Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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viernes, 23 de octubre de 2020

Mandíbula, Mónica Ojeda | Librosb4tipos

Sinopsis: Una adolescente fanática del horror y de las "creepypastas" (historias de terror que circulan por internet) despierta maniatada en una cabaña en medio del bosque. Su secuestradora no es una desconocida, sino su maestra de Lengua y Literatura, una mujer joven a quien ella y sus amigas han atormentado durante meses en un colegio de élite del Opus Dei. Pero pronto los motivos de ese secuestro se revelarán mucho más oscuros que el "bullying" a una maestra: un perturbador amor juvenil, una traición inesperada y algunos ritos secretos e iniciáticos inspirados en esas historias virales y terroríficas gestadas en Internet. "Mandíbula" es una novela sobre el miedo y su relación con la familia, la sexualidad y la violencia. Narrada con una prosa llena de destellos líricos, símbolos desconcertantes y saltos en el tiempo, toma rasgos del "thriller" psicológico para desarrollar el juego mental que se produce entre alumnas y maestras, y escarbar en las relaciones pasionales entre madres e hijas, hermanas y "mejores amigas", recreando un mundo de lo femenino-monstruoso que se conecta con la tradición del cine de terror y la literatura de género.

Este es el año en el que me reconcilio con autoras que antes no me gustaron. Mónica Ojeda es uno de esos casos. Hace años leí Nefando y decir que salí huyendo fue poco. Reconocía el valor literario del libro (todavía lo reconozco, aunque también puedo decir que no le entendí por completo y por eso nunca hablo demasiado de él, fuera de cuando me preguntan por qué no me gustó), pero a la vez me daba un asco terrible y prefería mantenerme muy alejada. No me gusta lo que en vez de miedo o creeps me causa nada más asco. Y eso fue lo que pasó con esa novela y durante mucho tiempo no volví a leer a Mónica Ojeda.

A veces pasa. Algunos libros, aún reconociéndolos como libros que objetivamente (¿existe la objetividad en esto de la literatura? hagan grupos de tres para debatir) son buenos, no son para uno. Y punto. O tienen temas que uno no aguanta (porque eso fue lo que me ocurrió con Nefando). Se me hace muy honesto decir eso. Hablemos de que hay libros con los que no conectamos de repente. Hoy lo menciono de pasada porque este año me ha pasado que he vuelto a leer autoras con las que en un principio no conecté en lo más mínimo (Verónica Murguía: aunque no me gusta Loba, adoré El fuego verde) y ahora me gustan más. Caso de Mónica Ojeda.

 

Hablemos de Mandíbula.

Es un libro narrado de manera no lineal en el que diversos recursos narrativos para contarnos la historia de los personajes. Se centra específicamente en Fernanda, Annelise y la profesora Clara, con algunos otros personajes en el fondo (el hermano muerto de Fernanda, el resto de la secta de Annelise, sus madres y otros profesores que conforman el cuadro). Mónica Ojeda hace uso de varios creepypastas para presentar a las personajas principales. Cuentan y hablan de creepypastas que llevan a Annelise a convertirse en la sacerdotisa del Dios Blanco. Nunca tenemos una respuesta clara de a qué se refiere con el Dios Blanco, porque es más la idea (una idea tan grande que el miedo está precisamente en lo desconocido, en la propia insignificancia de lo conocido). En uno de los pasajes que a mí me pareció mejor en el libro, Annalise le entrega a la maestra Clara todo un pasaje en donde abre, justamente, hablando del horror cósmico de Lovecraft y justamente ahonda en cómo escribir/hablar/comunicar/representar el horror cósmico.

Además, el horror cósmico tampoco puede ser descrito como se describiría el ataque de, digamos, un hombre lobo, porque aquellos que lo experimentan son incapaces de  de comprenderlo y, cuando por fin se acercan a su significado, se dan cuenta de que no tienen palabras suficientes para hablar de ello; que está más allá del lenguaje y que, desde el momento hasta el final de sus días, deberán cargar en soledad esa revelación incompleta e incomunicable.

Equipara justamente ese horror cósmico a lo que llama el horror blanco: habla de "su capacidad para implosionar el lenguaje" (cita textual). Creo que eso es lo que más me interesó del libro, que hasta más o menos pasada la mitad me interesaba como una lectura "rara" y nada más. Sí, hacía uso de muchos recursos narrativos que me gustaban, pero no me exigía demasiado, hasta el ensayo de Annelise, que es uno de los pocos vistazos que tenemos hasta el fondo del personaje. Este es un libro, por cierto, donde todos los personajes son personas que me caen mal: las odio. Será que no soporto las historias de niñas ricas de colegios del opus; pero también es la prueba de que en una historia no te tienen que caer bien todas las personajas o personajes (estoy harta de la gringada woke a la que sólo le gustan personajes buenos y puros y además a la que sólo le gustan los libros si los personajes le caen bien, perdón, se me escapó un poco de exasperación por entre las teclas). Annelise y su séquito son un montón de adolescentes que no soporto y, sin embargo, mientras más se adentra el libro en la idea del horror blanco, en las mordidas, en por qué se titula Mandíbula, menos capaz era de dejar de leer.

Otra de las partes magistrales de la historia es el capítulo final. Puro diálogo, puras palabras. Me impresionó. Si ya les he dicho miles de veces que no lean a Mónica Ojeda de noche, tampoco les recomiendo leer el final de este libro mientras cenan. Estoy sentada, repasando las citas, que se ven impresionantes aún sacándolas del contexto del libro, pero que no le hacen justicia, al menos a esos dos pasajes: el ensayo de Annelisse y el último capítulo. Mandíbula es un libro redondo que sí, reconozco que tenía mucho mas hypeado y que me pareció que tenía un ritmo desigual a la hora de leerlo (no porque el ritmo tenga que ser siempre el mismo sino que me pareció, dentro de lo que era, de repente antes de llenar a la mitad, demasiado llano, aun con todo lo que estaba contando); será que yo soy muy especialita para leer.

Antes de terminar quiero recordarles que este libro es la lectura de octubre de Librosb4tipos que vamos a comentar el día de Halloween, 31 de octubre a las 4pm, hora del centro de México en el canal de Sputnik. Sí, les traigo toda la información. Acá abajo también les dejo el cartelito, por si les late y quieren darse una vuelta por la transmisión.

¿Se los recomiendo? Sí, si les gustan estas ondas del horror cósmico y los creepypastas, creo que el libro puede ser interesante para ustedes. Desde luego es perfecto para el mes spooky y todavía tienen tiempo para leerlo antes de que lo comentemos en vivo.

domingo, 9 de agosto de 2020

Kalpa Imperial, Angélica Gorodischer | Librosb4tipos

Sinopsis: Kalpa imperial reúne once relatos, once fragmentos de la historia del Imperio Más Vasto que Nunca Existió. Por el narrador sabemos que el Imperio fue destruido y reconstruido infinidad de veces y que su historia vuelve a empezar con cada nueva dinastía de emperadores y emperatrices.

El escenario es siempre el mismo: el montañoso norte, el sur selvático y las ciudades capitales. Las historias son múltiples y diversas. Como la de Bib, el chico esmirriado que pretende refundar el Imperio e inventar un nuevo orden; la del último príncipe de la dinastía de los Orioles y su extraña muerte; la de la huérfana que asciende desde los bajos fondos hasta el trono; la del Emperador Cuarto en las dinastía de los Kiautonor, que manda a construir una ciudad en honor de su amante.

Angélica Gorodischer crea un universo ficcional portentoso, absolutamente propio, donde la distopía se cruza con el realismo, la novela con el cuento, la metáfora sobre el poder con el pequeño drama humano. Publicado por primera vez en 1983, Kalpa imperial marcó un hito en la obra de esta gran autora argentina y la convirtió en una referente ineludible de la ciencia ficción universal.

Quiero empezar esta reseña hablándoles un poco de #ALImaginaria (si ya siguen a la maravillosa colectiva Librosb4tipos seguro saben de que hablo). Este año nuestra dinámica de lectura aborda toda la literatura de la imaginación (fantasía, ciencia ficción, etc) centrada en AMÉRICA LATINA. He repetido ya varias veces en este blog que América Latina tiene muchísimas cosas que ofrecer en cuestión de libros y autoras por conocer y justo esta dinámica ha sido de mis favoritas de lectura precisamente por ello. (Además que por ahí en entradas pasadas hemos discutido que al parecer lo único que nos une como América Latina es que España insiste en saber cómo funcionamos o que Estados Unidos quiera cagarse nuestros gobiernos). Hemos leído a Elena Garro, a Liliaba Bodoc, a Sol Ceh Moo, a Liliana Colanzi, vamos, autoras que han visto ya en este blog. Este mes toca Angélica Gorosdischer y esta reseña busca animarlos a que se unan a la lectura conjunta del mes. ¡Están a tiempo; el libro no es muy largo!


Algo que todavía me arde cuando veo muchas reseñas de cosas del continente (dígamos: México para abajo) es que a veces me encuentro con las frasesitas "no es exactamente ciencia ficción de verdad", "no es fantasía de verdad". Si lo estoy mencionando, pueden asumir que por supuesto que me pasó con Kalpa Imperial. Obviamente la ciencia ficción y la fantasía tienen sus categorías, subgéneros, muchísima gente ha intentado hacer distinciones a la hora de hacer análisis literario o simplemente vender (el alta vs baja fantasía, la épica vs la urbana, la ciencia ficción dura vs la ciencia ficción blanda), pero pasa mucho que de repente hay un desprecio hacia ciertas obras de los géneros. Pasa mucho con autoras y muchísimo con autoras de este continente.

[Llegado a este punto hice una pausa de dos días en la reseña porque nunca escribo de corrido, doy muchas vueltas y a veces eso causa un caos en mi cabeza]. Hablando de lo que estaba hablando arriba. Géneros, subgéneros. ¿Saben algo que me vuelve loca? La necesidad del mercado de etiquetar a la perfección una obra como un producto. Entiendo que las editoriales lo hacen porque son empresas (que luego se nos olvida que lo que quieren es vender y aunque detrás de ellas haya sueños románticos de publicar libros tienen que vender para sobrevivir al capitalismo que hizo de todo el arte un producto). Me deja dando vueltas como esto que hacen las editoriales de meter los libros en una demografía es algo que hacen los escritores después: conciben la escritura como una mercancía desde antes que haya letras en la página. Entiendo que lo hacen porque el sistema editorial (tan basado en los monopolios) ha convencido al mundo de que son unos cuando elegidos los que merecen publicar que la gente lo ve como un fin y no como un medio. ¿A qué va tanta vuelta? (perdón, ojalá poder hablar de todos los temas que tengo en la cabeza todo el tiempo). Pues a que toda esa sobre categorización de repente nos detiene cuando nos encontramos con cosas como ¡Kalpa Imperial!

Meter a Kalpa Imperial en una cajita que nos dijeron que tiene unas características equis es imposible. A mí me parece que es una obra enorme. ¡Enorme! Le doy tantas vueltas que no sé como explicarles lo magnífica que me pareció en una sola reseña. Podría estar aquí horas, dar mil vueltas sobre mi misma y no acabaría nunca.

Primero, quiero resaltar que la narración me transportó al mundo de Las Mil y Una Noches (un día acabaré de leer sus 3000 y tantas páginas, pero voy lento y de repente me acuerdo que lo estoy leyendo y vuelvo a esos relatos orales tan magníficos) y en general a las tradición oral. A veces no lo tenemos muy presente (por toda este elitismo, por todo este culto al libro como objeto, que deja a la historia en segundo plano), pero hay muchas maneras de contar historias. Se cuentan historias con elementos gráficos (todavía tengo pesadillas con papás que, viendo libros para niños me decían: "es que tiene muchos dibujitos"), se cuentan historias con la palabra y la voz. Los cuentos clásicos que conocemos hoy (recopilados por Perrault o los Grimm, por ejemplo) fueron todos contados en la tradición oral. Nuestros mitos y leyendas. El lore que nos rodea. Todo. Y Kalpa Imperial rescata esto con sus narradores. Los contadores de cuentos, los archivistas. Incluso la misma Angélica, que se reserva el tomar la voz ella misma hasta el final (el único cuento narrado desde la vista de lo que diríamos un narrador omnisciente es el último: la voz de la misma autora). Aparecen las reflexiones de un contador de historias en medio de la historia, las interrupciones propias de la oralidad, los saltos. ¡Eso me maravilló!

Kalpa Imperial, a través de varios cuentos, rescata la historia del Imperio Más Vasto. Nos presenta guerras, dinastías, emperadores, simples habitantes, profetas, el norte, el selvático sur, algunos rituales. Y a pesar de ser enmarcada como eso, la historia de un imperio, es un cúmulo de cuentos sobre lo humano. Tiene partes que me maravillaron. Sobre formas de entender el mundo, la Historia (esa que escribimos con mayúsculas). Como dice uno de los subtítulos de la edición que tengo (la original, argentina, publicada en dos tomos): "... el imperio más vasto y poderoso que ha conocido el hombre: un imperio atemporal y ubicuo, y por lo tanto inmediato y actual". Es la mejor manera de describir estas historias. En las páginas de Kalpa Imperial y ese imperio ficticio encontramos

Y esas invenciones, desgraciadamente, se asentaron en crónicas que se escribieron en libros a los que todo el mundo respetó y por lo tanto creyó, solamente porque eran gruesos, difíciles de manejar, aburridos y viejos. También figuraron en leyendas que son esos recitados en los que todo el mundo dice que no cree porque son poco serios y en los que todo el mundo cree precisamente porque son poco serios.
[...]
Yo soy el que les va a contar cómo sucedieron las cosas, porque es a los contadores de cuentos a quienes toca decir la verdad aunque la verdad no tenga el libro de lo inventado, sino otra belleza, a la que los tontos califican de miserable o mezquina.

En la prosa de Gorodischer me encontré una agudeza que llevaba tiempo sin ver en algún libro. Ya me había sorprendido de buena manera con su cuenta Una mujer notable que me encontré en Insólitas (y resultó ser de mis favoritos en esa antología), pero esto me voló el cerebro. ¿Ven ese emoji con una explosión en la cabeza? Eso era yo a cada cuento. Tengo mis favoritos (el de la emperatriz, el de los hurones, el último, el del sur) por motivos totalmente biased, pero realmente es que me parece que todos todos los cuentos tienen cosas muy especiales y que son una excelente colección. Cuentan una historia muy redonda que te abre la curiosidad de una manera increíble. Admiro los libros que hacen eso y despiertan tu creatividad: lo único que yo quería hacer cuando acabé Kalpa Imperial era sentarme a escribir porque mi cerebro no se quedaba en paz (no dejaba de gritar el maldito).

En fin, los invito a leerlo y a participar en la lectura de Librosb4tipos. Nosotras, como colectiva, defendemos que la lectura no tiene por qué ser solitaria, leer en comunidad es muy muy interesante y luego sentarnos a discutir los libros es algo super interesante. La transmisión en vivo será el 30 de agosto a las 5PM en el canal de Hitzuji Books, hora central de México. Los espero por allí.

También sabía que los hombres no piensan. No, no te rías, no piensan. De vez en cuando alguno piensa, es cierto, y lo dice o lo escribe, y eso es tan extraordinario que nadie lo olvida. 

lunes, 1 de junio de 2020

Nuestro mundo muerto, Liliana Colanzi | Librosb4Tipos

Sinopsis: Una mujer en una misión de colonización en Marte, un joven poseído por el impulso asesino de un indio mataco, un chico que dice comunicarse con gente del espacio, una nana ayorea a la que le gusta comerse los piojos y asegura que los muertos nunca se van. En los bordes de la ciencia ficción, lo fantástico y lo pesadillesco, estos cuentos exploran, con una mirada alejada de todo exotismo, la idea de la muerte en las grietas del mestizaje, allí donde la idiosincrasia indígena y su historia de explotación chocan con la vida moderna y urbana.

Seguro que si están por este blog ya conocen a Libros b4 Tipos porque hablo mucho de nosotras. Resumen rápido: somos una colectiva de trece morras mexicanas que nos dedicamos a leer y promocionar literatura escrita única y exclusivamente por mujeres. Esa es una de las razones por las que en el blog las mujeres siempre tienen preferencia (aunque curiosamente leo muy 50/50 sin fijarme en el género de los autores, siempre con las mujeres por arriba, pero bueno, conozco a quien no lee ni una sola mujer escudándose en el "no me fijo en el género). Aquí en el blog, dejando de lado mis lecturas, son las más reseñadas, las más promocionadas y las más todo. Además, en Libros b4 Tipos este años estamos explorando distintos géneros y corrientes de la literatura del imaginario (la ficción) en países como América Latina y en mayo leímos fantasía. O sea, leímos Nuestro mundo muerto, de Liliana Colanzi.

Al principio esta reseña iba a salir antes de que lo comentáramos en vivo, pero luego se acercó la fecha y preferí esperar. Platicar los libros siempre me da otra perspectiva sobre ellos y las charlas con las beforas siempre son super interesantes. Por eso la espera.

Quiero empezar la reseña haciendo un paréntesis (apenas al principio y yo ya me estoy yendo por la tangente): por qué leer a las latinas. ¿Saben? Me ocurrió algo muy curioso ayer. Pedí recomendaciones de escritoras de fantasía (cualquier subgénero dentro de) haciéndo énfasis en que era mejor si eran latinas (porque es algo que estoy buscando activamente). Sí me hicieron varias recomendaciones, entre ellas autoras que ya leí y que no he leído (ya anotadas), pero fueron pocos los que recordaron a escritoras latinas y mayoría los que recomendaron a gringas y europeas (eso sin contar a los que directamente no leyeron el tuit principal y me dejaron escritorOs). ¿No conocemos más? ¿Se publican tan poco las escritoras en los márgenes que no las vemos? (No sólo hablamos de latam, sino de África, Asia). Este párrafo es un llamado a que veamos más allá. Europa tiene tradiciones fantásticas increíbles (no todo es la tradición inglesa, que ya de por sí es muy vasta y maravillosa) a las que prácticamente no se mira (Europa del Este, por ejemplo). Y si a esas no las vemos, pues Latinoamérica, con una tradición fantástica enorme, acaba en el olvido

(Como quien dice DESCOLONICEN SUS LECTURAS, LÉANOS A NOSOTROS Y SOBRE TODO, A NOSOTRAS).
  

Ahora sí, vamos ha hablar de Liliana Colanzi. Esa introducción era necesaria para mí porque creo muy puntual decir que si vienen buscando la fantasía urbana clásica (de épica hablamos luego, en marzo fue que leímos a Liliana Bodoc) de los libros de moda, aquí no la van a encontrar. Los cuentos de Liliana Bodoc son cuentos basados en el propio folclore de Bolivia, en su cotidianidad, en sus experiencias. De nuestras experiencias, en las que se mezcla el ser "el otro" (que fue colonizado y todavía vive con las consecuencias de ello, por lo cual resulta insensible decir "superen la conquista"), las propias estructuras de poder en América Latina (que son parecidas de país a país, pero no iguales), el género (ser mujer en nuestros contextos, muchos y variados, muchas veces en la misma periferia), la raza (latino no es una raza, aclarando, pero sí nos define mucho el color de piel, especialmente en convivencia con la clase) y, por supuesto, la clase.

Hace dos años ya (creo, puede ser más) publiqué un ensayo en un libro llamado Infiltradas (que pueden comprar en lektu en digital o siempre pueden escribirme si no tienen posibilidades de comprarlo; está apenas a 77 pesos y Palabaristas es una editorial independiente que se portó muy bien con nosotros) en el que hablaba como la literatura de género (fantasía, ciencia ficción, terror) en la mano de las escritoras latinas tendía a reflejar nuestras realidades. Hable, por ejemplo, de Liliana Bodoc retratando la violencia conquistadora en La saga de los confines (en el área de la fantasía), de Mariana Enríquez con su cuento de Las cosas que perdimos en el fuego y las mujeres quemadas de Agentina y de Martha Riva Palacio y la crisis de feminicidios retratada en Frecuencia Júpiter. Fueron sólo tres ejemplos pero sigo muriendo en la colina de que leer a las escritoras de este lado del charco nos mueve muchas perspectivas. 

Con Liliana Colanzi me pasó lo mismo. El primer cuento, El ojo, me voló la cabeza. La relación madre/hija, sin ser algo que yo haya experimentado, si es algo con lo que vi a muchas identificarse. La culpa narrada. Nuestro mundo muerto (el cuento) me recordó a la desesperación con la que se persigue el sueño de irse al extranjero, en ese caso, el espacio (además que abre un debate muy cañón sobre la idea de la posibilidad de colonizar el espacio). Pero no es sólo eso. Alfredito fue uno de los cuentos que más gustaron colectivamente porque a todas nos recordó a los funerales que nos ha tocado vivir (lamentablemente, para quienes nos ha tocado). Las leyendas e historias de Bolivia, las tradiciones, las creencias acompañan los cuentos de Liliana Colanzi, del primero al último (en menor o mayor medida). El colonialismo y los temas de género están allí, presentes, en las historias.

Suele ser calificado como un libro raro y difícil de entender (aunque creo que el propósito no es entender de pé a pá cada cuento, sino disfrutar de la atmósfera que deja la escritora con sus palabras). Es algo que he visto repetido y repetido cuando se trata de escritoras de este lado del charco (y luego lo dice gente que igual leyó a Cortázar que no se queda detrás siendo raro y les mama, en fin la hipotenusa) pero con esta reseña les quiero pedir que no se asusten ante lo raro o lo diferente. Exploren dentro de la literatura, es vasta, hay de todo. Uno de los más grandes placeres que me ha dado leer es conocer un chingo de cosas y visiones del mundo.

¿Les recomiendo los cuentos de Liliana Colanzi? Sí, mil mil veces. Especialmente si les gustan las cosas raras o los híbridos entre la fantasía, la ciencia ficción y el terror, si quieren conocer qué cosas escribimos en América Latina, si quieren conocer a una autora Boliviana (en mi caso es la primera dentro de la ficción que leo, aunque ya antes leí el testimonio hablado de Domitila Barrios de Chúngara). ¿Dónde lo pueden conseguir? En México lo publica Almadía, en Argentina lo publica Eterna Cadencia, en Perú, Santuario Editorial (si no me equivoco) y en Colombia, El Cuervo. No sé más. Si no son de alguno de esos países e igual quieren conseguirlo pueden escribirme y vemos alguna manera (hablando del acceso a los libros...). 

Para acabar la entrada, les dejo la transmisión en vivo de Librosb4Tipos sobre el libro. Dura una hora y media así que pueden ponerla de fondo mientras hacen algo más.
   

lunes, 27 de abril de 2020

Los recuerdos del porvenir, Elena Garro | Librosb4tipos

Sinopsis: Los recuerdos del porvenir (1963), galardonada con el Premio Xavier Villaurrutia el mismo año de su publicación, es la novela más reconocida de la también dramaturga mexicana Elena Garro (1916-1998). En 1968 fue llevada al cine por Arturo Ripstein. A la voz de Ixtepec, narrador omnisciente y omnipresente, se suman las de los habitantes del pueblo para contar su desencanto con el orden impuesto después de la Revolución mexicana y su desgracia por la Guerra Cristera. Las historias del general Francisco Rosas, de las familias pudientes del pueblo, de Isabel, Juan y Nicolás Moncada, de la beata Dorotea, del forastero Felipe Hurtado, de la enigmática Julia o de Juan Cariño dan cuenta del destino trágico de un pueblo que ha renunciado a la ilusión.

Uy, quiero hablarles de muchas cosas, a ver si me alcanza el espacio. Voy a empezar con la colectiva de Librob4tipos (de la que formo parte) donde 13 mujeres mexicanas nos dedicamos a darle promoción al trabajo de las autorAs, con A. Leemos un libro mes de una mujer, con una temática específica y funcionamos como club de lectura. Los libros se discuten al final del mes con una transmisión en vivo en youtube en alguno de nuestros canales (aquí es cuando descubren que tengo un canal en youtube que alberga, exclusivamente, esos lives). Este mes de abril lo dedicamos al realismo mágico (puesto que 2020 es un año dedicado a la literatura latinoamericana de la imaginación, a la ciencia ficción, a lo imposible que llamamos ALImaginaria). Uno de los grandes géneros en América Latina es, precisamente, el realismo mágico. Por supuesto teníamos una cita muy pendiente con Elena Garro y con este libro. Y así es como por fin me puse a leerlo. Pasada esa historia, vamos a hablar un poco del libro (y cuando digo un poco, supongan que por supuesto es una mentira porque yo tengo mil cosas que decir sobre el libro).
 

Es una lástima que la reseña no pueda ser: ESTE LIBRO ME DEJÓ PELONA. Otra opción: LA MEJOR NOVELA ESCRITA EN MÉXICO EN EL SIGLO XX. Cuando digo lo anterior, no estoy exagerando. Con mi criterio de lectora con opiniones, para mí este libro está junto con El llano en llamas entre los mejores libros escritos en México en el siglo XX (y no los estoy comparando, El llano en llamas de Juan Rulfo es El llano en llamas y no tiene que pedirle nada a nadie de la misma manera que Elena Garro y Los recuerdos del porvenir no le deben nada a nadie, aunque a la segunda viven comparándola con todos los escritorOs de la época y de Juan Rulfo existe más o menos un consenso entre los literatos infumables de la academia que era un maestro; por qué será). Los recuerdos del porvenir es magistral como libro de realismo mágico. (El público, anotando: esto va a salir en los mejores libros de 2020 para Nea... y la neta la neta sí). 

Por sus páginas se dan cita la historia del General Fransisco Rosas, la querida Julia, la familia Moncada (especialmente Isabel), Felipe Hurtado y un montón de personajes que habitan en Ixtepec. Familias de abolengo caídas en la desgracia gracias a la revolución (ni que no lo merecieran) comparten páginas con la revolución medio muerta, dando sus últimos batacazos al tiempo que traicionaba los ideales de Zapata y le regalaba tierras a idiotas devenidos en caciques (léase: Rodolfito entre las páginas de la novela) para arrebatárselas a los que en Ixtepec llamaban "indios".  (Luego la revolución también trató de traicionar su ideal más básico: el antirreleccionismo, cuando a Obregón le dio por andar queriendo ser presidente de nuevo, pero esa es otra historia que ni viene en el libro y que voy a contarles por ahí en otra ocasión). 


Los recuerdos del porvenir hace evidente lo turbulenta y complicada que fue la historia de la Revolución Mexicana (nada tan simple como me lo contaron la primera vez en la primaria: al final todos los caudillos se mataron entre todos y los que se quedaron se agarraron al poder como bien pudieron) y cómo todo ese momento en nuestra historia le dio paso a la Guerra de los Cristeros (de la cual no me acuerdo tanto como quisiera, así que no voy a andar jugándole al vergas y no me las voy a dar de sabihonda de la historia). Mi papá odia a los cristeros. Y esto es relevante porque la novela los menciona y yo la leí en voz alta para la familia y dos de cada tres veces que mi papá estaba despierto (asuman que no leyó realmente ni la mitad del libro) me interrumpía para dar su clase magistral de por qué los odiaba. Bueno, importa para mi experiencia de lectura del libro: yo de lo que quería hablar fue de la lectura en voz alta de lo que escribió Elena Garro y la fuerza que tiene. La manera que habla de las palabras, del tiempo y del mundo.
Una generación sucede a la otra, y cada una repite los actos de la anterior. Sólo un instante antes de morir descubren que era posible soñar y dibujar el mundo a su manera, para luego despertar y empezar un dibujo diferente. Y descubren que hubo un tiempo en que pudieron poseer el viaje inmóvil de los árboles y la navegación de las estrellas, y recuerdan el lenguaje cifrados de los animales y las ciudades abiertas en el aire por los pájaros. 
Además, Los recuerdos del porvenir está llena de mujeres (que a veces en las Grandes Historias™ de los señores se ven relegadas a lo doméstico, que es todo un universo en sí mismo y que los hombres suelen olvidar... porque no les parece ni importante, pero bien que comen los cabrones todos los días) porque así es la historia: atascada de mujeres por todos lados: enfrascadas en lo doméstico, engañando generales y coroneles entre las paredes de su casa, encerradas en los cuartos de un hotel, queridas de los altos mandos del ejército (robadas y no, desgraciadas y no), prostitutas. Las mujeres pueblan las páginas de Los recuerdos del porvenir y hacen su voluntad por las páginas del libro. 

Me encanta el personaje de La Luchi y también Isabel Moncada. Una de mis favoritas es Dorotea, pero también me encantan los pedazos que ahondan en Conchita. Hay un pedazo que me encanta donde, muy irónicamente, se burlan de los hombres que se la pasan la vida diciendo que las mujeres son unas habladoras mientras ellos no se callen (y es que hay hombres que no saben ni llamarse al silencio ni escuchar: la premura con la que saltan a explicarte temas en los que eres experta en el internet porque no pusieron atención es muestra perfecta de ello). Bueno, les dejo el fragmento acá:
"¡En boca cerrada no entran moscas!" Aquella frase repetida a cada instante marcó su infancia, se interpuso entre ella y el mundo, formó una berrera infranqueable entre ella y los dulces, las frutas, las lecturas, los amigos y las fiestas. La inmovilizó. Recordaba a su padre y a su abuelo hablando sobre lo insoportables que eran las mujeres por habladoras y repitiéndosela a cada instante y así los juegos terminaban antes de empezar. "¡Chist! ¡Cállate, recuerda que en boca cerrada no entra mosca!" Y Conchita se quedaba de ese lado de la frase sola y atontada, mientras su abuelo y su padre volvían a habar interminables horas sobre la inferioridad de la mujer.
Y bueno, ya me extendí muchísimo (cuando no, sería milagro), así que nada más les reitero la invitación a ver el en vivo que haremos en Librosb4tipos en el canal de Libros con Pato el 2 de mayo a las 4PM hora central de México. Aquí les dejo el cartel para que no se lo pierdan (y ya que pase el hangout saben que suelo insertárselos en la entrada). 


Les recomiendo mucho el libro: cuando digo que es una de las mejores (si no la mejor) novela escrita en México en el siglo XX no exagero. Elena Garro es una autora magnífica y Los recuerdos del porvenir una novela que quita el aliento. No miento: me dejó pelona su final. Es un magnífico exponente del realismo mágico. Además es un libro muy fácil de encontrar en digital (en físico no les digo: las ediciones se agotan y las reimpresiones no más no llegan).