Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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miércoles, 6 de octubre de 2021

Book Tag Tokyo Revengers

Había pasado ya mucho tiempo sin hacer booktags. Sigo considerando que son un ejercicio muy padre para recomendar libros de maneras diferentes y que siempre obligan a buscar cosas que quizá no hemos recomendado en algún tiempo y siempre es pretexto para hablar de cosas que nos gustan (o que quizá no nos gustan tanto). En el último mes me obsesioné muy fuerte con Tokyo Revengers después de que se estrenara el anime (que no vi, sólo he leído el manga) y me recordó a historias que disfruté mucho en mi adolescencia. Es un manga de niños pandilleros que ha resonado mucho en latinoamérica creo que por muchas razones (pero la principal es que ofrece una mirada muy sensible a las infancias y juventudes marginadas y que es difícil encontrar aquí en este momento del tiempo, puesto que gran parte de nuestra literatura realista está secuestrada por la violencia sin sentido, el morbo y el narco, sin darle un espacio a la esperanza y a la bondad). Prometo después seguirles hablando de la historia, pero quería poner un poco el contexto de por qué había hecho el tag.

En este caso, con este tag intenté en enfocarme en cosas que me hubieran gustado mucho (excepto en una consigna) y en algunas cosas que los personajes representan para mí. Si han visto Tokyo Revengers, quizá entiendan cosas. Si no, no hay ningún spoiler en las consignas y sí buenas recomendaciones. Sin más que decir, empezamos.

1. Takemichi: un libro que te costó trabajo leer pero no te rendiste y te gustó mucho

Takemichi es un perdedor. Un loser. No es bueno peleando y no es fuerte físicamente, pero tiene una esperanza brutal en que podrá conseguir un futuro bueno para todos y la capacidad de nunca rendirse. Aquí voy a poner a Tian Guan Ci Fu (Heaven Official's Blessing) de Mo Xiang Tong Xiu porque es un libro que me costó meses. Muchas veces tuve que hacer pausas en él no porque fuera pesado (de hecho, es muy fluído para lo largo que es) si no porque quería darle tiempo, espacio, quería también explorar otras historias. Llegué a dejarlo semanas completas en pausa, hubo momentos en que vi su tamaño como algo muy cuesta arriba, pero siempre estuve segura de que, no importaba cuando me costara, la historia valía la pena y lo estaba pasando muy bien. Hice una reseña sobre el libro donde hablé un poco del xianxia y la fantasía con raíces en la cultura china que les recomiendo mucho leer si son géneros que les interesen aunque sea un poquito.

2. Mikey: un libro que cada que relees descubres algo nuevo

 

Aquí voy a poner un cliché. Releo mucho, pero tengo hiperfijaciones y muchas veces releo las mismas cosas una y otra vez. Así que no es extraño que diga La historia interminable de Michael Ende. Ya en su momento a principios de año hice una reseña/ensayo donde hablé de que es un libro con múltiples capas y de cosas nuevas que descubrí en mi última lectura. No por nada es una de las obras cumbre de la fantasía y de la literatura infantil y juvenil. Ende tenía mucho cariño por las historias, las palabras y la fantasía y se nota mucho en ese libro. (Además que lo elijo porque la mirada de Mikey, por la que siempre lo reconozco, no importa cuanto cambie de aspecto, me recuerda a la inocencia de adentrarse por primera vez en Fantasia, no sé, tiene algo).

3. Draken: un personaje que sea el corazón de una historia

Luned de El fuego verde de Verónica Murguía es el corazón que alimenta la historia de ese libro. Luned y su amor por los cuentos y los poemas, Luned y su amor por el bosque, Luned y su infinita amabilidad, Luned en el bosque de los elfos y las hadas, Luned frente a Titania, Luned en Brocelianda. La adoro, es una protagonista que deja mucho corazón allí donde las palabras muestran su prescencia y Verónica Murguía la dotó de muchísima fortaleza, así que la quiero muchísimo. No es la primera vez que recomiendo este libro y no dejaré de recomendarlo pronto.

4. Chifuyu: un libro al que siempre recurras cuando necesitas sentirte mejor

A muchos, especialmente los que están mencionados en este booktag. Simplemente elegiré uno de los faltantes y lo pondré aquí. En este caso quiero mencionar a La hija del curandero de Amy Tan. Por alguna razón siempre he sentido a la escritura de Amy Tan como un abrazo, pero este libro, sobre todo, es el que más lo ejemplifica. Hay un momento en el que Pan Kai Jing, uno de los personajes, dice "somos divinos y el tiempo no puede cambiarnos" y siempre que me siento un poco mal acudo a esas páginas. Es una historia muy intimista, de una madre y una hija, que explora las diferencias culturales, la vejez, el pasado y, entre los márgenes, la migración.

5. Baji: un libro que te haya hecho llorar


Olvidado Rey Gudú de Ana María Matute
me hizo sentarme y contemplar el vacío, lo que en mi caso se parece a llorar mientras leo. Hay varios capítulos dedicados a la historia de Predilecto, Tontina (qué manera de cuestionar los arquetipos de las tontinas de los cuentos, destinadas a terribles destinos, qué manera de cuestionar lo que creemos que merecen) y la Ondina (que se convirtió en agua y en lágrimas y me hizo llorar con ella y con el amor que sentía). Hay otros momentos muy desgarradores en el libro, pero creo que esos tres nombres son los que más cosas despiertan en mí. Sí les vengo recomendando este libro maravilloso.

6. Kazutora: un libro que no haya sido lo que esperabas

Rebeldes de SE Hinton. Usualmente Tokyo Revengers me recuerda mucho a narrativas existentes en América Latina, pero existen algunas otras historias en distintos medios (Danger Days, los Killjoys, Aullido) que me recuerdan mucho a Tokyo Revengers. Rebeldes de SE Hinton es una de ellas. Yo la conocí de casualidad. En Estados Unidos es una lectura obligatoria por la que todo el mundo pasa, creo que en otras partes del mundo también. Susan E Hinton puso, a los dieciséis años (quizá antes, pero Rebeldes/The Outsiders se publicó cuando ella tenía dieciséis) sobre el papel la frase "Stay Gold, Ponyboy" y desde entonces me ha perseguido, porque el libro me movió el piso. Me encantaría decirle eso a los personajes de Tokyo Revengers. Stay Gold, Mikey-kun. Rebeldes nunca fue lo que yo deseaba que fuera en mi adolescencia (no era un libro sobre el cual yo tuviera mucha fe y además creía que era mucho más edgy), fue lo que era y me movió el piso de muchas maneras. Quería mencionarlo por su relación con la historia que hizo nacer este booktag y un poco para recuperarlo y recomendarlo de nuevo.

7. Hina: un personaje que salvarías de su destino todas las veces que fueran necesarias


A Wilkilén de La saga de los Confines de Liliana Bodoc. No voy a spoilearles La saga de los confines (en eso ya soy profesional en mis ensayos de análisis publicados) ni meterme mucho en el destino de Wilkilén, pero viajaría una y otra vez a las Tierras Fértiles, a los Confines y la salvaría una y otra vez. La amiga que me recomendó los libros de Liliana en ese entonces me dijo que el kokoro me iba a doler con Los días de fuego y pues me sigue doliendo, qué puedo decir. Salvaría a Wilkilén, una vez, todas las veces. Si alguien merecía ser feliz, era ella (el corazón de los Confines).

8. Kisaki: un libro que desearías no haber leído 

Ten Count de Rihito Takarai. Realmente me irrita. Tengo una entrada que es una lista de todas las cosas que me cagan de esa historia (en la que la gente cree que decirme que no entendí la historia hará que cambie de opinión o simplemente les gusta enojarse porque en mi esquina personal del internet decidí que iba a odiar ese manga que a mí me parece terrible). El problema fue que el primer volumen no fue el culmen de lo pésimo y una vez que estaba asqueada de los personajes no pude parar. Pero, amigos, desearía no haber caído en ese antro del mal.

9. Naoto: un libro que le recomendarías a tu hermanx pequeñx


No tengo hermanxs pequeñxs (yo soy la menor de cuatro) pero supongamos que sí los tengo. Recomendaría sin dudar Harún y el Mar de las Historias de Salman Rushdie. Es un libro divertido y destila amor por contar historias y por recuperarlas y por divertirse con ellas. Me divertí como niña leyéndolo y sería algo que le aventaría a la cara de quien se dejara. Es más, se los estoy recomendando a ustedes ahorita mismo. Para que vayan de viaje al Mar de las Historias y se maravillen de todo lo que allí hay.

10: Tokio Manji Gang: un libro que tenga el tropo de la familia encontrada (found family)

Los Killjoys... no cierto, son un disco (que hay un cómic, pero no es exactamente sobre ellos). Pero quería hablar de ellos y, como no pude, voy a hablar de la Doom Patrol de Gerard Way. Específicamente de esa porque creo que tiene momentos clarísimos en los que ejemplifica que la Patrulla Condenada realmente es una familia encontrada de inadaptados y marginados. Un poco como los niños de Toman, pero adultos, con poderes y en modo surrealista. Hace mucho que no hablo de mi amor por la Doom Patrol, por Casey, por Crazy Jane, así que me pareció un buen momento para recordarlos. 

Incluí todo lo que ha salido en el anime, pero no personajes que han tenido su desarrollo sólo en el manga, por lo que quizá cuando salga la segunda temporada y termine de emitirse, haga ota versión de este booktag con algunas actualizaciones. Voy a etiquetar a Marina Golondrina por si quiere hacerlo, a Hitzuji Books para cuando lea el manga y a quien desee hacerlo. Si lo hacen, por favor mándenme un link.

domingo, 17 de enero de 2021

Olvidado Rey Gudú, Ana María Matute | Reseña

Olvidado Rey Gudú

Sinopsis: Olvidado Rey Gudú es una de las grandes novelas de este siglo. Repleta de fábulas y fantasías, narra el nacimiento y la expansión del Reino de Olar, con una trama llena de personajes, aventuras y un paisaje simbólico: el misterioso Norte, la inhóspita estepa del Este y el rico y exuberante Sur, que limitan la expansión del Reino de Olar, en cuyo destino participan la astucia de una niña sureña, la magia de un viejo hechicero y las reglas del juego de una criatura del subsuelo. Tejida de realidad y leyenda, de pasado y presente, Olvidado Rey Gudú constituye también una gran metáfora del alma humana y su historia, alentada por los deseos y las inquietudes que desvelan al ser humano desde hace siglos.

Ocurre que hasta ahora puedo sentarme con el cerebro suficientemente en calma (pasa que el mío nunca se calla y por eso escribo y borro en cantidad) para hablar de este libro. Fue uno de los favoritos del año pasado, tal como pudieron ver en los Oscars Literarios. No me cuesta entender cómo es que Ana María Matute decía que quería ser recordada por este libro. También me gustaría ser recordada por una obra de este tamaño, es la clase de libros con la que me gusta dialogar al escribir (y justamente ya me descubrí haciéndolo, porque no escribimos en un vacío, sino que estamos llenos de influencias y referentes).

Entre el marketing y los referentes de fantasía

«Para cuidar y atender su educación —respondió el Conde Olar con voz reventante de orgullo, y una chispa de maligna socarronería—. Para adiestrarlo en el arte de la caza y de las armas». Era la primera vez que Sikrosio oía llamar a su padre arte a aquella suerte de desesperación colectiva que les obligaba a lanzarse unos sobre otros, espada en mano, en defensa de un palmo de tierra.

Empecé leyendo este libro como parte del club de lectura del foro de La Noble y Ancestral Casa de los Black. Merece una mención porque es el club de lectura al que le he sido más fiel en mi vida (a pesar de reiteradas ausencias) y porque siempre ha sido un lugar para comentar libros. Gustó y no gustó, por supuesto. Leyendo un compañía uno aprender que a veces los libros no le gustan a todo el mundo porque no todo el mundo tiene los mismos intereses, referencias o trayectos lectores; es el riesgo de leer en proyectos comunitarios. Incluso cuando son tan cerrados como un foro de fanfiction. De los comentarios de este libro (en goodreads, entre mis propios amigos, en otras reseñas) me llamó la atención especial uno: las reiteradas menciones a George Martin y las comparaciones con Canción de hielo y fuego, pero no sólo eso, sino el "es que esto el Canción de Hielo y Fuego Hispano". No puedo expresar cuanto odio eso. "El señor de los anillos latinoamericano", "el Martin mexicano o cualquier nacionalidad que ocurra", "el Tolkien asiático" y así, eternamente, con cualquier referente famoso de fantasía. En este mundo obsesionado con las ventas nada se sostiene por lo que es, sino que siempre tiene que ser algo más.

Ana María Matute
Ana María Matute

Entiendo las comparaciones a un nivel más literario: cómo abordan dos autores diferentes un mismo tema o género, entendiendo que son diferentes aunque compartan referentes, pero no puedo con la estrategia de marketing (porque no es otra cosa) desde nombrarse y legitimar (no me gusta este verbo, pero creo que es adecuado en este contexto) desde algo más. Olvidado Rey Gudú es una novela de fantasía que sí, dialoga con muchos referentes (especialmente con los cuentos populares y los personajes arquetípicos de estos) en su prosa, pero que no es el *insterte aquí obra famosísima o autor famosísimo de fantasía* español. Es una obra que se sostiene por sí misma.

No es una historia de personajes y la trama es la historia misma del Reino de Olar. En él se enmarca la historia y este sirve de una suerte de columna vertebral para que Ana María Matute habla de muchos temas. Seguro, si fuera yo aquí otra persona, me detendría un poco a hablar del worldbuilding y de todos esos detalles históricos y políticos que se atisban sobre Olar, pero no estoy tan interesada en ese tema. Me gustaría más compartirles más bien lo mucho que me maravilló el lenguaje de Ana María Matute para crear los cimientos de Olar y el ambiente del libro. Es muy claro, desde el principio, que estamos presenciando la historia de un reino y los personajes están en él, sujetos o hacedores de sus destinos. 

Mapa de Olvidado Rey Gudú

No importa tanto, en este caso, imaginarme cómo y dónde está Olar o situarlo en un mapa, como sentir las palabras que Ana María Matute hila para construir la historia de Olvidado Rey Gudú y sus múltiples temas. (Lo digo porque recuerdo hablar de él en conjunto, porque fue leído en un club de lectura y que fuera una pregunta común: ¿dónde está Olar? que me sacó un poco de onda, porque aunque sí puede ser un dato curioso interesante, para mí no pasaba de eso, porque lo importante era todo el lenguaje de la autora para hablarnos del olvido, de las historias populares, de la pérdida de la infancia).  

Entonces pues, quiero hablar de Olvidado Rey Gudú partiendo desde el mismo libro. Así pues, vamos tema por tema.

Tontina y la pérdida (olvido) de la infancia

—Me sorprende que no lo supieras, Ardid. Es del todo natural que así sea: aunque, por supuesto, sólo pude verme un instante antes del sueño. Una vez despierta, me olvida hasta el próximo sueño.
—¿Y cómo es eso? [...] Ha estudiado, como yo, en el libro de algún sabio maestro, y tiene así contaminado sus ojos, como yo?
—No —dijo el Trasgo—. No es extraordinaria, es de una especie corriente. Sólo antes del sueño, hasta el despertar: y olvida, hasta el próximo sueño. Además, algún día también dejará de verme aun antes del sueño, y nunca más nos recuperará: ni a mí ni al Sueño.

Uno de mis temas favoritos durante todo el libro fue toda la parte que le corresponde a la princesa Tonita, destinada a casarse con Gudú. Perdón si no hablo en orden de algunos sucesos particulares de la trama (nada que pueda considerarse spoiler chungo, más bien hablo de los temas y cómo se tratan, así si lo leen quizá tengan una percepción cercana a la mía o me pueden contar de sus lecturas). El arquetipo de Tontita es uno de los más recurrentes en muchos cuentos populares. Las tontinas pagan por sus pocas luces, por su ingenuidad. Me encanta como Ana María Matute usa este arquetipo justamente para mostrarnos que Tontina sí es perceptiva, imaginativa, entregada a su infancia y a sus juegos y no comprende el mundo adulto tanto como los adultos no la entienden a ella. 

Ilustraciones de fantasía de John Bauer
Artista: John Bauer

Cuando aparece, contrasta con Ardid, Reina de Olar, quien siempre fue un ser humano brillante y quizá hasta podríamos decir que adulto. Ardid, por sus circunstancias particulares, no tuvo tiempo de entregarse tanto al juego o a la imaginación tan desmedida (aunque tampoco es que la rechace, tiene una relación con un trasgo y con cosas mágicas, de hechicería) y no entiende que Tontina no vea las cosas con la misma seriedad que ella. Me encanta cómo está manejado el tema justamente porque en la princesa vemos la pérdida gradual de la infancia y cómo se ve desde afuera. Los adultos alguna vez olvidaron que fueron niños y tienden a glorificar esa época o a desdeñarla. Por eso me gusta ese subtexto de que las Tontinas no son tan tontas, aunque todos los personajes se esfuercen en que ella cumpla un arquetipo ya dado ("todo pasará como tenga que pasar").

—¡Oh, ahora atino! No nos hemos conocido: es que tenemos que conocernos mucho, que no les lo mismo. Por eso, también yo guardaba en mi memoria vuestra persona y vuestra voz.

Justamente en toda esta parte es que Ana María Matute rescata los cuentos populares de la memoria y me parece muy bien como los va hilando en su narrativa. Desde ahí habla del olvido, cuando aparece el Príncipe Once (de el cuento Los Cisnes Salvajes, que me encanta) y sólo unos pocos pueden reconocerlo. Cuando habla del tiempo, que para estos personajes no se mueve lineal (cosa muy interesante y que como escritora me gusta mucho: la idea de que alguien te resulte conocido porque lo vas a conocer o historias que salen del tiempo para instalarse en otro). La historia de Tontina y Predilecto es probablemente de mis favoritas de la historia y por eso quiero resaltarla en primer lugar. Porque además se puede hablar mucho de las personajas de Matute.

Ardid, Ondina y las mujeres de Olvidado Rey Gudú

—Querida, no olvidéis que ésta es una isla, y una isla mujer: y que si bien nadie puede dudar que los hombres son extraordinarios conquistadores, además de otras cualidades bien conocidas, en definitiva las mujeres somos la civilización. 

Uno de mis intereses (no tan recientes, pero sí recientes) es ver cómo las escritoras retratan a las mujeres. Otro es ver los retratos de las mujeres en la fantasía. Existe la idea de que las mujeres en la fantasía son las damiselas en apuros que carecen de agencia y que sólo existen para ser salvadas; diría, sí, que esta ya no es la idea que prevalece en en género, pero está allí. Existen también las mujeres que son sólo sanadoras, cuidadoras y secundarias porque, obviamente, ese es un trabajo femenino y como femenino que es, es mal visto. Hablando de ello, existe una dicotomía muy clara en obras recientes: las personajas enmarcadas en los cuidados y las guerreras. Parecería que estas dos cosas no se juntan y que reivindicar los cuidados (¡tan importantes y no reservados a lo femenino, por más que el mundo insista!) está más mal visto que presentar mujeres fuertes, guerreras, desapegadas, que siguen y repiten patrones masculinos y desprecian la feminidad. Y digo dicotomía porque pareciera que no se mezclan y tenemos arquetipos rígidos, como una lista que palomear a la hora de crear un personaje. Eso debería ser más libre por supuesto. Adoro a las mujeres cuidadoras y a las guerreras, a las viajeras, a las que cuentan historias y a las que lo hacen todo también.  

Ilustración medievalista de Warwick Goble
Artista: Warwick Goble

Tengo planeado hablar de ello pronto con más extensión, pero sí es algo que me llama la atención. Por eso me gustan las mujeres de Olvidado Rey Gudú. Recuerdan constantemente que las mujeres no son una masa homogénea y que puedes escribirse con infinitos ángulos y matices (vamos, como los señores escriben a los señores, harta estoy de listas de "cómo escribir mujeres"). Ardid es probablemente la personaja que se alza más alta sobre todas, por su permanencia en la trama, quizá, pero todas tienen una gran presencia en la historia. Ya hablé de Tontina, pero quiero también resaltar a Ondina y sus amores, esa visión tan profunda que ofrece Matute sobre los amores imposibles y románticos que acaban con todos los implicados y como es eso lo que da nacimiento a la tristeza (y recuerda mucho a como asociamos el azul a la tristeza, además de a la calma, y como los grandes cuerpos de agua nos causan nostalgia). 

También está Leonia y su isla, el último reducto de los sueños; Urdska, mujer guerrera y salvaje; Gudrilkja, la niña que grita "¡Yo soy el rey!" y que además protagoniza, junto a Lontananza, su madre, uno de los pasajes que más me gusta de este libro.

—Nunca te acerques a ellos, Gudrilkja —dijo—. Nunca, hija mía.
—¿Quién es? —preguntó la niña, en su media lengua. Y vio Lontananza que sus ojos azules tenían la misma expresión colérica y centelleante que los ojos de Gudú.
—El Rey —dijo Lontananza—. Vámonos, el rey siempre está lejos, y nadie le puede alcanzar.
—Yo seré Rey —dijo la niña.
Al oírla, la madre se estremeció, y le tapó la boca con la mano.
—Las mujeres no son Reyes —dijo—. ¡Y creo que es suerte para nosotras!

Me gusta porque no entiendo el ansía en este mundo real por acaparar los puestos de poder o romper el techo de cristal para volverse opresor de otro. Así que estoy con Lontananza: las mujeres pueden encontrarse en otros lugares y configuraciones lejos de esos puestos, con más horizontalidad y más sensibilidad: ¡y qué suerte para nosotras!

Las personajas de Matute me gustan también por su gran dimensión. No trata a las mujeres como seres perfectos de luz ni como receptáculos de maldad y pecado, sino que retrata matices. ¡Y no lo hace sólo con las mujeres! Ahí están personajes como Gudú, Almíbar, Volodioso, Predilecto, Lisio y no quiero hacer una lista de todos, pero se dan una idea. Me maravilla muchísimo ver a escritoras tratar tantos matices en sus obras.

Conclusiones

El viejo sueño llegaba hasta él revestido de un deslumbramiento que si hubiera sido capaz de sentirlo, hubiera podido llamarse amor, pero que no era más que otra manifestación de su única pasión: la estepa.

Creo que podría hablar de muchos otros temas que Ana María Matute trata en su obra. Por ejemplo, del tono antiépico que tienen algunas partes y de ese retrato crudo de la guerra (que nos arranca de un tajo de esta idea del amor a la guerra), de la sangre y las batallas, siempre con una sensibilidad increíble (sensibilidad que, sinceramente, ya querrían autoros de "grimdark"). El gran tema del libro es el olvido y está presente siempre. Como trata el miedo. Sólo alguien sensible podría hacerlo como lo hace ella. Sin embargo, aspiro que a mis reseñas no sean eternas, así que, por hoy, me quedo con esto de lo que les he hablado.

Ana María Matute
Ana María Matute

Olvidado Rey Gudú es un gran libro de la fantasía y de la literatura española. Es un libro gordito que exige atención, lleno de prosa poética (y esto para mí es un punto a favor) que es mejor si se disfruta y se lee con calma (ojo, no lento, con calma, cada quien sabrá cómo es su leer con calma). Se los recomiendo si son especialmente amantes de la fantasía. No me consta que se consiga en México o en América Latina (y en ese caso saben que estoy disponible en mi correo si lo andan buscando), pero si tienen la oportunidad de leerlo, lo recomiendo muchísimo. No se lo pierdan. Si lo leen siempre pueden comentarme qué les pareció