Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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jueves, 15 de febrero de 2024

Razzies Literarios (IX)

Si hiciera esta sección el día de hoy probablemente sólo le pondría peores lecturas del 2023, pero bueno, las tradiciones se siguen siempre. La verdad es que 2023 fue relativamente un año bueno en cuanto a lecturas y no tengo demasiadas que quise arrojar por la ventana. Sí hay dos libros que abandoné porque eran pésimos (Hermanastra y Reencarnación, que no salen en el ranking porque no los terminé), y unos cuantos que no me gustaron. Así que, vamos a hablar de ellos. 

Razzies literarios, encabezado

No le pasen esta entrada a ningún autor, no creo que sea productivo, hay una razón por la que no etiqueto a nadie, y si se lo encuentran, pues se lo encontraron y ya. Especialmente porque los tres que comparten el dudoso honor este año son literatura hispana. La advertencia de siempre para la gente no sabe leer es que todas estas opiniones son subjetivas y que lectores hay un mundo y seguro estos libros tienen lectores que los disfrutaron, yo no fui una de ellas.

Cordeluna, Elia Bacerló

Portada de Cordeluna, de Elia Barceló

Empecé este libro con muchísimas esperanzas porque era fantasía, misterio y abordaba a Rodrigo Díaz de Vivar, el Mío Cid, muy de pasada. Pero es malo. La prosa es superficial cuando menos en casi todo el libro, suena como el meme de hello my fellow youngsters mal, es como lo que las editoriales te piden de lo que yo llamo libros pa' la banda, que es lo que los editores creen que los adolescentes leen en cuanto a calidad porque no pueden comprender nada más complicado. Además me resultó en sí un libro desagradable, en el que los personajes están poco desarrollados y muchos existen un poco por existir o para llenar el cast. La verdad es que aunque comprendo qué clase de historia quería contar Elia Barceló no creo que lo haya logrado y lo más que conseguí con este libro fue curarme el insomnio, lo cual es muy triste porque genuinamente trata de un tema interesante al que simplemente creo que no se le da ni el lugar ni la importancia porque todo el libro parece que lo dumbificaron para que los jóvenes entendieran

Tsunami 2, varias autoras

Portada de Tsunami 3, Varias autoras

Es pésimo y ya hice una entrada sobre él. Hay uno o dos buenos ensayos y uno o dos que ir, no van a ningún lado pero tampoco dan tanta pena. ¿Los peores? Los que se murieron de repetición porque no tienen argumentos, los que directamente demostraron que no saben investigar y esparcieron la misma propaganda anticomunista que las mujeres burguesas llevan esparciendo décadas en el feminismo a ver si las proletarias se lo creen para desarticular el movimiento. Entre ellos hay un montón de ensayos vacíos de toda alma que son superficiales a más no poder y que nada más repiten consignas que ya suenan vacías. No creo que el mundo me de la oportunidad de no tener Tsunami 3, pero sí les recomendaría que pisaran el freno e investigaran. No es posible que edición tras edición se le siga permitiendo a la gente decir cosas tan falsas como que Marx y Engels (y nada más ellos dos, sin tomar en cuenta a nadie más) no hablaron de la cuestión femenina

Mándame un mensaje cuando llegues a casa porfa, Oralia Torres de la Peña

Portada de Mándame un mensaje cuando llegues a casa

La cosa está así: si vamos a escribir poesía, vamos a respetar la poética. Y si vamos a escribir haikú, vamos a respetar el género. No puedes escribir haikú (o jaiqu) si no respetas su base: cinco, siete, cinco. Hay que aprender a contar. La autora pretende rebelarse contra la esencia del género: en lugar de causar tranquilidad y paz, busca más bien causar horror y angustia, lo cual me parece un buen punto de partida para retar al género y subvertirlo, si de verdad hubiera algo en ellos que remitiera al haiku. Cuando vamos a romper reglas, creo que es importante saber que si todavía queremos ser parte de algo o una subversión de algo, no podemos romperlas todas. ¿Cómo subvertimos el haiku si no escribimos ninguno? Todo este libro consta de frases cortadas con enter cuyas imágenes a mí personalmente no me remitieron a muchos horrores (pero sí a la sombra de ellos: o sea, entiendo la intención, simplemente no llegan conmigo, a pesar de remitirme, sin duda alguna, al 2006, a Calderón, a la militarización) y ninguna sigue la métrica del haiku. La métrica en este género importa. Hay que tenerle respeto al género para subvertirlo. Sobretodo: saber escribirlo primero. No puedo calificar algo que no respeta esas bases y quizá soy muy snob, pero creo genuinamente que respetar la métrica hubiera hecho maravillas por muchas de las imágenes presentadas aquí, sobre todo porque habría obligado a que su escritura fuera más reflexiva del lenguaje y no hubieran acabado siendo frases cortadas con enter

 

sábado, 5 de febrero de 2022

Los seis de Atlas, Olivie Blake | Reseña

Sinopsis: The Alexandrian Society, caretakers of lost knowledge from the greatest civilizations of antiquity, are the foremost secret society of magical academicians in the world. Those who earn a place among the Alexandrians will secure a life of wealth, power, and prestige beyond their wildest dreams, and each decade, only the six most uniquely talented magicians are selected to be considered for initiation.
Enter the latest round of six: Libby Rhodes and Nico de Varona, unwilling halves of an unfathomable whole, who exert uncanny control over every element of physicality. Reina Mori, a naturalist, who can intuit the language of life itself. Parisa Kamali, a telepath who can traverse the depths of the subconscious, navigating worlds inside the human mind. Callum Nova, an empath easily mistaken for a manipulative illusionist, who can influence the intimate workings of a person’s inner self. Finally, there is Tristan Caine, who can see through illusions to a new structure of reality—an ability so rare that neither he nor his peers can fully grasp its implications.
When the candidates are recruited by the mysterious Atlas Blakely, they are told they will have one year to qualify for initiation, during which time they will be permitted preliminary access to the Society’s archives and judged based on their contributions to various subjects of impossibility: time and space, luck and thought, life and death. Five, they are told, will be initiated. One will be eliminated. The six potential initiates will fight to survive the next year of their lives, and if they can prove themselves to be the best among their rivals, most of them will.
Most of them.

No sé si se han dado cuenta de que ya no suelo hacer reseñas de series de más de un libro si no las he terminado (en particular porque a veces quiero discutir toda la saga entera o tener toda la perspectiva antes de empezar). Si no, pues eso es algo que pasa por acá. A veces hago excepciones, cuando quiero resaltar libros por sí mismos o tengo temas que sé que me van a tomar muchísimo espacio o no más tengo muchas ganas de hablar de una autora en particular. Esta es una de esas veces (porque The Atlas Six tiene una continuación programada para... el futuro, que se llamará The Atlas Paradox). De verdad quería hablar de Olivie Blake. 

Olivie Blake es una escritora estadounidense que conocí en el maravilloso mundo del fanfic. Llevaba tiempo sin leer fanfics cuando mi esposa TanitbenNajash llegó y me empezó a aventar links de algo que sabía que me gustaba: dramione (el nombre de la pareja entre Draco y Hermione en Harry Potter). Había estado mucho tiempo frustrada ya con ese ship, porque de 2009 para acá habían cambiado muchas cosas, pero romances tóxicos con narrativas que no me gustaban ni para Draco ni para Hermione seguían siendo la norma y más que eso: tropos con lo que yo no conectaba eran repetidos una y otra vez (una extraña manera de reverenciar la pureza de sangre en una saga cuyo subtexto remarca una y otra vez lo dañino del pensamiento, por ejemplo y que piense lo que piense la autora hoy en día ese es, al menos, un subtexto que está allí). Total, la gente a la que le gustaban esos fics los leía y yo, más que nada, me mantenía sanamente alejada (la regla número uno en los fanfics: si no te gusta, pa' qué andas leyendo). Pero llegó Olivie Blake a mi vida. Su prosa cuidada, su manera de entender los personajes, de interpretarlos, de escribirlos, sus manías (su uso de los adverbios en inglés me parece magistral, diga lo que diga Stephen King sobre que no le gustan las terminaciones en -ly) y sobre todo, una female gaze impresionante sobre el romance y la sexualidad (estuvieran juntos o no).

Ya voy a dejar de hablar de fanfics, por hoy (si quieren conocer más de ella en esa faceta, existe su perfil en ao3; como muchos de nosotros ya no escribe de Harry Potter, pero sí de otras cosas; mis favoritos de ella están en esta lista); ya volverá el tema en algún momento. Olivie Blake, además, escribía y autopublicaba su ficción original (fantasía para adultos, como categoría de marketing, porque el mundo cree que toda fantasía es para niños y adolescentes) en Amazon y en distintas plataformas. Así que empezamos también a leerla. Incluso The Atlas Six se convirtió en un fenómeno en distintas plataformas (booktok, booktwt; en inglés) por su estética Dark Academia, las ilustraciones que acompañaban la historia (por la ilustradora Little Chmura), los personajes y los temas. Curiosamente, pospuse leerlo. Quería esperar. 

Perhaps it was a tired thing, all the references the world had already made to the Ptolemaic Royal Library of Alexandria. History had proven it endlessly fascinating as a subject, either because the obsession with what it might have contained was bounded only by the information or because humanity typically longs for things most ardent as a collective. All men can love a forbidden thing, generally speaking, and in most cases knowledge is precisely that; lost knowledge even more so.

Sospecho que, en mi caso, hice bien. The Atlas Six para mí fue un tumulto de todas las manías que ya le conocía a Olivie, de los temas que le interesan, de sus quizá hiperfijaciones, todo eso revuelto en una novela sobre magia, conocimiento y sociedades secretas. 

Magia y conocimiento

La portada del libro contiene la frase. La entiendes cuando empiezas a leer. Las implicaciones knowledge is carnage están en cuanto Atlas empieza a reclutar a los seis magos, algunos dispuestos a todo con tal de acceder a un conocimiento que todavía no saben qué es y obtener poder a través de él. Para lo que creen que es el bien, el mal, para ellos nada más. Son seis magos, únicos en su clase: tienen un poder que apenas si pueden controlar o, por el contrario, saben qué pueden hacerlo; quizá empezaron siendo magos promedio, sin ninguna clase de talento natural, pero se obsesionaron con volverse los mejores en su clase. O quizá no les interesa, pero les gusta el juego y torcer sus reglas. 

Personajes de The Atlas Six, ilustrados por Little Chmura

¿A dónde van a llegar por acceder a todo el conocimiento que acumula la biblioteca y que La Sociedad de Alejandría ha determinado mantener lejos de la humanidad? ¿A dónde llega este juego del elitismo y por qué existe? ¿Por qué el conocimiento está reservado tan sólo a unos cuantos? El ambiente de tensión de la historia no dejaba de hacer que me preguntara eso. La oferta de repente se vuelve tan tentadora para las obsesiones particulares de cada uno de los seis que no dudan en entrar a un juego del que no conocen ni las reglas. (¿Y no es así en realidad la Academia? Parada en su pedestal, lejos de todo, determinando quiénes son los elegidos que alcanzaran su aprobación y cuántos se quedarán en el camino, negándole el lugar a todo aquel que se salga de sus márgenes, haciendo que otros entreguen partes vitales de sí mismos para encajar en ella, declarando cuáles temas valen la pena mientras ignora otros, ¿y no es eso lo que queremos destruir?). 

"Sometimes," Reina went on gruffly, "you treat magic like a god, like an energy, and sometimes like a pulse. It's an unscientific vibration when convenient, but we already know its behaviors can be predicted, and therefore purposefully changed"

Creo que fue un libro muy bueno para teorizar sobre lo que para estos personajes es la magia (finalmente, el conocimiento por el cuales están dispuestos a jugar un juego del cual no conocen las reglas). He encontrado que en el nuevo boom de literatura de fantasía, especialmente la gringa, hay una preocupación casi reverencial por ponerle normas y límites a la magia sin pensar qué es para nosotros. La esposa Tanit y yo estuvimos platicando un poco sobre esto, de nuestra reticencia natural a quienes declararon que los sistemas de magia debían tener reglas en la literatura, cuando aquello era más propio del rol (juegos donde, obviamente, debe haber un sistema con límites y libertades claros, para que los jugadores se orienten) y yo sobre todo pensé lo superficial que me parecía querer ponerle límites a la magia sin antes cuestionar qué iba a ser en el mundo secundario en el que estábamos creando, qué visiones se iban a tener sobre ella, por qué era importante, buscada, deseada. Cómo se veía el mundo desde ella o a través de ella. 

Nico, ilustrador por Little Chmura

Este libro se dio cuatrocientas páginas para cuestionar la magia y su funcionamiento. Está impregnada en la manera que tienen los protagonistas (seis, porque es una novela coral) de ver el mundo y de relacionarse con él. Y lo más lógico es que todos la vean de manera diferente y su relación con ella también lo sea. Al final, su manera de ver el mundo no es un sistema casi matemático (de nuevo: esos sistemas son más propios del rol que de la literatura y explorarlos desde la literatura con el foco en la literatura me parece interesante, pero no deben ser una imposición jamás), sino un conjunto de experiencias y sentimientos que muchas veces tenemos que escarbar para descubrir por completo.

Finalmente, ellos también quieren comprender cómo explicar su mundo y lo que pueden manipular sobre él. Vamos a hablar poquito sobre los personajes.

El pasado que nos define

Los personajes de Olivie Blake siempre tienen maneras particulares de hablar. Sus silencios y aquello que dicen para ocultar verdades más profundas es algo que se repite de historia a historia y es muy revelador sobre su construcción y cómo reaccionan y se relacionan con el mundo. Supongo que algún día llegará una crítica que diga "es que no es realista porque yo no hablo así con mis amigos" y me voy a reír (o capaz ya llegó) porque no es que sea realista, sino verosímil y además hay un montón de personas en el mundo que tiene registros distintos del habla. Y los personajes de Olivie Blake suelen tener algunos muy particulares y justo eso ayuda a construir su personalidad y nuestra visión de ellos.

"Did it hurt?" he asked.
Tristan braced for something. Rightfully. "Did what hurt?"
"The things your father did, the things he said," Callum said. "Was it painful, or just humilliating?"

Tristan Caine, por Little Chmura

Libby quiere demostrarse a sí misma ser la mejor para buscar hacer incluso aquello que es imposible; Nico de Varona siempre ha visto la magia como algo que es parte de él y da por sentado, una parte de su herencia; Tristan quiere huir de su pasado, dejar atrás el recuerdo de su padre, aunque lo mantenga más pegado a él de lo que cree; Reina Mori que es una naturalista nata, extremadamente poderosa sin necesidad de cultivar su poder, no tiene demasiado interés en escuchar a su magia; Parisa me parece una representación muy interesante de la sexualidad femenina que quiero abordar después. Callum, por el contrario, es un misterio. Incluso su narración mantiene secretos para sí sin develarlos al lector. Es un ensamble curioso e interesante. Reconocí en  ellos arquetipos que me gustan mucho de Olivie, sus obsesiones (que encuentro que todos los escritores tenemos pero sólo nos damos cuenta de ellos cuando vemos lo que hemos escrito desde la lejanía). Sus personajes suelen hablarle a mis propias obsesiones: Callum o Tristan, por ejemplo, tan diferentes entre ellos, me llaman naturalmente; Parisa me resulta fascinante, Reina Mori también (y quizá una de mis quejas sobre esta historia es que me hubiera gustado que fuera más explorada, pero hay cosas que siempre se quedan en el tintero cuando estás escribiendo una historia con un ensamble de este tipo). 

Callum, por Little Chmura

A los personajes de Olivie los define su pasado: sea bueno o malo, haya un trauma o no. Me gusta mucho cómo explora esto, cómo los mueve por un tablero en el que puede pasar cualquier cosa. Olivie Blake escribe historias character driven, donde la trama es una excusa para exponerlos, desnudarnos y sobreanalizarlos mil veces (creo que Modern Romance, una de sus mejores historias, prueba esto, sobre todo), entre la magia y el conocimiento los hace relacionarse de mil maneras. Porque en The Atlas Six, ante todo, las visiones personales que tiene cada quien sobre lo que significa la magia y sus posibilidades para cada uno. Hay algo casi barroco en la manera en que se expresan sus personajes y eso, debo decir, es un gusto mío, particular, que no considero que sea para todo el mundo (así que si se acercan a este libro, tómenlo en cuenta). 

Ahora sí, voy al final. 

La sexualidad femenina en fantasía y el female gaze 

Mucho tiempo en la literatura en general nos hemos enfrentado a diferentes miradas masculinas sobre las mujeres. En Sexual Politics, Kate Millet analiza algunos textos justamente sobre esto (tengo diferencias ideológicas con ella, empezando porque yo no soy feminista, pero otro día hablamos sobre eso), el tema no es nuevo. Leyendo a los hombres una nota que no hay una sola mirada masculina sobre las mujeres: las diferencias culturales y sociales se imponen. Mientras que hay quienes escriben sobre ellas de una manera que me parece interesante e incluso identificable (hola, John Steinbeck), también es cierto que, después de un montón de lecturas, parecen ser las excepciones y no la regla. Dentro de la fantasía las mujeres se han erigido como damas en problemas que necesitan ser salvadas, princesas en torres que carecen de agencia y los arquetipos variados de los cuentos de hadas (porque es interesante analizar la feminidad representada en ellos, más cuando pensamos que muchas de las versiones que se transmitieron oralmente lo hicieron de la boca de las mujeres) parecieron quedar reducidos a ser una damisela en apuros a quien raptará el villano, será salvada por el héroe y terminará por enamorarse de él (y a quien muchos escritores terminan por matar después, sin saber muy bien que hacer con ese personaje... y, bueno, estoy mirando a Salgari, a quien le costó sus buenos años y unas cuantas esposas muertas decidir que quizá sí, ya era tiempo de poner a las mujeres al frente y con protagonismo). O cualquier otra narrativa donde las mujeres carezcan de agencia completamente (no toda la narrativa de fantasía lo hizo, pero se repitió y repitió y repitió y repitió hasta la saciedad).

Ahora sabemos que las mujeres también son guerreras y heroínas y desde hace mucho tiempo que han estado presentes en el género. Lo único que veo es que a veces suelen ser reducidas a una dicotomía sin sentido: hay mujeres guerreras desprecian lo femenino como débil, para alzarse sobre eso y demostrar que no son como las demás (sin que sea una característica del personaje, sino un desprecio que va desde el subtexto) y el abierto desprecio a otros arquetipos: a las sacerdotisas, a las sanadoras, a las mujeres que cuidan, como si lo que vemos como femenino les quitara toda agencia y no estuviera eso en la narración, en cómo elegimos contarlas, narrarlas. Al final, igual que el male gaze no es uno solo, sino un montón de miradas masculinas sobre el mundo que han dominado por mucho tiempo las historias, el female gaze tampoco es uno solo. 

Parisa Kamali, por Little Chmura

Una de mis frustraciones más grandes era la tendencia a desexualizar a las mujeres para mostrarlas fuertes, como si la mirada sobre la sexualidad que hasta entonces había pertenecido a los hombres estuviera vedada y no pudiéramos reclamarla. Pero creo que algo muy importante en la narrativa es reclamar las miradas sobre la sexualidad, especialmente sobre la sexualidad de las mujeres. Hasta hace cinco minutos en la historia de la humanidad, era un tema que no se tocaba. Y hoy se critica. Creemos que la visión de la sexualidad femenina es una: la nuestra, la que consideramos correcta, la que nuestra moral nos dice que está bien. Y es difícil cambiar esa idea cuando las visiones sobre ella siguen siendo mayormente masculinas y, por alguna razón desconocida, hay quien cree que cada escritora que toca el tema tiene el deber de representar a toda la female gaze en el mundo. 

Olivie Blake muestra dos visiones diferentes en esta historia y ha explorado el tema una y otra vez con diferentes personajes que le permiten retratan distintas formas de vida. Parisa y Libby parecen opuestas, pero no lo son tanto. Explorar la sexualidad femenina en la literatura es algo que me gusta leer: creí que no me gustaba el erotismo hasta que no encontré las miradas femeninas y queer sobre ella (anoten: eso algún día será un ensayo) y entonces descubrí que lo que faltaban eran miradas que tocaran el tema desde sus lugares en el mundo. 

Conclusiones

En general, recomiendo este libro con pinzas. Yo lo considero muy bueno, me gustó mucho, apareció en mis mejores libros de 2021. Y sin embargo. Creo que está lleno de las obsesiones de Olivie Blake y de una estética muy particular. Si uno no se mete en esa estética, quizá el libro no sea tan satisfactorio y si los arquetipos que obsesionan a la autora tampoco le llaman a uno, pues menos. Eso pasa con todos los libros, pero creo que las obsesiones de Olivie Blake no son especialmente sencillas. Como escritora, exige atención. Cada palabra que pone en sus libros está muy cuidada (y eso es muy obvio al notar que gran parte de lo que ha publicado lo ha hecho con pura autoedición), cada diálogo, cada comparación. Nunca le gustó que tradujeran sus fics por el temor a que no existiera ese mismo cuidado (y ahora que la van a traducir me pregunto cuál será el tono elegido). Por eso, con mucho cuidado, les recomiendo acercarse al libro con cuidado y que, si pueden darse el tiempo de conocer a Olivie Blake antes, lo hagan. 

Knowledge is carnage. You can't have it without sacrifice. 

miércoles, 26 de enero de 2022

Fireheart Tiger, Aliette de Bodard (y el no-conflicto)

Sinopsis: Award-winning author Aliette de Bodard returns with a powerful romantic fantasy that reads like The Goblin Emperor meets Howl’s Moving Castle in a pre-colonial Vietnamese-esque world.
Fire burns bright and has a long memory….
Quiet, thoughtful princess Thanh was sent away as a hostage to the powerful faraway country of Ephteria as a child. Now she’s returned to her mother’s imperial court, haunted not only by memories of her first romance, but by worrying magical echoes of a fire that devastated Ephteria’s royal palace.
Thanh’s new role as a diplomat places her once again in the path of her first love, the powerful and magnetic Eldris of Ephteria, who knows exactly what she wants: romance from Thanh and much more from Thanh’s home. Eldris won’t take no for an answer, on either front. But the fire that burned down one palace is tempting Thanh with the possibility of making her own dangerous decisions.
Can Thanh find the freedom to shape her country’s fate—and her own?

Nota antes de empezar la reseña: decir que esto se parece a Howl's Moving Castle o The Goblin Emperor es una trampa del marketing que viene quizá desde las manos de la editorial. Ni la narrativa, ni los temas, ni las resoluciones aluden demasiado a ninguna de las dos obras y, aunque haya cosas en común, la comparación acaba por demeritar a la obra más de lo que la ayuda. Es triste, de verdad, aferrarse a vender con este tipo de etiquetas porque a veces sólo perjudican a los autores.

Esta no es una buena reseña.

Es más bien una larga decepción. Una decepción que viene de una frustración muy profunda sobre algunos tipos de narrativa. Pero antes, un apunte: creo (y es una opinión que se me ha formado a través de años y de crítica) que no puedes criticar un libro exigiéndole que sea lo que no es sino lo criticas por lo que es. Asumo siempre que el libro que tengo en las manos es el libro que quiso escribir el autor y que le costó y que aun si yo lo odio y me parece mal hecho (dos cosas diferentes, odio cosas muy bien hechas y me han llegado a parecer no tan malas cosas que no están tan bien hechas), lo que estoy criticando es lo que está en la página. Releyendo críticas mías viejas ya iba por allí hace algunos años y ya sabía que no me gustaba y qué sí, pero me ha tomado mucho tiempo llegar a ese estado. Aquí hemos aprendido ustedes y yo. Dicho todo esto: este libro es malo. No agrego objetivamente (qué es la objetividad), pero sí tengo argumentos al respecto.

Y voy a hablar en varios apartados del asunto. 

El miedo al conflicto

No sé si es miedo, parálisis, falta de ideas o simplemente una política en la que se puede cuestionar al sistema pero no mucho. La que sea, es triste. Pero antes, contexto. No puedo empezar la casa por el garage si ni carro tengo. Fireheart Tiger empieza presentado de fondo un conflicto que nos recuerda al colonialismo, a grandes imperios que destrozan culturas, piden tributo y hacen lo que quieren con el más débil. Pueden mirar a donde sea en la historia, hay miles de ejemplos. Aliette de Bodard en particular tiene ascendencia vietnamita y por allí pueden llegar algunas influencias. Hay una princesa que fue princesa cautiva, enviada por su propia madre al palacio enemigo para convencerlos de que no se rebelaría contra ellos con una misión: enterarse de cualquier cosa que pudiera serles útil para sobrevivir como pequeña nación sometida a los deseos de otro más poderoso. 

Paréntesis: creo que nos falta cuestionarnos a la realeza. Por cierto. Porque la explotación no acaba con los grandes imperios, pero nadie cuestiona a la de las naciones pequeñas: qué significa cuando deciden lo qué es mejor para el pueblo, cómo lo hacen, quién queda fuera, a quién afectan, quién es esa comunidad relegada a los márgenes. Qué hacen los poderosos o por qué lo son. Ni siquiera hace falta destruir completamente su status quo si no queremos, pero estaría padre. Pero el libro no lo hace y tampoco se lo voy a andar pidiendo si ya está escrito, nada más es un pensamiento ahí, caído

The landscape, Tinh Hoang

El conflicto está allí. El imperio quiere arrebatarle más poder a esta pequeña nación. Las princesas están enamoradas y aunque pretendan que no la política se les atraviesa, la obvia relación de poder las destroza desde el medio desde la primera palabra que pronuncia una frente a la otra (no es spoiler, está en las primeras páginas). Visto de lejos, parece un conflicto lo bastante complejo e interesante como para proponer cosas. Resoluciones. Para abocar por cierta esperanza, para hablar de lo humano, para hablar quizá de esos grandes imperios y por qué quieren comerse a todos los demás (según la visión de cada quién, con billones de seres humanos en el planeta dudo que todos la tengamos igual). El problema es que no hay nada. No hay un final porque tampoco hay una historia. Nunca se construye nada alrededor del conflicto de Aliette de Bodard propone. 

Sí me puse a pensar por qué.

¿Fue el número de páginas que hizo que le quedara demasiado grande el conflicto que proponía? ¿Fue por eso que los personajes nunca se desplazaron y las circunstancias cambiaron apenas lo mínimo? Empezamos y terminamos casi iguales, a lo sumo apareció una nueva amenaza velada que no asegura nada y lo único que nos da no es ni un final abierto, sino un no-final que acompaña a algo que desesperadamente intenta convencernos de que es una historia. Thanh es el centro y siento que nunca la conocí. Creo que su personalidad no existe porque esta ajustada a lo que la no-trama necesita y, en consecuencia, nunca hay evolución. No hay un cambio ni nada que nos permita constatar que Thanh es humana (en el sentido que pueda sentir y conmoverse y enfurecerse como un ser humano). No hay profundidad en sus relaciones (algo que me frustró muchísimo, porque a la par del conflicto entre Ephteria y su reino, la relación entre ella y su madre podría haber servido de paralelismo, pero no hay nada allí, nada sobre lo que pueda yo decir algo).

Lo más frustrante es que el libro parece prometer una confrontación (no solución) al conflicto que va mostrando en el fondo o al centro, dependiendo de la escena y al final no hay nada. Lejos de diálogos mayormente vacíos del tipo "la unión hace la fuerza" y "pretendamos que aquí hay política", no hay nada que confronte al status quo de ninguna manera. No hay ni siquiera inacción, no hay ni siquiera resignación. No hay esperanza. No hay huída (como la huída de Omelas). Sólo "la unión hace la fuerza", pero no sabemos cómo o por qué. Para qué o en qué afecta a los personajes

¿Fue el miedo al conflicto? ¿O fue simplemente que no había forma aceptable de solucionarlo? ¿Fue el no saber qué hacer?

Landscape Vietnam, Sonja Brstilo

Sin embargo, es un patrón que he notado otras veces en cosas editadas en los Estados Unidos en los últimos años, en inglés, sobre conflictos de este tipo. Todo tiende a terminar en un "bueno, la vida es así, es cruel, no hay justicia y eso es realista" o a no-terminar como este libro o termina con una masacre en la que sólo distingues a buenos de malos porque alguien en la narración te dijo que unos eran los buenos. Pensé en algo que leí ayer: no se puede permitir aquello que cuestione de manera demasiado obvia al sistema. El artículo hablaba sobre como había fantasía grimdark y ciencia ficción estilo survival que validaban al capitalismo (y esto es fantasía, pero ni de pedos entra de lejos en lo llamado grimdark, ahora voy al punto) y en su instroducción tenía un párrafo bastante revelador que exponía directamente lo que pasa en la industria. Los procesos de edición, autoedición, a veces hasta autocensura con tal de conseguir la publicación. La cibra de todo aquello que no se ajuste al capitalismo. Están bien las críticas, pero que no se noten tan obvias. Están bien las críticas, pero siempre que las podamos cooptar. Está bien cuestionar a los sistemas que se mantienen en pie, como el colonialismo, pero que nunca haya ninguna confrontación real. Les pongo el párrafo (con traducción made in Nea), del artículo Subgenres of the apocalypse, escrito por Colin Broadmoor.

Under capitalism, a work of art must pass through multiple gates and filters—agents, publishers, producers, printers, streaming platforms, to name a few—before it can be disseminated to a mass audience. At each such gate, institutional arbiters select for pro-capital messages and weed out anti-capital possibilities. We might think of this as a parody of biological evolution with natural selection based on environmental conditions swapped out for ideological selection based on market forces. Only those artworks most aligned with the logic of capitalism will be selected to survive until production, reproduction, and distribution in media.

En el capitalismo, un trabajo artístico debe pasar múltiples puertas y filtros, agentes, editoriales, productores, imprentas, plataformas de streaming, por decir unas pocas, anes de que pueda ser distribuida a una audiencia masiva. En cada uno de esos filtros, los árbitros institucionales seleccionan mensajes pro-capitalistas y eliminan las posibilidades anti-capitalistas. Quizá pensemos en esto como una parodia de la evolución biológica con selección natural basada en nuestras condiciones ambientales cambiadas por selección ideológica basada en las fuerzas del mercado. Sólo aquellos trabajos artísticos que estén más alineados con la lógica del capitalismo serán seleccionados para sobrevivir hasta producirse, reproducirse y distribuirse.

Lo cierto es que las críticas siempre se ven veladas. Sobreviven las que pueden ser cooptadas o usadas para que unos pocos se den palmadas en la espalda. Pero no estoy hablando de ellas porque este libro no tiene ni una, ni un reflejo a lo que podrían ser las posibilidades (sólo una absoluta falta de). Me he topado muchas veces ya con este problema dentro de lo muy contemporaneo y quizá esta es la primera vez que es tan obvio: la incapacidad de aceptar una confrontación directa al sistema (pasa también con el cuento The Ones Who Stay And Fight de N. K. Jemisin, una historia que responde a Omelas sin haber entendido a su pregunta y que abordaré en un ensayo pronto). Para un libro que te hace creer en su subtexto que confrontará al colonialismo que retrata, la inacción de su trama es frustrante en todo sentido. ¿De dónde viene el miedo, si es que se le puede llamar así, finalmente, al conflicto? ¿Editores, agentes, escritores que saben qué es lo que vende y que vale la pena no incluir? Es sólo una teoría, en realidad. Quizá lo que ocurre es que hay quienes realmente no pueden imaginar otra posibilidad y eso es muy triste: nos deja con historias truncas como lo es Fireheart Tiger.

Quiero creer, simplemente, que podemos imaginar; hay que esforzarnos por hacerlo, tenemos una responsabilidad muy grande con nuestra imaginación. Pero podemos hacerlo. Paso a otro asunto.

La cultura vista como decorado y el lenguaje sin fondo

Aliette de Bodard tiene ascendencia vietnamita y decidió usar un escenario con claras alusiones a su cultura. El fondo, el palacio, los nombres, las formas, la historia, la educación. Todo evoca algo que no conocemos pero que no es muy diferente (también, creo que es porque Aliette de Bodard está escribiendo para una audiencia occidental y eso pesa: los agentes y los editores quieren que todo se entienda y a veces terminamos con libros sobreexplicados o con libros cuyo fondo sirve sólo de adorno a los lectores). No sé qué me frustró más: que este libro no tuviera fondo y que su forma se cayera a pedazos o leer reseñas (positivas, negativas, las que fueran) que trataban a su ambientación como un adorno. ¡Un libro vietnamita! (dicen, sobre todo los gringos que entienden leer diversidad como leer sólo a la diáspora y jamás algo traducido de otro idioma al inglés, lo cual les resta un montón de perspectiva, porque si la diáspora de cualquier etnia y cultura del mundo ya es increiblemente diversa y para nada monolito, la gente que escribe en otros idiomas también lo es). Y lo alaban o no lo entienden por ello mismo. 

Lectores que no entienden los honoríficos y sus posibles traducciones que dicen qué es raro que dos personajes se llamen "sister" (van a morir cuando descubran cómo se traduce gege del chino y cómo se usa en los romances gays) al mismo tiempo que alaban "¡qué bueno que haya un libro que retrate la cultura vietnamita!"; terrible, honestamente (qué bonito que retraten la cultura pero no me pidan que la entienda, eso es mucho). Hasta me dieron ganas de defender al pobre libro que me pareció pésimo, porque Aliette sabía qué quería rescatar en la historia, aunque fallara en el cómo.  

Bamboo Bridge in Cu Chi, Viết Chì Gỗ

Y es que tiene problemas de forma aunque sus referencias estén allí. El fonto se cae en el conflicto: pero la forma del lenguaje tampoco se sostiene: todos los personajes hablan igual sin importar de dónde vienen o cuáles son sus contextos (y para las pocas páginas que tiene, el libro es bastante variado en ese sentido) y todos hablan además igual que el narrador que es un narrador constantemente saltando a la cara de los lectores intentando tener frases que parezcan profundas y citables. Interrupciones cada dos párrafos para poner oneliners intentando ser quotable para no conseguir nada más que una molesta interrupción en el ritmo del libro. Su lenguaje no tiene ritmo alguno. No construye nada con él. Rescata historias vietnamitas sobre fuegos mágicos, pero lo hace de una manera tan plana que incluso, Guang, su mejor personaje, le queda a deber al espectador. Evoca un romance desesperado y fugaz en su aparición como los de Las mil y una noches y gran parte del lore asiático, pero lo hace con un lenguaje que no lo sostiene y nunca se avoca a esa pasión.

Lo primero que comenté al terminar el libro (que es una novela de fantasía con romance sáfico) es que me parecía muy instalove y resultada difícil de creer, no me resultaba verosímil. Luego pensé un poco de dónde podrían venir sus referencias y reconocí que hay cuentos e historias clásicas, específicamente de distintos lugares y culturas de Asia que han influido mucho las unas en las otras, donde el amor aparecía en una noche o en cuestión de horas. Todas ellas grandes historias, con lenguaje hermoso, donde no dudas de la pasión de los amantes ni de su desesperación y realmente crees que nació un amor profundo en cuestión de unas cuantas horas. Así que el problema no era el tiempo (que, con sonsonete, se puede leer en las reseñas que no es "realista", porque la gente de hecho ama esa palabra para hablar de fantasía y pedirle que sea lo que no es), sino directamente la forma. El lenguaje. Nada evoca una pasión desesperante, de las que hacen perder el sueño. La falta de ritmo de un narrador que intenta ser demasiado correcto llega a hacer inverosímil la historia de amor

Las conclusiones

¿Les recomiendo el libro? No. No puedo decir nada bueno de él (aunque sí puedo agregar cosas malas de algunos de sus lectores gringos blancos de los que no más querían ponerse el pin de leí diverso). El dragón no hace a la fantasía, bien lo dijo Ursula K. LeGuin y este libro es pura textura que se deshace al tocarla. Es una lástima, porque quería que me gustara, no sufrir una decepción tan absoluta como la que sufrí.  Pero bueno, intentando verle el lado positivo, creo que todas las lecturas dejan algo y a mí está me dejó este ensayo. Quizá vuelva a darle la oportunidad a Aliette de Bodard. Tengo la mala y buena costumbre (dependiendo del escritor) de concederles múltiples oportunidades hasta que me convenzo de que no es lo mío o de que hay cosas que sí son lo mío. Ya veremos.

Por lo pronto, ya dije lo que tenía que decir y nos vemos en la próxima reseña.

jueves, 25 de noviembre de 2021

La canción de Aquiles, Madeline Miller | Reseña

Portada de La canción de Aquiles
Sinopsis: Dioses, héroes y hombres en un mundo aparentemente gobernado por el Destino. La más grande epopeya de nuestra civilización sigue presente hoy más que nunca. El joven príncipe Patroclo mata por accidente a un muchacho. Repudiado por su padre, es exiliado al reino de Ftía, donde lo acoge el rey Peleo, un hombre bendecido por los dioses, inteligente, apuesto, valiente y reconocido por su piedad. Tanto que se le concedió el más alto honor, la posibilidad de engendrar un hijo con una diosa: Aquiles. Aquiles es fuerte, noble, luminoso. Patroclo no puede evitar admirar hasta el último de sus gestos; su belleza y perfección hacen que sea incapaz de contemplarlo sin una punzada de dolor. Por eso no se explica que Aquiles lo escoja como hermano de armas, un puesto de la más alta estima que lo unirá a él por lazos de sangre y lealtad, pero también de amor. Así emprenden juntos el camino de la vida, compartiendo cada instante, cada experiencia, cada aprendizaje y preparándose para el cumplimiento de una profecía: el destino de Aquiles como mejor guerrero de su generación.

La reseña no puede ser cómo me quedé yo en mi charco de lágrimas y nada más, creo que necesito elaborar un poco más. 

No es secreto que me fascinan las reinterpretaciones o reimaginaciones a partir de los grandes poemas épicos de los griegos y los romanos. Se puede ver en mi blog: adoro Dido para Eneas, El velo de Helena, Lavinia. Los recuentos de la Iliada y la Odisea, incluso la Eneida, me fascinan todos. La figura de los héroes que proyectan, los conflictos y lo tremendos matices que le dan a las figuras de las que hemos oído hablar una y mil veces: Ulises, Aquiles, Eneas, Héctor. Hoy vine a hablar un poco de algunos de ellos, un mucho de Aquiles.

Fotografía de Madeline Miller
Madeline Miller

Madeline Miller se hizo muy conocida por este libro (al menos, en español yo empecé a ver su nombre por todas partes gracias a La canción de Aquiles) y yo busqué un poquito sobre ella para hacer esta reseña (sobre todo porque sospechaba que la ñoñez con la literatura clásica había salido de alguna parte). Tiene una licenciatura y un masters en Literatura Clásica en Brown y es profesora de Latin y Griego hoy en día. La canción de Aquiles ganó el premio Orange de Ficción en 2012 (y miren, si creen un poco en los premios, well deserved) y definitivamente sabe evocar a los poemas épicos mientras escribe. Así que, vamos por partes con este libro.

La figura de Aquiles

—¿Es cierto lo que dice?
—Lo es, pero hay más; él no te ha contado la peor parte —repuso con voz monocorde, como si las palabras fueran pronunciadas por una estatua—. Jamás regresarás si vas a Troya. Morirás joven allí.
Aquiles empalideció.
—¿Eso es cierto?
Eso es lo primero que preguntaban todos los mortales con incredulidad, miedo y sorpresa. «¿No soy yo una excepción?».
—Lo es.
Yo me habría venido abajo si Aquiles me hubiera mirado en ese momento, me habría echado a llorar y jamás me había detenido, pero no apartaba los ojos de su madre.
—¿Qué debo hacer? —inquirió con un hilo de voz.

Creo que al enfrentarse a las figuras de los héroes de la mitología habemos de enfrentarnos también a la idea de que son figuras complejas y llenas de matices, lo que hoy les encanta llamar "personajes grises" sin saber que existen desde hace miles de años (literalmente). Personajes llenos de dilemas y conflictos que recordamos como héroes por sus hazañas y por el destino que los dioses trazaron para ellos. Mitos que hemos contado y recontado y que cada vez, si quien los reimagina es realmente apasionado, nos dan algo más.

Pintura titulada La Furia de Aquiles
The Fury of Achilles, Charles Antoine

Para mí cada recuento de la guerra de Troya es triste: me cae muy bien Héctor, pero me cae muy bien Aquiles. No importa como termine, yo siempre lloro. 

Pero no es fácil competir con la figura de Aquiles. Héroe entre todos ellos, el mejor guerrero de todos los tiempos, que acudió a Troya no por un juramento, sino porque era su destino. No hay otra guerra. "Si vas a la guerra de Troya no volverás nunca, pero es tu única oportunidad de convertirte en el héroe que deseas ser". Verlo desde el punto de vista de Patroclo, que es quien narra la historia lo vuelve todo más desgarrador, porque Aquiles elige la gloria antes que una vida larga y pacífica. Elige la posibilidad del mito y la leyenda, antes que la tranquilidad. Después de todo, el príncipe de Ftía: ha sido críado para comandar ejércitos, para pelear, no puede negarse a ello sin esconderse o acabar con su honor concienzudamente. Y el enorme peso que Aquiles le da a su honor (y que otros le dan, como Tetis, que amenaza a Patroclo, advirtiéndole que no debe mancillar su honor bajo ningún motivo) pesa también en el libro, en las palabras de Aquiles, en lo que espera.

En La canción de Aquiles, él sabe de su muerte y eso lo vuelve también una figura trágica. Se atisba la desesperación de ganarle al destino al negarse conscientemente a atacar a Héctor. ¿Por qué lo mataría, aunque eso acabara con la guerra de Troya, si eso significa también su muerte? Después de todo, como al libro le encanta remarcar: Héctor no le ha hecho nada. (Porque la autora cuenta con que conozcamos la historia y eso le da el poder de mover los hilos correctos, poner las palabras correctas en los sitios correctos y recordarnos que, después de todo, La canción de Aquiles terminará por rompernos el corazón).

Fanart de Aquiles y Patroclo juntos en un columpio con el siguiente título: “He smiled, and his face was like the sun.”
“He smiled, and his face was like the sun.”
Arte de Arcane Gold (twitter, portfolio)

Ver a Aquiles desde los ojos de Patroclo es también enfrentarnos a todos los claroscuros de su figura. Aquiles, que toca la lira; Aquiles, que mata a toda una familia, pero deja vivo a un hijo para que su linaje no se extiga; Aquiles, que salva a las mujeres de las manos de Agamenón, pero ha matado a sus padres, esposos y hermanos. Aquiles, acostumbrado al aplauso y víctima de su honor, pero también el Aquiles más vulnerable, que le pregunta a Patroclo: si voy a Troya, ¿vendrás conmigo? (si camino hasta mi muerte, ¿me acompañarás?). Este libro nos recuerda una y otra vez que Aquiles no es sólo el héroe que mató a Héctor, Príncipe de Troya, sino el que también devolvió su cadáver a Príamo. ("Así celebraron las honras de Héctor, domador de caballos").

Al final, enfrentarnos a una figura más compleja de Aquiles que sólo el héroe que aparece en muchas versiones dulcificadas para niños (no olvidemos que hay una parte del mercado editorial que considera que adaptar los clásicos para niños es también despojarlos de cualquier complejidad que puedan tener), nos obliga a vera un ser humano completo como lo somos todos. Contradictorio, complicado, lleno de claroscuros, recordándonos que en historias como la Iliada, la separación entre héroes o villanos, si es que llega a darse, depente también de quién y cómo nos esté contando la historia.

La guerra de Troya (y su mito)

Aprendí a dormir de día con el fin de no estar cansado a su regreso, pues Aquiles siempre necesitaba hablar y contarme hasta el último detalle de los semblantes, las heridas y los movimientos de los hombres. Y yo deseaba ser capaz de escuchar para asimilar las sangrientas imágenes y pintarlas luego vulgares y corrientes en el vaso de la posteridad, y para librarle de ellas y conseguir que volviera a ser Aquiles.

Para algunos la guerra de Troya está metida en el imaginario popular gracias a Brad Pitt y al único papel que no ha matado a Sean Bean (yo no conecté nunca con la película, entonces...), otros conocemos a los Crayola Kids (si conocen esa adaptación de la Iliada, sean mis amigos, por favor). Lo cierto es que se ha contado un montón de veces según distintas visiones y perspectivas. Se ha recuperado la voz de Héctor, de Paris, de Helena, de Cassandra, de Briseida y otro montón de personajes que hoy forman parte del imaginario popular. Se ha eculubrado sobre Aquiles miles de veces y sobre su leyenda. Hay narrativas que parten del mito del amor a la guerra o que hacen más romántica la masacre troyana. Hay obras que así son hermosas a pesar del horror, ¿cuántos poemas épicos no lo son? (ya habla de eso Luned en El fuego verde de Veróica Murguía), pero Madeline Miller, desde los ojos de Patroclo, nos muestra otros detalles.

La entrada del caballo de Troya, pintura
La entrada del caballo de Troya, por Giovanni Domenico Tiepolo

Nos mete en la parte del campamento dedicada a los heridos, nos habla de las víctimas, de los muertos, de los despojos de la guerra, de los hombres que reclaman mujeres cómo trofeos para sí (y la manera en que insta siempre a Aquiles a pedir a las mujeres para sí, para salvarlas de peores destinos, como los de volverse concubinas de Agamenón). Dice: esto también es la guerra y esto también es una batalla. Pone énfasis en el ego de los hombres al reclamar sus tesoros, al alardear quien ha matado, aplaudir a los mejores guerreros, cuyas lanzas no fallan, habla también de la imagen de Aquiles que surge entre los soldados. (¿En qué piensa cuando mata a otros? En nada, porque quizá es la única manera en la que soporta la masacre, aunque luego la narre entera, para compartirla con Patroclo). 

Me gustan también esas imágenes. La que hablan de las esperanzas de los soldados y que también los muestran como humanos. Van a la guerra arrastrados por el deber, en busca de oro, porque deben seguir a un líder a quien le deben vasallaje; van en busca de gloria, creyendo que esta se esconde en la masacre, en la pelea y que el honor también está allí. Resulta interesante ir viendo todas esas perspectivas desde los ojos de Patroclo, que tiene una sensibilidad especial de la que voy a hablar más adelante. 

Achilles y Patroclo por awanqui ilustrations. Juntos y felices
Achilles y Patroclo por awanqi illustrations. (Art Station

En muchas reseñas vi que demeritaban mucho el trabajo de Madeline Miller diciendo que más de la mitad del libro era tan sólo un resumen de la Iliada. Y bueno, cada quien tiene su opinión, pero creo que eso es algo inexacto. Sí, Madeline Miller vuelve a narrar pasajes del poema épico que ya se conocen en varias versiones. Nos volvemos a enfrentar al engaño que Agamenón a Clitemnestra al mandar por Ifigenia, alegando que va a desposarla, cuando en realidad es el sacrificio que reclama Afrodita para que haya viento y las naves puedan zarpar. A la plaga que asola el campamento cuando Agamenón (que piensa con el pito la mitad del tiempo, sin importar qué versión de la historia leamos) ofende a Apolo secuestrando a una de sus sacerdositas, Criseida. Y sí, quizá uno pueda adelantarse, pero Madeline Miller para mí nunca dejó de ofrecer nueva perspectiva y de generar sentimientos en mí; su prosa, incluso traducida, tiene un lirismo muy interesante (del que suelen carecer los resúmenes, especialmente aquellos hechos sin pasión alguna; esos el único sentimiento que han llegado a causarme es furia por tenerlos que leer). 

Ahora sí, ya que hablamos un poco de la guerra, voy al punto que seguramente le interesa a todo el mundo: la relación entre Aquiles y Patroclo. 

Patroclo y el subtexto

—Di el nombre de un héroe que fuera feliz.
Me detuve a considerarlo. Heracles se volvió loco y mató a su familia. Teseo perdió al padre y a la novia. [...]
—No eres capaz. —Se incorporó y se inclinó hacia adelante.
—No.
—Lo sé, nunca te dejan ser famoso y feliz. —Enarcó una ceja—. Voy a contarte un secreto.
—Dime. —Me encantaba cuando se comportaba así.
—Yo voy a ser el primero. —Me cogió por la palma de la mano y la sostuvo con la suya—. Júralo.
—¿Por qué yo?
—Porque tú eres la razón. Júralo.

No es secreto que durante mucho tiempo se ha discutido del subtexto entre Aquiles y Patroclo. ¿Serían algo más de lo que el texto original dejaba ver? ¿Había allí alguna relación romántica? Estas lecturas, no sólo en esta obra sino en muchas otras, existen porque a pesar de estar en el año 2021 de nuestro señor, la literatura que se enfoca en personajes LGBT y en sus relaciones (con todos sus matices y complejidades) sigue siendo mucho menos que lo que consideramos hegemónico. Ya no es tan escasa como lo sería hace cien años, pero sigue sin ser lo que más existe. Se hacen lecturas como estas de Drácula, de El señor de los anillos o de cuanto libro y clásico se les ocurra. Muchos se llevan las manos a la cabeza y dicen "¡pero es que dos hombres pueden ser amigos!" y es cierto: hay ternura también en la amistad y la visión que hoy se tiene de la masculinidad es muy dañina y también ignora esto. Y también necesitamos representaciones sanas de amistad entre hombres (y entre hombres y mujeres, y entre mujeres), pero amistad y romance y sus múltiples lecturas nunca han sido cosas peleadas, porque en los ojos de cada lector hay una historia y leer es tener una y múltiples conversaciones y la variedad de estas es lo maravilloso (nunca buscar que existan menos). Por eso no es de extrañar que durante años y años y años y años la gente lea la Iliada y vea a Aquiles y Patroclo y hable sobre ellos. ¿Primos? ¿Amantes? ¿Amigos?

Mismo arte que Aquiles y Patroclo de Awanqi Ilustrations, ahora de lejos. Llamado A Fleeting Dream
A fleeting dream, por awanqi illustrations. (Art Station

Madeline Miller sostiene La canción de Aquiles sobre ese subtexto. Son amantes, dice. Trae una parte del subtexto al texto y sobre él construye la historia, con Patroclo al frente y en primera persona. Patroclo no es un héroe y, en La canción de Aquiles, ni siquiera es un guerrero destinado a la gloria. Quirón le dice: podrías ser un soldado decente con entrenamiento, ¿quieres serlo? y él responde no, muy seguro, recordando que ya una vez mató a alguien. Las virtudes de Patroclo no están en las lanzas ni en la pelea. Lo están en su sensibilidad, en su atención, en su ternura (lo cual le ha granjeado unos cuantos insultos en algunas reseñas, pues parece que en el imaginario todavía es muy difícil concebir a un soldado tan sensible, más aún al compañero de armas del mismísimo Aquiles). 

Para la historia resulta ser el contrapeso perfecto para Aquiles y quizá en eso radica su tragedia. Allí donde Aquiles sólo ve una mancha en su honor, Patroclo ve también a todos los que saldrán heridos cuando Aquiles se ofende. No duda en ir en su contra cuando se trata de proteger a alguien a quien quiere ni en hacerle frente como bien puede a Tetis, la madre divina de Aquiles (a quien también teme). Es menos ingenuo que Aquiles para algunas cosas y mucho más para otras; comprende por qué su amante cree ciegamente en su madre, aunque ella ser divina y, por ello, no piense en los sentimientos de los humanos como lo hacen ellos. Ver a Aquiles desde los ojos de Patroclo es maravilloso a la vez que desgarrador. Lo vemos a través de los ojos del dolor, pero también hemos de enfrentarnos a él cuando Patroclo está desesperado o dolido. Cuando se pone de rodillas ante él y le ruega que salve a los griegos. Que lo mande a él, a él frente a los Mirmidones, para salvarlos, para que la disputa entre Aquiles y Agamenón no acabe con la masacre de todos sus compañeros de armas. 

Fanart de Aquiles y Patroclo
Aquiles y Patroclo, por f e l i.

Adoré los matices de su romance al leer. Las cosas que se decían entre líneas. El miedo, la felicidad, sobre todo el amor. Madeline Miller nos ofrece la posibilidad, con su libro de decir que sí, en una de las tantas versiones de La Iliada que existen, Aquiles y Patroclo son amantes, sin lugar a dudas y descansan juntos. Aquiles y Patroclo, por los siglos de los siglos. Nos dice que, a pesar de la tragedia, fueron felices y que Aquiles soñó con ser el primer héroe que hubiera muerto feliz.

La vida después de La canción de Aquiles

No les voy a mentir, terminé de leer este libro en un charco de lágrimas. Sabía que iba a pasar porque La Iliada despierta esa clase de cosas en mí y a pesar de todo valió enteramente la pena todo el sufrimiento. Lo leí en el momento justo y preciso. Mi conclusión es que se los recomiendo mucho, con mucha fuerza y voy a recomendarlo en todas partes. Si les gusta la mitología griega y en algún momento se vieron interpelados por los héroes de la Iliada, La canción de Aquiles puede ser para ustedes. Y si no, pero de todos modos les interesa un poquito, pues los insto a que le den una oportunidad. Si lo leen, pues ya saben a donde venir a comentarme qué les pareció. 

Patroclo y Aquiles en el campo, tirados sobre la hierba, con la lira. Por awanqi ilustrations
Patroclo, Aquiles y la lira, por awanqi illustrations. (Art Station

miércoles, 15 de septiembre de 2021

Noche en Tintagel, Verónica Pazos | Reseña

Portada de Noche en Tintagel de Verónica Pazos

Sinopsis: Era una noche de lluvia cuando Uther Pendragon se enamoró de la esposa del conde Gorlois. También lo era cuando suplicó a Merlín que le diera el rostro de su enemigo por tan solo el espacio de una larga noche, aunque entonces no fuese consciente de cómo de larga sería. La lluvia siempre es más espesa en Tintagel, la noche siempre es más aterradora en la guerra, Igraine siempre es más bella cerca del mar. La batalla ya ha sido librada cien veces en los sueños del destino.

Podría no hacer sido una tormenta tan violenta, podría no haberse hecho de noche, Gorlois podría no haberla enviado a Tintagel, Uther podría no haber suplicado a Merlín hasta que su voz se hubo marchado, ya agotada, hacia el mar. Pero es una tormenta muy violenta, es una noche muy cerrada, Tintagel está sobre el agua y Uther está en Tintagel. 

Así empieza este libro que conseguí y empecé específicamente porque trataba algunas cosas que me interesaban del ciclo Artúrico. Como Igraine, la Reina, la mamá de Arturo, a la que Uther había violado (o no, depende de la versión de la historia) porque se había quedado prendado de ella en una obsesión muy poco sana para todos y muy beneficiosa para Merlín (puesto que el rey que estaba predestinado, o sea, Arturo, nacería de esa unión). El libro cuenta tan sólo la historia de lo que fue una noche en Tintagel (un castillo medieval que sí existe, situado en North Cornwall) y también para el Otro Lado, el otro mundo que muchos conocen como Faërie. 

Tintagel, en Gran Bretaña
Tintagel

Y hay dos cosas que quiero tratar especialmente en esta reseña, así que la voy a separar en dos, igual que el libro, que está separado en dos partes.

Igraine en este lado

—[...] Cada día, a partir de hoy, solo veremos amanecer, prohibiré la noche, cuando venzas a Uther y seas el rey de toda Bretaña y yo, tu reina... —dice, al fin mirándolo—. Entonces te pediré que prohíbas la noche, que ordenes a tus arqueros que apunten sus flechas hacia la luna y que no cesen sus disparos hasta que los primeros colores del arrebol rasguen el cielo como una tela barata.

En la materia de Bretaña, Igraine es conocida por ser la madre de Arturo (y creo que todos sabemos sobre el rey Arturo). Se convierte en la esposa de Uther Pendragon, el padre de Arturo, tras la muerte de su primer esposo, Gorlois de Cornualles. Y otras veces la historia se va por muchos lados, depende de qué versión se lea y que tanto detalle sobre Igraine se encuentre. Muchas versiones coinciden en que era considerada muy hermosa, capaz de hacer perder el aliento a los caballeros, lo que causa que incluso Uther se enamore de ella y acabe haciéndole la guerra a Gorlois con tal de tener una excusa de quedarse con su esposa. Así, pues, Gorlois deja a su esposa en Tintagel, un castillo que, se dice, es imposible de asediar, puesto que el agua lo rodea. Y este libro narra la historia de la noche en la que Uther consiguió entrar en Tintagel y engañó a Igraine creyendo que era Gorlois (ayudado por Merlín, a quien le interesaba mucho que Arturo naciera y había una profecía) para acostarse con ella y todas esas cosas que hacen los hombres pendejos que creen que una mujer les debe afecto. Y así, pues, lo vemos desde sus ojos.

—El destino es esta noche. —Uther no duda cuando responde, siente la verdad pegada a su lengua como el sabor de un asado bien especiado—. Que yo esté aquí, que tú estés aquí, que la luna esté hermosa, que tú lo estés más, que las sábanas sean tan suaves, que tú lo seas más. El destino es como esta noche. Esta noche está destinada a terminarse.

Tintagel Castle, por Karine Villete
Tintagel Castle, por Karine Villete

Muchas veces, cuando lo que importa es Arturo y su historia, Igraine tiende a volverse una figura desdibujada (ella no crió a su hijo, por ejemplo) a través de la materia de Bretaña. Es el nombre de una mujer, a veces, tan solo y nada más. Sin embargo, si he encontrado muchas escritoras (sobre todo ellas, aunque hay excepciones) que rescatan los nombres femeninos de la materia de Bretaña y construyen sus historias, re interpretaciones, re imaginaciones y lo que se les ocurra con ellos. Un ejemplo es Marion Zimmer Bradley, que recupera a Morgana y durante la primera parte de Las nieblas de Avalon (en español editado como un pequeño volumen llamado Experta en Magia), también a Igraine y elige escribir un romance con Uther que se repite a través del tiempo y las reencarnaciones, cambiando la leyenda y removiendo a Igraine del papel de la víctima. En su tiempo sí me pareció una reinterpretación interesante, debo decir (aunque debo terminar toda la historia), pero hoy vine a hablar de otro recuento de esa noche en Tintagel. 

Uther, con el rostro de Gorlois, se introduce en el castillo y pretende engañar a una Igraine muy lista, desconfiada, que no duda en cuestionar lo que ocurre en esa noche tan larga. Además, a través de Igraine me pareció que Verónica Pazos aprovechaba para explorar la vida de las mujeres nobles en esa época. Es interesante porque una cosa a la que siempre se enfrenta uno cuando se habla del Medievo es a todas las preconcepciones que la ponen como una época en la que se atrasó la ciencia, no existió ningún avance y es como un hoyo negro en la historia de Europa. Tan, tán. Las mujeres eran todas pobres desgraciadas sin nombre, partidas por el mismo molde (creo que esto ya se desmiente con recuentos de la historia de las mujeres tales como lo tiene Kollonati en La mujer en el desarrollo social o incluso Simone de Beauvoir en El segundo sexo); hoy todo lo que nos parece bárbaro e imposible es adjudicado sin más a la edad media y listo. Los clichés de la Edad Media son tantos y tan selectivos que ya hasta me río de ellos. No porque no fuera una época en la que no pasaran cosas malas, no: es que me da risa que existan autores rancios que justifiquen la violencia a la mujer que ponen por shock value en sus libros, sin sensibilidad alguna, como realismo porque "así eran las cosas" (y sólo se preocupan por ese realismo, nada más, nada de la higiene, nada de las enfermedades, nada, sólo la violencia; ese y no más) como también me da risa cuando se pone al supuesto "realismo" por encima de las historias (aunque esto me da menos). 

Castle on the rocks, Thomas Salonga
Castle on the rocks, Thomas Salonga

Redescubrí el medievalismo de la mano de muchas escritoras (por ejemplo, Verónica Murguía con El fuego verde) y le volví a abrir las puertas a algo que estaba lleno de señores de hoy peleándose por quién ponía más violencia gratuita nada más porque sí. Verónica Pazos también ha sido un pasito pequeño en todo el redescubrimiento que llevo y en mi obsesión a la materia de Bretaña (la cual he escrito, reimaginado, deshecho, convertido en millenial, movido y todo lo que a ustedes se les ocurra). Siento que especialmente las autoras contemporaneas que están escribiendo un poco al margen de lo que se impone en el mainstream gringo tienen cosas muy importantes qué contar y tienen cierta sensibilidad especial para hablar de los personajes femeninos y muchas veces salirse de a dicotomía de la guerrera fuerte vs la doncella débil y explorar otros arquetipos. Igraine no demuestra usando la espada como una guerrera y, aunque yo amo a las personajas que lo hacen, también me parece importante que existan ejemplos en los que el intelecto, la audacia y astucia demuestren la fuerza de un personaje.

Durante casi la primera parte observamos a Igraine desde los ojos de Uther que finge ser Gorlois. Tanto para él como para los lectores, forzados a enfrentarse a la mirada obsesionada y parcial de Uther, Igraine es un misterio. No es hasta después que ella misma se asoma hacia la narración y leyendo somos testigos de quién es realmente Igraine, fuera de ser la esposa de Gorlois o la obsesión de Uther, que intenta explicarla desde sus ojos, sin ser capaz de hacerlo. Me pareció una manera interesante de tratar el tema porque cuántas veces no hemos visto mujeres escritas y definidas a partir de las miradas de los hombres que las rodean. Aquí primero vemos a Igraine con un Uther terco por definirla así y luego tenemos que enfrentarnos a su figura de frente, sin ningún tipo de mirada masculina.

No deseo que me elijáis porque mi padre es rey o porque mi madre está muerta y eso os apena, o porque mis hermanas están prometidas, o porque este castillo está en la frontera de reino y eso os favorece, o porque mis hermanos varones son infantes y débiless [...]. O porque os parezca bella, como yo tampoco deseo elegiros porque así me lo parecéis. [...] Deseo que toméis entre vuestras manos mi líquida alma y de ella bebáis hasta notar el cuerpo pesado y la mente ebria. Deseo que, cuando mi sangre se haya mezclado con la viestra y ya no podáis distinguirla, entonces sostengáis mi corazón desnudo prieto entre nuestras manos hambrientas y que, devorándolo hasta la saciedad, deseéis que no haya podido ser de otra forma.

 Arawn en el otro lado

Merlín hace la noche más larga de lo que debe y el mundo debe pagar las consecuencias. El otro lado (Faërie, el País de los Elfos, el Reino Peligroso o como sea que lo conozcan) también se enfrenta a las consecuencias del hechizo que el merlín llevó a cabo para alargar la noche de Tintagel y que fuera concebido el hijo de Uther e Igraine. Aquel lado que no conoce la muerte porque tampoco conoce el tiempo, ni la empatía, donde los elfos y las hadas hacen fiestas y se deleitan convirtiendo a sus humanos favoritos en estatuas o devorando a los niños que cambian para que sus vástagos puedan sobrevivir protegidos en el lado que conocemos.

Forest of Fairies de Christian Harimuti
Forest of Fairies de Christian Harimuti

Sin contarles la trama, ese lado también aparece, con Rhiannon a la cabeza (una de las figuras más proponentes de los mitos celtas) y la historia de Arawn, dios astado, el rey del Otro Lado. Siempre me ha gustado una buena historia que sepa conectarse al folclore, porque toda la fantasía está parada un poco sobre él. Silvia Plato, en Breve historia de la fantasía (un libro sobre el que tengo pendiente hacerles algunos apuntes por aquí), habla sobre la materia de Bretaña y todo el mito que la rodea de una manera que me parece muy atinada (en mi caso, al menos, como lectora y escritora): 

Y es que quien sucumbe una vez a la leyenda artúrica, irremediablemente, sucumbirá mil veces más y no podrá evitar que terminen cayendo en sus manos todas las obras que resuenen con los ecos de la Dama del Lago.

Alrededor de la leyenda artúrica tenemos un montón de mitos y folclore que todavía nos rodean y que seguimos explorando. Sucumbiremos mil veces más leyendo, buscando, disfrutando, escribiendo. Este libro me gustó porque me da una provada de lo que estilísticamente es capaz Verónica Pazos y aunque por momentos pensé que no sabía a dónde iba a llegar (quizá uno de los únicos problemas, que sentí que al principio dio unas vueltas más de las necesarias; pero como la prosa era muy preciosa disfruté muchísimo el viaje de todas maneras). La segunda parte, por el contrario, me pareció mucho más vertiginosa al ver a los personajes enfrentarse al Otro Lado y a lidiar con las reglas de ese mundo y la magia. 

Rhiannon cabalgando en Arberth

—[...] Cuando un humano muere en vuestro Lado, su alma se convierte en un fantasma, todavía guarda la forma de su cuerpo. Sin embargo, cuando muere en Este Lado, en nuestro Lad, las fuerzas de la magia aplastan su contorno, lo reducen hasta hacerlo indistinguible, pierde toda humanidad porque este reino no conoce la humanidad, no conoce la muerte.
—¿Convertirlos en estatuas es un acto de piedad? —Uther apenas contiene la risa.
—No, es un acto egoísta. Los miembros de mi corte convierten en estatuas a sus amantes para poder observarlos siempre, mantenerlos vivos como ellos, tan inmortales. La gente blanca no puede morir por el paso del tiempo, porque en Este Lado no conocemos el tiempo.

Tolkien llamó a ese mundo, ese lado, ese otro lugar, el Reino Peligroso precisamente porque no era un lugar rosa pastel al que fueras a tomar té con las hadas. Sí, se puede hacer tratos con esas criaturas, pero a veces el precio del trato es mucho más alto que lo que sacarás a cambio (y todo este libro es prueba de ello). Últimamente he estado muy acostumbrada a ver libros que pretenden llamarse fantasía por tener uno o dos elementos de adorno (recordemos que el dragón no hace a la fantasía) y que me cuentan intrigas palaciegas nada más (nada contra ellas, me gustan mucho, pero el dragón no hace a la fantasía, repito; no me interesan las historias donde la magia no tiene consecuencias, tomamos tecito con las hadas y no hay nada peligroso en el Reino Peligroso...).

Amanecer en Tintagel (conclusiones)

¿Les recomiendo este libro? Sí. Fin.

No es cierto, me voy a extender más. Creo que es una buena obra para ver qué es lo que puede ser la fantasía hoy y cuál puede ser el panorama del momento, sobre todo en español, donde sigue siendo un género mal entendido, despreciado y que todavía no tiene el auge que en este momento tienen el fantástico, la ciencia ficción y el terror (que sí, hay hibridaciones que me resultan muy interesantes, pero pongámonos por un momento en el papel de la fantasía solito). 

Me dejó deseosa de leer más a Verónica (que además si se dan una vuelta por su tuiter verán que tiene más proyectos de fantasía y medievalismo; editoriales, denle casa) y seguir conociendo sus letras. Noche en Tintagel lo encuentran en Onyx Editorial (lo que significa que para este lado de charco sólo está en digital y a estándar de euros, la buena accesibilidad...) por si esta super reseña conseguió hacerlos que se interesaran un poco más por él.

Ahora sí no me extiendo más, nos vemos en la siguiente reseña.