Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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miércoles, 25 de septiembre de 2019

Una entre muchas, Una | Reseña

Sinopsis: En 1977 Una tiene doce años. A los críos de su edad les van el punk o el ska, pero Una está aprendiendo a tocar a la guitarra “Mull of Kintyre”, que le parece muy buena canción. Mientras la policía fracasa en resolver el caso del asesino en serie apodado el Destripador de Yorkshire, que acabará matando a trece mujeres, Una sufrirá una serie de actos violentos que la harán sentirse indefensa, sola y culpable, y que le harán emprender un largo camino para liberarse de las secuelas de una violencia cotidiana y banalizada.
Una entre muchas explora la violencia de género, la vergüenza y la responsabilidad social, con un suceso nacional como telón de fondo y desde la perspectiva de una experiencia personal traumática. Una se pregunta qué significa educarse en una sociedad en la que la agresión machista no es cuestionada, y denuncia una cultura mundial que exige que las víctimas de la violencia paguen su precio. “La idea de que hay algo incrustado profundamente en la cultura que produce erupciones de violencia de género y permite que florezcan, en lugar de ser algo aleatorio y sin móvil, se está haciendo más popular, y es lo que impulsa a este libro”, afirma la autora.

Una entre muchas es la historia de muchas mujeres y muchas voces que no son oídas lo suficiente. El otro día, a raíz del estreno de una serie de Netflix (Unbelievable), de la cual sólo vi su corto, me puse a pensar cuántas veces más se va a tener que contar la historia del abuso sexual a mujeres para que la gente lo vea como el tema tan importante y tan urgente que es. Y sin embargo, no puedo evitar pensar que a veces, sólo a veces, esas historias se pueden contar porque hay un trending, una necesidad de blanquear empresas (hola, Netflix) de demostrar que somos una sociedad woke. Y me da tristeza. Porque no me imagino a esas historias llegando a ningún lado hace diez o quince años, cuando las empresas no tenían ninguna prisa por pocisionarse a favor del #MeToo y asegurar que estaban a favor de las mujeres. Al final el capital lo sigue manejando y teniendo todo. Y quedan algunas historias medio olvidadas, por allí. 


Una entre muchas es una de ellas. Me cortó medio riñón poder leer este libro. Lo intenté de todas las maneras posibles (legales e ilegales), pero no era un libro que llegara de manera fácil a América Latina (ay, la accesibilidad, de la que se habla tan poco en comparación de lo mucho que se habla de la piratería) hasta que me di cuenta de que, milagrosamente, había dos ejemplares en la Biblioteca Vasconselos (que se la viven prestados) y esperé y esperé y esperé hasta que pude conseguir uno. Esta es una novela gráfica que nos devuelve al Yorkshire de los ochentas, donde había un asesino en serie apodado el destripador de Yorkshire. Mataba mujeres y, al principio, se creía que sólo mataba prostitutas. Así que la preocupación no fue demasiada. (Porque el sistema siempre cataloga a las mujeres con la dicotomía de la santa y la puta y de repente las que según el sistema quedan en la segunda categoría "se lo estaban buscando" o "algo han de ver hecho" y la opinión pública las condena mientras transmite el mensaje de que las "mujeres buenas" no corren ningún peligro).


En ese contexto vive Una. Vive varios episodios de violencia sexual que pasan desapercibidos porque ella no sabe ponerles nombre y en algún momento se convence de que todo lo que ocurrió fue su responsabilidad. Todo lo que oye la hace creer que fue así. Es tachada de "fácil" en la escuela y queda relegada; parece que tiene una etiqueta en la frente que no se puede quitar bajo ningún concepto. En medio de todo eso, el destripador de Yorkshire sigue haciendo de las suyas, la policía ignora a las víctimas que no encajan en el perfil de prostitutas (aun cuando más tarde se demuestra que pudieron haberlo atrapado mucho antes si se hubieran parado dos minutos a escuchar a una adolescente que sobrevivió a un ataque que encajaba en el modus operandi del asesino) y Una se sume en la depresión. Este libro hace una pregunta muy válida: ¿dónde está la justicia? ¿La del sistema? Sólo de casos de violación, la gran mayoría ni siquiera llegan a los tribunales (en ninguna parte del mundo); lo mismo ocurre con los feminicidios. Al final, ¿a quién demonios le pedimos justicia? ¿A quienes le dan la espalda a la clase trabajadora, que la explotan y que se nutren de un sistema punitivista que no sirve de nada, porque la sociedad no cambia, la raíz del problema no cambia y las mujeres siguen siendo violentadas? Una se hace esa pregunta. También. 


Cómo solucionamos esto. Pero sobre todo, ¿qué sería hoy de las mujeres asesinadas por el destripador de Yorkshire? ¿Dónde estarían? La gran mayoría fueron condenadas por la opinión pública y el mensaje genera que se daba sobre ellas era que se lo andaban buscando por su forma de vida inmoral. (Además, demuestra que el sistema prohibicionista de la prostitución no sirve de absolutamente nada, entre otras cosas). Las muertas ya no tienen voz para defenderse. Cuántas veces no lo hemos visto ocurrir en todos lados. Se cuestiona a sus cuerpos (qué llevaban puesto), a sus familias (por qué no estaban con ellas), a su vida (por qué no estaba en casa), pero ellas nunca tienen voz. Una ni siquiera se atreve a decir lo que le ocurrió porque todo el mundo le está diciendo que fue su culpa, que es porque es una guarra y una fácil; ni siquiera sabe nombrarlo (una de las cosas por las que se necesita la Educación Sexual Integral es para que se puedan nombrar estás cosas). 

 
Una entre muchas es un libro muy duro, pero que sí pone esa pregunta sobre la mesa que luego nadie se atreve a hacer: ¿qué sería de todas las mujeres que han muerto víctimas de un feminicidio hoy en día? ¿Dónde estarían? ¿Cómo serían sus vidas? Y sobre todo, ¿dónde demonios está la justicia? ¿Acaso existe? Se los recomiendo mucho. La ilustración de Una trasmite demasiadas cosas y la manera en la que hila las dos historias es perfecta. Además, claro, deja ella sus reflexiones (sobre como le gustaría no ser valiente, porque le gustaría que no le hubiera ocurrido a ella) durante todo el libro, que se enfoca mucho en que las mujeres tengan voz. Aquí en México no sé donde se pueda conseguir, es publicado por Astiberri. Si están en la CDMX (o, como yo, en la periferia), les recomiendo checarlo en la Biblioteca Vasconselos. Si no, supongo que buscarlo hasta debajo de las piedras algún día servirá de algo.

lunes, 29 de julio de 2019

Dos libros de Lydia Cacho | Reseñas

Mañana, martes 30 de julio, es el Día Mundial contra la Trata de Personas. La trata en el mundo afecta principalmente a las mujeres, puesto que la mayor trata en el mundo es aquella con fines de explotación sexual (donde las mujeres están precisamente en medio del huracán). Por eso y otras cosas, decidimos dedicar este mes al tema en Libros b4 Tipos (a estas alturas asumo que ya saben del colectivo del que soy parte, pero si no, pueden revisar su página web). La lectura elegida es un libro del que voy a hablar en esta entrada, escrito por Lydia Cacho y que seguramente conocen: Esclavas del Poder. Además lo estaremos discutiendo en un hangout en mi canal (que sólo sirve para hangouts) el día 9 de agosto a las 16 horas, no olviden vernos (cambió la hora porque razones, pero ejem).

   

Los demonios del Edén


Sinopsis: A partir del caso de un hotelero de origen libanés y residente en Estados Unidos, Jean Succar Kuri, que abusó sexualmente de menores en Cancún y contó con la protección incondicional de autoridades locales y políticos de gran envergadura, Lydia Cacho nos descubre una monstruosa trama de corrupción, pederastia, tráfico de influencias y blanqueo de dinero. Un caso aún por resolver que pone de manifiesto la indefensión ante los abusos de la autoridad y expone una de las más graves lacras de nuestra sociedad: la pornografía infantil.
Este fue el primer libro que leí de Lydia Cacho hace ya varios años (Goodreads sabe el año exacto, yo no, porque tengo una memoria de mierda). Cubre el caso de Jean Succar Kuri, el hotelero libanés que se dedicaba a la producción y distribución de pornografía infantil (caso donde fueron mencionados además Kamel Nacif, el rey de la mezclilla, el gober precioso, un montón de políticos que todavía tienen carrera) y que fue acusado de abusar de varios menores. Es una historia horrible. Parte de lo horrible es que Los demonios del Edén es un libro periodístico y sabes que son historias que realmente pasaron.  

En este libro Lydia Cacho narra el modus operandi de Succar Kuri, cuenta la historia de una de las víctimas (de hecho, la autora está demandada por daños morales puesto que las víctimas de Succar Kuri alegan que ha lucrado con su historia, no sé en qué va el caso, la verdad, les recomiendo checarlo en google) y resultó decisiva a la hora de lograr (por primera vez) una condena en México y toda Latinoamérica por tráfico sexual de niños y pornografía infantil (112 años para Succar Kuri). Conforme el libro va avanzado, Cacho analiza la manera en la que se relaciona la cultura de la pornografía con la violencia sexual (un análisis que vale la pena leer, razón por la cual sus libros se encuentran en mi guía de sexualidad y capitalismo).

El negocio de lo pornografía infantil no es sólo el horror y la violencia. Se trata de la corrupción (a muy altos niveles), el lavado de dinero (se habla aquí de como toda la operación de Succar Kuri hacía pasar las ganancias por ingresos legítimos, a veces hasta aparentando que los hoteles estaban llenos, aunque todas las habitaciones estuvieran vacías). A Succar Kuri no sólo lo investigaron por los cargos de abuso sexual y la distribución de pornografía: también se le investigó por ofrecer a niñas en la red para fomentar el turismo sexual infantil.

En fin, esta es una investigación muy completa de muchas de las variables que influyeron en este caso. Es un libro muy fuerte, pero es una mirada a lo que ocurre con la industria sexual. Este se enfoca en un sólo caso en particular, mientras que en una investigación que realizó más adelante, Cacho, intenta mapear la trata de personas con fines de explotación sexual por el mundo. Y es el libro del que les voy a hablar a continuación.
   

Esclavas del poder


Sinopsis: A partir de casos concretos, así como de historias conmovedoras, Lydia Cacho sigue una línea de investigación para llegar a las mafias de tratantes de mujeres, que la conducen desde México hasta Kirguistán, pasando por Malasia, Japón y Myanmar, entre otras partes del mundo. Lydia Cacho lleva al lector de la mano por un viaje emocionante en el que encuentra la voz de las víctimas y al mismo tiempo expone a los servidores públicos dedicados a proteger a dichas mafias.
Esclavas del poder es un mapa global de la trata de mujeres. Un viaje de ida y vuelta, en el cuál la autora sigue la cadena de lo que los expertos han llamado "la esclavitud del siglo XXI".
¿Cómo sabe un cliente si la mujer está ahí por propia voluntad o es esclava de una red de tratantes que la controlan con deudas impagables, amenazas y aisloamiento?
Este es el libro que es la lectura del mes en Libros b4 Tipos y es una investigación sobre el negocio de la explotación sexual. Lydia Cacho viajó por varios países para integrar este libro en un intento de mapear cómo ocurría este fenómeno. Se habla de la relación muy estrecha que existe entre el capitalismo y las redes de trata, puesto que este sistema en el que vivimos se alimenta precisamente de la precariedad de las mujeres y de la pobreza y del mito de la libre elección (que no es más que eso, un mito que nos hace creer que está bien entre elegir la explotación y morir de hambre). Justo esta relación puede parecer algo obvio, pero luego sí se les olvida.
Lydia Cacho habló hasta con los tratantes durante todo este viaje y toda esta investigación. Desde tratantes en México que enamoran a las mujeres para llevárselas a otras ciudades y meterlas a la prostitución hasta tratantes que compran a niñas en Asia. Hay un fragmento del libro que siempre me impresionó mucho: 
«No entiendo a que viene tanto escándalo. La gente dice: "Ah, matan a las niñas". Los chinos matan a las niñas porque sólo pueden tener un hijo. Nosotros no las matamos, nosotros les conseguimos trabajo. Oh, y dice: "Ah, las venden, qué malos son los chinos". Pero yo le digo: "Ellas tienen esposos y trabajo, les conseguimos eso en otros países"». Un tratante arrestado en la provincia de Chongquing.
Se habla también de como los tratantes tienden a apoyar el discurso de la libertad de elección del regulacionismo porque finalmente les beneficia (misma cosa que remarca Kajsa Ekis Ekman en El ser y la mercancía): diversas investigaciones periodísticas hablan de como en Alemania, tras la regulación, la trata de mujeres ha aumentado (una de ellas puede ser consultada aquí).
Estuve haciendo algunos apuntes sobre el libro en mi twitter que ahora les puedo poner aquí. Hay muchas cosas qué discutir sobre él, así que los invito a unirse al hangout el 9 de agosto. Sí les recomiendo estas lecturas si les interesa el tema, son investigaciones muy claras sobre la trata de personas y la violencia sexual que ayudan un poco a entender el panorama local y global. Los espero en la transmisión.

miércoles, 19 de junio de 2019

El ser y la mercancía: prostitución, vientres de alquiler y disociación, Kajsa Ekis Ekman

Sinopsis: Este libro de la periodista, escritora y activista sueca Kajsa Ekis Ekman nos propone una reflexión crítica, profunda y rigurosa sobre dos industrias de la mercantilización de los cuerpos de las mujeres. Partiendo de premisas feministas y marxistas, Ekman examina tanto la prostitución sexual como la prostitución reproductiva o uterina (los llamados «vientres de alquiler») como dos instituciones que comercializan y explotan las mujeres. La apropiación y explotación de la sexualidad y la capacidad reproductiva del cuerpo de las mujeres ha sido, y es, uno de los fundamentos de las sociedades patriarcales pero también un frente de lucha histórico del movimiento feminista. El libro presenta un análisis de los argumentos harto semejantes que, bajo un aparente progresismo, sirven para legitimar esta explotación. Estas industrias, nos dice Ekman, son el producto de la intersección del capitalismo (donde los ricos compran a los pobres) y del patriarcado (donde los hombres compran a las mujeres, y las mujeres complacen a hombres), sin olvidar la presencia del racismo y de las relaciones neocoloniales Norte-Sur. Frente a los discursos que presentan estos sistemas como innovadores e inocuos, Ekman nos muestra el daño real que estas estructuras causan a las mujeres implicadas: tanto la prostitución como la maternidad subrogada no son actos anodinos sin consecuencias para la vida y la salud de las mujeres. La autora documenta diversas estrategias de defensa y supervivencia en ambos sistemas, entre las cuáles destaca la disociación, el hecho de tratar de «desconectarse», y el fenómeno de la reificación (cosificación), definido por el teórico marxista Georg Lukács.

Lo de premisas marxistas... vale, no tanto. O sea, Ekman usa conceptos marxistas unas veces mejores que otras y algunas de sus premisas lo son, pero en general su análisis no lo es tanto. En fin, lo que sea, yo vine a hablar de otra cosa, no de la sinopsis del libro. Hace mucho que quería leer esto porque es un libro que además de analizar la prostitución desde una perspectiva abolicionista, hace lo mismo con la gestación subrogada. Ekman es una feminista sueca y dado que este es un única publicación que encontré traducida, no tengo más datos sobre ella (pero vine a hablar de lo que dice, no de quien es y muchas veces lo que dices te refleja mucho mejor), salvo que es radical, por lo que tengo entendido. El libro me pareció en general una lectura bastante decente y buena, obviamente difiero en algunos planteamientos del feminismo radical siendo yo marxista (ya saben, existen las diferencias), pero en general, es un buen libro para leer de manera crítica y que pondría como lectura recomendada si el tema es el abolicionismo. Bueno, vamos por temas.

Los orígenes del modelo nórdino (o sueco)


Cuando se habla de modelo nórdico, también conocido como sueco, en el abolicionismo, se habla de la legislación que se aplicó en el país en el año 1998 con respecto a la prostitución. Era una legislación que, por primera vez, no perseguía a quienes estaban en situación de prostitución, sino que penaba y perseguía activamente a los compradores (y, por lo que tengo entendido, también a proxenetas); se presenta como modelo "abolicionista", aunque yo más lo veo como una reforma dentro del capitalismo (que sí, efectivamente, a veces contribuye a mejorar un poco la vida de las mujeres). Pueden buscar más información sobre esta legislación, cómo se aplica, qué otros países la aplican (aunque siempre adaptada a necesidades específicas) y qué resultados ha tenido, en la página Traductoras por la abolición de la prostitución. Yo en su momento ya hablé de él en la crítica que hice de Teoría King Kong.

Kajsa Ekis Ekman habla de un poco de historia en lo que respecta a Suecia y cómo surgió este modelo. Habla del estudio que se realizó y en el que las prostitutas participaron activamente y sus testimonios (que ocupaban más de un centenar de páginas en el estudio) eran un tema central. Me parece importante esta historia (aunque sea el caso de un país nórdico), porque a veces siento que perdemos mucho el tiempo en la discución (ya más estéril que nada) de "¡es que nadie escucha a las prostitutas!" (es una discusión que no toma en cuenta que no son un colectivo homogéneo que puede pensar de diferentes maneras y que tiene agencia, donde también se dan estos desacuerdos, véase, por ejemplo, el Diálogo sobre la prostitución que publicaron Lohana Berkins y Claudia Korol, donde el propósito era que fueran las protagonistas las que tuvieran la palabra). Pueden revisar un poco más sobre esta historia en estos fragmentos que publiqué en tuiter:
En fin, sobre este modelo se pueden dar otros debates, claro. No deja de ser un modelo reformista que funciona dentro de los marcos del capitalismo. Sí, se reduce la trata, pero se devuelve a las extranjeras que llegan gracias a los tratantes a sus países de origen de manera sistemática, lo cual no deja de ser como poner un curita encima de una hemorragia, puesto que eso no ayuda a mejorar las condiciones de vida de las mujeres (que vuelven a ambientes de precarización, donde no tienen opciones de supervivencia). Igual, aunque el modelo dé resultados, no es perfecto (y funciona precisamente porque Suecia tenía unas tasas altísimas de prostitución y ahora anda, si no me equivoco, por la media europea, lo cual no es ideal, pero si es una reducción si consideramos de que estado partía). Es, quizá, una opción mejor que el regulacionismo instaurado en Alemania y Países Bajos, lugares en los que ha aumentado la trata, tal como se expone en El modelo alemán está creando el infierno en la tierra.

En fin, esto es para que conozcan el modelo, aunque hay que tener en cuenta y casi casi grabado en negritas, que es un modelo que se promulgó con base en las características particulares de Suecia, un país nórdico que puede permitirse absorber niveles brutales de asistencia estatal, cosa que es imposible para un país del sur global. O sea, el modelo no es la panacea, pero conocerlo es buena idea, como es buena idea conocer todo lo que uno quiera críticar o analizar. 

Adendum 2020: no lo mencioné en su momento pero además de la asistencia estatal (que tiene distintos resultados) este modelo se ve como algo "perfecto" porque también se basa en niveles de deportación brutales. Léase, si las mujeres no son ciudadanas, simplemente se deshacen del problema. Algo muy primer mundo de su parte. Así que sostengo que el modelo está muy lejos de ser la panacea, aunque el alemán y el de Países Bajos me parecen más infernales (si es que acaso podemos calificarlos de alguna manera). 

Desarticular el discurso abolicionista


El gran acierto del libro, considero, es la manera en que Ekman analiza cómo se construyen los discursos en favor de la regulación de la explotación y cómo evolucionan en distintos contextos. Por supuesto El ser y la mercancía es un libro centrado en Suecia, así que analiza a muchos suecos, pero también lo hace con estadounidenses y europeos en general (eso sí, del sur global, no analiza mucho y, aunque muchos discursos se repiten, otros difieren y sólo son parecidos en la superficie). Algo que quiero dejar claro antes de meterme de lleno en esta sección: los discursos en favor de la regulación sólo le ayudan y le hacen la tarea al capitalismo, aunque, según la audiencia, intentan apelar a algún supuesto carácter revolucionario (y no, la explotación no es revolucionario) o a la idea de que cosas que siempre han existido en el status quo (de nuevo, la explotación de las mujeres) ahora pueden ser disidentes. O sea, todos esos discursos que hacen de la mujer una mercancía, apelando a una supuesta libre elección (¿dentro del capitalismo?, no me hagan reír), le andan haciendo la tarea al sistema, no revolucionándolo.

Dejando eso en claro, vamos a empezar. Ekman empieza analizando cómo lo que muchas veces empieza con "cada quien hace lo que quiere con su cuerpo" (donde "hace lo que quiere" es claramente "ponerlo a la venta"), termina blanqueando a los proxenetas (varias organizaciones presentadas como sindicatos a pesar de no hacer ningún trabajo sindical, han hecho declaraciones que parecen avalar a los explotadores, es decir, los proxenetas), haciendo creer que la trata es sólo una conspiración para mantener a las mujeres con miedo (y no, no lo es, pero, por ejemplo, precisamente en eso cae Virginie Despentes en Teoría King Kong). Los ejemplos de a dónde llegan los discursos en pro de la regulación son muchos y muy variados. Tenemos, por ejemplo, los que blanquean directamente la trata y a los proxenetas:
En fin, blanquear a los proxenetas y negar la trata es algo muy feo. Implica negar la cantidad de mujeres que viven en condiciones de esclavitud en el mundo, implica negar que las mujeres en la prostitución son de las mujeres que más sufren agresiones sexuales e implica negar que en muchas encuestas (por ejemplo, la que se aplicó en suecia que la escritora misma expone allí o la que se aplicó a las mujeres trans y travas en argentina y está en Cumbia, copeteo y lágrimas) más del 80% de las mujeres dicen que, si tuvieran los medios para dejar la prostutitución, lo harían. La escritora lo expone algunos fragmentos más abajo.
Bueno, Ekman desarticula bastante bien todo el discurso y lo analiza a fondo. Por ejemplo, cuando habla de cómo una revista para jovencitas promueve el regulacionismo y lo hace con artículos que hablan de eso, hace notar como los artículos hablan de los supuestos "aspectos glamurosos" de la vida de una prostituta, sin tomar en cuenta que la mayoría vive en la precarización y no está en situación de prostitución para obtener "dinero fácil", sino porque existen unas condiciones económicas que, bajo el capitalismo, empujar a las mujeres a la precarización y donde las únicas elecciones libres son "venderse" (odio esa palabra, porque además casi nunca se venden, sino que son vendidas y controladas por un proxeneta en la mayoría de los casos) o morirse de hambre. Además, hace notar, en todos esos discursos, nunca se habla del supuesto "producto" que se vende. Habla de cómo se crean sesgos: autores y autoras regulacionistas que entrevistas sólo a aquellas mujeres que comulgan con sus ideas o que directamente las manipulan para que sus testimonios suenen como ellos quieren.

En fin, el Ekman también analiza los discursos que apoyan la gestación subrogada y que en general se basan en el "altruismo" y en el "hacer buenas obras para pobres parejas que no pueden tener hijos", sin hacer hincapié en qué exactamente es lo que se pone en riesgo (nueve meses de embarazo y absoluto control por parte de las agencias). Hay discursos que incluso parecen llevados al absurdo, por ejemplo, quien propone que como las mujeres de color (detesto ese término también, porque engloba a un montón de mujeres cuya única característica en común es no ser blancas, aun cuando sus experiencias según su lugar de nacimiento, su raza, su clara, pueden hacer que todo lo demás varíe, pero pues en este momento no tengo otro que explique lo que quiero) que gestan hijos para parejas blancas (y dónde el bebé es blanco, claramente) contribuyen a eliminar el racismo (¿? lo sé, les voy a poner la cita porque no tengo otra menra de explicar esa jalada de los perlos) o cómo el hecho de que sean las mujeres pobres las "madres sustitutas" constribuye a eliminar los prejuicios entre las clases (wow, nunca se me hubiera ocurrido que la explotación iba a acabar con los prejuicios de clase). Acá mis evidencias:
En fin, Ekman desarticula también esos discursos y eso es lo que considero más valioso de todo el libro. Por lo demás, se centra en la psicología de las mujeres en situación de prostitución, cosa también harto interesante, pero pues los estudios que cita en general están centrados alrededor de europa y muchas veces obvian la clase como un eje central del que se debe partir (puesto que la prostitución es algo atravesado por la clase), así que creo que muchas cosas no aplican al 100% en el sur global (obviamente no es que sean completamente diferentes, sólo que para la perspectiva que vivimos en este lado del mundo, quizá habría que matizar mucho más).

Por ahí también siento que hay mucho determinismo biológico y que se le da a la biología un peso exagerado porque las mujeres no caen en la prostitución sólo por eso (sí, en muchos casos es un factor de mucho peso, incluyendo a las mujeres trans en esta afirmación, sólo vayan a checar Cumbia, copeteo y lágrimas), pero no es sólo eso. La prostitución es algo severamente atravesado por la clase, del mismo modo que lo es la gestación subrogada (aunque aquí sí es requisito básico tener útero y ya no sólo eso, sino ser fértil). Las mujeres de la burguesía no son prostitutas (en algunos casos, incluso, se benefician de esta, como proxenetas), ni son "madres sustitutas". La clase es un elemento clave a analizar en estos dos temas (aunque es obvio que el género también es algo super importante porque se trata de formas de explotación feminizadas) y me hizo falta que Ekman la incluyera más (aunque sí, la menciona, sobre todo al hablar del origen de la prostitución y eso me parece bien, digo, considerando que hay quien la obvia por completo, es un paso).

Finalmente, aquí acabé. Tengo otro desacuerdo con el libro en lo que respecta a hacer falsas equivalencias (en el apartado que habla de cómo se mitifica la imagen de las mujeres en prostitución) porque creo que sus ejemplos supuestamente equivalentes (que tienen que ver con raza en el mayor de los casos, aunque hay algunos qu no) no lo son del todo y que en todos hace falta matizar (si no es que quitarlos directamente). Fuera de eso, me parece que el libro es interesante para una lectura crítica y es de mucha ayuda, sobre todo si quieren conocer cómo evolucionan discursos regulacionistas y cuáles son los charcos argumentales que tienen. No es perfecto (digo, para mí, soy marxista, yo que más quisiera que todos estos análisis se hicieran desde el materialismo), pero es bastante bueno. 

Está disponible en mi carpeta de drive aquí (ya saben que yo no recomiendo libro de teoría sin su respectivo link a dónde lo pueden encontrar, con prioridad en los que pueden encontrar de manera gratuita). No olviden mi guía de lectura sobre abolicionismo tampoco.

viernes, 7 de junio de 2019

Apuntes que hice leyendo Mujer y lucha de clases de Alexandra Kollontai

Sinopsis: Alexandra Kollontai fue una de las primeras mujeres en luchar por la emancipación de la mujer en Rusia, y una pionera en llevar a su país las luchas por la igualdad de derechos políticos y civiles de las mujeres que ya habían tenido lugar en países como Francia, Inglaterra o Estados Unidos. Así, Kollontai lideró en Rusia un movimiento iba a tener allí características propias, al ser conscientes las mujeres de estar sometidas a una doble explotación: en tanto que mujeres y como trabajadoras.
El conjunto de su obra, sus numerosos artículos y discursos, con su lucidez y coherencia, representa aún hoy en día un manifiesto original para una historia de la liberación femenina. En Mujer y lucha de clases, Kollontai plantea problemas y perspectivas que siguen más vigentes que nunca. Y eso sin olvidar que la feminista y socialista rusa escribió muchos de estos pasajes hace más de un siglo

Bueno, esta no es ni una reseña ni una entrada al uso, sino que más bien son algunos apuntes que considero valioso poner en algún lado aunque sean un grito a la nube que es buena idea considerar a la hora de leer a Alexandra Kollontai. Los artículos que voy a mencionar aquí ya los cubrí anteriormente en la Pequeña guía para leer a Alexandra Kollontai, puesto que la mayoría estan contenidos en sus Selected Writings (libro que no tiene traducción, pero es una de las traducciones más completas que existen de sus obras al inglés), pero estos creo que vale la pena revisarlos además por aparte. El objetivo de esta entrada es presentarles algunos de los artículos de Kollontai para que se animen a leerlos. Si quieren conocerla, para mí lo mejor es leer La mujer en el desarrollo social que es una serie de conferencias que dictó en la Unión Soviética y que resumen básicamente todo su pensamiento con respecto a la cuestión de la mujer de manera muy sencilla y ya después sumergirse en todos sus artículos de sus Selected Writings (donde además de las mujeres habla de la lucha de clases, de los retos de la revolución rusa, de la primera guerra mundial, etcétera). Sin embargo, varios de los textos que vienen aquí también me parecen una buena introducción a la autora. 

Bueno, Mujer y lucha de clases es una compilación cortita que contiene cuatro de sus artículos más importantes que fue impreso en España por El Viejo Topo/Ediciones de Intervención Cultural. Está prologado por Yolanda Marcos Sierra, que me pareció una muy buena prologuista, si consiguen el libro sí les recomiendo revisar el prólogo. Yo nunca he encontrado un ejemplar en una librería de viejo, porque me consta que es un libro difícil de conseguir fuera de España, pero sí que encontré un ejemplar en la Biblioteca Vasconselos, así que si son de la Ciudad de México, les recomiendo darse una vuelta por allí. Y ahora sí, vamos a hablar de los contenidos del libro. 

Los fundamentos sociales de la cuestión femenina

Creo que este es uno de los textos de Alexandra Kollontai que más vigentes se mantiene al día de hoy. En principio es un libro que habla del origen de la opresión de la mujer remarcando que esta opresión no es algo natural ni una clase de destino biológico (puesto que, si lo fuera, ¿cómo acabamos con la biología?), sino que se sustenta en factores específicos que tienen que ver con la división de clases de la sociedad: 

Tras la subordinación de la mujer se esconden factores económicos específicos, las características naturales han sido un factor secundario en este proceso. Sólo la desaparición completa de estos factores, sólo la evolución de aquellas fuerzas que en algún momento del pasado dieron lugar a la subordinación de la mujer, seráncapaces de influir y de hacer que cambie la posición social que ocupa actualmente de forma fundamental. En otras palabras, las mujeres pueden llegar a ser verdaderamente libres e iguales sólo en un mundo organizado mediante nuevas líneas sociales y productivas.

Una de las cosas que más repito cuando hablo de la emancipación de las mujeres, es que aunque a las mujeres las une el género, las separa la clase. Este texto es muy claro con respecto a eso y creo que lo explica mejor que muchos otros que he visto (aunque sobre el tema también está El género nos une, la clase nos separa de Cecilia Toledo y ¿Sexo contra sexo? o ¿clase contra clase? de Evelyn Reed). Kollontai es muy clara sobre cómo las mujeres del proletariado y las mujeres de la burguesía no persiguen los mismos intereses. Mientras lo leía lo remarqué en varias partes porque me pareció que son cosas que se aplican todavía hoy al movimiento de mujeres y al intento de hacerlo interclasista. ¿Cuantas veces no hemos visto cómo nos intentan decir que los intereses de las mujeres que están en las esferas privilegiadas son los mismos que los nuestros cuando no es cierto?

Para la mayoría de las mujeres del proletariado, la igualdad de derechos con los hombres significaría sólo una parte igual de la desigualdad, pero para las “pocas elegidas”, para las mujeres burguesas, de hecho, abriría las puertas a derechos y privilegios nuevos y sin precedentes que hasta ahora han sido sólo disfrutados por los hombres de clase burguesa. Pero, cada nueva concesión que consiga la mujer burguesa sería otra arma con la que explotar a su hermana menor y continuaría aumentando la división entre las mujeres de los dos campos sociales opuestos. Sus intereses se verían más claramente en conflicto, sus aspiraciones más evidentemente en contradicción.

Las críticas de Alexandra Kollontai al movimiento feminista están principalmente dirigidas a las feministas rusas de la época (y no sólo ellas, sino en general las de Europa y Estados Unidos), pero hoy muchos círculos feministas adolecen de lo mismo que Kollontai les criticaba: las burguesas buscan su beneficio, o sea, la igualdad con los hombres de su clase, que en muchos casos acaba convirtiéndose en la igualdad para poder explotar a los demás. Por otro lado, Alexandra Kollontai remarca algo que todavía bell hooks remarcaba unos cincuenta años después (en El feminismo es para todo el mundo): mientras que algunas mujeres (de las clases medias y altas) reclamaban la entrada al mundo laboral, no comprendían que las mujeres del proletariado habían entrado al mercado laboral desde hacía décadas por necesidad económica.

Finalmente, otra cosa que no recordaba con tanta claridad del texto es la manera en la que Kollontai aborda el tema del "amor libre" (que estos días ha estado muy sonado). La autora se pregunta cómo sería posible que triunfara algo como el "amor libre" en el marco de las relaciones sociales existentes, cómo sería posible que pudiera funcionar en el capitalismo cuando todas nuestras relaciones se encuentran determinadas por el capital: 

El “amor libre”, ¿es posible, realizable no como hecho aislado y excepcional, sino como hecho normal en la estructura económica de la sociedad de hoy, es decir, como norma imperante y reconocida por todos? ¿Puede ser ignorado el elemento que determina la actual forma del matrimonio y de la familia, la propiedad privada? ¿Se puede, en este mundo individualista, abolir por entero la reglamentación del matrimonio sin que padezcan por ello los intereses de la mujer? ¿Puede abolirse la única garantía que posee de que no todo el peso de la maternidad caerá sobre ella? En caso de llevar a efecto tal abolición, ¿no ocurriría con la mujer lo que ha ocurrido con los obreros? La supresión de las trabas causadas por los reglamentos corporativos, sin que nuevas obligaciones hayan sido instituidas para los patronos, ha dejado a los obreros a merced del poder incontrolado capitalista, y la seductora consigna de “libre asociación del capital y del trabajo” se ha trocado en una forma desvergonzada de explotación del trabajo a manos del capital. El “amor libre”, introducido sistemáticamente en la sociedad de clases actual, en lugar de liberar a la mujer de las penurias de la vida familiar, ¿no la lastrará seguramente con una nueva carga: la tarea de cuidar, sola y sin ayuda, de sus hijos?

Bueno, la crítica al feminismo que hace Kollontai me parece de las mejores que se han escrito, pero más que ver este texto como sólo crítica al feminismo (que luego es como más lo veo citado y creo que tiene mucho más potencial que sólo eso), sirve para analizar donde estamos parados con respecto a nuestras relaciones y el capitalismo y cuales son los fundamentos sociales de la opresión de las mujeres (como bien dice el título, duh). Lo pueden leer en línea en este link.

Las relaciones sexuales y la lucha de clases

Este es uno de mis escritos preferidos de Kollontai, no sé exactamente por qué. Creo que tiene mucho que ver con el hecho de que habla de las relaciones humanas en el marco de la lucha de clases y porque se lo puedo restregar a cualquiera que me diga que el comunismo no habla del amor y que sólo habla de cosas económicas. Es verdad. Las relaciones sexuales y la lucha de clases habla mucho del estado de las relaciones humanas atravesadas por el capital, la manera en que las ha transformado la moral burguesa y el potencial que tienen en una sociedad que no sea individualista.

Pretendemos conquistar la totalidad del alma del ser amado, pero, en cambio, somos incapaces de respetar la fórmula de amor más sencilla: acercarnos al alma de otro dispuestos a guardarle todo género de consideraciones. Esta sencilla fórmula nos será únicamente inculcada por las nuevas relaciones entre los sexos, relaciones que ya han comenzado a manifestarse y que están basadas en dos principios nuevos también: libertad absoluta, por un lado, e igualdad y verdadera solidaridad como entre compañeros, por otro. Sin embargo, por el momento, la humanidad tiene que sufrir todavía el frío de la soledad espiritual, y no le queda más remedio que soñar con una época mejor en la que todas las relaciones humanas se caractericen por sentimientos de solidaridad, que podrán ser posibles a causa de las nuevas condiciones de la existencia.

Una de las razones por las que me gusta mucho todo el texto es precisamente porque se permite soñar con relaciones donde impere la empatía y la solidaridad, donde no haya una doble moral para las mujeres y no sean estas vistas como meros accesorios de los hombres con los que se casan. Como dice Alexandra Kollontai: soñar con una época mejor en la que todas las relaciones humanas se caractericen por sentimientos de solidaridad. Quiero ese futuro. Porque en este momento puedo reconocer lo que ella misma escribe: a pesar de que conocemos múltiples formas de relacionarnos de manera sentimental, que hay nuevas estructuras y que ya no todo se reduce al matrimonio, el capitalismo sigue atravesando nuestras vidas y sigue atravesando la manera en la que nos relacionamos con otros.

Ahí están los pendejos como el de los treinta y siete pesos, que creen que el afecto se compra o que lo que gastan en alguien es una "inversión" que en algún momento reditúa. El capitalismo atraviesa todo eso. Por eso ahora mismo este texto de Kollontai me parece tan vigente todavía. Me ayuda a preguntarme cómo construimos nuestras relaciones y en qué contexto estas serán verdaderamente libres. Lo pueden leer en línea en este link.

El comunismo y la familia

Este texto tiene dos particularidades: por un lado, es uno de los que más he citado de Alexandra Kollontai cuando escribo cosas más académicas sobre la mujer porque en él se aborda la doble o triple carga de manera sencilla y cómo la mujer vive oprimida por el capitalismo; por el otro, creo que es uno de los textos que en algunas cosas más han resentido el paso del tiempo y no soy muy partidaria de las soluciones que propone. Tomando en cuenta que para el comunismo el fin es el que desaparezca el Estado, creo que Alexandra Kollontai se estaba apoyando demasiado en él para proponer cómo aliviar la vida de las mujeres. Pero bueno, por partes, en este texto se habla más o menos de cómo se proyectaba que la vida comunista impactara la vida de la familia y de las mujeres (en cuestiones como trabajo doméstico, maternidad, crianza y matrimonio, por ejemplo). Creo que de repente se fue muy al futuro y que no es un texto que hoy en día aplique completamente pero que no está de más conocer.

Un apunte es que leerlo y después leer La Mitad del Cielo, que habla de la experiencia de las mujeres chinas y que directamente critica varios planteamientos que hizo Kollontai con evidencias me parece algo muy interesante. En La Mitad del Cielo se habla de la colectivización del trabajo doméstico y de la crianza de los hijos como una manera de aliviar la carga de las mujeres y ponerla en la comunidad (o sea, hacer las cosas en colectivo y no individual), aquí Kollontai plantea usar al Estado para estas mismas tareas (lo cual no me encanta, porque, bueno, el punto es que el Estado desaparezca). 

En fin, no tengo más apuntes sobre este texto, pero lo pueden leer en línea en este link.

La prostitución y cómo combatirla

Finalmente, el último texto es uno que considero base para el movimiento abolicionista de la prostitución. Lo recomendé ya en mi lista de lecturas sobre Sexualidad y Capitalismo que hice hace poco. Alexandra Kollontai ahonda en el origen de la prostitución dentro del capitalismo y en los factores (sobre todo económicos) que empujan a las mujeres hacia ella. También ahonda en cómo acabar con ella, que es finalmente el propósito de un movimiento abolicionista. Hace hincapié especial en que no se trata de crear soluciones punitivistas (que existen en muchos casos y sólo contribuyen a la marginación de las prostitutas y todavía más a su precarización), sino a crear condiciones sociales que eviten que las mujeres caigan en la prostitución. 

Lo considero un texto introductorio a tema del abolicionismo, básico, bastante explicativo. La única crítica que le haría es que el lenguaje es producto de su época, pero fuera de eso, creo que es perfecto. Además, también es bastante bueno para acercarse a Alexandra Kollontai por primera vez, suele ser otra de mis recomendación de cajón. 

El comercio con los cuerpos de mujeres se desarrolla muy a la luz, lo cual no debe sorprendernos si consideramos que toda la vida burguesa está basada en la compra y la venta. Hay un elemento innegable de consideraciones materiales y económicas incluso en el más legal de los matrimonios. La prostitución es la única salida para la mujer que no puede mantenerse permanentemente. La prostitución bajo el capitalismo les da la oportunidad a los hombres de tener relaciones sexuales sin tener que asumir la responsabilidad de mantener a las mujeres hasta la tumba.

Lo pueden leer en línea en este link.


Muchas gracias por leer mis apuntes, si tienen cualquier comentario lo pueden dejar aquí abajo. Recuerden que todos estos textos los pueden consultar en línea gracias a Marxist Internet Archive.

jueves, 30 de mayo de 2019

The Killing Joke, Alan Moore & Brian Bolland | Reseña

Sinopsis:  El legendario escritor Alan Moore redefinió la figura del superhéroe con Watchmen y V de Vendetta. En Batman: La broma asesina, aborda los orígenes del mejor supervillano del cómic, el Joker... y con ello cambia el mundo del Hombre Murciélago para siempre. Impresionantemente ilustrada, esta edición de lujo de Batman: La broma asesina goza de un deslumbrante nuevo coloreado del propio dibujante, Brian Bolland, que es fiel a la versión original que él tenía en mente para este clásico moderno de la historieta.

Pues mi reviú en Goodreads dice que leyendo esta historia no es difícil adivinar por qué The Killing Joke le mama a los vatos promedio. Yo, por otro lado, tengo una colección de opiniones. Encontradas, claro, porque finalmente es una historia bien escrita en lo técnico, con un arte muy chido, pero que aún así, no acaba de ser mi favorita. Eso porque me encanta verle 50 pies al gato, todos lo sabemos. (Y que bueno, porque por eso me leen). Voy a dividir todo este asunto por temas, porque así me es más fácil explicarme..., empezando, primero que nada, por el trato que se le da a las mujeres en el libro. Porque, oh, sí, todas mis quejas, como siempre, nacen de allí.

El sufrimiento de las mujeres en favor del character development de los hombres: las mujeres en los refrigeradores


Es un tema del que ya he hablado mucho en muchas reseñas. Lo toqué con un poco de calma en la reseña de After (libro que ya sabemos que además de ser una pena de redacción también es una colección de ideas misóginas). En esa reseña menciono algo que desarrollo Maggie Stiefvater en un post que hizo que se llama, literalmente, This is a post about literary rape y que habla de la representación del abuso sexual en la literatura como nada más que un recurso para crear shock o para desarrollar la trama de un hombre o simplemente porque creyeron que era la única manera de darle un trauma a una mujer (y, disculpen, el trauma no es un prop para las tramas, a estas tramas hay que saber llevarlas y contarlas). En fin, pueden leer el post entero, pero yo quiero destacar el mismo fragmento de toda la vida:
I’m talking about novels where the rape scene could just as easily be any other sort of violent scene and it only becomes about sex because there’s a woman involved. If the genders were swapped, a rape scene wouldn’t have happened. The author would’ve come up with a different sort of scenario/ backstory/ defining moment for a male character. Really, this sort of rape is such a medieval, classical way to tell a story.
Traducción (hecha por mí): Estoy hablando de novelas donde la violación puede ser cualquier otra clase de violencia y sólo se convierte en algo acerca de sexo porque hay una mujer envuelta. Si los géneros estuvieran cambiados, la violación no habría ocurrido. El autor podría haber creado un escenario/backstory/clímax diferente para un personaje masculino. Realmente, esta clase de violación es una manera demasiado medieval de contar una historia.
 ¿Ya saben de qué estoy hablando? Oh, sí, seguro que lo saben si es que tienen idea de lo que pasa en este cómic: de Barbara Gordon. El personaje se había retirado de su papel de Batgirl en la época de The Killing Joke y aquí sus apariciones son esporádicas. Como si no importara ella, sino lo que le pasa y el efecto que eso tiene en los hombres alrededor. El Joker le dispara en la columna, la deja paralítica y no queda claro si abusa de alguna manera de ella (aunque sí la desnuda y le toma fotografías, por lo que la mayoría de la gente parece inclinarse al hecho de que sí hubo alguna clase de abuso; de todos modos, el tema sigue siendo pregunta de hoy y aunque al parecer Moore dijo que no pasó, sí me parece que al menos una clase de abuso/acoso hubo ahí desde el momento en el que Barbara es encontrada sin ropa). Después de eso hace una aparición en una escena en el hospital, con Batman, donde queda claro que se ha quedado paralítica y finalmente, las únicas imágenes que salen de ella son imágenes el Joker le muestra a Jim Gordon para intentar que se vuelva loco. O sea, al final, Barbara es reducida a una especie de shock. Lo que ocurre con ella (el recibir un balazo, quedar paralítica, posiblemente haber sido abusada) no es más que finalmente un recurso para hacer que su padre se vuelva loco. Pareciera que lo que importa no es ella, sino lo que importa es si Jim se vuelve o no se vuelve loco con esas imágenes


Bueno, mis quejas no son nuevas, no crean que descubrí el hilo negro. Gail Simone hace ya unos añitos habló de la manera en la que las mujeres eran tratadas en los comics: abusadas, perdían sus poderes, eran torturadas, todo esto con el propósito de hacer que un hombre protagonista tenga una razón para buscar venganza o que se busque cierta reacción de un personaje... que es un hombre. A este fenómeno lo llamó "Women in refrigerators". El nombre nació de una escena de un cómic donde Green Lantern Kyle Raynor regresa a casa y encontra a su novia, Alexandra DeWitt, asesinada en el refrigerador (por el villano Major Force). O sea, muchos personajes femeninos, en el caso de The Killing Joke, Barbara Gordon específicamente, acaban siendo mujeres en los refrigeradores. Sus tragedias importan porque hacen que un héroe busque venganza o que el villano intente desestabilizar a un héroe. No importan por sí mismas. Por cierto, pueden consultar la web original de Women in Refrigerators creada por Gail Simone.

(De todos modos, el personaje de Barbara Gordon en otras historias, con otros guiones y otros escritores, demostró que no era sólo el trauma que le había ocurrido y se convirtió en el oráculo, pero bueno, nada de eso fue gracias a The Killing Joke ni a Alan Moore ni a Brian Bolland, así que es historia para otra ocasión). 


En fin, sin embargo, creo que el caso de Barbara Gordon tampoco es el único. En la historia de origen que eligieron darle al Joker en el comic, hay una mujer que muere. Se muere y no importa. El chiste es darle un mal día al Joker, no que la mujer muera. El chiste es demostrar que un mal día es todo lo que necesita Un Hombre para volverse loco. No importa la mujer muerta, podría ser cualquier cosa, cualquier otra tragedia, el chiste es un mal día, no la mujer. Me desespera este fenómeno en los cómics. Ya lo mencioné hablando de Watchmen: les juro que por más que me guste una historia, no tengo interés de leer sobre violencia contra las mujeres si sólo va a ser shock value y sólo va a ser el recurso para que un hombre haga algo o le pase algo. Esa narrativa me da pereza. Si vamos a hablar de estos temas, hay que hablar de las consecuencias para las mujeres, demostrar que su personalidad no es sólo la violencia que le ocurrió a sus cuerpos, que sus personajes son más que eso. Pero no, en vez de eso, tenemos mujeres en refrigeradores.

The Killing Joke está muy mitificado


Entiendo el mito. Lo leí, lo cerré y dije: "ok, por esto le mama a la gente". Está bien escrito. Tiene una premisa más o menos interesante ("lo único que nos separa de la locura es un mal día"). Sin embargo, creo que es una historia que de todos modos se queda corta (sobre todo por el hecho de las mujeres en los refrigeradores que ya mencioné arriba) y donde, me parece, Batman no tiene tanta oportunidad de brillar fuera de la conversación que tiene al principio con el Joker y la que se desarrolla al final. No sé, esa es más o menos mi percepción. El Joker brilla mucho más y es más el impacto que tienen sus acciones (especialmente el sufrimiento de los Gordon, tanto de Jim como de Barbara). Sí hay varios momentos icónicos y si es interesante leer su origen porque finalmente es el building up para el punto que está intentando probar: sólo basta un mal día para que un hombre se vuelva loco.


Sin embargo, toda la historia me sigue llevando al mismo punto: el Joker y Batman acaban frente a frente y de repente siento que sólo están ahí, listos para matarse el uno al otro, por el sufrimiento de otros, por las mujeres en el refrigerador. No sé, hubiera querido que los detonantes fueran otros para disfrutar la historia de otra manera, que los Gordon tuvieran más agencia y no fueran sólo las víctimas que condujeran a Batman y al Joker a un enfrentamiento. Es algo complicado de manejar, pero creo que a estas alturas de la vida puedo pedirlo: no quiero mujeres en los refrigeradores ni víctimas que sólo existan por shock value y luego sean olvidadas.


Dentro de los puntos buenos, creo que también agregaría el arte de la historia, Bolland hace bien su trabajo y pues no me queda más que reconocerle ese asunto y reconozco que el guión tiene varios puntos muy interesantes. Lástima mis quejas, porque les juro que hubiera disfrutado más la historia si fuera de otra manera. Y bueno, ya sé que mi rant no es popular, pero es que estoy muy harta últimamente de esta clase de historias: ya pinches chole con ellas, escriban de nuevas dinámicas. De todos modos, yo ni quería ser popular.

Nos vemos en la siguiente reseña (que, creo, ya no va a ser un rant, aunque ya se sabe que yo los rants los tengo siempre en la punta de la lengua: no me gusta ser popular).

viernes, 24 de mayo de 2019

Algunos libros feministas que he leído

¡Hola! Ya volví con las entradas de compilaciones de varias lecturas. A veces, cuando las reseñas no son muy largas, se me hace mucho más fácil juntarlas para que ustedes tengan más reseñas por menos. Además, les voy a contar un secreto: me encanta lo larga que es mi entrada de reseñas y a veces, me gustaría que lo fuera todavía más. Como este año cumplo diez años con el blog (en octubre), me llena de orgullo ver el trabajo de diez años condensando en esa entrada. Compartir las lecturas ha sido una de las mejores cosas que me ha pasado en internet. Y sí, leo muchas cosas muy diferentes, leo de muchos géneros, leo de muchas partes del mundo, leo un montón de cosas. Por eso de repente me gusta compilar las lecturas en una entrada porque mi ritmo de reseñista no puede con mi ritmo de lectora


En fin, y entre tanta cosa que leo, leo libros feministas. Y sí, ya sé que soy más marxista que nada y que un día en Halloween voy a aparecer vestida como el fantasma del comunismo que recorre Europa, pero de todos modos leo libros feministas. Es la costumbre. Quiero ver que se escribe, quiero ver qué me puede servir para hacer entradas sobre autoformación y recomendar lecturas. Así que aquí les traigo tres con sus puntos fuertes y sus puntos débiles.

¿Quién le hacía la cena a Adam Smith?, Katrine Marçal


Sinopsis: Adam Smith, el padre de la economía moderna, escribió que no era por la benevolencia del carnicero y el panadero que podíamos cenar cada noche, sino porque se preocupaban por su propio bienestar; así, el ánimo de lucro hacía girar el mundo y nació el Homo economicus. Cínico y egoísta, el Homo economicus ha dominado nuestra concepción del mundo desde entonces y su influencia se ha extendido desde el mercado a cómo compramos, trabajamos y flirteamos. Sin embargo, Adam Smith cenaba cada noche gracias a que su madre le preparaba la cena, y no lo hacía por egoísmo, sino por amor. Hoy, la economía se centra en el interés propio y excluye cualquier otra motivación. Ignora el trabajo no pagado de criar, cuidar, limpiar y cocinar. E insiste en que si a las mujeres se les paga menos, es porque su trabajo vale menos ¿por qué si no? La economía nos ha contado una historia sobre cómo funciona el mundo y nos la hemos creído hasta el final. Pero ha llegado el momento de cambiar esa historia.

Creo que este libro funciona muy bien para empezar a entender lo mal que funciona la economía dentro del capitalismo y lo invisibles que a veces son las mujeres en ella. Para quien sabe de economía quizá pueda parecer redundante (creo, a mí me cuesta entender de economía). Creo que su mayor valor son sus explicaciones claras sobre el modelo de la economía actual (el capitalismo) y el papel de la mujer en él. Explica las bases de lo que planteó Adam Smith hace muchos años y en esas explicaciones es obvio porque mi bebé Marx tenía razón porque nos estamos yendo al precipicio. Me pareció una lectura muy promedio que sin embargo de repente sí habla sobre lo invisibles que son las mujeres en la economía. Por ejemplo: 
La niña de once años que todas las mañanas recorre quince kilómetros en busca de leña para su familia desempeña un papel enorme en el desarrollo económico de su país. A pesar de ellos, su trabajo no es reconocido. La chica es invisible en las estadísticas económicas. En la magnitud del PIB, por la cual medimos la actividad económica de un país, ella no cuenta. Su actividad no se considera importante para la economía o para el crecimiento económico. Parir niños, criarlos, cultivar el huerto, hacerles la comida a los hermanos, ordeñar la vaca de la familia, coserles la ropa o cuidar de Adam Smith para que él pudiera escribir “La riqueza de las naciones”; nada de esto se considera “trabajo productivo” en los modelos económicos estándar. Fuera del alcance de la mano invisible se encuentra el sexo invisible.

Me gustaría que hubiera hablado un poco más de la precarización de aquellos trabajos que son vistos como femeninos (aka la división sexual del trabajo) y que reconociera a quienes sí han hablado de mujeres y economía (un vistazo a El origen de la propiedad privada, la familia y el Estado de Engels hubiera estado muy padre porque justamente Engels ahondaba en cómo la mujer, para el capitalismo, era un ser improductivo mientras estaba confinada a lo doméstico) y ya. Las partes que valen la pena del libro son precisamente las que dejan ver lo surreal que es el capitalismo, pero lo que propone la autora ya no me gusta tanto. Siento que se queda en el reformismo y no plantea nada realmente revolucionario. Cambiar el sistema no sirve de nada si el mismo sistema está basado en la explotación del hombre por el hombre (hombre as in la raza humana, porque el lenguaje no es precisamente versátil).

Por otro lado, tantos años y sigo sin entender por qué el tema del techo de cristal es tan relevante. En todos lados, cuando se habla de feminismo y economía, se habla de cómo las mujeres son la minoría en los puestos de poder y hay menos SEO mujeres que hombres. Para mí la lucha para romper el techo de cristal nunca ha sido algo que sea prioritario en mi vida porque pues... ¿para qué? ¿Para hacer la explotación más equitativa? La cosa es que los hombres y las mujeres que están hoy en esos puestos no velan por los intereses de ninguna clase trabajadora, sino por los de la suya. En fin, este es un comentario al aire, porque claro, en algún punto el libro trata el tema del techo de cristal y a mí pues eso no me va ni me viene a estas alturas de la vida.

Bueno, como conclusión: creo que para entender cómo funciona la economía no está nada mal pero que en sus propuestas es muy "¡vamos a reformar el capitalismo!" y para qué querríamos reformar un sistema que no funciona en vez de dinamitarlo... yo sólo digo. Si quieren hacer una lectura crítica, por supuesto que recomendado.

Tsunami, Varias Autoras


Sinopsis: Si antes se unificaban los pensamientos de las mujeres feministas en las llamadas olas (primera, segunda, tercera, etc.), aquí hay mujeres de varias generaciones, formas de pensar, ocupaciones y, no obstante, el sentimiento es que, en estos tiempos, nuestras voces se suman en crescendo hasta que ola tras ola más bien se crea un verdadero tsunami. A la vez, cada voz en esta antología explora distintas facetas del ser mujer (y todo lo que esto puede significar corporal, material e ideológicamente) de forma singular. A través de estos textos esa palabra cambia, se busca pensar nuestra representación —o la falta de ella—, las definiciones y etiquetas que nos son impuestas, se trazan la violencia histórica y cultural, pero también delineamos nuestras resistencias. En un momento donde la visibilización se ha vuelto una obsesión, se busca hablar incluso de que a veces el no ser vista puede ser la mejor forma de ser libre. En un momento histórico de denuncia de violencias (con iniciativas o movimientos como #MiPrimerAcoso #MeToo y #TimesUp) también se busca pensar cómo no hacer que estos momentos se puedan a su vez volver esencialistas. Y, siempre en medio, la palabra como herramienta política. Sus riesgos. La palabra, volvemos siempre a la palabra.

Este es un libro con una compilación de ensayos bastante diversa que hablan de que la cuarta ola feminista no va a ser una ola sino un tsunami (de allí el título). Tengo opiniones encontradas acerca del libro como un todo porque siento que todos los trabajos varían en calidad. Por ejemplo, entre los más notables se encuentra Mientras las niñas duermen de Daniela Rea que es un diario precioso sobre la maternidad y que nos obliga a pensar sobre cómo vemos la maternidad y cómo es la maternidad en lo privado y en lo público. Ese texto se merece todas las estrellas del mundo, se los juro. Me llegó al corazón y fue lo mejor del libro con creces.
En la mitad de la pantalla escribo sobre una mujer que fue torturada y violada por militares, en la otra mitad tú ves caricaturas. A veces, más que hija, eres mi compañera.

Daniela Rea
 Por otro lado, también el texto de Yásnaya A. Gil también resulta muy interesante, en el que habla sobre las lenguas, los requisitos del estado (este y otros) para que alguien sea reconocido como índigena, del racismo y, en medio de esto, del feminismo y lo que representa. El texto de Sara Uribe me pareció que tenía mucho potencial aunque creo que las conclusiones fueron muy abruptas, pero ese es sólo un sentir, luego yo también hago esas cosas, qué puedo decirles. No soy fan de la propuesta de Verónica Gerber, aunque entiendo de dónde parte. En digital la verdad es que no es algo que se aprecie al 100%, también, lo cual es triste, porque quizá en papel lo hubiera apreciado un poco mejor. Sobre lo no tan bueno, creo que sólo tengo que decir que el texto de Margo Glantz no tiene ni pies ni cabeza y está pensando desde una perspectiva muy privilegiada en el sentido económico. En fin, les recomiendo que lean el libro si van a hacer lectura crítica y porque trae Mientras las niñas duermen de Daniela Rea, que lo vale completamente. Les digo, millones de estrellas a ese texto.

Por o demás creo que faltó cohesión entre todo, pero es interesante ver desde qué miradas tan diferentes se plantea un tsunami feminista. Y para acabar los dejo con otro fragmento: 
No nací madre. Tampoco me hice madre cuando naciste. Me he ido haciendo poco a poco, cuando me despierto por las noches a que me exprimas el pecho, la sangre, la energía. Cuando lloro porque tú lloras. Cuando me voy de la habitación y te dejo llorar porque no sé cómo calmarte. Y también en madrugadas como esta en que logré dormirte en mis brazos y yo aún sigo viva.
Este libro lo leí en bookmate y lo pueden leer en este link. Si no tienen bookmate y quieren probarlo, pueden obtener un mes gratis usando el código NEAPOULAIN en el siguiente link. La suscripción está bien barata últimamente para que puedan tener acceso a todo su catálogo, recomiendo ampliamente probar, sobre todo si leen mucho ¡y no les alcanza para los libros!

Rabia somos todas, Soraya Chemaly


Sinopsis: Desde niñas aprendemos que debemos contener la ira y no dejarla salir, aunque lastre nuestro cuerpo y nuestra mente de maneras insospechadas. Y sin embargo, tenemos una multitud de razones legítimas para sentirnos enojadas: desde los actos de misoginia más crudos y violentos, hasta el sutil goteo del sexismo cotidiano que fortalece las normas de género más insidiosas de nuestras sociedades.
En Rabia somos todas, Soraya Chemaly sostiene que nuestro enojo no sólo está justificado, sino que es parte fundamental de la solución: cuando somos conscientes de él, se convierte en un instrumento vital, un radar para señalar la injusticia y un catalizador para el cambio.
Construido con las mejores herramientas del periodismo de investigación, el testimonio personal y el manifiesto feminista, Rabia somos todas es un libro indispensable que da voz a las causas, expresiones y posibilidades de la ira femenina.

Este libro lo envió Oceáno a mis manos por ser parte de Libros b4 Tipos. De todos modos, esta reseña pequeñita es muy honesta y los anima a leer de manera crítica siempre.

Creo que el mayor problema de este libro es que no sabe qué clase de libro quiere ser: ¿un análisis de la ira femenina y de cómo, al socializar, nos enseñan que las "buenas" mujeres no se enojan?, ¿una lista de las cosas que hacen que las mujeres están furiosas con mucha razón?, ¿un libro de autoayuda sobre cómo usar tu enojo para cambiar el mundo? Ok, ese es sólo el último capítulo y esta es la única vez que lo voy a mencionar: me parece una conclusión del libro que se centra en lo individual y no en lo colectivo y olvida que sí, las grandes revoluciones que han triunfado (véase, Rusia), lo hicieron porque la población estaba enfurecida pero no sólo eso, también estaba organizada. Para hablar de la liberación de las mujeres, hay que centrarse en el trabajo colectivo para que, colectivamente, se mejore la vida de todas las mujeres. Por lo demás, voy a hacer como que este capítulo no existió y yo salé del 9 a las conclusiones.


Muy bien, ahora, hablando del libro: entiendo el punto, entiendo el propósito de muchos de los capítulos y entiendo los temas de los que habla porque son temas de los que se habla en internet y muchas son cosas que muchas mujeres viven. Sin embargo, en su mayoría son cosas que están hasta el frente de la agenda de los Estados Unidos, pero no de la agenda en México. Aquí al frente tenemos 9 feminicidios diarios. Por supuesto que hablo de toda la discriminación, pero tengo prioridades, como que no maten a las mujeres. Por otro lado, en la mayor parte de los Estados Unidos, el aborto es legal (mayor parte, porque se siguen haciendo contrareformas terroríficas en el sur) mientras que en México, la mayoría de las mujeres aborta de manera clandestina porque el único lugar donde es completamente legal es en la capital. Soraya Chemaly y yo no compartimos entorno y tampoco manera de verlos; entonces, lo que ella lleva a lo general, para mí no es lo que está ocurriendo en México. Eso me pasa desde hace mucho cuando leo teoría feminista, sobre todo con las gringas. Por ejemplo, leo a Andrea Dworkin y, aunque disiento en muchas cosas con ella, hay cosas de su análisis que me gustan para hablar del abolicionismo del porno y que funcionan incluso en el tercer mundo porque su análisis no está anclado hasta el fondo en los Estados Unidos (aunque hay partes que sí, sobre todo parte de su trabajo con McKinnon). Pero bueno, otro ejemplo que me gusta mucha: Kollontai. Yo leo a Kollontai y siento que sigue teniendo validez y que muchas cosas que escribió (no todas, luego las proyecciones al futuro le fallaban) aun pueden aplicarse si, al momento de hacerlo, se toman en cuenta las circustancias particulares de estar en México casi 100 años después.

Con Soraya Chemaly no me ocurre: su análisis está muy unido a la identidad gringa. Además, ¿recuerdan lo que les conté del techo de cristal al principio de la entrada? También pasa aquí. El párrafo puede volver a hacer aplicable. Otra cosa criticable es que usa el oximorón de pornografía ética... ¡¿cómo va a ser ético algo que está basado en la explotación sexual?! ¡¿Cómo podemos llamarle ética a cualquier clase de explotación?! En fin, ¿lo recomiendo? Pues... si les interesa. O sea, siento que no es un libro que sea prioridad en un contexto como en el que vivimos, México, tercer mundo, sur global, pero que puede ser interesante si se lee de manera crítica.