Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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sábado, 18 de mayo de 2019

Crítica de Machismo, 8 pasos para quitártelo de encima

Sinopsis: «Lo que intenta esta guía es acabar con nuestro machismo. Matarlo. Y teniendo siempre presente que es un bicho que nunca muere del todo, que es como el monstruo de las pelis malas que, cuando piensas que ya está muerto y bien muerto, se revuelve y te pega el susto.
Como en cualquier muerte, también en la de tu propio machismo, se pasa inevitablemente por unas fases de duelo: al fin y al cabo es un trozo de ti que se va para no volver. Porque si una cosa es cierta es que, cuando eres consciente de que el machismo está dentro de ti y también a tu alrededor, ya no hay vuelta atrás. No querrás volver al principio ni volver a ponerte la venda que te ahorraba todos los sofocones que te vas a pillar de ahora en adelante.»
Se han escrito miles de libros para ayudar a superar problemas de todo tipo. Se escriben libros de autoayuda a un ritmo vertiginoso, y siempre sobre actitudes o creencias que son perjudiciales solo para uno mismo. Siempre centrados en el yo, yo y requeteyó.
Pero ¿qué hay de aquellos comportamientos propios que también joden a la sociedad en su conjunto? No hay libros de esos. Eso sí, a este libro, más que un libro de autoayuda podríamos llamarlo «libro de autoputeo», porque no harás más que revisar y perder tus privilegios por el camino, si bien estarás contribuyendo a una sociedad más justa. Para eso nace esta obra, para ayudarte a superar tu lado machista, que, más que ser malo para ti, lo es para tu entorno.
Un libro que ayudará a la reinserción de los machistas en la sociedad que queremos para el siglo xxi, cargado de la ironía y el humor necesarios para poder descodificar nuestro sistema de roles y creencias impuestas. Porque no habrá cambio social sin chistes ni sin una seria conciencia.

Lo que deberían hacer con las sinopsis demasiado largas
Primerísimo que nada, déjenme decirles que esa sinopsis es demasiado larga para lo que es este libro. Demasiado. Apliquen la Marie Kondo y dejen sólo la información relevante. Segundo, no me gustó en lo más absoluto. tengo varias críticas que hacerle, tanto a nivel teórico como a nivel de estilo y de presentación. Voy a enumerar los puntos porque son tantos que así me es más fácil llevar el control de la entrada. Así que, como dijo Jack el Destripador, vamos por partes:

1. Como ensayos, son caóticos. Me quedó claro que Barbijaputa quizá no es una buena ensayista, pero lo que me quedó todavía más claro es que quien hizo el trabajo de edición hizo mal trabajo de edición. No hay datos duros, no hay citas claras donde debe haber citas claras y, no sólo eso, no quedan claros los argumentos ni las conclusiones. Las premisas de cada capítulo están ahí. ¿Y? Como ensayos, están mal estructurados, los saltos son malos y me pareció que estuviera leyendo un hilo de tuiter que salta de un lado a otro sin tener en cuenta a dónde va. Quizá en tuiter hubiera hecho mejor trabajo que en un libro, donde es obvio que la edición es poca.

2. Las falacias vuelan all over the place. Esto me enoja porque si bien el libro dice muchas verdades o habla de muchas cosas que sí pasan, las falacias son argumentos mal construidos que pueden deshacerse en un segundo, sean verdades o sean mentiras. No me sirve de nada si los cimientos de todos tus argumentos son de paja, son cosas que se pueden rebatir, deshacer y que no llevan a ninguna parte. Lamentablemente, sigue abonando a mi teoría de que la autora lo escribió como si escribiera en su propio tuiter (que sólo hay que revisar por encima para darse cuenta de que el estilo es el mismo) y de que lo que podría haber salvado el estilo y todo lo técnico del libro hubiera sido un buen trabajo de edición, de gente que señalara dónde estaban las falacias, ayudara a corregir sus argumentos y en general cimentara más todo el libro.

3. Esto no es una crítica, sólo un pensamiento al aire: no entiendo a quién va dirigido. Sé que el texto dice que a los hombres, pero no me parece que el marketing del libro vaya dirigido a ellos (sabiendo cómo son, sinceramente, yo ni esperaría que lo agarraran). Para las mujeres, sinceramente no creo que llegue a mujeres que no se interesan demasiado en la liberación de la mujer (precisamente porque el marketing es más o menos agresivo y en esos entornos hay que saber moverse) y a las que ya se interesan, pues me parece nada más reafirmar cosas que ya sabemos y que son superficiales (en ese caso, estaría bien profundizar). En fin, algo para pensar sobre el libro.

Imágenes reales de mí leyendo el libro
4. Ahora, sobre el asunto ya de la *teoría*: NO ES MÁS INTERCLASISTA PORQUE NO SE PUEDE. En general, la mayor parte de la teoría feminista es interclasista. Las protofeministas escribían desde su entorno, en el que podían estudiar, sabían leer y escribir y tenían muchas menos limitaciones que las obreras. Las primeras feministas también tenían ese problema, especialmente las de clases sociales más privilegiadas. Por ejemplo, Betty Friedan en La mística de la feminidad habla de un problema que sólo afecta a las mujeres de la clase media y para arriba, porque como bell hooks remarca en El feminismo es para todo el mundo: mientras que esas eran las mujeres que no trabajaban y sufrían del "problema sin nombre", la mayoría de las mujeres de la clase trabajadora llevaban años y décadas en el mercado laboral sufriendo la explotación de los patrones. Entonces, mucha teoría generaliza sobre los problemas de las mujeres y lo hace desde los ojos de alguien en estratos más privilegias (aka la burguesía o la pequeñoburguesía), entonces, no se habla de los problemas de la mayoría. Es algo que pasa constantemente con este libro: no hay un análisis de clase, sólo hay un par de frases superficiales. Y la clase es un eje más que principal en la opresión de las mujeres. Ya lo dijo Cecilia Toledo: el género nos une y la clase nos divide.

5. Su visión sobre la pornografía: habla de la explotación sexual y por un momento me dio la impresión de que era abolicionista. Me queda claro que, al menos, parece serlo de la prostitución y, de hecho, tiene un análisis de clase muy superficial, pero lo tiene (lamentablemente creo que se queda corto, lo cual me parece obvio cuando habla de pornografía). Sin embargo, al hablar de la pornografía y preguntarse que si puede cambiar, la respuesta es la siguiente:
En mi opinión, sí que se puede cambiar. Si el feminismo entrara en tromba en la industria pornográfica, sin escenas con relaciones de poder, sin imágenes de mujeres siendo humilladas sistemáticamente, no solo aumentaría el número de mujeres que ven porno (una de las mayores web de porno ha realizado un estudio sobre qué ven las mujeres de todo el planeta: más de la mitad eligen el porno lésbico, allí donde no hay hombres, ni escenas como las descritas, curiosamente), sino que dejaría, antes o después, a la actual pornografía a la altura de las películas de Pajares y Esteso. Rancias, obsoletas, irreproducibles. Pero, claro, para que el feminismo entrara en tromba en el porno, ese porno debería generar dinero, y a día de hoy, lo único que genera el feminismo son comentarios violentos y agresivos en los artículos feministas, luego es la pescadilla que se muerde la cola.
El feminismo no necesita entrar en la industria pornográfica. ¿Por qué querría un movimiento que habla de la liberación de las mujeres, entrar un una industria que se basa en la explotación de un montón de personas, siendo estas en su mayoría mujeres? No me entra en la cabeza porque para mí está claro que la sexualidad no debe ser un objeto de consumo y que nuestros cuerpos no son un producto ni deberían serlo, por más que el capitalismo se esmere en decir que sí. Sobre el tema recomendé muchísimas lecturas en una compilación llamada Sexualidad y capitalismo.


6. Habla del techo de cristal y de la cantidad de mujeres que es directora de cosas y empresas o, como yo le digo: la explotación feminista e incluyente. A ver, como commie, no me interesan las mujeres en los puestos de poder en el capitalismo. Me vale madres que una mujer sea jefa de Estado si resulta que sale como Tathcher aka Satán y promueve medidas que afectan a la clase obrera, entre esta, las mujeres (durante su gobierno, afectó a los mineros y por ende, a las mujeres, a las madres trabajadoras y básicamente a todo el mundo que no fuera burgués).  El libro trae la siguiente cita:
No hay razón alguna para que en cualquier ámbito, desde una cúpula directiva o Gobierno hasta la plantilla de una empresa, no haya igual número de mujeres que de hombres.
Efectivamente, tiene razón. Si pensamos sólo en el género, no hay ninguna razón para que eso no pase. Sin embargo, una de mis prioridades no es luchar por ello dentro del capitalismo, sino revolucionar todo el sistema. Lo vemos con la paridad en México: que existan cámaras de diputados o senadores dónde la paridad entre los géneros es la norma no evita que aun así se afecte a las mujeres desde el gobierno. Se rechazan las leyes sobre el aborto, el sistema le da la espalda a las madres de los desaparecidos, a las víctimas de maltrato, a las víctimas de abuso sexual, a las víctimas de feminicidio. Las mujeres en las cúpulas velan por los intereses de su clase y, créanme, no son los intereses de las mujeres que están abajo. Por eso no se me hace prioritario romper el techo de cristal, sino derrumbar todo el sistema de clases. 

7. Hay un punto donde dice que para la liberación de la mujer sólo hay y ha habido un camino y que este es la lucha feminista. LIES. Todas las mujeres comunistas han luchado por la emancipación de la mujer. Sólo en el blog he hablado de Alexandra Kollontai y de las mujeres chinas en La Mitad del Cielo. Este punto no es porque quiera desestimar al feminismo, es porque quiero dejar claro que sí ha habido otras luchas y que deben ser tomadas en cuenta si se van a hacer generalizaciones cómo esa. Aunque hay un punto donde dice que el machismo no entiende de ideologías porque todas han estado lideradas por hombres, así que no me extraña que se haga caso omiso de las comunistas. Ese argumento es una falacia porque el problema no es quien lidere las ideologías (Marx, Lenin, Engels, todos ellos escribieron sobre la emancipación de la mujer; Kollontai, Zetkin, Luxemburgo, todas ellas fueron mujeres muy notables que fueron líderes dentro del movimiento comunista, a las que, muy a menudo, como en ese argumento, se ignora), sino que todos vivimos en una sociedad de clases y el machismo es parte de ella, por lo cual existen sesgos que cambiar y cosas que corregir dentro de un montón de luchas. No hay que reformar a la sociedad de clases: hay que destruirla.
Yo a los ricos
8. Creo que le entra mucho a la retórica de los privilegios. Para mí el único privilegio claro es el material: el que saca la clase burguesa de explotar a la clase obrera y hace a los ricos seguir haciéndose ricos. Todo lo demás es vivir menos peor que el vecino y no considero que eso sea un privilegio, sino simplemente, que vives la opresión de otra manera y que quizá está no es tan de la verga... O que tienes derechos básicos que debería tener todo el mundo y les llaman privilegios. Pero eso no me molesta tanto, creo que es una trampa muy común cuando se habla de interseccionalidad porque la interseccionalidad no va de cuántos privilegios tienes, sino en qué manera, debido a tu entorno y a tus circunstancias, vives la opresión y la explotación.

Como conclusión, creo que es un libro muy superficial y muy caótico con algunos problemas en sus argumentos. No sé si lo recomendaría para aprender algo, pero sí para hacer una lectura crítica de él. Lo leí en Bookmate, una app que les recomiendo probar. Lo pueden encontrar aquí (si no tienen bookmate, usen el código NEAPOULAIN acá).

jueves, 16 de mayo de 2019

Watchmen y los comics serios™

 
Primera frase: Watchmen es una obra maestra.

Segunda frase: Su legado está lleno de mierda.

Tercera frase: No es su culpa, técnicamente.

Vamos a elaborar sobre esto, que esta entrada es a partes reseña y a partes rant y a partes crítica de muchas cosas. Vamos a empezar con el detonante que me hizo escribirla: un hilo de tuiter. Lo escribió @seth_bingo. La premisa del hilo es "cómo Watchmen arruinó los cómics" y debo decir que estoy de acuerdo en prácticamente todo. Especialmente con al idea de que ahora cada que intentan hacer un comic serio™, se entiende la seriedad como la violencia (for the sake of nothing), se cree que hacer a personajes extremadamente violentos los vuelve complejos (like, ese no era el único punto de Rorschach) y que una historia es oscura si contiene violencia sexual (because of yes). Bueno, yo les dejo el hilo:
Bueno, pero para hablar de todo lo que quiero hablar, primero tengo que hablar de Watchmen. Me extrañaría si no han oído hablar de Watchmen. La novela gráfica de Alan Moore e ilustrada por Dave Gibbons está listada como una de las mejores 100 novelas de todos los tiempos según Time. Ganó el Eisner Award por Best Limited Series, un Hugo y otro montón de premios... Hubo una película de Zack Synder y HBO va a sacar una serie (que creo que pretende llenar el vacío que va a dejar Game of Thrones). Igualmente es entendible si no han oído mucho de Watchmen, así que ese párrafo era sólo para ponerlos en contexto de lo grande que es esto. Pero bueno, ¿de qué se trata?

Sinopsis: In an alternate world where the mere presence of American superheroes changed history, the US won the Vietnam War, Nixon is still president, and the cold war is in full effect. WATCHMEN begins as a murder-mystery, but soon unfolds into a planet-altering conspiracy. As the resolution comes to a head, the unlikely group of reunited heroes - Rorschach, Nite Owl, Silk Spectre, Dr. Manhattan and Ozymandias - have to test the limits of their convictions and ask themselves where the true line is between good and evil.
In the mid-eighties, Alan Moore and Dave Gibbons created WATCHMEN, changing the course of comics' history and essentially remaking how popular culture perceived the genre. Popularly cited as the point where comics came of age, WATCHMEN's sophisticated take on superheroes has been universally acclaimed for its psychological depth and realism. 
(Es la única que pude encontrar entre mil ediciones en goodreads porque resulta que la mitad se dedican a alabar la novela gráfica y no a contar de qué es; si alguien quiere la traducción me dice). 

Bueno, Moore, entre otras cosas, intentó explorar cómo la existencia de los superhéroes afectaría el curso de los Estados Unidos (además de que los superhéroes son algo muy americano y durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría muchos comucs fueron usados con fines patrióticos). Watchmen, entre otras cosas, responde a la pregunta de ¿cómo seria el mundo si existieran los superhéroes? Es un producto totalmente de su tiempo y contexto: entre sus páginas se encuentra la guerra de Vietnam y se puede sentir el ambiente que se vivía durante la Guerra Fría con la amenaza de una guerra nuclear. Obviamente, la historia asume que si los superhéroes hubieran existido, las cosas hubieran sido diferentes para Estados Unidos durante la guerra de Vietnam, por ejemplo (una pena, siempre me ha gustado la idea de que los commies le hayan pateado el trasero a USA). Bueno, todo ese contexto histórico es una de las cosas que hace grande a Watchmen (es un profucto y reflejo de su tiempo). 



Otro punto que hace muy grande a Watchmen son sus personajes. Como personas, los odio a todos. No se salva ni medio. Todos son complicados, tienen brújulas morales muy extrañas y no son, por supuesto, la imagen de un superhéroe que existe en el imaginario popular. Vamos, no son lawful good. El hecho de presentarlos así también hace que Watchmen se meta en el asunto de explorar cómo los héroes no son perfectos moralmente y que, en muchos casos, no son más que humanos intentando hacer lo que creen que está bien (y que puede no ser lo que el resto del mundo considere). De hecho, una de las cosas que me gusta más de Watchmen es un flashback en el que la gente de queja de la existencia de los vigilantes y Nite Owl le pregunta al Comedian de qué exactamente están protegiendo a la gente cuando están disolviendo la manifestación. Me encanta eso, todo el Who Whatch The Watchmen? y me encanta ver cómo se vuelven un instrumento represivo más en el mundo imperialista. (Como dice uno de los fragmentos que vienen al final de cada capítulo: God exists and is American). 


En fin, a nivel de historia, esas son algunas de las cosas que hacen a Watchmen increíble. Además, yéndonos hacia al lado más técnico de los cómics, la manera en la que está contada la historia, la manera en la que se usan los paneles y las ilustraciones de Dave Gibbons, es todo hermoso. Pareciera que no tengo ninguna queja, ¿verdad? Pareciera. Pero sí tengo. Soy una killjoy. Me gusta romper lo popular. Y les juro que casi no pude hacerlo con Watchmen. Hasta que, claro, vi todo el asunto de Sally Sparrow y The Comedian después de las 12 grapas completo. Y me acuerdo que pensé: ¿y esto para qué? No pude contestarme.

Hay un intento de violación en Watchmen. Odio la violencia sexual en la narrativa porque es norma común que se use por shock value, para desarrollar a personajes masculinos que o son los victimarios o testigos (olvidándose por completo de la víctima que casi siempre es mujer) o como manera de desarrollar a un personaje femenino porque le tiene que pasar algo horrible y lo único que se le ocurre a los escritores es ¡violencia sexual! No sé por qué Alan Moore decidió que era buena idea poner algo así en Watchmen, pero le tengo que reconocer que queda con el tono, aunque en mi opinión simplemente es un asunto que casi acaba dando igual al final y, en el momento en el que tien relevancia, podría haber sido cualquier otra cosa. CUALQUIERA. Pero bueno, Watchmen la salva con una buena narrativa, una buena historia, muchos dilemas morales y personajes femeninos interesantes (aunque yo siempre sentí que en todo el asunto había un poco síndrome de pitufina).


¿Qué pasa con su legado? Después de un intento de reseña/crítica a Watchmen, de eso vengo a hablar hoy: de lo que muchos escritores que intentan imitar los mismos dilemas de Watchmen entienden por una historia oscura, adulta o seria™. Casi todos se saltan la parte de los dilemas morales y aterrizan en la ultraviolencia y la violencia sexual gratuita sólo para demostrar que la historia es oscura, que el protagonista también es un hijo de la chingada o que están escribiendo para adultos. Lo que consiguen es una historia aburrida, incómoda por encima de todo y muchas veces, sin sustancia. (O sea, maigos, si van a imitar a Watchmen, mínimo léanla bien).

Yo me centro mucho en la violencia sexual porque siempre me pregunto POR QUÉ. Si lo escribes, ¿por qué? Si no sabes responder, no lo hagas. Si me dices que es porque quieres darle un lado oscuro a tu protagonista, no sólo le diste un lado oscuro, me hiciste desear darle con una silla en la cara repetidas veces (y si ese era el propósito, I guess, bien hecho; si crees que tu protagonista sigue un héroe, replanteate la vida entera). Si me dices que es porque quieres que la víctima pase por un evento traumático porque es necesario para su desarrollo, pregúntate si es sólo violencia sexual si es mujer y que harías si fuera un hombre. Si me dices que es porque el shock value, no lo hagas, shock value is not good storytelling. Si me dices que qué importa, si es sólo ficción, voltea a ver el mundo en el que vivimos: la ficción, es, por fuerza, un reflejo de la sociedad en la que vivimos y en la sociedad en la que vivimos, la cultura de la violación está más viva que nunca, la sexualidad y el cuerpo de las mujeres es una mercancía. ¿Por qué querrías seguir el patrón? Si yo escribo eso en ficción, lo que quiero es hacer denuncia, no shock value a lo pendejo, el trauma no es un prop para tus personajes sólo para hacer una historia más oscura y más adulta. ¿Y saben cuál es el problema de los que intentan imitar a Watchmen? Que se quedaron con el shock value y nada de la historia.


En fin, ya me quedó está entrada muy larga, pero ese es el asunto. Sé que repito un chingo pero aquí queda más claro: a las mujeres no nos gusta leer de violaciones que sólo existen por puro shock value. ¿Quedo claro?

Y bueno, aquí quedó esta entrada sobre Watchmen, violencia sexual en los cómics y qué hace a Watchmen una historia maravillosa. Gracias por leerla si es que llegaron hasta acá.

domingo, 12 de mayo de 2019

Chicas Muertas, Selva Almada | Reseña

Sinopsis: Un relato que combina percepciones y recuerdos personales con la investigación de tres feminicidios que revela, de modo sutil, la ferocidad del machismo y el desamparo de las mujeres pobres. Tres asesinatos entre los cientos que no alcanzan para titulares de periódicos ni convocan a las cámaras de los canales de Buenos Aires. Tres casos que llegan desordenados: los anuncia la radio, los conmemora un diario de un pueblo, alguien los recuerda en una conversación. Tres crímenes ocurridos en el interior del país, mientras Argentina festejaba el regreso de la democracia. Tres muertes sin culpables. Convertidos en obsesión con el paso de los años, estos casos dan lugar a una investigación atípica e infructuosa.

No puedo decir que me muriera por reseñar este libro.

No me gusta hablar de feminicidios, mucho menos viviendo en un país donde es algo que ocurre en promedio, nueve veces por día. De todos modos, quería hablar un poco de él. Se lo dejé a la suerte (las encuestas de tuiter) y después de un par, votaron porque lo reseñara, así que aquí estoy. Voy a hablar de Chicas Muertas. Y de Selva Almada. Y de los feminicidios, porque son el tema central del libro y es un tema que atraviesa a las mujeres, especialmente a las mujeres de clase trabajadora, que son la clase de mujeres que encontraron en los campos algodoneros de Juárez en los noventas, las que aparecen en el río de los remedios en el Estado de México, las que aparecen en campos baldíos, abandonadas. El feminicidio nos atraviesa.


Chicas Muertas es un híbrido entre novela, crónica, ensayo, crónica novelizada o algo así. Es una manera de acercarse a los feminicidios y hablar de ellos. Hay muchas veces que, como ya he dicho en muchas reseñas, la ficción nos permite imaginarnos mundos mejores, otras veces nos permite imaginarnos mundos mucho peores que queremos mejorar porque nunca paramos de soñar con mundos mejores. Pero también muchas veces y con muchos libros publicados en este tiempo dentro de latinoamérica: muestran partes de nuestra realidad. Es algo que abordé en el ensayo que escribí para Infiltradas, sobre cómo las mujeres en latinoamérica muchas veces abordan la realidad que viven las mujeres en el continente desde distintas maneras de narrar y contar historias, incluso desde distintos géneros. Sí, por si no lo sabían, me publicaron en un libro. Si quieren saber más pueden hablarme al tuiter o conseguir el libro en este link de la editorial Palabaristas. Ahora sí, Chicas Muertas.
Yo tenía trece años y esa mañana, la noticia de la chica muerta, me llegó como una revelación. Mi casa, la casa de cualquier adolescente, no era el lugar más seguro en el mundo. Adentro de tu casa podían matarte. El horror podía vivir bajo el mismo techo que vos.
 

Chicas Muertas recupera tres casos de feminicidio, aislados entre ellos (aunque en realidad el feminicidio es simplemente una forma que tiene de manifestarse este sistema en el que vivimos, no es algo aislado como tal) y Selva Almada toma como misión juntar los huesos de las chicas, armarlas, contar su historia y dejarlas correr hacia donde tengan que ir. A veces, detrás de las horribles estadísticas se nos olvida que hay seres humanos. Es algo común. Las estadísticas son sólo números y, para algunos, ver el horror en números es mejor que pensar en las personas que mueren. Para mí es igualmente horrible, porque la estadística, los números y todo lo que tiene que ver con matemáticas son otro lenguaje que construimos para poder explicar lo que sucede a nuestro alrededor. No puedo olvidar que en la estadística de México (9 mujeres muertas cada día en las que el caso es tipificado como feminicidio) hay personas, hay vidas y hay historias. Y en las estadísticas de Argentina y de toda América Latina pasa lo mismo.


Además de contar la historia de tres feminicidios, entre las páginas del libro de Selva Almada, se esconden otro montón de cosas que afectan y atraviesan a las mujeres. Especialmente, a las trabajadoras. Las mujeres que dependen de sus maridos porque viven en un sistema que las condenó a lo doméstico, sin posibilidades de emanciparse. Maridos que las violentan. Historias de violencia sexual, de mujeres que tienen miedo, que temen por sus hijas, que buscan a sus hijas desaparecidas sin descanso. Hay un fragmento en el libro en el que la narradora cuenta cómo le impactó una vez la noticia de que una mujer de su barrio, la esposa del carnicero López, lo hubiera denunciado por violación.
¿Cómo podía ser que el marido la violara? Los violadores siempre eran hombres desconocidos que agarraban a una mujer y se la llevaban a algún descampado o que entraban a su casa forzando una puerta. [...] Nunca nos dijeron que podía violarte tu marido, tu papá, tu hermano, tu primo, un vecino, tu abuelo, tu maestro. Un varón en el que depositaras toda tu confianza.
No les puedo decir que sea una lectura agradable. Es una lectura corta, pero aún así desgarradora porque siempre es desgarrador leer sobre el tema. Es un libro que, además, explora el duelo de las familias, de los amigos y de todos los cercanos, lo que lo hace aún más difícil, complicado y pesado. Habla de las mujeres muertas, poniéndolas al centro, pero también de los que se quedan atrás. De las madres, las hermanas, los hermanos, los padres, los novios, de sus duelos y cómo viven, a veces, el no saber si las desaparecidas están vivas o muertas, como viven el no saber dónde están sus restos, si es que hay restos. Los feminicidios muchas veces son una historia sin terminar. En las novelas policiacas, que los usan a diestra y siniestra para que, durante el curso de la novela un o una detective busquen a un asesino, siempre hay una recompensa, siempre lo atrapan, siempre quedas con la sensación de que se hizo justicia. Eso no ocurre en la realidad. La realidad es que en México y también en Argentina, la mayoría de los feminicidios quedan impunes. Y eso es algo que se ve en el libro, que se siente, algo que continuamente transmite la prosa de Almada.


Finalmente, para concluir: ¿recomiendo este libro? Claro que sí. Me parece que es un libro desgarrador, pero con mucha fuerza. Almada es buena escritora y, además, es increíblemente sensible al momento de contar las historias de las tres chicas muertas. Así que sí, claro, lo recomiendo.

martes, 5 de marzo de 2019

Sexualidad y capitalismo | Lecturas recomendadas

¡Hola de nuevo a mi blog! Parece que no voy a dejar de discursear con temas políticos en un tiempo porque es marzo y marzo es el día internacional de la mujer trabajadora y obviamente tengo un montón de cosas que decir al respecto. ¡Miles de temas que tratar! pero bueno, vamos por partes, como siempre. 


Para empezar, supongo que ya saben que en Libros b4 Tipos este mes estamos leyendo Chicas cerdas machistas (Female Chauvinist Pigs) de Ariel Levy, un libro periodístico que analiza de manera introductoria la revolución sexual, la liberación sexual y cómo el capitalismo se ha aprovechado de ella y las mismas mujeres le pueden trabajar al patriarcado. Esto es con el propósito de abrir el debate sobre el tema y de ver cómo el capitalismo hace de la sexualidad de las mujeres una mercancía. En esta entrada les recomendaré algunas otras lecturas de libros o artículos por si quieren profundizar en el tema (algo que recomiendo mucho). Además los invito a unirse a la lecutra del colectivo, puesto que lo estaremos discutiendo en vivo.


Textos introductorios


Todos estos textos me parece que resultan introductorios al tema, para quien no tiene tanta experiencia y quiere empezar a profundizar. Obviamente no es sólo para que se queden con estos, pero es una manera de empezar

1. Chicas cerdas machistas, Ariel Levy. Este texto es periodístico y parece que es más bien una colección de artículos que versan siempre sobre la sexualidad de las mujeres y cómo es vista como mercancía. Lo leí hace tiempo y creo que tiene puntos importantes para abrir el debate. Es muy introductorio, claro, pero abre una brecha que nos hace preguntarnos por qué el capitalismo se adueñó de la liberación sexual. Disponible aquí.

2. Ninguna mujer nace para puta, Sonia Sánchez y María Galindo. Sonia Sánchez es una sobreviviente de trata originaria de argentina y María Galindo es una activista abiertamente lesbiana originaria de Bolivia. Este libro se presenta como un diálogo entre ambas en las que se habla de la prostitución en argentina y la cara que muchas veces la gente se resiste a ver: la precarización que lleva a las mujeres a ella. Lo pongo como introducción porque es un texto corto (relativamente, es un libro de apenas 100 páginas) y es un diálogo que puede ayudar a abrir el debate con otras mujeres. Disponible aquí.


3. Diálogo Prostitución/Trabajo sexual: las protagonistas hablan, compilado por Lohana Berkins y Claudia Korol. Este libro es literalmente la transcripción de un debate frente a las dos posturas enfrentadas dentro del feminismo con respecto a la prostitución: el abolicionismo y el regulacionismo. Aquí son las protagonistas las que hablan y exponen sus posturas. Es una buena compilación, trae algunas entrevistas y definitivamente creo que ayuda al debate. A mí me ayudó a declararme abolicionista, entre otras cosas. Disponible aquí

4. La prostitución y cómo combatirla, Alexandra Kollontai. Este artículo fue escrito en el marco de la revolución rusa, pero me sigue pareciendo increíblemente vigente el día de hoy. Es cierto que su lenguaje no ha envejecido tan bien en algunas partes como las ideas que propone, pero es una excelente referencia para empezar a comprender cómo se ve la prostitución (y cualquier otro intento de mercantilizar la sexualidad) desde el marxismo. Fue uno de los textos que me ayudó a conocer a Kollontai. Disponible aquí.

Análisis desde el feminismo radical


Una de las cosas que más me interesa del feminismo radical (aunque esté en desacuerdo con algunos de sus análisis y planteamientos) es su análisis de la sexualidad femenina y cómo es percibida por el sistema. Aunque como con casi todo lo que leo, no estoy de acuerdo al 100% con todo, estos textos me parecen interesantes para debatir y conocer.

1. Política Sexual, Kate Millett. Este es un libro que dedica su segunda parte íntegra a analizar la manera en que se presenta la sexualidad de las mujeres en la literatura, analiza varias obras y nos permite ver cómo es que se nos ve y se nos representa dentro del sistema. La primera parte es una muy buena introducción al feminismo radical (y aunque ya dije que no concuerdo con todo, no me parece mala para conocerlo). Disponible aquí.

2. Pornography: Men Possessing Women, Andrea Dworkin. Esta es una lectura complicada por las imágenes que presenta. Andrea Dworkin habla de cómo se representa a las mujeres dentro de la industria pornográfica y analiza varios productos de esta. Disponible aquí.

3. La prostitución en el corazón del capitaismo, Rosa Cobo. Algo que encuentro que falta en los dos textos anteriores es analizar el porno, la prostitución y la trata de mujeres con cualquier fin de explotación sexual directamente enmarcándolo en el sistema capitalista. Y eso es lo que hizo este texto. Lamentablemente, es el único que no he podido encontrar disponible de manera gratuita en alguna parte, pero lo pueden encontrar en bookmate.

4. El ser y la mercancía de Kajka Ekis Ekman. A pesar de que tengo muchas críticas sobre este libro, me parece interesante qué aborde dos cosas: la retórica usada para defender el neoliberalismo sexual y la situación de los vientres de alquiler. Hice un análisis sobre él por si quieren checarlo. Disponible aquí

Análisis desde el marxismo


Dejé lo mejor para el último. La mayoría de estos textos son mis favoritos porque son los que me han ayudado más a debatir y a confrontar mis posturas y mis ideas. No son perfectos (no tienen que serlo), pero sí me parecen bastante buenos. Aquí les van.

1.  La mujer en el desarrollo social, Alexandra Kollontai. No todo el libro, claro, porque además de hablar de la mercantilización del cuerpo, habla de muchas otras cosas. Pero en su primera parte, que analiza la historia de las mujeres, habla también de la historia de la prostitución y en su segunda parte propone varias ideas para su abolición (que reflejan las ideas que ya están presentadas en el artículo de ella que recomendé más arriba). Pueden leer más sobre él en mi guía para conocer a Kollontai. Disponible aquí.

2. Mujeres, Nuestras vidas, nuestras luchas. Específicamente, uno de los capítulos, el que se titula La explotación de las mujeres en la prostitución. Es una mirada introductoria a cómo se ve el tema desde el marxismo, pero creo que es importante conocerla. A partir de ella se puede profundizar mucho más. Disponible aquí.

3. La prostitución en China, extracto de libro “La Guardia Roja conquista China” de Robinson Rojas. Habla de la situación particular en china y de cómo se combatió la prostitución, además de específicamente cómo se combatió el proxenetismo. También de cómo se trabajaba para que las mujeres se integraran a la sociedad. Recomiendo mucho leerlo en contexto porque el lenguaje es muy años sesentas, pero vale mucho la pena conocer el texto porque es sobre un ejemplo real. Disponible aquí.

Otros


Estas son las cosas que no me cabían en alguna otra categoría, pero que también me parecen importantes.

1. Los demonios del Edén, Lydia Cacho. Este es un libro periodístico sobre el caso Succar Kuri, un caso famoso en México sobre pederastia y pornografía infantil. Por el tema, es un libro difícil y descorazonador, pero el análisis de Cacho me parece muy interesante de conocer. Disponible aquí.

2.  Esclavas del Poder, Lydia Cacho. Este es otro trabajo periodístico de la periodista mexicana en el que intenta establecer el mapa de la trata con fines de explotación sexual en el mundo. Es un libro complicado, pero muy esclarecedor y una muy buena investigación. Disponible aquí

3. El modelo alemán está creando un infierno en la tierra. Un artículo que me gusta que habla sobre las consecuencias de la legalización de la prostitución en Alemania y pone en el foco a las víctimas de este sistema. Esta es una traducción realizada por feministas. Disponible aquí.

4. Cumbia, copeteo y lágrimas, Lohana Berkins. Estudio sobre la situación de la población travesti/trans en Argentina. Recomendados espacialmente (por el tema) los capítulos qué abordan la prostitución. Disponible aquí

Si quieren preguntar por alguna otra versión o formato de los textos aquí, pueden hacerlo en los comentarios, si quieren recomendar algo más pueden hacerlo en los comentarios, ya saben, todo en los comentarios.

Actualización 04/06/2019: Hice una actualización para agregar una lectura, puesto que mi meta es que esta entrada se vuelva una guía de lecturas para quien desea adentrarse en el tema.

Actualización 19/07/2019: Agregué una lectura al apartado marxista.

Actualización 15/07/2020: Agregué una lectura a la parte de feminismo radical y otra en la sección de otros. Una aborda los vientres de alquiler y otra la situación travesti trans. 

viernes, 15 de febrero de 2019

Mujeres. Nuestras vidas, nuestras luchas

Sinopsis: Los movimientos de mujeres han adquirido un gran protagonismo en la escena política y social argentina. Los Encuentros Nacionales de Mujeres son, desde 1986, la expresión más avanzada de su organización y lucha en el país. Eso ha contribuido a abonar un movimiento de mujeres autónomo, solidario con las luchas obreras y populares, organizado en núcleos específicos como el de Amas de Casa del País, Movimiento de Mujeres en Lucha o Casa de las Mujeres, que hacen alianzas concretas en cada momento político, para su propio objetivo liberador. Esta publicación refleja aspectos de estos procesos, buscando contribuir al estudio, a la reflexión y al debate desde un punto de vista marxista.

Este libro me lo puso enfrente Ans de Cien flores. De hecho, pueden leer la entrada que le hizo al respecto como su lectura de enero, está muy completa y seguro nota más cosas porque ella es argentina y este, ante todo, es un libro que habla de la lucha de las mujeres argentinas. Es un compilado con varios ensayos/artículos (no sé como definirlos en cada caso, perdón a mi maestra de expresión oral y escrita) que tratan distintos temas que atañen a la mujer: la discriminación en los lugares de trabajo, la violencia doméstica, la violencia sexual y la prostitución y la trata de personas. Tengo varios puntos que me gustaría hacer sobre él.

Primero, quiero decir que es un texto bastante introductorio ante todo. Me parece que los temas que trata puede servir de punto de partida para investigar más y pasar a textos que profundicen más en los temas y en la cuestión de la mujer. Este tipo de textos me parecen muy valiosos para hacer de puente, dígamoslo así. No son para que la gente se quede sólo con ellos, sino para ser complementados y seguir investigando

Segundo es que, como ya mencioné, es un texto que se centra en argentina. Y a menos de que sean de allá o sean como yo, que he soñado con vivir en Buenos Aires desde que tengo trece años, quizá no todos los datos les interesen. Hay artículos que hablan de bastantes temas específicos y cursos de acción que se han tomado en el contexto de estas mujeres. Se rescatan también estadísticas del país (que no está de más conocer) con respecto a temas de violencia contra las mujeres. Y ahora sí, hechas esas dos aclaraciones, paso a hablar del texto en sí.

Voy a empezar con mi texto preferido por ser el más claro entre todos (según mi perspectiva) que escribió María Conti, llamado La violencia en la familia, un duro aspecto de la opresión. Analiza la violencia intrafamiliar desde el punto de vista del marxismo como un problema de clase. ¿Dónde se da la violencia? ¿Por qué razones? Además explica de manera muy clara de qué se habla cuando se habla de clase como contradicción principal y cómo se aborda la cuestión de la mujer desde el materialismo dialéctico.
Las contradicciones de clase y género, expresadas en la doble opresión, son de distinto carácter. La contratación de clase es la principal, entendiendo como tal a la que enfrenta a las clases y sectores dominantes de la sociedad, con el pueblo en su conjunto. La de género es secundaria, pero se establece entre ellas una relación dialéctica y requiere esta última de un abordaje específico. Cuando una mujer es golpeada o abusada sexualmente, requiere una contención que no resuelve la política general solamente (…) Entendemos que en el momento en que una mujer está siendo golpeada o abusada sexualmente, esto pasa a ser la contradicción principal a resolver en ese momento concreto.
 Me parece un texto muy al punto, muy claro. Para mí, pequeño paréntesis aquí, es muy importante que los textos sean claros. Eso no quiere decir que sean simples o que hablan de temas simples, porque la opresión de la mujer no es un tema sencillo, pero sí que el texto sepa transmitir las ideas de manera clara y concisa. Aprender a explicarse es todo un asunto y me gusta mucho como se explica María Conti: desde lo teórico hasta las estrategias prácticas.


Siguiendo un poco con el tema de la estrategia, es algo que me gusta alrededor del libro. Hace poco, cuando criticaba Por qué no soy feminista, hablaba de que no me parecía un buen libro porque se me hacía muy poco estructurado con muy pocos fundamentos y, además, muy poco propositivo. Una de mis grandes críticas al feminismo, y la razón por la que he ido alejándome de varias ramas para aterrizar en el marxismo, es la falta de la teoría revolucionaria. Los análisis de la opresión de la mujer dentro de muchas corrientes feministas pueden ser magníficos (a veces lo son, hay muchos que me gustan), pero para mí no son lo único necesario. Se necesitan estrategias, maneras en las que las mujeres podamos pelear por una mejor vida. Por esto, es que este libro me parece bueno. Es una excelente introducción a varios temas que atañen a las mujeres y habla además de estrategias que se han tomado en comunidades de mujeres para, justamente, mejorar sus condiciones de vida.

Por ejemplo, el capítulo dedicado a mujeres y trabajo habla de las huelgas y las peticiones que se han dado, las maneras en que las mujeres reclaman mejores condiciones laborales y que no existe discriminación en los lugares de trabajo. Además, en otro de los artículos, se analiza a fondo la problemática del aborto en Argentina, haciendo especial hincapié en que no se lucha sólo por el aborto, sino por la Educación Sexual Integral y el acceso a los anticonceptivos. La campaña por el aborto en argentina tiene muchos muchísimos años de historia y conocer su historia me parece algo bastante importante en el marco de América Latina.

Finalmente, el libro cierra con un artículo sobre la prostitución, que también me pareció bastante bueno como introducción. En el artículo se habla precisamente de la falsa idea de la libre elección que existe en el capitalismo y la manera en que las personas se convierten en mercancía bajo este sistema económico.
Quienes ven en la prostitución una expresión de la "libertad sexual" aceptan una sexualidad basada en el dominio masculino y la transformación del cuerpo de una persona en un objeto. Mantienen las ideas respecto de (por lo menos) dos clases de mujeres: las "buenas", útiles como amas de casa, las que tienen los hijos, tal vez las que acompañan; y las "malas", con quienes, por un precio se puede tener una satisfacción sexual unilateral "sin compromiso".
Si las personas son vistas como mercancía, ¿tienen opciones libres de vida?
Como ya lo mencionó Ans en su artículo sobre el libro, me parece un muy buen material introductorio a varios temas que nos conciernen a las mujeres. Además que es un muy buen material que se puede leer en grupo para abrir el debate e ir profundizando poco a poco.

viernes, 1 de febrero de 2019

¿Sexo contra sexo? o ¿clase contra clase? | Ensayos de Evelyn Reed

Sinopsis: Las mujeres de la sociedad precivilizada eran tanto económicamente independientes como sexualmente libres. En la sociedad comunitaria trabajaban junto con otras mujeres y otros hombres en beneficio de toda la comunidad, y dividían los resultados de su labor sobre una base igualitaria. Según las costumbres, decidían ellas mismas autónomamente acerca de su comportamiento sexual. No eran objetos que se pudieran poseer, oprimir, manipular y explotar. Como productoras y procreadoras eran la cabeza reconocida de una sociedad matriarcal, y eran tenidas en el más alto honor y respeto por los hombres. Sin embargo, cuando estos hechos fueron descubiertos por primera vez por los antropólogos del siglo pasado, estas versiones de las formas primitivas de organización social ofendieron y alarmaron a los guardianes del statu quo, exactamente como sucede todavía en nuestros días. Sus objeciones han tenido efectos negativos sobre el desarrollo sucesivo de la ciencia de la antropología, y han servido incluso para impedir y retardar la elaboración de una historia de la mujer que fuese auténtica y completa.

Hoy vamos a hablar de Evelyn Reed. Ella fue miembro del partido socialista de los trabajadores en los Estados Unidos y escribió para el periódico del partido mucho tiempo. Sospecho que varios de los ensayos y artículos que vienen en este libro fueron publicados allí. En general tengo algunas quejas sobre estos, pero bueno, vamos por partes. Primero las partes buenas.

El libro empieza con su ensayo titulado La mujer: ¿Casta, clase o sexo oprimido? donde analiza precisamente qué es lo que une o no une a todas las mujeres. A pesar de que difiero con Evelyn Reed en muchas cosas respecto a otras políticas, este ensayo me parece muy lúcido y muy bueno. Muchas teorías dentro del feminismo sostienen que las mujeres son una clase o casta aparte. Un ejemplo de ello, es, por ejemplo, el feminismo radical. Evelyn Reed refuta esa afirmación pues como muy bien dice, hay que situar el origen de un sistema patriarcal en la historia para hacer un análisis (puesto que es algo social, no es algo natural, ni surgió por osmosis). Para ello se remonta al surgimiento de la sociedad de clases y usa como ejemplo a los antiguos sistemas de castas:
Ni en el sistema de castas ni en el clasista –y ni siquiera en la combinación de los dos- las mujeres han constituido una clase o casta aparte. Las mismas mujeres han estado divididas en las distintas castas y clases que han formado el sustrato social.
De estos ejemplos, que muestran efectivamente como las mujeres siempre nacieron en distintas castas y tuvieron distintas obligaciones y distintos derechos, se mueve hacia el sistema de clases en el que vivimos en el capitalismo y, efectivamente, muestra como las mujeres están separadas por clase, refutando que, en efecto, sean una casta o clase aparte y dice que un término más correcto sería "sexo oprimido". Hoy, yo creo, que sería mejor decir "género oprimido" (el ensayo fue publicado en el 70, la manera de hablar ha cambiado desde entonces).
¿En qué relación se encuentran las mujeres con estas dos clases opuestas? Pertenecen a todos los estratos de la pirámide social. Las pocas que están en la cima pertenecen a la clase de los plutócratas; algunas pertenecen a la clase media, la mayoría al proletariado. Existe una enorme diferencia entre las pocas Rockefeller, Morgan y Ford, y los millones que viven con subsidios de todo tipo. Resumiendo, las mujeres, como los hombres, son un sexo interclasista.
Finalmente, niega que la opresión de la mujer tenga causas naturales. En lo que estoy de acuerdo con ella es que es, finalmente, un mensaje esperanzador. ¿Cómo cambias lo natural o lo que, efectivamente, ha existido siempre? Es poco menos que imposible. Pero lo social sí puede ser cambiado, derrumbado, reconstruido. Y eso es precisamente lo que es la opresión de las mujeres: no es natural ni tiene causas biológicas per se, sino que, finalmente, es uno de los pilares en los que se sostiene la sociedad de clases. Y el capitalismo, claro. 


En el segundo capítulo, que le da título al libro, retoma varios debates que conciernen a las mujeres y al capitalismo. Habla de la industria de la moda y de la belleza con perspectiva de clase y aunque creo que no me convence del todo su análisis completo, me gusta que se voltee a ver a estas industrias con una perspectiva de clase. Quienes imponen el canon de belleza y llevan a las mujeres a consumir en cosméticos, cirugías, moda, etcétera, se llevan unas ganancias millonarias. El canon de la belleza es dañino para las mujeres, pero lo peor son quienes se llevan el dinero a costa del sufrimiento y las inseguridades de... básicamente, la mitad del mundo.

 Dentro del mismo capítulo analiza si la competición o la rivalidad entre el sexo masculino y femenino es algo natural o social, algo que retoma a lo largo de varios capítulos, puesto que es el tema central del libro. Algo interesante porque le da una perspectiva histórica, pero no creo que sea en análisis más completo que haya entre estas páginas.

El siguiente capítulo es un discurso pronunciado por ella, que le da una visión histórica a la opresión de la mujer y que enfatiza en la necesidad de las mujeres de conocer nuestra historia. También se hace eco de cómo la antropología y la ciencia ha contribuido activamente a crear el mito de que la inferioridad de la mujer es algo natural. No tengo mucho que comentar sobre ello, porque es algo que retoma en los dos capítulos siguientes y hace análisis mucho más extensos. Habla de las mujeres en la antiguedad y del trabajo que estas realizaban, precisamente en la necesidad de hablar de la historia, de hacer visible nuestra historia.

Sin embargo, mi parte favorita de estos tres capítulos es el último, donde analiza de manera más extensiva si es o no es el factor biológico el que ha condicionado a la mujer (pista: no lo es).
Las mujeres, por naturaleza, no están obstaculizadas, respecto a los hombres,  por  sus  funciones  biológicas.  Y  en  la  sociedad  preclasista,  las  mujeres  no  fueron  inferiores  a  causa  de  su  papel  materno.  Se  las  tenía  en gran consideración por su doble función de procreadoras-productoras. La posición de la mujer en la sociedad, por lo tanto, ha sido determinada y   predeterminada   por   notables   condiciones   históricas.   [...]. Fue al surgir la sociedad de clases patriarcal cuando la estructura biológica de la mujer se convirtió en el pretexto ideológico que justifica proseguir con el alejamiento de las mujeres de la vida social y cultural, y el mantenimiento de las mismas en un estado de servidumbre.
Creo que a Reed aun le faltaba ser más clara con su estrategia, pero la parte en la que analiza los factores biológicos y sociales es la mejor de todo el libro. En cuanto a su recuento histórico, es el enésimo que he leído y no lo rescataría por entrañable, pero no es malo (aunque prefiero a Kollontai, con todo respeto, me parece todavía más claro). Recomiendo el libro, que pueden encontrar de manera gratuita en internet (concretamente, en el Marxist Internet Archive). Una lectura crítica de este puede ser bastante interesante. Si alguien lo lee, puede comentarme acá abajo que le pareció.

martes, 22 de enero de 2019

Nuevas perspectivas para la liberación de la mujer de Stefan Engel y Mónika Gärtner

Sinopsis: Las mujeres han desarrollado una nueva conciencia de sí mismas, particularmente debido a su inclusión en la producción social y en los diferentes movimientos sociales. Esto ha reforzado nuevamente la lucha por su liberación en la conciencia pública. Con su escrito polémico los dos autores Monika Gärtner-Engel y Stefan Engel quieren contribuir a esta discusión social tomando consecuentemente partido por la liberación de la mujer en una sociedad liberada de explotación y opresión.

Leí este libro gracias a Ana (que tiene un blog llamado Cien Flores de Colores, donde pueden encontrar material de formación marxista y de mujer y marxismo). No es el primero que leo gracias a ella, pero es de los que me han gustado. Nuevas perspectivas para la liberación de la mujer fue un soplo de aire fresco cuando sentía que me estaba estancando un poco con lecturas culeras, o con lecturas que no me estaban dejando lo que buscaba precisamente. El libro fue publicado originalmente en Alemania en el año 2000 y es una coautoría entre Stefan Engel, el presidente del partido Marxista-Leninista de Alemania y Mónika Gärtner-Engel, que sé que es un miembro importante del partido, pero como la información está toda en Alemán practicamente no pude averiguar nada más de los dos. (Lo sé, que insight les doy). De todos modos, lo importante es realmente el libro. Así que vamos a él.

El libro consta de tres partes. La primera se dedica a los fundamentos sociales de la explotación y opresión específicas de la mujer en el capitalismo y es básicamente la base teórica de prácticamente todo el libro, la segunda se refiere al movimiento de mujeres proletario y burgués, haciendo especial énfasis en que la clase separa a las mujeres (algo que yo he mencionado en diversas ocasiones ya, al hablar de Alexandra Kollontai, de La mitad del cielo y al realizar la crítica a Por qué no soy feminista de Jessa Crispin). Si no eres alemán esas son las más interesantes, pero la tercera también es muy buena, ya que recupera la historia y habla de la lucha por la liberación de la mujer y el socialismo, pero se enfoca mucho en Alemania y los últimos capítulos están muy enfocados a la situación durante la guerra fría y después de ella en Alemania y quizá si no están tan interesados o tienen mucho contexto no sean los más interesantes del mundo.


El primer punto que quiero tratar es justamente la primera parte. Ahí recupera los fundamentos de la explotación de la mujer en el capitalismo (sí, Andrea, ya lo dijiste arriba) y expone la doble explotación de las mujeres en el capitalismo. ¿A qué nos referimos cuando decimos doble explotación? A la dimensión del trabajo doméstico no remunerado que realizan las mujeres trabajadoras (además de la jornada laboral común) comparándola con el trabajo doméstico no remunerado que realizan los hombres. Hablan de la situación específica en Alemania, pero aquí abajo hasta tienen un cuadrito para que se note
.
El libro me parece muy valioso por ese análisis que hace. Quizá este hable de la situación específica en un país, pero esa misma situación se puede extrapolar al presente y a otras áreas del mundo. La doble explotación no es algo de Alemania. Existe en todo el mundo. Y existe desde hace mucho. La misma Alexandra Kollontai recupera la idea de doble explotación/doble carga en El comunismo y la familia (que no me parece de sus textos más aplicables al día de hoy, pero que sí tiene un fragmento de análisis que vale la pena rescatar):
La mujer casada, la madre que es obrera, suda sangre para cumplir con tres tareas que pesan al mismo tiempo sobre ella: disponer de las horas necesarias para el trabajo, lo mismo que hace su marido, en alguna industria o establecimiento comercial; consagrarse después, lo mejor posible, a los quehaceres domésticos, y, por último, cuidar de sus hijos.
Precisamente se habla de esto porque el libro habla de la opresión específica de la mujer en el capitalismo. Si analizamos la historia de las mujeres (algo que hace Alexandra Kollontai en La mujer en el desarrollo social y Simone de Beauvoir en El segundo sexo, aunque personalmente creo que a De Beauvoir le faltó analizar el papel de las mujeres en las revoluciones de la clase obrera y obviamente no es marxista, sino existencialista), nos damos cuenta de que la opresión nunca se ha manifestado de la misma manera. En el esclavismo, el feudalismo y el capitalismo, la mujer trabajadora ha sufrido de opresión, pero esta nunca ha sido igual. Entonces, este libro nos transporta al aquí, al ahora, al sistema capitalista, para exponer la opresión específica de la mujer en el capitalismo.
Ahí mismo recupera la idea de que no todas las mujeres son iguales, sino que sufren una opresión específica con base en su clase. Las mujeres no somos una masa homogénea: las hay burguesas y las hay proletarias. Y el libro, por supuesto, aborda la diferencia. De aquí me voy a agarrar para irme al segundo punto del libro: cómo analiza y muestra los movimientos de mujeres burgueses y proletarios. Porque claro, cada uno tiene intereses diferentes. 

En ese sentido, Clara Zetkin escribió lo siguiente para definir al movimiento de mujeres burgués (y viene citada en el libro): 
El movimiento de mujeres burgués es —como el movimiento de mujeres considerado como un todo— el hijo del modo de producción capitalista, que crea la base económica y es la fuerza motrizz y sustentadora de las aspiraciones por la completa igualdad social del sexo femenino con el masculino. [...] El movimiento de mujeres burgués tiene los pies en el suelo de la sociedad burguesa y lo defiende contra el proletariado en avance. Lucha sólo por reformar la sociedad burguesa eliminando las ataduras jurídicas y sociales que encadenan el sexo femenino en provecho del hombre.
El libro analiza como muchos de estos movimientos sólo se movían en pos de los intereses de la clase burguesa, mujeres que buscaban obtener los mismos privilegios que sus contrapartes masculinas y que se beneficiaban materialmente de la explotación de los trabajadores. Habla de cómo el movimiento de mujeres burgués nunca fue uniforme: "en la mayoría de los casos unificó un amplio espectro de diferentes, y a veces hasta contradictorias, posiciones que iban desde las aspiraciones abiertamente reaccionarias hasta los deseos más progresistas". Es por eso que dentro del feminismo existen ramas que se contradicen a sí mismas (la liberal y la radical, por poner un ejemplo), por qué existen grupos de mujeres que creen que se puede ser pro vida y estar en favor de las mujeres, por qué hay "feministas conservadoras" (que son, usualmente, abiertamente reaccionarias). Esto nunca ha sido homogéneo

El libro recorre el movimiento de mujeres en Alemania específicamente y hace un análisis muy amplio del movimiento de mujeres de la pequeña burguesía que recomiendo ampliamente. Finalmente, esta es una lectura que no puedo dejar de recomendar. No sé en qué países se edite en físico, pero sí conseguí, gracias a Ana (amor para ella) una copia escaneada en PDF que fue la que estuve compartiendo en tuiter cuando lo leí (hace ya bastantes meses). Los invito a conocer el libro, para mí se ha vuelto una de las lecturas escenciales para conocer la cuestión de la mujer desde el marxismo. Se los dejo disponible en este link. A cualquiera que lo lea, me gustaría platicarlo, mis comentarios siempre están abiertos.

domingo, 20 de enero de 2019

Crítica a Por qué no soy feminista de Jessa Crispin

Sinopsis: Con una franqueza descarnada, Crispin escribe una mordaz oposición al feminismo contemporáneo. ¿Piensas que las mujeres son seres humanos y que merecen ser tratadas como tales? ¿Qué las mujeres merecen los mismos derechos y libertades que los hombres? Si es así, entonces eres feminista… o eso dicen las feministas. Pero en algún lugar del camino, el movimiento para la liberación de las mujeres sacrificó su significado en pos de la aceptación, y nos dejó con una pose banal, educada e inútil que apenas desafía al status quo. En este fiero e inteligentísimo manifiesto, Jessa Crispin pide más.

Oh, boy, this is gonna be a ride. Una de las cosas que más defiendo en el mundo es leer lo que me salga de los bajos fondos porque me sale de los bajos fondos y porque quiero hacer una lectura crítica. No es la primera vez que le hago una crítica a un libro feminista (ya tengo historia con el infame Teoría King Kong de Virginie Despentes y con El feminismo es para todo el mundo de bell hooks, que no me pareció que estuviera a la altura). Por qué no soy feminista: un manifiesto feminista, de Jessa Crispin, es la lectura con la que Libros b4 Tipos abre el 2019. Con la que abre una nueva dinámica, llamada #LeemosJuntas, en la que estaremos discutiendo temas que atañen a la liberación de la mujer desde la literatura (ficción, no ficción, etcétera).


Pero bueno, vamos a hablar ya de este libro Porque no soy feminista de Jessa Crispin. Es un libro corto de ensayos muy inconexos (primer error) y no lo considero para nada un manifiesto de ninguna clase. Creo que hay mucho rant en este libro como para que sea realmente productivo. Sí, hace críticas al feminismo, pero apenas las fundamenta y, para eso, hay material mucho más amigable. ¿Introductorio? De ninguna manera, no explica ni medio concepto y tiene bases diría yo que muy pobres (por más válidas que sean sus críticas). Además de que la estructura de los ensayos es confusa, no parece haber demasiadas cosas que los conecten (además del rant de la autora) y tiene la mala manía de contradecirse a sí mismo.


Hay mucho rant en este libro y poca crítica fundamentada. Esto es lamentable porque las críticas que hace, por ejemplo, sobre como el feminismo es funcional al capital y ha ayudado a las mujeres burguesas a luchar por los intereses de su clase, no están incorrectas. Sin embargo, tampoco están bien fundamentadas. ¿A qué me refiero? Durante todo el libro, Jessa Crisín da vueltas en torno a la idea de que las mujeres no somos iguales porque nuestra posición económica nos separa, nuestros recursos. Y nunca jamás menciona que, efecticamente, a las mujeres nos separa la clase. Da los ejemplos, pero no se atreve a decirlo: "no somos todas iguales". (Paréntesis para decir que tampoco se atreve a condenar al capitalismo). Me hubiera gustado que se atreviera, hubiera sentido que el libro daba menos vueltas en círculos.

Por ejemplo, menciona lo siguiente, con lo que debo decir que estoy de acuerdo:
Lo peor de todo, sin embargo, es la tendencia del feminismo contemporáneo a ver a las mujeres en el poder como un bien en sí mismo; mujeres como Hillary Rodham Clinton, que siendo senadora anuló programas de bienestar social con graves perjuicios para las mujeres y niños pobres y apoyó intervenciones internacionales que provocaron la muerte y el sufrimiento de miles de civiles; como Mary T. Barra, la CEO de General Motors, que supervisó el encubrimiento de los problemas de seguridad en los productos de su compañía, lo que causó más de una docena de muertos; y como otras mujeres destacadas cuyo comportamiento se ganaría la condena de las feministas si su género fuese otro.
Mi problema (el único) con esa frase es que esto no es producto del feminismo contemporáneo. El feminismo se ha distinguido durante muchos años y muchas décadas por ser un movimiento interclasista que llama a todas las mujeres (de todas las clases) a unirse para acabar con su opresión. Sólo que había un problema: las burguesas luchaban por sus intereses, las proletarias por los suyos. Y nunca fueron los mismos. Ya lo dijo Alexandra Kollontai hace muchísimos años cuando crítico al feminismo burgués en Rusia, que veía como un fin en sí mismo el hecho de que las mujeres consiguieran los privilegios de los hombres (que, para la clase trabajadora, sólo significaba conseguir el derecho a ser más explotadas) en Los fundamentos sociales de la cuestión femenina
Mientras que para las feministas la consecución de la igualdad de derechos con los hombres en el marco del mundo capitalista actual representa un fin lo suficientemente concreto en sí mismo, la igualdad de derechos en el momento actual para las mujeres proletarias, es sólo un medio para avanzar en la lucha contra la esclavitud económica de la clase trabajadora. Las feministas ven a los hombres como el principal enemigo, por los hombres que se han apropiado injustamente de todos los derechos y privilegios para sí mismos, dejando a las mujeres solamente cadenas y obligaciones. Para ellas, la victoria se gana cuando un privilegio que antes disfrutaba exclusivamente el sexo masculino se concede al “sexo débil”. 
De lo que habla Jessa Crispin no es nuevo. Lamentablemente, no es un mal de "terrible" feminismo contémporaneo. La lucha de las mujeres siempre ha dependido de los intereses de sus clases. Ya lo dijo Cecilia Toledo hace casi veinte años en El género nos une, la clase nos separa, las políticas de género dirigidas por la burguesía representan a los intereses de la burguesía, que es justo de lo que habla Crispin arriba al mencionar a Clinton (aunque no se atreva a mencionar a la clase, por Dios):
Las políticas de género, al no asentarse en la clase trabajadora, tienen que asentarse en alguna cosa. Por eso, están siempre dirigidas a los gobiernos burgueses, a los organismos del imperialismo, ONU y FMI, como hacen las organizaciones que ahora dirigen la Marcha de las Mujeres 2000. Tienen siempre al frente una primera dama o una ONG que aportan su “esencia femenina”, su iniciativa personal para salir de los dilemas, el “toquecito femenino” para resolver los conflictos. La política de género pide a la mujer que vote una mujer, no importa cual sea. El objetivo es aumentar la representación femenina en el Parlamento, no derribarlo, ya que no se llama a la mujer trabajadora a votar por mujeres trabajadoras. Es como si no existiesen mujeres burguesas y proletarias, intereses burgueses y proletarios, como si un Parlamento mayoritariamente femenino votase sólo políticas favorables al pueblo.
Así que Jessa Crispin (que sólo da vueltas en círculos en torno a una idea que no llega a concretarse del todo) no descubrió ningún hilo negro. En su defensa, no la he visto decir que lo ha hecho, sólo a algunas personas que recomiendan su libro.
 

Pasando a otro tema, encuentro extraña su manera de rescatar a las teóricas radicales. Las menciona varias veces, especialmente para mencionar como el feminismo (liberal) de hoy las desprecia, pero no hace demasiado por rescatarlas o recuperarlas. No es su obligación hacerlo, debo decir, pero si me gustaría crear más consciencia en que me gusta que la gente que está en la lucha sea «insaciable en aprender, infatigable en enseñar». En este caso, énfasis en el infatigable en enseñar. Especialmente en este caso porque Jessa Crispin critica los métodos de las feministas contémporaneas para atraer a más mujeres (métodos que a mí tampoco me gustan, como el mentado empoderamiento individual que a la lucha colectiva le sirve un carajo y nada). Creo que, si queremos acercar a las mujeres a la lucha por la liberación de las mujeres, hay que trabajar en ello. No basta con decir que lo que se está haciendo ahora está mal, sino que es increíblemente necesario proponer. No es una obligación, pero me gustaría que se fuera más consciente en ese aspecto. Yo, por ejemplo, quizá no tengo interés en dialogar con nadie que no quiera dialogar conmigo en internet (pelearse a través de un montón de pixeles es increíblemente incómodo), pero sí me interesa brindar material para quienes sí quieren, para quienes tienen preguntas. Por eso, quizá, los libros que no van más allá de la crítica y que, además, no tienen fundamentos tan sólidos como me gustaría, ya no me parecen tan atractivos, ni siquiera como material introductorio.
 
Me imagino leyendo este libro cuando apenas acababa de declararme como feminista y me imagino sumida en la confusión. Lo veo con muchas lectoras del libro hoy. Si no me confunde y sólo me frustra, reconozco que es por una evolución ideológica que fue a aventarme a las fauces de Kollontai y del marxismo. Lamentablemente para los libros que leo, esa misma evolución ideológica me hace buscarle cinco patas al gato todo el tiempo. Defiendo la lectura crítica por encima de todo en el proceso de autoformación de cada quien: no se lee por leer, se lee para analizar, para debatir. Y es por eso que no me molesta, pero sí me deja ligeramente insatisfecha, el hecho de que Jessa Crispin no le proporcione herramientas a sus lectores, especialmente, lectoras. Pretende reivindicar a Andrea Dworkin, a Kate Millett, a Catherine McKinnon diciendo que las feministas de hoy (liberales, supongo) las desprecian en busca de la aprobación masculina. No quiero una guía para leerlas (no es obligación de Crispin), pero sí me gustaría alguna clase de invitación a leerlas, sobre todo para entender por qué elige reivindicarlas a ellas. (De las que mencioné, leí a dos de tres, no son mis favoritas, pero aliento la lectura crítica de sus libros).
 

Por otro lado, quizá peco de no entender la crítica a volver al feminismo universal. O sea, entiendo la crítica al hecho de volver el feminismo una cuestión individual, pero no entiendo el rechazo a hablarle a las masas que parece tener Jessa Crispin. Evidentemente, los métodos del capital y del feminismo liberal no son los más eficientes, pues vuelven al feminismo una lucha individual y lo vuelven la única alternativa de liberación que tienen las mujeres. Pero la lucha por la liberación de la mujer debe hablarle a las masas. La revolución no va a ser porque unos cuantos intelectuales sepan en dónde está el origen de la opresión de la mujer. No hay que desechar la idea de hablar con las masas, simplemente cuestionar qué es lo que se les está diciendo. En esa parte le puedo decir a Jessa Crispin que sí acierta: reivindicar la lucha individual no sirve de un carajo.
La segunda manera de engrosar las filas feministas es convencer a las mujeres de que sus vidas serán mejores si se declaran feministas. De este modo, el feminismo se convierte en un nuevo método de autoayuda, en otra voz que les dice a las mujeres que deberían tener mejores orgasmos, ganar más dinero, incrementar su dosis de felicidad y ejercer más poder en sus casas y sus lugares de trabajo. La meta aquí es el empoderamiento —un término muy en boga entre las feministas últimamente—: la capacidad para vivir la vida que hemos escogido sin centrarnos en qué podría o debería ser esa vida.
Finalmente, quiero decir que me parece terriblemente malo que un libro se contradiga (primero dice que los hombres no son problema de las mujeres, luego que los hombres acusados falsamente de abuso deberían de ser problema de las mujeres), pero no planeo comentar nada en ese sentido fuera de gritarle a la pared que el libro se contradice, porque ni sé cuál es la idea que últimadamente defiende Jessa Crispin. El hecho de que se contradiga a sí misma ya habla por sí solo.
  
Ahora, ¿les recomiendo el libro? Sí, les recomiendo leerlo de manera crítica y formar sus propias conclusiones. Cualquier comentario que quieran dejarme sobre el libro, acá abajo es bienvenido. Si no pueden conseguirlo, lo pueden contrar en bookmate en este link. Si no lo han probado o no tienen para pagarlo, pueden usar el código NEAPOULAIN para obtener un mes gratis en la plataforma (canjeándolo en este link). Tampoco se pierdan el hangout de Libros b4 Tipos el 3 de febrero a las 12 del día, estaremos discutiendo el libro y me verán retomar esta crítica, lo más probable.