Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain

jueves, 15 de junio de 2023

Cloud Strife, SOLDIER: una experiencia en Final Fantasy VII Remake

Final Fantasy VII no es el primer juego que veo por la historia pero sí el primero que pasé yo sola a partir del capítulo dos. Es literalmente lo primero que juego en mi vida de una manera casi obsesiva y desesperada. Ya antes me había enamorado de Zelda cuando mis roomies de la universidad decidieron jugar Majora's Mask en emulador, había visto pedazos de God of War, me había chutado todo GTA V (la historia me sorprendió y uno de los finales me gustó mucho) como espectadora, pero no había jugado nada. Hasta que me pusieron FF VII Remake en las manos con las palabras "dicen que este es el mejor Final Fantasy" y me dejaron ser. Yo sabía tres cosas de él: que Cloud Strife era hermoso (y que se llamaba Cloud Strife), uno de los spoilers más grandes del juego sin contexto, y que existía alguien que se llamaba Tifa. Y bueno, que existía Sephiroth y era absolutamente sexy. 

Final Fantasy VII Remake, Cloud

No es que nunca hubiera oído la historia de Final Fantasy (y para mi desgracia me fui acordando de varias mientras jugaba porque las cosas empezaban a cobrar sentido), pero sí tomé la decisión de jugar el Remake sin saber muchas cosas porque quería ver qué tal se sentía jugar algo de la magnitud de Final Fantasy sin tener ni idea de nada. Creo que fue la decisión correcta para mí.

Sobre Cloud Strife (sobre mí)

Puedo contar personajes con los que me identifique tan completamente que los convierto en una hiperfijación en mi vida. Se convierten en todo mi hiperfoco y sólo puedo pensar en ellos. La protagonista del cuento de Wunderkind de Carson McCullers (quebrada bajo el peso de unas expectativas ajenas que había vuelto propias), Nuria Fernández en El disco del tiempo de María García Esperón (sin explicación alguna: Nuria Fernández soy yo). Algunos se quedan cerca, muy cerca. Otros me apasionan por sus historias, tan diferentes a la mía. Siempre me he reído de que me identifico con más hombres en la ficción que con más mujeres (y por eso no me interesa hablar de la diversidad al escribir como una manera de vernos reflejados a nosotros, sino que me parece más interesante ver reflejados a todos los otros que no somos nosotros). Es una casualidad, porque no tengo a bien separarlos entre hombres y mujeres ni buscar un arquetipo específico; la casualidad quizá se dé por que quizá, aunque no tengo pruebas, hay más protagonistas o a ellos les cuenten más historias: no sé, no tengo una muestra clara para comprobarlo: en literatura, leo a muchas más mujeres; en manga y cómic, la cosa está más igualada; en videojuegos, creo que he terminado de ver unos tres en mi vida. Si quiero responderme por qué me identifico más con algunos personajos, quizá la respuesta ahora mismo sólo puede ser casualidad (dadas por el estado actual de las cosas: está claro que tipos de protagonistas son más recurridos). Ya me verán hablando de Chu Wanning cuando termine The Husky and His White Shizun y quizá de Tantai Jin, cuando termine Till the end of the moon. Ahora mismo, vengo a hablar de Cloud Strife. Cloud Strife soy yo.

Gif de la primera aparición de Cloud Strife en Final Fantasy Remake. Mira hacia el frente con la espada en la espalda.

Sobresimplificación, pero lo soy. Su aparente apatía, lo que le cuestan las sonrisas, el olvido convertido en laguna mental, su manera de preocuparse por los otros, su inseguridad, ese complejo que lo lleva quizá a sobre compensar quién es, lo introspectivo y lo callado que es cuando está solo, la soledad. Me sé detalles de su historia, no la conozco toda. Pero veo a Cloud y digo: en el fondo estamos hechos de lo mismo. Y eso me da esperanza

Jugar Final Fantasy VII Remake es ir descubriendo, poco a poco, quién demonios es Cloud Strife. ¿Sabe él quién es? ¿Dónde ha estado, de dónde viene? Se introduce como un mercenario dispuesto a ayudar a AVALANCHE (por un precio) a explotar uno de los reactores con los que Shinra, la empresa que controla Midgar, extrae mako del planeta (y se entiende que el planeta está muriendo por esta sobreexplotación, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia y, aunque sí, entiendo la existencia de la lectura alegórica fácil que sale de ahí, Final Fantasy VII es mucho más: sólo pregúntense por qué crear todo esto si sólo querían hablar de la crisis ambiental y encontrarán ese mucho más). Entiendes que antes fue parte de SOLDIER (SOLDADO), una organización militar dentro de la misma Shinra y que desertó. No sabes por qué, no sabes qué pasó, no sabes nada. Supones que, con el tiempo, el mismo juego lo irá respondiendo. 

Arte de Cloud Strife y Sephiroth por Awanqi
Arte por awanqi.

Excepto que en algún punto te das cuenta de que quizá, fuera del discurso aprendido (Cloud Strife, SOLDIER, First Class), Cloud tampoco tiene idea de quién es. Y no lo digo literalmente (aunque si ya se saben la historia de FFVII, bueno, entienden), sino también en un modo mucho más espiritual. Le cuesta conectar con el discurso para salvar al planeta, no entiende muy bien qué está haciendo o a donde va, tiene porte de héroe pero le cuesta actuar como uno (es muy revelador el puchero, la cara cansada o los constantes suspiros que suelta cuando le piden que haga cosas) y parece que está compensando por sabrá dios qué. Me he sentido así tantos días de mi vida que no podía dejar de jugar. Me daba esperanza que, a pesar de ver a Cloud sentirse tan inadecuado en el mundo tan seguido, fuera encontrando amigos y un lugar (especialmente notable es lo torpe que es hablando con Tifa, lo mucho que se sorprende de que Jessie, Wedge o el resto de los miembros de AVALANCHE lo consideren un amigo, lo torpe que es con Aerith aun cuando es obvio que la mira y lo lento que es respondiendo a los gestos de otros porque no los reconoce). Cloud me llega al alma cada suspiro que da, se los juro. Me da esperanzas de que hay un lugar para mí, que hay una manera de caminar hacia adelante e ir arreglando todo lo roto y lo olvidado. 

Render 3D de Cloud Strife por silverelitist
Render de silverelitist.

Ah sí, ¡sorpresa!, además de Final Fantasy VII, venimos a hablar de mis traumas.

Para mí, el mayor atractivo de Final Fantasy fue ese. Verme y ver a Cloud Strife. Verlo y verme a mí. Esa aparente tranquilidad. Dijo Xavier Velasco en La edad de la punzada, su libro autobiográfico, que nadie se imagina los alaridos que se escoden tras el silencio de los tímidos; dejaríamos sordo al mundo si nos lo propusiéramos. Alguna vez puse esa frase como prompt en un Amigo Invisible de un foro de fanfiction y recuerdo dos personas que no la entendieron (uno solo dijo: pues que hablen, es su culpa; y otro escribió la historia más literal y simplista posible; supuse que no era su culpa, aunque ninguna de esas dos personas me caía bien: simplemente nunca habían estado en una situación que los hiciera sentir esa frase hasta las entradas). Y me pasa con Cloud: porque puedo escuchar su grito desde la primera vez que se encuentra con una visión de Sephiroth. Por qué está vivo alguien que debería estar muerto; alguien que Cloud asegura haber matado, por qué el rostro de Cloud es siempre una mezcla de terror y determinación al verlo. Qué oculta el silencio de aquello que no cuenta. Lo veo y me veo y al verlo sé que hay esperanzas.

Un planeta al borde del apocalipsis

Una de las primeras cosas que Barrett dice en el juego es que el planeta sufre y que se pueden escuchar sus lamentos. ¿Acaso tú no lo escuchas?, le pregunta a Cloud. (A lo que Cloud, en el modo más Cloud posible, responde: get help). 

Vista áerea de Midgar como aparece en Final Fantasi VII Remake

Es imposible no notarlo: Midgar es una plataforma de metal, los barrios de abajo tienen poca vegetación (el jardín de Aerith es una excepción, el manto de flores de la iglesia también), dependen de la extracción de mako, el cuál no es un recurso que vaya a durar hasta el infinito y es tan benéfico como puede ser letal (es increíble lo simple del contraste: te recuerda que la naturaleza no es buena ni mala, simplemente es y puede sernos letal tanto como dependemos de ella).

Shinra usa mako para todo, incluso para experimentar con criaturas que después acaban sueltas por todos lados y te obliga, eventualmente, a preguntarte cuánto sufrimiento hay detrás de toda esa experimentación, cuántas vidas, cuánta ética, cuál es el punto. Todos los SOLDADOS pasan por duchas de mako, lo que vuelve sus ojos reconocibles a simple vista; el proceso los hace más fuertes y resistentes, pero también los vuelve gente más extraña. (Cuando Tifa dice: Cloud, me asustas, y él responde: es el mako). Roche, un SOLDADO de tercera clase que sale al principio (lo detesto, tengo pesadillas con los minijuegos de las motos): lo dice, todos somos un poco extraños (no fui consciente de cuánto hasta que no jugué Crisis Core, pero de eso hablaremos en otra ocasión). Y no sólo eso: son proclives a degeneración más temprana. El mako que Shinra le va quitando al planeta cobra su precio, tarde o temprano. 

Arte de Cloud y Aerith en la iglesia, sobre la cama de flores, por Joanne Tran
Arte por Joanne Tran.

La naturaleza es uno de los grandes temas del juego: desde los vistosos paisajes en el jardín de Aerith, hasta Tifa diciendo, al recibir una flor real: hacía tiempo que no veía una. Los descampados debajo de Migdar están llenos deshechos de metal y tierra árida. Te hace preguntarte si hay algo más afuera, otros lugares donde el despojo a la tierra no sea tan egoísta (sé que ya me lo responderán en Rebirth y más o menos sé que mi pregunta tiene una respuesta, pero pues, es la primera vez que juego Final Fantasy VII). Después de un montón de horas, no queda más remedio que recordar las palabras de Barrett: se pueden escuchar los lamentos del planeta, ¿acaso no los escuchas?

Como dije arriba, en la otra sección, sé que es muy tentador ver el juego e irse sólo por la lectura más sencilla: la alegoría. Pero como suelo decir, si queríamos que los dragones fueran sólo una representación de nuestros más profundos miedos y no dragones, ¿por qué escribimos sobre ellos? Final Fantasy no es una cautionary tale, no es un relato de aquello que nos espera. Al final, Final Fantasy es también sobre los héroes: lo que nos construye en uno, lo que nos fuerza a volvernos uno, las historias que los hicieron; sobre los héroes que, de alguna manera, escucharon el grito de ayuda de un planeta muriendo y atendieron al llamado, por las razones que se les antojen. No me gustan las lecturas alegóricas: significan simplicar la poética de las historias, ir sólo al fondo a buscar el significado escondido, el simbolismo secreto

Party de Final Fantasy VII Remake: Red VII, Aerith, Cloud, Barrett y Tifa.

Quiero pararme allí, en ese planeta al borde del apocalipsis; al principio no lo escuchaba, pero Final Fantasy VII lo vuelve especialmente difícil de ignorar. Después de todo, ¿no les dije que soy como Cloud Strife?

Al borde del apocalipsis, todavía queda esperanza.

Tifa, Aerith y la amistad

No sabía cómo titular la última sección de todo esto, pero supe que tenía que hablar de la amistad. Desde la primera vez que vi a Tifa me crushee terriblemente y me aprendí su nombre. (Además tiene un nombre muy sonoro y muy fácil. Ti-fa). Cuando la conocí, sólo supe: quiero que ella sea mi amiga. Y cuando poco después Cloud cae sobre las flores de la iglesia y conoce a Aerith, también dije: quiero que Aerith sea mi amiga (diosanto, en verdad soy Cloud), se ve como una persona increíble. No me equivoqué. Las quiero mucho a las dos y me parecen ambas sendos personajes: los dilemas morales de Tifa, la ternura que desborda Aerith, ese contraste entre ambas porque Tifa es mayormente transparente con sus afectos (sus miradas confundidas es lo que siempre te da esa pista de que algo anda mal), el hecho de que con Aerith siempre sabes que sabe mucho más de lo que cuenta o dice.

A la izquierda, Aerith, a la derecha, Tifa. Final Fantasy VII Remake

Me gustó verlas conocerse y aunque su tiempo juntas es relativamente breve y jamás en tranquilidad y verlas interactuar y pensar, damn, son las amigas que quiero, que quise, que ojalá hubiera tenido cuando no tuve amigas. Fui una niña solitaria. Era muy tímida y, aunque compartía la mayoría de los gustos de otras niñas (tuve barbies y otras muñecas, cosas muy de niña, etc.) el ruido siempre me aturdió y no me gustaba mucho jugar cooperativamente porque me gustaba inventar a mí las historias de mis muñecas y no sabía cómo tomarme las sugerencias de alguien más (todavía sucede y eso es por lo que escribir a cuatro manos me hace querer arrancarme las manos a mordidas y acabé por dejar ir el rol narrativo, la escritura es un ambiente solitario para mí: soy la dictadora de mis propios textos), así que tenía pocas amigas. Además, mis amigas siempre terminaban por mudarse o cambiar de amigas porque ya no nos llevábamos tan bien, o cambiándose de escuela. Yo permanecía y ellas se iban. Luego llegué a prepa y sí, tuve amigas, pero en mi grupo tenía conocidas. Terminamos siendo tres. En un grupo de más o menos cuarenta. Cosas de decir: sí, voy a estudiar físico-matemáticas. Mis mejores amigos siempre fueron ellos porque eso era lo que había; también en la carrera. A veces pienso y digo: ojalá hubiera podido tener más amigas. Pero las circunstancias son las circunstancias, ver a Tifa y a Aerith sólo me hizo recordar aquello. 

Veo a Cloud con ellas y, dejando del lado el ship (me gustan ambos de Cloud con ellos, son... lindos, pero por favor, por favor, les juro que no es su nombre lo que voy a decir cuando hablemos de Cloud y con quien lo shippeo más), digo: sí, le hace bien tener amigos. Sí, me hace bien tener amigas. Que belleza en general toda la party: incluso Barrett acabó cayéndome bien, aunque me aturde porque es muy ruidoso y yo soy muy aguantar todo el ruido o no aguantar nada y mis momentos de jugar Final Fantasy eran de los úiltimos (no les quiero juntar el estrés que me da oír One Winged Angel porque sabía que ya se había ido todo al demonio, qué gran OST). Que gran party, el verdadero los amigos son los que haces en el camino. 

Conclusiones

Acabé con el horror de saber que acabaría por comprar una PS5 (Remake lo jugué con la suscripción de PlayStation en una PS4) y acabaría por jugar Rebirth. Necesito saber que Cloud sigue y persiste. Él soy yo. Necesito saber que hay esperanza, saber que sigue caminando por el mundo, un pie delante de otro, con sus pedazos a medias, reconstruyéndolos poco a poco. No siempre un personaje me causa estas cosas, pero Cloud Strife me pegó duro.

Inicié Remake y, aunque creí tener las respuestas, terminé Remake de la misma manera: Cloud Strife, ex SOLDIER, primera clase, ¿quién eres?

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Gif de Cloud y Zack, escenas finales de Final Fantasy VII Remake

sábado, 1 de abril de 2023

Scum Villain Self-Saving System, Mò Xiāng Tóng Xiù | Reseña

Sinopsis: El medio demonio Luo Binghe surgió de un comienzo humilde y un pasado tormentoso para volverse incomparable en fuerza y belleza. Con su harem de más de trescientas esposas y su dominio sobre el reino humano y demoníaco, es realmente el protagonista más poderoso… ¡de una serie de novelas web de mala calidad! Al menos, eso es lo que cree Shen Yuan −alias en línea "Pepino Sin Igual"− cuando termina de leer el capítulo final de "Camino del orgulloso demonio inmortal". Pero cuando una combinación de rabia y una mala elección de comida lo llevan a la muerte, Shen Yuan se encontró renacido en el mundo de la novela web, en el cuerpo de Shen Qingqiu… El hermoso, pero cruel maestro de un joven Luo Binghe. Pese a que Shen Qingqiu ahora tiene un poder y habilidades increíbles como cultivador, también está destinado a ser horrorosamente castigado por crímenes contra el protagonista, por lo que este nuevo Shen Qingqiu solo tiene un curso de acción: ganarse el favor de Luo Binghe antes que el joven ascienda al poder. ¡Esa es la única forma en que escapará del terrible destino de un verdadero villano escoria! (Sinopsis de la versión oficial; traducción en español por KIYO).

Esta reseña marca el fin de un ciclo de lecturas que me tomó bastante tiempo, pero que disfruté mucho. Conocí el danmei por adaptaciones de obras de MXTX y lógicamente quería leer las tres novelas que tenía disponibles. Primero leí Mo Dao Zu Shi (The Grandmaster of Demonic Cultivation) porque a MXTX la conocí porque todo mi tuiter estaba obsesionado con The Untamed y luego leí Tian Guan Ci Fu (Heaven Official's Blessing) porque así se fue dando el orden en el club de lectura de danmei en el que estoy. Al final, le tocó a Scum Villain y la verdad es que estoy convencida de que lo leí en el momento adecuado. Su fandom estuvo super activo el año en que lo leí y eso me ayudó a seguir y me hizo interesarme. Como me tardé tantísimo acabé leyendo las traducciones oficiales en inglés de Seven Seas ilustradas por Xiao Tong (Velinxi): me lo tomé con calma. Leí la primera novela publicada por Moxiang a lo largo de todo 2022 (la empecé en enero, al terminar el Guadalupe Reinas 2021 y la terminé durante el Guadalupe Reinas 2022) y debo decir: me divertí mucho. Vamos a hablar de ella.

Luo Binghe y Shen Qingqiu con un gato, arte oficial.

Scum Villain Self-Saving System (traducido como El sistema de autosalvación del villano escoria, más o menos) es una novela de transmigración a un mundo xianxia. Transmigración, ¿qué demonios es eso? Para explicarles un poco y explicar por qué me interesa tanto este libro, tengo que hablar de isekai y de novelas de sementales.

El isekai es un subgénero, usualmente de la fantasía, aunque también lo he visto un poco en historias que van más hacia la ciencia ficción, que es muy popular en japón y que yo conocí en el anime, pero que es mucho más popular que cualquier otra cosa en las novelas ligeras. En estas historias el protagonista suele ser una persona común, en nuestro mundo que, por alguna razón, acaba en un mundo secundario, fantástico y vive aventuras. Usualmente sigue el camino del héroe y muchas veces es un vato rodeado de mujeres que lo adoran aunque su personalidad sea la de un pedazo de musgo y su profundidad la de una hoja del menor gramaje posible (te estoy viendo a ti, Kirito). No siempre, pero reconozco que es algo que me llevó a alejarme de ese tipo de historias, o a filtrar con mucho cuidado, porque me cansé de ver a mujeres floreros, mujeres en refrigeradores, mujeres cuyos traumas sólo importan en el mismo nivel en que el protagonista (vato) puede crecer a través de ellos. Es cansado. 

Así que un día le cerré la puerta al género y no la abrí hasta mucho después, cuando descubrí la transmigración en los manhwas (corea) y los manhuas (china). En la transmigración, un personaje literalmente transmigra a otro mundo y se convierte en un personaje de ese mundo (usualmente transmigran en ciertos arquetimos: esposas de los héroes, intereses amorosos, villanos) y la historia se trata, muchas veces, de jugar el papel, sobrevivir y cambiar la narrativa a tu favor. Scum Villain es una novela de transmigración: el protagonista, Shen Yuan, es un ávido lector de novelas publicadas en la web por entregas que acaba en el mundo de una de ellas. ¿Qué novelas lee?

Fantasías eróticas y de poder. Novelas de sementales. Historias que los hombres heterosexuales leen porque quieren ser el protagonista, con un harem de mujeres florero a sus pies, y que las mujeres se asoman a ver si el contenido erótico está bueno (no suele estarlo). Moxiang vio estas novelas y dijo: quiero hacer una parodia y hacer todo homosexual. E hizo que, Shen Yuan, en un arrebato de coraje contra la novela, que considera llena de hoyos y mal escrita, se atragante de un bocado y despierte en el cuerpo del villano principal. Misión: que el héroe, el único personaje que admiras, no te mate. Pero tienes que convencer a todos que no están actuando fuera de personaje porque hay un sistema que te da y te quita puntos e incluso te impone castigos. 

Luo Binghe y Shen Qingqiu, arte oficial de tencent.

Shen Yuan, convertido en Shen Qingqiu, es mi personaje favorito. Se sabe la novela, a pesar de que dice que la odia, de cabo a rabo, se emociona como fangirl con Luo Binghe, el protagonista y se esfuerza lo más posible en no acabar con todas las extremidades amputadas metido en una vasija (como acaba el personaje original). En el camino jura que es heterosexual aunque se ofende muchísimo si alguien osa decir que Luo Binghe no es el hombre más hermoso del mundo y se encuentra muy confundido cuando, en todas las escenas planeadas para que una de las esposas florero de Luo Binghe lo ayude o llame su atención, acaba él sustituyendo el papel. No ayuda descubrir que el autor, también haya transmigrado en uno de los villanos y no recuerde absolutamente nada de lo que escribió (Shan Qinghua, te queremos)

Hay muchos temas que tocas sobre el libro: la obvia burla (bastante final) a las novelas con harems inmensos y protagonistas sementales (especialmente al descubrir que Luo Binghe es un personaje muy sentimental y bastante llorón, lo que es especialmente irónico pensando que en la novela original era visto únicamente como una fantasía de poder masculino), el aprovecharse de los clichés de nombrar todo de maneras ridículas y ofrecernos sólo la perspectiva de Shen Qingqiu que, no importa lo obvio que sea Luo Binghe, se tarda en entender que el interés amoroso es él. 

Felicidades, Shen Qingqiu, el harem eres tú

Boda de Luo Binghe y Shen Qingqiu

Ya había hablado un poco en la reseña de Golden Stage sobre mi disgusto contra el romance mainstream, pero leer esta novela mientras leía otras dos de priest (otra autora de danmei, hice la reseña de Faway Wanderers) cimentó mi idea que otro de mis problemas era el cinismo ante el amor. Yo sí quiero para siempres en las historias que leo y quiero creer que son posibles, a veces ese sentimiento de que el amor siempre se acaba me resulta agotador. Quiero romances trascendentales, historias que me abran de par en par (como dijo Kafka, historias que sean el hacha que rompa el mar helado que llevamos dentro) y de repente todo este cinismo respecto a que el amor no es tan importante (sí lo es, romántico, platónico, familiar, especialmente cuando hablamos de familias que se encuentran, lo es, mueve el mundo) me cansa mucho. Por eso volteo al danmei, porque, por absurdo que suene, el amor en muchas de sus representaciones, incluida la sexual, puede salvar al mundo

En resumen.

Scum Villain es un libro muy divertido, con personajes muy divertidos, con drama y comedia, pero que también tiene pasajes muy hermosos sobre cómo elegimos aquellos a quienes amamos y cómo nos aferramos a ellos de muchas maneras (véase a Luo Binghe y a Shen Qiongqiu en sus totalmente incompatibles modos de aproximarse al otro gran parte de la historia). Si además, han sentido frustración por esas novelas de harem donde los intereses amorosos no son más que adornos sin personalidad, seguro la aguda burla de Moxiang les va a gustar. Con este libro terminé de leer a Moxiang por el momento y tengo que decir, me la pasé muy bien. Fue un gran viaje. Ojalá se animen a venir también.

martes, 7 de marzo de 2023

A pesar de Camelot, Verónica Pazos | Reseña

Portada de A pesar de Camelot de Verónica Pazos

Sinopsis: Era una mañana de niebla cuando el merlín dejó a Arturo en la puerta de Kay. También lo era cuando vio la piedra y arrancó la espada. Cuando se la entregó a su hermano. Cuando dejó de oír al bosque. Cuando Camelot se diluía en las sombras del agua. Cuando Kay recogía la espada y la corte oculta también estaba mirando; el bosque, sus seres.
Siempre un Arawn en el trono, siempre un Lanzarote en el lago. Siempre Arturo y el destino.

Estoy obsesionada con Lanzarote en el lago, con Arturo y con su destino y en general con todo lo que rodea al mito artúrico y a la matería de bretaña. Eso me hace bastante propensa a buscar este tipo de libros (no que todos me gusten, pero los de Vero Pazos hasta el momento son de mis favoritos). Silvia Plato lo dice en su Breve Historia de la Fantasía (y ya lo dije en la reseña de Noche en Tintagel, libro conectado a este pero que se puede leer de manera independiente, un detalle que me parece espléndido en este mundo lleno de secuelas, precuelas e historias conectadas que a fuerza necesitas para entender algo):

Y es que quien sucumbe una vez a la leyenda artúrica, irremediablemente, sucumbirá mil veces más y no podrá evitar que terminen cayendo en sus manos todas las obras que resuenen con los ecos de la Dama del Lago.

No es una mentira. Cada que algo cae en mis manos donde resuenan los ecos de la Dama del Lago me siento en la absoluta necesidad de leerlo (y sufrir decepciones es, definitivamente, algo triste). A pesar de Camelot me consumió por completo y casi lo acabé en un viaje de siete horas en autobús. No podía hacer nada más que leer, así que no podía soltarlo; narra una de las historias más conocidas de la leyenda: Arturo sacando Excalibur de la piedra. Incluso muchos de los que no tienen ni idea del lore artúrico, han visto La Espada en la Piedra (adaptación de la primera parte de El rey que fue y será de TH White) y conocen a Grillo, a Merlín y a Kay.

Excalibur en la piedra
Excalibur; por Jeremy Paillotin

Verónica Pazos le imprime su visión, su prosa y hace una versión como nunca antes he leído una (y eso es lo bueno que tienen las palabras: podemos seguir reinventado los mitos y las historias y seguirlas contando y serán la misma y otra diferente a la vez). Agarré un par de temas sobre la novela para discutir. 

Lo féerico y el Otro Lado

Ya he hablado en varias ocasiones de cómo cierta tendencia a descubrir el lado oscuro de los cuentos de hadas, a recordarnos que los seres féericos no siempre son buenos (aunque se les sigue enmarcando en lo bueno y malo), etc., en realidad sólo está descubriendo que el agua moja. O sigue terca en tratar a lo féerico como si fuera humano. Puede que a las hadas las hayamos creado nosotros, escribiendo historias. Puede que el bosque lo hayamos ido poblando, poco a poco, contando historias. Pero los elfos, las hadas, nada de eso es humano. Vienen de las historias y de todas las voces que las han ido construyendo, poco a poco. 

Lancelot en la capilla, ilustración
Ilustración del libro The Book of Romance

Cuando yo leo fantasía me gusta que exista esa atmósfera que me permite recordar que estoy tratando con criaturas que no son humanas. Ese momento en el que el texto las vuelve reales para mí. Hay un montón de recursos y un montón de maneras. Incontables escritores se han dedicado a imaginar el Otro Lado, el Bosque, el Reino Peligroso, todos esos mundos secundarios a los que accedemos imaginando y moldeándolo a su gusto. 

 Hoy en día, de hecho, se puede ver hasta casi una obsesión por lo que llaman worldbuilding. Yo soy muy escéptica del fenómeno, porque aunque me parece una gran herramienta cuando estamos hablando de partidas de rol y juegos afines, encuentro que el foco del worldbuilding no es La Palabra, en mayúsculas, ni el lenguaje. Podemos construir un mundo, sí. Tan detallado como queramos o tan poco detallado como lo deseemos. Construir mundos así, hacer sus mapas, fichas, sus enciclopedias, todo eso me parece, en teoría, fascinante, porque además de fantasista y de lectora, y de escritora, fui rolera. Pero cuando quiero enfocarme en la literatura, soy escéptica.

Siento que si sólo nos enfocamos en escupir detalles sobre lo que estamos construyendo y no trasladamos eso a la prosa y al estilo, realmente no funciona. Podemos hacer todo el worldbuilding del mundo, si quieren, y nunca hacer un trabajo verdaderamente literario. Hay miles de manuales. Tipos de clima, cómo dibujar mapas, sistemas económicos, cómo hacer que tu historia medieval se vea legítima según en dónde la quieras ambientar (si es que tiene una conexión con nuestra realidad), armaduras, palabras. Todo está muy bien, pero de repente en un montón de estas obras lo que tienen es datos. 

Sólo datos. 

La dama del lado, en pintura
La dama del lago, por Speen Lancelot

Cuando hablo de mi fascinación por lo feérico de Verónica Pazos reconozco que es porque es alguien que hizo realmente un trabajo con el lenguaje y las palabras y la literatura no tiene más que eso. La lengua. Siempre sabes cuando los personajes de A pesar de Camelot se están enfrentando al otro lado o hablan con un ser que no es humano o descubren una parte de su naturaleza que hasta el momento no entendían. Te lo dicen sus palabras, cómo hila las oraciones, cómo se vale tan sólo del lenguaje para construir aquella atmósfera en su libro. Ya lo mencioné cuando hablé de Noche en Tintagel, el libro que precede a este (ambos se pueden leer sin leer el otro, pero leer ambos complementa muchas cosas de ambos). 

Aquello que se esconde en el otro lado es fascinante, sin duda. Ya lo puse en la cita al principio: aquellos que escuchen los ecos de la Dama del Lago no podrá escapar nunca. 

Arturo y el destino

Hay muchas versiones de la historia del rey Arturo, muchas visiones. Quizá una de las más famosas es La espada en la piedra, basada en la primera parte de El rey que fue y será de T. H. White (tengo ganas de hablar de ese libro porque tiene partes que me gustan mucho y grandes detalles, pero a la vez T. H. White era muy anticomunista y hay cosas que sólo me ponen los pelos de punta, pero bueno: su Lanzarote es de las cosas que más recuerdo con cariño). Hay películas, hay libros, hay pinturas, poesía. Hay toda una generación que vio Merlin en la BBC (hola, soy yo). Hemos oído el nombre de Merlín, de Morgana, de Arturo y Guinevere. Aun cuando mucha gente no tenga ni idea de todo el lore de la materia de Bretaña, al menos han escuchado sobre el rey Arturo y por qué es tan importante para Gran Bretaña. 

Arte conceptual de Camelot en los tiempos de Arturo.
Camelot en los tiempos de Arturo, por Kieran Belshaw.

Me gusta la visión de Verónica Pazos sobre él porque, desde luego, pinta una imagen muy interesante sobre él. Lo vemos a través de los ojos de Kay, el hijo de Sir Hector, el caballero que acoge a Arturo (Grillo, si vieron Disney o Verruga si leyeron a T. H. White). Nos encontramos con la Dama del lago, con el otro lado, con la magia, con el destino de Arturo, del cual él todavía no sabe nada. 

Una manera de simplificar al máximo a los personajes sería decir: sí y es que son personajes grises (¿acaso no lo son todos los personajes o al menos la mayoría, porque los humanos no nos definimos bajo el bien o el mal absoluto?). La frase no es una mentira, pero creo que no alcanzaría a hablarles de la relación entre Arturo y Kay, las mentiras, el destino. La mirada de Kay sobre Arturo y los pensamientos de Arturo, que no alcanzamos a ver hasta que la narración no nos lo permite. Me gusta mucho como la prosa de Vero Pazos va hilando poquito a poquito cómo están unidos los dos personajes y cómo están entrelazados sus destinos. Me inspiró a escribir cosas a mí y eso no es poco

También me gusta la mirada sobre el destino y lo inamovible que puede ser o parecer. Me fascina la narrativa en la que, a fuerza de evitarlo y huir de él, se va cumpliendo, poco a poco. Ver cómo los personajes son libres de elegir y van eligiendo aquello para lo que están destinados aun cuando saben que preferirían huir. Y es que, ¿por qué contaríamos historias, si creyéramos que no se puede cambiar algo tan inamovible como eso?

(Podría contarles, en un paréntesis cómo digo que escribir es destino: porque sé que yo no puedo hacer nada más, que escribir es como respirar, que al fin y al cabo es mi destino, sera buena para eso o no; podría intentar huir, pero siento que siempre volvería de nuevo, al principio, una y otra vez; pero no venimos a hablar de eso, sino de los personajes de Vero Pazos).

Conclusiones

El encantamiento de Merlín; Merlín indefenso ante Nimue
El encantamiento de Merlín, por Edward Burne-Jones

Al final, si buscamos libros del Rey Arturo y los personajes que lo rodean, encontraremos muchos. Películas, cómics, videos en internet, juegos de rol, fanfics, adaptaciones para todo tipo de narrativa. ¿Por qué un libro más o un libro menos sería diferente, sería bueno, sería imperdible? La verdad es que no lo sé. Yo puedo apuntarles hacia A pesar de Camelot y contarles por qué me devolvió el amor por el mito Artúrico (y a ustedes podría no causarles nada al final, pero al menos me quedaré con el cariño de haber escribo sobre él). Lo que sé es que todas las buenas historias inspiran a otros y luego esos otros siguen inspirando a otros y así hasta el infinito. Si seguimos escribiendo y contando sobre Arturo y Lanzarote (y sobre el caballero verde y Sir Gawain, sobre Tristán e Isolda, sobre Percival, sobre Blancaflor, sobre Igraine y Uther, y Merlín y el otro lado y Pywill y Sir Grummore, sobre el Rey Cuervo) es porque existimos muchos que seguimos escuchando el rumor del agua, de la Dama del Lago y escuchamos sus ecos en todas partes. 

Este libro es uno de esos ecos; pude escucharlo cuando lo leí. Por eso lo estoy poniendo aquí y lo recomiendo. A pesar de Camelot, de Verónica Pazos. Escuché a Lanzarote caminar en el bosque y corrí a buscarlo. Si ustedes también han escuchando un rumor que se le parezca, entonces este libro les puede gustar mucho y, por eso, se los recomiendo. Si lo leen, no duden en contarme.