Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain

domingo, 18 de marzo de 2018

Crítica a Do Muslim Women Need Saving? de Lila Abu-Lughod

Sinopsis: Frequent reports of honor killings, disfigurement, and sensational abuse have given rise to a consensus in the West, a message propagated by human rights groups and the media: Muslim women need to be rescued. Lila Abu-Lughod boldly challenges this conclusion. An anthropologist who has been writing about Arab women for thirty years, she delves into the predicaments of Muslim women today, questioning whether generalizations about Islamic culture can explain the hardships these women face and asking what motivates particular individuals and institutions to promote their rights.
In recent years Abu-Lughod has struggled to reconcile the popular image of women victimized by Islam with the complex women she has known through her research in various communities in the Muslim world. Here, she renders that divide vivid by presenting detailed vignettes of the lives of ordinary Muslim women, and showing that the problem of gender inequality cannot be laid at the feet of religion alone. Poverty and authoritarianism--conditions not unique to the Islamic world, and produced out of global interconnections that implicate the West--are often more decisive. The standard Western vocabulary of oppression, choice, and freedom is too blunt to describe these women's lives.
Do Muslim Women Need Saving? is an indictment of a mindset that has justified all manner of foreign interference, including military invasion, in the name of rescuing women from Islam--as well as a moving portrait of women's actual experiences, and of the contingencies with which they live.

La autora, Lila Abu-Lughod
¿Se imaginan que van a construir una casa bien chingona, la casa de sus sueños? Bueno, imagínenselo. Le ponen los mejores cimientos para que ni el más fuerte temblor se las tire. Ni el más fuerte. Lo malo es que para el piso y las paredes le ponen ahí cualquier cosa que se sostenga aunque sea pajita y el techo no es ni de lámina porque ya no les alcanzó. Bueno, eso es este libro; agárrense, que la crítica va para largo.

Este libro tiene algunos aciertos (está sustentado sobre algunas bases bastante decentes) y algunos desaciertos (muchos, a decir verdad, es superficial, no se basa en la estadística sino en los hechos aislados), sin embargo, va sobre una idea principal que la autora menciona en la conclusión: el propósito del libro era hablar de si las mujeres musulmanas necesitaban salvación O tenían derechos (y sonaba bastante como un o exclusivo, donde sólo se debía cumplir una de las dos cosas). Por supuesto, con esa idea, el libro no podía llegar muy lejos porque esa oración es trampa. Uno podría decir que las mujeres musulmanas tienen algunos derechos; en principio, porque las mujeres musulmanas no son una masa uniforme, sino que dependen de la legislación de países de todo el mundo. Y en algunos países mayoritariamente musulmanes, las mujeres, tienen, por ejemplo, derecho a votar, a estudiar, a manejar un carro (y en otros no como... Arabia Saudí). Pero las mujeres en general en todo el mundo no están completamente emancipadas económicamente, ni son libres sexualmente. Y eso no es exclusivo de los países mayormente musulmanes, sino de todo el mundo. Entonces, obviamente, aunque tengan derechos (los pueden tener), no están liberadas (así que considero que sería más apropiado hablar de la liberación de las mujeres).

Mujeres de Líbano en una protesta por sus derechos
Por otro lado, eso de necesitar salvación, al modo de los white saviors, pues no. Los evangelizadores en América creyeron que estaban salvando a los nativos de las llamas del infierno por herejes y henos aquí, quinientos años de colonialismo después. Los comúnmente conocidos como white saviors se caracterizan más por buscar hacer algo para su paz moral que por ayudar a alguien, son fans del reformismo, tienen ideas de salvación capitalistas y les encanta ayudar directa o indirectamente al imperialismo a joder al tercer mundo. Entonces obvio nadie los necesita. De la pregunta inicial nada se cumple. 

De lo que mencioné en el último párrafo, sobre los salvadores que ayudan al imperialismo, es sobre lo que el libro tiene sus mayores aciertos (no completamente, porque nunca llega hasta el final de su razonamiento, pero sí algo bastante bueno). Analiza como, durante la intervención militar de Estados Unidos en Afganistán, se usaba una retórica sobre salvar a las mujeres de los talibanes y, en general, de los hombres musulmanes. Dice que no se tomaba en cuenta la cultura ni las voces de estas mujeres (lo último es complicado porque, bajó el régimen talibán, ¿ustedes dónde creen que las mujeres tenían oportunidad de expresarse?), sino que sólo buscaban una excusa para legitimar la invasión frente a grupos, por ejemplo, de mujeres o feministas; muchos cayeron en la trampa inconsientemente y otros simplemente lo apoyaron entendiendo las consecuencias (porque en Estados Unidos hay "feministas" que creen que se puede ser pro imperialista y feminista a la vez, o pro vida y feminista a la vez, o supremacista blanca y feminista a la vez, no entiendo a los Estados Unidos). Entonces, la autora, Lila Abu-Loghod, nos muestra perfectamente como el primer mundo usa a las mujeres (marrones) como arma para legitimarse como salvador (en lugar de como invasor). Porque claro, según ellos, están salvando a las mujeres marrones de los hombres marrones, pero, ¿quién las salva de sus hombres? ¿Acaso son superiores moralmente? El planteamiento es muy bueno, pero sobre el punto, las únicas soluciones de las que la autora habla son de que tenemos que escuchar a las mujeres, aceptar su cultura, etcétera. Para mí la solución más fácil (esto es un decir, porque es increíblemente difícil) y mejor es que existan los medios (o se pongan) para que las mujeres se emancipen económica y sexualmente. Eso les permite tener voz, una voz que sea más escuchada y es un muy buen paso para solucionar la cuestión de la mujer.

Imagen de RAWA (Revolutionary Association of the Women of Afghanistan)
En fin, el planteamiento inicial del que hablo en todo el párrafo anterior está muy bien, y la autora lo retoma varias veces para hablar, precisamente, de la propaganda que se crea en el occidente para mostrar que, efectivamente, el oriente es un mundo bárbaro. Por supuesto que ocurren barbaridades en el mundo, así en general, cuando uno vive en el capitalismo y en el patriarcado, es común que eso paso (y por eso hay que destruirlos hasta los cimientos), pero muchas veces, hay países (Estados Unidos) que se aprovechan de algunas de estas barbaridades (son selectivos, si pasa en el primer mundo se hacen los estúpidos) para justificar sus intervenciones militares (y Dios, en quien no creo, sabe que son muchas). Otros países (algunos en Europa, no voy señalar porque son muchos) usan estas historias tristes para endurecer sus políticas migratorias y hacerlas más racistas y xenofóbicas (sin fijarse en las cosas que ocurren dentro de sus propias fronteras, con la gente que nació dentro de ellas).

Mujeres en Egipto luchando contra el militarismo
Hablando de eso, la autora nos señala el entusiasmo con que el occidente consume las "memorias" (poco o nada verificables) de jóvenes musulmanas que nunca dan su nombre completo y huyen de matrimonios forzados o asesinatos de honor para llegar al maravilloso occidente (donde, siempre, siempre, descubren la libertad). Muchas han sido probadas falsas. Otras son inverificables. Y aunque no se debería dudar de la palabra de las mujeres que son víctimas, es obvio y triste que hay quien se está beneficiando del sufrimiento de otras mujeres para empujar sus agendas. La autora lo denuncia, pero no llega muy lejos después de la denuncia; yo les diré tres cosas sobre el tema: (1) la única memoria hasta el momento que me ha gustado, de ese estilo, es la de Ayaan Hirsi Ali, porque, aunque concuerdo muy poco con sus políticas y su manera de pensar, es bastante honesta; (2) son mucha propaganda de salvar a las mujeres marrones de los hombres marrones, que es falsa, porque no van a ir a liberar a ninguna mujer y (3) todo eso quiere decir que las verdaderas víctimas no llegan ni a poder alzar la voz. No las oímos porque no tienen voz, nadie les ayuda a que la tengan.

Ya que mencioné los dos puntos a favor, partiré con el resto de mi crítica. Este libro es uno que hace una gran gimnasia mental, ni yo podría hacer algunas de las acrobacias. La mayoría de estas acrobacias mentales y varios saltos de extrema longitud la autora los hace para demostrar que las mujeres musulmanas no están tan oprimidas como nosotros, los lectores, creemos. Para empezar eso sólo ya está muy mal porque en el mundo no existen las olimpiadas de la opresión. La opresión es, punto; que se manifieste de distintas maneras en distintos contextos es otro asunto. La primera de estas acrobacias mentales fue intentar contarme que la burka no era tan mala porque permitía a las mujeres salir de su casa y que era su cultura... Mi mente piensa que, mientras las mujeres no tengan opciones y capacidad de elección (es decir, estén emancipadas) no podemos decir algo así nada más porque sí para demostrarle a alguien un punto (y lo mejor sería que existiera una estadística que nos demostrara algo, especialmente porque son lo único que tenemos para demostrarle al mundo que la opresión de la mujer es real y que la cuestión de la mujer es algo importante).

I Am My Own Guardian, protesta contra el sistema de guardianes de Arabia Saudí
A lo largo de la historia, vamos viendo varios razonamientos de este tipo, especialmente basados en anécdotas que nos cuenta la autora y en sus juicios. Vamos de un caso específico a lo general. Lo irónico (lamentablemente) es que la misma autora insiste que no se puede crear un cliché en torno a la figura de la mujer musulmana (pues lo único que comparten todas las mujeres musulmanas en este mundo es única y exclusivamente la religión), pero en estos casos de ir de una anécdota hasta lo general lo hace muy a menudo. Quiero gritarlo que por qué lo hace, ¡¿por qué?! Es algo con lo que ella misma está en contra. Y claro que podemos ir de lo específico hacia lo general y de lo general a lo específico, pero no de un sólo caso específico, porque no nos permite ver un patrón. Muchas mujeres de los Estados Unidos empezaron a darse cuenta que las violencias que sufrían no eran algo individual cuando se formaron los grupos de consiencia (uno de los lugares de donde sabe que lo personal es lo político); ellas no fueron las únicas, a lo largo del mundo, muchas mujeres se han dado cuenta de que viven en un sistema que las violenta de manera sistemática precisamente al juntar todas sus historias y darse cuenta de que no son tan diferentes. Eso, de hecho, está muy bien. Ahora, cuando tenemos un sólo caso para intentar convencernos de que, en realidad, las mujeres no están tan mal, bueno, tiendo a alzar las cejas. Y eso pasa horrores en el libro.

Protesta contra la ocupación de Palestina en el marco del Día Internacional de la Mujer, mujeres palestinas
Hay una parte del libro que habla específicamente de Egipto y de las mujeres allí. Habla de su lucha y me encantaría poner todo esto entre comillas porque las cosas que cuenta la autora son ínfimas y pretende, con ellas, pintar todo el panorama. Para ofrecer un panorama de la cuestión de la mujer en Egipto ya existe Nawal el-Sadaawi, que investigó durante muchos años sobre temas de salud de las mujeres y otras cuestiones y escribió un libro con todo lo que descubrió sobre ello (no olviden leer La cara desnuda de la mujer árabe, que la verdad, es una mucho mejor manera de entender la lucha de la mujer en esos lares del mundo y nos muestra lo bueno y lo malo). Siento que la misma Abu-Lughodparte con un bias y nos cuenta sólo lo que le ayuda a sostener su punto, cosa que, por ejemplo, el-Sadaawi no hace.

Bueno, ahora, para acabar y no hacer esto más largo que nada, diré que me hubiera gustado que fuera un libro más proactivo y propusiera, si no soluciones, al menos un plan de acción algo claro. Y sobre las "soluciones" (que no puedo considerar exactamente como tal) que propone, hubiera preferido que fueran menos reformistas porque no le puedes poner parchecitos rositas y violetitas al patriarcado y decir que lo derribaste. En fin, eso es todo. Si fuera ustedes, me ahorraría el libro; pero si quieren leerlo, los invito a hacerlo para formar su propia opinión.

viernes, 16 de marzo de 2018

Comic y novela gráfica escrita por mujeres | Mini reseñas

Sí, en marzo vamos a hablar de todo. ¿Cómo pasaron el 8 de marzo, mejor conocido como el día de que los hombres pregunten por qué no hay un día del hombre... digo, el día de la mujer (y de contestarle a los hombres que sí hay un día del hombre y que dejen de joder)? Bueno, ya pasó, falta todo un año para que los hombres se vuelvan a poner tan insoportables de nuevo y el blog todavía no vuelve a su programación habitual (ni volverá hasta abril). Aquí no vamos a hablar de ningún hombre de carne y hueso hasta abril. Como quien dice, puras autoras. ¡Y hoy traigo comics y novelas gráficas! Tres, para ser preciso, que les vengo a recomendar. (Porque las mujeres también escriben comics y novelas gráficas, y si les dicen que no, les están mintiendo).

The legend of Wonder Woman, Vol. 1: Origins, Renae de Liz


Sinopsis: A new 9-issue miniseries with a story written and pencilled by Renae De Liz ("The Last Unicorn")! In the beginning, there was only chaos. But Hippolyta, Queen of the Amazons, saw a better future--and eventually, her daughter would be destined to bring that new world to life. Before her ultimate fate unfolds, though, Diana of Themyscira must learn the important lessons of an Amazonian childhood! Collects the 27 digital chapters of "The Legend of Wonder Woman," later released in print form for 9 issues. 
(Si alguien necesita la traducción, me la pide, con todo gusto la hago).

Yo soy lectora asidua de Marvel, no de DC. De DC me sé los personajes y poco más, pero con todo el revuelo de la película de la mujer maravilla, decidí leer este comic porque me lo encontré por ahí y salí encantada. Esta es la historia de los orígenes de la mujer maravilla y tiene un montón de mitología griega y dibujos absolutamente hermosos (y una historia más o menos razonable de por qué si Diana es de Themyscira su traje tiene las estrellas de la bandera de Estados Unidos... ¿qué a ustedes eso no les sonaba raro?). En serio, los dibujos son hermosos. Puedes pasar horas sólo viendo los dibujos en las páginas (al menos yo lo hice).


La historia está bastante bien, una historia de origen bastante interesante y en general promedio. O sea, no es una super revelación en la historia, pero creo que tiene bastantes elementos buenos y que el dibujo le ayuda maravillas. Estoy tentada a ponerles un montón de imágenes para probar mi punto. La historia no es nada del otro mundo, pero no necesitas nada del otro mundo para crear una buena historia. La historia de Diana es el viaje del héroe, pero como heroína (y con la cantidad de superheroínas si la comparamos con la de superhéroes superfamosos como ella, pues no hay tanto).

La autora es Renae de Liz y aunque me parece que ya no trabaja con DC, esta historia es bastante buena e interesante (aunque me parece que no tiene continuación y yo sigo sin ganas de leer nada de DC que no sean cosas de la mujer maravilla), muy simple, enmarcada en la segunda guerra mundial (cuando Estados Unidos decidió que necesitaba superhéroes e hizo toda la propaganda que pudo con ellos; la prueba: los trajes, la bandera yanqui a todo lo que da en todas partes). Se las recomiendo bastante si les gusta Wonder Woman, seguro saldrán satisfechos.



Generations, Flavia Bondi


Sinopsis: After three years in Milan, Matteo returns home to the provincial country town where he was born and from which he had fled. Coming out as a young gay man in a provincial country town had led to ugly clashes with his conservative father, and the urban metropolis of Milan had been a welcome change from the stifling small-town life of his childhood and the anger and bewilderment of some members of his family. But now, Matteo finds himself with little choice but to return home, with no money, no job, and an uncertain future, like so many other young people of his millennial generation. afraid of encountering his estranged father, he instead takes refuge with his extended family, at a house shared by his grandmother, three aunts, and his very pregnant cousin. As he tries to rebuild his life, reconnecting with the women of his family and old hometown friends, he warily confronts a few truths about the other generations of his family—from their bigotry to their love, and tolerance, and acceptance—and a few truths about himself, including his fears of confrontation and commitment.

Esta es una novela gráfica italiana.Intento traer variedad, porque pues lo mismo que se escribe en Estados Unidos no se escribe en Italia y lo que se escribe en Italia no se escribe en los Estados Unidos. Esta novela gráfica, además, explora la vida de un chico que vuelve a su pueblo desde Milán después de años de no tener relación con su familia, relación que quedó bastante dañada cuando salió del closet. Matteo vuelve sin trabajo, sin dinero y sin donde quedarse; no quiere ir a casa de su padre, pues siente que será rechazado y no quiere enfrentarse a ello, así que se regufia en casa de su familia más extendida, donde podemos ver su relación con sus tías.


La verdad es que esta novela me gusta mucho, explora demasiado las relaciones familiares en la casa de Matteo y su propia historia. Las relaciones de Matteo con su familia son de por sí complicadas y él intenta comprender todo lo que pasa bajo su techo. No es sólo que el haya vuelto desde Milán después de años de no tener contacto, sino que además se enfrenta a las peleas de sus tías, el pasado de su abuela y su prima embarazada. Al final, el mundo no gira alrededor de él, como él mismo se puede dar cuenta con mucho alivio. La novela explora su identidad y la aceptación de su familia (se sabe que Italia es un país conservador, pero aún así la familia quiere a Matteo), todos los problemas familiares que ocurren bajo un mismo techo.


Es una novela cuya narración es lenta, pero segura, llena de cosas cotidianas que nos pueden envolver en la idea de que no pasa nada (pero en realidad pasan muchas cosas, no sé dejen engarrar, la cotidianidad está llena de sucesos que ocurren en todas partes y de conflictos). Los personajes están bastante bien formados la mayoría, aunque me hubiera gustado tener un poco más de páginas para explorarlos todavía más (pues es una novela gráfica corta con un montón de personajes y conflictos, a la que otras diez páginas no le habrían venido nada mal). La historia es tierna y agradable.

Afar, Leila del Duca


Sinopsis: Boetema suddenly develops the ability to astrally project to other worlds, unintentionally possessing the bodies of people light years away. Inotu, her inquisitive brother with a penchant for trouble, finds himself on the run after he’s caught eavesdropping on an illegal business deal between small town business tycoons and their cyborg bodyguard. When Boetema accidentally gets someone hurt while in another girl’s body, the siblings are forced to work together to solve the problems they’ve created on their planet and others.

¡Ahora ciencia ficción! Además ciencia ficción donde prácticamente nadie es blanco. No es que eso lo haga automáticamente bueno, pero ya saben, vivimos en el mundo de las historias de los hombres blancos ricos que les encanta hablar de sus dilemas masculinos. Como dijo Nnedi Okorafor en su reseña de este libro, es muy bonito ver personajes con raíces árabes y africanas simplemente haciendo sus cosas. Así que ahora sí, les voy a contar qué pensé yo del libro.


La premisa de Afar es, sin duda, bastante original, no la parte en la que Boetema puede transportarse de manera astral, no, la parte en donde es un mundo que claramente está inspirado en el desierto africano y árabe. Yo soy de esas que grita por todos lados que hay que desconolizar la fantasía y la ciencia ficicón y Afar definitivamente hace eso. Sin embargo, creo que Afar se hubiera beneficiado mucho más si fuera una serie de varias novelas gráficas, por ejemplo, o si fuera una serie de comics. Los mundos que visita Boetema son algo demasiado grande para meterlos y apretarlos en tan pocas páginas y me hubiera gustado ver todavía más de sus aventuras y de sus conflictos. De todos modos, la historia no está nada mal.

El dibujo es bastante bueno (aunque a mí casi cualquier dibujo me parece lindo y bonito, no soy excesivamente pedinche en ese aspecto) y la historia no está nada nada mal. Me hubiera encantado explorar más el mundo (ya lo dije) y tener mucho más tiempo de conocer a los persnajes, porque la historia es rápida, siempre está ocurriendo algo, siempre, no te da ningún respiro (lo cual no es malo, sólo te deja con ganas de más). Se las recomiendo si les gustan estos géneros, seguro que no se van a decepcionar de nada.


miércoles, 14 de marzo de 2018

Amelie Nothomb | Mini reseñas

Hace nada les estaba hablando de esta autora belga en mis recomendaciones para la #TravesíaFeminista de Libros b4 Tipos y aunque este mes ya no esté dedicado a Europa Occidental, sino a Norteamerica (que también tiene unas escritoras increíbles, al final del mes haré mi lista de recomendaciones), pensé que bien podía traer estas reseñas. En realidad, la primera ya ha sido publicada en internet, pero la página en la que fue publicada (Plusbits) ha cesado de existir forever and ever así que la voy a repostear por aquí.  


Como me pareció muy poca cosa releyéndola, pensé en agregarle contenido nuevo hablando de otro libro con el que Estupor y Temblores está muy relacionado. Así que hoy, además de hablar de Estupor y Temblores, vamos a aprovechar también para reseñar Ni de Eva, ni de Adán. Si ustedes supieran hace cuanto leí este libro y hace cuanto estoy diciendo que lo voy a reseñar (no tenía ni kindle, es más, no había ni empezado la carrera), se ríen de mí. Pero bueno, no hay plazo que no se cumpla y hoy por fin traigo esta reseña.

Estupor y temblores


Sinopsis: Esta novela con declarada carga autobiográfica, que ha obtenido un éxito impresionante en Francia, cuenta la historia de una joven belga de 22 años, Amélie, que empieza a trabajar en Tokio en una de las mayores compañías mundiales, Yumimoto, quintaesencia de las empresas japonesas. Con «Estupor y temblores»: así es como el emperador del Sol Naciente exigía que sus súbditos se presentaran ante él. En el Japón actual, fuertemente jerarquizado (en el que cada superior es, antes que nada, el inferior de otro), Amélie, afligida por el doble handicap de ser a la vez occidental y mujer –extraviada en un hormiguero de burócratas, subyugada además por la muy japonesa belleza de su superior directa, con la cual tiene unas relaciones de franca perversidad–, sufre una cascada de humillaciones. Trabajos absurdos, órdenes dementes, tareas repetitivas, humillaciones grotescas, misiones ingratas, ineptas o delirantes, superiores sádicos, la joven Amélie empieza en contabilidad, luego a servir cafés, pasa a la fotocopiadora y, descendiendo los escalones de la dignidad (aunque con un despego muy zen), acaba ocupándose de los lavabos... masculinos.

Siempre he dicho que todo el mundo debería conocer a esta magnífica escritora belga. Creo que este, Estupor y temblores, uno de sus primeros libros, es el libro perfecto para conocer a Amélie Nothomb y conocer también su peculiar sentido del humor. Estupor y temblores es una novela autobiográfica en la que Amélie narra sus aventuras trabajando en una empresa japonesa, intentando adaptarse a un ambiente muy diferente al que conoce.  Para ponerlos en contexto, Amélie nació en Japón (en la ciudad de Kobe, más concretamente) puesto que su padre era diplomático. A los cinco años, abandonó el país y no volvió hasta 1989 para perfeccionar su japonés y conocer, de verdad, al país de sus amores.


Esta historia comienza en enero de 1990, Amélie acaba de conseguir empleo en una empresa japonesa muy tradicional donde Amélie empieza a ganarse enemigos desde el primer día. Su inmediata superior, Mori Fubuki, empieza primero como una aliada que parece entenderla en su desconcierto de cómo se maneja una empresa japonesa. Y en la larga cadena de sus superiores, el señor Omochi le hará la vida especialmente imposible. Entre sus tareas están sacar mil veces fotocopias del reglamento del club de golf del señor Omochi (y repetirlas, porque la primera vez no están correctamente centradas según él), escribir cartas adivinando asunto, contenido e intenciones y servir cafés. Todo aderezado con la peculiar visión de Amélie, que lo cuenta todo de manera muy amena e interesante.

Estupor y temblores es un libro muy cortito: apenas pasa de las 120 páginas. Además, se va volando. Amélie adora la cultura japonesa y adora Japón (es el país de sus amores), sin embargo, no se tienta el corazón para hacer una crítica de las empresas japonesas y la manera en que exprimen a sus empleados y mucho menos se tienta el corazón a la hora de intentar analizar la vida de una mujer japonesa y con qué roles se supone que debe de cumplir. Amélie se centra en los trabajos que le encomiendan y los líos en los que se mete por tener iniciativa, uno de los peores crímenes en la empresa.


El libro, escrito con el agudo sentido del humor de Amélie, hace que el libro sea muy divertido (¿quién pensaría que un libro sobre abusos laborales sería entretenido?). Para mí, es el mejor libro para conocer a la escritora belga, además de que sirve para conocer más del sistema jerárquico japonés y entender un poco su filosofía de trabajo. En resumen, es un libro cortito, entretenido, de trama y premisa muy sencilla que es muy recomendable si tienen interés en la cultura japonesa o en la escritora.

Ni de Eva ni de Adán


Sinopsis: Amélie Nothomb se sube en Tokio a la montaña rusa de una hilarante educación sentimental en brazos del muy delgado y muy oriental Rinri, un ávido lector que sueña con entrar en la orden del Temple. Amélie, decidida a aprender japonés enseñando francés a los autóctonos, conoce a Rinri en un bar. Pero, pocos días después, la relación entre maestra y alumno dará paso a una hermosa historia de amor. Distintos episodios nos sitúan, una vez más, ante una rica y peculiar visión de Japón, la de alguien nacido allí pero cuyos orígenes son occidentales, y donde la percepción de la alteridad cobra los más variopintos matices. Nothomb analiza sus experiencias desde una perspectiva casi antropológica, nunca exenta de ironía. La diversión está asegurada, pero también la ternu-ra e incluso la melancolía…, porque cuando Nothomb escribe en primera persona fascina, divierte, hace pensar y hace reír.

La sinopsis es mentirosa. No le crean. Eso no es una bellísima historia de amor. Creo que el afán de catalogar este libro dentro del género romántico es porque, sí, tiene una relación entre sus páginas y nuestra obsesión con las relaciones románticas. Esta es una novela autobiográfica y más que nada, es una historia sobre Amélie Nothomb. La belga está decidida a perfeccionar su japonés y, bastante frustrada con las clases de japonés a las que asiste y el sistema educativo japonés, al que no duda en criticar, se dedica a enseñar francés entre los japoneses. Así es como conoce a Rinri, un universitario, empieza a darle clases y acaba teniendo una relación con él.

Así, de la nada, chance y si parezca una novela romántica. A mí me van a perdonar, pero dejando de lado que sí tiene romance, se me hizo una novela bastante introspectiva de Amélie. La escritora se cuestiona una y otra vez el amor y su manera de sentirlo. Habla de las clasificaciones del amor según las ve ella y como las siente. Analiza su relación con Rinri mientras habla de la cultura japonesa (y qué cultura) y vive en el país de sus amores. Amélie ama a Japón más a que casi todo en el mundo y se nota por como habla del país. Lo critica, lo expone, nos cuenta todo. Creo que sé más cosas de Japón que de Rinri, la verdad (que no es mal protagonista y de hecho es un chico bastante tierno, pero again, creo que aunque es una pieza muy importa del libro, el libro no es de él ni de su relación). Este libro es anterior a Estupor y Temblores. Antes de que Amélie entrara a trabajar en una empresa salida directamente de los círculos del infierno. 

Monte Fuji
De Amélie Norhomb uno puede esperar casi cualquier cosa. Este libro a veces es pesado porque sus divagaciones parecen irse por las ramas en todo momento. A pesar de todo, su prosa al hablar de Japón es hermosa y una de las partes más impresionantes del libro es la excursión al Monte Fuji, que todos los japoneses deben realizar al menos una vez en su vida. Les juro, me pareció hermoso. Es un buen libro para complementar el anterior, aunque la verdad es que no lo considero por encima de la obra magistral que me parece Estupor y Temblores (e incluso la Metafísica de los tubos, que aún tengo pendiente reseñar).

lunes, 12 de marzo de 2018

Casas vacías, Brenda Navarro | Reseña

Sinopsis: Casas vacías habla del dolor de las mujeres ante la desaparición de un hijo y de su propia vida. Es una novela que también cuestiona la maternidad y abre la posibilidad de un diálogo sobre cómo se enfrentan las maternidades no solicitadas y que son impuestas socialmente. Casas vacías es la primera novela de Brenda Navarro y el primer libro editado por Kaja Negra. Es el primer paso de nuestro proyecto editorial.

Esta es una novela que puede leer todo el mundo, sólo necesitan descargarla. Ya les puse el link al proyecto editorial en la sinopsis, pero si no, también la pueden encontrar en Bookmate de manera totalmente gratuita. Ahora sí, quiero pasar a contarles un poco del libro y de lo que me pareció, porque me parece que es un libro con tantos temas, con tanta profundidad, que no acabaré nunca de hablar de él. Casas vacías es una novela que agarró mi corazón, lo estrujó, lo hizo pedazos y después me lo regresó todo maltratado, es un libro que tuve que darme tiempo para digerir, puesto que no sabía exactamente como sentirme al acabarlo, es un libro impresionante. Ya verán, espero convencerlos con esta reseña.


La autora es la mexicana Brenda Navarro, a quien pueden encontrar en twitter como @despixeleada, por si quieren conocerla un poco más; también dirige el proyecto Enjambre Literario y es estudiante del Máster de Estudios de Mujeres, Género y Ciudadanía por la Universidad de Barcelona. Yo no la conocía para nada hasta que tuve el libro y empecé a leerlo en mi cuenta de Bookmate y, definitivamente, qué buena carta de presentación. La conocí sólo por sus letras y de verdad me sorprendió, Casas vacías es una novela que habla del dolor sin caer en lo cliché, habla de la pérdida de manera completamente sincera, es un libro impresionante. Decidí, pues, dividir esta reseña en varios tópicos para poder hablar de todo un poco con orden.

Los desaparecidos


México es un país de desaparecidos. Algunos los olvidamos a veces, porque son tantos que contarlos se ha vuelto casi imposible. Pero sus mamás siguen buscando, aunque sea un indicio, lo que sea, siguen exigiendo que aparezcan y que se los regresen. ¿Se han preguntado lo que sienten esas mamás mientras buscan, de manera incansable, aunque sea una pista del paradero de sus hijos? Con los desaparecidos uno no puede tener un duelo como con los muertos, ¿qué tal si están vivos? De repente, están siempre vivos, hasta que no aparezcan, están siempre vivos. En esta historia, Daniel tiene tres años cuando desaparece casi enfrente de los ojos de su mamá, que lo había llevado al parque. Se lo roban casi enfrente de ella y no lo vuelve a ver.


Desde ese momento, ocurre un torbellino en sus emociones. Daniel es su único hijo, no tiene otro, es autista, ¿qué va a hacer sin ella? De repente se siente mala madre, porque se lo robaron cuando se suponía que ella estaba vigilándolo, porque admite, sin muchos remordimientos, que hubiera preferido que fuera su hija adoptiva/postiza, la sobrina de su esposo, la que desapareciera, en vez de Daniel, el único hijo que tenía. Entonces, durante todo el libro, nos vemos obligados a prescenciar su catarsis, ver sus sentimientos que la desbordan y que no siempre son los que uno espera de la madre de un desaparecido (porque ellas parecen siempre idealizadas, una madre abnegada que lo hace todo por buscar a su hijo, a la que los medios ignoran cuando habla, pero refieren siempre que pueden sólo para reforzar las ideas de las madres abnegadas). No tenemos otra que verla romperse, una y otra vez.
Se hablaba de sangre, de asesinatos, de cifras, pero nadie hablaba de nosotras. Nuestros hijos desaparecían al doble, una vez físicamente, otra, con la indolencia de los demás.
¿Daniel estará bien? ¿Comerá bien? ¿Vivirá bien? Todas las preguntas pasan una y otra vez por su cabeza mientras ella se siente incapaz de hacerse cargo de su propia vida y se siente como madre inepta por no poder hacer más para que Daniel aparezca. De verdad, lo que más transmite su historia es la desesperación y una avalancha de sentimientos que, como lctor, de repente no sabes bien dónde meter. Quizá porque estamos acostumbrados a las historias de La Madre idealizada, abnegada, sacrificada, a la madre resignada que le exige a las autoridades que busquen a su hijo, que todo este despliegue de desesperación y de rencor (contra ella misma, contra su hija adoptiva, contra su propia maternidad) nos parece extraño y ajeno.


Las maternidades (semi)forzadas


Como en este mundo estamos rodeados de todo ese discurso que dice que una mujer no está completa como mujer hasta ser madre, quizá no las vemos. Para la sociedad, el ideal de mujer es una incubadora que hace el trabajo doméstico y realiza todos los trabajos de cuidado, además de estar siempre bella y dispuesta a que los hombres te cosifiquen. A las mujeres que no pueden tener hijos no se les considera mujeres completas; a las que no quieren tener hijos, se les trata de tontas porque... ¿por qué no querrían ser parte del milagro de la vida? Cuando una pareja se casa, lo que sigue es que todos te pregunten cuándo chingados vas a encargar. Y cuando nace el primero, no falta quien te dice que para cuando la parejita. No importa que no quieras tener hijos, de repente sólo sirves para eso.


La madre de Daniel explora la idea de su maternidad como una maternidad de la que se arrepiente, que fue (semi)forzada, que creyó que quería porque sentía que debía quererla, pero para la cual nunca estuvo preparada. Hay una parte del libro donde ella misma cuenta como se autoconvenció, mientras estaba en España, que todo iba a funcionar. Que Nagore, su sobrina política, podía ser también su hija después de perder a su madre, que después de la pesadilla del embarazo todo sería un sueño (porque eso le habían vendido con El Milagro de la Vida). Podemos experimentar su desesperación como madre, como siente que las circunstancias la obligaron a tener dos hijos en vez de sólo uno, como de repente no sabe qué hacer con Nagore, porque nadie se toma el tiempo de escuchar a Nagore, que perdió a su madre, a su país y a sus abuelos de tajo porque se la llevaron a México. Como de repente tampoco sabe que hacer con Daniel, que es autista y no logra conectar con él, no logra hacer que su marido conecte con él, que sea el padre amoroso que le contaron que sería.
La lactancia es el reflejo de las madres que quieren ahogar a los hijos ante la imposibilidad de no poder comerlos. Les ofrecemos el pecho no solo por instinto sino por el deseo obliterado de acabar con la descendencia antes de que sea demasiado tarde.


Toda la historia es desgarradora no porque nos haga ver que a veces los seres humanos somos seres horribles, sino que nos enseña, casi con lupa, los sentimientos desesperados de una madre que siente que no le pidió a nadie su maternidad y que quiere a su hijo a pesar de que parece tener arrepentimiento.

La violencia de género


Por supuesto, en una historia de mujeres, la violencia de género siempre se hace presente. Todas las mujeres estamos sujetas a ella siempre. La mujer que se roba a Daniel (y lo renombra) es una mujer que sufre violencia intrafamiliar y se muda con un novio violento para escapar de ella. Sale de una para ir a meterse a la otra, como quien dice. No es una mujer de muchas opciones, no tiene dinero, no tiene estudios. Lo que más desea es un novio que le haga un hijo porque siente que siendo una familia su vida se va a arreglar (o más bien, jugando a la familia). Sufre violencia y es desgarrador porque la tiene normalizada, porque ella misma decide que vivir en un ambiente violento es mejor que vivir en uno más violento.
Supimos, mediante los papeles delgados y escritos con máquina de escribir obsoleta del expediente judicial, que Xavi mató a Amara en un pelea que había durado cinco años de los doce de matrimonio.
Sin embargo, no es la única historia de violencia contra la mujer que se nos cruza en el libro. La violencia sistemática es algo que atraviesa constantemente a todas las mujeres del libro, estén o no presented. La madre de Nagore fue la víctima de un feminicidio. Parece que en el libro nadie sabe bien como lidiar con ello, como lidiar con Nagore, con la historia, ¿cómo enfrentarse a eso cuando te pasa a ti? El libro explora un poco esa idea de la sociedad que las madres de los asesinos tienen la culpa de que sean asesinos. Porque la maternidad siempre está vigilada, hay que ser la madre perfecta y aún así nadie te asegura que, en algún momento, no te señalarán con el dedo y dirán que eres la peor madre del mundo.


Ya concluyendo, les recomiendo mucho este libro, que además es maravilloso que su distribución sea gratuita en digital. Es un libro muy desgarrador, pero es muy hermoso, no puedo dejar de recomendárselos.
¿Por qué les llaman desaparecidos y no se atreven a llamarles muertos? Porque los muertos somos los que los buscamos, ellos siempre, siempre seguirán vivos.
Actualización al 24 de abril de 2020 (que la autora de la reseña debió de haber hecho antes, pero le dio flojera): el libro ya no se encuentra publicado como proyecto gratuito en Kaja Negra, sino que ahora es parte de la Editorial Sexto Piso. Lo pueden conseguir con ellos. ¿Pero qué creen? Está también disponible en Bookmate).


sábado, 10 de marzo de 2018

Si me permiten hablar, testimonio de Domitila Barrios de Chúngara

Sinopsis: Esposa de un minero y madre de siete hijos, Domitila fue la única mujer de la clase trabajadora que asistió a la Tribuna del Año Internacional de la Mujer, organizada en México en 1975. Ahí surgió la idea de este testimonio que contiene elementos para un análisis histórico profundamente innovador porque expresa una interpretación de los hechos a partir de una visión popular. 

De este libro, Domitila no está acreditada como la autora, sino otra mujer. La verdad, es que aunque otra mujer haya compilado el libro, creo que Domitila se lleva casi todo el crédito por este libro y todo lo que narra en él. Domitila Barrios de Chúngara es una de las mujeres que más admiro y que más he admirado en mi vida. Antes de hablarles en sí del libro, quiero hablarles de quien fue Domitila y lo que significó esta mujer para la historia de Bolivia. 

Domitila Barrios de Chúngara era la esposa de un minero y vivía en Siglo XX, una comunidad minera de Bolivia. Tenía siete hijos y participaba activamente en los comités sindicales. Domitila nunca tuvo una vida sencilla, los rigores el ritmo de vida minero acabaron con su madre cuando ella era apenas una niña, su padre estaba metido en política y tratabajaba como sastre de la policía minera. Ya casaba, viviendo en el pueblo que la había visto nacer, fue parte del Comité de Amas de Casa del Distrito Minero Siglo XX, junto con otras muchas mujeres, esposas y viudas de mineros, que sostenían que ellas también trabajaban, tanto como todos en la comunidad, sólo que su trabajo doméstico no era remunerado y lo que habían para apoyar el sueldo de sus maridos no bastaba. 

Domitila fue famosa y conocida por oponerse a las dictaduras de René Barrientos Ortuño y de Hugo Banzer Suárez. Fue víctima de la represión y torturada por militares, por lo que perdió a un hino nonato (esto ocurrió durante lo que se conoce como la Masacre de San Juan). Vino a México a la Tribuna por el Año Internacional de la Mujer instituido por Naciones Unidas en 1975 y fue casi la única, si no es que la única, mujer de clase obrera que asisitió (y donde tuvo una discusión de Betty Friedan, puesto que la estadounidense no comprendía que sus planes no se podían aplicar a las mujeres de los mineros en Bolivia, y que sus circunstancias no eran las mismas) al eventó. En 1977, tal como narra Galeano en su libro Mujeres, inició una huelga de hambre junto con otras cuatro mujeres mineras contra la dictadura. Eran cuatro mujeres contra toda una dictadura. Y sin embargo, le dieron la vuelta a la historia: a estas cinco mujeres se unieron más tarde miles de personas y al régimen militar no le quedó más remedio que renunciar en favor de la democracia.


En pocas palabras, esa es Domitila Barrios de Chúngara, líder minera y mujer extraordinaria. Por lo que menciona en Si me permiten hablar, era marxista o socialista (una de las dos, porque menciona las dos corrientes), abogaba por la liberación de la clase obrera, diciendo que sólo así las mujeres como ella podrían encontrar una liberación real (porque ellas, obviamente, no querían la igualdad con sus maridos, sino que reclamaban mejores condiciones para toda la clase obrera en conjunto). Para conocerla, creo que lo mejor es leer este libro testimonial, Si me permiten hablar. No es un libro muy largo y, ahora sí, voy a pasar a hablar de él. 

El libro Si me permiten hablar, habla primero de la realidad de los mineros bolivianos y sus jornadas de trabajo, junto con las jornadas de sus esposas y de sus hijos. Como dice Domitila, allí todos trabajan, porque es la única manera que tienen de subsistir. Después Domitila nos habla de su historia personal, pero lo que me llama la atención es que Domitila tiene un gran sentido de comunidad a lo largo de todo el libro. Llega a rechazar becas para sus hijos por parte del gobierno porque eso sólo era una manera de comprarla y de silenciarla (puesto que era a cambio de que dejara de hacer bulla), mejores pocisiones para su marido (con las mismas condiciones) y ella misma dice que ella no quiere una mejor vida sólo para ella, que eso sería egoísta, que ella quiere una mejor vida para toda su comunidad, que quiere mejores condiciones de vida para todos los mineros, que si no, no tiene caso


El libro está contando como un testimonio oral, lo cual en cuestiones de narrativa es muy bonito, pero pues, en este libro es lo de menos. La autora original eligió preservar todos los modismos de Domitila (lo cual es, definitivamente un acierto, puesto que muchas veces, en un intento de universalizar el mensaje, se hace neutro el idioma y entonces tenemos algo escrito en un idioma que nadie habla). Bueno, entonces, quiero contarles primero un poco de que me hace amar tanto a Domitila. Ella es de las primeras mujeres que conocí que cuestionaban qué tanto podían ser las mujeres iguales entre sí sólo por su condición de mujeres y que hacía notar que, por mucho que pudieran tener en común, una mujer de clase alta no iba a tener las mismas necesidades inmediatas que una mujer de clase obrera. 

Respecto a eso narra una de sus experiencias en la Tribuna del Año Internacional de la Mujer en México en 1975, después de una discusión que ocurrió.
Entonces yo pedí la palabra. Pero no me la dieron. Y bueno, yo me paré y dije:
—Perdonen ustedes que esta Tribuna yo la convierta en un mercado. Pe-ro fui mencionada y tengo que defenderme. Miren que he sido invitada a la Tri-buna para hablar sobre los derechos de la mujer y en la invitación que me man-daron estaba también el documento aprobado por las Naciones Unidas y que es su carta magna, donde se reconoce a la mujer el derecho a participar, a orga-nizarse. Y Bolivia firmó esta carta, pero en la realidad no la aplica sino a la bur-guesía.
Y así, seguía yo exponiendo. Y una señora, que era la presidente de una delegación mexicana, se acercó a mí.
Ella quería aplicarme a su manera el lema de la Tribuna del Año Interna-cional de la Mujer que era “Igualdad, desarrollo y paz”. Y me decía:
—Hablaremos de nosotras, señora... Nosotras somos mujeres. Mire, señora, olvídese usted del sufrimiento de su pueblo. Por un momento, olvídese de las masacres. Ya hemos hablado bastante de esto. Ya la hemos escuchado bas-tante. Hablaremos de nosotras... de usted y de mí... de la mujer, pues.
Entonces le dije:
—Muy bien, hablaremos de las dos. Pero, si me permite, voy a empezar. Señora, hace una semana que yo la co-nozco a usted. Cada mañana usted llega con un traje diferente; y sin embargo, yo no. Cada día llega usted pintada y pei-nada como quien tiene tiempo de pasar en una peluquería bien elegante y pue-de gastar buena plata en eso; y, sin embargo, yo no. Yo veo que usted tiene cada tarde un chofer en un carro esperándola a la puerta de este local para recogerla a su casa; y, sin embargo, yo no. Y para presentarse aquí como se presenta, estoy segura de que usted vive en una vivienda bien elegante, en un barrio tam-bién elegante, ¿no? Y, sin embargo, nosotras las mujeres de los mineros, tene-mos solamente una pequeña vivienda prestada y cuando se muere nuestro esposo o se enferma o lo retiran de la empresa, tenemos noventa días para abandonar la vivienda y estamos en la calle.
Ahora, señora, dígame: ¿tiene usted algo semejante a mi situación? ¿Ten-go yo algo semejante a su situación de usted? Entonces, ¿de qué igualdad va-mos a hablar entre nosotras? ¿Si usted y yo no nos parecemos, si usted y yo so-mos tan diferentes? Nosotras no podemos, en este momento, ser iguales, aun como mujeres, ¿no le parece?'

Domitila defendía la necesidad de trabajar junto a los hombres obreros para lograr la liberación de los trabajadores, sin embargo, se quejaba también de las injusticias que esos mismos hombres cometían contra sus esposas. Una vez, antes del Año Internacional de la Mujer, las mujeres del Comité de Amas de Casa de Siglo XX convocaron a una manifestación para pedir mejoras laborales para los mineros y para la comunidad. Muchos hombres se oponían a que las mujeres se metieran en la política, puesto que les parecía que eso no era propio de ellas, sin embargo, a esa manifestación acudieron más de 1500 mujeres en total. Después de la manifestación, sin embargo, algunos hombres, enojados, golpearon a sus mujeres por haberlos desobedecido. El Comité no dudó en condenar el hecho a través de la emisora de los mineros, diciendo que esos hombres que habían golpeado a sus esposas debían ser ajentes del gobierno, pues de otro modo no se podía explicar que se opusieran a que sus mismas esposas buscaran mejoras laborales para ellos. Me pareció un momento muy bonito dentro de la historia de Domitila.

Con el tiempo, dice Domitila, los hombres se fueron acostumbrando a que las mujeres se metieran en la política y con los Comités. Ya no lo cuestionaban tanto. Cuando ella vino a México, invitada, y no le querían dar la visa, varios dirigentes mineros se plantaron con ella en La Paz, amenazando con hacer huelga y quejarse en las mismísimas Naciones Unidas, diciendo que no sólo las esposas de los ricos tenían derecho a ir a la Tribuna, sino que también sus esposas, las esposas de los mineros, tenían derecho. Y Domitila vino a México. Cuando estuvo presa y logró hacerlo saber, hubo huelgas de los mineros para apoyarla.

Las huelgas de hambre de las mujeres fueron decisivas en Bolivia
En fin, para mí, este Testimonio de Domitila es básico para entender las circunstancias de las mujeres obreras, trabajadoras y las esposas de los obreros y de los trabajadores. Para leerlo y comprenderlo. Además, este libro le puede quitar a muchos la idea de que las mujeres pobres no tienen conciencia política o no pueden entender de política. Domitila es una mujer con gran conciencia política, que se educó como pudo y con los medios que necesitó para entender las circunstancias de su vida y, sobre todo, de su país. No puedo recomendarlo más, de verdad. Además, como soy de la idea de que hay que colectivizar la información y el conocimiento, este libro está en mi Biblioteca personal de libros sobre feminismo y la cuestión de la mujer y lo pueden encontrar en este link.

jueves, 8 de marzo de 2018

Las mujeres llevan sobre su espalda la mitad del cielo y deben conquistarla

Siempre, cada 8 de marzo, publico algo especial y personal. A veces no tan personal, porque he escrito del origen del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, pero siempre tiene que ver con la lucha de las mujeres. De hecho, hace dos días estaba escribiendo a entrada para publicar antes, pero la verdad es que no me salía nada y dije que ya el mero día seguro se me ocurría algo. Se me ocurren muchas cosas. Las marchas de mujeres que le gritan al patriarcado siempre me hacen sentir acompañada y entendida, me hacen sentir que no soy la única que le está gritando a la nube. Total, entonces, les quiero contar un poco de este día.


Libros b4 Tipos, mi colectivo feminista, que pueden encontrar en facebook, twitter, instagram y hasta en goodreads, convocó a un contingente. Nos animamos a hacerlo para crear un espacio en el que muchas otras mujeres pudieran marchar y porque, ante todo, queremos sacar el colectivo a las calles y vamos de a poco, pero vamos. Se convocó a un contingente mixto, hicimos carteles con frases de escritoras que hablaran de la cuestión de la mujer. Hicimos una pancarta con una frase de Rosario Castellanos, una de las autoras que ya leímos en nuestra trayectoria de club de lectura y pues marchamos.

Les quiero contar varias cosas, pero bueno, vamos por partes. Éramos un contingente super plural, creo, por lo que alcancé a ver (la mayor parte del tiempo fui al frente). Literal no sé de cuantas corrientes feministas se nos unieron mujeres. La pluralidad me gusta, sobre todo porque frente a frente es mucho más fácil contrastar que tan diferente o que tan parecida eres a la otra y debatir todas las diferencias de ideología que existan. También había algunos hombres (pocos, realmente creo que me fijé sólo en uno), porque se convocó a contingente mixto por nuestros acuerdos. Me da gusto ver que parte del trabajo colectivo que me dedico a hacer llegue a las marchas y a la lucha de la calle lentamente, pero que llegue.

Haciendo los carteles, yo estoy en la orillita derecha.
Me da gusto porque para mí la liberación colectiva es lo más importante del mundo. No quiero ser libre yo sola, quiero que lo sean todas las mujeres. Quiero que mi trabajo llegue, cada día, poco a poco, a más mujeres de distintos ámbitos y en distintos lugares. Quiero que todo lo que hago por la emancipación de la mujer, por la difusión de la teoría feminista (y la de la mujer dentro del marxismo y todas las lecturas que pongo), por la difusión del trabajo intelectual de las mujeres, que se hace a diario, por... todo lo que trabajo, llegue más lejos. Y no sólo lo que yo hago como individuo, sino todo lo que hago por el trabajo del colectivo, para que Libros b4 Tipos sea algo más grande, algo que llegue a muchísimas mujeres en el mundo. En fin, eso me da gusto.

Les voy a contar sobre mi cartel. De hecho, quería poner una frase de Kollontai, porque Alexandra Kollontai es mi remedio para el dolor, la depresión, la tristeza y el desánimo, pero no encontré ninguna lo suficientemente corta como para que me cupiera en media cartulina que me gustara. También quería poner el significado de ser mujer de Broyelle, pero era demasiado largo, así que finalmente puse una frase que representa gran parte del movimiento de liberación de las mujeres chinas durante la revolución y que aparece en un libro que estoy leyendo, La mitad del cielo, de Claudie Broyelle. La frase se le atribuye en diversas versiones a Mao, la que yo utilicé es exactamente la que aparece en el libro. "Las mujeres llevan sobre sus espaldas la mitad del cielo y deben conquistarla", es la frase exacta, aquí les dejo la imagen de mi cartel.


Como conclusión, en la marcha gritamos muchos, nos sentimos acompañadas. La lucha feminista y por la liberación de la mujer, es larga, ardua y estresante; pero en colectivo siempre es mejor que sola. El colectivo acompaña, los grupos de mujeres se entienden, pueden hablar de sus problemáticas. La lucha feminista no es sólo el 8 de marzo, ni sólo el 25 de noviembre, ni sólo el día que se convoca a movilización, la lucha feminista y por todas las mujeres es todos los días. Sin embargo, cada 8 de marzo me puedo dar el lujo en voltear atrás y pensar que he logrado algunas cosas con un colectivo que amo y que algún día sean una pequeña parte de toda una lucha constante por la liberación de las mujeres. Aquí abajo les dejo más fotos del contingente y de los carteles que se vieron. Tengo pocas aún, pero las iré actualizando con el transcurso de los días.

La foto me la tomó mi mamá, que me acompañó a marchar.


Cartel que hizo Raquel

martes, 6 de marzo de 2018

Viento del este, viento del oeste, Pearl S. Buck | #WomenPNL

Sinopsis: Pearl S. Buck ha sabido describir en sus libros el punto justo en que se encuentran las civilizaciones oriental y occidental. Al trazarnos el retrato de una familia distinguida, apegada a tradiciones antiquísimas, nos muestra los conflictos que, de manera inevitable, surgen entre padres e hijos cuando las ideas occidentales penetran en los baluartes de la cultura china. En esta magnífica obra se amalgaman así el interés temático y la precisa definición de los caracteres y los personajes.
 
Antes de empezar con la reseña propiamente dicha, les voy a recordar que este 2018 estoy participando en el proyecto #WomenPNL, leer a todas las mujeres que han ganado el premio Nobel de Literatura. Lo organiza Diana del blog Todo mi ser y pueden unirse aunque ya hayan comenzado las lecturas. En marzo tocaba Pearl S. Buck (+ Grazia Deddeda, porque yo empecé el reto después) y escogí este libro porque es de sus primeros libros. Voy a serguir leyendo a Pearl S. Buck este año, entonces empezar por aquí parecía una buena idea para ir viendo la evolución de la autora. Les voy a contar un poquitín sobre ella para que la conozcan de a rápido y luego vamos a pasar a la reseña.

Pearl S. Buck nació en los Estados Unidos, pero pasó gran parte de su vida en China, donde fue llevada por sus padres misioneros. Yo tengo strong opinions sobre los misioneros (realmente fuertes, no me gustan, me parece una manera de colonización pacífica que de todos modos acaba arrancando partes de la cultura china), pero bueno, no diré nada de momento porque, esto es una reseña, no un artículo de por qué considero que los misioneros no sirven de mucho, dañan culturas porque quieren salvarlas, se sienten superiores por andar salvando gente e ignoran lo que la gente necesita (puros white saviors). Pearl vivió más o menos durante cuarenta años en China (no de un tirón, sino acumulados a lo largo de su vida) y gran parte de sus novelas y escritos hablan sobre mujeres y cutura china

Ahora sí, vamos a pasar a hablar del libro un poco más. Viento del este, viento del oeste es una novela narrada en primera persona por una mujer china. Ya había tenido experiencias leyendo este tipo de novelas testimoniales leyendo a Amy Tan, que se caracteriza por escribir historias de generaciones de mujeres chinas, basándose principalmente en su madre y su relación conflictiva con ella. No estoy mencionando a Amy Tan de manera gratuita, sino que quería hacer un contraste entre las mujeres de Amy Tan y la mujer que narra esta novela, porque a pesar de que son muy parecidas, hay cosas muy diferentes. Las de Amy Tan siempre son aguerridas, aunque sean tímidas o a simple vista sean pasivas, mientras que la protagonista de esta novela se caracteriza precisamente por su modo de ser pasivo ante los otros y hacer oír su voz demasiado poco. No dejo de preguntarme hasta que punto en esta novela se ve reflejada la manera en la que Pearl S. Buck ve a las mujeres chinas (después de todo, es hija de misioneros) como en las novelas de Amy Tan está reflejada cómo ve a las mujeres como su madre (les recomiendo que revisen la reseña de La esposa del dios del fuego). ¿Representamos a los personajes tal cómo los vemos? Ahí va el siguiente punto de esta reseña.


Aunque la novela me gustó mucho por su retrato a la cultura China y el choque con la cultura occidental, hay una parte de la novela que no deja de sonarme escrita desde el colonialismo puro. Siento que hay un cierto paternalismo que a veces no se nota demasiado, pero sale a relucir siempre que se habla de las ventajas de la cultura occidental, es un colonialismo tremendo. Aquí entra un debate que nos puede dar para hablar horas: ¿se vale mantener las tradiciones, por ser tradiciones, aunque sean dañinas para un sector de la población? Es un tema que se aborda desde la perspectiva latinoamericana en la compilación Feminismos y Poscolonialidad, donde se abordan precisamente costumbres y tradiciones con raíces patriarcales. Por supuesto que no toda tradición y costumbre de todas las civilizaciones del planeta tiene raíces patriarcales, pero muchas sí (el patriarcado no es occidental, si lo fuera, no cargaríamos un chingo de tradiciones no occidentales con raíces patriarcales en la vida); en el caso de china, lo más obvio de todo entre ese cúmulo de tradiciones que el mundo occidental fue a sustituir, son los pies vendados de las mujeres. El tema se aborda en la novela, por supuesto; la protagonista tiene los pies vendados, como manda la tradición, puesto que los pies más pequeños son venerados como más hermosos. Sin embargo, su marido, un hombre educado en Estados Unidos, encuentra esta tradición abominable/bárbara/lo que ustedes quieran. Y se lo dice. 
 
Sin embargo, creo que todos esos temas no están tratados como deberían estar tratados en la novela (de nuevo, siento que lo que los invade es un punto de vista sumamente colonial). De repente, siento que el mundo occidental se apresura demasiado a salvar a las mujeres de otros lados del mundo, pero a salvarlas porque sí, tratándolas como seres inferiores que no entienden que han sido víctimas de violencia durante toda su vida por ser mujeres (cuando eso es, en su mayor parte, mentira). Y nuestra protagonista es tratada justamente de esta manera. Aunque la historia me gusta, porque representa de manera muy clara y obvia el choque de dos culturas que no se llevan nada bien y en la que una adopta la clara supremacía (ah, el bello imperialismo occidental) y todo lo que se pierde y queda atrás al hacer una fusión. 
 

El marido de nuestra protagonista decide cortar prácticamente de tajo con todas las tradiciones antiguas, que le parecen atrasadas y medievales. Gracias a él, su esposa decide quitarse las vendas de los pies, aunque su instinto se rebela contra ello (recordemos que ha sido educada precisamente para creer que los hombres valoran los pies pequeños y que, además, un hombre nunca le debe ver los pies desnudos a una mujer); estamos viendo a una mujer que toda su vida ha sido educada para servir a los hombres. Sin embargo, hay otras cosas del libro que me dolieron. Los ritos para pedir por la salud de los niños se pierden y, aunque la medicina (occidental), que practica el marido de nuestra protagonista, es obviamente benéfica para la población, siempre podemos ver el rechazo hacia ella, precisamene porque nadie nunca le explica a nadie por qué es benéfico, por qué es diferente; en cambio, lo único que obtenemos es una actitud evangelizadora (muy propia de los misioneros) que causa rechazo, aboga por la supremacía de una cultura sobre otra (cuando la civilización occidental no es nada sin, precisamente, oriente) y da muy poco espacio al diálogo. La novela, al menos de manera indirecta (dudo que Pearl S. Buck lo haya hecho adrede), es perfecta para retrarar esa manera de colonialismo
 
 
Pasando a otra cosa mariposa, quiero hablar de por qué me gustó la novela. ¿Saben por qué? ¿Se atreven a imaginar? Bueno, precisamente me gusta porque retrata a distintas generaciones de mujeres en China y porque nos muestra a mujeres de distintas clases sociales. No tenemos un rango muy amplio de representación femenil (aunque esta rebasa a la masculina por mucho, he de decir), puesto que nuestra protagonista no tiene demasiadas relaciones ni ejemplos de los que valerse. Conocemos a su madre, una mujer criada con los valores tradicionales, que educó a sus hijos en los mismos valores que la educaron a ella y que al parecer tuvo una relación de más o menos respeto mutuo con su marido. Conocemos, también, a las concubinas de su padre, mujeres de estratos sociales más bajos, cuyos hijos no tienen derecho a la misma herencia y a las mismas atenciones que los de la primera esposa/primera dama de la casa y que le deben obediencia, no sólo a los hombres que "las compraron" (bueno, en realidad, que se unieron a ellas pagando una dote a sus familias para tomarlas como concubinas), sino también a la señora de la casa, que se encarga del orden doméstico. Las historias de las concubinas son a menudo tristes, puesto que una vez que pierden su belleza o su marido se fija en otra mujer, pierden todo poder que puedan haber tenido alguna vez, mientras que las primeras esposas mantienen, al menos, su poder dentro del orden doméstico.
 

También, por supuesto, vemos un poco a la suegra de nuestra protagonista, con la que tiene una relación un poco tirante (pues las tradiciones chinas dictaban que la nuera se encargaba de servir a su suegra, cosa que el marido de la protagonista no quiere que ocurra, puesto que él desea, dentro de lo posible, ver a su esposa como su amiga y su igual) y la esposa norteamericana de su hermano. Las mujeres son, más que nada, el motor que mueve a esta novela y eso me encanta.  

Les recomiendo la novela, es interesante, no es muy larga y les puede encantar si les gustan las novelas ambientadas en Asia, además de que me parece una buena manera de conocer a Pearl S. Buck, esta escritora súmamente prolífica que ganó el premio Nobel.