Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain

miércoles, 19 de junio de 2013

Top Ten Marauders


Los merodeadores están lejos de ser mis personajes preferidos, pero han dado bastantes fics interesantes. Personalmente son los chicos con los que yo nunca me juntaría en el colegio y que me caerían de la patada. Pero admito que me gustan los matices de Sirius, sus partes más oscuras, y la paciencia de Remus con ese medio a que sepan que es un licántropo. De Peter me llegó a interesar su instinto de supervivencia, convirtiéndose en rata y traicionando, una y otra vez, y de James, nada de nada. No entiendo como Lily no le dio dos tortazos y se marchó (con Sirius, por ejemplo). Así que aquí el top ten de los merodeadores. Está excento de mi mayor pasión, porque la estoy guardando para otro: los Sirlys.

10° lugar
—Necesito que me beses.
—¿Qué?
—¿Queréis que os dejemos solos? —una mirada homicida clavada en su rostro hizo a la pelirroja cambiar de idea—. Vaaaaaleeee... Nos quedamos.
Remus se giró de nuevo hacia Sirius.
—Vamos a ver¿qué es eso de que necesitas que te bese? —preguntó, armándose de paciencia, en un tono de voz aparentemente calmado. Aparentemente.

9° lugar
Aquella lágrima hirió toda posibilidad de que estos pequeños gestos quedaran siempre. Y siempre y para siempre fuesen dirigidos a él.
Aquella lágrima arrancó del rostro de la chica aquellos pequeños placeres que Remus había cultivado desde sus once años tan cuidadosa y secretamente.
Aquella lágrima arañó el corazón del chico, de forma más profunda y más dolorosa que la mordedura de Greyback.

8° lugar
—Lily…
—Remus…
Ambos hablaron al mismo tiempo, como si lo hubiesen ensayado. Quizás sus corazones estaban sincronizados.
—Lily —retomó él la palabra mientras la joven mujer lo miraba tiernamente—… yo, eh… Lily… creo que no fue buena idea venir —dijo mientras tomaba la capa y comenzaba a ponérsela.
—No, Remus, espera… —pidió Lily.

7° lugar
Cuando se lo metió en la boca y lo mordió, James sintió que multitud de sabores atacaban sus papilas gustativas. Pensó que en realidad sólo eran dos: el amargo y duro del chocolate negro y el dulce y suave de la marihuana. Una combinación perfecta. Sin embargo, su cerebro reconocía muchos más: el de las tartas de chocolate que su madre hacía por su cumpleaños; el de la tableta de chocolate con naranja que le llevó Remus a la enfermería, cuando se cayó de la escoba en un partido de Quidditch y se hizo una herida desde la rodilla hasta la mitad de la pierna; o el de la primera vez que Sirius y él probaron un porro: en Las Tres Escobas, cuando Mundungus Fletcher lo apoyó descuidadamente en el cenicero.
—Dios… es como tener un orgasmo en la boca -oyó decir a Sirius.

6° lugar
[…] Cuando los dos Merodeadores por fin le pudieron ver el rostro al chico que estaba a sus pies, el aliento se atascó en sus gargantas.
Sirius miró a James con los ojos abierto de par en par por la sorpresa y trató de hablar.
—James —empezó diciendo Sirius en un susurro horrorizado—,  es igual a…
Sin embargo, no terminó su oración. Estaba demasiado shockeado e impresionado por lo que estaba viendo.
—A mí —terminó diciendo James, mientras veía a su doble ensangrentado que estaba en el piso.

5° lugar
Que tiene esa cara porque ya se imagina lo que dirá su madre cuando le diga y que francamente, prefiere no decirle nada. Que tiene ganas de levantarse de ahí y decirle a McGonagall que le ponga de nuevo ese sombrero de mierda para que le ahorre todos los problemas que seguro llegarán por la mañana.
Pero en vez de eso, responde. Lentamente responde:
—Es que creo que recibiré la primera vociferadora el año.

4° lugar
—Ey, Evans, ¿te interesaría dar un paseo por los jardines? Hace un clima precioso —comentaba James, fingiendo desinterés.
—Sería una magnífica idea, Potter. Pero temo que tu cabeza llena de egocentrismo no resista las altas temperaturas —replicaba ella, y se marchaba con la cabeza bien arriba y los libros apretados contra el pecho. Entonces Sirius soltaba una carcajada y Peter era el encargado de palmear la espalda de su decepcionado amigo.

3° lugar
Para empezar, Sirius se ha puesto un poco molesto conmigo. No lo sé, siempre fuimos muy unidos y de... ¿juguetear? Nos molestamos mutuamente desde hace tiempo, en cuanto uno da pie, el otro aprovecha. Pero últimamente me molesta aunque yo no le dé el más leve indicio de estar jugando. Eso me llama la atención, pero como no pasa a mayores, no ha traído discusiones.
Peter, en cambio, sí es insoportable. Siempre me pareció que era un idiota, pero nunca tanto como ahora. Ya lo había dicho en el diario anterior, me parecía que él andaba con nosotros por conveniencia, pero James lo conoció antes de que me uniera a ellos en tercer año. Ya eran amigos en aquel entonces y si James confía en él, por algo es. Pero me incomoda un poco cuando cruzo miradas con Peter. Quizá sea el hecho de que se me queda mirando con esa cara de rata que tiene.

2° lugar
«Fui al bosque porque deseaba vivir deliberadamente, quería vivir profundamente y extraer toda la esencia de la vida. Dejar de lado todo lo que no fuera la vida, para no descubrir en el momento de la muerte, que no había vivido».
James le sonrió con calidez como rara vez lo hacía:
—¿Quién lo escribió?
Él examinó la portada para encontrar el nombre del autor:
—Henry David Thoreau.
—Henry David Thoreau —repitió James—. Nos debió conocer muy bien.

1° lugar
—¿Dónde están Black y Potter? —preguntó, buscando sus dos cabezas negras por toda el aula.
Un brazo se alzó en un extremo de la clase, y otro en el lado opuesto. La profesora se quitó las gafas y sus ojos pasaron de un muchacho a otro, varias veces. Algunos alumnos rieron.
—Por Merlín —musitó con la boca abierta—. Potter… y Black… Jamás pensé que vería esto. —La clase rió más—. ¿Qué puede haber obrado tal prodigio?
[…] Fue Sirius quien habló:

—Yo no me siento con traidores.

martes, 18 de junio de 2013

La rebelión de Atlas, Ayn Rand | Reseña

Sinopsis: Entre 1933 y 1982 Ayn Rand lanzó al mundo su filosofía objetivista con una claridad de razonamiento que la convierte en una figura gigante de la filosofía. Su precisión y sencillez son singulares. Su sistema filosófico racional, basado estrictamente en la lógica y en la realidad, carece de contradicciones y resulta coherente con la naturaleza del hombre.Dijo Ayn Rand: "La libertad y la razón son corolarios. Su acción es recíproca. Cuando los hombres son libres triunfa la razón, cuando los hombres son racionales la libertad se impone. La libertad intelectual no puede existir sin libertad política y la libertad política no puede existir sin libertad económica. Una mente libre y un mercado libre son también corolarios".

No comparto las ideas de Ayn Rand, ni su filosofía, de hecho, las odio bastante. Pero leí La rebelión de Atlas un día que no había qué leer en mi casa (donde también odian a Ayn Rand). La rebelión de Atlas es la materialización de su filosofía, del individualismo y de sus ideas (que pueden ser consultadas en la sabelotodo Wikipedia si no quieren leer nada más). Y me encontré con algo que parecía… bueno y malo a la vez. 

Los personajes de Rand están divididos en dos grandes categorías, de las que no saldrán en ningún momento: los que están de acuerdo con ella y los que no. Los que no están condenados al papel de los chicos malos y los que sí, supuestamente individualistas, repiten las mismas ideas toda la novela, sin mayores cambios. Son como copias, como robots programados para pensar igual que Ayn Rand. Hay algunos rescatables, como Dagny Taggart, y, por supuesto, John Galt, pero los demás acaban difuminados, encasillados en un mismo colectivo, sin nada que los distinga. 

La Rebelión del Atlas llega al límite el capitalismo, olvidando que no todo en el capitalismo es miel sobre hojuelas, y ridiculiza al socialismo, olvidando que en el socialismo no todo es malo. Ayn Rand lo vuelve todo a su modo, como le conviene a ella y a su trama. Se vuelve todo un blanco y negro, donde los malos quieren meter el humanismo a los directores de las empresas que mueven Estados Unidos, y los capitalistas, que no piensan más que en su empresa. Parecen robots programados, todos con la misma aversión a las fiestas y a lo social, todos con los mismos pensamientos, con la única obsesión de hacer más y más dinero. Ayn Rand se olvida que también son humanos y los pone por encima, como dioses. Lo irónico es que ella, que aboga por el individualismo, dibuje unos personajes tan iguales unos de todos, como una serie de robots que piensan lo mismo y lo repiten para sí mismos una y otra vez. Dagny sólo piensa en ferrocarriles, mientras que los hombres no le preocupan, Rearden lleva ocho años casado con una mujer insípida a la que no atiende y que parece no importarte. 

Las relaciones sociales se marchan al segundo plano, como si no importaran, como si lo único que importara es el dinero. 

Mueven al mundo, como dice Rearden, pero pocos, por no decir poquísimos, son personajes que vale la pena. Quizá sólo Dagny Taggart, con sus intentos de matices fallidos. O John Galt, el pilar de la huelga de los emprendedores, de los empresarios, de esos que mueven al mundo. Porque mueven, al mundo, y es cierto (el capitalismo es la clave), pero no mueven al mundo siendo algo superior a un humano corriente. Mueven al mundo porque son los dueños de las poderosas y omnipotentes empresas que se encargan de mover Estados Unidos.


Algunas ideas de Rand, son, por supuesto, rescatables (como el 0.000000000001% del libro nada más). Pero sin matices nada sirve, porque Rand pone en el papel las virtudes del capitalismo, que hoy los detractores del sistema parecen olvidar, pero lo vuelve tan perfecto, tan ideal, que se olvida de que el mundo no funciona así. En su mundo sólo hay negros o blancos, ni un solo gris. Y todos los supuestos individualistas se funden en un mismo colectivo que según Ayn Rand es el bueno, porque está de acuerdo con ella. Y los encargados del estado, los que aspiran al socialismo, caen en el ridículo más profundo, porque Ayn Rand los caricaturiza de manera que no quede en duda su maldad. 

Pero por supuesto, se olvida de los matices. No todo en el capitalismo es perfecto. No todo en el socialismo es una porquería. 

Y ese es el irremediable error de la "obra maestra" de Rand, de más de mil páginas de relleno: la falta de grises, que son infinitos, y diferentes. Pero sobre todo, individuales.

miércoles, 12 de junio de 2013

Cómo subir una historia a Fanfiction.net o a Fictionpress.net

Para Tanit, mi esposa, que me hace hacer esto

Todos sabemos que publicar en fanfiction.net y en fictionpress.net es el pedo más grande que existe la primera vez que lo intentas (en serio, yo aún recuerdo mi propia cara de “¿y cómo se maneja esto?” la primera vez que lo hice, luego le agarré el chiste, aunque me sigue pareciendo un sistema de pulicación bastante lento).

En fin, si no sabes publicar en ninguna de las dos páginas, que son similares, el tutorial es para ti. O eso espero. Y si conoces a alguien que no sepa publicar en ninguna de las dos, mándalo por aquí.

Pues bien después de que hayas iniciado sesión y estés en tu menú de usuario vas a donde dice «Publish», justo en la parte izquierda y le das un click. Y te despliega un menú con varias opciones: «Info/Guide», «Doc Manager», «New Story», «Manage Stories», «Rules & Guidelines» y «Recovery» (por aquí pongo la imagen como ejemplo).



Bien, lo primero que tienes que hacer es irte a Doc Manager, que es donde debes subir el archivo *.doc o *.docx de tu historia (si es un cuento, el cuento, si es una historia de más capítulos, sube sólo el primero) haciendo click en «Seleccionar archivo».


Finalmente, le das en «Submit document» y voilá!, tu archivo ya está cargado en fictionpress o en fanfiction. Como aclaración, fanfiction borrará las separaciones entre escenas si son tres asteriscos y directamente la ignorará si es un enter de más sin embargo, puedes editarlo (fanfiction te da la opción):


Ya que tienes tu archivo le das click en «New Story» (ve a la primera imagen si no te acuerdas de dónde está). Si es la primera vez que publicas o llevas muchos meses sin publicar te saldrá esto:


Lo único que tienes que hacer es darle en el link y en la página que te despliegue, darle click al botón enorme que está hasta abajo que dice «Yes, I have agreed to the content guidelines» y regresar a «New Story».


En el caso de fanfiction te pide que indiques si es una historia común y corriente o un crossover, pero en el caso de fiction press ese paso se omite. Ambos, sin embargo, te piden que selecciones la categoría:


Le dan en «Select Category» y si no les aparece es que tienen las ventanas emergentes bloqueadas y tienen que ir a desbloquearlas. Allí seleccionas primero la categoría y luego la subcategoría, según tu gusto y le das en «Click to continue» (el botón que está abajo) cuando lo hayas hecho. Finalmente, en tu ventana principal das click en «Continue» y los manda a otra pantalla:


Llenan todos los datos a su gusto, el título, el resumen, los géneros, etc (en el caso de Fanfiction.net también les preguntará los personajes principales). Finalmente en el document seleccionan el documento que cargaron al principio, en el document manager.

Y voilá! tienen una historia.


Ya saben, dudas en los comentarios (no soy la mejor persona haciendo tutoriales). Si les gustó y le entendieron se lo pasan ese amigo que no sepa subir historias en esas dos plataformas y si no se lo pasan al sucesor de Perla Shumajer. 

sábado, 8 de junio de 2013

Los «críticos» que han perdido la capacidad de disfrutar

Hace ya mucho tiempo fui parte de un foro de crítica de fanfiction bastante más desconocido que los monstruosamente famosos Los malos fics y Los malos fics y sus autores (ambos con diseños agresivos, que no pretendían agradar al lector, si no asustarlo). No recuerdo la razón que me llevó a unirme (fuera de que el tema «Cosas que te joden», era lo mejor que podía existir), pero sí sé lo que pasó después,  y es lo exactamente lo que he visto en esos dos foros en los que se junta la «crema y nata» del fandom: te conviertes en un crítico automático.

Cuando te conviertes en una de esas criaturas que pululan por el llamado fandom, lees por el puro placer de destrozar un escrito al que sólo le buscas los fallos y ya no los puntos fuertes. Enumeras los mismo errores una y otra vez: personajes OOC (out of character), mary sues, mala ortografía, pésima redacción (y todo lo dices sin mirar los errores que tú cometes, porque allí, como crítico, eres algo parecido a Dios).

Las críticas ya no se enfocan en el autor, que generalmente se la pasa por los huevos y las ignora porque le da reverendamente igual que tú pienses que escribe basura. Esos «críticos», que se han dado el título como si el escribir con buena ortografía les diera la oportunidad de realzar los errores de los demás y ridiculizarlos (aunque insistan que no lo hacen). Leen cosas que ya saben que van a ser malas y torturan sus ojos con la misma historia de siempre, los mismos clichés y los mismos errores, con la esperanza aun de que los autores corrijan. ¿Tiene razón? No lo sé. No me importa. ¿Su causa es desinteresada? Tampoco me importa.

Pero lo que estos «críticos» han olvidado ya es que se lee por placer, y que muchos de esos escritores de fanfiction son adolescentes que no aspiran a convertirse en autores profesionales. Y que, además, son una plaga, por lo que no sirve de absolutamente nada seguir buscando malas historias, que sabes que van a ser malas, y acosar al autor con comentarios, a ver si le da la gana ir y ver sus errores señalados una y otra vez.

Si un día cuando entran en una historia ya no leen, sino que sólo buscan los errores de manera mecánica, dejen de leer. Salgan de esa página, porque ni siquiera están disfrutando la que dicen que es su mayor pasión: leer.


Leer es para disfrutar. No para sufrir viendo los mismos errores de siempre. 

viernes, 7 de junio de 2013

La esposa del dios del fuego, Amy Tan | Reseña

Sinopsis: Durante más de cincuenta años Winnie y Helen ocultaron sus peores secretos. Pero, cuando Helen está a punto de morir, Winnie decide contarle todo a su hija Pearl, incluso la terrible verdad que ignora la propia Helen. Así despega esta fabulosa historia que nos conduce desde Shanghai en los años veinte, a través de una China envuelta en guerras, hasta Estados Unidos, adonde llega Winnie en 1949. Ignorando que Pearl oculta también su propio secreto, Winnie le confiesa cómo confundió el amor con el abandono de sí misma.
Winnie desentierra la caja de secretos de su corazón cuando Helen amenaza con contarle a Pearl, su hija, sus secretos si no se los cuenta ella misma. Abre la caja y nos transporta a una China llena de tabúes, a una historia de guerra, de mujeres de soldados, de costumbres que en américa nos parecen lejanas y extrañas para convertirá en su historia más personal, aquella que ha guardado en lo más profundo de su alma desde que pisó tierra estadounidense.
Le dice a su hija por qué la lealtad no debe confundirse nunca con el sometimiento y lleva su historia, la de esposa de un hombre que parece no tener alma, hasta el punto en el que la esperanza no es otra cosa más que el más crudo instinto de supervivencia. Las otras mujeres rezan para que sus maridos vuelvan del campo de batalla, en donde se enfrentan a los japoneses, mientras que Winnie lo hace esperando que no vuelva nunca, esperando que el escuadrón regrese un día y le digan que su esposo ha muerto.

Es la segunda vez que leo una novela de Amy Tan, y utiliza la misma fórmula de siempre, ese choque entre dos generaciones de mujeres chinas, ambas sumergidas en un mundo completamente diferente, incapaces de comprender a la otra. La fórmula, sorprendentemente, da resultado y el contraste de dos generaciones cada una con su trasfondo, y su historia, te llega al corazón. Sus personajes, golpeados por la guerra y la desgracia, buscan sin detenerse cualquier esperanza para cambiar sus circunstancias.

Winnie nos enseña, a todos, por qué a veces la vida está llena de contradicciones, y Amy Tan nos lleva hasta lo más profundo de su personaje principal. Nos lleva a explorar su historia, llena de porqués, para comprenderla y entenderla.

Cuando la leí, comprendí por qué la segunda novela de Amy Tan resultó un éxito equiparable al de la primera.

jueves, 6 de junio de 2013

Últimas reseñas en Plusbits



Escribí dos reseñas de dos libros completamente opuestos y diferentes para Plusbits.Mx la última semana y vengo a compartirlas con ustedes, como siempre.

Copo de algodón

En este libro se narra la historia vista desde los ojos de Copo de Algodón, una niña, hija del gran Tlatoani, que es testigo del choque brutal entre dos culturas muy diferentes que hoy, en este tiempo, nos resultan difíciles de comprender. Copo de Algodón nos sumerge de lleno en su manera de ver la vida y de entender su cultura llena de dioses que hoy sólo son enormes esculturas de piedra y ritos que no creemos posibles, como todos los sacrificios humanos dedicados al dios de la guerra…
Lee la reseña completa aquí.

Bajo la misma estrella

Había escuchado maravillas de John Green y sobre todo de este libro, que trata sobre dos chicos con cáncer. Trágico, ¿no? Hazel Grace tiene que llevar a cuestas un tanque de oxígeno a cada momento porque sus pulmones apestan siendo pulmones y Augustus Waters no tiene una pierna, sino una prótesis. Se conocen en un grupo de apoyo contra el cáncer, al que Hazel acude para complacer a sus padres y Augustus acompañando a un amigo y pronto nace algo entre ellos. «Algo» que no es romance, porque Hazel tiene miedo de morir en cualquier momento, de crear lazos que después no pueda romper.

Lee la reseña completa aquí.


La emperatriz de los etéreos

Bipa es extremadamente racional, cree que los cuentos de hadas son una pérdida de tiempo en las cuevas y tampoco le interesa lo que pueda haber allí afuera, en ese mundo helado. Aer, por el contrario, se pasa la vida soñando con esa estrella azul que marca el camino hasta el deslumbrante castillo de la Emperatriz de los etéreos y Bipa no hace más que señalarle que eso son solo sueños y fantasías. Pero Aer se obstina, recordándole que su padre no era originario de las Cuevas, diciéndole qué tiene que haber algo más allí afuera, y parte hacia lo que parece una muerte segura, en busca de la Emperatriz de la que casi nadie ha oído hablar.

Lee la reseña completa aquí.


miércoles, 5 de junio de 2013

It's over

Aquí ya hemos terminado amigo mío, se acabó, 
acércate dame un abrazo, que este infierno remitió, 
esperadme aquí un momento, cuida de esta posición, 
comprobare que terminamos la misión.

martes, 4 de junio de 2013

La edad de la punzada, Xavier Velasco | Reseña

Sinopsis: Esta es la historia del peor alumno del colegio. Corrección: de la historia del colegio. Con casi catorce años, unos cuantos apestados sociales por amigos y el boletín de calificaciones constelado de círculos rojos, nuestro protagonista sobrevive a un instituto sólo-para-varones soñando a toda hora en esas vecinitas a las que nunca ha osado saludar. Si otros inadaptados no saben lo que quieren, él lo tiene tan claro como su timidez: una moto y una chamarra negra. Decidido a contradecir al retrato embustero del niño con su afgano que preside la sala de su casa, el narrador busca la mejor fórmula para fabricar pólvora, combate a sus vecinos con un rifle de diábolos y bombas incendiarias, roba huesos en sus visitas al panteón, acaba con los nervios de dos padres querúbicos y de paso se deja enardecer por toda suerte de antojos secretos. Esta novela cuenta la historia de una de esas adolescencias en picada donde todo parece salir mal, en medio de una prisa por vivir que invita a acelerar y cerrar los ojos, hasta que cualquier día se despierta en lo hondo de un auténtico infierno para adultos: allí donde la risa es un mero recurso de sobrevivencia.

Unos meses después de acabar Diablo Guardián en una lectura maratónica, mi papá me convenció de leer La edad de la punzada, libro que acabo regalándome en la feria del libro del INAH (una feria del libro bastante decepcionante). Y me gustó. Empecé a leerlo sin demasiadas pretensiones, sin entender por dónde iba su trama, mientras un chico que yo hubiera odiado conocer en el colegio  nos contaba cómo se convertía en el campeón de las materias reprobadas al tener el boletín completo en rojo.

El protagonista, que se llama Xavier —lo que sabemos por unos cuantos diálogos—, es aficionado a reprobar materias, tiene unos padres que son la viva imagen de la irresponsabilidad paterna (¿quién le daría una moto a ese crío?, ¿o un carro?) y unos verdaderos rechazados sociales por amigos. El sueño de su vida es encontrar al amor de su vida, o ya mínimo que una chava le haga caso, porque se vuelve presa de una timidez crónica si una fémina se planta delante de él.
Nadie imagina todos los alaridos que se ocultan tras el silencio de los tímidos. Dejaríamos sordo al universo entero si nos lo propusiéramos.
El libro, que va dando tumbos por una vida donde siempre acaba pasando lo peor es la historia de la Adolescencia con mayúscula. La historia de un niño rico que no está preparado para el futuro que acaba por írsele encima y que sólo está preocupado por ver bajo la falda de la sirvienta. Le salen cuernos mientras no hay nadie para verlo y se entrega al libertinaje adolescente como si fuera el rey de la colonia.
Ya me cansé de esperar que me quieran, ahora nomás espero que me aguanten. Y si no que se jodan
Xavier Velasco te provoca ganas de llorar y de reír a carcajadas en un solo párrafo y va dando tumbos por la vida de un protagonista aficionado a la música de David Bowie, acostumbrado a manejar como conductor de pesero prófugo y a imaginarse cómo se va a casar con cada fémina que le presta atención. Hila ceros en física en un resort con fachada de escuela para niños ricos, pero se da a sí mismo un diez en pornografía. Colecciona infracciones que ve en los parabrisas de los coches y no escucha al drama hasta que ya está por encima de él.

Negado a madurar, ha olvidado que la vida no espera. Entra por la puerta sin tocar y la derriba.
Mi vida está muy cerca de partirse en dos y yo sigo creyendo que es y será la misma, por qué habría de pasar otra cosa. Mi soberbia de hijito de familia debería recordar que la desgracia se manda sola. Cualquier noche la encuentras recostada en tu cama o guardando su ropa en tus cajones o amargando la cena antes siquiera de que la preparen, como un dolor de muelas inmune a los dentistas que bien puede durar el resto de tu vida. Unas veces punzándote, otras martirizándote y algunas otras disimulándose por la dulzura de cierto buen momento, pero siempre ahí detrás, respirando en tu nuca con ese aliento a azufre que amarga hasta un pastel de fresas con betún.

De los mejores libros que he leído, quizá. Aunque eso pienso ahora. Y la gente siempre cambia de opinión. 

lunes, 3 de junio de 2013

Si no despierto: el fracaso de Lauren Oliver | Reseña

Leí este libro después de Delirium, porque me habían dicho que Lauren Oliver era increíble, y Delirium me había convencido allí donde muchos libros me habían decepcionado infinitamente. Pero no, quizá llegué con las expectativas demasiado altas, y «Si no despierto», se convirtió en otro de esos libros que me decepcionaron.

Sinopsis: Imagina que solo te queda un día de vida. ¿Qué harías? ¿A quién besarías? ¿Hasta dónde llegarías para librarte de morir? Samantha está a punto de averiguarlo: el viernes doce de febrero será su último día. O, mejor dicho, sus últimos siete días, porque todo va a repetirse una y otra vez hasta que se dé cuenta de que cambiar las cosas... está en su mano.

La prosa de Lauren Oliver es correcta, todas las oraciones bien hiladas. Parecida a la manera de narrar Delirium, y sin embargo, es algo completamente diferente.

Samantha es el arquetipo de chica que detesto y por eso tuve dificultades para empatizar con ella. Empatizar con un tipo de personaje que me desagrada no es imposible (Ron Weasley, Jack, Rebekah Mikaelson como ejemplos), sin embargo, con Samantha y sus tres amigas me resultó completamente imposible: en ningún momento me transmitieron nada. Quizá no son huecas, pero a mí no me dieron otra impresión que la de Caroline Forbes en la primera temporada de Diarios de Vampiros: la de rubia tonta (pero Caroline evolucionó después).

Las cuatro chicas son superficiales, leales a ellas mismas, unidas por unos lazos increíbles de amistad. Sin embargo, nunca entendí sus porqués. Puedo tragar a cuatro chicas populares, que saben que van a recibir muchas rosas en San Valentín  si comprendo un poco de su ser. Pero no entiendo sus porqués. No entiendo la animadversión a Juliet, aun cuando Sam, por algún motivo que tampoco comprendo, de esfuerza tanto en descubrir porque Lindsay la odia.

No entiendo por qué Sam rechaza al mismo chico mono una y otra vez, o por qué sale con un chico que se emborracha y que sólo la ve como un mero objeto para quitarle la virginidad. En ellos no hay nada romántico, no hay ni un solo vínculo y es extraño. No hay más que un «luv ya» y una rosa y nada más. No parece ni siquiera una relación por conveniencia.

En fin, Samantha se analiza a sí misma, sin demasiada profundidad para acabar llegando hasta un final que se anuncia desde la primera frase y que no ofrece ninguna sorpresa, ni ningún sobresalto, y en mi caso, tampoco me hace empatizar con ninguno de los personajes de todo el libro. Ni siquiera con el chico mono rechazado, o con Juliet, o con nadie.

Pésimo libro en mi opinión. 

viernes, 26 de abril de 2013

Nunca me abandones, en La cueva del escritor



Mi reseña más actual en ese blog que me encargo de mantener vivito y coleando: La cueva del escritor (y deberían pasarse, publicamos consejos, entrevistas, columnas, noticias y reseñas, todo de interés literario). ¿Por qué todavía no se pasan? ¿Me quieren explicar? En fin… he aquí mi nueva reseña:  
En Hailsham se formaron los vértices de aquel triangulo que formaron ella, Ruth y Tommy durante toda su vida. Ruth, una muchacha vivaz, Kathy, algo más inocente e incrédula, y Tommy, con ataques de furia un día sí y un día también y con nulo talento para el arte… Sin embargo, a medida que el libro va avanzando, se forman esas preguntas en la mente del lector, ¿por qué los crían de esa manera?, ¿por qué les dan libertad sexual y les prohíben la nicotina?, ¿por qué se preocupan de manera exagerada por su salud?
 
Kathy relata el día a día reflexionando sobre los sentimientos de ese momento. Sobre lo que influyó su crianza en su vida posterior, como cuidadora. Su manera de ver el mundo, de preguntarse porqué Madame, que les tiene miedo (cosa que comprueban ella y sus cinco compañeras de cuarto) se lleva sus obras de arte a «La Galería». ¿Por qué esa galería? ¿Para qué?

Lee la reseña completa aquí.

miércoles, 24 de abril de 2013

Hablemos de poesía (XII): Táctica y estrategia


En memoria al recuento de mi vida amorosa y a los buenos recuerdos.
Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos
mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible
mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo
ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos
mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos
mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo
ni sé
con qué pretexto
por fin
me necesites.

martes, 23 de abril de 2013

Día del libro



Citando a mi esposa, Tanit, leer libros no te hace una buena persona. No te vas a volver la madre Teresa de Calcuta leyendo, te lo aseguro.

Presumir de todos los libros que has leído tampoco te va a volver más inteligente, o más culto.

Pero bueno, sigue leyendo.

Feliz día del libro. 

lunes, 22 de abril de 2013

Inteligencia artificial, reflexión


Nota: este fue originalmente un trabajo para la materia de Orientación, el semestre pasado, cuando la maestra adoraba ponernos películas para no dar clase... Esperen, esa mujer nunca dio clase. 
La película propone un tema muy interesante: un robot que ame. ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Cómo programan algo artificial para que sienta como una persona? ¿Cómo programan los sentimientos?, ¿cómo crearlos de la nada? Un niño robot que ama. Sustituye al hijo —en  coma— de un matrimonio. Una vez programado ya no hay vuelta atrás: si un día la madre decide que no lo quiere, entonces tendrán que destruirlo.
Sin embargo, cuando el hijo despierta, el hijo de verdad, empiezan los problemas. Las competencias por ver quién de los dos quiere más a mamá y los engaños que la mente del robot no puede prever. No sabe nada de la vida, ni cuando lo crearon, no tienen ni siquiera un cumpleaños. Sólo ama.
Finalmente y después de una serie de eventos desafortunados y malentendidos por parte de los padres que no quisieron —no supieron, no previeron— la envidia del hijo y la ingenuidad ante la vida del robot, el niño robot se ve abandonado en el bosque en un mundo hostil donde es perseguido. Si lo encuentran, se acabó su existencia. Pero si no… él está decido a buscar —y entontrar— al Hada Azul que convirtió a Pinocho en un niño de verdad. ¿Por qué quiere ser un niño de verdad?, ¿qué espera lograr con eso?
La película me llevó a cuestionarme en determinado punto por qué el niño tenía tanto empeño en recuperar a su madre. ¿La ama de verdad o es sólo porque está programado para amarla? Quiero que lo vuelva a amar, que no lo vea como un monstro. Porque él, evidentemente, con la mente de un niño, no entiende qué pasó, por qué lo dejo de amar.
¿Cómo se puede crear un niño tan perfecto, que de verdad parezca un niño, capaz de amar y ser correspondido? Un niño como todos los demás: inocente y juguetón. Un niño desesperado por recuperar el amor de su madre y convertirse en un niño de verdad porque siente —y se ha dado cuenta— que como robot es marginado y relegado a otra parte. Sólo es un robot.
Me pareció que no estaba dispuesto a detenerse ante nada, con la tenacidad de un niño, hasta que lograra lo que se proponía: recuperar el amor de la mujer que considera su madre, creyendo que lo han marginado porque es un robot. Y un robot no es lo mismo que un niño humano, de carne y hueso, por más inteligencia que tenga. 

domingo, 21 de abril de 2013

Reseñas en +bits



Escribí dos reseñas en +bits está esta semana de dos libros diametralmente opuestos: Hermosas criaturas (que ha pasado sin pena ni gloria por las librerías y por el cine después de una agresiva campaña de marketing que no dio resultado) y Battle Royale (algo
parecido a The Hunger Games, pero muy diferente).


Hermosas Criaturas

Lo vendieron como el nuevo Harry Potter, un fenómeno increíble, con super-ventas…, que no le ha llegado ni a los pies a Crepúsculo o a Los Juegos del Hambre, a pesar de ya tener una película que pasó sin pena ni gloria por las salas de cine al mismo tiempo que las nominadas a los óscares.
Evidentemente, no es lo que fue el fenómeno Harry Potter y mucho menos se le acerca. Hermosas Criaturas es un libro que hay que leer sin pretensiones, sin esperar nada, dejando que te entretenga.
Lee la reseña completa aquí.


Battle Royale

Acusaron a Los juegos del hambre de plagio de Battle Royale sin saber que lo único que los dos libros comparten es esa premisa de adolescentes matándose entre sí, sin saber que son historias con una psique y una profundidad muy diferente, ambas explorando distintos aspectos de una historia lejanamente parecida. Porque, ¿qué harías tú si tuvieras que matar a tus compañeros de clase, a esos que conoces desde que eres un niño, con los que has pasado gran parte de tu vida?
Al comienzo de la novela cuarenta y dos adolescentes que se disponen a disfrutar el viaje de fin de cursos son llevados hasta una isla mientras duermen y despertados con la noticia de que tienen tres días para matarse entre ellos y que quede uno sólo. Les dicen que participar en el Programa (Battle Royale) es una gran oportunidad, pero la mayoría lo considera sólo una pena de muerte…, les dicen que deben hacerlo con ganas y con entusiasmo, pero la inmensa mayoría se dejará arrasar por la desesperación que acabará por llevarlos a distintos caminos…
Lee la reseña completa aquí.

sábado, 20 de abril de 2013

Por un fandom sin Rayita


Últimamente escribo patochadas llenas de estupideces, cada cuál más grande que otra, pero bueno, quitémosle un poco lo serio al blog.

¿Ya conocen a la petarda de rayita? Mejor conocida como “______”, se llama como tú y tiene una suerte de puta madre. También se puede encontrar en las modalidades “Historia del pendejo de turno & tú” y “TN” —tu nombre—. Protagonista de sinfín de cosas que no merecen ser llamadas novelas (pero que en Facebook así con conocidas por un montón de adolescentes hormonadas que no merecen ser llamadas escritoras…), ni siquiera fanfiction, que tienen un montón de recursos absurdos para escribir la historia que “todos quieren leer”, porque obvio obvio todas querríamos estar de novias con nuestro artista o personaje favorito.

Este es un ejemplo de cómo no se debe editar...,
digo, de novelas de Rayita & Justin Bieber en Facebook.
La imagen, ni idea de a quien pertece, pero tiene dueño.

Así que rayita tiene una suerte increíble, saber hablar inglés perfectamente y lo más importante de todo… es rica. Nunca lo da a entender, claro, no lo dice como si tal cosa, pero se muda a vivir al país de su ídolo como si nada y acaba siendo su vecina, su compañera de clase, su algo. Además tiene dinero ilimitado porque nunca repite nada de ropa (y las escritoras tienen la necesidad de poner una foto de cada zapatos que se ponga como si los lectores fueran retrasados mentales y no tuvieran imaginación)… Por otro lado el ídolo en cuestión parece no tener guardaespaldas (por favor, ¿los de One Direction sin gente que los cuide de sus histéricas fans? ¿Justin Bieber en esa situación? ¿El artista del momento sin gente que lo ayude a deshacerse de paparazzis idiotas que quieren tomarle una foto con mal enfoque para venderla a la revista de chismes que pague mejor?).

Además Rayita siempre tiene que ser bellísima (y casi no usa maquillaje) para que el protagonista se fije en ella y le tire onda, a pesar de que es una simple fan con muchísima suerte (mejor que la de Sakura en Tsubasa, y eso ya es decir mucho) que tiene unos cuantos delirios de Mary Sue —mujer perfecta, siempre impecable, inteligente, con cuerpo de put… digo, de estrella de Hollywood—, y que a pesar de rondar entre los quince y los dieciocho no tiene ninguna necesidad de ir a la escuela (y que es sumamente inteligente, como no).

¡Es una estupidez! Es todo absurdo, las tramas no tienen sentido, ni fundamento y son sólo alentadas por las fantasías de una adolescente (generalmente) hormonada que no tiene mucho sentido de lo que es el mundo real, de cuánto cuesta un viaje a Londres, cuánto cuesta vivir en Londres o simplemente cuánto cuesta toda la ropa de su glamurosa protagonista, Rayita. Eso sí, Rayita no es rica, sólo tiene oportunidades… (o es rica o se gana la lotería muy seguido, una de dos).

Así que yo abogo por un fandom sin Rayitas. Yo abogo por un fandom de escritos más inteligentes, donde las tramas tengan sentido y las acciones de la protagonista no giren sólo en torno a un protagonista masculino bastante buenazo… (a sus ojos), y este protagonista es generalmente un ideal que no conseguirán nunca, porque no existe, porque es sólo la imagen —irreal y desvirtualizada—, de lo que es ser un artista (porque ser un artista no es todo diversión y fiestas, hay trabajo, y hay estrés, y hay fans que más que fans parecen psicópatas asesinas).

Por un fandom realista.

viernes, 19 de abril de 2013

Love of lesbian


Volví a ese lugar, allí donde solíamos gritar. Y te recordé. Corría 1999 y ya éramos oniria e insomnia, besándonos en los portales ajenos, buscando los colores de una sombra. Me enamoré en tu segundo asalto de besos y caricias, caí rendida mientras me contabas la historia de una hache que no quería ser muda. Corríamos por Madrid, encendiendo incendios de nieve, abrazándonos para luchar contra un frío que se metía hasta debajo de los huesos…
Andábamos de la mano, un día en el parque y al siguiente en el cine, improvisando nuestras maniobras de escapismo, huyendo del mundo y de la realidad, para meternos en esos universos infinitos que no nos pertenecían. Andábamos abrazados, enseñándole el dedo corazón al mundo mientras nos besábamos y mientras decías «te hiero mucho» en vez de «te quiero mucho».

Han pasado diez años y voy a romper las ventanas para recordarte y hacer del caos un arte. Estás clínicamente muerto y no volverás a cantarme la orden de desahucio en mi menor nunca más. Y ando como alma en pena, lamentando los días no vividos a tu lado, preguntándome si vendrá a reclamarte la noche eterna de una vez por todas. Y si salimos de ésta ya nunca seremos los mismos…, no seremos aquellos amantes de 1999. ¿Dónde quedará nuestro domingo astromántico, mirando al cielo, contando estrellas infinitas?  ¿Dónde se irá ese Houston, tenemos un poema, seguido de tu voz recitándome a Sabines y a Chumacera, a Neruda y Paz, a Benedetti?
Pero amor, sin tu magia, ¿cómo voy a continuar?


Pueden intentar encontrar todas las referencias a uno de mis grupos favoritos, escritas un día de aburrimiento crónico y ponérmelo en comentarios. O simplemente leerlo sin pretensiones y decirme qué les pareció (y qué le entendieron).  Sea lo que sea que prefieran, la caja de comentarios está allá abajo y hace mucho que nadie completa una C.C. ¿Quién se anima? 

miércoles, 17 de abril de 2013

Insurgente, Verónica Roth | Reseña

Un chulo emblema de Cordialidad,
facción que a mí me parece
la más mentirosa de todas. 

La mala leche no le ayuda a mi digestión, pero como es divertida…

Pues después de fumarme Divergente porque me dijeron que era un buen libro y otras cosas que no viene al caso contar, y reseñarlo en +bits (aquí), instando a las masas a alejarse de él (porque seamos sinceros, podría haber sido un libro decente para pasar el rato, pero la confusión de términos entre osadía, valentía, estupidez y brutalidad rompe todo el cuadro que nos había intentado pintar Verónica Roth), decidí que quizá era una buena idea leer Insurgente (por favor, en este momento alguien me da un zape y me dice que deje yo mis buenas ideas, que hoy ya tuve bastantes).

 Y los resultados de leer Insurgente fueron: tener ganas de aventar el libro muy lejos, porque me preguntaba de si estaban insultando mis capacidades mentales, y unas ganas de matar a los protagonistas con sus propias armas.

En sí, ¿cuál es el problema de Insurgente?

¡Es un libro sin rumbo!

Y además de no tener rumbo (el ochenta por ciento del libro te preguntas hacia dónde van los personajes, porque parece que van a trompicones por ahí haciendo estupideces, confundiendo valentía con brutalidad y con estupidez —sobre todo Tris, que decide que rescatar gente en un lugar atascado de potenciales asesinos sin una sola arma es una buena idea—), tampoco tiene ritmo. Avanza a trompicones, como los mismos personajes, que se vuelven más estúpidos a cada oración y acaban traicionándose hasta a sí mismos en un intento de Roth por hacer la trama interesante (quizá para algunos lo logré, pero aunque esté presente el factor «misterio», los personajes que cambian brutalmente de personalidad le quitan el encanto a todo).
  
La relación de Tris con Cuatro involuciona en un párrafo y evoluciona al siguiente…, aunque quizá esto tenga que ver con los evidentes transtornos de personalidad de Tris (llamados Divergencia… si la autora quería hacer notar que la divergencia era algo más interesante no lo ha logrado: Tris va de actitud Abnegación a actitud Osadía a saltos y les juro que una facción llamada Estupidez Crónica le viene que ni pintada en algunos momentos del libro).



No todo es malo en Insurgente: sí hay cosas que valen la pena, cómo esa pregunta que te deja Roth al final. Esa incertidumbre por saber si va a conseguir resolver el problema que armó con el final (un final no muy sorpresivo desde la mitad del libro, pero igual impacta un poquito) y esos pocos buenos personajes escondidos entre protagonistas involucionados, traidores a la sangre, pero no a la facción y brutales Osadía que creen que matar a gente sin armas a sangre fría tiene que ver si quiera un poco con la valentía.

viernes, 12 de abril de 2013

Hablemos de poesía (XI): Los amorosos


Les traigo uno de mis poemas favoritos de Jaime Sabines (si no el favorito, que es irremediablemente “No es que muera de amor”), para renovar un poco la sección, para recordar que la poesía también existe y que no la podemos aventar por allí y olvidarla como su tal cosa.

Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.

Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre —¡qué bueno!— han de estar solos.

Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.

En la obscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.

Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.

Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.

Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor como en una lámpara de inagotable aceite.

Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.

Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.

Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo, complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.

Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida.
Y se van llorando, llorando
la hermosa vida.

Jaime Sabines
Nea

miércoles, 10 de abril de 2013

No hay que ser wikipedia andante

Digamos que ya no me emociona ser
 Potterhead

Como últimamente no me da por reseñar, si no por ver qué tan podrido va el mundo (que los humanos vamos a tiempo record, unos milenios más y no queda nada vivo), o ya para el casi sólo Twitter, plataforma web para perder el tiempo por excelencia y decir tonterías que muchos leerán y que pocos recordarán (sí, lo tengo perfectamente asumido cuando lo uso, créanme).

El meollo del asunto es de ese fenómeno que lleva un tiempo gestándose en todas esas llamadas fanbases (llenas de niñas pre pubertas cargadas de hormonas intentando meterle su opinión por las narices al mundo sin saber que muy probablemente el resto del mundo ya tiene una opinión propia y esta es muy respetable, aunque nos pese…).

Sí, las opiniones de todos son respetables, aunque para ti Christian Grey sea el dios del sexo o tu último amor sea Edward Cullen o te quieras violar a Jon Nieve, o pienses que Green Day es lo mejor del mundo, o digas odiar a la gente que ve anime, o estés enamorada de C.C. (cofcof) o para ti Los Juegos del Hambre sea la mejor distopía. Se vale todo.

Con esa premisa pasemos a lo que sigue:

Partamos del punto de que tú, persona, eres fan de algo (pongamos, por ejemplo, una saga —que es el tema de moda en mi twitter, tengo que sobreexplotarlo—) y como te has leído todos los libros muchísimas veces, y además de eso has leído la Wikipedia, las páginas oficiales y cuánta información resulta ser confiable de tu adoración (léase, tu saga preferida ever), eres algo así como… Una Wikipedia andante, una enciclopedia que va por el mundo como si tal cosa.

Dah, que no, que no está mal. Que así la saga sea Twlight eres libre de aprendértela de memoria. Faltaba más. Desde que existe el mundo existe la libre expresión, o pretende existir y no me vas a caer mal o bien por saberte Twilight de memoria.

El problema es cuando, tú, persona, consideras que para ser verdadero fan (porque ya no se puede disfrutar por gusto, no, se tiene que ser un verdadero fan porque si no eres un falso y te insultan como sí el mundo se estuviera cayendo a pedazos y tú fueras el responsable) debe de saber tanto como tú. Tachas de “falso” a cualquiera que no es una Wikipedia andante.

Que sí, que he caído en eso. Pero aprendí que puedes exponer tus opiniones siempre y cuando no insultes las de los demás. Se les va la vida en insultar a los “falsos” como a Cersei Lannister viendo a Tyrion en los rincones (y a mí de paso se me va escribiendo estás patochadas, pero me da igual) y se olvidan que existen argumentos. Que uno puede discutir si le da la gana, pero queda muy mal cuando lo deja todo en un “pues está es mi opinión y te callas”. Argumentos, argumentos ¡existen!, no se olviden de ellos, porque la frase anterior sólo denota creencias de superioridad e inmadurez (para mí).

Así que antes de insultar a alguien, en este caso un mal fan “por no saberse todos los nombres de todos los personajes que aparecen en cada una de las páginas de la saga Harry Potter” o “por no saberse la fecha de nacimiento ni los nombres de los integrantes de Coldplay” o “por no saber cuándo fue la última vez que Justin Bieber fue al baño”, recuerden:

Para que te guste algo (seas fan de algo) no hay que ser una wikipedia andante.  

Nea

martes, 9 de abril de 2013

Reseña de «Gritos de amor» en Estrella en Potencia



Bell, a quién conocí el año pasado en la FIL Zócalo, se animó a leer mis poemas y le hizo una reseña a Gritos de amor (¿qué esperan para descargar el poemario?) en su blog: Estrella en Potencia, cosa que le agradezco mucho ya que… ¡es la primera vez que me reseñan mis poemas! Eso emociona, obviamente.
Para quienes leen poemas con más frecuencia que yo, les resultará raro que Nea maneje un estilo que no es muy ortodoxo que digamos. Es decir, no son los clásicos versos que incluso con leerlos crees oír un sonsonete que te hace querer lanzarlos lejos (Bell rueda los ojos). Sin embargo, recordemos que la poesía es una parte de la literatura que no siempre es bien apreciada; de hecho, he llegado a oír que llaman "anticuados" a los poemas, menos cuando les conviene (como en trabajos escolares o cuando quieren quedar bien, por poner ejemplos cotidianos). Por lo tanto, que Nea haga algunos que no son con una estructura "tradicional" es un cambio que quizá las nuevas generaciones aprecien.
¡Lee la reseña completa aquí!
Nea

lunes, 8 de abril de 2013

La Délicatesse


Esta película de 2011, que apenas se molestó en llegar a los cines mexicanos, fue lo que fui a ver el viernes con mi mamá con la excusa de que me llevara a MixUp. Fuimos a ver esta porque no estaba Parker, ese refrito a la Nicolas Cage que mi mamá quería ver porque tenía disparos y esas películas le encantan. Es la segunda película en la que veo a actual a Audrey Tatou (Amélie), aunque desde hace tiempo tengo el ojo puesto en Coco avant Chanel y en Un long dimanche de fiançailles (las dos las tengo, pero no hay cables para mi DVD que me dejen verlas…)

¿De qué trata? Nathalie (Audrey Tautou) es una preciosa joven que lo tiene todo: un buen trabajo, está casada con el hombre del que está perdidamente enamorada y goza de una salud estupenda. Pero de repente un día todo esto cambia cuando su marido fallece en un grave accidente de coche. Tras el incidente, Nathalie se hunde perdiendo la ilusión y pasa varios años centrada exclusivamente en su trabajo dejando a un lado su vida sentimental. De pronto conoce a Markus, un compañero de trabajo (François Damiens), que cambiará la situación en la que se ve inmersa desde hace tiempo e iniciarán un romance lleno de sorpresas, contradicciones y novedades.

Como no sé ni mierda de cine me limitaré a decir que me pareció una película muy buena (aunque no mejor que Amélie, todo hay que decirlo) y que las actuaciones de los dos protagonistas son excelentes —a mi parecer, que por cierto, no sabe de cine—. La forma en que Nathalie se zambulle en su trabajo tras la muerte de François, no dejando espacio para nada más en su vida…

Sin embargo un día dice a Markus, un compañero de trabajo (su subordinado, en realidad), al que besa sin conocerlo, sin saber quién es… Y Markus la hace volver a creer en el amor. Suena cursi, pero algo así pasa. Me gusta la evolución de esa relación que al principio parecía no llegar a ninguna parte, que parecía haberse quedado sólo en un beso robado en un despacho de una empresa con bastantes chismosos dentro (bueno, no dejan a Nathalie en paz cuando descubren que tiene algo que ver con Markus), y un jefe bastante acosador (aunque sin pasar de ahí, no, no tenemos creepys).

¿La recomiendo? ¡Claro!

Además, la música a cargo de Emilie Simon, es preciosa, aquí les dejo mi tema preferido: Bel amour.


Nea