 Tipos, en el que participó la misma Fernanda Melchor y que les recomiendo ver aunque sea largo, porque oírla hablar es algo que vale muchísimo la pena (y además salgo yo, por favor, seguro quieren oír mi maravillosa voz).

martes, 11 de diciembre de 2018

Paisaje con mano invisible, M. T. Anderson | Reseña

Sinopsis: En esta novela futurista, una especie alienígena conocida como "vuvv" se apodera de la Tierra sumiendo en la pobreza a sus habitantes. Para hacer frente a esta nueva realidad y ayudar a su familia, después de que su padre los ha abandonado, Adam decide participar con su novia Chloe en un programa donde las parejas se conectan en vivo para trasmitir su experiencia de amor a los vuvv. Al principio todo sale bien, pero con el paso de los episodios la relación se deteriora y la convivencia se vuelve insoportable. Adam se refugia más aún en los paisajes que dibuja. No son las pinturas que los vuvv comprarían, pero a él le permiten plasmar la verdad de lo que vive su pueblo. Cuando es seleccionado para participar en el concurso de arte interplanetario de adolescentes tendrá que decidir si está dispuesto a sacrificar sus ideales por una oportunidad que podría cambiar la suerte de su familia y conseguir la cura de la enfermedad que sufre. Paisaje con mano invisible es una novela breve pero profundamente sagaz que traslada al lector a un escenario no tan lejano y lo orilla a cuestionarse sobre temas urgentes hoy día.

¿Qué precio tiene la raza humana? ¿Cómo la vendemos? Les juro que creo que este libro es magistral al demostrar que la cultura no la podemos vender, que no es un producto de consumo y que me recuerda a los turistas europeos en la India que creían que la India eran esa fantasía que habían visto en los libros y en las películas, que eran incapaces de enmarcarla en el mundo moderno, que se referían como disfraces a la ropa, que eran incapaces de comprender que existiera el pop indio, la música electro, que se habían quedado con lo que ellos creían que eso era lo tradicional. Obviamente, también me recuerda a las suposiciones que se hacen sobre México. Sobre la música que escuchamos (siempre folclórica), sobre cómo nos vestimos o la manera en la que vivimos. Eso es justamente lo que pasa en Paisaje con mano invisible entre los vuvv y la humanidad. Para los vuvv, los seres humanos son seres que sólo pintan naturalezas muertas, que viven y se visten como en los años cincuenta, creen en el amor eterno y sólo escuchan a Elvis Presley. Y que además son profundamente espirituales. No hay nada más que eso. Para los vuvv, la humanidad es sólo un cúmulo de suposiciones que han hecho con base en lo que han observado.


La verdad, es que este no es el tipo de libros a los que suelo acercarme a primera vista. Ni el título, ni la temática. Soy muy dejada con la ciencia ficción y en su mayor parte, no me llama tanto como otros géneros. Entonces, para leer este libro, me lo tuvieron que spoilear entero. No lo hubiera leído de otra manera. Es una de las novedades del Fondo de Cultura Económica en su colección A través del espejo, la colección juvenil, entonces yo tenía que conocerla, por fuerza. Así que me contaron toda la historia de Adam y cómo había quedado Estados Unidos tras la llegada de los vuvv y fue cuando dije "de aquí soy". El declive que se presencia en este libro no es algo que no estemos viviendo ahora mismo. Los ricos se hacen más ricos, los pobres más pobres, el capitalismo es insostenible, pero unos cuantos creyentes se emperran en creer en el libre mercado. Los que salieron beneficiados de los tratos con los vuvv se enriquecen cada vez más, los que no, pierden sus trabajos, sus casas, lo pierden todo. ¿Les suena conocido? A mí sí. 

Adam es el único sostén de su familia cuando su padre huye porque siente que no es lo suficientemente hombre al no poder mantener a su familia (podría hacer todo un análisis sólo de ese capítulo, pero esto quedaría demasiado largo) y su madre no puede conseguir trabajo porque hay demasiados desempleados y muy pocos trabajos. Adam cuenta que solía ser cajera, pero que la tecnología de los vuvv la dejó sin trabajo. Ahora, sólo pide trabajo para servir consome en una fonda. No hay más. Todo lo han sustituido las máquinas. Los humanos sobreviven como pueden, esforzándose en demostrar que están ahí, que no son sólo lo que los vuvv creen que son o convirtiéndose en lo que los vuvv esperan de ellos, lo que funcione mejor según el caso.

Adam y su novia, Chloe, se inscriben en un programa de parejas para conectarse en vivo durante sus citas y compartir su experiencia de amor con los vuvv. Sólo hay un pequeño problema: los vuvv creen que el amor humano es algo que en realidad no es, no lo entienden y sólo quieren ver aquello que ellos creen que es el amor humano. La cosa funciona por un rato, hasta que deja de funcionar. Y eso es justo algo que me gusta del libro: es una caída en picada. Me recuerda mucho a Alicia cayendo en picada por la madriguera, porque a cada capítulo que pasa se hace más obvio que no hay ninguna clase de regreso posible, al menos no por el mismo camino. Adam va internándose más y más y más y más en los problemas, incapaz de salir de ellos, impotente por no ser lo que los vuvv quieren que sea y a la vez furioso con aquellos que les siguen el juego

Hay una escena que me gusta mucho, que es cuando encuentra a uno de sus compañeros vendiendo figuras religiosas. Vende a Shiva en los brazos de la virgen María, a Jesús como un dios hindú, a dioses de otras religiones crucificados. En su patio delantero tiene un popurrí de religiones sin sentido para la humanidad, pero que a los vuvv les fascina. Adam se enfurece y habla de que están vendiendo su cultura, todas las culturas, de que las está haciendo una masa irreconocible y las está vendiendo, como si fuera algo con lo que se pudiera comerciar. Me encantan todas las reflexiones que se pueden hacer partiendo de ese pequeño punto, porque es algo que vemos que sucede. Ya comerciamos con la cultura y las tradiciones de una manera desesperada, porque para muchos es la única forma de sobrevivir. ¿Cómo le dices a alguien que no lo haga si la opción es morirse de hambre? ¿Y cómo lo haces sabiendo que lo que estás comerciando con la cultura, con la identidad y con lo que eres? 

No les cuento más de la trama del libro, pero sí quiero hablar en especial de que me gusta que un libro juvenil provoque tales reflexiones. Estoy muy peleada con algunos libros estadounidenses distópicos porque no entienden la revolución, ni la resistencia, pero este parece reflejar muy bien las condiciones de "libre elección" bajo el capitalismo en las que vivimos. Adam es libre de elegir lo que quiere hacer, pero si no elige lo que los vuvv (aka la burguesía) quieren que elija, la opción es morirse de hambre. Me alegra que un libro juvenil norteamericano planteé eso, que lo ponga sobre la mesa. Que, por un momento, nos olvidemos del elegido que salva al mundo y lo cambia todo y nos enfrentemos a los que viven en un mundo que no pueden cambiar solos.

Paisaje con mano invisible me parece una excelente novela de ciencia ficción. No es lo que esperaba, pero sí más de lo que esperaba. Superó con creces mis expectativas. Se las recomiendo mucho.