Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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lunes, 28 de septiembre de 2020

Hermanastra, Jennifer Donnelly | Reseña

Sinopsis: Isabelle no es la preciosa muchacha que ha enamorado al príncipe tras perder un zapato de cristal, sino la hermanastra fea que se ha cortado los dedos de los pies para lograr meterlos en el zapato de Cenicienta. Y ese zapato… se está llenando de sangre. Cuando el príncipe descubre el engaño, la rechaza y condena a su familia al desprecio del pueblo. Pero ella cree que se lo tiene merecido: quería ser como Cenicienta y solo ha conseguido ser mala y celosa. Ahora tiene la oportunidad de cambiar su destino y demostrar lo que las hermanastras feas siempre han sabido: ni siquiera un corazón roto basta para someter a una chica.

NO TE CONFORMES CON ROMPER EL CUENTO DE HADAS. HAZLO AÑICOS.

Hay muchas cosas que me dan risa de la sinopsis, de este libro, del hecho de que leí 250 páginas en un día para acabarlo a huevo, antes de que me siguiera dando pereza leer. Ay, esto de romper los cuentos de hadas me da mucha risa, perdón. Pero ya les explico por qué más adelante. El caso es que el libro no me gustó pero a veces encuentro interesante discutir de cosas que no me gustaron porque se abre el diálogo y esas cosas. Esa creencia de que sólo vamos a hablar de las cosas buenas me cansa mucho porque en la crítica puede haber debates increíbles y mucho diálogo (eso sí, parto de la idea que cada quien lee lo que quiere, incluidas las reseñas. 

De nuevo, como hice con El fuego verde voy a dividir la reseña en partes, para dividir los temas que quiero tratar (ya ven, no lo hago sólo con libros que me gustan mucho, aunque sí es más frecuente que me ocurra con libros queme gustaron...). Sólo juro que no estará tan larga.

El hilo negro de los cuentos de hadas

Me llama mucho la atención una corriente que no se cuanto tiempo lleva existiendo (que sé yo, yo alcé la vista y la estrategia de marketing ya estaba aquí) que se volvió una tendencia cuando los retellings de cuentos de hadas inundaron el mercado (recordarán que yo leí Una corte de rosas y espinas de Sarah J. Maas con terribles resultados porque ese libro peca de ser aburridísimo y la peor re imaginación que he visto de La bella y la bestia) después de que se publicó Crónicas Lunares (que se salvó un poquito del asunto, pero yo no los he leído, así que no opino). De repente los equipos de marketing de las editoriales anunciaban estas novelas como "cuentos de hadas más oscuros" o "cuentos de hadas para adultos". Supongo que asumían que lo único que su público conocía eran las adaptaciones de Disney porque de otra manera no se explica como demonios vi campañas y campañas del estilo y como vi cuarenta mil portadas como Hermanastra.

Ilustración de Gustave Doré

Hermanastra acaba allí donde termina la Cenicienta, en esa versión en que la Madrastra obliga a sus hijas a cortarse los dedos para que los pies les puedan entrar en la zapatilla. Ese es el inicio de la historia y me pareció de repente que Jennifer Donnelly quería rescatar esa versión y desarrollarla más. Lo cual es una excelente intención. Reimaginar los cuentos de hadas, reinventarlos, crear a partir de ellos es algo que me encanta. El problema viene siendo cuando, aun cuando los autores no lo hagan a posta (Donnelly siento que no lo hace con esa intención, simplemente quiere agregar a la historia), las editoriales por todos lados me están vendiendo estas cosas como cuentos de hadas más oscuros.

Me pregunto. ¿Habrán leído las recopilaciones de Grimm, Perrault (mi indiscutible favorito porque marcó mi infancia), los cuentos de Hans Christian Andersen? ¿Habrán... leído? La idea de que los cuentos de hadas son rosas viene, sospecho, de Disney. También de la idea que son para niños (sí, para niños de cero y hasta más de cien años, ridículos) y que todas las cosas para niños tienen que ser rosas en el sentido de bonitas, felices y sin ninguna cosa triste (lo que es, mi opinión una soberana estupidez, porque sólo me hace pensar que consideran a los niños estúpidos). En fin, todas esas campañas de hacer los cuentos de hadas más oscuros o "volver a los cuentos de hadas originales" (considerando que lo que tenemos son recopilaciones que nacieron desde la tradición oral en muchísimos casos...) me matan, lo juro. Parece que acaban de descubrir el hilo negro y no asomarse a una tradición que lleva siglos sobre la tierra. (Y no, se llevan escribiendo reinterpretaciones de los cuentos de hadas desde que el mundo es mundo y si quieren unas muy buenas, recomiendo La cámara sangrienta de Angela Carter).

Ilustración de Gustave Doré

En fin, llegué con interés al libro de Jennifer Donnelly porque, al menos, prometía escribir la historia después de Cenicienta, la historia de las hermanastras y la premisa no se veía mal (además era la lectura de un club de lectura, no iba a decir yo que no) y me gustó la manera en la que empezaba la historia (con el Azar y las parcas, elementos de la fantasía del libro tremendamente desaprovechados en un intento de hacerlo más "realista" creo), además del punto de comienzo para las hermanastras de Cenicienta. Y... ya. El resto del libro se pierde en reivindicar cosas (todavía siendo a la autora gritándome) en vez de contar una historia con esas cosas que pretende reivindicar, desaprovecha todos los elementos fantásticos que mete (con excepción de la Reina de las hadas) y es una gringada suprema.

Personajas fuertes

En mi adolescencia me emocionaba mucho por el prototipo de "personaje feminimo fuerte". Se los juro. Muchísimo. Para mí Hermione Granger fue un antes y un después en mi vida porque yo era igual de ñoña y en ese momento buscaba identificarme con cualquier cosa. Nunca me ha sido muy difícil identificarme con personajes, pero una tan idéntica a mí me encantaba. Y después me siguió pasando con muchos personajes (Hester Shaw de Máquinas Mortales, Momo...). Y luego llegó el boom con Katniss Everdeen y acabé descontenta. Me estaba pasando algo con los personajes femeninos fuertes. No porque haya algo malo con ellas per se; Katniss me parece muy interesante para hablar de salud mental, con todo y que yo deteste a morir la trilogía de Los Juegos del Hambre. El problema es que de repente los personajes femeninos fuertes eran aquellos que entraban en un rol masculino y nada más.

Me explico: personajes fuertes eran las guerreras que daban patadas y reventaban cabezas de la nada en historias con un subtexto que despreciaba abiertamente lo femenino. Me gustan, en cambio, las personajas que van contra esa norma (Elizabeth, en Black Butler, es un ejemplo) y que demuestran que algunas cosas "típicamente masculinas" no están peleadas con otras "típicamente femeninas". O personajes que demuestran que no sólo hay fuerza en la pelea, sino en la inteligencia (¿por qué creen que me gusta Hermione Granger?), en la compasión (Luned, de El fuego verde, de quien hablé tanto la entrada pasada), en el cuidar a otros, en la resiliencia. 

 En el caso de Hermanastra, me resultaba especialmente atrayente Tavi, la otra Hermanastra, apegada a las ciencias y a los libros. Sus ansias de estudio me resultaban maravillosas y los desastres en los que se metía (como el queso maloliente) me hacían sonreír. Una chica a la que le gustaban las matemáticas y quería estudiar en vez de ser una esposa para el resto de su vida. Es algo bonito. Lástima que sus diálogos parecieran exposiciones aburridas de secundaria escritos sin ninguna clase de amor y no tuviera personalidad más allá de eso. Isabelle estaba mucho mejor formada en ese sentido, buscando los pedazos de su corazón. Sin embargo, me decepcionó un poco que acabara finalmente en ese prototipo de personaja que sirve para reventar cabezas cuando durante toda la historia se demostró que además de sus habilidades para la pelea, también era compasiva con los suyos a su manera y era protectora. 

En fin, lo que no me gusta tanto de la historia es el subtexto. Siento que es algo que la autora no supo manejar. Está ahí gritándote constantemente, sin ni intentar usar el lenguaje a su favor para gritarte "¡mira lo feminista que soy! ¡mira lo woke que soy!". No me gusta eso. ¿A mí que? Que bueno que seas woke, oye. Quiero una historia, no que te cuelgues medallas en la frente. Quiero que tu historia me transmita ese mensaje, no que salgas de entre las páginas a tratarme como una lectora pendeja. En fin. Creo que hay pensar a los personajes más allá de la gringada woke, construirlos con cariño para que no acaben hablando como robots de secundaria (de verdad qué tristeza me da Tavi, porque su personaje pudo haber sido entrañable) contestando con desgana a las preguntas del profesor.

Conclusiones y otras cosas

Muy bien, ya no me quiero extender más respecto a la reseña. Creo que lo único que me gustó fue Tanaquil, la Reina de las Hadas (y lo digo con reservas, porque de verdad le busqué cualidades redentoras a este libro, pero de gringada no pasó) porque fue el único elemento de fantasía que me pareció bien aprovechado. El resto quedó diluido en la nada (¡las parcas! ¡Azar! ¡Desaprovechados totalmente!). Los personajes no me parecieron formados muy bien con la excepción de Isabelle (y eso sólo porque a ella se le dedican más páginas).

Ilustración de Gustave Doré

Mi conclusión del libro es que fue una gringada. No hay otra forma en la que yo pueda describirlo. Sentí que los personajes se movían y hacían cosas y hablaban y que el texto me intentaba contar algo, pero de lejos y de repente salía la autora a tratarme como si no fuera suficientemente lista para entender su subtexto. Y eso, miren, yo no lo aguanto. 

¿Recomedarlo? O sea, sinceramente no, pero si les gustan las cosas basadas en cuentos de hadas es probable que igual les guste y yo no voy a detenerlos de que lo intenten. Cada libro tiene su público. Total. Nos vemos en la siguiente reseña.

sábado, 12 de septiembre de 2020

El fuego verde, Verónica Murguía | Reseña

Sinopsis: Luned no es como las demás muchachas: en sus sueños no hay sitio para pretendientes y familia. Lo que anhela es perseguir a los ciervos, trepar a los árboles y buscar madrigueras. Un día, gracias a un forastero, descubre un oficio misterioso que tal vez le proporcione un hueco en el mundo: contar historias. Será el principio de una peripecia que la llevará por senderos nunca transitados... 

Ya me volví a encontrar con Verónica Murguía... *truena los nudillos* ¡No es cierto! Este libro me gustó mucho y voy a llorar por toda la entrada. Quienes sepan de mis desencuentros con Loba los saben y ya; pasa que a veces un libro no te gusta nada y luego lees otro del autor y te gusta mucho. Eso me pasó con El fuego verde, que es la lectura de septiembre en #VolverAHogwarts (club de lectura de fantasía, al que los invito con mucho gusto si les gusta el género).

Quiero abordar la reseña desde distintos puntos, entonces voy a separar la entrada en partes, más que nada para poner orden y no ir saltando de un tema a otro sin ton ni son. La reseña no tiene spoilers, pero beware por exceso de referencias a cosas de la tradición fantástica y exceso de sentimientos de Nea.

Sobre contar historias y el poder del lenguaje

La guerra, y eso no podía explicarlo, era una en los poemas y otra en la vida real. No es que ella hubiera visto una guerra. Pero Efra había visto dos batallas, y no había nada poético en lo que vio; decía que todo fue confusión, dolor y muerte. Recordaba los gritos, el olor de la sangre, de os orines y el excremento de heridos y muertos. 

Siempre he escrito historias con elementos fantásticos. Tengo experimentos en otros géneros, como la ciencia ficción (aunque siempre acaba muy híbrida y no al gusto de los intelectuales de la ciencia ficción), el realismo (no me vuelvan a dejar escribir realismo, porque no es lo mío), pero siempre acabo volviendo, de muchas maneras a la fantasía. A finales de año pasado empecé a escribir otra vez fantasía de esa que queda en la etiquetita de fantasía épica después de años de no acercarme porque había acabado muy aturdida de cómo hacer bien los mapas y dónde van los ríos y cómo hacer que tu sistema político esto y lo otro y lo de más allá. 

Arte conceptual de Hwanggyu Kim

Léase, estaba muy trabada. No negaré que Marx influyó en mi manera de escribir sistemas políticos, pero estos jamás han sido el centro de mi fantasía, por ejemplo. Lo mágico, imaginativo y lo imposible dentro del realismo sí. Por unas o por otras, este también ha sido un año donde he leído muchísima ficción especulativa y, dentro de ella, bastante fantasía. Y yo no concibo escribir sin leer (se me ocurre imposible sentarse a escribir sin haber leído, pero luego hay quien lo hace y pues... ok, los juzgaré desde la distancia), así que entre tanta lectura empecé a descubrir hacia donde quería ir con esto de la escritura.

El fuego verde tiene como protagonistas a dos cuenteros. O un cuentero y su aprendiz, si quieren ponerse estrictos. Gran parte del libro versa alrededor del arte de contar historias, del amor por las historias y la manera en que las palabras las transforman, hacen posible que la gente se las imagine de alguna u otra manera. La prosa de Verónica Murguía está repleta de amor por las historias y un profundo reconocimiento a algunas de las historias más reconocidas del lore fantástico. Siendo Broncelandia el escenario de parte del libro, es lógico que se hable de Merlín y del ciclo Artúrico, por ejemplo; en el libro también hay múltiples referencias al Beowulf (que me dejó con ganas de leerlo, porque yo en esos lados del mundo siempre he ido más tras el ciclo artúrico y, yéndonos al sur de Europa, la mitología clásica griega y romana y ¡ojalá hubiera tiempo para leerlo todo!). Dejo un poco eso de lado porque ya lo recuperaré más adelante, ahorita quiero centrarme sobre todo en el amor a las historias y a los libros.

El chiste es que quiero hablar un poco de el amor a la tradición oral que se respira en este libro (y al preservar las historias también). Hace poco comentábamos en una transmisión en vivo de Librosb4tipos en como muchas escritoras reconocían, desde su narrativa, el trabajo de la oralidad al momento de contar historias. Ya mencioné que a mí, por ejemplo, Kalpa Imperial de Angélica Gorodischer me había trasladado hasta Las Mil y Una Noches (porque yo personalmente asocio la tradición oral a esa obra porque es de mis favoritas que algún día terminaré de leer). Me pasa algo parecido con algunos pasajes de El fuego verde, que me trasladan inmediatamente ya no sólo a los poemas épicos a los que hacen referencia, sino a todo el montón de historias que han pasado de boca en boca y que alguien decidió que merecían quedar inmortalizadas sobre el papel y así llegaron hasta nosotros.

También, por supuesto, por el inmenso poder que Verónica Murguía le concede a las palabras. A mí lo que más me importa a la hora de leer fantasía es que me dejen con esa sensación de que la imaginación es el único límite que existe (y esta no tiene fronteras, así que...). El lenguaje es sumamente poderoso porque puede cambiar la perspectiva de quien está leyendo. Una historia trágica, sólo con el poder de la palabra, puedo parecerte hermosa.

Los tres estaban de acuerdo en que tal vez esa fuera la magia de las palabras. Cuando el poeta escribía "cisne sangriento" por buitre y "árbol de lobos" por la horca, lo que acudía a sus cabezas era hermoso.

Si hacemos eso los escritores. La muerte puede volverse algo hermoso en nuestras palabras (oíganme nada más decirle a mi esposa que un personaje "tuvo una muerte hermosa", por ejemplo), la guerra puede ser algo poético si lo quieren, no el horror que es en la realidad. Y Luned, Denme y Efra, viven en esos dos mundos: el de las historias y el de las palabras terribles con significados terribles y horrorosos. Hay un pasaje en donde Luned habla de las palabras aprendidas en Corberic en contraste con los poemas y es un pasaje precioso que nos recuerda que escapamos de la realidad a través de los cuentos de hadas no porque estos sean hermosos y color de rosa (asumiré que aquí todos sabemos que no lo son) sino por las imágenes que los escritores y los poetas evocan en nosotros.

Brocelandia y otras referencias a la tradición fantástica

El escenario era el bosque. En el bosque vivió Merlín —y Luned percibió con claridad que en el nombre del mago resonaba el eco del gorgojeo del mirlo— cuando se volvió loco; en el bosque nació Peredur; oculto en el bosque acechaba Grendel, el monstruo. Las hadas y los elfos eran los hijos o padres de los árboles que ella amaba tan apasionadamente.

La fantasía no nació en un termo al vacío. Tolkien no la creó un buen día ni sacó a la Tierra Media de ninguna parte. Todos los escritores de fantasía tienen (tenemos) una tradición inmensa a nuestras espaldas. No sólo la celta ni todas las historias que hicieron que Tolkien imaginara la tierra media, sino todos los mitos, de todas partes del mundo. A mí me cansa lo predominantemente europeo en el género (más que nada porque hay un constante cierre de puertas para quien no se ciñe a unas reglas muy rígidas en el mercado) pero no quiere decir que no me guste. Por ejemplo, si yo les contara del ciclo artúrico... *dos millones de años después*. Creo que eso lo dejó claro.

Concept Art de Marco Gorlei

El caso es que además de que me gusta leer fantasía inspirada en el imaginario fantástico de América Latina (y aquí es en donde me interrumpo otros dos millones de años para hablar de La saga de los confines de Liliana Bodoc) o de cualquier otra parte que no sea Europa, también me encanta ver honrado el lore fantástico del Ciclo Artúrico, de Bretaña, Francia, los cantares medievales (amor aquí para Isolda y Tristán, por favor), porque la fantasía no nació de la nada ni la inventó Tolkien del vacío, ni ningún otro escritor. Ya lo dije: hay una tradición inmensa a nuestras espaldas.

Hay un libro que se llama Breve historia de la fantasía y tiene una cita referente al ciclo artúrico que yo aplicaría a casi todas las historias que me hicieron desear escribir fantasía una y otra vez, es esta: 

Y es que quien sucumbe una vez a la leyenda Artúrica, irremediablemente, sucumbirá mil veces más y no podrá evitar que terminan cayendo en sus manos todas las obras que resuenen con los ecos de la Dama del lago.

The Quarrel of Oberon and Titania, de Sir Joseph Noel Paton

La cosa es que a través de las páginas del fuego verde veo toda una rendición a esta tradición fantástica hermosa, el amor a los libros y a los poemas de Luned lo siento, porque se parece un poco al mío: no es tanto a los objetos como a las historias mismas (¿he mencionado ya las suficientes veces que el culto al libro como objeto me pone nerviosa?). Aunque Denme me parezca un poco creepy a veces en sus interacciones con Luned (perdón, apreciaciones personales) adoro que ella decida seguirlo para convertirse en cuentera justamente por el amor a las historias y por querer provocar los mismos sentimientos que él le causa cuando cuenta sobre Brocelandia o cuando lee el Beowulf (muchísimas veces referenciado en esta historia). También pueblan el libro y el universo de Murguía personajes como Tristifer o la Fata Titania, Reina de las Hadas.

Luned

Si el bosque de Brocelandia era el palacio, Luned jugaba a ser la reina. Las veredas alfombradas de agujas de pino eran los pasillos que llevaban a la piedra musgosa que hacía las veces de trono; los abedules y los castaños eran las columnas que sostenían el techo, entre cuyas nervaduras aparecían las estrellas. El búho era el heraldo que anunciaba su llegada.

Mi parte favorita del libro es Luned. Es una de las protagonistas que mas me ha enamorado últimamente y adoré cada uno de sus momentos en el libro. Su infancia en el pueblo y el bosque, por ejemplo, es de mis partes favoritas, porque no es un tipo de protagonista que suela tener muy seguido.

Lo comentaba una vez que estaba hablando de Black Butler (Kuroshitsuji) en tuiter y sobre Elizabeth Midford, mencionando que aunque estaban en boga las protagonistas fuertes ¡y a mí me encantan!, hubo un momento en la historia en que solían ser calificadas por su feminidad. Está bien tener esas protagonistas fuertes que se salían de la norma, como Katniss Everdeen (hola, soy Nea Poulain y Los juegos del hambre no me gustan y nunca lo he superado), pero son constantemente castigadas por la feminidad que mostraran y la narrativa pasaba el tiempo recordando que "no eran como las demás chicas" (en realidad ninguna chica es como las demás). 

Mencioné en tuiter a Elizabeth de Black Butler porque me maravilla su sensibilidad y me maravilla ese capítulo donde empieza diciendo algo como que "las chicas están hechas de cosas delicadas", haciendo alusión a las convenciones sociales (victorianas) sobre las mujeres y termina, demostrando lo fuerte que es, diciendo "pero esto es de lo que estoy hecha yo". Breve resumen. También recordé un poco una trilogía que más o menos me gusta de Kristin Cashore (Graceling, el primer libro está bien, el segundo, Fuego, es majestuoso y el tercero, Bitterblue, es normal), porque sus protagonistas, tres mujeres, son muy diferentes entre sí; mi favorita es Fuego, una arquera monstruo que sueña con formar una familia (algo que, en su condición de monstruo, le es negado) y pone de cabeza a un reino entero. 

Arte conceptual de Sergey Vasnev

Luned no tuvo miedo de este bosque antiquísimo: amaba a los árboles y sentía que los gigantes que la rodeaban la conocían. Sabía que pisaba suelo sagrado, porque no había experimentado nunca esta especie de silencio grabe y preñado de muda alegría que se hizo en su corazón.

Me gusta Luned precisamente por su sensibilidad y por su fuerza interior. Es valiente y no se traiciona a sí misma. Se esfuerza en aquello que la apasiona, como el bosque, las plantas y las historias. No es una chica como "las demás", o sea, no calza con el imaginario de lo que debe ser una chica, pero la narrativa no lo repite todo el tiempo. Queda claro siempre que Luned se sale de la norma porque su madre se desespera con ella, pasa todo el tiempo en el bosque y no tiene ningún interés en casarse. Hay varios fragmentos sobre ella muy curiosos sobre ello. En tuiter, mientras comentaba la lectura, dije varias veces que quería abrazarla y protegerla y sí, eso me inspira Luned. Aunque no es que necesite protección.

—¿Quieres morir? ¿No ser? ¿Estás loca, niña?
—No... No quiero, pero tampoco quiero ser para siempre. ¿Cómo, entonces, podría amar sin vacilaciones? ¿Gozar? Tarde o temprano todo sería mío, y perdería todo también... Olvidaría lo que soy. Un ser preso en el tiempo y la carne...

Si ya leyeron el libro, les diré que mis momentos favoritos de ella son en su viaje por el bosque de los elfos y las hadas: el capítulo de Tristifer y su plática con la Fata Titania. Son momentos poderosísimos para ella y para la historia en sí. Quiero más protagonistas tan sensibles y tan fuertes como Luned. Muchas, muchísimas más. La única pega que pongo a todo esto es que a mí, precisamente, no me encanta la relación que tiene con Denme, pero bueno, eso ya es una apreciación personal porque por algunos detalles de la narración siento que él es muy creepy a veces.

Conclusiones 

Había aprendido otras palabras terribles desde su llegada a la ciudad. Horca, picota, cepo, descuartizamiento, grillete, tortura, mazmorra, rueda de Tántalo, verdugo, mano de gloria.
Su aldea era tan pequeña que esas palabras no se usaban.
Muerte, hambre, peste, dolor, sí.
Se decía a sí misma (y hacía uso de un lenguaje nuevo, recién aprendido) que cada palabra era como un fruto, la culminación de un árbol de ideas; que cuando aprendía la palabra y comprendía su origen, la palabra la iluminada con el relámpago de la revelación.

Perdón por hacer una reseña (a estas alturas, ¿esto califica como ensayo o algo así?) tan larga. La fantasía, el contar historias y los personajes como Luned me pueden. Les recomiendo este libro porque es magnífico. Tiene algunos detallitos, pero no quiero detenerme en ellos (y además ya los mencioné arriba).

Me reconcilié mucho con Verónica Murguía. Creo que este es el libro que debí de haber leído primero, para recomendárselos miles y millones de veces. Tiene la misma prosa magnífica que amo de Loba con temas que me interesan, cosas que me apasionan y es, además, fantasía mexicana. ¡Latinoamericana! Lean a las fantasistas de este lado del planeta, tenemos muchas cosas que ofrecer.

En otros temas, también me apasiona como el libro habla de la vida y la muerte. Ese es ya un apéndice no más a toda la entrada, porque si no esto terminaba siendo inacabable y yo no sé si me van a leer o me van a mandar al carajo al párrafo y medio. Pueden leer este libro en bookmate. Ahí lo leí yo porque esa es su edición más reciente (es diferente a la primera, aviso).

—Y a ti, ¿quién te dijo que la muerte es mala? Mala es la lepra, y mala la crueldad de los demás hombres y mujeres que nos rechazan. Pero no la muerte.

lunes, 24 de agosto de 2020

Gods of Jade and Shadow, Silvia Moreno-García | Reseña

Sinopsis: The Jazz Age is in full swing, but Casiopea Tun is too busy cleaning the floors of her wealthy grandfather’s house to listen to any fast tunes. Nevertheless, she dreams of a life far from her dusty small town in southern Mexico. A life she can call her own.

Yet this new life seems as distant as the stars, until the day she finds a curious wooden box in her grandfather’s room. She opens it—and accidentally frees the spirit of the Mayan god of death, who requests her help in recovering his throne from his treacherous brother. Failure will mean Casiopea’s demise, but success could make her dreams come true.

In the company of the strangely alluring god and armed with her wits, Casiopea begins an adventure that will take her on a cross-country odyssey from the jungles of Yucatán to the bright lights of Mexico City—and deep into the darkness of the Mayan underworld.

(Si alguien necesita la traducción, póngalo en los comentarios para traducir la sinopsis).

Hace tiempo que quiero hablar de Silvia Moreno-García. Es una escritora que nació y creció en México, pero que publica en inglés y reside en Canadá. Desde el principio me dio mucha curiosidad por qué y hace tiempo leí Certain Dark Things (una novela de vampiros ambientada en México que me gustó bastante por cómo trataba el tema de los vampiros y el lore mexicano). Nunca reseñé ese libro por razones (falta de tiempo y si ven el volumen de reseñas del blog entenderán que a veces hay libros que se quedan esperando años hasta que encuentro el modo adecuado de abordar una reseña), pero hoy quiero hablar de muchas cosas.

Silvia Moreno-García

Primero, de nuestro mercado editorial. Primero, porque tras dos libros leídos de ella, no me imagino a Silvia Moreno-García publicada en México originalmente en español. Es algo complicado e igual me estoy equivocando porque son más conjeturas. Pasa algo con la fantasía que siempre me pone un poco verde. ¿Vemos? La mayor parte de la oferta fantástica en español se reduce al demográfico de la literatura infantil y juvenil. Lo cual no es malo: creo que ese demográfico es muy importante, nos recuerda que los niños y jóvenes leen. Pero existe un problema con los "generos raritos" (que algunos intelectuales insisten en calificar de menores): la fantasía, la ciencia ficción, el terror. O son "libros raritos" o son "libros de esos para niños" y de vez en cuando uno en mil resalta.

Voy a hablar del caso de la fantasía en particular porque ahorita ando muy metida en ello, entonces, para aprovechar. El hecho de que toda fantasía casi siempre sea colocada dentro de la LIJ ayudó también a crear una de las etiquetas que más odio en la vida: fantástica adulta. ¿Qué hace adulta a la fantasía? ¿No se la puede publicar sin ponerle una edad? Porque evidentemente hay temas que no se tratan con frecuencia en la LIJ, pero el mercado parece creer que la fantasía adulta es "oscura" y "violenta". Estoy convencida de que la serie de Juego de Tronos los convenció de ello (y ojo, digo la serie, porque los libros son crudos, crudísimos, muy violentos, pero también le dan su lugar a los cuentos de hadas y a su tradición, a la esperanza y al amor... y ojo, no son mis favoritos, pero por favor...).

El caso es que la fantasía no tiene por qué ser "oscura" y pongo las comillas porque lo oscuro a veces se trata de un tema más estético que otra cosa: mucha sangre, mucho muerto, mucha violencia. Hay quienes dicen que así es más realista (que la fantasía tiene que ser verosímil dentro de su propio mundo, realista en sus propias reglas, pero asemejarse a nuestro mundo, ¿por qué?). Pero en realidad lo estético nada más no hace oscuro nada, si quieren mi opinión. Bueno, el caso de mi divagación es que este tipo de fantasía en español y sobre todo en el panorama mexicano suele ser pura traducción gringa. Lo que está en español lo encasillan como se puede para el público juvenil y san se acabó (porque obviamente sólo ellos la leen y si la ponen en la LIJ pueden seguir haciéndose como que, igual que todo en lo juvenil, es algo "menor"). Nada importa que Liliana Bodoc toque temas complejos en La saga de los confines, o la prosa de Verónica Murguía en Loba (que no me gusta su trama, pero su prosa es otro pedo, las primeras dos páginas me hicieron recuperar la fe en la estética de la literatura fantástico, recuerdo haber escribo eso en algún parte), sigue viéndose menor. O la ven menor, que sé yo.

Hay cierta comodidad en encasillar todo este género dentro de la LIJ y los temas de la LIJ, con sus raras excepciones, por supuesto: escritoras que triunfan en otros demográficos, libros que atraen a todo tipo de públicos (bueno hablo de escritoras porque son a quienes leo, disculpen ustedes). No porque sea un problema de lo juvenil. Mis dos ejemplos arriba son literatura juvenil y por más que haya quien lo desdeñe, ahí están. El problema es cuando algo no encaja tanto. ¿Dónde lo metes en una industria editorial como esta?

Entonces veo a Silvia Moreno-García y veo sus libros y no sé exactamente en dónde encajarían dentro del panorama editorial en México (necesito con muchas ganas que una editorial me saque de este pensamiento, por favor, lo único que conozco de este tipo es todo autopublicado aquí). No veo cómo podrían meterla a la LIJ, porque definitivamente no escribe para ese demográfico, pero me niego a decirle fantasía adulta a esto porque es mil veces más sensible y mil veces más hermosa que a lo que comúnmente se conoce como la "fantasía adulta" (odio odio el término, ya sé que no pasa de ser un demográfico para que algunos adultos que creen que la fantasía es para niños, y permítanme que me ría con eso, se sientan mejor o porque el mercado decidió que era su estrategia de venta del momento).

Mérida, uno de los escenarios en el libro

Gods of Jade and Shadow es una excusa para hacer un viaje por México de los años veintes y explorar los mitos mayas del Xibalba. Casiopea Tun libera por accidente a uno de los Señores de la Muerte, Hun-Kamé (también lo encuentran como Hun-Camé), al que su hermano derrocó tiempo atrás y emprende un viaje para ayudarle a recuperar su trono. Las descripciones son hermosas. No es de esas historias que te dicen que son en México porque sus personajes dicen "wey" cada tres palabras (no hay nada malo en eso, sino oíganme hablar, tengo toda una tabla de que significa la entonación de cada wey te digo) pero no hay nada más en la atmósfera de la obra que te remita a México. No, Gods of Jade and Shadow es mexicana por donde se vea: en el sincretismo de los personajes que la habitan, las descripciones de las ciudades en los años veinte: Mérida, Veracruz, México..., con una parada adicional en El Paso. Hay una descripción en particular de la Ciudad de México que me gustó mucho y que engloba mucho de lo que siento cuando pienso en ella (difícil no, teniéndola a cinco minutos). 

Mexico City has never inspired much love. "At least it's not Mexico City!" spills from the lips of anyone who resides outside the capital, a shade of the head accompanying the phrase. [...] Heaven and heel both manifest in Mexico City, coexisting side by side.

Me encanta también, de este libro, el uso de los mitos mayas. Una de las cosas que más admiro de la fantasía es cómo bebe de muchas tradiciones e influencias. En este caso, los mitos mayas están presentes todo el libro, ya no sólo porque uno de los protagonistas sea Señor de la Muerte, sino porque se siente en la ambientación de la historia. Probablemente una de mis partes favoritas sea el viaje por el Xibalba, por ejemplo. Me gustan los viajes (metafóricos y no). Me gusta ver a los personajes evolucionar con el curso de los libros, me gusta toda la influencia que el viaje del héroe ha tenido para la fantasía (no porque este libro lo aplique de pe a pa o ya si quiera lo aplique, pero si tiene varios elementos que sin duda me recordaron a él).

 
¿Qué más les puedo contar? Los personajes me gustaron y ambos protagonistas me cayeron bien. Silvia Moreno-García tiene algo que me gusta mucho a la hora de narrar historias de amor y en este libro hay cosas que se sienten muy hondo. No tengo ninguna queja, ni siquiera cuando este libro es plot-driven más que character-driven (que en ese sentido me imagino un montón de posibilidades y de ver más a Cassiopea, pero todo el tiempo que estuve leyendo el libro me cayó muy bien). De repente con algunos personajes sus motivos pueden parecer algo repetitivos (Martín, sobre todo, que te deja extremandamente claro que no soporta a su prima) y demasiado explicativos (quizá es lo único que me choca de todo el libro), pero no me pareció algo muy malo. Además me gusta mucho como aborda el ser una mujer del entorno rural en el México de los años veinte.

Me gusta mucho, también, la manera en que se refiere todo el libro a los mitos, recordando el poder que tienen dentro de la narrativa fantástica. Es una de las cosas que más me gustan dentro de este género.

"Words are seeds, Casiopea. With words you embroider narratives, and the narratives breed myths, and there's power in the myth. Yes, the things you name have power", he said.

Un detalle curioso que no sé si sea verdad es que siento que la escritora de repente piensa en español. No sé. Es pura conjetura. Pero yo, que he escrito en inglés, reconozco que se nota que mis pensamientos siempre llegan, en esto de lo literario, en español primero. (Y también reconozco cuando alguien que escribe en español anda tomando prestadas estructuras del inglés). Es pura conjetura y adivinación, pero el detalle me hizo sentirme un poco más cercana al libro. Me gustaría que lo tradujeran. Y no sólo eso: me gustaría que lo tradujeran en México (la sola idea de pensar que una editorial podría hacer el usual fuckery y traducir en España ESTO me pone un poco de nervios). Aun en inglés, los protagonistas hablan como Mexicanos (no porque haya muchos gueyes y groserías, no, sólo es algo que se siente leyendo). También me gustaría que hubiera un mercado para estas historias en español, sin que pasaran por traductores. El libro no es perfecto, pero tiene todas esas cosas que me gustan: viajes, descripciones bonitas sin ser recargadas, personajes que me interesan, referencias a mitos que me gustan y ese recuerdo de que la fantasía no llegó a nosotros de ningún lado, si no que hay una tradición en todas partes y puedes sentirla y escucharla.

Se los recomiendo mucho si leen en inglés. Si leen poco en inglés y quieren adentrarse en fantasía en ese idioma, creo que también es buena idea. Prometo pronto reseñar el otro libro de la autora, de vampiros. ¡Y pronto leer Mexican Gothic! Nos vemos pronto, en la siguiente reseña. Me gustaría seguir abordando cosas de este tema, pero nos quedaríamos aquí hasta mañana.

viernes, 17 de julio de 2020

Insólitas: Narradoras de lo fantástico en Latinoamérica y España | Reseña

Sinopsis: Dice el diccionario que lo insólito es lo raro, lo extraño, lo desacostumbrado. Lo insólito nos permite observar el mundo desde el otro lado del espejo y deformar las imágenes de la realidad para mostrar su verdadero rostro. En esta antología, lo insólito es todo aquello que resulta extraordinario. Lo que se sale de lo común: lo inusual, lo fabuloso o lo inexplicable. Lo que aspira a ir más allá de la realidad.
Pero quizá lo verdaderamente insólito es que no se hubiera publicado antes ninguna antología de género fantástico escrita por mujeres en Latinoamérica y España. Y era necesario. Importante. Por eso reunimos a casi una treintena de autoras de al menos dos tercios de los países hispanohablantes, de diferentes generaciones y temáticas, con la representación de sus mejores relatos. Insólitas serán las lecturas que se agazapan entre estas páginas.

Lo leí por las latinoamericanas, no me escondo. El resto fue un bonus. No escondo nunca jamás mis preferencias lectoras. Las mujeres tienen preferencia en casi todos los ámbitos (no las leo exclusivamente, pero me tiro temporadas largas sin agarrar ficción de algún vato) y de allí, prefiero leer a las de este lado del planeta, de México para abajo. Digo, seguro ya están acostumbrados, considerando la lata que doy con el tema, pero por si acaso.

Y hablando de las narrativas de lo insólito, la introducción aborda como en América Latina no son corrientes al margen de la literatura general. Aquí lo insólito siempre ha formado parte de nuestro canon. Por otro lado, se reconoce a diversidad de narrativas en América Latina porque:
Son diecinueve los países latinoamericanos en los que se habla español, y cada uno está caracterizado por procesos histórico-políticos, raciales económicos y culturales de diferente índole, por lo que estaríamos hablando de una gran heterogeneidad entre las zonas del Cono Sur, la zona Norte o el Caribe.
Si tuvieran que definir lo que es ser latinoaméricano, ¿podrían? Es un asunto muy complicado. Latinoamérica comparte el pasado colonial y, como bromeaba una amiga, la tendencia a tener gobiernos bananeros; además de, por supuesto, la necesidad de Estados Unidos de meterse en nuestros problemas. Los latinos en Estados Unidos también pasan por procesos diferentes (y el color de su piel y su clase influyen mucho ahí) que los hacen ser o no ser parte del status quo. Lo mismo con el exterior. La identidad chicana ha sido explorada por muchas escritoras, los inmigrantes. En latinoamérica hay quien pretende borrar el racismo con "todos somos mestizos/latinos", fuera de aquí hay quien asocia latino a ciertos fenotipos (la piel morena, por supuesto). ¿Qué nos hace latinos? Voy a acabar creyendo que lo que nos vuelve latinos es que España nos explique que vinieron a civilizar como si no supiéramos historia y que Estados sea incapaz de dejarnos en paz.
 
Mariana Enriquez
Cuando publiqué en Infiltradas (ese libro de ensayos donde hay un ensayo mío), hable de cómo en Latinoamérica las escritoras usaban la literatura de género (entiéndase: fantasía, ciencia ficción y terror) para hablar de las realidades de América Latina (tan variadas como el continente); si les interesa saber yo analicé La saga de los confines de Liliana Bodoc (respecto a colonialismo), Frecuencia Júpiter de Martha Riva Palacio (respecto a feminidicio; en México hay diez al día) y el cuento Las cosas que perdimos en el fuego de Mariana Enríquez (respecto a violencia doméstica), escritora que también aparece en esta antología. Los cuentos de las autoras que aparecen en Insólitas hacen lo mismo. Rescato mucho este pedazo del prólogo (que sigue casi inmediatamente a lo anteriormente citado):
La prescencia indígena en los países andinos, la violencia de las dictaduras, así como las consecuencias del proceso colonial, hacen de panorama cultural latinoamericano un crisol mestizo con grandes variantes y diferencias, tanto en los procesos comercial editoriales como en la tradición de la prescencia de escritoras en el canon latinoamericano [...]. Lo mismo ocurre en cuanto a la narrativa testimonial, la representación de la violencia y el conflicto armado, la pobreza y la represión política, la preocupación por el medio ambiente (característico de algunas zonas de América Central) o la preseencia del conflicto con Norteamérica [...]. Las modalidades de lo insólito en el continente americano son proteicas y en su mayoría están caracterizadas por mensajes políticos y de crítica social [...].
¿Por qué menciono esto? Se me quedó muy grabado por dos cosas. Leí este libro con un club de lectura y al analizarlo alguien dijo que no le había parecido a simple vista que reflejara la realidad de las mujeres, cuando para mí había cosas muy obvias, sobre todo en los relatos de este lado del charco. Me pareció un comentario curioso pero definitivamente válido porque todos tenemos procesos de lectura diferentes y lo que ocurre entre el libro y nosotros es nuestro pedo, pero sí me di cuenta de que en España quizá puede ser no tan común como aquí (aunque no falta, tampoco, el cuento de Elia Barceló es prueba). La segunda cosa es por la cantidad de veces que he oído a alguien de otro lado del charco decir: "entiendo perfectamente la situación de Latinoamérica". No, para, ahí, pon el freno. Ni nosotros la entendemos porque no somos un cúmulo homogéneo de gente. Tenemos burguesía, gente privilegiada. Pueblos originarios (cuyas realidades dependen mucho de dónde estén ubicados). No es lo mismo hablar de México que de Argentina y dentro de México no es lo mismo hablar del centro que del sureste. Cuando me dicen que entienden la situación de latam, ¿de dónde me están hablando? ¿México, Venezuela, Colombia, El Salvador, Honduras, Cuba, Rep. Dominicana, Puerto Rico (que como colonia Americana tiene otra realidad concreta), Argentina, Chile y todos los países que se me están olvidando? Los cuentos de esta antología muestran todas esas diferencias a través de lo insólito, son la prueba viviente de que no somos una masa toda igual. Y por eso quiero tanto a esta antología.

Antes de meterme de lleno con los cuentos, quiero mencionar otro detalle que me pareció muy importante, esta cita:
Es importante mencionar que un factor fundamental para que se produjera esa normalización de lo fantástico en España durante los ochenta fue la llegada del boom de la narrativa latinoamericana a Barcelona en los sesenta y setenta.
Nada más que comentar su señoría, nuestra narrativa rifa.

Ahora sí, los cuentos. Me encantaría mencionarlos uno por uno, pero no acabamos nunca, así que voy a resaltar algunos y luego a hablar de varios temas que me parece importante resaltar. Para darle algún sentido a la reseña y que no se me saquen de onda.

Jacinta Escudos
La antología abre con Yo, Cocodrilo, de Jacinta Escudos (El Salvador), que aborda la mutilación genital femenina desde la perspectiva de una niña que se convierte en cocodrilo. "Me pareció curioso. Ser animal y ser persona. No me preocupaba, me parecía divertido". No lo he visto nunca como el cuento favorito de nadie, pero me llamó mucho la atención y me gustó. Sobre todo por la frase del final. Léanlo y me chismean que piensan. De Mariana Enríquez (Argentina) viene La casa de Adela; a mí no me parece su cuento más terrorífico, tratándose de ella, pero mientras comentaba el libro en internet hubo varios comentarios de que da miedo (como nota aparte, mis favoritos de los que he leído de ella son Las cosas que perdimos en el fuego y Chico sucio). La casa de Adela me gusta mucho por cómo recupera la narrativa de las casas encantadas y, de nuevo, acude a las voces de las niñas (pre adolescentes) para contar historias. Creo que esos dos cuentos, si bien no son mis favoritos, son muy representativos.

Ana María Shua (Argentina) es una de las autoras más renombradas cuando se habla de fantasía en América Latina. Vida de perros es un relato divertidísimo donde el protagonista (Juan Domingo Benjamín, nombrado así en honor a Perón y porque es el séptimo hijo y es el mejor) se convierte en un lobisón todos los viernes a la noche y algunos martes. De la talla de la anterior autora también viene el cuento El huésped de Amparo Dávila (México) que es uno de mis cuentos fantásticos favoritos de la vida. Todavía hoy escucho respuestas originales e ingeniosas cuando alguien pregunta "¿y quién era el huésped?", creo que es un cuento que nunca va a dejar de dar de que hablar. Además de que retrata la vida de una mujer casada, ama de casa, de cierta posición en México.
Llevábamos entonces cerca de tres años de matrimonio, teníamos dos niños  y yo no era feliz. Representaba para mi marido algo así como un mueble, que se acostumbra uno a ver en determinado sitio, pero que no causa la menor impresión.

Amparo Dávila
Siguiendo más o menos por los mismos temas quiero mencionar el cuento de Angélica Gorodischer (Argentina): Una mujer notable. La autora es una de las indispensables de la ciencia ficción y la fantasía en América Latina (¡al inglés fue traducida por Ursula K. LeGuin); yo acabo de leer Kalpa Imperial y lo único que puedo decir al respecto es que es maravilloso. Pero vamos a hablar de Una mujer notable. Es un cuento espectacular. Desde ya me fascina meter elementos fantásticos en relatos de la vida doméstica de las mujeres, como es este caso; las historias domésticas suelen ser encasilladas en "cosas aburridas" y este cuento demuestra que no tiene por qué ser así.

Angélica Gorodischer
Quiero reconocer también a Cristina Peri Rossi (Uruguay) con su cuento Un ángel caído. Tiene una prosa que abraza y me encantó. Se me quedó bien grabada la frase: "Lo que no ocurre en millones de años ocurre en un día, decía mi madre. Y fue a ocurrirte precisamente a ti". Ella completa esta pequeña lista de autoras que creo que uno se va a topar tarde o temprano cuando se habla de fantasía en América Latina.

Bueno, ya me fui suficiente en desorden. Así que vamos con más cosas que quiero mencionar. Siempre me ha parecido magnífico la manera en la que las autoras de este lado del charco hablan de la migración. El cuento de Anabel Enríquez (Cuba), Nada que declarar, es uno de esos que rompe el corazón. En medio de una odisea espacial nos cuenta una historia como muchas otras que se oyen en este continente día a día.
La Tierra, nostalgia delirante del bisabuelo, la que abandonó por una quimera de prosperidad. A nosotros solo nos quedó por herencia la continua lucha por sobrevivir en un mundo que se deshace constantemente bajo los pies. Y la misma nostalgia.
Liliana Colanzi
Alfredito lo leí originalmente en Nuestro Mundo Muerto. Es el cuento de Liliana Colanzi (Bolivia); fue un libro que leí con Librosb4tipos y en la transmisión en vivo muchas personas coincidieron con que fue de sus favoritos. Se mencionó varias veces que toda la atmósfera de los funerales muchas veces nos conducía a experiencias propias o experiencias que tenían muchas similitudes. (Además de que tengo la idea de que en México la narrativa de la muerte y los fantasmas y las apariciones atrae mucho y por eso nos jala).

Quiero tomarme el tiempo también de mencionar La densidad de las palabras de Luisa Valenzuela (Argentina), que imagina la continuación posible de un cuento clásico que yo conocí como Las hadas de Perrault. La historia de dos hermanas en la que la menor, odiada por su madre, recibe el don de a cada palabra escupir una piedra preciosa y, la mayor, escupe reptiles. Espero que más o menos sepan de qué cuento hablo ya porque no sé explicarme. Perdón. El caso es que me gustó este cuento porque adoro el reimaginar las historias clásicas (el mundo de posibilidades...) y las historias que hablan del lenguaje mismo (usar la lengua y la ficción para hablar de ella misma: me tienen comprada); también porque está historia habla de la libertar de una mujer al hablar. Por ejemplo, este fragmento:
Las palabras son mías, soy su dueña, las digo sin tapujos, emito todas las que me estaban vedadas; las grito, las esparzo por el bosque porque se aleja de mí saltando o reptando como deben, todas con vida propia. 
Y justo lo usa para hablar del silencio de las mujeres. Me encanta:
Antes de mandarme al exilio en el bosque debo reconocer que hicieron lo imposible por domarme. Calla, calla, me imploraban. El mejor adorno de la mujer es el silencio. En boca cerrada no entran moscas. ¿No entran? ¿Entonces con qué alimento a mis sapos?, pregunté alarmada, indignada más bien sin admitir que mis sapos no existen antes de ser pronunciados. Triste es reconocer que tampoco existiría yo son pronunciarlos.
Luisa Valenzuela
De verdad que me quito el sombrero ante ese cuento. Me encanta como cualquier tema es buen pretexto para habar a la invisibilidad que muchas veces se condena a las mujeres (porque "en boca cerrada no entran moscas" y "calladitas nos vemos más bonitas"). A todo aquel que diga que en a fantasía no caben los mensajes políticos (suelen ser vatOs) le voy a lanzar este libro a la cabeza. Igual si no aprenden nada pues ya leyeron un libro chingón.

Ya no quiero extenderme tanto pero sí hay otro cuento que quiero rescatar que es La dama del ciervo de Daína Chaviano (Cuba). Es un híbrido muy bueno entre la ciencia ficción y la fantasía, tiene ese momento "oh" en el que te das cuenta de lo que está pasando y sí se lo lanzaría a la cabeza de quien me dijera que no existe un híbrido de los dos géneros. (No soy agresiva en la vida real, sólo que de repente veo esas categorizaciones muy cañonas y gatekeeping de lo que es la literatura de género y pues me entra el instinto).

Daína Chaviano
Otras menciones de cuentos que me gustaron es La coleccionista de Tanya Tynjälä (Perú), es un cuento con muy buen ritmo y misterio; Savitri de Lola Robles (España), porque recupera cosas de la mitología de la India y esos temas siempre me llaman la atención y El libro pequeñito de Sofía Rhei (España) porque me encantan las historias con muñecas. ¿A qué tienes miedo? de Raquel Castro (México) me llevó a escenarios conocidos, cosa que destaco mucho, además de que su prosa me gusta mucho; Sin reclamo de Cecilia Eudave (México) me hizo reír y La segunda muerte de Cristina Jurado (España) me pareció muy interesante. Me gustaría detenerme aún más en cada cuento pero haría la reseña inmensa y no creo que ustedes se queden tanto tiempo para leerla.

Sí, no todos los cuentos me gustaron. Aprecio la idea detrás de Loca de Elia Barceló (España), pero el cuento me incomodo (por la manera de escribir o de tratarlo, no sé, con ese tipo de violencia siempre que leo a las latinoamericanas me parece que escribimos de la violencia sexual de otra manera, no necesariamente menos cruda, sólo... diferente), Balneario de Pilar Pedraza (España) me dejó medio aburrida y Paulina de Laura Ponce (Argentina) me pareció muy común, no malo, sólo..., quizá tenía más expectativas. Eso es mi culpa. Pero a pesar de todo, creo que es una compilación muy buena de las narrativas de lo insólito en español y que leer este libro ayuda a conocer un poco el panorama literario en el género. No sólo en la parte mal llamada "literatura femenina", como si lo que escriben las mujeres fuera cosa aparte y fuera menor a lo que escriben los escritoros, no, al género fantástico en general.

Gracias por leer la reseña y aguantarme hasta acá. Lean Insólitas.

sábado, 25 de abril de 2020

El fantasma de la casa del lago, Ana Romero | Reseña

Sinopsis: Julia y su padre se ven empujados a mudarse a una vieja casa en un pueblo que no conocen, con el paso de los días notan que una extraña presencia los acompaña en su nuevo hogar. Llena de curiosidad, y acompañada de su perro, Julia intentará averiguar más sobre la historia que envuelve a esa casa junto al lago y buscará descifrar quién es el ente que los rodea.

Leer este libro en voz alta, enterito, es una aventura. Lo leí todo completo en voz alta, sin haberlo leído nunca antes, pa' que escuchara toda la familia (las cosas que hace la cuarentena). Al final sólo acabó escuchándolo mi mamá, que no es muy dada a la literatura de fantasía, pero Julia, la protagonista, le cayó bien. Me gusta leer en voz alta. Lo disfruto mucho. (Seguro si me siguen últimamente les ha tocado escuchar mi voz leyendo). 

Total, que leí El fantasma de la casa del lago entero y voz alta y no lo puedo imaginar si no es contado. Llevaba mucho tiempo teniéndolo pendiente. Soy muy fan de Ana Romero (una de las autoras mexicanas que más me llega), aquí en el blog he reseñado Puerto libre y quería ver su aproximación a los fantasmas. Los escritores estamos obsesionados con ellos (también con los vampiros, los inmortales, la idea de la eternidad y esas cosas, cada quien sus obsesiones, claro) y son muy recurrentes en la literatura. Romántica, de terror, de misterio, fantástica. Aparecen hasta debajo de las piedras. Por eso quería leer este libro. 


Ahora sí, ya podemos hablar de él. Julia y su papá llegan a un pueblo (San Miguel) empujados por el abandono. Después de vivir en la colonia Portales y ser abandonados por Carolina (madre y esposa) que se fue a buscar sus sueños a San Petesburgo, Rusia y de pasar como año y medio en una caravana, sin nada, el papá de Julia decide que su hija se está volviendo estúpida, que no sabe nada de nada y que tiene que ir a la escuela como la gente normal.  Y acaban endeudados en San Miguel, en la casa de lago, un vejestorio rebajado mil veces, medio quemado, abandonado y en necesidad de cuarenta reformas cuando menos. A Julia no le hace gracia porque además corre la historia de que la casa está embrujada y que la habita el ahogado.


El libro, a dos voces, cuenta la historia de Julia y el Ahogado, Matías. Son dos voces muy diferentes. Julia es sarcástica, esconde en su interés inicial por el fantasma (y cuando digo interés quiero decir obsesión absoluta) el resentimiento contra Carolina (que, cabe mencionar, se fue dejando sólo un post it en el refri y ninguna explicación) y la sensación de abandono que siente. Investiga la casa, pregunta por la historia, se comunica con Matías e ignora siempre hasta cuando su mente le lleva a Carolina al frente. Una de las cosas más interesantes del libro es esta no-relación entre Julia y su madre. El resentimiento de Julia duele, porque se siente abandonada y no entiende por qué (lejos del concepto abstracto de que Carolina se fue a Rusia a perseguir sus sueños que no encontraba en una casa en la colonia Portales). Además, carga con el no encajar de todos los adolescentes (criaturas fantásticas que no entiendo ya pero que me recuerdan que la adolescencia es estar en constante estado de guerra), tiene un perro medio psíquico y vive en una casa embrujada que le produce terror. 
 

Entre sus capítulos, existen pequeños entre-capítulos en los que es El Ahogado quien tiene la palabra y poco a poco, tal como lo hace el lector, se descubre fantasma el también. Al Ahogado me encantó darle voz. Su manera de narrar y de descubrir el mundo me resultó maravillosa y toda una experiencia en esto de los libros de fantasmas. A tuiter subí un pedazo de la lectura que pueden escuchar, en mi dulce voz, acá: 
Al libro también lo acompañan las ilustraciones de Armando Fonseca, en negro, blanco y amarillo, que sirven para marcar la atmósfera del libro. Una de las cosas que más le reconozco a la editorial El Naranjo es el esfuerzo que le ponen a las ilustraciones de sus libros. Realmente son trabajos maravillosos en casi todos los casos (de los libros que me gustan) y trabajan con unos ilustradores super chidos. Me gustó mucho el trabajo de Armando Fonseca, que adora esta reseña (por supuesto). No cuesta nada imaginarse la atmósfera de la casa y del mundo de Julia viendo las ilustraciones que acompañan su historia


Ahora, para conseguir el libro en estos tiempos complicados: en Amazon está barato (no soy fan, pero por esto del precio y accesibilidad) como libro digital y estuvo gratis en la App Store de Apple (así que si tienes un dispositivo, pues... yo aprovecharía, porque yo no tengo). Lo encuentran con Editorial El Naranjo. Y por supuesto, seguro cuando acabe la contingencia, quizá se encuentra en alguna biblioteca (pero yo no sabría decirles de ese asunto ahorita). Se los recomiendo mucho. Entre sus páginas se escribe la historia de un abandono, de una muerte, de amor, de un misterio. Julia mueve los hilos de toda la historia y es una narradora francamente buena. Quizá si tuviera una queja, diría que el final, final, la última página, me hace aguas y que quizá podría haber vivido sin ella, pero todo lo demás me parece bastante redondo.  

domingo, 7 de julio de 2019

La aprendiz (Crónicas del mago negro #2), Trudi Canavan | Reseña

Sinopsis: Sonea es la única aprendiz del gremio de los magos que no proviene de una familia rica y poderosa, pero eso no le supone ningún problema mientras cuente con la protección de Rothen y Dannyl. Sin embargo, cuando empiezan a circular ciertos rumores malintencionados sobre Sonea que obligan al Gran Lord Akkarin a intervenir, la intrépida aprendiz se encuentra ante una difícil disyuntiva: ¿debe mantener oculto el oscuro secreto del Gran Lord o, al contrario, ha llegado el momento de sacar a la luz una terrible verdad?


Después de leer el primer libro tuve una sospecha. Ahora que acabé de leer el segundo libro, la confirmé: esta trilogía no debería ser una trilogía, sino un libro solito. Un tochaco, pero un libro sólo, al fin y al cabo. Noto que la trama relacionada con el mago negro es la principal y que todo lo demás es accesorio para rellenar espacio. La aprendiz es un libro muy largo para la trama que tiene (El gremio de lo magos, por otro lado, ya dije que se sintió desaprovechado en algunas cosas porque el descenlace pudo ser mejor y la relación entre las clases de Kyralia pudo haberse explotado más). Hasta ahora, la trama individual de cada libro no merece todas las páginas que le dan, parece que se va arrastrando como puede mientras el resto del libro se dedica, sí, al mago negro y al misterio que esconde. Lorlen, el administrador, Rothen (por momentos) y Dannyl, todos, están inmersos en la trama que concierne al mago negro y Sonea... bueno, Sonea está ahí. Es tan triste lo accesorio que es que por más que le han buscado que hacer, queda muy opacado por los demás. Pero a ver, como dijo Jack el destripador, vamos por partes. 
 
Sonea en este libro
Cosas que se me hubieran ocurrido a mí para que Sonea no fuera sólo un accesorio durante el libro: que se empezara o se intentara resolver el misterio de dónde viene su magia (porque es lógico que alguien se lo pregunte, especialmente ella), que su investigación sobre los pasadizos de la universidad tuviera mucho más peso, porque al final queda en nada, que se explorara más su relación con el Gran Lord Akkarin (o que investigara aunque fuera infructuosamente sobre él). Lo triste de la trama de Sonea es que se reduce al bullying. Regin, el antagonista del libro, es, al igual que Fergun, en el libro pasado, un antagonista penoso. No es que esté mal construido, porque sus motivos son muy claros (existe mucha gente como él en el mundo real, decidida a hacer que los que considera inferiores lo pasen mal) y es entendible su forma de ser, pero no pasa ser ser un reflector para que veamos lo buena persona que es Sonea. Regin es literalmente El Aluminio (¡hay un tipo de personaje que se llama así y yo no lo sabía! Lo aprendí en un video ensayo sobre Mr. Peanutbutter de Bojack Horseman), cosa que se explica acá (El Aluminio es ese personaje que existe para resaltar las características de otro, ya sea positivas o negativas; por ejemplo, Draco Malfoy es un personaje de ese tipo hasta antes del sexto libro de Harry Potter). Regin y Sonea comparten algunas características (son magos fuertes, son inteligentes, estudiosos y dedicados) y contrastan en muchas otras (Sonea viene de las barriadas, es losde y no encaja entre los magos; Regin es todo lo contrario). La presencia y actitud de Regin nos recuerda que Sonea es buena persona, que no es cruel y que desencaja en el Gremio. Como si fuera un aluminio puesto detrás de una piedra preciosa para hacer destacar un poco más sus características (y he de ahí el nombre del tipo personaje). ¿Entonces, de dónde viene mi queja?



A ver, Regin me parece un villano patético. De todo el juego que podría dar, es un personaje mayormente plano (y a ver, esto per se no es malo, que un personaje sea plano significa que no evoluciona o cambia) con motivaciones demasiado simples. Me hubiera gustado que, o fuera alguien que evolucionara (para mal habría sido muy interesante, ¿hasta dónde sería capaz de llegar para demostrarle a Sonea que no pertenece?) o que sus motivos hubieran sido más complicados y contradictorios como los seres humanos (por ejemplo, que hubiera sido más explicito el conflicto que le causa que Sonea sea buena en la magia al mismo tiempo que está convencido de que es inferior, porque así funciona el mundo). El primer libro mostraba mucho esta clase de cosas, aunque sutiles, estos conflictos interiores. Aquí es todo más blanco o negro y no hay matiz alguno (aunque bueno, yo voto porque las barriadas armen su ejército revolucionario, dinamiten el gremio y pongan a los magos verdaderamente al servicio del pueblo y no del rey) y, por eso, Regin no pasa de un villano patético y de relleno. Es relleno porque el verdadero villano (o no, quien sabe, todo es muy misterioso) es otro. La trama principal de la trilogía brilla mucho más, aunque este libro sólo se dedique al desarrollo, sin cerrar ni un sólo hilo argumentativo (por eso digo que hubiera sido mejor que toda la historia fuera un libro autoconclusivo, porque la estructura narrativa da para eso).

Yo a Regin

Bueno. Hablando de la trama principal, ahora quiero tratar cosas que mejoraron con respecto al primer libro. Dannyl tiene mucho más espacio de brillar (y Rothen queda opacado, una lástima). A través de sus ojos conocemos el resto del mundo que ha creado Trudi Canavan (que la verdad es que no invirtió demasiado en matices con las descripciones de sus reinos, pero bueno, no diré nada de eso todavía, quiero esperar a la conclusión). El personaje que acompaña a Dannyl, Tayend of Tremmelin es tremendo personaje, me encanta el desarrollo que tiene (aunque la verdad es que Trudi Canavan no sabe escribir slowburns amorosos, uno se huele desde el principio lo que está pasando, pero no hay tensión alguna y los diálogos en esas cuestiones siempre salen forzados, no sé que le impide ser más natural). Debo confesar además que me sorprendió encontrar alguna clase de representación LGBT en este libro porque no es algo común en la fantasía y me parece que Canavan tuvo mucho cuidado con como la introducía. El libro se publicó originalmente en el 2002 y en ese entonces que yo recuerde, la fantasía siempre se promovía como algo de chicos (muy muy fuertemente), todavía estábamos oyendo de cómo los libros de fantasía eran satánicos (especialmente, este tipo de libros, que hablaban de magia negra y esas cosas) y los libros con contenido LGBT nunca eran para jóvenes. La trama que toca esos temas es interesantes y creo que da para el debate y, sobre todo, nos muestra un panorama diferente en la literatura fantástica al que conocemos ahora (donde existen libros como The Priory of the Orange Tree, por ejemplo). 

Por otro lado, Dannyl es el personaje por medio del cual exploramos cosas que tienen que ver con la magia y el pasado del Gran Lord Akkarin, lo cual vuelve su trama de lo más interesante. Agrega cosas al mundo que ya conocemos y pues, todo bien por ese lado. Akkarin es un misterio y un personaje muy críptico, necesito saber mucho más de él. Y cuando digo mucho es mucho. Justo si el tercer libro me da mucho material me encantará. Pero necesito información, estoy así:

  
Bueno, ese es el libro, un extraño desastre narrativo lleno de relleno, que arrastra sus tramas como puede. Voy a acabar la saga porque pues ya sólo me falta un libro y no pierdo nada. Pero que quede claro que yo dinamitaba Kyralia porque es un sociedad con todo lo malo que tiene una sociedad de clases (o sea, Canavan la armó muy bien) y eso es justamente lo que me gusta. En el fondo se puede adivinar alguna crítica, aunque por como la esritora maneja el tema, no espero un cambio muy significativo para el final de la saga, a ver con qué me sorprende. Esta vez no se si recomendarles el libro porque admito que hay cosas que tienen potencial, pero les juro que se me hizo super cuesta arriba leerlo todo y sufrí un poco porque sentía que la trama de Sonea no servía para prácticamente nada (no me equivoqué, aunque fue un alivio ver que le ayudaba aunque fuera a desarrollarse un poco como personaje) y porque todo el mundo iba dando tumbos por ahí con la excepción Dannyl. Por cierto, hay un misterio de asesinatos, pero ni lo menciono porque no tiene prácticamente ninguna relevancia en el libro (considerando el tiempo y las páginas que les dan), supongo y espero que serán para la secuela.

Nos vemos en la próxima reseña.